Partida Rol por web

El gran viaje había llegado.

Robert y Andrea habían planeado el viaje de sus sueños: ¡toda una aventura romántica egipcia en el corazón del desierto!

La noche antes de la gran excursión, el matrimonio se citó con el Dr. Cameron y Yusuf, los expertos que los acompañarían y asesorarían en el transcurso del tour.

El encuentro se produjo en un lujoso restaurante de la ciudad, todo a cargo de la cuenta bancaria del Sr. Marshall como era de esperar.

Aquella charla informal sirvió para que los integrantes de la expedición no resultasen ser simplemente cuatro personas totalmente desconocidas, además fue muy práctico saber cuál era la especialidad de cada uno de los profesionales.

El Dr. Cameron sería el egiptólogo, aquel que explicaría hasta el más mínimo detalle de las ruinas que iban a visitar; una pieza clave para gozar de una experiencia completa.

Yusuf en cambio era el guía, él sabía moverse por el entorno, tenía los contactos necesarios para que aquella visita “extraoficial” contase con el respaldo de un buen fajo de billetes.

Tras la comida, tanto el recién estrenado matrimonio como los profesionales tuvieron que levantarse de sus asientos para ir a descansar.

Cada uno de los integrantes fue a su respectivo hotel…

La noche pasó rápida y silenciosa, casi inexistente puesto que la alarma despertó a aquellos que eran de sueño más profundo.

La hora de la excursión había llegado, se eligió una hora temprana porque era la más asequible en cuanto a presencia de otros turistas, el sobrecoste era fácil de asumir teniendo en cuenta las grandes ventajas.

En el punto de reunión estaba ya la furgoneta esperando, en ella el Dr. Cameron y Yusuf se encargarían de recoger y llevar a los turistas al templo personalmente.

El viaje no sería demasiado largo, quizás unos 20-30 minutos con lo cual no había que relajarse demasiado.

Andrea se sienta detrás, junto a su marido, observa la tapicería del coche y la comodidad incómoda de su asiento.

Rápidamente saca su móvil, se apunta a sí misma, buscando un encuadre interesante, intentando que no se aprecien la suciedad del vehículo, pero que al mismo tiempo se pueda observar que están en un vehículo original. Sonríe y dispara.

Mira a su marido con una sonrisa en la cara. ¡Muchas gracias cariño! Y le da un beso en la mejilla. Mientras vuelve a mirar su móvil para retocar la foto realizada

Por favor Señor Cameron ¿puede intentar hacer una foto que salgamos los cuatro? Intente que se vea un poco de paisaje, mejor que la tapicería. Dice con una sonrisa nerviosa mientras estira su brazo hacia adelante para entregar el móvil. Necesitamos un recuerdo del principio de este viaje, Robert. Seguro que va a ser inolvidable. Mientras le vuelve a sonreir. El brillo de la emoción de sus ojos casi puede eclipsar la luz del exterior.

Yusuf observaba ensimismado el horizonte, sumido en sus pensamientos, cuando de repente, la voz cantarina de la turista americana le sacó de las profundidades de su mente.

Por favor Señor Cameron ¿puede intentar hacer una foto que salgamos los cuatro? Intente que se vea un poco de paisaje, mejor que la tapicería

Yusuf se giró hacia el reputado egiptólogo con una mirada entre sorprendida y resignada

El Dr Whitaker estaba encajado como podía en el asiento de copiloto del escarabajo que les sacaba de El Cairo dirección norte. Tenia las piernas encogidas y sus rodillas pegaban con la guantera. Su bolsa encima - ¿COMO? no se había enterado, entre el traqueteo (las carreteras podían ser mejores), la ventanilla abierta del conductor y el volumen de la música.… *

Cuando vio a la Sra Andrea hacerle gestos de asentimiento y a Yusuf apuntarle con esa maquina, entendió… 

