Partida Rol por web

No sé nada de él. Creo que primero debemos saber cómo es físicamente, porque si no, va a ser imposible.

Mientras escuchaba las palabras del joven Tremere, Shayid estaba antenta a todo cuanto sucedía a su alrededor. No parecía haber ningún otro vástago en la zona. De hecho, sabía que los magos también poseían Auspex, y como Neón estaba bastante tranquilo, eso también la relajó.

En una farmacia cercana, el reloj luminoso indicaba la medianoche. Cada vez había más jóvenes en la calle.

Dani se levantó y fue directo al baño. Escupió un poco de sangre reseca en el lavabo. Las pesadillas le hacían morderse los carillos casi todas las noches. Cuando levantó la cabeza, se detuvo un momento mirándose fijamente al espejo. Su sire había tenido que elegir un día que no iba afeitado para el abrazo, y eso suponía tener que afeitarse noche tras noche. Algunos lo verían una desventaja, a él lo hacía sentir algo menos muerto. Además, le permitía cierta versatilidad a la hora de elegir la apariencia con la que mostrarse en el exterior. Cogió la máquina de afeitar y se rapó la cabeza, dejándose la barba de tres días. Sería suficiente para despistar a posibles mirones que lo conociesen por Vallecas.

Se vistió con unos vaqueros ajustados, una camiseta negra y unas botas marrones. Recordó la fecha que estaban, enero, y escogió también una chaqueta con capucha y una bufanda. Abrió el cajón de la mesa de noche, allí reposaban una Beretta 9mm y un cuchillo militar. El cuchillo fue su elección, las balas no eran muy efectivas contra no-muertos, y menos contra los de la clase de Pozo.

Miró el reloj. Las 9 p.m. Tenía tiempo de sobra para llegar. Podía haber quedado antes, pero era consciente de que otros vástagos no tenían la frescura para despertar de la cual él disponía. Sobretodo los más viejos. No importaba. Esperaría.

Cogió las llaves del coche, algo de dinero y se dirigió a Vallecas.

Deberíamos investigar un poco entre toda esta gente,sugirió hechando un raudo vistazo a los jovenes que se reunían en la zona, intentó localizar algún pequeño grupo de chicas, se le daban bien, la juventud de ahora era facilmente impresionable.Voy a ver si le saco algo a ese gruppillo...

Me parece una buena idea. Yo mientras me asomare por las calles colindantes por si encuentro a algún otro vampiro que me parezca un anarquista. Dijo Neón mirando a ambos lados de la calle asegurandose de que entre todos aquellos jovenes no había más vastagos que ellos dos.
La idea que tenía el tremere del vampiro anarquista tipico era totalmente un tópico. Moteros, macarras, punkis... ese tipo de gente, de la cual aquel distrito de la ciudad parecía estar bien nutrido.
Quedamos frente a esta farmacia en, ¿unos treinta minutos? Neón reflexiono un momento sobre las palabras de la carta de Johnathan Baker. En ella no se mencionaba la cantidad de "ayuda" con la que contaría, por lo que era posible que aparte de él y la toreador hubiera más vastagos buscando al tal "Sebas". Estate alerta por si alguien presta demasiada atencion a la flor. Puede que haya mas ayuda a la que aún no hemos encontrado.

Perfecto entonces... 30 minutos.se giró y comenzó a caminar hacia la gente. con una gran sonrisa se acercó a un grupo de chicas, ufff, menudo frío ehh? comentó mientras acompañaba su encantadora sonrisa y expresión corporal de sus sutiles " poderes".

La medianoche recibió al Doom en su pleno apogeo. La gente se lo pasaba bien dentro (o por lo menos eso parecía), la decoración terrorífica y los más o menos acertados disfraces de los humanos ridiculizaban el ambiente alcohólico.

