Partida Rol por web

¡Madre!

¡Madre!

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25/03/2008, 17:48
Director

La noche había caido cubriendo con un manto negro estrellado el poblado, que se sumergía en la oscuridad como cuando se hunde una lanza en el agua al intentar pescar un pescado. Los tambores comenzaron a zonar en lo que se podría decir que era el centro del poblado, un espacio libre de cabañas y con una hoguera en el centro que rompía con su luz la noche. El olor a madera quemada y a hierbas aromáticas desprendían su olor festivo como era costumbre en esta época del año se mezclaban con las palmas y canticos de los que allí se remolinan.

En Afar, siempre que se oyen tocar unos tambores, se daba por sentado que alguien estaba bailando. En esta ocación no era para menos. El ambiente era de esas veces que casi todo el poblado acudía a la celebración. Al igual que en el resto de las culturas cercanas, en la cultura afar, las danzas tradicionales están intimamente relacionadas con las fases de la tierra, como cambios de estacion, desgracias naturales, etc, y también con las fases de la vida como un nacimiento, una iniciacion, un matrimonio, una muerte...

Existen gran variedad de ritmos según la celebración, pero esta noche celebraban un nacimiento, un nacimiento que se había hecho hace ya bastantes años. Era un nacimiento de una leyenda, pues nadie recuerda el tiempo donde vivió y creció la criatura de la cual era perteneciente esta celebración. Esta festividad se remonta tanto tiempo en el tiempo, que era dificil decidir cuantas miles de estaciones habian pasado.

Los bailarines realizan sus movimientos en cierto modo improvistos al rededor de la candela. Moviendo sus pies cuando salta y jugando con sus caderas, sus piernas y sus cabezas, que se mueven con ligeresa y flexibilidad al ritmo de los tambores que resuenan por todos lados.

Este era el baile más importante de todo el año, una ofrenda al jefe de la tribu, al descendiente del que libero a la tribu del hambre y de las enfermedades, el descendiente de la leyenda. Los hombres forman un círculo grande al rededor del fuego, ataviados con sus escudos y sus lanzas, dando vueltas alrededor del fuego, observandolo y sólo girándo sobre sus pies, al pasar al lado del lugar donde descansa el jefe para seguidamente seguir bailando alrededor del fuego. Las muchachas bailan dentro del círculo que forman los hombres, formando otro círculo de menor tamaño y muy cercano al fuego, donde va surgiendo un bailarín joven que es el líder y el que marca la evolución del baile y dirige los cantos. Encarna a la leyenda y es considerado un niño prodigo y va ataviado con piel de leopardo.

La descripción del baile lo pondré cuando termine la partida, porque ahí se recreará lo que ha acontecido en ésta

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25/03/2008, 18:13
Taban Gaysaa

Taban Gaysaa observa el baile detenidamente con su mirada mientras descansa en el suelo. El olor aromatico que desprende el fuego es absorvido con fuerza por sus fosas nazales, que ya, le cuestan saborear esos placeres. Sabe que cuando termine el baile le tacará a él seguir con la fiesta, contando la historia de lo que sucedió en la leyenda.

Era el más anciano del poblado y su deber era hacer que perdurase la leyenda, que el cuento pasara de generación en generación, tal y como le había llegado a él. Posiblemente, éste año, sería el último que podría contarlo, asi que estaba nervioso y decidido a poner enfasis en la interpretación de éste, para que su sucesor recordará la historia para el año que viene.

¿Quien sería el que le siguiese en esta labor? Miro a los presentes, y no supo decir con certeza quien sería de todos, pero sólo deseaba que la leyenda continuara viva, como lo había hecho él hasta este momento.

Sus fuerzas van decayendo y cuando el baile termina, todos se aproximan a él. El olor a sudor se mezcla con el polvo y el dulce del fuego. Las mujeres engendradas con el don del hijo son las que más cerca estaban de él. Eran hermosas aún en su vejez como algunas se encontraban. Amplios collares cubrian todo su cuello.

Su voz temblorosa comenzó a hablar y se sorprendió a si mismo. Estaba realmente nervioso.

Vamos a contar la leyenda, vamos a viajar.

Los presentes, sobretodo, los niños pequeños, que se sentaban en el suelo, con sus cuerpos esqueleticos y una sonrisa sincera se acercarón más a aquel viejo que hablaba gritando.

Si, la leyenda ¡Empieza!

Taban Gaysaa no pudo reprimir una sonrisa en sus cansados labios. Su voz temblorosa volvio a sonar rotunda, en la noche amartillada de estrellas luminosas.

Si. Voy a contaros la leyenda. Voy a contaros...

Hiso una pausa y su cuerpo temblo en una especie de tos. Se sentía mal y viejo, pero aquello era muy importante, asi que reunió fuerzas suficientes para seguir hablando.

...como el niño nonato... Aqui pondré una frace cuando termine la partida

Hiso una nueva pausa y todo el mundo se silenció, espectante de volver a oir como todos los años, aquella historia que como parte de la fiesta, debía ser escuchada.

Un hombre se casó con una mujer y ella concibió a un hijo. Este hombre era hijo de nuestro jefe Diira Maro (abeja merodeadora) y gemelo del que asumió el cargo de jefe tras la muerte de Diira Maro. Ese hombre se llamaba Lubbi Kuu Takl.

El niño creció en el vientre de su madre, que se llamaba Aboro kuu dabee, hija de Inaa Balo de la tribu amiga cercana hasta que llego el momento de dejarlo caer en la Madre Tierra.

La escasez de agua era aguda y el hambre se extendía. Había muertos en la tribu, que se dejaban comer por animales carroñeros a la entrada de nuestro poblado.

Tal y como la constumbre indicaba, Aboro kuu dabee debía de tener su neonato en el seno de la tribu de su madre, asi que partio hacia allí junto a su marido.

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25/03/2008, 21:08
Aboro kuu dabee

A'boro kuu dabee, flor de fuego, era una mujer joven casi una niña, cariñosa y dulce, pero a la misma vez fuerte y con caracter. Su padre eligió su nombre pues a su madre le encantaba mirar el fuego en las largas noches de invierno mientras amamantaba a la pequeña, la tercera de 6 hermanos, y la primera mujer en nacer. Además, curiosamente en su tobillo izquierdo lucia una marca de nacimiento, un lunar oscuro en forma de flor.

Estaba embarazada ya de 38 semanas, por lo que el parto estaba ya muy próximo, de hecho podía llegar en cualquier momento. Siguiendo las costumbres de su pueblo, tendría que emprender un duro viaje de vuelta a la casa de sus padres donde daría a luz con la ayuda de su madre y volver con el hijo sano que había de nacer.

A'boro kuu dabee se levantó aquella mañana muy cansada, dolorida, pesada... su enorme barriga ya no le permitía dormir bien, por el dia no paraba de trabajar a pesar de que en su estado hubiera sido mejor el reposo y el descanso, pero... la mala época que vivía el poblado no era para que una mujer joven dejara de lado sus quehaceres diarios.