- ¡Owdy! si, si… en seguida… mmmm… se giro como podía y cogió ese móvil tan grande… y bueno… tardo un poco. - Donde se… ah, vale, mmm, si…  zaps ¡CLICK! Un resplandor blanco iluminó sus pantalones… - ah, OK … cogió el móvil y estirando su largo brazo hacia adelante pudo encuadrar... pompones dorados que caían del techo y la mitad de su cara en primer plano. Yusuf asomaba sonriente a la izquierda y detrás los ocupantes traseros. La Srta Andrea en el medio, con la cabeza ladeada a la derecha y abajo. Estaba haciendo algo raro con los labios, como si se hubiera mordido… Uf ! Espero que no se encuentre mal ya. Hace falta un tiempo para acostumbrarse a la comida aquí… en el primer mes Cameron había usado toda su reserva de Fortasec. Su marido Robert asomaba tras la barba pelirroja de Cameron, con una pose fija, fotogénica  ¡CLICK! Tras la pareja se veía un paisaje flanqueado de palmeras y colinas marrones. Devolvió el móvil ea la Srta en medio del traqueteo con una sonrisa tímida… - ¿Que le parece?

El jaleo de la circunvalación del Cairo había acabado. En las ventanas se empezaba a dejar atrás el barullo de tiendas, coches, motos… y se veían pasar ya solo casas blancas cada vez mas espaciadas, de una o dos plantas, cuadradas y de techo plano. Al fondo a la derecha podía verse colinas de varios tonos marrones, pero su izquierda era un verde exuberante – Egipto no les va a defraudar. Ya estamos ca bache casi fuera del Cairo… ya verán que bonito es el paisaje, pronto entraremos en valle y se verán los cambios de… bache… colores… del rio, la vegetación y el BUMP! todos dieron un pequeño salto al pasar por un bache que descoloco el sombrero al Doctor… desierto. Decidió sentarse mirando al frente. - Aquí creo que estamos en la parte del Damietta del Delta… no es así Yusuf?

Así es profesor. Damieta, conocida antiguamente como Tamiat; en el Egipto antiguo fue una importante ciudad comercial y un próspero puerto marítimo; pero cuando Alejandro Magno conquistó Egipto, en el periodo de dominación griega, perdió su hegemonía en pos de Alejandría.

La música de la radio, aunque actual, empezaba a ser algo molesta para Yusuf, que cambiaba de emisora mientras hablaba para tratar de encontrar algo más clásico que ambientase la expedición adecuadamente. Yusuf era consciente de su fuerte acento árabe al hablar inglés, era algo que debía mejorar si quería dar la apariencia de un guía serio y experimentado, sabía que para los occidentales, era divertido el acento árabe en inglés, nunca se habían escuchado a sí mismos hablando árabe, eso sí que era divertido.

Cuando lleguemos a nuestro destino, las maravillas de Egipto nos esperan. Estoy seguro que todos aprenderemos algo en este viaje.

Yusuf dijo esto último con la mejor de sus sonrisas, aunque se encontraba algo inquieto, no sabía muy bien lo que le ocurría, pero a medida que avanzaban aumentaba su intranquilidad. Pensó que quizás eran nervios, al fin y al cabo, el sitio al que iban era muy sagrado en la antigüedad, y no estaba seguro que aquella pareja, especialmente la muchacha que emanaba perfume caro y no dejaba de sonreírle a un aparato, estuviesen a la altura de las circunstancias. Temía que la excursión terminase siendo una payasada... ¿sería eso lo que le inquietaba tanto?

Robert estaba al lado de su esposa. No podía ser de otra manera. Bastante incómodo en aquel cochecito. Estaba acostumbrado a vehículos más espaciosos y a caminos con menos baches.

¡Muchas gracias cariño!

-De nada amor.  Seguro que lo disfrutaremos mucho. Una sonrisa se dibuja en la cara del recién casado, cuando recibe el beso de su mujer.

Mira por la ventanilla descubriendo el paisaje que el Dr. Cameron describía perfectamente. Un paisaje que era totalmente nuevo para él. Aunque había intentado documentarse por internet antes de reservar todo, no era lo mismo verlo en vivo que en una foto.

-Yusuf, imagino que podremos estar los cuatro sin ningún tipo de inconveniente, ¿no? No he pagado  para estar pendiente de parejas con niños que estén correteando y molestando. Además, si todo sale bien, habrá un detallito extra tanto para usted como para el Dr. Cameron. Robert había aprendido en estos años que con dinero se podían conseguir más cosas y que todo el mundo se esforzaba más para conseguir una gratificación extra.

Andrea cogió rápidamente el móvil, examinando la foto cómo si de una arqueóloga ante un sarcófago se tratase.

