Partida Rol por web

Era una noche tranquila en Londres. El Big Ben, el London Eye, el Tamésis… Todo funcionaba con normalidad. Los ciudadanos descansaban en sus casas, los turistas rezagados se hacían las últimas fotos y otros paseaban tranquilamente. Era un día normal en la ciudad.

En Camden Town, uno de los barrios más famosos de Londres, con todas sus tiendas y restaurantes abiertos, estaban repletos de gente. De aquí para allá, madres con sus hijos, ancianos, adolescentes… Todos disfrutaban de una plácida noche.

En el tejado de un restaurante, entre las sombras, estaba Dobla Destino. Observaba la calle con detenimiento.

Su traje era verde y negro, todo de kevlar. Parecía bastante cómodo, a pesar de la infinidad de bolsillos que llevaba. La máscara que le cubría también era verde, pero esta parecía tener algún tipo de tecnología especial. En sus lentes iba apareciendo información sobre el entorno. Allí arriba Dobla Destino era casi invisible.

En estos últimos meses se dio a conocer, parecía el típico vigilante enmascarado. Salió en las noticias por haber detenido a una gran cantidad de delincuentes, incluso salvó a unos niños que fueron secuestrados. Pero apenas se sabía nada de él. No era como otros superhéroes, nunca habló con nadie, no concedió ninguna entrevista.

Arrodillado como estaba, miró en la pantalla que llevaba en su antebrazo. De uno de los bolsillos de su muslo izquierdo sacó un objeto metálico. Con un clic se extendió hasta formar un arco y con un flip se tensó la cuerda por sí sola. De otro bolsillo sacó lo que parecía una punta de flecha.  Echó un rápido vistazo a la gente y luego otra vez a la pantalla. Era la hora.

-Debería estar a punto… -dijo para sus adentros.

¡Pam, pam pam!. Un hombre, cubierto por su capucha, disparó al aire. Se armó el caos. De repente, lo que había sido una apacible noche londinense se convirtió en un torrente de gritos y de personas corriendo. Luego, apuntó a la cabeza de un policía que se dirigía hacia él y apretó el gatillo.

-Mierda. –dijo Dobla Destino levantándose de golpe. Miró hacía atrás, a las sombras y bramó.- Tú quédate aquí.

Entonces, cogió carrerilla y saltó del tejado. Mientras estaba en el aire, sus ojos brillaron con fuerte intensidad. Lo que parecía una punta de flecha, se extendió hasta formar una flecha funcional. En una milésima de segundo la colocó en su arco y, justo cuando sus ojos hicieron un pequeño flash, disparó. La flecha voló hasta llegar al corazón del hombre.

Dobla Destino aterrizó con gracilidad en medio de la calle, mirando a su alrededor. No podía hacer nada para calmar a toda esa gente. Seguramente les diera más miedo que seguridad.

Como los esperaba, el encapuchado no estaba solo.

De un restaurante sonaron más disparos, luego en una tienda, luego en otra… También salieron de las ventanas de los edificios. Otra revuelta.

Era la quinta revuelta que tenía lugar en Londres en los últimos meses. El hospital, la catedral de Westminster, el Tate Modern Museum y ahora Camden Town. Y no se sabía que buscaban con esos ataques.

El vigilante, comenzó a disparar a más encapuchados. Esta vez, pierna que apuntaba, disparo que acertaba.  Se acercó a uno de ellos y lo cogió por el cuello. A simple vista parecía un tío normal, alrededor de los veinticinco años, pelo rubio, cara de malas pulgas y pinta de garrulo.

-AAAAHHHH, ¡Hijo de puta! ¡El Infierno te consumirá! AAARGG.- gritó el  joven y escupió apuntando a la cara de su agresor.

Rápidamente, los ojos de Dobla Destino brillaron y paró el escupitajo con su arco. Acto seguido, la cuerda de su arma desapareció y se convirtió en una vara. Con ella propinó un fuerte golpe en la cabeza del garrulo.

Clic. Y la vara se convirtió de nuevo en un arco. Desplegó una flecha y la colocó, preparada para surcar el aire hasta su objetivo. Pero no disparó, estaba atento a otra cosa.

Los había oído.

-Ya están aquí. -susurró Dobla Destino.

