Partida Rol por web

Abierta la diplomacia. Recordad poner los destinatarios que querais que reciban vuestro mensaje

Nos, Sacro Emperador del Imperio Romano Germánico, remitimos esta misiva a Su Majestad Rene d´Anjou, rey de Francia.

¿Es preciso comprobar sobre el mapa la posibilidad que nuestras ambas potencias sean enemigas, o aliadas, y los alcances de una u otra situación? Basta observar nuestra frontera común para descubrir que si nos enfrentáramos, ese enorme campo de intrigas que es Italia quedaría para siempre fuera del alcance de ambos. Por la presente nos comprometemos como señal de buena fe, a no actuar, independientemente de vuestra respuesta a nuestra misiva, contra vuestros intereses, ni entrar en vuestras tierras, durante la estación que hoy empieza. 

Y quedamos a la espera de vuestras palabras y pensamientos respecto a esta misiva.

Que el Altísimo os guarde y os de sabiduría.

Nos, Sacro Emperador del Imperio Romano Germánico, remitimos esta misiva al duque y principal entre los condottieros de Milan, a Francesco I Sforza.

Permitidnos, primero, felicitaros por vuestra recién instaurada dinastía. Nos, como emperador del Sacro Imperio, comprendemos bien la transcendencia de la sangre, y aun cuando vuestra belicosidad nos inquieta, no dejamos de reconocer vuestro valor, y las transcendentales consecuencias de haber iniciado, en estos tiempos tumultuosos, una dinastía propia que, confío, extienda su existencia en el horizonte, y en los siglos venideros... siempre que no os alzéis en nuestra contra.

Basta observar nuestras posesiones, y ejércitos, para comprobar que el conflicto entre ambos es posible. Sin embargo, dicho conflicto inevitablemente nos debilitaría a vos y a nos, y como tal, sería preferible para ambos evitar una guerra que distraería nuestras fuerzas de otros objetivos mejores.

Como muestra de buena voluntad, nos comprometemos a no actuar sobre vuestras posesiones en Como, ni en Milán, en la estación que hoy empieza, y ello sin perjuicio de esperar respuesta a nuestra misiva.

Que el Altísimo os guarde y os de sabiduría.

Salam aleikum noble principe. Rey de Aragón, Valencia, Mallorca, Cerdeña Sicilia y Conde de Barcelona, Rosellón, Cerdaña y Urgel. Apodado el Magnánimo y también el Sabio por quienes bien le conocen.

Grandes son nuestras diferencias pero aún mayores las cosas que nos son comunes, la mayor de todas es nuestra fuente de riqueza y poder, el Mediterraneo que baña nuestras costas. Grandes son los peligros que pueden llegar cruzando las aguas. Nuestras costas son mayores que las de ningún otro reino o principado y por ello cualquier diferencia entre nosotros puede ser utilizada por los ambiciosos principes europeos. La estabilidad de nuestras naciones pasa por ser los señores del mar. Es por eso que os ofrezco una alianza.

Acostumbrado a la ambición sin medida de otros principes, quizá temais que mis naves ataquen vuestras costas. Es algo razonable. Pero debemos confiar el uno en el otro. ¿Cómo puedo hacer que confiéis en mí cuando mi flota navega constantemente cercana a vuestras costas y puede llevar a ellas la desolación?

No debéis pensar en mis naves como una amenaza sino como el guardián que vela por la seguridad de vuestras costas y el único modo de convenceros es dejarme proteger yo mismo por vos. Si rubricáis conmigo una alianza, enviaré mi flota a apoyaros en la conquista de Córcega y Cerdeña, pues son islas que merecen ser regidas por un rey sabio y magnánimo como vos.

Desde allí, vos protegeréis mi amada Túnez de Franceses, Milaneses, Florentinos. Mientras, yo me haré fuerte en el Adriático y me encargaré que no os llegué ningún ataque de desde allí.

¿Qué me decis Sabio Rey?

Que la paz sea con vos.

Salam aleikum Francesco Foscari, noble y valiente Dux que dirige el destino de Venecia en estos tiempos convulsos.

No profesamos la misma fé, pero de entre de todos los reinos y principados cristianos, Venecia es el más afin, seguramente porque está habitado por mercaderes acostumbrados a tratar con lo que denomináis oriente.

He sido informado de la presencia de un gran contingente militar al norte de vuestros dominios perteneciente al emperador Federico III. Ya he enviado órdenes para movilizar tropas hacia el norte y sería de gran ayuda formar una alianza con vos para hacer frente a la ambición desmedida del insaciable emperador.

Mi corte está llena de comerciantes preocupados por cómo harán llegar sus productos a Occidente si no es a través de sus queridos socios venecianos. Productos de todo oriente se acumulan en las plazas de Constantinopla pues los dueños de las caravanas no encuentran quienes quieran embarcar sus mercancías traídas de Persia, China, Arabia, Egipto por miedo a que Federico III conquiste vuestra ciudad. El Islam necesita una Venecia fuerte.

El mundo está lleno de pelígros y juntos podremos defendernos mejor. Tan solo decidme qué necesitais.