Muy bien. Respondió al egiptólogo seca pero educadamente. Inclinó la pantalla hacia su marido con una sonrisa burlona. Evidentemente el Señor Cameron no sería el encargado de hacer fotos en adelante.

Mientras Yusuf y Cameron hablaban, ella siguió retocando la foto. Tenía que darse prisa para subirla cuanto antes a sus redes sociales, ahora que tenía buena conexión a internet. Si algo sabía de estos países subdesarrollados es que las fotos recibían muchos likes, pero también que fallaban bastante las conexiones y se podían alargar en el tiempo.

Había algo de excitante en ello. Subir una de sus mejores fotos en las últimas semanas, quedarse un par de horas sin conexión y cuando vuelva a conectarse, observar cientos de interacciones positivas en sus redes sociales. Quizás casi que por esa emoción, guardó rápido el móvil y en silencio decidió disfrutar del paisaje a través de sus ojos físicos, sin pantalla, y empezar a escuchar a los dos acompañantes que iban a tener en este inolvidable viaje. A ver si se acostumbraba a sus acentos tan curiosos.

Alargó su mano para tomar la de Robert. Estaba tremendamente feliz.

Yusuf observaba al turista americano mostrando una sonrisa; la sonrisa es clave le decían, siendo amistoso, la experiencia del cliente sería más positiva, pero su sensación de malestar no desaparecía. Cada vez se sentía más inseguro ante la capacidad que tendría de asombrar a dos personas cuyos intereses parecían tan alejados del sentido de la expedición y del interés por conocer la historia o la cultura de Egipto, pero sabía que no podía desfallecer, el honor de su familia estaba por encima de todo, ¿qué dirían sus padres cuando supieran que un hijo suyo ha proporcionado una experiencia horrible a dos turistas en Egipto?

Por supuesto Sr. Marshall, les aseguro que su experiencia será totalmente personalizada, de todas formas, no se preocupe por ese "incentivo extra", no será necesario, mi único interés es proporcionarles o transmitirles mejor dicho, la pasión por la historia y la cultura de Egipto, como ha hecho mi familia durante generaciones.

Yusuf no pudo disimular el brillo del orgullo en sus ojos al decir esto último, la posibilidad de que le dieran una especie de "propina" por algo a lo que había dedicado su vida le había molestado en cierto modo, quiso dejar patente que sus motivaciones no eran tan prosaicas como aquellos americanos suponían

- Tap, tata... tatap, pap… el Dr Whitaker parecía un cervatillo despatarrado, todo rodillas, codos y extremidades. Con unos dedos largos y delgados seguía el ritmo de la música contra el salpicadero… ta, pap… tapap… mientras disfrutaba de la vista. Estaba contento. Dedicó una sonrisa a la Sra Andrea. Parecía que le había gustado su foto. Que chica tan simpática!. 

- Si, es lo único que a veces en un problema en Egipto ¿sabe? Sr Marshall, mucha gente en algunos sitios. Incluso a pocos metros de excavaciones ¿se lo puede creer? Uno esta trabajando tranquilamente, y a la vuelta de la esquina, la marabunta… Pero no, no será un problema. No hizo referencia a la propina, solo le dijo - Usted descuide, estoy seguro de que se han encargado adecuadamente, haciendo un gesto de reconocimiento hacia Yusuf.

- …

- Je, je. Si, nada que ver con los Estates… uy, se me olvidó preguntarles! Lo de ayer fue tan rápido… Utah dijo subiendo las cejas y señalándose con un cabeceo – de un pueblecito llamado Scofield. Usaba ese tono de compadreo característico de cualquier americano que ha creído reconocer a un compatriota – unas cuantas granjas en las afueras del Bosque Nacional, muy tranquilo; aunque he pasado muchos años en la costa Este… mmm no acabo de ubicar el acento… no me lo digan… norte? Dakota… Minnesota?

Finalmente, tras un buen rato de trayecto en coche con una música de fondo interpretada por explicaciones sin fin sobre lo que ibais a contemplar de manera exclusiva el desplazamiento llegó a su fin.

El motor se detuvo y las puertas se abrieron, el sol estaba comenzando a salir y todo aquel que no hubiese ido preparado con ropajes cómodos y frescos iba a empezar a lamentar no haberlo hecho.