Uno de los mini mapas en sus lentes le avisó. Se acercaban. Ya llegaban…

Una noche tranquila en Londres al menos hasta que empiezan a saltar las alarmas en mi visor computarizado.

- Black Knight Informe. - ordeno a la computadora

- "Múltiples disturbios y tiroteos en Amden Town, Cantidad de atacantes indeterminada, la policía va en camino"

- Imagen satelital. - Tras el último comando de voz, el satélite empieza a transmitirme una imagen clara de la caotica situación que se está desarrollando. - "Demonios si no me apresuro mucha gente podría morir" - Black Knight traza ruta más eficiente, y preparar ataque protocolo ataque silente. 

Tras desviar la energía de la armadura a los propulsores, empiezo a desplazarme a máxima velocidad hacia el punto de los disturbios y aunque el viaje me toma a penas unos tres minutos, la verdad es que se me hicieron eternos,

Una vez que me encuentro en las proximidades de la zonam desactivo los propulsores y despliego las alas, para llegar planeando al lugar, intentando tomar por sorpresa a alguno de los tiradores, además de darle un efecto más dramático a mi entrada.

Miantras desciendo, activo mis repulsores sónicos en aturdir y dejo fuera de comte a dos tiradores que estaban sobre un techo cercano.

"¿Qué rayos le ocurre a esta gente? ¿Por qué mierda no pueden llevar la fiesta en paz? ¿Acaso les causa placer lastimar a otros?"

Al llegar al suelo repliego las alas y me preparo para luchar. No muy lejos de allí uno de los Hooligans está apuntando su arma contra unos civiles así que decido derribarlo sin previo aviso usando mis repulsores sónicos en modalidad impacto.

Será mejor que arrojen sus armas y se rindan o empezaré a darles una buena golpiza al estilo de la vieja escuela. Ustedes deciden. - digo en tono de advertencia antes de reparar en la presencia de Dobla Destino quien ya despacho a otros dos patanes.

Buenas noches Dobla Destino, al parecer alguien monto una fiesta aquí y no nos invito. ¿Que te parece si se las aguamos un poco? - pregunto en tono amable mientras activo mi escudo para bloquear algunos disparos, aunque mi armadura es más que suficiente para protegerme de cualquier posible disparo, pero nunca está demás alguna precaución extra.

Yo por la izquierda y tu por la derecha. - sugiero mientras cargo a toda velocidad contra otro de los vándalos y lo dejo fuera de combate con mi repulsor sónico.

¿Por qué nunca escogen el camino fácil? - pregunto sin dirigirme a nadie en particular.

Para la gente de la plaza, debía haber aparecido de la nada, cayendo desde el cielo sobre las rodillas y con un puño apoyado en el suelo. Pero en realidad, ya estaba por Camden. Me estaba comiendo un taco de atún cuando empecé a escuchar los disparos. Al principio, pensé que era un espectáculo callejero; luego vi a la gente corriendo y se me pasó.

"Vale, piensa. Vale, creo que ya."

Meto mi mano en mi bolsillo y, con las yemas de los dedos, agarro mi casco, que está minimizado al lado de mis llaves. Miro a un lado y a otro. Miro mi camiseta, del Arsenal.

- Me encantaba mi camiseta.- Murmuro.- Ojalá la encuentre luego...

Me avisaron una vez de que llevara siempre el traje debajo, por si acaso. Qué razón tenían, los jodidos. Lanzo mi casco arriba, con no mucha fuerza. No le pierdo la vista. Salto y me reduzco a toda velocidad, con lo cual mi impulso me lleva hacia los aires. Mi camiseta, pantalones, calcetines y zapatos se quedan en tierra, pero tanto yo como el resto de mi traje salimos despedidos. Agarro el casco en el aire, me lo pongo y lo ajusto justo antes de aterrizar.

Y entonces regreso a mi tamaño. Miro a mi alrededor. Encapuchados, armados, disparando contra inocentes. Hijos de puta.

- Okey, chavales, parad en nombre de la reina. Y si sois republicanos, parad en nombre mío, Hornet Knight.- El caso que me hacen es el previsible en estas circunstancias. Me encojo de hombros.- No digáis que no os avisé.

