Unos minutos después de abandonar la Gran Logia llegáis a Los Charcos. Aunque anochece rápidamente, con las indicaciones que os han dado localizáis la taberna con relativa rapidez.
Trato de permanecer en segundo plano y de no ser visto.
Motivo: Sigilo
Tirada: 1d20
Resultado: 19(+6)=25
- Sigilo: 25.
La humeda y pegasa niebla mantiene los rubios cabellos de Tira adheridos a su rostro, a pesar de la capucha de cuero que completa su armadura. El sonido de sus botas, empapadas en agua salada incluso cubiertas de una generosa capa de grasa de caballo contribuye a endurecer sus rasgos.
Sin embargo, bajo esa máscara de amargura, un brillo delator en sus ojos, una leve curvatura en sus labios y algo en su pose indican que, ahora mismo, se siente como encasa.
-Bonito lugar...- El cinismo de sus susurros queda compensado por un tono divertido, ligeramente alegre.-
Anaxagoras, tú conoces este sitio... Tira pronunció esas palabras sin un asomo de jovialidad o broma. Era una pregunta táctica y esperaba una respuesta táctica. ¿Tiene una puerta trasera que debamos vigilar? Una entrada de mercancias o algo así... Ventanas... Un callejón trasero...
Reflexiono sobre lo que dice Tira, intentando recordar.
- Master: ¿Me sirve la tirada de Conocimiento Local que hice antes?
Todos estos locales tienen una puerta trasera que da a un callejón, por donde sacar la basura.
Bueno...sera question de ir a buscar a ese fenomeno...
Iowar mira por la zona para examinar la situacion general. Que os parece si tres entramos a preguntar y dos se quedan a la parte trasera.
- "Me ofrezco voluntario para vigilar la puerta de atrás. ¿Quién se viene conmigo?" -
Grum... yo entraré dice el semiorco.
Creo que Denai... la elfa debería quedarse fuera con su perro. Incluso con su poca experiencia en ciudad, el cazador sabe que un lobo en una taberna puede dar problemas.
Entonces esta decidido, Denauien y Anaxagoras se quedan por detras y el resto entramos. Aunque tu, dice mirando al semiorco, deberias quedarte cerca de la puerta por si quiere escapar por delante.
Iowar se quita un poco el barro de las botas entre ellas, cosa absurda que le durara segundos y mira al resto. Entramos cuando esteis listo, si os parece.
- "Vamos." - Digo, mientras me confundo entre las sombras y avanzo sigiloso hacia la puerta de atrás.
Lanza una mirada a su acompañante orco -Elfo, soy un elfo.Se acerca a Anaxagoras, asintiendole, y luego mira a su fiel amigo, comenzando a caminar a la parte trasera de este turbio y sucio lugar. Aunque gusta del barro, el que se forma cuando la madre naturaleza decide refrescar los verdes prados, el que se forma en este lugar, es nauseabundo, formdo de arena muerta y restos de alcantarillas. Su caminar es suave, y el animal parece seguir a su amo de igual manera, mientras observa como su acompañante se funde en las sombras.
Um... sí, eso responde a Denauien.
Disculpa. Me cuesta distinguir con los de tu raza.
La culpa es suya, por dejarse el pelo largo. Ni vello facil, ni músculos visibles y con esos rasgos tan delicados...
Con torpes pasos arrastra sus botas por el barro hasta entrar en el garito. Se quedará cerca de la puerta, como el elfo (o elfa) de piel negra dijo, aunque Shatumal todavía no recuerda que nadie le hubiera nombrado jefe.
El interior del local es lo adecuadamente sucio y destartalado como para no desentonar en Los Charcos, pero podría ser MUCHO peor. Los parroquianos son gente trabajadora de los muelles, y aquí y allá se puede ver a algún artesano con las ropas del oficio.
Una camarera, fácilmente distinguible por el delantal, la bandeja con bebidas, y el vertiginoso escote de su vestido, os indica con la mano una mesa libre y os hace señal de que ahora va.
Tomáis posición en la calle de atrás, desde donde podéis ver la puerta trasera del bar. El olor a comida no es desagradable. Ya ha anochecido y nada se mueve por los alrededores.
Me mantengo oculto en las sombras y alerta a todo lo que ocurre a mi alrededor.
Con la señas de la camarera, iowar no dudo, simplemente con un paso tranquilo y examinando el resto de clientes tomo asiento en la mesa que le habian indicado.
Sin duda esta mesa a vivido mejores tiempos.
Iowar no pudo dejar de examinar el resto de clientes en busca de armas a la vista o ocultas. Sin duda no queria sorpresas.
¿Qué os pongo, guapetones?, dice la camarera, muy pizpireta y contoneando las caderas.
Examina de un vistazo a Tira y arruga la nariz, antes de decir: ¿Y a tí, cariño?
Grum... refunfuña el semiorco ante la visión del garito para después aclararse la voz.
Jum... una cerveza para mí.
Camina lentamente hasta la mesa y se sienta, pero examina con atención el lugar en busca de alguien que parezca una rata de biblioteca. Al fin y al cabo no han venido para beber.
Motivo: Perception
Tirada: 1d20
Resultado: 11(+5)=16
Tira asintió con un gruñido, aceptando la distribución de grupos y tareas. Con paso firme, el escudo embrazado y la mano descansando con el pulgar dentro del cinturón, la elfa entró en la taberna. Involuntariamente entrecerró los ojos y arrugó la nariz, con sus sentidos claudicando ante un asalto en toda regla.
Captó rápidamente el gesto de la camarera y, sin perder tiempo tomó asiento buscando una posición que le permitiese controlar la entrada y la mayor parte posible del local. Resignandose a su suerte, Tira tomó asiento y depositó el escudo a un lado, apoyado en su muslo.
Antes de que pudiera preguntar a sus compañeros o trazar un plan, una camarera de muy buen ver y genuina sonrisa, se acercó a la mesa, dispuesta a tomar nota de su comanda...
- Yo tomaré un hombre...- Tira sonrió socarronamente por un instante- Pero no uno cualquiera... Busco a Yargos Gill.
Tira dejó de sonreir y tamborileó sobre la mesa, impaciente.
Se mantiene alerta, mientras indica a su lobo que este alerta también y vigile, y que alerte de cualquier presencia. Se siente incomodo en este lugar.