Además estaba preparando su viaje de vuelta a su tribu, y tenia que dejar todo preparado para que su marido no notara su ausencia. (podia buscar otra mujer que le hiciera las tareas y eso sería muy mal visto para ella)

A pesar del sueño, del cansancio, A'boro estaba excitada, feliz, contenta, volvía a casa, a su familia, con su madre y sus hermanos, con sus amigas de la infancia y por supuesto, vería al fin la cara de su hijo, de su primogénito, era tan feliz que se olvidaba del duro viaje y de las muertes y hambres que estaba pasando en la aldea de su marido.

A'boro tenía facilidad para llevar adelante cualquier tarea, además era siempre positiva y cualquier mala racha era enfocada para algo bueno y asi salía de ellas tan feliz como a ellas habia llegado.

El día de partir sería mañana, hoy habia que dejar todo dispuesto. La aldea ya era un hervidero de gente en sus tareas, los animales salían a pastar, los niños correteaban ya por el lugar, los hombres comenzaban sus rituales para partir a buscar agua y comida.

A'boro salió de la tienda, un tenue sol estaba allí para recibirla, un olor a humo y arena le dio en la cara, antes solía oler a carne cocida, o en salmuera, ahora apenas había para comer una vez al día. Tampoco se oía el chapoteo del agua en el racionamiento matutino, hacía tiempo que nadie tenía agua, y la poca que habia se repartia enseguida de encontrarse. no se esperaba a la mañana.

Lubbi Kuu Takla seguía en la tienda, siempre era ella la primera en salir para traer lo que pudiera encontrar para desayunar. Aunque también hacia unos días que no tomaban desayuno ya que no habia nada que llevarse a la boca.

Mañana habrá Luna llena, mañana partiré a mi hogar!!! Podré ver a Madre otra vez!!!! cuanto la echaba de menos....

Ese pensamiento la reconfortó por dentro, a pesar que su estómago rugió deseoso de ser llenado pronto.

Corrió hasta la zona de almacenamiento en busca de algo para su marido, sabía que era poco probable encontrar algo pero llevaba haciendo ese ritual desde que llegó a la aldea de Takla así que lo hacía cada mañana sin falta antes de que Lubbi partiera.

Rebuscó sin éxito entre las pieles y los cuencos, todo vacío. Otro día más que volvía con las manos vacías. Sin embargo, antes de irse... volveré a probar

medio enterrado, cubierto de arena y pelos de los animales había un trozo de carne, carne ahumada y seca, más tiesa que un palo, pero de un olor delicioso. A'boro lo olío llegando casi al éxtasis y lo frotó para quitarle la porquería. después lo chupó todo lo que pudo para que quedara limpio y algo más jugoso, aprovechando cada lametazo para degustar el sabor aumado.

Después lo escondió bien entre su falda y corriendo volvió a la tienda con su esposo.

Marido! Marido! mira!! le mostró orgullosa su desayuno.

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25/03/2008, 22:58
Lubbi Kuu Takla

Lubbi Kuu Takla permanecía arrodillado justo enfrente del cuerpo maltrecho de su Padre. Como cada día ambos salían de caza para poder alimentar el poblado junto a varios hombres, los mas fuertes y capaces del pueblo, entre los que no se encontraba Amo Kuu Takla, mi hermano gemelo, el no estaba hecho para la caza, el había nacido para pensar, Padre siempre lo decía y era obvio que tenía razón. Amo siempre permanecía en el poblado pensando sistemas para economizar los recursos, buscando formas de almacenarlos y que no se desperdiciaran cuando no eran necesarios, siempre decía que algún día los recursos se terminarían, que nada era ilimitado, pero todos nos reíamos de el cuando le oíamos. Eran tiempos de abundancia.

Pero ese día de caza fue un día que Lubbi nunca olvidaría, y cada día recordaría en sus sueños mas profundos, fue el día en que murió su Padre y todo sucedió delante de sus ojos y sin que nada hubiera podido hacer. Todo parecía ir como siempre, habíamos cazado ya algunos animales, pero algo frente a nuestros ojos capto nuestra atención, una manada de antílopes bebían de un pequeño arroyo. En total debía haber unos veinte, suficiente como para alimentar el poblado durante un par de semanas, eran una buena presa y no debíamos desaprovecharla. En ese momento tan solo estábamos yo y tres hombre mas ya que Padre junto con el resto de afareños habían ido en búsqueda de mas presas.

Decidí tomar la iniciativa, con el miedo de si esperábamos a Padre la presa huiría, craso error. Indiqué a los hombres que avanzaran sigilosamente hacía que los antílopes estuvieran en el punto de mira de nuestros arcos, todo iba perfecto, hasta que el primer disparo salió de mi arco, un antílope se desplomó al ser impactado por el certero flechazo, entonces la manada empezó a huir despavorida al ver nuestra presencia y como los arcos empezaban a lanzar sus flechas en sus direcciones, pero lo antílopes no fueron los únicos que nos vieron. Una manada de elefantes se acercaba a nosotros a toda prisa despavoridos, presas del miedo que les había provocado nuestra presencia y la lluvia de flechas, no los habíamos visto, y eso que Padre siempre decía que debía vigilar cada rincón, que hasta el animal mas grande podía pasar desapercibido si nuestros ojos no prestaban atención, y así fue ...

Salimos corriendo de la trayectoria que marcaban los elefantes pero tropecé con una rama que había en el suelo torciéndome el tobillo. El suelo temblaba cada vez mas fuerte, parecía un terrible terremoto, no había nunca vivido uno, pero siempre había imaginado que sería similar a eso. La manada de elefantes se acercaba, y todo lo que pude hacer fue ponerme de pie, no pude moverme un paso, veía como se acercaban hasta que cerré los ojos, creía que así sería menos doloroso, y así fue ... tan solo note un empujón y como mi cuerpo impactaba contra el suelo. Continué con los ojos cerrados ... todo había terminado, pero no había pensado nunca que la muerte no me hiciera sentir nada de dolor. Abrí los ojos, Padre siempre decía que cuando los abriera vería a mis antepasados, pero lo que vi al abrir los ojos me aterrorizo por completo.

A unos metros de mi, Padre estaba tendido en el suelo. La manada de elefantes se alejaba dejando una nube de polvo tras de si, pero no solo se llevó eso, también se llevo la vida de mi Padre con ellos. Allí estaba el cuerpo maltrecho de Padre, estaba pisoteado y no respiraba ...

Me levanté omitiendo el dolor que sentía en el tobillo, pero sentía un dolor mucho peor que ese. Unas punzadas de dolor atravesaban mi corazón justo cuando me arrodillé delante suyo ...

¡No Padre! ¡Abre los ojos Padre! ¡No puedes dejarnos Padre! ¿Que será del poblado sin ti? ¿Que será de mi y de hermano sin tus sabios consejos? ¡Padre abre los ojos! ¡Padreeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!

