Sangre, asfalto y acero

El mediodía murió durante el paso entre las montañas al abandonar la carretera principal. Ahora la tarde comienza su turno entre amenazantes nubes de tormenta y lluvia acida. El "regalo del cielo" dejo de ser una bendición para convertirse en la perdición de todo ser viviente porque ahora beber agua de un charco u otra fuente caída del cielo significa la muerte lenta por envenenamiento.

El camino secundario entre las montañas los llevo hasta las ruinas de una antigua represa del viejo mundo. Allí los primeros sobrevivientes del nuevo mundo habían fundado un pequeño poblado que prosperó algunos años pero con la llegada de la lluvia mortal todo acabó en muerte y destrucción al llegar los Robapieles y las demás tribus de carroñeros. Todo concluyó con la destrucción de la represa y ahora la sequia y la aridez representa el paisaje dominante.

El guerrero de la carretera les trajo hasta aquí por un sendero escarpado y difícil de transitar. El único motivo fue ganar algo de tiempo contra los Robapieles y la furia de El Dios de la carretera, sanar sus heridas, alimentarse y reparar sus bólidos de acero. El extraño guerrero como de costumbre vuelve a distanciarse del grupo hasta alcanzar una torre cerca del camino de salida.

Los vehículos se encuentran al final del poblado y la vista panorámica les otorga la ventaja ante los posibles ataques de los incursores. Siempre y cuando alguien vigile.

El interior de aquel colectivo parecía el puto matadero de alguna película de clase B de los viejos tiempos pensaba el bueno de Frank mientras rodeaba el vehículo dispuesto a ingresar.

La sangre, las vendas, el olor a carne chamuscada e incluso un lunático que se creía chaman asaltaron los sentidos del Dr Frank cuando finalmente llego hasta el vehículo.

Se sentía extrañamente bien, ¡bastante mejor a decir verdad!, era como si la adrenalina hubiese potenciado su factor curativo o al menos anulado en parte el dolor que sentía hasta hace tan solo unos minutos atrás.

Por qué ¡sí!, solo habían pasado unos minutos desde que había terminado el combate, pero en lontananza ya se veía nuevamente la nube de polvo de los robapieles que aún seguían cazándoles.

El Dr se disponía finalmente a ingresar al colectivo cuando el guerrero de la carretera hizo nuevamente gala de su poética forma de expresarse con estas cuidadas palabras:

Quien sale de la carretera queda a su suerte. No tengo más chismes para detener a los Robapieles. Síganme por las montañas o serán un blanco fácil en el desierto. ¡Vamos!

Frank le vio partir con la incredulidad marcando sus facciones – ahora más barbudas si se quiere -, y mientras pensaba.

¡Que te follen mamon!, como si hubiera hecho una puta mierda por el convoy.

KROON, le grito entonces al dueño de Gringer, Sombra ESPERAME ANTES DE IRTE, y acto seguido, ingreso al colectivo.

Me curo el pie como puedo y me hago un vendaje compresivo. Dolía como si me estuviesen mordiendo el pie 2 mastines pero al menos podía caminar.

Escucho la voz de speedy, bastante débil. Me acerco a ella. -Mira mi dedo.- digo mientras miro sus ojos, como no tengo linterna a mano, tapo y dejo pasar la luz, para ver como reaccionan sus pupilas. Al terminar sonrío ligeramente. -Vale, parece que no tienes traumatismo craneoencefálico, algo es algo... Descansa, por ahora estamos seguros.-

Bajo del autobús y observo el lugar.

-¿Quién tiene buena vista? Que vigile por favor. ¿Quienes necesitan curacion y quienes saben curar? vamos...- miro algún lugar donde crea que se pueda estar cómodo.- Allí y vamos a ver si clasificamos a los heridos y los curamos...-

Me arrastro con mis cosas hasta allá y me pongo a currar.

¿Quiénes necesitan curación y quienes saben curar?

Las oportunas palabras de Genmu detienen a Frank cuando se dispone a subir al bus.

Yo, dice cansado al otro, necesito algo de curación y un poco de agua si tienes.