Los alrededores estaban tranquilos, no había nadie: ni otros turistas, ni guardias de seguridad ¡era todo un lujo!

Se podía observar que a menos de 300 metros estaba ya el acceso, sin lugar a dudas comenzaba ya lo bueno.

El resto del trayecto se tuvo que hacer a pie, no era cómodo pero si práctico teniendo en cuenta que no se debía llamar demasiado la atención: el lugar donde estabais ahora caminando estaba restringido a todo aquel no perteneciente a un grupo de arqueólogos de la nación.

Con mucho sudor en vuestra espalda, llegasteis a la entrada del templo; un lugar en ruinas cuyo atractivo era alto pero os dejaba una sensación de “no es lo suficientemente bueno por todo lo que he pagado”, lo cual incitó a que la expedición entrase en las ruinas a pesar de las advertencias del guía, quien sabía de sobra que aquel lugar era inestable para pies inexpertos.

Una vez dentro del templo se pudo observar que había mucha infraestructura que indicaba que era un foco muy activo de arqueólogos, algo que dejó intrigado al egiptólogo debido a que este templo no tenía tanto interés “histórico” como otros más cercanos a las principales pirámides.

Tras unos minutos de investigación, polvo y telarañas, el grupo descubrió un lugar que no parecía estar habilitado para su exploración, no había cuerdas de seguridad y mucho menos regularidad en el suelo, pero sí que había algo llamativo: un gran número de colgantes y baratijas de corte egipcia que estaban tiradas en el suelo como si alguien hubiese querido huir de allí con las manos llenas y se había dejado parte del botín.

De repente, Andrea se abalanzó a coger uno de esos colgantes ¡las joyas eran su perdición! Pero nunca aquella frase iba a cobrar tanto sentido, pues tras tocarla todo comenzó a temblar. Un escalofrío recorrió todo vuestro cuerpo mientras intentabais entender qué era lo que estaba pasando ¿un derrumbe? ¿El lugar no era seguro?

Apenas pasaron unos segundos cuando todo el suelo que había a vuestros pies se desmoronó como si fuese azúcar, provocando que vuestros cuerpos cayesen al vacío de una manera que jamás habíais sentido antes.

Todo estaba oscuro y la incertidumbre sobre lo que iba a pasar después era totalmente desconcertante.

La caída terminó en un golpe seco, un doloroso golpe que os recordó que algo iba mal, exageradamente mal.

¿Qué demonios había pasado? ¿Dónde estabais? ¿Formaba parte de la excursión turística?

Muchas preguntas se formaban dentro de vuestras cabezas, pero el aire espeso os hizo daros cuenta de que esta situación no parecía planeada. Un ambiente asfixiante os rodeaba...

Yusuf estaba intentando encender una de las antorchas que siempre se llevan encima para iluminar las excursiones y adentrar a los visitantes en el ambiente místico, pero algo les decía que esta vez todo iba a ser distinto.

La luz del fuego mostró una imagen aterradora: cerca de vuestra posición encontrasteis lo que serían los restos del cadáver de una persona que a saber cuánto tiempo llevaría ahí muerta ¿falleció por la caída? ¿O por otro motivo? 

Poco tiempo pasó antes de que uno de ustedes registrase los restos para comprobar si había algo útil, obteniendo una respuesta que os dejó más intrigados: un mapa.

Se podía comprobar que el mapa estaba hecho a mano, con anotaciones misteriosas que intentaban “organizar” lo que allí se veía ¿significa que existía la posibilidad de encontrar una salida?

Acababa de comenzar la aventura de sus vidas; una carrera por la supervivencia mientras el miedo a lo desconocido envuelve al grupo.

¿Resolverán el gran misterio?

Tras comprobar que, aunque muy dolorido, Robert estaba bien, se acercó rápidamente hacia su mujer para comprobar cual era su estado. -Cariño, ¿estás bien? La rodea con sus brazos, demostrando que está allí para protegerla.

Poco después se interesó por los otros dos acompañantes. - ¿Todo bien? Se dirigió hacia ellos más por cortesía que por interés real. Pero estaban atrapados y sabía que esos dos individuos sabrían más del lugar que dos turistas recién llegados.

Al principio pensó que podría ser algún tipo de broma de mal gusto debido a su comentario del dinero. Pero el golpe fue demasiado fuerte y todos habían salido perjudicados, desechando aquella suposición.