Me lanzo corriendo contra tres de ellos, juntos, que están disparando contra un escaparate. Uno de ellos, el que estaba más a la derecha, se gira.

Para ellos, desaparecí de su vista. Debió suceder muy rápido: primero, el de la izquierda, que estaba dándome la espalda, cae al suelo de boca; el escaparate se rompe; el segundo, en el centro, extiende su pierna izquierda, levantándola mucho y cayendo de espaldas entre alaridos, las manos y la pierna cubiertos de sangre; el tercero ve como vuelvo a aparecer en su campo de visión, para luego desaparecer una vez más; y entonces notaría un golpe en el pecho tan fuerte que le tumbó de espaldas, noqueado.

Para mí, fue algo bastante menos espectacular. Salté hacia ellos justo al encoger mi tamaño, en dirección al primero de ellos. Le dí en la nuca y lo dejé tieso en el sitio. Uno menos. La inercia me llevó hasta el escaparte, donde aproveché para rebotar y cortarle con mi hoja en la corva al segundo. Dos menos. Caí al suelo, y de ahí, recuperando mi tamaño, volví a saltarle al otro, esta vez hecho una pequeña pelotita de justicia. Tres menos.

Al recuperar mi tamaño, fijé mi vista en los siguientes. Cinco tipos estaban encima de un banco, liándose a tiros.

- Vale, a ver como hago esto.- Digo por lo bajini.

Compruebo mi hoja y me reajusto el casco. Empiezo a correr hacia ellos.

 Uno de los asaltantes apareció con un lanzacohetes y apuntó a Arcángel y a Dobla Destino, dispuesto a usarlo con ellos, pero entonces, de la nada, una especie de bandas carmesíes envolvieron su cuerpo, inmovilizándolo, mientras el arma caía inofensiva al suelo.

 - ¡¡¡PERO QUE C...!!!. - Fue todo lo que el criminal atinó a decir, aterrado, antes de que una de las bandas le amordazó. A continuación, una figura encapuchada surgió detrás suya, como si saliera de la nada, como un fantasma. Ignoró a su aterrorizado prisionero, que la seguía con la mirada.

 A continuación, el recién llegado comenzó a lanzar relámpagos de sus manos sobre el resto de asaltantes, dejándolos fuera de combate. También se iba protegiendo con una especie de escudo invisible, con el que se protegía de los proyectiles de las armas de sus enemigos.

 Mientras avanzaba, todos veían que lo hacía sin tocar el suelo. Además, pudieron comprobar que, donde debería de tener su rostro, llevaba una extraña máscara de aspecto siniestro.

Llevábamos casi dos horas esperando en un tejado al amparo de la oscuridad cuando todo estalló. Dobla Destino saltó a toda velocidad tras mandarme que me quedara en el tejado como si fuera una princesita que se pudiera romper. "Y una mierda."

Cogí carrerilla para saltar y seguirlo pero antes de que lo hiciera un individuo con una armadura como la de Stark pero con alas se presentó en la plaza. Despachó a un par de esos tipos con sus rayos. "Parece que esto se va a poner más divertido de lo que esperaba." 

Salto del tejado y ruedo para amortiguar la caída.En el descenso he aprovechado para "arañar" un táser y le disparo a uno de esos matones que se queda retorciendose en el suelo. Tardará bastante en volver a levantarse.

Cuando veo al misterioso encapuchado parar al tipo del lanzamisiles es cuando veo que van de verdad en serio. Lo inmoviliza sin problemas pero el arma queda fuera de control. Otro tío coge el arma como una exhalación y apunta de nuevo a Dobla Destino. Me concentro y alzo la mano en su dirección. Justo cuando aprieta el gatillo, un pequeño bloque de acero aparece unos centímetros por delante del misil que detona al impactar con el cubo. El hijo de puta vuela en pedazos al instante.

La pieza de metal ha dejado ya de existir. Frente a mí se materializa un murete hermosamente decorado hecho de ladrillos rojos y cenefas de escayola. Desde luego no era lo que tenía en mente pero servirá. Me escondo tras mi improvisada cobertura y comienzo a "arañar" el arma de más calibre que pueda obtener.