Se le nota serio, está claro que no le gusta lo que sus ojos ven, ya que contrario a lo que se piense, el Dr respeta lo suficiente a algunos de los miembros de su tribu, como para preocuparse por sus estados.

Cuando termines conmigo, le dice a Genmu mirándole finalmente a los ojos, intentare ayudar a quienes están heridos.

Kroon aparcó su V88 cerca del acantilado. Salió y estiro las piernas y se desperezó. Luego miró al interior del vehículo donde Sombra y Frank parecían haberse hecho amigos. Por un momento se temió ver a la pantera con los labios pintados. 

-Venga, abajo-dijo sonriente mientras abría la puerta trasera del vehículo-.

Sombra casi pasa por encima de Frank para salir. Eran muchas horas metida ahí dentro y se sentía como un gato enjaulado. Al tocar suelo y como si fuera un reflejo de su amo, estiró primero los cuartos delanteros y luego los traseros. Miró a los lados para reconocer el terreno, olfateó y gruñó y se quedó mirando a Kroon. 

-Vamos. Ve. -le indicó este acompañando a sus palabras con un gesto de cabeza-.

La pantera se alejó al trote y Kroon como siempre, se la quedó mirando.

Luego se acercó hacia el guerrero de la carretera. 

-El camino es bueno. Enhorabuena. Por aquí no podrán meter esa locura que escupe fuego. ¿Y ahora qué?

Noté el peso de una gigantesca roca oprimiéndome el pecho, estaba recuperando poco a poco el sentido, balbuceando palabras incomprensibles, probablemente algún tipo de penosa y asustadiza plegaria a cualquiera de esos falsos dioses que adoraban los mediocres en un pasado.

Parpadeé rápidamente y con la mirada borrosa, admirando lo que parecía el techo de un cochambroso autobús. Allí tendida en un polvoriento asiento escuché lo que parecían las voces de gente familiar-arrghpuh- escupí un gargajo lleno de sangre y arena sin fuerzas quedando colgando de mi barbilla, para después, tragar saliva y comenzar a hiperventilar por unos instantes.

-Es.. estoy.. biuaen- dije de sin recuperar el sentido por completo con una mueca dolorosa y lastimera. No podía moverme, con cualquier minúsculo movimiento de mi cuerpo sentía un intenso dolor, como si un elefante gigante se sentase sobre mi pierna partiendo mis huesos en mil pedazos o como si me clavasen la lanza de Longuinus en las costillas.

Estaba completamente empapada de sudor mezclado con mierda de la carretera y sangre, estaba sintiendo mi cuerpo cada vez más, sincronizando mi creciente consciencia con aquel creciente e intenso dolor. Un gesto tan simple como quitarme el casco y las gafas de aviador me resultó una tarea hercúlea, tras conseguirlo me percaté de que había perdido un meñique de la mano.-O..  otra… otra vez no- dije entristecida al comprobar mi nuevo muñón a la vez que me incorporaba con mucha dificultad.

Estaba tiritando y asustada, solo acerté a tapar mi sangrante muñón con la mano, acto seguido me dejé caer al pasillo del autobús, en ese momento solo deseaba estar muerta, la vida para mí ya no tenía sentido, mis ojos comenzaron a ponerse llorosos, parecía un mapache atropellado y macabro.-"Resilencia, Resilencia"- pensé de forma automática, casi como la de un programa informático que ejecuta su tarea predeterminada. Apreté los dientes, era una mujer dura, no sabía cuánto tiempo de vida me quedaba pero aun así debía proteger a mi familia.

Me arrastré como una sucia culebra moribunda por el pasillo, dejando un rastro de sangre y dolor pero ni siquiera aquel dolor podía romper mi determinación. Al llegar al final del autobús intenté llegar a la ventanilla apoyándome en el asiento asqueroso y carcomido, algo tan simple me costó muchísimo puesto solo tenía un brazo verdaderamente operativo, pero solo llegué a subir al asiento medio cuerpo.