En pleno éxtasis, la luz se apagó. Por un instante, parecía que los dueños del local iban a celebrar algo extraordinario. La gente estaba expectante. Se oyó un disparo. Luego otro. Al tercero, la gente se dio cuenta de que todo era real, que no había atrezzo ni actuación por ningún sitio. Cundió el pánico de manera salvaje. Las chicas gritaban y los chicos se pisaban unos a otros, intentando ganar la calle como fuera posible. Debido a la cantidad ingente de personas en el interior del local, los últimos en entrar fueron los primeros en salir.

La luz se hizo de nuevo, aunque había una pequeña niebla negra en el ambiente. No era polvo, era algo más denso, como carbón en suspensión... Cuatro personas bloqueaban la puerta. Dos de ellas eran chicas jóvenes y portaban una pistola cada una. Los otros dos restantes eran hombres. Uno era joven, delgado y con gafas. El otro era una bestialidad: pelo corto, barba de tres días, metro noventa, espaldas infinitas y rasgos animales.

La poca gente que había quedado dentro se arrinconó histérica hacia el fondo del local. Se hizo un denso silencio, roto por los débiles llantos desesperados de varias chicas.

El de gafas se aproximó hacia el que parecía el jefe y le susurró: Hay tres.

Neón se paseó por las calles colindantes prosiguiendo con su busqueda prestando especial etención a los bares, pubs y demás locales en los cuales él suponía que podía haber anarquistas.
Joder, para ser un miercoles de enero hay mucha gente por la calle. Jodidos vagos...
En los locales pequeños no entraba, solo miraba un poco desde el exterior si tenían cristaleras o se asomaba por la puerta y hacía como si buscase a un amigo echando un rápido vistazo a los parroquianos, pero en los locales más grandes, no le quedaba más remedio que entrar, pedir una consumición, que nunca se tomaría,  dar una vuelta entre la gente intentando no llamr demasiado la atención y salir de allí dejando la copa "olvidada" en algún rincón.

La persuasión había calado en las chicas. Todas sonrieron y alguna incluso se ruborizó.

En 25 minutos de búsqueda no encontró ningún aura pálida, ninguna conversación susurrada digna de alerta. Hizo cuentas mentalmente y, en aquella zona de la ciudad, por cada vampiro habría 25.000 humanos.

Así nos va a llevar meses.

¿Donde va la gente ahora?, es la primera vez que vengo a tomar algo por aquí, además he escuchado que han desaparecido un par de chicas por aquí, hizo una pequeñam pausa para añadir algo de dramatismo a sus palabras, no sé, continuó estremeciéndose, me da como miedo, ¿no?esperó a ver la reacción de las chicas.

Esperó en la puerta, en la calle. Observó como jóvenes, en su mayor parte, entre los 20 y 25 años, acudían como un goteo al local. El portero se quedó mirándole varias veces, pero Dani hizo caso omiso de las miradas. Miró el reloj, eran las once y media ya y ninguno de los camarilleros se había presentado. ¿Sería posible que hubiesen pasado sin que ninguna de las partes se hubiese dado cuenta? Era muy poco probable, por no decir imposible. Maldijo en voz baja: Quién coño no mira el buzón de su casa antes de subir. Tiró al suelo el cigarrillo que había encendido cinco minutos antes (no es que conservase ningún vicio de su mortalidad, pero fumar ayudaba a acordarse de hacer funcionar los pulmones y echar un poco de vaho en las noches frías de invierno como esta) y entró al garito.

Le salpicó casi literalmente en la cara el ambiente cargado de sudor, alcohol y tabaco. Parecía que la fiesta había tenido éxito. Allá donde mirara veía grupos de gente charlando, bebiendo y moviendo sus melenas al ritmo de los frenéticos ritmos metaleros. Se acercó a la barra, desviando las miradas de más de una chica, y pidió una copa al corpulento greñas con tatuajes que tenía el local como camarero. Dejó el dinero encima de la mesa y se abrió hueco hasta el fondo de la barra. Desde allí tendría una visión completa de la sala. Buscó entre la gente, pero no le pareció encontrar a nadie que se ajustase a los que esperaba. Menuda noche perdida.

