Partida Rol por web

El viaje en lanzadera no es muy largo, de menos de una hora, lo que hace pensar que la base de la resistencia terrestre no está muy lejos, puede que en la propia Inglaterra. No obstante, al poco aterrizáis, y comprendéis que ese cuartel general es un centro móvil de operaciones. La resistencia se mueve en bloque, instalándose entre ruinas o aprovechando instalaciones que se conservan medianamente bien. En este caso, se han aprovechado los restos del puerto de Southampton. Nada más aterrizar, oís los aplausos de todos los soldados allí presentes, que os vitorean. Lo cierto es que, destruir a un segador, es algo digno de admiración. El Almirante Anderson da la orden de recogerlo todo y preparar el traslado de la base. Luego se dirige hacia Black.

-Comandante Black, venga a la sala de comunicaciones cuando pueda. Es la sala más alta del complejo.- Señala un edificio a treinta metros de la zona de aterrizaje, con una antena poco más visible que cualquier aparato de transmisión civil. -Me gustaría felicitarle en persona.- Sonríe, y se marcha. 

El resto tenéis permiso para deambular por la base a vuestro gusto. Es una plaza descubierta, con seis bloques pequeños de edificios, uno de tres plantas, el de comunicaciones, y el resto, a vuestro alrededor, de dos plantas cada uno. Son boxes, muy parecidos a los que las corporaciones humanas usan en sus esfuerzos coloniales. Collins y su equipo bajan, y para vuestra sorpresa, se dan la mano con algunos de los soldados de por allí, mientras la Teniente se marcha tras Anderson, y le tiende algo, un PADD con datos. Coats por su parte, se sienta en el borde de la lanzadera, pensando en el pasado, el presente y el futuro. 

Zeth sale de la lanzadera con todos, observando la escena. No puede mas que hacer un comentario ironico con el resto del grupo.

-Perfecto, ahora me siento como un heroe, seguro que dentro de poco morire como un idiota haciendo algo por el bien comun...

Tras eso suspiro dentro de mi traje.

-Veo complicado que en la base tengamos un bar ni nada, asi que me temo que tendre que dejar la celebraciones para mas tarde.

Por un momento esta a punto de irse a explorar la base por su cuenta, pero cuando levanta un pie, algo le detiene... no le apetece aislarse del grupo.

"Venga no me jodas"

Tras eso, mira a Aylin y Fior.

-Estais algo hechos mierda, veamos si encontramos alguien que os remiende.

Tras eso, hecho un vistazo rapido a toda la base, intento indagar para que funcion es cada edificio y cual puede ser la enfermeria.

- No te preocupes, al menos los héroes siempre mueren al final. Puedes estar seguro de que durarás todo el conflicto, lo que es mucho más de lo que la mayoría puede decir - respondo a Zeth también en tono de broma.

- Va a ser mejor que me trate esta herida... y voy a tener que remendar el traje. - digo al grupo y específicamente a Zeth - Lo mejor creo que sería preguntar.

Me dirijo hacia alguno de los soldados que tenga más cerca y señalando mi herida le digo.

- Algunos necesitamos darnos una vuelta por la enfermería, nos indicaría hacia dónde dirigirnos?

Con las indicaciones necesarias me dirijo hacia allí luego de señalarlo para Aylin

- Creo que ese edificio es tan bueno como cualquier otro para comenzar a conocer el sitio

Por fin todo había acabado, pero Black seguía con la tensión contenida propia de alguien que no acaba de creer en su suerte. No era la primera vez que tenía un éxito soberbio en una misión suicida, pero sí era la primera vez que el calibre de la misión alcanzaba cotas tan colosales. 

Serio y ceñudo se mantuvo durante el viaje hasta la base provisional de la Alianza, sin apenas decir una palabra. Alerta, ojo avizor y a la espera de cualquier contratiempo. Pero nada ocurrió. 

Fue cuando el Almirante Anderson se dirigió a él finalmente que toda aquella tensión desapareció y el cansancio cayó sobre sus hombros. Se permitió un prolongado suspiro con cara de alivio y asintió al Almirante antes de hacer el saludo militar. 