Fue buena idea robar aquella radio al policía y poder llevarla oculta en su traje y conectada con un auricular en su oído. Así podía saber que ocurria en la ciudad y moverse a zonas conflictivas si no encontraba presas en su ruta.
El aviso de una nueva revuelta en Londres la hizo moverse con rapidez por los tejados, buscando la forma más rápida y segura para llegara su destino: el metro.
Por necesidad aprendió a moverse por sus túneles, descubrió accesos olvidados a las alcantarillas... Tenía toda una red de comunicaciones bajo la ciudad.
No tardó en llegar a su parada. La radio indicaba que ya estan por allí los enmascarados.
Necesito una moto, no puedo llegar tarde a las fiestas. Salí del subsuelo en medio de una calle y corrí hacía el tumulto, buscando un edificio que me permitiese moverme por encima de todo. De todos. Tuve suerte y pude saltar sobre unos cubos que me permitieron aferrarme a un balcón. Ya era cuestión de saltar de terraza en terraza.
Al fondo, no muy lejos, podía ver el lugar donde estaba toda la acción. La Policía comenzaba a acordonar la zona y recibían instrucciones de evacuar a los civiles.
Aprovechando el lío me colé por la fachada de los edificios.
La noche y el ruido de aquella pelea me hacían casi invisible. No tardé en encontrar mi primera víctima. Un hombre encapuchado, agazapado entre dos coches, buscaba con su pistola un blanco fácil de derribar. Me coloqué sobre él, a su espalda. Un salto y disfrutaría de una muerte directa. Pero un grito agudo me alertó.
Unos metros más allá, un tipo alzaba una barra de hierro entre sus manos y amenazaba con golpear a la mujer que suplicaba arrodillada ante él. Saqué mi arco y cargué una flecha. Sentí como silvaba mientras volaba a gran velocidad, alcanzando su objetivo. El hombre gritó, primero de dolor, luego por el horror de verse "esposado" por una flecha que le unía ambos antebrazos. Soltó la barra de hierro y se dobló de rodillas. La mujer salió corriendo aterrada y me volví a centrar en mi presa, queaun seguía allí agazapada, pensando que ese era un lugar seguro.
Volví a dejar mi arco en la espalda y saqué mi daga. El salto fue amortiguado por el cuerpo del encapuchado quien no se dio cuenta de lo que ocurria hasta que mi mano le cubrió la boca y mi daga le rebanó el cuello. Me relamí viendo aquel chorro de sangre saliendo con presión en el instante que le corté la yugular. Normalmente me quedo a disfrutar de esto, pero hoy no me lo puedo permitir. Tendré que darte una muerte rápida. Le susurré al tiempo que mi daga se clavaba en su pecho, perforando su corazón. Solté su cuerpo y este se desplomó en el asfalto.
Aproveché que estaba ya en el suelo para moverme por allí en sigilo, ocultandome en las sombras, buscando presas que dar caza sin ser vista.

Ya habían llegado, ahí estaban los cinco. Primero llegó Arcángel, el chico con la armadura. Era el que menos le preocupaba. Parecía alguien responsable, que podía lidiar bien con la presión. Incluso un poco impetuoso. Me ofreció una táctica de combate.

-No. -respondí escuetamente. Arcángel disparó contra otro encapuchado, este gritó algo como "Jehová es grande" antes de caer derrotado. Bien, el chico de la armadura lo tenía bajo control.

Tardé unos segundo en darme cuenta de qué estaba teniendo lugar. Más allá, enfrente de una tienda, un grupo estaba siendo apalizado por algo invisible. Forcé un poco mi vista y entonces caí en la cuenta. Ahí estaba Hornet Knight. Este parecía un buen tío, aunque sus poderes podrían llegar a ser un peligro. 

Pero mientras seguía disparando a las piernas y dejando KO a los encapuchados, una sensación de peligro llegó a mi cabeza. Rift acababa de aterrizar cerca, pero ella no era el peligro. Mis ojos se iluminaron y rápidamente vi como desde un tejado nos apuntaban con un lanzamisiles. Rápidamente puse una flecha, le añadí punta explosiva y justo cuando la iba a disparar apareció el mago, anudando unas vendas mágicas en su victima y haciendo caer su arma.

Este debía ser Revan, no daba muy buena espina, pero conseguiría sacar lo mejor de él. Pero el peligro no había acabado.