Las lagrimas brotaban de mis ojos y se fundían con la sangre derramada de su cuerpo. Los demás hombres miraban la escena formando un círculo a nuestro alrededor y murmuraba unas últimas palabras al que fue el líder del poblado durante muchos años, y que ahora nos dejaba como un héroe, defendiendo a su hijo de una muerte segura, y lo pago con la suya ...

En ese momento todo desapareció sumiéndose en una absoluta oscuridad. De un sobresalto me desperté y los primeros rayos de sol iluminaron mis ojos llorosos, todo había sido una pesadilla. La pesadilla que se repetía noche tras noche desde ese día.

Miré alrededor mio pero todo lo que mis ojos pudieron comprobar fue que A'boro kuu dabee no estaba allí. Como cada mañana mi mujer siempre salía en busca de provisiones para desayunar y llenar mi barriga de alimentos para poder afrontar un nuevo día de caza. Pero últimamente las cosas se habían complicado, apenas quedaba comida y agua. Los animales ya no merodeaban la aldea ya que al no haber agua estos había huido en búsqueda de tierras mejores, y los pocos que aún quedaban pronto eran presas del calor y sucumbían siendo presa por los buitres de la zona que esperaban a que estos fallecieran.

La situación era preocupante, pero Hermano aún no había transmitido la preocupación al poblado que que decía que eso aún empeoraría las cosas, que el miedo les haría hacer cosas impensables y que el poblado pronto desaparecería. Hasta el momento Amo Kuu Takla tan solo decía que pronto los animales volverían, que esto ya había sucedido años atrás, y que todo se arreglaría pronto, con las primeras lluvias, pero estas hacían meses que no llegaban ...

Marido! Marido! mira!!

A'boro llego corriendo a la tienda con una sonrisa que mostraba sus blancos dientes. Era una mujer bonita por lo que había oído decir, pero ahora su barriga hacía menguar su belleza, aunque desde que la barriga empezó a crecer su sonrisa cada vez era mas intensa y su alegría iba en aumento a pesar de los dolores que sufría. A'boro deshizo su falda mostrando un trozo de carne ahumada.

Pero a pesar de la alegría con que había traído el trozo mi expresión fue la misma como si hubiera llegado con las manos vacías, a la fin y al cabo ese era su deber, y lo único de lo que debía preocuparse durante las horas de sol.

En apenas unos instantes el trozo que A'boro había traído había quedado reducido a la mitad debido al hambre que tenía ya que últimamente muchos días no teníamos que llevarnos a la boca y el día anterior fue uno de esos, por lo que mi apetito era grande. A'boro observaba como comía y a cada bocado ella me mostraba una sonrisa. Finalmente cuando quedaba la mitad del trozo de carne ahumada le dije con un tono de voz que no expresaba ninguna emoción ...

-Este trozo es para ti mujer ... debes comer para que nuestra criatura sea fuerte y sana ...

Sin decir nada mas me dirijo hacía la salida de la tienda pero justo antes de salir le digo ...

-Me voy a cazar ... creo que hoy será un buen día, la brisa es fresca y atraerá a los animales ...

Dí un paso mas hacía la salida de la tienda pero antes de salir me vuelvo a girar y le digo a A'boro ...

-Mañana partes a tu poblado ... ¿está todo preparado para mi?

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26/03/2008, 13:17
Aboro kuu dabee

-Este trozo es para ti mujer ... debes comer para que nuestra criatura sea fuerte y sana ...

sin perder la postura ni la sonrisa de alivio cojo el trozo de carne y lo muerdo con fuerza, tengo dientes fuertes pero hace dias que no comen nada duro asi que se resienten un poco. el pequeño trozo desaparece en unos segundos de mis manos.

ummm... delicioso... debe ser antílope.

Sin decir nada mas mi marido se dirije hacía la salida de la tienda pero justo antes de salir me dice...

-Me voy a cazar ... creo que hoy será un buen día, la brisa es fresca y atraerá a los animales ...

a lo que asiento con una sonrisa.

Da un paso mas hacía la salida de la tienda pero antes de salir se vuelve a girar y me dice:

-Mañana partes a tu poblado ... ¿está todo preparado para mi?

Si, Marido, todo está dispuesto. voy a levantarme para mostrarle la parte de la tienda que donde he dipuesto todas mis cosas, pero una punzada en la parte baja de la espalda me hace retorcerme de dolor y perder el equilibrio a media altura, con lo que caigo sobre el costado izquierdo como un gran saco de grano.

AH!

me quejo un instante en el suelo, pero intento girar mi cuerpo para evitar la mala postura y mostrar a mi marido que no ha sido grave, pero un segundo pinchazo me atraviesa la columna vertebral dejándome inmóvil por unos segundos.

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26/03/2008, 18:39
Lubbi Kuu Takla

Un grito de dolor precedía el desplome de A'Boro al suelo, se intentó incorporar como si nada hubiera sucedido pero una nueva punzada de dolor la dejaba inmóvil en el suelo ...

Me quedé estupefacto justo en la salida de la tienda sin saber como reaccionar, era curioso ver como alguien podía desplomarse sin recibir un impacto pero no era la primera vez que había visto como una mujer se desplomaba por culpa de el embarazo ...

Mi mente se transportó unos años atrás, los primeros años de mi vida en los que Madre aún vivía entre nosotros. Yo y Amo Kuu Takla fuimos los primeros de muchos hijos que tuvieron Padre y Madre, pero los dos somos los únicos que permanecemos en vida. Fuimos los únicos que nacimos lo suficientemente fuertes como para poder afrontar la dura vida en Afar. Madre muchas veces tenía que descuidar sus asuntos debido a sus fuertes dolores que sufría en el embarazo, a veces hasta tenía que reposar estirada en la tienda largos días. Decía que era un dolor insufrible, que los hombres nunca podríamos soportarlo ... pero Padre se reía al oírla ... y decía que si las mujeres no eran capaces de cazar quería decir que los hombres seríamos perfectamente validos para llevar niños en la barriga, entonces Madre siempre salía llorando, pero Padre nunca iba tras ella, sabía que volvería ...

De nuevo mi mente viajo hasta el presente y A'boro seguía tumbada en el suelo intentando incorporarse bajo mi atónita mirada. Finalmente me dirigí hacía ella pasando su brazo derecho por detrás de mi cuello y la ayudo a levantarse para luego incorporarla en el colchón de plumas de halcones. Una vez tendida y recuperada de sus dolores le digo ...

-Debes ir con cuidado Mujer ... criatura podría hacerse daño ... digo mientras acaricio el vientre de A'boro suavemente intentando curar algún daño que pudiera haber sufrido la criatura ...

-Mañana no podrás partir sola ... si te cayeras como ahora tu y criatura seríais presa de las hienas ... me quedo un instante pensativo buscando alguna solución hasta que digo de nuevo ...

-Un cazador del pueblo te acompañará hasta tu poblado ... ahora no hay mucha caza y hay hombres que no tienen presas que cazar ... uno de ellos te acompañará ...