La paz sea con vos noble Dux.
 

Salam aleikum principes de la cristiandad.

Se presenta ante vos Mehmed II Fatih (محمد بن مراد خان), conocido como el-Fātiḥ, الفاتح, "el Conquistador", hijo de Murad II, Sultán otomano y Califa del Islam. Tengo en honor de ser el séptimo sultán de la casa de Osman. Hace menos de un año tomé la Constantinopla, reina de las ciudades, provocando así la caída final del Imperio bizantino.

Suficiente gloria he conseguido para mí y dejaré a mis sucesores seguir propagando la fé en el único Dios. Hoy me presento ante vosotros con humildad y buscando la paz.

Se agradece este tácito Pacto de No Agresión que ofrecéis, y no puedo más que congratularme por vuestra oferta.

Por otro lado, sabed que en mi persona encontraréis a un Aliado de toda Confianza, especialmente si deseáis empezar Marcando Paquete ante Venecia, la -por ahora- potencia más rica y poderosa de Italia.

Pero estoy seguro que, entre vos, yo y algún otro aliado que podamos pescar, lograremos mantenerla a raya.

Siempre vuestro,

Francesco I Sforza.

A las buenas nos dé Dios.

Este es un simple correo de cortesía para el Duque Renato I. Así, de Duque a Duque, y si me lo permitís, voy a hablaros claro.

Como dijo Nuestro Señor: creced y multiplicaos, domad los mares, tomad Turin, Saluzzo y Savoy, pero sabed que Genova debe caer en manos milanesas, o nuestro imperio nacerá condenado desde el principio.

Si esto os supone un incordio, siempre podemos hablarlo. Pero en principio a Nos nos parece nuestro Territorio de Expansión Natural.

Recibid un cordial saludo,

Francesco I Sforza.

Al Muy Poderoso Francesco Foscari, Dux de Venecia, que Dios le tenga en su Gracia.

Sé que sois persona ocupada, o sea que no me andaré con rodeos: ¿Os incomodo si ocupo Trento? Creo que sería un bonito añadido a la piña que es el Ducado de Milán, Verona os seguiría sirviendo de cojín en caso de invasión norteña, y a mí me tranquiliza tener un territorio adyacente a mi Gran Capital dominado por mis tropas.

¿Cómo lo veis? Yo os supongo este primer año más que ocupado tratando de ganar el control de los mares, conquistando Ferrara y enseñándole al papa Quién Manda Aquí, por lo que supongo de nuevo que esto no será un problema, pero prefiero advertir de mis intenciones antes de que se me acuse de vil y despreciable traidor así, por las buenas.

Quedo a vuestro servicio,

Francesco I Sforza, Duque de Milán.

Permitidme que os escriba dos breves líneas para preguntaros, Don Lorenzo, si veis venir en el horizonte algún conflicto entre nuestras dos potencias. Yo, sinceramente, lo dudo, pero los designios de la Casa Médici son a veces de lo más inescrutables.

Quedo a vuestra disposición.

Francesco I Sforza, Duque de Milán.

EDITO: Disculpad mi atrevimiento, pero por lo que acabo de ver, Vos sois el Nuevo. Permitidme, pues, que desencripte un poco mi mensaje, ya que quizás no he sido todo lo claro que debería. Lo que quería decir es que quizás deberíamos hablar de Génova antes de que los dos perdamos el tiempo de una forma absurda, tratando de conquistar esta ciudad. Yo tengo toda la intención de intentarlo. ¿Y vos? ¿Tenéis este mismo objetivo a corto plazo, o estaréis ocupado en otros menesteres?

A mi buen Papa:

Solamente os escribo dos líneas para haceros saber que, si creéis que es vuestro Deber cristianizar Mantua, el Duque de Milán no lo vería como un Intento de Agresión ni un Peligroso Acercamiento a su Frontera Natural.

Tengamos, pues, la fiesta en Paz, si os parece.

Amado emperador,

Siendo nos las únicas potencias europeas en estas tierras latinas no solo nos une el interés común sino lazos culturales, históricos y de fraternidad. ¿No fue acaso Carlomagno rey de los francos y a la vez re-fundador del imperio?.

Por otro lado basta una mirada rápida al mapa para saber que como enemigos nunca podríamos dedicarnos tranquilamente a los asuntos italianos, mientras que como amigos, con nuestras bases en el norte de la península seguras nuestras posibilidades aumentan mucho.

Por lo tanto no solo se compromete Francia a no agredir los territorios imperiales no solo durante esta estación sino durante los próximos 10 años salva que nos veamos forzados por una improbable agresión imperial. Además nos gustaría hablar de una alianza de más calado y a más largo plazo.

Por otro lado, y por razones puramente logísticas nos gustaría informarles que durante esta estación nuestros ejércitos deberán pasar por las tierras de Turin camino de Saluzzo por lo que le rogaría, independientemente del futuro de esta ciudad, que forzosamente deberá ser caer bajo dominio francés o imperial, que durante esta estación no impida ese movimiento.