Otro encapuchado cogió el arma que había caído. Iba a dispararle en el hombre para que dejara caer el lanzacohetes.

-Por Cristo, todopoderoso. -gritó.

-Rift, sal de... -pero el encapuchado disparó. Rápidamente, la joven hizo gala de sus poderes e hizo aparecer un bloque de acero. Lo que provocó la muerte del hombre.- ¡Rift, nada de muertes! ¡Dije que te quedaras en el tejado!

Y justo mi di cuenta de que hacía rato había llegado la última. Apenas sabía de ella, era como una clase de ninja. Vi como peleaba contra un hombre y acto seguido lo asesinaba.

-Maldita sea, dádme un respiro, joder.

Cogí otra flecha y le disparé a Noche. Justo como esperaba, la flecha pasó justo a su lado, clavándose en el hombro de otro de los agitadores. Solo quería llamar su atención.

-¡Eh, chica ninja! ¡Nada de asesinar! -le grité. Rápidamente volví a la batalla. 

Acerté con un dardo a uno, lancé mi chakram que cortó a otros tres y luego seguí lanzando flechas. Estaban cayendo como moscas. Esta vez no se esforzaban tanto como las otras...

Pero entonces aparecieron las sorpresas. Eran tres, parecían humanos pero no lo eran. O al menos no ahora. Eran más grandes, medían como dos metros y su piel parecía haberse quemado. Se acercaba dos por el norte y uno más grande por el sur. Mientras venían a por nosotros corriendo, iban aplastando y empujando a sus "compañeros". 

Los seis vigilantes habían conseguido reducir un poco el número de encapuchados, la mayoría de los civiles, exceptuando a unas cuantas víctimas, estaban a salvo. La policía, a pesar de las malas miradas que echaban a los héroes, cooperaban con ellos e intentaban reducir a los encapuchados.

Tendrían que unirse para lograr vencer a esas cosas.

Pero ¿Qué rayos son esas cosas? - preguntó mientras ajusto la potencia de mis repulsores sónicos .

Detestaba usar los cañones de asalto y los reservaría para el final.

Será mejor que desistan o no podré garantizar vuestra seguridad. - digo a modo de advertencia, al tiempo que apunto mis cañones sónicos contra los recién llegados. 

Al no recibir una respuesta positiva por parte de los mismos, descargo todo el poder de los cañones intentando noquearlos.

-Black Knight, análisis del objetivo. - susurro en un tono casi inaudible para pedir cualquier información que el sátelite pueda darme antes de continuar con el enfrentamiento.

Al parecer, las criaturas no atienden a razones. Si algo les quedaba de humanas, se fue hace mucho.

Arcángel decidió disparar contra el más grande que se acercaba por el sur. Apuntó sus repulsores sónicos contra la gran criatura y disparó.

-Waaargggghhh, Alá... warfffg. -logró gritar la bestia mientras se intentaba tapar lo que anteriormente serían sus orejas.

Pero eso no frenó a la bestia. Esta siguió corriendo hacía Arcángel.

Black Night revisa una extensa base de datos y te da unas posibles opciones:

A) Puede ser un troll de las cavernas que ha aparecido en medio de Londres.

B) Pueden ser mutantes o inhumanos.

C) Son muy similares a otros casos de sobredosis de HCM (Hormona del Crecimiento Mutante) unas pastillas que otorgan poderes. La sobredosis puede acabar malformaciones muy bestias.

Me vuelvo a mi tamaño normal, a tiempo de ver a multitud de encapuchados haciendo cada uno sus cositas de luces, tecnologías y proezas inimaginables.

- Joder. Menudo panorama.- Un grito me hace girarme hacia unos tipos enormes. Vuelvo la vista hacia que tengo más cerca. Estiro los hombros.- Tío, por favor, quédate KO a mi primer golpe. No quiero hacerte daño. O peor. No quiero que le hagas daño a ningún paseante.- Empiezo a correr hacia él.- O peor aún. No quiero que le hagas daño a ningún turista. O peor aún...

Salto hacia él con todas mis fuerzas, y me reduzco de tamaño justo al despegar. Mi aceleración se dispara, y salgo como una bala en dirección al tipo gigante, con la hoja en la mano. Le doy justo en el pecho, le clavo mi aguijón y, recuperando mi tamaño normal, salto encima de él, aterrizando a su espalda.