-Supongo que se podrá salir de alguna manera de este sitio, ¿no? Lanzó la pregunta al aire con la esperanza que alguien contestase.

El golpe fue demasiado fuerte. Se levantó dolorida y sorprendida. Robert era bromista, pero en ésta en concreto se había pasado. Dejó que le abrazase. Pero no dijo nada. Ni mucho menos le iba a perdonar tan rápido.
Sin embargo, el tono preocupado de Robert le asustó un poco. ¿No era una broma suya?

Rápidamente intentó encontrar con la mirada a los dos acompañantes. ¿Habrían caido también? ¿O estarían riéndose desde arriba? A Robert le podría perdonar esta broma, ¿pero a esos dos desconocidos? Ni hablar. ¿Propina? JA. Ya se estaba imaginando el comentario que les iba a dejar en las redes.

Una antorcha se encendió y un cadáver apareció.
El cadáver estaba muy bien hecho. Estaba... demasiado bien hecho...
Pero... ¿qué clase de bromistas habían contratado? ¿Había un programa nuevo en la tele de bromas de Luna de Miel?

No se acercó. Era una broma y no le gustaba. Si había alguien grabando, ella no iba a quedar como una pardilla.
Se quedó quieta. Escuchó a su marido y no dijo nada. Apartó la mirada del maniquí cadáver. No lo volvería a mirar.

Y simplemente intentaba encontrar en aquella penumbra una luz, algo que delatara la cámara de la broma.

¡Los arcángeles y San Jorge! ¡¿pero que es esto?! El Dr Whitaker se dirigía desde el suelo a Robert y Andrea, sacudiéndose polvo y de un humor de mil demonios. Era afable, pero si algo no soportaba era jugar con la integridad de la reliquias y acaban de reventar el suelo de una. - Malditos sean los JINETES del apo… al incorporarse y levantar la cabeza, -calip se quedó boquiabierto -sis. Se quitó el sombrero y se pasó la mano por frente y la calva de pura incredulidad. Estaba oscuro, pero la densidad del aire ahí dentro era inconfundible… ese olor familiar en las excavaciones: cámaras vírgenes, metano. Pero esta vez era más fuerte, picante, mucho más viscoso. Ni una palabra. Mientras los otros discutían y Yusuf armaba una antorcha, mantuvo silencio y erguido, con los ojos bien abiertos, y jurarían que con una sonrisa en la cara se lanzó a inspeccionar las paredes intentando ver el estilo, sellos que identificaran el uso de la cámara… información. No parecía asustado… 

Solo rompió el silencio cuando todos miraban el cadáver, estupefactos, asumiendo solos la gravedad de la situación. - Habrá una salida, pero no va a ser fácil encontrarla…. Ni rastro de la actitud jovial y bonachona. Ese joven larguirucho mostraba una cara totalmente distinta: la severidad 100% Amish, de un estoicismo reconcentrado y de un tono más que autoritario, de sentencia moral. - Miren, no se asusten, probablemente todavía estamos en la misma excavación, alguna zona que quedo sin explorar tiempo atrás… y no pasa nada. Pero depende de cual fue su función, las zonas vírgenes pueden ser peligrosas… y vamos a tener que andar con cuidado con... bueno… con accidentes. Echó una ojeada al los restos humanos. Para serles honestos: ESO es muy extraño. Pero sea cómo sea que el buen hombre llego aquí, se podrá salir.

Señalando a la antorcha de Yusuf les dijo, vamos a necesitar unas cuantas de esas, busquen cualquier cosa que prenda… se acercó a inspeccionar al cadáver. Estaba acostumbrado a las momias… esto solo era… algo diferente. Curioso, la muerte le solía horrorizar, pero eso parecía casi otra vida, el mundo de ahí fuera. Aquí estaba en su elemento. Cualquier retal de sus ropas, su cinturón servirían para asegurarse más luz. 