Acto seguido se giró hacia su equipo. El equipo Anvil. Joder, no podía creerlo, pero finalmente había funcionado. No como una máquina recién engrasada, pero no podía quejarse en absoluto de los resultados. Incluso habían logrado rescatar a dos valiosos efectivos y una escuadra entera... 

Black no pudo sino sonreír. 

-Equipo Anvil -dijo, finalmente-. Compañeros. Buen trabajo. Descansad, os lo habéis ganado con creces. Que alguien acompañe a Fior y a Aylin a la enfermería; me reuniré ahí con ambos tan pronto haya hablado con el Almirante.

Dicho lo cuál se dio la vuelta y, con paso tranquilo pero firme, se dirigió hacia el edificio que Anderson le había indicado. 

Tras sobrepasar sus límites cargando el cañón del Hammerhead con energía biótica, cayó al suelo y vomitó. Coats la ayudó a salir del vehículo entre un gran estruendo, casi no podía tenerse en pie, era como una zombie que se movía por inercia.

De repente estaba con el resto del equipo, sobrevolando la ciudad. No recordaba cómo había llegado allí y seguía sangrando por la nariz. La cabeza le dolía tanto que no podía ni pensar, y no sentía su cuerpo.

Cuando por fin aterrizaron, algunos hablaron sobre ella, pero Aylin no se enteró de nada. Había quedado inconsciente en algún momento de viaje.

Todo ha terminado por fin. Los motores de la lanzadera zumban en mis oídos, los gritos inundan los comunicadores y sin embargo, la mente de Kalhos está en blanco. Todo ha terminado, sigue vivo y lo más importante, se alegra. Casi no lo puede creer, toda la tensión, la emoción, la adrenalina, tantas emociones y las había disfrutado y ahora, viajando triunfantes tras el éxito, un nuevo sentimiento aflora. Al principio no lo localiza, es algo tenue, lejano, pero al abarcar con la mirada a todos sus compañeros, sus caras de agotamiento, de tensión y en definitiva, de triunfo, lo entiende. Fraternidad. Hay situaciones que es imposible vivirlas sin que un lazo una a los que las viven. Vencer a un enemigo invencible, superar una misión suicida y volver vivos, es una de ellas.

Una vez en la base improvisada por la resistencia, todos reciben permiso para descansar. El drell se incorpora cuando un pequeño dolor punzante le atenaza en el bajo vientre, al mirarse, una pequeña mancha de sangre impregna su ropa ¿Cuándo ha sido herido? no lo recuerda, pero la herida está ahí, es todo lo que necesita saber. Al ver como algunos se ponen en movimiento, Kalhos se pone en pie con cuidado y se dirige con cuidado hacia ellos.

-Si no os importa, me uniré a vosotros. Yo también tengo algo que hablar con el médico. Además, ¿De qué sirve una victoria así si no tienes con quien brindarla? Vamos al médico y luego a algún lugar donde se pueda brindar, para la primera ronda invito yo- Con una sonrisa, se sitúa al lado de sus compañeros y comienza a andar.

No se si aqui habra un bar- dice la mole, mas amoratada de lo normal, quitandose el casco- pero no me vendria mal un poco de matarratas de eso que llamais wisky. Por la victoria, la caza y todo eso, vamos.

Ve a Aylin desmayada en la lanzadera, tras lo cual dice al Drell Kalhos- Si quieres te acompaño y de paso llevamos a la chica, que se merece un descanso. Cuando esteis tratados, si hay algo, yo invito a la segunda, ya que tu lo haces a la primera.- Tras lo que sonrie y da una palmada en la espalda de Kalhos, para cargar con cuidado a Aylin acto seguido. Vamos dormilona, que los doctores te arropen, no vayas a coger frio...- Rie un poco

Al poco de aterrizar las lanzaderas, tres marines llegan hasta el lugar. No llevan el traje habitual de combate, sino un simple uniforme de La Alianza, con una banda en el brazo izquierdo, una banda blanca con una cruz roja. Uno de los marines, más fornido y capaz, se lleva a Fior, rodeándole el cuello con un brazo, mientras que los otros dos, un hombre de unos treinta y muchos y una chica joven, de pelo moreno y muy corto, se llevan a Aylin, mientras le hacen señales a Kalhos para que le sigan. Aún pese a no ser heridas graves, lo hacen con urgencia. En sus caras se puede ver cansancio, hastío, pero mezclados con pura determinación. Black, por su parte, se aleja hacia el edificio de las comunicaciones, dejando a Kai, Sonnen, Zeth y Wurst solos. 