- ...No quiero que me hagas daño a mí. Así que, por favor, quédate en el suelo.

-Ugh... -gimió el pobre deformado. 

Sacudiéndose y dándose manotazos en la espalda se intenta quitar de encima a Hornet Knight. Pero entre que este era diminuto y el otro era muy torpe, no consiguió acertar. 

La abominación se intentó levantar mientras cogía a uno de los encapuchados por el tobillo. Listo para tirárselo al próximo que viera, la pesada bestia seguía esforzándose. ¡Como le costaba ponerse en pie a esa cosa!

Mientras Revan alzaba el vuelo, con el fin de ser un objetivo más difícil para los atacantes, lazó una serie de rayos a uno de sus enemigos más cercanos. La gente a su alrededor podía notar como la temperatura a su alrededor bajaba unos grados, causada por alguna especie de frío sobrenatural.

 La máscara que cubría su rostro miraba fijamente su objetivo, como si estuviera evaluándolo, mientras el hechicero esperaba a que su rival, por llamarlo de alguna manera, hiciese el próximo movimiento...

El hechicero se elevó en el aire y disparó hacia una de las bestias, con tan mala suerte que falló por muy poco. El rayo de energía mística pasó justo al lado de su cabeza. 

Los encapuchados, desde el suelo, dispararon a Revan. Unos cuantos fallaron, pero los que acertaron pudieron ver como las balas chocaban inofensivas contra la capa del brujo.

Los dos monstruos seguían su camino.

Le dirigí una corta mirada airada a Dobla Destino. Yo no disfrutaba matando gente pero si alguien apunta con un lanzamisiles a mi compañero es elcción suya. Ya tendría tiempo de discutir con él cuando acabaramos esto. Miré a mi mano para comprobar lo que había logrado obtener. Una sonrisa traviesa se dibujó en mis labios.

El ambiente se estaba calentando pero no tardaríamos demasiado en despachar a esa cuadrilla de indeseables. La policía estaba llegando y nos habíamos reunido un buen grupo de justicieros. Fue entonces cuando los vi. "¿Qué coño son esas cosas?" Me encogí de hombros si abandonar mi covertura. "A estas cosas no les voy a disparar sólo en la pierna."

- ¡Hombre de hojalata! - grité al que acababa de disparar al más grande. Me sonaba heberlo visto en la prensa pero llevaba poco tiempo en Londres. - Encargate del grandullón. Yo entretendré a los otros dos. Parece que yo también tengo algunos juguetitos - concluí en un tono algo más bajo.

"Vamos a ver de qé es capáz este trasto." En un suspiro saqué la cabeza sobre el muro y apunté con mi rifle a uno de los dos colosos que avanzaban hacia nosotros. Sonreí con acidez al ver los efectos devastadores del arma que había logrado traer.

Rift logró arañar un rifle de plasma de otra realidad, probablemente una avanzada muchos años tecnoloógicamente. Esta disparó a uno de los monstruos que se acercaban por el norte. El disparó impactó contra su hombro, lo que provocó que su brazo saltara por los aires. La fiera gritó de dolor, pero seguía en pie.

-Cuidado no te hagas daño con eso, niña. -le dije a Rift. Había mejorado bastante desde que la encontré.

De mientras, yo seguía derribando encapuchados. Mejor le dejaba los grandotes a los nuevos, tenían que lucirse.

Estuve en busca de victimas, de civiles que se quedaran atrapados. Después de rescatar a un par de niños asustados y a una anciana, seguí peleando contra los agitadores.

Derribé a dos con el arco en modo vara y a otro lo cogí por el cuello y lo estampé contra la pared. Me acerqué a su oido y le pregunté:

-¿Quién os envía? ¿Por qué hacéis esto? -le grité.

-Tenía rasón, dijo que ustedes apareserían... -dijo el encapuchado con un acento indio

-¿QUIEN?

-Vis... -y una bala le perforó la cabeza.

Mierda, no lo había previsto. Rápidamente miré en la dirección que había llegado la bala. Un francotirador, apostado en el tejado del edificio de enfrente.

