Partida Rol por web

El baño de la planta superior era el que más urgía limpiar, así que Miyoko se puso manos a la obra para contentar a su amo. No sabía qué podía haberte dejado la suciedad esta vez, pues muchas veces habías tenido que lidiar con especies mutantes por no limpiar adecuadamente, y no era culpa tuya desde luego. Mientras limpias con todo tu empeño algo que cae sobre ti te sorprende ¡UNA ARAÑA GIGANTE! puag, qué asco.

—¡KYAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

Eso era... era... era... ¡¿una araña?! ¡Qué horror! Y me había caído en toda la cabecita...

—¡QUITA! ¡QUITA! ¡QUITAAAAAAAAAA~!

Empecé a manotear tratando de quitarme el bicho de encima, pero más que quitármelo de encima... ¡estaba provocando un caos en el cuarto de baño! Que si todo el polvo recogido de nuevo por los aires, que si la cortina de la ducha al suelo, y eso por no hablar del charco de detergentes que estaba dejando en el suelo al caer todos y cada uno de los botes que había... ¡ups! jijiji.

—¡AYUUUUUDA! ¡HERMANITAAAAAAAAA!

La araña comienza a echar telaraña por todos lados, para intentar atraparte, y de hecho te sientes un poco más viscosa de lo normal ¡Puag!

Mientras tanto comienza a subir hacia el techo para dejarte colgada, mientras sigue tirando telaraña hacia todas las direcciones. Tú comienzas a estresarte y no logras hacer nada más que patalear.

—¡ARAÑA-HENTAIIIIIIIIIIII!

Con lo que me había costado limpiar todo el cuarto de baño para esto... ¡Ahora estaba todo hecho un desastre! Y yo llena de telaraña blanca y viscosa. ¡Qué asquito! ¡Puag!

Tenía ganas de llorar... T.T ... de hecho, ya estaba con el puchero a puntito de rebosar... entre lo del amo y esto ahora...

Sólo me quedaba una opción... ella, ella podría vencer a todos los malos malísimos que me quisieran hacer daño. ¡Incluso si el malo malísimo era una araña tan grandota y fea como ésta! ¡Ay! ¡La necesitaba! ¡Mi heroína...!

—¡¡¡¡¡HERMANITAAAAAAAAAAAAAAAAAA, AYUDAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!  *SNIF*

La araña rasga tu falda de tal forma que deja a la vista tus muslos y parte de tus braguitas. Eso te sienta muy mal pues es tu uniforme, y es lo más sagrado que tienes. Aún así sigues enmarañada en aquel lío de telaraña, que cada vez es más denso. 

Un portal se abre encima de la araña gigante, en ese instante una cara conocida es expulsada y cae de culo encima de la cara de la araña.- Uy. ¿Miyako? ah no, MIYOKO!!!- dice tocándose la cabeza snowrella, cayendo con su martillo encima de la araña.- ¿Qué es esto? ¿Y qué haces ahí llena de...?.- Acto seguido se da cuenta y da un salto, bajándose de la araña.- ¡Prepárate para recibir! engendro del mal.- dice frunciendo el ceño. Acto seguido coge su martillo y da un fuerte golpe en la cabeza a la araña, lo que hace que caiga al suelo para luego desmaterializarse.- Malditas arañas del mal, siempre dando por saco. ¿Estás bien?.- dice volviendo a una posición más amigable.- Os tengo que contar novedades, pero luego, ahora vamos a acabar este trabajo.- dice dirigiéndose a la sala abandonada del antiguo dueño.- Ten cuidado, por aquí hay amenazas peores que los ácaros y las "arañitas".

—Yo... yo... yo...

—¡MUAAAAAAAAAH! Pensaba que no lo contaría... *Sniff*...

¡Mi salvadora! No había sido mi hermanita, pero daba igual... Eso sí, no se libró del abrazo de koala ni de que le dejara toda la ropita de maid llena de lágrimas y moquitos asquerositos... jijiji.

—Yo quería limpiar, pero — miré todo el desastre y empecé a hacer pucheritos de nuevo —, el bicho-hentai me atacó y se fue todo al garete-ete-ete... Pero, ¡Snowrella-chan! ¡Juntas podemos arreglar esto antes de que los amos se den cuenta! ¿Me ayudas?

Le puse ojitos de gatito para que no se pudiera negar, y... justo después, cogí la mopa que se me había caído cuando la araña-hentai me había atacado y me puse a limpiar el baño mientras tarareaba una cancioncita pegadiza y superchuli.

—Laaaaa arañiita, era muy feiiiita... Pero mi amiguiiiiiita, le dio una paliciiiiiita... ¡yupiii! ♪♫

Cuando acabas el baño queda reluciente, como los chorros del oro. Nunca pensarías que iba a costar tanto, pero ahora estabais en el cuarto abandonado, y no sabíais qué oscuras criaturas podrían estar entre el polvo. A lo lejos veis una figura que os suena familiar, y que es la causante de todo el polvo generado ¡Un polutor! 

¡Si no acabáis pronto con él os envenenará y os ahogará con el polvo que expulsa! ¡Rápido!

