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Más vale una buena espada que un mal destierro (II)

IV. El final. EPÍLOGO

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17/06/2015, 16:09
Director

Tras consolar a Euxeo por la terrible muerte de Ladia, el caballero don Diego de Zúñiga se reencontró finalmente con Malena, et ambos compartieron alcoba en una noche relativamente tranquila (pues el desconcierto se hizo en toda la noche et los días venideros). Koldo de Aingeru hizo de alcaide de castillo, aparte de senescal de Echauri, poniendo cierto órden en el asentamiento del castillo et su valoración de daños. Aquella misma noche dormísteis, empero casi con un ojo alerta, no fueran a ocurrir más desgracias en la fortaleza o en derredor a ella.

Por su parte, don Sancho quedóse con el suyo ahora hijo, recuperado de las garras de aquellos encapuchados, et tuvo que ser la criada personal de doña Ontatxu, quien diérale el pecho en vez de aquesta. D'esta guisa el barón veló por su hijo, esperando que saliera adelante esa misma noche. Et así fue. Mientras criados y soldados aseguraban ya de madrugada el castillo y limpiaban con piras a extramuros los caídos en el asalto (compañeros y enemigos), el de Landarria ponía ojos al suyo varón hijo, et pensamiento en doña Ontatxu. ¡Ay, querida mía!, debió pensar, et otras cosas acerca del lugar donde hallárase en aquel momento.

Además, Euxeo quedó en su alcoba con el cuerpo de Ladia, destrozado él e inerte ella, et que las sirvientas ayudáronle a limpiar el suyo cuerpo de las heridas, coser las dentelladas de la carne fría, et hacer reposar el cuerpo en la cama hasta el día siguiente.

Et que lo que pasó con el caballero Manuel López a nadie le importó esa misma noche excepto a un par de soldados hechos carceleros de improviso, a los cuáles don Sancho de Landarria mandó encarcelar en la mazmorra desnudo y empapado de agua. Et así permaneció toda la noche, aferrado a la fría piedra que tenía por almohadón, et sin quejarse, sino más bien como evadido de pensamiento y razón.

* * *

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17/06/2015, 16:13
Director

Al día siguiente, el patio de armas amaneció con olor a quemado, olor a carne muerta y madera consumida. La servidumbre se afanaba por limpiarlo todo et los soldados más fuertes por reconstruir las partes arruinadas por las escalas y el fuego del asalto anterior. Don Sancho abandonó a su hijo durante unos instantes al buen cuidado de la sirvienta et fue a ver al caballero Manuel Pérez en persona. Los soldados allí presentes le escucharon hacerle interrogatorio et varios tormentos, pues Pérez estaba bastante débil; empero se negaba a hablar et revelar el paradero de los encapuchados.

Aseguraba no saber nada de lo que le preguntaban, et ni tan siquiera con infames tormentos logaron arrebatarle palabra. Dias encerrado hubo de estar desnudo, et sin comer (tan sólo alimentado de agua), et privólo el señor Barón de tan siquiera luz propia durante días. Tras nada sonsacarle, un maltrecho Manuel Pérez fue colgado en medio de la plaza de armas et separado su cadáver et arrojado a los bosques, para el regocijo de los lobos y roedores.

Durante días permanecísteis con don Sancho de Landarria, en su castillo, como hombres de confianza del mismo. Bajo su mando sólo quedaban soldados de la mesnada, por lo que ahora el vuestro consejo (el de Diego, el de Koldo, y el del poco a poco recuperado Natxo de Otazu) era el principal para el barón: érais ahora su consejo personal y del condado.

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17/06/2015, 16:15
Sancho de Landarria

Viendo entonces que le hijo iba creciendo con los días, doña Ladia enterrada hacía ya un mes et el castillo siendo reconstruido por las gentes de Echauri, Irabarruzia y Bureskunde, los días pasaban en la casa de Sancho. Salísteis con él en batida varias veces, et con otros soldados recién nombrados. Veteranos y noveles, ninguno halló rastro alguno de la señora de Bureskunde, la condesa de Echauri. ¿Dónde diantres se había metido? Koldo, Natxo (ya recuperado), Diego y también Ladia y Euxeo marcharon incluso a la ermita de la Peña, donde su ermitaño, aquel amable anciano, vivía en remanso de paz. Nada ocurrió durante el camino, ningún evento nefasto, et tampoco respuesta tenía aqueste para lo sucedido. Con la bendicion llevada para el hijo del Barón volvísteis a Echauri, y el de Landarria se deseperaba cada vez más.

Finalmente, os reunió, una mañana, cuando casi llevábais dos meses en el castillo. Ciertamente hacías vida allí, et en estando tan debilitado el señor et sus tierras, marchar ya tras acabar los eventos descritos et vividos sería de harta imprudencia y poca honestidad (aunque cierto es que hicísteis más de lo pedido en su favor). En plena reunión privada os confesó que había perdido ya toda esperanza de encontrar a Ostatxu, su querida esposa, y que lo único que tenía de ella era ahora su hijo, en el cual se volcaría desde entonces hasta el fín de sus días.