Alrededor del campamento no hay mucho entretenimiento, ni ocio. Si bien los marines mantienen la moral alta, a la tropa ocupada y su espíritu combativo está por las nubes, lo cierto es que la alegría no es algo que en La Tierra abunde ahora mismo. Todo el mundo llora pérdidas, ya sean bajas confirmadas o desaparecidos. Los segadores hacen que la lista de bajas crezca por cientos cada día. Además, el cielo inglés se mantiene en un tono gris apagado, que hace que la luz del sol adquiera un tono marchito. No hay tiempo para bares, ni para entretenimientos. Todos los edificios tienen una función militar específica, y ninguno de ellos es la de entretener a nadie. 

La sala de comunicaciones hace sus veces de centro de mando. Con un mapa holográfico de la antena de comunicaciones, que ahora muestra a un segador hecho pedazos y docenas de cadáveres (todos ellos enemigos). Frente a ella, Anderson y la teniente Collins discuten, al fondo de la sala. Cerca de la entrada, media docena de marines están desmontando varios equipos y llevándolos hacia las lanzaderas, algunas de las cuales ya despegan transportando por igual a hombres y a equipo. La fragata de baja órbita espera, pero con los motores encendidos, listos para marcharse. 

La imagen de la enfermería es mucho más agradable de lo que cabría esperar. Es una sala cuadrangular, de setenta metros cuadrados, llena de equipo médico y camillas, que media docena de marines ya están retirando, y colocando en las lanzaderas. Además de vosotros tres, solo hay dos pacientes más. Un marine sin una pierna, pero con el muñón ya tratado, lavado y vendado, que lee un PADD y una marine, con una venda en el costado lateral derecho, que parece dormida. 

-La Asari lo único que necesita es descanso, y una dosis de esto.- El médico mayor presente en la sala, el único que no va de uniforme, despacha rápido el problema, señalando una bolsa de un líquido espeso y naranja. -Para el quariano, dosis doble de medigel, hay que esterilizar la herida, el traje y colocarle gasa estéril alrededor, bien firme y que aguante. Traedme al Drell. Este si que va a ser... Interesante.- Una pareja de enfermeros se ocupan de Fior, al que tumban en una camilla, mientras un médico más joven le inyecta algo en vena a Aylin, tras tumbarla con cuidado en una camilla. Mientras el suero hace efecto, Aylin puede notar como el dolor de cabeza baja y como le limpian la cara de sange con una gasa, con cuidado, pero de forma muy profesional. A Khalos, por el contrario, lo tumban en una camilla, mientras el doctor más veterano examina la herida. No parece ser nada grave, pero se nota que los humanos no tienen ni la más remota idea de como tratar a un Drell, más allá de la medicina general de La Ciudadela. 

- Hubiera supuesto que tendrían más pacientes. - digo sin demasiada alegría, aquello no podía ser bueno.

En una situación como la actual podrían significar dos cosas, o nunca habían supervivientes o la resistencia no tenía medios para recuperarlos. Si los segadores secuestraban a aquellos que no morían para unirlos a sus tropas entonces era un mucho mejor destino el morir, quizás incluso los hombres de Anderson mataran a aquellos que no podían llevarse.

- Qué hacen cuando hay heridos? - pregunto temiendo la respuesta mientras dejo que el médico se encargue de mi herida

La enfermera niega con la cabeza. -Hay pocos heridos. Los segadores apenas dejan supervivientes.- Dice, en respuesta, pero sin pizca de ánimo. Se nota que trata de mantener la cabeza ocupada, en el trabajo. Como todos los allí presente. 