-¿Eh.. ehhstais bi bien? ¿e.. Estamos todos vivos?- Pregunté aliviada y después horrorizada al comprobar el estado de algunos compañeros de la tribu.

-Jajajajajaja- reí entre cuajarones de sangre esputados de mi boca con nerviosismo sobre el asiento. –Esos montones de mierda no pueden con… con nosotros jajaja- mi lamentable y lloroso rostro contrastaba con una sonrisa.

-Creí que por un momento había despertado en el puto paraíso jaja, pero hasta la muerte es así de ingrata… ¡qué martirio!- ¿Qué… que ha pasado?, ¿Dónde leches estamos?- dije algo sorprendida por cómo se desarrollaban los acontecimientos.

-¿Es..táis bien?- insistí para después empezar a toser con fuerza mientras encontraba una postura para incorporarme.

Poco a poco me estaba recuperando, incluso hasta permanecer sentada aunque no comprendía mucho lo que había sucedido. Nos encontrábamos en el autobús que parecía un hospital por la cantidad de heridos que había en él.
En un momento Genmu regresa a revisarme, lo cual hago caso a sus consejos y permanezco descansando en mi lugar, quisiera saber como estaba bicho y Rose también luego de todo este incidente, aunque a esta última la escuché recién desde la puerta.
Preocupada por su salud me incorporo padeciendo el dolor de las quemaduras hasta que me doy cuenta de que solo llevo mi ropa interior, avergonzada me quedo sentada esperando a que regrese Genmu y me consiga algo de ropa como así también agua y comida.
-¿Bicho dónde estas?- pregunto en general esperando una respuesta de quien estaba llamando.

Colt:

Miro por las ventanas, buen dios gracias por el pequeño respiro que nos otorgas, bien sabes que tu rebaño lo necesita, pienso para mí pero se escapan de mis labios las palabras en un murmullo.

Después me siento en uno de los asientos, abro como puedo una de las latas de comida, es una lata de sardinas en aceite rancio, unas sardinas que hace tanto tiempo que nadaron por última vez que ahora no la quieren ni los gatos.

Escucho atrás en el autobús, donde están los heridos, toses y gemidos de estos que se acomodan como pueden para recuperarse, arriba en el techo escucho ahogados golpes que supongo es Van Zan acomodándose junto a su Lulú para protegernos como “el ángel vengador” que es ahora.

Sin terminar la lata, pues no tengo tanta hambre, me levanto y se la pongo al lado a Dread mientras le digo con una sonrisa amigable, igual tienes algo de hambre Sr. Dread, te dejo esto aquí esta media lata para que se alimente mientras conduce.

Tras una breve respuesta, me dirijo hacia el final del autobús donde están los heridos, antes de llegar a ellos veo a Sandy como duerme plácidamente en un asiento, tapada un poco por una vieja y agujereada manta, con el arco a su lado y unas latas que observo antes no tenía y ahora no se separa de ellas. Sigo hacia atrás y primero me acerco a la chica que lleva un arma por pierna y la observo un poco con rostro serio pero amable, mis ojos van desde su pie asta sus ojos observando su figura rota y arañada por las heridas.

Entonces ella comenta entre toses:

-¿Es..táis bien?- insistí para después empezar a toser con fuerza mientras encontraba una postura para incorporarme.

No se incorpore por favor, no está en condiciones de levantarse y necesitamos que esté lo mejor posible, giro mi rostro hacia la luna trasera, si ellos vuelven a alcanzarnos la necesitaremos, termino diciendo.

Como sigue tosiendo intento echar mano a mi cantimplora pero recuerdo que Topanga la usaba en las heridas del pobre quemado que llevaba mascara de gas. Voy a ver si consigo algo de agua para Ud. señorita y así liberarla un poco de la tos que atenaza sus pulmones. Mi voz es dulce como si hablara con una niña, e intento que no se note mi preocupación por las heridas que la rodea.