Et que por eso, amigos -dijo don Sancho-, dudo de este panoramal. Cegado, cegado he estado. Et de amor, amigos míos. Reconozco a mi hijo como legítimo, et que en mi duda cabe y es ella grande en mi corazón que naciera tan de repente. Algo debió ocurrir para ello. Quizá esos encapuchados que no quiero ni mentar le redujeran la espera natal con malas artes; quizá fuera mi esposa quien los buscara para ello, pero -elucubrando-, ¿porqué? ¿Acaso...? ¿Acaso querría alejarse de mí? ¿Porqué? ¡Yo la quería! -et se derrumbó sobre la mesa en la que estábais sentados-. ¡Yo la amaba!

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17/06/2015, 16:16
Director

Esa misma tarde, don Sancho volvió a llamaros a su alcoba. Estaba sentado en su mesa tosca y amplia, llena de legajos y un tintero y pluma. Ni siquiera, en estando presentes cuatro personas (Koldo, Natxo, Diego y Euxeo) os digo a alguno que os sentárais. Tras un gran silencio y una firma de papeles que él mismo hizo, parecía, tras bastastes días sin haber podido hacerlo, estar reconociendo vuestra gran labor durante el invierno y la primavera, durante todo ese tiempo.

A Euxeo le dio casa en Echauri et tierras de pastoreo muy cerca del suyo castillo, cuajada de cabras y un par de criados para que le ayudasen et trabajasen con él, pudiendo quedar éste a vivir allí et sin cobro alguno de impuesto. Incluso el honor quedó de enterrar a Ladia en el mismo castillo que los suyos antepasados, dentro de su castillo.

A Natxo de Otazu le entregó un señorío nuevo et la posibilidad de convivir en aqueste aún con los suyos votos, et lacayos que le sirvieran et pobladores para las sus tierras, todo ello en calida de vasallo de don Sancho. Et que así se dejó de perder en los caminos que iban hacia la tierra Santa de Compostela et guardó raíces en sitio fijo.

A Koldo de Aingeru le revalidó el título de senescal de Echauri, et nombró capitán de la suya mesnada et futuro maestro de su hijo, quien debía hacerse hombre de armas cuando tuviera a tener pelo por el cuerpo, et mucho antes. Añadió además riqueza a su fortuna et vivenda nueva muy cerca del castillo del de Landarria.

Et a Diego y a Malena no pudo pedirles que quedáranse más tiempo con él, pues tenían ambos que hacer su vida propia en común. A aquestos les ofreció caserío et tierras, a igual que a Natxo, con tierras de Labranzas, pero en un nuevo territorio delimitado de la baronía. Un pequeño condado llamado "de Orrandoa", et el título de conde Orrandoa al de Zúñiga. Et hízolo así porque quería que aqueste estuviera a su lado al igual que don Natxo et don Koldo en los años venideros.

Et aquellos años, todos haciendo vida más o menos cerca de Echauri et su castillo, et en viendo crecer al hijo del de Landarria, Dunixi de Echauri, no faltaron los rumores acerca de una extraña figura solitaria montada en un enorme caballo oscuro de ojos ardientes. Muchos pensaron que, no llegando a saber si aquesto era cierto, no se trataba sino de su propia madre, huida o secuestrada años atrás, que de alguna u otra forma regresó para estar relativamente cerca de su hijo.

:: FIN ::

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17/06/2015, 16:16
Director

Et ahora hablaremos de los entresijos que hicieron que unos hombres y mujeres valienten ayudaran a sembrar la paz a un noble de aspecto bruto empero de gran corazón, casi más que justo.

Doña Ostatxu, natural de Bureskunde, no era sino una joven Meiga dotada de gran poder, la hija favorita de su Señor Agaliaretph, a quien hubo de prometer concebir un heredero del señor Barón Sancho para así ofrecérslo en un aquelarre. Servidores oscuros, embebidos en negras capas, preparaban desde hacía tiempo el tal terrible acto, en algún lugar oculto del bosque... Et que en la noche del banquete tras la boda de don Sancho, aquella vieja que irrumpió infámemente resultó ser una sorguiña, es decir, una bruja de las tierras vascongadas... Et que en un principio aquesta vieja no quiso sino prevenir al señor Sancho, et que por eso irrumpió contra la de Bureskunde, de la cual sabía su verdadera condición maligna.

La vieja sorguiña lo adivinó cuando Ostatxu era pequeña, y siempre quiso acabar con ella para no provocar un desequilibrio en la baronía, et lo intentó esparciendo habladurías por el pueblo y protegiéndose de sus ataques mágicos. Sin embargo, fue demasiado imprudente irrumpiendo en el banquete, et que lo que no saben vuesas mercedes es que Ostatxu logró asesinarla, convenciendo a su esposo de que la vieja intentó maldecir su unión y privarles de herederos. Una vez que don Sancho sembró la semilla de la fertilidad en el suyo cuerpo, fue idea de la propia Ostatxu organizar la batida que se produjo durante una semana, para intentar encontrar a la sorguiña que en realidad yacía ya... Así podría librarse de Sancho et tener a su hijo nacido para ofrecerlo a Agaliaretph.