Al volver al grupo que estaba inspeccionando el mapa, miró hacia arriba. Se veía luz al final, pero habían rodado mucho y no sabía cuanto habrían caído, quizá 6-8m? – Habría que ver como estamos orientados. ¿Saben? la distribución de todo,  templos, santuarios, salas rituales… mientras hablaba se colocó justo debajo del agujero, mirando hacia el arco de salida de la sala... siguen un patrón asociado al sol y a las estrellas, salas perfectamente orientadas... Sacó cuaderno y bolígrafo. ¿Me permite? Puso el mapa encima. A ver… hemos caído por ahí… la luz entra así, se proyecta justo en ese punto allá… estamos al amanecer así que eso más o menos debe de ser el Oeste… y la puerta esta allí… bien, entonces…

Mientras Robert todavía trataba que Andrea sea hiciera a la idea, el Dr Whitaker trazó una rosa de los vientos en el mapa… oh, orientada de Este a Oeste, así, dijo pasando la mano de la izquierda a la derecha en el mapa. - hmmm… ¿como el templo? Murmuraba casi para si mismo.

- Grrhmm... mirando siempre al mapa prosiguió en voz más alta… - Si seguimos en la misma excavación dijo con cierto escepticismo… la entrada esta orientada al Este y ahí es posible que haya accesos a niveles inferiores… es decir, por aquí indico la parte derecha alrededor de la sala 13. Miró a los demás con el atisbo de una media sonrisa… para los arqueólogos no es común que una X marque el lugar. No les aconsejo que exploren. No. Han de encontrar la salida. Esto de aquí SI es más normal, dijo señalando el mapa. Una sala central grande, como esta 15, puede ocupar varios niveles y conectar con el templo de Bastet más arriba… Levanto la cabeza Es la opción más cercana así que… yo me dirigiría allí, dijo mirando a Robert y Andrea por encima de sus gafas. Echo una mirada al guía en busca de ayuda. Parecía ser más consciente de lo grave del asunto… ¿Yusuf?

Yusuf notó el golpe con bastante contundencia, su constitución delgada y nervuda provocaba que sus huesos apenas tuviesen la protección de la carne y los golpes los notaba mucho más; por un momento, temió haberse roto algún hueso, pero aunque duro, el golpe no había sido tan grave.

Cuando se incorporó estaba desorientado, miró a su alrededor, comprobó que los turistas y el Doctor, se agitaban doloridos, nadie había muerto gracias a Alah, necesitaba luz para comprobar que todo estaba en orden, por suerte, él siempre llevaba a las excursiones antorchas para darle ambientación a la visita, estaba acostumbrado a meter a los turistas por zonas poco frecuentes para proporcionarles experiencias únicas, pero aquello era demasiado, ¿Sería éste suceso el que le provocaba esas malas sensaciones? Solo había una forma de comprobarlo, encendió la antorcha y apareció el cadáver...

Fi-aman-allah...

Murmulló en su propia lengua sin dar crédito a lo que estaba viendo, un cadáver... ¿Cómo era posible esto? ¿En qué zona estaban? Por un momento temió haber caído en algún refugio de extremistas islámicos o saqueadores de tumbas, pero eso no era posible, esa zona aunque poco transitada por turistas, seguía siendo visitable y había excavaciones en activo, era imposible que ese tipo de gente aflorase en esta zona. Vio como el matrimonio se abrazaba, asustados y desconcertados

¿Todo bien?

Escuchó al turista preguntar, pero entendía que era más una pregunta cortés que real, así que no contestó, Yusuf estaba preocupado como nunca antes y por un segundo se olvidó de su deber como guía, debería haber sonreído y respondido para tranquilizar a sus turistas, pero no le salía, estaba demasiado nervioso. Repasó sus conocimientos rápidamente en su mente, probablemente estaban en algún templo más antiguo, las construcciones del pasado, cuanto más antiguas son, más profundamente enterradas están, pero, era extraño que nadie hubiese excavado ya aquí, es impensable que en Egipto queden restos que no se hayan descubierto y no se estén estudiando, pero todo podía ser, estando con el Doctor, no tenía que preocuparse de esa parte.

El doctor estaba maldiciendo, Yusuf era musulmán, pero muy moderado, entendía el cristianismo como una parte de su fe (aunque equivocada) por lo que respetaba mucho las creencias del doctor, verlo maldecir así le asustó un poco, pero le conocía, sabía que odiaba con todas sus fuerzas dañar el patrimonio histórico, ojalá todos los occidentales fuesen como el, estaba totalmente de acuerdo con su análisis de la situación, el mapa que encontró por otro lado, no le inspiraba mucha confianza, pero no había otra salida, ayudó en lo que pudo para las antorchas extra y miró al grupo.