Me levanto de su lado y busco con la mirada al joven de la máscara de gas, lo encuentro aún durmiente con la cara vendada, a él también le rodean heridas por todo el cuerpo, en especial en el brazo; olores a pus y a algo que fermenta sobre su piel, algún mejunje que le puso Topanga, ahogan cualquier otro olor a su alrededor. Como duerme sigo adelante cruzándome con un hombre vestido de mujer que entró antes en el autobús pidiendo agua, sin pararme pues no tengo agua para el-ella-ello, sigo adelante sin decirle nada pues mi rostro busca con la mirada una cantimplora, botella de plástico, o algún tipo de utensilio que contenga agua para calmar la tos de la joven.

Llego hasta donde está Topanga, ¿Sr. Topanga quedó algo de agua después de que usaras mi cantimplora? Es mi pregunta implorante a lo que me contesta que no y que no lo moleste que está trabajando.

Como veo que no voy a conseguir nada de beber para la joven al menos por ahora, y tras observar como un joven se cura un pie, me acerco a la chica envuelta en mantas y que rescatamos quemada del coche siniestrado. Clavo mis ojos en su mirada azul y veo lo bonita que en otro tiempo fue con toda seguridad. Observo las quemaduras de su rostro, justo sobre sus cejas y como hace estas que los ojos azules subrayen su tez, como dos óvulos cargados de un zafiro azul mar.

-¿Bicho dónde estás?- pregunto en general esperando una respuesta de quien estaba llamando.

La escucho llamar a alguien y me acerco para contestar con voz suave y dulce, no sé quién es bicho, pero todos los que estabais en el coche estáis de momento vivos y en el autobús. Tras mis palabra, la observo durante unos segundos, sus ojos parecen cansados y su rostro dolorido. No tengo agua para darle pues se gastó toda en aliviar el dolor del joven de la máscara de gas, hago una pequeña pausa para que lo asimile un poco y termino diciendo, pero tengo algo de comida, ¿quieres que te traiga algo de comer?

En ese momento veo como Topanga se retira del asiento donde está mi bolsa de comida e intuyo que ha tomado “prestada” alguna lata. Lo dejo pasar porque sé, por lo poco que lo conozco que siempre que coge algo es para repartirlo entre los heridos y no para apropiarse simplemente de ello.

Se acerca al joven inconsciente y saca de una bolsa unas hojas que mete en un cuenco y tras poner alguna cosa más, prende fuego a todo, lo apaga con un paño sucio y mohoso. Con el humo que sale del cuenco, se pone a ahumar al joven, las hojas que ha quemado parecen verdes y estriadas, tiene tallos con hojas opuestas en la base y alternas en el resto, las hojas crecen con números impares de "dedos" o palmas (hoja de la marihuana descripción cogida de internet).

Después vuelvo mi mirada a la joven quemada y la miro esperando oír si va a querer comer algo.

Jack "Topanga”:

Veo pasar al cura a mi lado y como va hablando u observando a los heridos, lo vi acercarse a Dread y darle una lata de comida y veo que deja la comida en su bolsa, me cruzo con él y me pregunta si tengo algo de agua sobrante de la cantimplora a lo que le contesto, no, la gasté toda en ayudar a uno de los heridos y deja ya de preguntarme cosas que tengo mucho trabajo por hacer, mi tono es gruñón pero es mi tono siempre, así que supongo que todos están acostumbrados.

Cuando se aleja de la bolsa de comida tomo “prestada” una de las latas por si algún herido necesita comer algo.

Me acerco a bicho y veo que aún está inconsciente y que su rostro presenta un fruncimiento por el dolor que debe estar sintiendo así que para aliviarlo decido quemar unas hojas de maría, hecho algo de pólvora, solo unos granos y prendo fuego a las hojas del interior del cuenco, elevo una oración al gran espíritu que lo alivie.

Tras ahumarlo un poco, meto las hojas de maría en otro cuenco más grande, y le añado algo que huele a colonia (nenuco), y le hecho un buen chorreón de wiski y empiezo a majarlo con una piedra gris terminada en una cabeza de perro o coyote.

Yo wayAh eh eeOh oo uh
Gah kah geh...