¡Gaueko! ¡Gaueko! ¡Aquel enorme lobo durante la batida no era sino el Gaueko! Pelaje negro, dientes duros y ojos endiablados, aqueste ser recorría los senderos olfateando la sangre y a los extraviados en los caminos boscosos... ¿Acaso fue también invocado por la meiga Ostatxu? Ni tan siquiera un narrador sabe aqueste hecho, empero cree que no, pues terribles y misteriosas son las tierras del brumoso norte.

¿Et recuerdan a la vuelta de dicho viaje sus mercedes a aquella hermosa mujer semidesnuda? ¡Pardiez! ¡Que tan sólo uno de vosotros lo vió! ¡Claro! Rigios era su nombre, es tratábase de una Ondina que tenía hechizado el arroyo que cruzaba el bosque llamado "del caballero" (en el cual el de Zúñiga encontró la espada y copa templaria). Et que claro, aparte de la misma, justo antes de alcanzar el castillo, si mal no recuerdan, un espectro aparecióselo a todos vos, hablando de Rigios, Silcharde et del "primer nacidos". De aquesto cabe decir que no era sino la Iditxa, el espíritu vasco de la locura et de los mil disfraces, que en aqueste tiempo, aunque no lo supiérais, os intentaba predecir de los peligros de viajar de noche por aquellos bosques, et de la protección de caminar por ellos de día.

¿Et qué hay de los incendios de Echauri et Bureskunde? El incendio de la antigua casa de Ostatxu lo provocó ella misma cuando una noche salió con su montura (una bestia devora hombres et no simple caballo) para recoger unos componentes mágicos allí olvidados. Et que de la quema de la casa en Echauri también culpa suya fue, et verán: La señora hizo que la Bestia (como llamaba a su caballo), matara al caballero Robert de Vincio (el cual, si recuerdan, lo encontraron sumido en dentelladas y descompuesto). Et acabó con su vida ya que Ostatxu vio con su magia de meiga cómo en el futuro la sangre del de Vincio podía buscar venganza contra ella, y envió a un Ígneo para que acabara con toda su familia.

Claro que, doña Ostatxu no conocía que el caballero Robert tenía un hermano Manuel de Vincio. Robert, antes de morir (et sabiendo la maldad ya de la meiga) avisó a su hermano Manuel, que no era sino el cabecilla del grupo de hombres de negro que empaló a los dos tunantes de Irabarruzia. Et aquestos hombres de negro era fráteres de la Fraternitas de la Vera Cruz, una socieda militar y fanática antidemoníaca... Para vengar la muerte de su hermano, Manuel et la Fraternitas comenzó a organizar en el invierto un pequeño ejércitos de seguidores que tenían por fín asaltar el castillo et capturar a la bruja Ostatxu, arrasando el feudo en la primavera... Como así fue.

Empero que aún queda el asunto de Manuel Pérez y sus tres secuaces. Antes ardientes servidores y muy leales de don Sancho, la mujer de aqueste los embozó en hechizo de sumisión et que quedaron al servicio de aquesta durante mucho tiempo, tales como títeres. Sus mercedes podrán preguntarse porque la torre donde la alcoba de los barones reventó en fuego y explosión, no siendo sino la razón otra treta de Ostatxu. Aquesta ordenó a su Ígneo que hiciera explotar la torre en llamaradas, et le cubriera la retirada junto con Manuel y sus hombres (a los que había otorgado hechizo de protección e inmunidad para atravesar el fuego... el fuego que acabó con algunos de los hombres de Manuel de Vincio y su Fraternitas).

Et que finalmente, en el Monte Laurri, lleno de protección de muertos y lobos llenos de rabia, Ostatxu dirigió la huida hasta el dólmen donde los seguidores que tanto tiempo habían estado preparando el aquelarre estaban esperándola. Con artes mágicas hicieron nacer al hijo de la baronesa de Bureskunde, et que llegó entonces don Sancho para recuperar al hijo suyo, et el resto de la historia ya la saben: Ostatxu huyó con malas artes et que encontróse con Ladia en el exterior, la cual la sorprendió con sus seguidores. La mujer de Euxeo se extrañó al no ver su vientre encinta, et antes de que delatara la suya huida, Ostatxu ordenó a algunos de los lobos que la aniquilaran, et así fue. Et Ostatxu hizo nacer a hijo de noble, mitad hombre, mitad demonio...

Et aquesta dualidad algún dia saldrá, emanando fuego y vileza oscura en el heredero. Claro que, hombres poderosos como Natxo, Koldo y Diego estarán ahí para hacer contraparte de aquesta terrible maldición.

::FIN::