Amado duque,

Ciertamente creemos que Monferrat y Genova son tierras que claramente pertenecen a Milán, tanto por historia y cultura como por derecho y Francia renuncia a todo derecho sobre ellas.

Por supuesto entendemos también que compartís que Turin, Salurzo y Savoya son tierras irrenunciablemente francesas. Y esperamos igual trato por vuestra parte.

Incluso, dado la cercanía de Turin a los territorios Austriacos, y las elevadas posibilidades de que ambos acabemos a largo plazo con problemas con Austria os rogaría estudiarais la posibilidad de un acuerdo de más alcance.

Oh grandioso Dogo de la Serenisima República,

Me pongo en contacto con usted porque como sin lugar a dudas habrá notado el delicado equilibrio del poder naval en nuestro mares ha sido alterado. Corresponde el mar adriático y todo el agua a su oriente a Venecia, mientras que todo aquello al oeste de Sicilia ha sido tradicionalmente dominado por Francia. Sin embargo, infieles procedentes del lejano oriente no solo se han atrevido a entrar en nuestro mares, sino que lo han hecho con una fuerza naval superior a la de cualquiera de nosotros por separado.

Creemos más natural, pacifico y provechoso el antiguo orden, por eso estamos a su servicio para ayudarle a mantener al turco a raya.

Alfonso,

No voy a andar con diplomacias con el asesino de mi hermano. A pesar de lo ocurrido en el pasado estamos muy lejos en el mapa y no es previsible que haya conflictos entre nosotros. Pero ahora mismos somos las únicas potencias con flotas y ejércitos en el mediterrano occidental, zona que en un futuro próximo es muy probable que domine el turco con todos los incentivos para ser la potencia naval por excelencia.

Por lo tanto: ¿Prefieres Corcega o Cerdeña?. Es importante que las tomemos rápidamente y sin conflicto antes de que el turco aparezca. Personalmente creo que lo razonable es Corcega para Francia y Cerdeña para Napoles pero me da igual.

Sin duda, sin duda. Creo que vamos a entendernos.

Por ahora lo importante sería convencer a Austria del Gran Peligro que representa Venecia y tenerle ocupado en el Sur. Después, una vez hayáis hecho vuestras conquistas, veremos cómo nos enfrentamos al dilema austroveneciano.

Quedo a los pies de su señora,

Francesco I Sforza.

Por Diso, qué despiste el mío. Será culpa de mi mala vista, pero hasta ahora mismo creía que Bérgamo era uno de mis territorios. Mil disculpas, pues está claro que no lo es.

Bueno, mi propósito de tomar Trento se mantiene, pero el concepto de piña se rompe un poco. 

En cualquier caso, queda claro que Bérgamo es provincia vuestra, y que mis tropas no pisarán estas tierras venecianas.

Saludos, nobles Francesco y Lorezo, príncipes de la Cristiandad. Os escribo hoy estas letras olvidando antiguas rencillas para proponeros que establezcamos entre nosotros una paz que espero que dure largos años. Nada nos anima a la guerra, pues nuestros intereses son por fortuna muy distintos, y no quisiera que nuestros ejércitos tuvieran que medirse. Otras preocupaciones tenemos todos nosotros: los invasores extranjeros, franceses y austrícos, la amenaza del Gran Turco y la ambición desmedida de nuestro papa Pío.

Por eso os propongo esta alianza, a la que sugiero que se adhiera Venecia; sin embargo, quería consultar vuestro parecer al respecto antes de comunicarme con la Serenísima.

Dios os guarde muchos años,

Rey Alfonso

Estimado Renato,

bien me parece que hayas aceptado por fin tu derrota en Nápoles, pero me maravilla que pretendas las islas del Mediterráneo, dominio natural nuestro. Y no te valgas de la amenaza turca para asustarme, no me extrañaría verte pactando con esos perros herejes en un futuro próximo buscando mi perdición, si no lo estás haciendo ya.

Bien sabes que no tengo simpatía inguna por Francia. Sin embargo, no te falta razón al decir que en nada nos beneficiaría un conflicto ni en el mar ni en la tierra, ambos tenemos otras preocupaciones más acuciantes. Por eso, te hago saberque no iré contra tí en tierra corsa; pero, ¡ay de tí si osas poner un pie en Cerdeña!

Con cariño,

tu Alfonso de Nápoles

Noble Mehmed, rey de los turcos, Califa del Islam, señor de Constantinopla, yo te saludo.

Razón tenéis en que son muchas y muy grandes nuestras diferencias, pues no atináis a reconocer al Dios único y verdadero como deberíais, por lo que perderéis vuestra alma y arderéis en los fuegos del infierno; pero allá cada cual con su espíritu. No creáis que soy tan bruto como para no reconocer a los hombres más allá de la religión que profesen. Y así, os reconozco como un noble gobernante y un hábil guerrero.

Por la misma razón, no a todos los príncipes cristianos los adornan los buenos sentimientos y un comportamiento virtuoso, bien lo sé. Nada me complacería más que teneros por amigo y evitar tener que medir nuestros ejércitos.

La paz sea con vos también,

Alfonso Rey.