Son las palabras que salen de mi boca una y otra vez hasta al menos nueve o diez veces pero siempre en el mismo orden mientras mis ojos permanecen cerrados, tras terminar cojo un pañuelo ya sucio pero que en otro tiempo debió de ser de mujer y color salmón, lo pongo en los labios de Bicho y cuelo el oscuro líquido que hay en el cuenco para que trague solo este.

Tras terminar con Bicho me acerco a Rose y acaricio su mejilla para que me mire, mi sonrisa amable, se nota forzada pues no estoy acostumbrado a sonreír pero al menos lo intento.

Te vas a poner bien Rose solo son heridas tu eres más que un poco de carne, tu eres un espíritu libre, un espíritu que nos guía en este camino hacia la salvación de nuestra raza.

Tras decirle eso me saco la lata y la pongo a su lado abierta para que coma si lo necesita, luego cojo vendas y hago una especie de bolsita a la que meto unas plumas que en otro tiempo fueron de Njöror y que al caerse las tomé "prestadas" para futuras curas, una aún luce en mi cabeza coronando mi larga trenza. Saco el ungüento que hice antes de socorrerlos y tras untar bien la mezcla de vendas y plumas en este, froto con suavidad a Rose a la vez que vuelven a salir palabras de mis labios de un tono tan bajo que se pierden en el ronroneo del hospital móvil.

Molotov Sandy:

Aprovecho para dormir ya que el día está siendo largo y aún solo estamos a mitad pero el sueño y la huida desde las cruces hacen que el cansancio me recoja en sus soporíferas garras.

Elijah Dread:

Gracias páter, digo al ver la lata de comida en el pequeño mostrador que tiene el autobús, la como con avidez y por ultimo enciendo los motores otra vez. Conduzco como si el demonio nos persiguiera… pero ahora que lo pienso es que el demonio sí que nos persigue, así que mi lucha comienza otra vez volante en mano contra la carretera para huir todo lo que podamos de los robapieles.

Van Zan:

Me acomodo mirando hacia el culo del autobús, observando mientras acaricio con el cariño de un enamorado a Lulú y voy observando el coche de Kroon siguiéndonos cuando nos ponemos en marcha, miro y espero que me vea y le hago la señal de afirmativo con la mano (puño cerrado y pulgar hacia arriba).

Voy caminando en espiral sobre la gran concha de la caracola eterna, veo sus antenas enormes a lo lejos, voy completamente empapado de su baba sagrada..... las cucarachas de colores revolotean cerca de mi cabeza y todas cantan con chillones zumbidos:

Yo wayAh eh eeOh oo uh
Gah kah geh...

De repente una horda de moscas cubre el cielo violeta y se meten a mi nariz..... cientos de ellas ....pero no siento dolor al contrario parece que se esfuman dentro de mí y su aleteo me reconforta.

Se forma una langosta enfrente de mí y me tapa la boca con su pata.... me ordena chupar..... su sabor es fuerte y dulce.... de repente todo desaparece... estoy en la nada y un gran coyote se para enfrente de mí, me aúlla y yo entiendo perfectamente.... El coyote toma forma de hombre y mientras abro mi ojo bueno veo al Sanador Shaman Topanga enfrente de mí .... no se da cuenta que despierto y camina hacia otro herido....

Mientras me incorporo para quedar sentado, el cuerpo me duele, pero por alguna extraña razón me siento relajado.... escucho a lo lejos la voz familiar de Speedy preguntando por mí - mmmSpemmdy, Smmpeemy, Spmmdy, Speedy- respondo apenas logrando articular a través de todos los vendajes de mi cara -Speedy!!- volteo hacia los lados reconociendo a los viejos amigos del camión, veo a mi piloto Speedy en muy mal estado pero viva, veo a Genmu bajar del camión, escucho reír y toser a Rose, me incorporo lentamente, a través de la ventana veo a la señorita Frank y a Kroon, regreso mi vista al camión y no puedo creer lo que veo: -MI GRANJA, MIS LARVAS, ESTÄN VIVAS!!!!!- paso de la relajación a un estado de euforia (aún no entiendo porqué).