Solté el cadáver y fui a por el francotirador. Mis ojos comenzaron a brillar. Una corriente de aire se concentró alrededor de mis pies y me permitió dar un gran salto que me llevó hasta el tejado. La persecución comenzó. Esperaba que los nuevos pudiesen hacer bien el trabajo.

No me había dado tiempo a moverme, cuando una flecha pasó silbando cerca de mi hombro. Luego escuché un grito de dolor a mi espalda. ¿Pero qué? Me giré y vi a un encapuchado con la flecha clavada en su cuerpo. La voz de Dobla Destino resonó a mi espalda. ¿Quién se cree que es para darme órdenes? Al cuerno con él. Rápidamente saqué la flecha del hombro de aquel tipo y se la incrusté con fuerza en el cuello. Luego me incliné sobre él.

Tranquilo, sólo te he dejado malherido. La muerte te recogerá en breve. Le susurré mientras miraba el horror en sus ojos.

Haciendo parkour sobre un coche y una furgoneta, accedí a un balcón de una vivienda desde donde tendría mejores vistas. Y entonces los vi venir. Grandes, feos y seguro que malolientes. Dos de ellos aparecieron cerca de mi, un tercero en la otra punta. Creo que fue una buena idea subirme... Pensé hasta que uno de ellos me miró fijamente, con furia. Por fortuna un haz de luz salió despedido de algún punto más atrás y le arrancó el brazo a aquella cosa, la cual gritó de dolor y se olvidó de mi. Mal hecho... No me gusta que los hombres pasen de mi así.

Con mi arco en mano y una flecha preparada en él, apunté a la cabeza de aquella cosa preparándome para saltar a otro lugar más seguro, en cuanto la flecha saliese disparada.

La flecha de Noche voló y se clavó entre los ojos de la bestia. Esta, cayó muerta al suelo. Rápidamente su cuerpo se empezó a encoger, como si lo estuviesen deshinchando, dejando un cadáver humanos desnudo. Al parecer esos monstruos eran humanos.

-Grrgrrrrr. -gruño la bestia que estaba a su lado. Parecía una mezcla entre lamento e ira. Entonces, esta cogió carrerilla y si dirigió corriendo a donde estaba Noche, dispuesto a aplastarla.

Por suerte la ninja era más rápida y ágil que la bestia. Donde hace un segundo había disparado, ya no había nadie.

Pero el peligro no había terminado. Aún quedaban unos cuantos encapuchados. Uno de que ellos que estaba en un balcón, justo enfrente de Noche, le disparó. Le acertó en el brazo.

Otro, que estaba moribundo en un escaparate, disparó a Revan. Pero las balas chocaron contra la túnica de este y cayeron al suelo inofensivas. ¿Tal vez tendría un hechizo protector bajo la manga? 

Mientras, otros dos agitadores dispararon a la vez contra Arcángel. Al parecer le tenían más miedo a él que al resto. Seguramente no habían visto asesinar a Noche a sangre fría. El primero falló, pero el segundo le dio en el casco de lleno.

Y para colmo, la abominación más grande, de la que se estaban ocupando Hornet Knight y Arcángel se levantó. Estaba preparada para volver al combate.

Por todos los diablos. Te enviaré la cuenta de esto miserable. - digo mientras me elevo por el aire para salir del alcance del Malo 3 y me preparo para dejarlo fuera de combate.

Activar cañones repulsores, potencia total. Lo siento chicos, pero no hay nada que pueda hacer por ustedes, así que voy a tratar de darles un final rápido. - digo mientras le disparo al malo 3 con mis tayos repulsores a toda potencia.

Oye tú, chica cósmica, si puedes cubrirme mientras me encargo del grandote, luego pondré a dormir a los alborotadores. ¿Estamos? - le pregunto a Rift mientras me preparo para lanzar un asalto contra el escondite del sujeto que me disparó

El disparo del repulsor de Arcángel creó un boquete en el pecho del monstruo. Uno menos. Como había sucedido con el otro, al morir volvió a su tamaño normal.

El cadáver presentaba estrías y humeaba. No era más que el cuerpo de un joven, de unos veintipocos años. ¿De donde saldrían esas cosas? Era la primera vez que aparecían en las revueltas.