Era ya pasada la medianoche cuando decidió que había esperado lo suficiente y se ajustó la chaqueta para salir cuando las luces del local se apagaron y se oyeron disparos. Mierda. Hubo un revuelo y sintió varios empujones de gente gritando que intentaba alcanzar la puerta a ciegas. Él permaneció inmóvil. La luz se encendió de repente. ¡Hijo de puta! Allí estaba Pozo, en la puerta, flaqueado por dos mujeres, armas en mano. Pero lo que más le disturbo fue lo que un cuarto hombre, tras mirar a todos en la sala, le dijo al Carnicero. Seguramente poseyese el don de ver la verdadera naturaleza de los seres en el alma. Asique después de todo si que hay otro dos vampiros aquí.

Se llevó la mano a la parte de atrás del cinturón, bajo la chaqueta, donde llevaba colgado el machete, y esperó a ver la reacción de los asaltantes, y aún más importante, la identidad de los otros dos. Necesitaría toda la ayuda posible para salir de allí, porque el enfrentamiento directo no era una opción. Uno contra cuatro era un suicidio.

Después de su infructuosa búsq ueda Neón se dirigió hacia el punto de encuentro donde había quedado con su compañera toreador. Se sentía decepcionado y algo irritado por la falta de información que hacía más dificil su busqueda.
Espero que al menos Shayid haya conseguido algo de información útil. Sino, mucho me temo que esta misión se va a alargar mucho más de lo que había esperado...

Hola Shayid. Saludó al llegar (o cuando ella llegue) ¿Qué tal te ha ido? ¿Has conseguido algo? Preguntó directamente sin dar tiempo a su compañera a contestar con otro salud. Intentó que no se notara su creciente frustación al pronunciar la siguiente frase, no quería que ella lo tomara por un ser débil. Yo no he encontrado nada que nos interese. Solo un montón de ganado. Demasiado diría yo. Y esperó la respuesta de la toreador.

Mierda, mierda, mierda… Parece que también me incluyen a mi...

Quédate entre la gente y no hagas ruido – Le dijo Diego a Cloe con los dientes apretados. Luego se dirigió hacia la salida de incendios más cercana, evitando la mirada de los tres tipos que bloqueaban la puerta, haciendo uso de todas sus facultades para pasar desapercibido.

No, no, que va... Ya han cogido al asesino de las chicas. Dijo una de ellas, aún risueña. Fue en la Avenida de la Albufera, que está por allí, a dos manzanas, señaló con el dedo. Es por donde más gente hay.

Entonces,... ¿lo han cogido ya?,que fuerte que haya pasado esto aquí al lado.comentó como si nada, Y, ¿era alguien de por aquí?, no se... observó a sus interlocutoras y esbozó una pequeña sonrisa pícara, en el fondo me da como morvillo, es como estar en una peli, ¿no?

Con cada palabra, con cada gesto, tenía a las chicas más enganchadas.

Dicen que las chicas no se conocían entre ellas. Eran todas del barrio.

Pues yo creo que el asesino también es de la zona, seguro que rondaba por aquí y las fue fichando en los bares...depronto cambió su gesto, hasta el momento amigable, por uno con un deje de preocupación,miró fijamente a los ojos de sus "compañeras".Ufff, ya no se si me atrevo a hacercarme al bar, he quedado por internet con un tal Sebas, pero ahora no se,suspiró en una pequeña pausa con la pretendía darle más dramatismo a su discurso,me da como cosa, ... me dijo que era del barrio, ¿no os sonará de algo?,¿no? miró a su alrededor, igual me precipité al quedar con él...

Las chicas cambiaron sus caras empáticamente... excepto una. La más bajita, la más regordeta, la más tímida parecía genuinamente asustada.

Mi hermano ha oído hablar de un Sebas. Dice que es un bestia enorme, que siempre se está metiendo en líos. Es bastante conocidos por los bares heavys... apuntó hacia el fondo de la Avenida de la Albufera.