Mi cerebro ya no reconoce el dolor, tomo mi bolsa de latas riendo y con lágrimas de la emoción.... Voy con todos en el camión.

Aunque está dormida voy con Sandy y la beso dejándole baba en la frente...-SMUAAACK Gracias por salvarnos!!!

Me acerco al Shaman y le doy un gran abrazo dejándole la ropa embarrada de los aceites que creo que él mismo me puso -Coyote sagrado estoy en deuda eterna contigo!!-

Voy hacia la presencia imponente del sacerdote que está con Speedy y Rose, -Padreeee!!!, NO es el día de mi juicio, he sobrevivido a dos volcaduras - me hinco ante él y le beso la mano dejándole mugre, sangre y saliva, JAJAJA no es mi juicio todavíaaa!!! sin pensarlo camino hincado hacia Speedy y la abrazo y beso en la mejilla con mucha alegría, -Speeeeeedy estamos vivos!!- la suelto de inmediato pensando en que la puedo lastimar- espera... tengo algo especial para la ocasión- digo mientras busco en mis latas la más preciada de todas, una lata oxidada y bien cerrada con alambre, la destapo y meto el dedo en ella.... saco mi dedo lleno de miel de abeja, aunque no es el color ambar de una miel nueva, tiene la consistencia y todo el sabor, con cuidado retiro las abejas muertas de mi dedo y se lo ofrezco con cuidado a Speedy- Toma amiga para que recuperes tus fuerzas-, cuando le doy dos "cucharadas" con mi dedo, la abrazo nuevamente para dejarla descansar.... y voy con Rose, con las vendas de mi mano limpio un poco de sangre de su boca y repito la dosis de beso/abrazo/alimento con el dedo -Miel para el alma- la abrazo nuevamente y me como un poco de miel con todo y abejas.

Me levanto con la misma euforia y ahora me dirijo a todos -Vengan, vengan al banquete de Bicho, mis latas se acaban hoy, no hay mañana, coman la proteína, coman me lo dijo el gran caracol en sueños, TODOS moriremos... pero lo haremos con el estómago lleno- ofrezco todo el contenido de mis latas a todos.

El extraño guerrero como de costumbre vuelve a distanciarse del grupo hasta alcanzar una torre cerca del camino de salida.

 Pero antes que se aleje del grupo...

Kroon

Luego se acercó hacia el guerrero de la carretera. 

-El camino es bueno. Enhorabuena. Por aquí no podrán meter esa locura que escupe fuego. ¿Y ahora qué?

El motor del poderoso Interceptor del Guerrero de la carretera ronroneaba plácidamente en espera de más gasolina que le diera la potencia necesaria para llegar hasta la colina pero su dueño permanecía solemne frente al volante y respondía a Kroon sin apartar la mirada del camino. La respuesta apenas fue un susurro cubierto por el sonido del motor del vehículo en marcha. Con suerte el único en escuchar aquellas palabras fue Kroon. 

Luego el Guerrero de la carretera se aleja hasta su refugio apartado del resto. 

La respuesta apenas fue un susurro cubierto por el sonido del motor del vehículo en marcha. Con suerte el único en escuchar aquellas palabras fue Kroon. 

La locura escupefuego nos sorprenderá en la carretera. Allí aguardan por nosotros. Nos harán salir de aquí por la fuerza, ya lo veras. Él empleara a sus cuatro jinetes del Apocalipsis. Seguramente ya los has visto cuando acudían a tu villa por el diezmo. – luego el Guerrero de la carretera se aleja hasta su refugio apartado del resto. 

A medida que transcurrían los minutos mi cuerpo comenzaba radicalmente a tomar su forma natural de recuperación, las quemaduras serían un triste recuerdo de aquel episodio en donde perdí el control conduciendo, pero lo que mas duele son las marcas internas que te quitan hasta el aliento. La carretera abusa de una como si fuéramos una ramera, nos despoja de todo y nos tira como si no sirviéramos para nada. Por suerte el destino o la magia del universo nos da una segunda oportunidad, una tercera y vaya a saber cuantas más, a fin de cuentas revives en cada instante pero mueres poco a poco por dentro.