De nuevo me dirijo hacía la salida de la tienda y en el mismo sitio que me había quedado anteriormente me giro de nuevo y le digo ...

-Después de la caza volveré y hablaré con hermano para ver quien enviamos contigo ...

Después de decir eso me quedo esperando por si A'boro quiere decir algo antes de que me vaya ...

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26/03/2008, 19:15
Aboro kuu dabee

Una vez tendida y recuperada gracias a la ayuda de mi marido escucho sus palabras.

-Debes ir con cuidado Mujer ... criatura podría hacerse daño ... dice mientras me acaricia el vientre suavemente intentando curar algún daño que pudiera haber sufrido la criatura. Siento su mano caliente sobre mi vientre, aspera, fuerte... sonrio.

Después ordena que alguien me acompañe en mi viaje. mi corazón comienza a latir muy fuerte.

NO!!! debo ir sola, no puede venir nadie más. Es mi momento, mi ritual, nadie puede alterarlo.

Antes de salir espera mi respuesta...

Marido! digo mientras me pongo en pie (esta vez lo consigo) y me acerco a el, aunque no le miro a los ojos, mantengo agachada mi cabeza y miro sus manos. Desde siempre las mujeres de las tribus afar hemos realizado este viaje solas, nada debe interrumpir nuestra meditación ni nuestra unión con la Madre tierra!!! eso podría traer la desgracia de nuestro hijo y de nuestra tribu!!! por no decir la mia..., le termino susurrando.

no puedo oponerme a su decisión, espero que lo comprenda, es mi momento...

Recuerdo como siendo niña veía a las mujeres volver en Luna llena para dar a luz, era un motivo de alegría, el poblado entero lo celebraba esa misma noche en cuanto el llanto del bebé rompía el silencio de la llanura. Muy pocas veces no llegaban al poblado y alguna vez el hijo nacía muerto, también... recordó a la hermana de su madre, a veces moría la madre al dar a luz. Pero la mayoría de veces bailaba con mis hermanas frente a la gran hoguera que celebraba el alumbramiento. La madre era tratada como una reina, y por dos dias todos se ocupaban de cuidar de ella. Si además era su primogenito, la fiesta era aún mayor.

es mi fiesta... es mi momento... yo seré la... "hermanada con la Madre Tierra" en pocas noches... tengo que hacerlo así, y podré ver a mi hijo...

Marido!! soy fuerte, podré hacerlo y volveré con tu hijo fuerte y sano. intenté dedicarle la mejor de mis sonrisas aunque hacía tiempo que creía que no le influyeran tanto como a mi las suyas.

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26/03/2008, 23:02
Lubbi Kuu Takla

La expresión de mi rostro apenas había cambiado con cada una de las palabras de A'boro. Si antes me había parecido ver a Madre en ella ahora todo esto había cambiado. Madre nunca había tomado una decisión ni había nunca propuesto nada que pudiera ser contradicho por Padre. Pero A'boro era diferente a Madre, no cabía duda de ello, ella solía proponer cosas y eso no era de mi agrado, y mucho menos de Padre. Siempre me decía que las mujeres solo servían para tener hijos ... y enfurecía cada vez que A'boro proponía alguna de sus ideas.

A pesar de las negativas por mi parte y las de Padre a sus ideas ella nunca dejaba de mostrar una sonrisa y obedecer nuestras órdenes como era su deber, y nunca se había atrevido a echarnos en cara una mala decisión nuestra, ni que ella hubiera propuesto otra idea que hubiera fructificado.

Marido!! soy fuerte, podré hacerlo y volveré con tu hijo fuerte y sano ...

Estaba mas decidida que nunca, y su ímpetu en ello la había conseguido levantar a pesar de las muecas de dolor que expresaba a cada gesto que hacía, pero estaba claro que ella quería cumplir con sus tradiciones, pero ... ¿y las mías? ...

Me gire por completo clavando mis ojos oscuros en los suyos fundiendo nuestras miradas en una sola ...

-¡No A'boro! dije de forma contundente sin llegar a alzar la voz demasiado mientras avancé un par de pasos hacía ella hasta llegar a estar justo enfrente suyo donde nuestros alientos chocaban el uno con el otro ...

-¡No iras sola! ¡No arriesgaré a mi hijo! ¡Esta criatura será el líder del poblado! Y no dejaré que arriesgues su vida y que sea presa de las hienas ... ¡Un hombre te acompañará! ¡No se hable mas!

Me la quedé mirando dejándole claro con la propia mirada que no había lugar a mas discusiones sobre el tema ... iría acompañada dijera lo que dijera ...

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26/03/2008, 23:35
Aboro kuu dabee

Sentí su voz cabreada y subida de tono en mi cara.

Quería gritarle, llorar, patalear, pegarle incluso. Pero…

Como Marido diga, así se hará.

Sin embargo mis ojos comenzaron a llorar sin poder evitarlo. Mi pecho se hinchaba y parecía a punto de explotar, pero tenía que aguantar, no podía verme llorar.

Qué podía hacer??? Mis lágrimas ya corrían abundantes por mis mejillas y mi mirada era lejana. Pero sentía aun su aliento sobre mi frente.

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26/03/2008, 23:45
Lubbi Kuu Takla

Como buena esposa que era, A'boro había acatado mi decisión sin rechistar, sin pronunciar una sola palabra mas que pudiera molestarme, pero las lagrimas que recorrían sus mejillas dejaban claro que esa situación la superaba, la abrumaba ...

Poco a poco sus lagrimas eran mas intensas y algunas ya humedecían el árido suelo que pisábamos, aún no la había visto llorar nunca, no delante mío ... aunque sabía que alguna vez lo había hecho a escondidas de mi ... pero era la primera vez que la veía llorar. De nuevo su imagen volvía a recordar a Madre, pero con la diferencia que A'boro no había salido corriendo, se había quedado estoicamente frente a mi mostrando sus sentimientos, aunque no fuera con palabras los hechos significaban mucho mas.

Pero las lagrimas de A'boro no tenían ningún efecto sobre mi, estaba acostumbrado a ellas y según Padre lo único que significaban eran que las mujeres eran débiles, suerte que Padre no me vio el día que el murió ... si hubiera visto lagrimas en los ojos de su hijo me hubiera cortado el cuello seguramente. A'boro seguía derrochando lagrimas en el suelo, seguramente esperando algún gesto de afecto por mi parte, algún gesto de consuelo, algún gesto de amor ... pero este no iba a llegar, no lo hacía Padre por lo que yo tampoco iba a hacerlo ...

-Me voy a cazar ... volveré a la hora de comer ... dije secamente girándome en un rápido gesto y alejándome en dirección al centro del poblado donde varios hombres esperaban que apareciera, y una vez llegué allí estos me tendieron una lanza y un arco con un carcaj lleno de flechas.