- Vamos, no dejemos que siga envenenando la habitación con sus sucias partículas de polvo ¡AAAAACHÍS!.- Digo lanzándome con mi martillo hacia esa bestia inmunda.- ¿Dónde tienes tu bazooka?.- digo mientras cargo contra el enemigo. 

—¡Ah! ¡No! Otra vez no, >.<

Ni hablar, nada de más bichetes que me estropeen el día. Pensaba darle una tunda de las buenas a ése por listillo. Pero antes tenía una cosa super urgente que hacer. ¡Abrir la ventana!

—Snowrella-chan, golpéalo para que salga por la ventanita — dije mientras sacaba mi bazooka de... de debajo de la falda, por supuesto —. Yo le daré el cariñito final, jijiji.

Ni hablar de dispararle dentro del baño, que seguro que esa cosita cuando explotaba soltaba mucho tufo... ¡Qué horror!

Snowrella batea al enemigo y con una coordinación asombrosa Miyoko le da en toda la cara, haciendo que salga despedido por la ventana.- Bien hecho, choca esos cinco. El bien se impone ante el mal.- dice Snowrella.- Prepárate para la habitación más sucia de todas...- Acto seguido abre un armario.- ¡El armario nunca abierto!.- del armario nunca abierto sale una bola de suciedad que es el doble de alta que vosotras y que contiene desde pegajosos chicles hasta bolsas de cheetos y pelos. Es asquerosa y horrorosa.

- ¡Oh no! ¡Viene rodando hacia nosotras! Corre apártate.- dice Snowrella a la vez que intenta esquivar y dar su merecido a la gigantesca bola.

—¡Woooooo~!

¡Qué grande! ¡Qué redonda! Y... ¡qué pegajosa! Estaba segura de que si la bolita salida del armario nunca abierto te golpeaba, no habría manera de despegarte nunca jamás de ella. ¡Quedarías enterrada entre pegajosos chicles por el resto de tu vida! No poder comer nunca más flanes... ni acariciar a los perritos pequeñitos y adorables... ¡qué horror!

—¡No quiero morir pegada a eso...! T.T

Di un saltito a uno de los lados para esquivar, por mi propia vida, la bolita salida del armario nunca abierto... Luego saqué unos guantes de látex y fui directa a ella con mi super técnica "extractor de chicles" a full. Mis manitas casi ni se veían de la velocidad con la que despegaba uno a uno todos los chicles.

—Snowrellita-chan, esta bolita pegajosa es demasiado grandota para mí solita... ¡Ayúdame a limpiarla, porfi~!

- ¡Cuidado!.- digo mientras veo cómo la bola absorbe a Miyoko mientras ésta intenta despegar chicles.- ¡Eso es un suicidio!.- doy un salto para apartarme cuando la bola pasa por mi lado, pero fue demasiado rápida y acabé dentro de la bola dando vueltas con ella.- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! EL bazooka...- digo mientras doy vueltas como una loca dentro de la bola junto a Miyoko.

La bola parece muy torpe ahora, debido a que su material no es del todo compacto comienza a abrirse por los lados.

De repente Miyako entra en el lugar jadeando... parece que ha escuchado los alaridos de su hermana. Allí se encuentra con Snowrella y Miyoko, que están en una especie de "despacho" cerca de los baños luchando con una pelota gigante de porquería. 

¡Que asquito! ¡Estaba siendo engullida por una bola de chicles pegajosos y asquerositos! T.T 

—¡No quiero moriir asíííí...! ¡MUAAAAAAAAAH!

Me puse a lloriquear mientras volvía a sacar mi bazooka del escote esta vez, jiji.

—Bola-chan, ¡BAKAAAAA~!

Y bazookazo a cada "Baka" que soltaba. Más vale que mi hermanita, de la que no me había dado cuenta que había entrado, se buscara un refugio... porque tenía pinta de que iba a llover chicles por todos lados.

—¡BAKA! *PUM* ¡BAKA! *PUM* ¡BAKAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! *¡PUUUUUUM!*

En cuanto Miyako entró y vio a su hermana en apuros, sacó el lanzallamas que siempre guardaba... bajo... en... uhm... en el escote.

Debido a su fascinación por el fuego y las cosas ardiendo, siempre que le descubrían tal "herramienta", se la requisaban... y sin embargo, ella se las apañaba una y otra vez para recuperarla o fabricarse una nueva.

Y aquello era una suerte, porque podría ayudar a su increíblemente atractiva hermana de las fauces... garras... extensiones de vello púbico pringosas que aquella enorme bola de mierda chiclosa.

-¡Suelta a mi onee-chan, bola de caca! -exclamó mientras apuntaba y soltaba toda su furia flamígera.

Finalmente la bola estalla en mil pedazos, manchando el vestido de las tres maids. ¡Menuda fiesta de la espuma! Ahora habría que recoger toda la suciedad, pero eso sería ya coser y cantar, después del peligro que han pasado las maids. Todo vuelve a la normalidad, y queda tan tranquilo como antes. ¡Menos mal!