Una voz me devuelve a la condena de mi realidad, era un sacerdote, apuesto y cordial. - Me encuentro bien padre, gracias. Bicho es mi amigo, al igual que Genmu. Ellos venían conmigo en el auto que no sé donde está.-  le respondo amablemente sin dejar de mirarlo a los ojos. Cuando me ofrece comida asiento esbozando una sonrisa adolorida pero sincera.- Se lo agradecería mucho y algo de ropa si no es mucha molestia. - necesitaba algo de inmediato para levantarme e ir por Rose y Genmu, a este último le debía algo. 

Intento sentarme en el lugar sin tocar demasiado los vendajes, continúo en ropa interior y me incomoda. Agarro una manta y me tapo, pero no dejo de pensar que no me servirá de mucho. Por suerte Bicho un tanto especial, mas de lo normal se acerca a mi para ofrecerme alimento. Recibo sus besos sonriendo y le devuelvo el abrazo, era una persona que quería mucho porque siempre estaba ahí para mi al igual que Genmu o Rose. - Gracias Bicho, me alegro de que estés mejor. - le digo en un tono animado mientras abro mi boca y saboreo la miel. - Mmm muy rica, gracias. -era agradecida por su intento de que me alimente. 

Como no soportaba estar quieta, me incorporo a duras penas y envuelvo mi cuerpo con la manta. Busco a Genmu primero ya que Rose estaba saboreando los dedos con miel de Bicho. Al verlo que se encontraba afuera, camino muy despacio hasta colocarme a su lado. - Genmu... -  solo alcanzo a decirle para luego acercarme y darle un efímero beso en sus labios, tenía sentimientos hacia él desde hace unos años y en algún momento anhelaba confesárselo, no sabía si iba a vivir otro día mas y por lo menos me quedaría con aquel recuerdo guardado en este roto corazón hasta el día que me toque partir al valhalla.

Me incorporé y no dije nada para agradecer la atención y los cuidados que me prestaban mis compañeros, pero no era difícil para alguien avispado notar que aquellos gestos amables me conmovían hasta el punto de hacerme apretar los labios y mirar hacia arriba para no dejar más lágrimas escapar de mi retina.

La miel estaba deliciosa era lo mejor que había probado en años, el masaje de indio era algo desconcertante pero de alguna forma notaba que me estaba sanando con sus manos milagrosas.

Comí solo un poco de la lata para dejar a mis compañeros, realmente me estaban haciendo recobrar el ánimo, después de todo empezaba a darme cuenta que seguía siendo una mujer muy afortunada, me iba a poner bien y con suerte tendría oportunidad de cuidar de ellos también como ellos lo hacían conmigo.

-No soy una experta pero creo que me he roto la pierna y puede que alguna costilla, no puedo mover el hombro y sería conveniente cauterizar mi muñón- dije a Topanga observando como Jessica besaba a nuestro doctor. –Creo que mi amigo está ocupado con otros heridos- dije invitando a Topanga a mirar el beso con un movimiento de cabeza.

-¿Puedes ayudarme tú?- pregunté al indio sintiéndome un poco más recuperada.

Busqué la mirada de Jessica sin decir nada, esperé a que me mirase  para levantar el pulgar felicitándola por aquel beso como buenas amigas, Genmu era un buen partido.

-No creo que pueda utilizar mi M16, a alguien le interesaría cambiar un arma más pequeña y manejable por mi prótesis, os aseguro que os traerá mucha suerte- dije de buena gana y en general.

Mientras vienen doy un trago de agua a mi cantimplora. No me queda mucha...

Escucho mi voz y me giro. Veo a Speedy, frunzo el ceño, debería estar descansando. Se me acerca, mucho. ¿Qué haces?

Iba a decir, no me da tiempo. Me da un ligero beso. Noto un cosquilleo que recorre todo mi cuerpo. Me quedo mirandola a los ojos. No digo nada, no hay necesidad de palabras. La cojo con suavidad y le devuelvo el beso, pero este es un beso bastante más largo.