Antes de partir a la zona de caza volví mi cabeza hacía el poblado, en busca de mi tienda, donde cada día encontraba a A'boro sonriente despidiéndose de mi ... pero esta vez nadie se asomaba en la tienda.

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27/03/2008, 00:00
Aboro kuu dabee

Mis lágrimas saladas recorrían mi dulce y suave rostro.

Estás llorando? Estás llorando pequeña flor? Así solía llamarme...

Padre!! Me he caído y he roto el cántaro de agua. Se ha vertido.

Pero queda aun dentro?

Si queda. Pero no suficiente. Además no podré traer más. Está roto.

Ven pequeña flor.

Me acerqué a mi padre con el culo del cántaro y la poca agua que quedaba en él. Él bebió lentamente la poco agua que quedaba y me retorno el cántaro roto.

No debes desperdiciar tu llanto, sabes? Tu lágrimas son gotas de rocío que Madre Tierra puso en las mujeres para sanar a los hombres.

Si?? Pregunto la niña sorprendida.

Si pequeña flor, o acaso no ves a las mujeres del poblado llorar cuando alguien muere o es herido durante la cacería.

Si… decía la niña con todo su cuerpo a la vez.

Es porque esas lágrimas son para acunar a sus seres queridos y darle las fuerzas necesarias para curarse de sus heridas. Si las desperdicias ahora qué harás cuando tu marido enferme o se desgarre la piel???

Oh!!! La cara de la pequeña era un poema.

Mira pequeña flor, solo has de coger otro cántaro y volver por más agua. No es nada por lo que debas llorar.

Pero Padre! Salen solas… no puedo pararlas.

Pues has de hacerlo. Una mujer solo ha de llorar para curar. Si no hay nada que curar, debes guardar tus lágrimas.

Y que hago si salen? Dijo mirándose las manos embarradas de arena y lágrimas.

Pues solo dos cosas podrás hacer pequeña flor, dárselas a tu marido y que haga lo que crea con ellas o esconderlas en una pequeña vasija para cuando sean necesarias.

SI! Dijo dispuesta. Eso haré. Cuando ellas quieran salir solas las guardaré para curar a mis hijos y mi marido cuando lo necesiten.

Corriendo recogió los restos del cántaro y los dejó en la zona externa de la tienda. Cogió un nuevo cántaro y se dirigía rumbo al riachuelo de nuevo para traer el agua para su familia (una magnífica caminata de 4 horas), pero antes…

Padre! Quieres tú alguna de mis lágrimas ahora?

No pequeña mía. Yo ahora estoy bien, sonrió. Y recuerda, solo tu esposo puede verte llorar o la Madre Tierra te las quitará.

Si!, dijo limpiándose los ojos llorosos y corriendo rumbo al riachuelo.

Una leve sonrisa volvió al rostro de la joven cuando recordó las palabras sabias y tiernas de su amado Padre.

Pronto le vería de nuevo… pronto.

Sin embargo, ni sabias palabras ni tiernas fueron las de su marido. Ella lo sabía, sabía que no llegarían, ni el abrazo que tanto añoraba, ni el apoyo que tanto anhelaba, sabía que no llegarían. Lubbi no era su Padre, ni siquiera era de su poblado, era un cazador, era un hombre joven y fuerte, vigoroso, pero al igual que su familia era temeroso de las mujeres. Casi las evitaba por completo, sobretodo a la suya.

-Me voy a cazar ... volveré a la hora de comer ... dijo secamente girándose en un rápido gesto y alejándose.

Solo era un mujer debía pensar. Y sus lágrimas solo la hacen fea y débil. No era como Padre, el era bondadoso y… el amaba a Madre… la respetaba, y por eso, ella le respetaba aún más a él.

Pero Lubbi no respetaba a A’boro, solo era su mujer.

A’boro quedó allí, llorando, sin poder reprimir espasmos de su cuerpo que le gritaban que se fuera de allí corriendo, que volviera a casa, a su hogar, con su familia, que si la reconfortarían en estos momentos.

Allí quedó sola, como se sentía desde su casamiento y su viaje a la nueva aldea.

Allí quedó… como lo había estado desde que se casara con Lubbi Kuu Takla, sin nada mas que ella misma y su soledad.

Aquel día no salió a despedirse. Ni siquiera podía moverse después de aquello. Todas sus ilusiones se había visto truncadas por una sola frase.

-¡No iras sola!

Todos sus sueños. Su ritual. Su momento especial. Todo había sido destrozado por aquel hombre al que debía obedecer.

A’boro siempre tomaba las cosas con alegría y energía, pero aquel día, el día antes de su viaje, era todo oscuro y triste y la añoranza de su Madre y su familia crecía cada vez más fuerte en su interior.

Estuvo mucho rato de pie llorando. Hasta que pudo moverse y se acercó a sus enseres personales, donde guardaba un trozo de piel de cabrito con el que se secó las lágrimas.

esconderlas en una pequeña vasija para cuando sean necesarias.

Recordó a su Padre. Cuantas veces intentó guardar de niña las lágrimas en una vasija…

Volvió a guardar oculta la piel y trató de serenarse para poder continuar con sus tareas antes del viaje. Viaje que ahora no le alegraba de ningún modo, pues el hecho de compartir algo tan íntimo como su “hermandad con la Madre Tierra” con un extraño, la hacía sentirse sucia y vacía.

Aún así acudió a todas sus tareas diarias, como la limpieza de la tienda y la recogida de hierbas aromáticas y comestibles. Ni siquiera el horrible dolor de espalda que tenía pudo evitar que estuviera sonriendo y cantando con las otras jóvenes del pueblo, mostrando su cara más amable y alegre, pero mucho más relajada y comedida de lo que estaban habituadas.

A la hora de comer como todos los días, esperaba a Lubbi en su tienda, con todo lo que pudo recoger preparado, una sopa caliente a base de agua, algunas hierbas y un trozo de raíz. A la espera como siempre de lo que su marido pudiera traer para meterlo en la olla.

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27/03/2008, 16:15
Lubbi Kuu Takla

Antes de partir de cacería con los hombres eché una última mirada atrás buscando con la mirada la sonrisa de A'boro despidiéndose de mi en la tienda de campaña, pero esa última mirada me devolvió una tienda vacía, sin nadie en el exterior mostrando su amor y deseando la mejor de las suertes a aquel que se va a enfrentar a la dureza del desierto y las altas temperaturas, por no decir también a las criaturas hambrientas del desierto que cada vez se volvían mas peligrosas aunque en menor cantidad.

Me giré mirando el brillante sol que asomaba sobre nuestras cabezas y disfrutaba con cada pequeña brisa que refrescaba nuestros cuerpos ya sudoroso a pesar de no haber echo ejercicio alguno.

Pero hoy era un día diferente, hoy no era tan optimista como los otros días, algo dentro de mi me inquietaba, algo que alguna vez había sentido pero nunca había encontrado el motivo por sentirme apesadumbrado, pero hoy tenía claro el motivo por el que me sentía así, y ese motivo eran las lagrimas derramadas por A'boro. Sabía que había actuado bien, como siempre me había dicho Padre, como el trataba a Madre, era lo correcto, pero esa sensación de inquietud que sentía me extrañaba, quizás Padre también la sentía ...