El doctor es una de las personas que mejor conoce la historia de Egipto, coincido en que ésto debe ser alguna edificación antigua y aún no descubierta, aunque sea algo impensable, no es imposible. Sugiero seguir por donde nos ha indicado, yo os guiaré, conozco este tipo de construcciones, debemos tener cuidado, este edificio ha estado sellado quizás milenios, puede haber esporas, hongos y demás muy tóxicos, además de zonas inestables o en ruinas, dejadme ir delante para inspeccionar la zona.

La situación era peligrosa de verdad, no iba a permitir que les ocurriera algo a sus turistas, a pesar de ello, tenía una mezcla de emociones a medio camino entre el miedo, la curiosidad y...eso....esa sensación extraña que no se iba y que le inquietaba muchísimo. Algo no cuadraba

La reacción de aquellos dos no la tranquilizó demasiado.

La sobreactuación exagerada del excéntrico arqueólogo para fingir este supuesto "accidente" y la rápida y "sorprendente" reacción del guía con antorcha y todo, no le iban a convencer de que todo aquello era una broma. Sin embargo, no podía ocultar su nerviosismo. Observó con toda la precisión que pudo pero de reojo, cual niño pequeño, aquel trozo de papel. Escuchó y analizó cada una de las palabras que ambos dijeron, simulando también apenas prestarles atención.

Un torbellino de ideas le venían a la cabeza. Esto era una broma, claro que sí ¿no?. Sí. Seguro que sí. Y estaba siendo grabada. Por tanto no podía parecer la típica estúpida que todo se lo cree y que tanta vergüenza daba después en pantalla. Pero tampoco quería arruinar todo el tinglado montado por ¿su marido?, la mirada de preocupación que tenía, la desconcertaba, o ¿por aquellos dos?, qué más da. Si no daba un poco de juego a esta broma, también daría una imagen de rancia que nunca gustaba.

Pasaremos a un segundo plano. Será la mejor opción. En tierra de nadie.

La habitación ¿15 ha dicho? Vale. Sí. Parece grande. Seguro que hay cosas interesantes allí. Dijo en un tono completamente apático. Pero antes habrá que salir de esta habitación ¿no? Añadió señalando el número 1. Para haberse inventado este mapa el arqueólogo o ni el mismo lo entendía o sabía fingir muy mal para que ella tomase un poco papel en la interacción

¿Tú que dices cari? Le preguntó a su marido. Tenía más interés en su forma de responder que en la respuesta que diera. A ver cuando acababa delatándose.

La situación superaba a Robert por momentos, pero no podía mostrar debilidad delante de su mujer. No le gustaba no tener el control y depender de otras personas. Pero en este caso ni todo el dinero del mundo le valdría para salir sin su ayuda.

Las explicaciones del Dr. hacia dónde nos tendríamos que dirigir y la seguridad que tenía Yusuf para guiarse a través de las ruinas hacía que Robert se sintiera un poco más tranquilo.

-Lo que usted diga Doctor. De poco valdría su opinión en este momento. Aunque pensara otra cosa distinta podría llevarles a alguna zona más peligrosa.

-Seguiremos juntos cielo. Creo que es lo más sensato. Respondo a Andrea, aparentando tener seguridad y confianza en la voz, en lugar de miedo.

Mientras Yusuf preparaba las cosas, el doctor se había sentado en los escombros esperando a que Robert y Andrea acabaran de limpiarse. Se secaba la frente con la manga de la camisa y con la mano con la que no escribía, se masajeaba la calva y se atusaba la barba alternativamente. Estaba haciendo algo en su cuaderno. Tardó un poco más de lo que esperaban…  al acabar, rasgó la pagina, la dobló y la puso en el bolsillo del pecho de la camisa… Cuando vio que le estaban mirando, respondió 

-  mmm... una copia del mapa, por si acaso. Y eso, anotaciones, iré apuntando lo que nos encontramos, para saber… eso, para la… orientación…

Se preparó guardando todo y se mesó la barba unas cuantas veces. En ese momento parecía nervioso. Al limpiarse las gafas con la camisa, se volvía a ver un chaval frágil, cara de inocente. Pero pasó rápido. Se puso el sombrero y se acercó a Yusuf. Intercambiaron algunas palabras en tono más bajo.