Debe ser normal, ya se me pasará ... pensaba una y otra vez dentro de mi intentando convencerme que había actuado como un buen hombre con su mujer.

Poco a poco yo y los cuatro hombres que me acompañaban nos adentramos lentamente en el largo desierto que se mostraba frente a nuestros ojos, apenas podía alcanzar con la mirada el final de este, tan solo veía sol y arena, arena y sol, aunque si el aire fuera visible veríamos unos pequeños hilos de aire que levantaban dulcemente la arena del desierto formando unas dunas perfectas que a su vez parecían desplazarse formando unas olas de arena. Aunque este aire cada vez era mas seco y mas caluroso, cada vez mas difícil de soportar. Lo que al principio era de agradecer cada vez era mas insoportable y mas angustioso.

Los cinco seguíamos atravesando el desierto siguiendo los mismos pasos de siempre, buscando nuestra zona de cacería, una pequeña laguna escondida rodeada de palmeras, el sitio mas fresco del desierto, allí donde los animales solían apaciguar la sed y el calor de todo el día, el sitio perfecto para cogerles desprevenidos, pero cada vez había menos y no había tantas palmeras como años atrás, lo que antes era un gran oasis había quedado reducido a una pequeña mancha azul y verde rodeada de desierto. Pero si cada vez había menos animales, también había menos hombres dispuestos a aventurarse al duro desierto, muchos habían muerto, y otros tantos estaban enfermos y ya no eran capaces de soportar un día de solo como el que hacía hoy.

Eran tiempos difíciles ... alguna vez Padre nos contaba la historia del Padre de su Padre, y que también vivieron una situación similar a la que ahora vivíamos nosotros, pero era muy diferente oír una historia que vivirla. Nunca había pensado que las cosas pudieran llegar hasta donde estaban llegando.

El poblado se sentía confuso y Hermano ya no sabía que decir y hacer para que el pueblo no descubriera lo que realmente estaba pasando. Les decía que pronto pasaría, que los brujos profetizaban grandes lluvias y época de abundancia ... pero esta época nunca llegaba y cada vez mas la esperanza se perdía dejando lugar a la inquietud y la desesperación de ver como cada día costaba mas poder llevarse algo de alimento y de beber.

Finalmente llegamos al pequeño Oasis que se mostraba antes nosotros, yo le llamaba Siin Kuu Le, Sueños de agua, pero este en contadas ocasiones contenía animales ya que la poca agua que quedaba ya no era de ese azul brillante que reflejaba el solo y el cielo en su interior, sino que era un agua embarrada que ni la mas desesperada hiena era capaz de beber. Pero nosotros nunca perdíamos la esperanza de encontrar algún animal perdido.

Nos acercamos sigilosamente tratando de no asustar algún animal que pudiera encontrarse bebiendo, pero igual que los últimos días y el último mes, lo único que había allí era el agua y las cada vez mas secas y escasas palmeras que lo rodeaban. Nos miramos los unos a los otros con los rostros tristes por no haber encontrado nada pero en ese instante unos pequeños matorrales se movieron justo detrás nuestro y tanta era nuestra desesperación por encontrar algo que rápidamente nos volvimos y corrimos gritando hacía ese matorral, pero al acercarnos a el un buitre salió volando de el perdiéndose en el horizonte. Tras de si un pequeño antílope perdido y enfermo estaba tendido detrás de los matorrales, pero tan solo quedaban los huesos ya que el ávido carroñero se encargo de no dejar nada.

Los cinco nos volvimos junto a nuestra frustración de nuevo al poblado con las manos vacías y un evidente cansancio encima. La vuelta fue rápida y no nos dijimos nada salvo cuando llegamos al Poblado que nos despedimos hasta el día siguiente.

Antes de ir a la tienda a probar los alimentos que A'boro hubiera podido prepararme me dirigí hasta la tienda donde se encontraba hermano, entré en ella decidido y lo encontré en su silla con la mirada perdida, seguro que estaba pensando que debíamos hacer, que solución había a nuestros problemas. No se dio cuenta de mi presencia hasta que me puse frente a el y le llame por su nombre ...

-Amo ... hermano ...

Este me devolvió el saludo con un leve gesto con la cabeza, con su mirada me preguntó como había ido la cacería pero mi respuesta fue la que esperaba aunque no deseaba.

-Ya no quedan animales hermano, y el poco agua que queda ya casi no se puede beber ... no tenemos que nada que llevarnos a la boca y el pueblo ya no se cree que haya solución ... la gente enferma y muere hermano ... ya no nacen criaturas sanas y fuertes ... y mueren al poco de nacer ... ¿que debemos hacer hermano? ¿Que haría Padre?

Amo me respondió con la misma pregunta, no sabía que podíamos hacer. A pesar de ser el mas inteligente de los dos no sabía que podíamos hacer para tirar el poblado adelante ... y el momento de contarles la verdad se acercaba, no podíamos valernos por nosotros mismos ...

-Estamos en manos del destino Amo ... y ese destino parece que nos aguarda algo nada deseable hermano ...

Mi hermano se levantó de la silla y me puso una mano en el hombro, su mirada igual que la mía se clavo en mi, los dos estábamos frente a frente, parecíamos dos gotas de agua reflejadas en un espejo y tan solo los ropajes nos distinguían el uno del otro ...

Pronunció unas palabras, unas palabras que nunca mas olvidaría, el sabía que no me gustaría oír eso, pero no nos quedaba otra opción para sobrevivir ...

-Esta bien hermano ... así será ... dije con cierto disgusto y frustración ... para luego despedirme de el y dirigirme hacia la tienda donde mi mujer me esperaba ...

Pedir ayuda ... nosotros ...

No dejaba de negar con la cabeza a cada paso que avanzaba hacía la tienda ...

Pedir ayuda a la familia de A'boro ... que gesto de debilidad ... en manos de una mujer y su familia ... pero no hay otra opción ...

Finalmente mis pasos me llevaron hasta la entrada de la tienda pero justo cuando iba a entrar el corazón me dio una punzada junto con un evidente sobresalto. Entonces me di cuenta que la sensación de inquietud que había sentido al irme y no ver a mi mujer aún seguía dentro de mi. Las piernas se me volvieron pesadas como si no quisieran entrar y no encontrar a Mujer de nuevo llorando. Casi arrastrando las piernas y agarrándome en la tienda finalmente entré y dije ...

-A'boro ... he llegado ... mi tono de voz no era el mismo de siempre, sonaba apagado y triste ... y curiosamente era la primera vez que utilicé su nombre para dirigirme a ella ...

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27/03/2008, 17:40
Aboro kuu dabee

-A'boro ... he llegado ...

Ah! Se sobresaltó la muchacha, se giró y miró a su marido. Ha dicho mi nombre? Una mezcla entre alegría y amargura salió de su boca al darle la bienvenida. Por supuesto ella nunca osaría llamarle por su nombre, aunque cuando pensaba en él si lo hacía.

Bienvenido. ¿Cómo ha ido la… ver sus manos vacías le respondía a la pregunta, así que se volvió y miró su sopa, sopa caliente a base de agua, algunas hierbas y un trozo de raíz.

Aparté costosamente la olla del fuego y azoré las brasas para que se fueran enfriando. Después me levanté a coger los cuencos que había preparado sobre la estera que hacía las veces de mantel. Mi cansancio y mi tristeza seguían aflorando en mi cara. Hoy no había sonrisa de bienvenida ni palabras agradables a pesar de las manos vacías.

Me senté en el suelo de costado gruñendo suavemente a cada movimiento de mi cuerpo y tomé el cuenco para meterlo en la olla y servir la sopa.

Puse el cuenco con sopa delante de mi marido y asentí. Luego tomé otro igual para mí. Estaba caliente para tomar todavía asi que estuve mirando como el agua manchada soltaba vapor y como se movía al vaivén de mis soplidos.

A’boro a comer!!! Gritaba siempre mi Madre cuando era niña. Y todos los hermanos corríamos a comer con Padre y Madre. Durante las comidas a veces Padre no estaba, porque había ido a cazar o a la recolecta. Pero en la cena, siempre nos contaba una historia interesante sobre hombres y mujeres extranjeros y de otras lejanas tierras, o sobre increíbles animales.

Con Lubbi las comidas y las cenas eran siempre iguales, en silencio o mandándome callar cuando intentaba contarle alguna noticia de mi aldea o de la suya.

Aquel día ni siquiera intenté decir algo. No tenía fuerzas y si hablaba… si lograba decir algo... sería que QUERÍA IR SOLA A MI RITUAL DE HERMANDAD CON LA MADRE TIERRA. De nuevo mis ojos se pusieron vidriosos, el vapor de la sopa y los sentimientos contenidos no hacían sino empeorar mi sufrido dolor amargo y secreto.

Sin embargo, una breve mirada a mi marido y un suspiro cambió mis intenciones. Sus ojos estaban contenidos como los míos, no creo que fuera a llorar, pero se le veía triste y apagado, no venía con la energía de otros días y sus movimientos con el cuenco y al sentarse fueron torpes también. Yo me debía a mi marido y eso estaba ante todo y ante mí.

Marido… susurré… estás bien? Pareces cansado? Puedo hacer alguna cosa por ti?

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27/03/2008, 21:28
Lubbi Kuu Takla

La sopa caliente parecía que reconfortaba poco a poco la extraña sensación que sentía, pero tan solo fue una imaginación mía ya que al volver a ver los ojos llorosos de A'boro el corazón me dio un nuevo golpe que recorrió todo mi cuerpo como si fuera el peor de los venenos de las serpientes del desierto ...

Hundí mi mirada en el cuenco de sopa evitando su mirada. Hoy no había esa sonrisa blanca que caracterizaba a A'boro, hasta hoy no le había dado importancia pero la echaba en falta, su alegría siempre conseguía animarme en los momentos difíciles y en los momentos de tristeza que últimamente eran mas abundantes que los felices, sin duda la situación del poblado no ayudaba a que hubiera momentos felices ya que la escasez de alimento apagaba nuestros ánimos y ilusiones, y mas si cabe en la de un cazador, acostumbrado a traer comida para su familia, y ahora no podía hacer ni eso, ni tan siquiera podía asegurar la supervivencia de su familia ni la de el mismo ...

Hermano tiene razón ... debemos pedir ayuda ... tragarnos el orgullo y pedir ayuda ... pensaba mientras saboreaba las últimas gotas de sopa ...

Marido ... estás bien? Pareces cansado? Puedo hacer alguna cosa por ti? susurró con su dulce voz A'boro. Su voz era tan diferente a la del resto de mujeres, era suave y dulce y el tono de voz que utilizaba aún la hacía mas cautivadora. Padre decía que las mujeres escupían veneno cuando hablaban dulcemente, que no debíamos escucharlas ya que nos harían hacer cosas en contra de nuestra voluntad, pero a mi no me parecía tan terrible como Padre decía ... hasta me gustaba su voz.

-No A'bo ... Mujer ... dije levantando mi mirada de nuevo hacía ella observando sus ojos que aún parecían un espejo que reflejaba los míos debido a las lagrimas recién caídas.

-Estoy bien ... dije haciéndome el fuerte ... -Pero el poblado ...

Un tenso silencio se hizo en la tienda ya que ni yo estaba acostumbrado a explicar cosas a A'boro ni ella estaba acostumbrada a oír cosas que no fueran órdenes ...

-El poblado está en peligro Mujer ... como bien sabes hay escasez de alimentos y de agua. Apenas quedan provisiones para un mes. La gente enferma y muere al cabo de poco tiempo ... las criaturas mueren al poco de nacer y los pocos que sobreviven son débiles. He hablado con Amo Kuu Takla ... esas palabras que venían a continuación se me hacían costosas de decir, y toda la tristeza de mis anteriores palabras desapareció mostrando un tono de voz como si hubiera sido derrotado ...

-Sin ayuda ... la gente morirá Mujer ... necesitamos ayuda y hemos decidido pedirla a tus Padres. Tu poblado no sufre escasez como sufrimos nosotros, ellos pueden prestarnos ganado y la suficiente agua como para poder esperar a las lluvias.

Finalmente las palabras salieron de mi boca para luego silencio para que A'boro pudiera asimilarlo todo ...

-Mañana partiremos hacía tu poblado, en lugar de ir un hombre contigo vendré yo ... y hablaré con tus Padres ...

Estas últimas palabras habían sonado como siempre, como una orden que no podía ser reprochada ni replicada, aunque de todas formas me quedé mirando a A'boro esperando su respuesta.

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27/03/2008, 22:40
Aboro kuu dabee

A’boro no estaba acostumbrada a escuchar explicaciones de su marido, pero el tono derrotado con el que hablaba la tenía embelesada. Normalmente era autoritario en sus palabras, severo y directo. Esta vez paraba para que yo le escuchase bien y asimilase todo, un detalle que no solía tener conmigo nunca.

Conforme escuchaba las palabras que mi marido tenía que decirme, mis ojos se iban agrandando y mi corazón comenzó a latir muy fuerte y muy rápido.

Pero… tu…

No sabía si reir o llorar, si alegrarse o enfurecer… no solo le obligaba a llevar a un hombre a su ritual sino que sería su propio marido. Por un momento olvidó el hambre, la ayuda, el orgullo y se puso en pie dispuesta a discutir esa orden.

Marido! Es mi ritual. Yo… mi corazón estaba desbocado, mi abdomen latía y temblaba. Mi marido en mi ritual, no puede ser, no me dejará hacer nada, tendré que cuidar de el, me obligará a hacer otras cosas… esos días tengo que estar pura… y limpia… y…

De pronto todo oscureció, mi cuerpo no soportó la presión y cedió al cansancio y al hambre, a los sentimientos ocultos y al dolor de una decepción tras otra. Mi cuerpo cayó desmayado sobre el rudo suelo, cerca de la sopa que con poco esmero había realizado hoy para comer. Mi cuenco quedó apenas sin probar y mi marido frente a mí.

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27/03/2008, 22:53
Lubbi Kuu Takla

Marido! Es mi ritual. Yo ... dijo a la vez que se levantaba de la mesa de forma sorprendente dispuesta a replicar mis órdenes ... pero esas palabras precedieron que ella se desplomara en el suelo por segunda vez en el día de hoy, pero esta vez era diferente ... A'boro no reaccionaba ... se había desmayado y no se movía. Alguna vez Madre también se había desmayado de esa forma, pero nunca había sentido la sensación de estos momentos ...

-A'boro ... susurré instintivamente ...

Mi alma se desplomó a la vez que ella y mi corazón dejo de latir por unos instantes, dejé de respirar durante unos segundos, y mis brazos se derrumbaron a la vez que el cuerpo de A'boro. No sabía como reaccionar, era como si fuera yo el que se había desmayado, no podía moverme ni articular ninguna palabra. El pánico había echo mella en mi, pero no sabía porque sentía ese miedo, si era por A'boro o era por la criatura que albergaba en su barriga ...

Después de unos instantes de incertidumbre conseguí recuperar el control de mi cuerpo, debía actuar rápido, no podía perder el tiempo. Rápidamente me dirigí a la entrada de la tienda cuando un ruido me hizo girar justo cuando estaba dispuesto a gritar pidiendo ayuda a alguna mujer del poblado, ellas entenderían que le pasaba a mi mujer. El ruido que había oído procedía del cuenco que ahora estaba girado del revés sobre el suelo y todo el contenido había sido derramado en el suelo arenoso.

El cuenco había sido derramado por A'boro ... que poco a poco permanecía ir recuperando la conciencia, o al menos eso creía al ver ligeros movimientos de su cuerpo ...

-Mujer ... ¿estás bien? dije sorprendido de mi mismo al pronunciar esas palabras que nunca había dicho a mi mujer, pero en ningún momento sentía que me había equivocado al pronunciarlas.

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27/03/2008, 23:19
Aboro kuu dabee

Mujer ... ¿estás bien?

creía que soñaba al oír a lo lejos la voz de mi marido preguntando por mi estado, preocupado...

pude abrir los ojos y noté como la consciencia volvía a mí.

Ah! me dolía todo por tremendo porrazo, pero lo que más me dolía era el corazón.pensé que había sido Alá castigandome por querer negarme a la orden de mi marido. Asi que suspiré y giré sobre mi para poder levantarme, pues con la enorme barriga no podia incorporarme. Tuve que apoyar mi brazo derecho y cruzar el izquierdo por mi pecho también muy prominente por esa época para intentar alzarme, pero las piernas me fallaban y solo pude sentarme medio tumbada y mareada todavía.

al final... no tuve más remedio.

marido... yo... susurré... puedes ayudarme a sentarme??? no sabía si accedería pues nunca le había pedido ayuda a él ni a nadie.

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27/03/2008, 23:36
Lubbi Kuu Takla

A'boro era orgullosa como yo, no le gustaba pedir ayuda, pero ahora se había visto obligada a pedirme ayuda, algo que no había hecho aún nunca, ya que las mujeres nunca pedían ayuda a sus maridos, si no se bastaban por ellas solas mucho menos podían servir a sus maridos, y eso era una deshonra para las mujeres del poblado.

Aún así me acerqué a ella al ver como no podía levantarse y hacía unos esfuerzos que no serían nada bueno para la criatura. La cogí con mis fuertes brazos de cazador por sus axilas y poco a poco la fui levantando, al hacerlo se tambaleo aún un poco apoyando su cabeza en mi hombro fruto del mareo, sus cabellos desprendían un dulce aroma que apenas había apreciado hasta el momento, era un aroma embriagador y no me desagradaba en absoluto.

Poco a poco la acompañé a un arcón, el cual pertenecía a Madre años atrás, y la senté en ella asegurándome que se podía valer por ella misma y que no iba a volver a marearse de nuevo, cogí el cuenco del suelo y vertí en el la poca sopa que quedaba en la olla para luego tendérselo a ella. Sorprendida por mi acción lo cogió a la vez que le dije ...

-Termina esta sopa ... te recuperarás ... dije apartándome de ella para guardar la olla donde alguna vez había visto que cocinaba. Me giro hacía ella y me la quedo mirando a los ojos, ella levantó los suyos hasta que nuestras miradas se cruzaron, entonces ella observó como mis ojos habían cambiado a los de unos minutos atrás, ahora mostraban enfado ...

-¡VES! ¡No puedes valerte por tu sola! ¡Mañana partirás conmigo a tu poblado! La criatura estará mas segura si voy con vosotros ...

Todos los sentimientos que había sentido hasta el momento desaparecieron rápidamente al ver como la criatura corría peligro, para mi la criatura era lo mas importante y no iba a permitir de ninguna de las maneras que A'boro arriesgará la vida de la criatura por una creencia.

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28/03/2008, 11:50
Aboro kuu dabee

Sus ojos… Por qué me mira así? esta preocupado por mi? Parece triste. Derrotado. Cansado. No puedo apartar su mirada. Nunca le había visto así. Sin fuerzas. Sin ganas de luchar. Sin ganas de seguir adelante.

Sus ojos oscuros… siento como penetran en los mios… siento su grito de ayuda y desesperación… nunca le había sentido tan cerca. Nunca le había mirado a los ojos. Nunca nuestras miradas habían durado tanto una frente a la otra.

Padre siempre decía que una persona podía conocerse mirándola a los ojos. El miraba mucho a Madre. Se decían muchas cosas solo con mirarse. Sin palabras. Antes de elegir a Lubbi como mi esposo ellos también se miraron fijamente. Pero yo… yo nunca había mirado a mi marido a los ojos. Siempre me evitaba y yo siempre le evitaba. Sobretodo sus ojos… son oscuros… penetrantes… fuertes… son…

-¡VES! ¡No puedes valerte por tu sola! ¡Mañana partirás conmigo a tu poblado! La criatura estará mas segura si voy con vosotros...

De repente algo cambió. No me pareció tan mala idea que me acompañara. Él cuidaría de mi. De nuestro hijo. Nunca lo había visto así, creía que era su obligación cuidarme y la mía atenderle. Pero aquel día me di cuenta que algo más había detrás de nuestras obligaciones. Una enorme sonrisa amable y confortante salió de mi boca. Para mi marido. Solo para él.

Si Marido, iremos juntos. Y pediremos ayuda para el poblado. Todo saldrá bien. Dije sin dejar de sonreír.