Al ver como el doctor le hace un gesto para que se acerque, Kalhos  obedece y se aproxima hasta estar junto a una camilla. Tras hacerle tumbarse en una camilla, ve como el humano levanta cuidadosamente su traje para dejar expuesta la herida. Se imagina que terminará rápido, pues no es más que una herida superficial, las ha tenido peores. Pero en vez de eso, toma una extraña herramienta entre sus manos y empieza a urgar en la herida.

-Oiga ¿pero que…?- No puede terminar la frase pues una pequeña punzada de dolor le ahoga las palabras en la boca. En doctor sigue investigando la herida, hasta cogiendo una muestra de sangre.

-¿Es esto necesario?- Kalhos no entiende tanta preocupación por una simple herida, entonces ve el rostro del médico, y no ve preocupación, sino emoción y lo entiende.

“Perfecto, estoy haciendo de conejillo de indias para la curiosidad de este científico loco.”

¿Cómo conseguir que le suelte? Por más que le insta a finalizar su inspección, el doctor se niega alegando “motivos médicos”. Viéndome atrapado ahí durante horas, intento buscar con la mirada a algún compañero para, con los ojos, implorar ayuda.

Al ver el predicamento de Kalhos no puedo más que sonreirme divertido, por suerte mi máscara oculta mi diversión. Intento ver desde mi posición el estado de la herida del drell y hasta qué punto todo lo que está sufriendo es necesario. De concluir que aquello no vale la pena intercedo.

- Es necesario trastear tanto con nuestro pobre compañero? Desde aquí parecería ser una herida superficial y aunque no soy experto creo que desinfectándole la herida con cuidado debería ser suficiente. Dudo que sea necesario tomar más muestras de sangre. - y algo conciliador agrego - Quizás ese poco sea buena idea si pretende hacer algún estudio en busca de infecciones, pero seguramente esté de acuerdo conmigo en que más es innecesario. Claro que de querer más tan solo debe venir con nosotros en alguna misión, seguramente tenga oportunidad de recoger bastante sangre de todos - termino bromeando

Sin volverse, el doctor asiente. -¿Es que van a salir de La Tierra? Pues les deseo suerte. Pero mientras, por si acaso, necesito suficiente sangre como para poder replicarla. Ya que dudo que logren salir de aquí, sin van a quedarse con nosotros necesitaré sangre Drell compatible. Y no tengo muestras, no tenía antes del ataque. Y ahora mucho menos. Del mismo modo no me vendría mal tener muestras de sangre quarianas y Asari.- 

- Por qué no lo dejamos para luego? Prefiero evitar las agujas siempre que puedo - respondo algo receloso, no se hasta qué punto pueden mantener una buena higiene allí - Tengo más confianza en salir de la Tierra que usted. Aunque claro, no puedo hablar por mis compañeros. - Hago una pausa pensando en Wurst y no puedo evitar bromear - Vinimos con un Krogan también, quizás quiera pedirle algo de sangre a él también?

Zeth ve como se llevan a los heridos del grupo. A el aun le duelen las costillas de la caida en la torre, pero nada grave.

-Bueno, visto la ausencia de diversion por aqui, voy a buscar la intendencia, a ver si puedo hecharles un cable con el mantenimiento de las armas o algo me ayudara a distraerme. Si quereis venir, si no, ya nos veremos cuando Black nos llame.

Tras eso, me dirijo en busca del edificio donde almacenan y mantenienen la armas y el equipo militar.

Black recorrió el espacio que le separaba de Anderson y Collins a buen paso. No tenía, a priori, intención de escuchar la discusión pero le sorprendió increíblemente que la teniente conservara aún el suficiente nervio y las fuerzas necesarias como para comenzar un pleito con el almirante. 

El comandante, así pues, aguardó a una cierta distancia de la conversación con las manos juntas a la espalda. Deseaba quitarse la armadura, echar un trago y fumar un maldito cigarrillo a escondidas, pero el protocolo era el protocolo. Así que esperó a que Anderson pudiera hablar. A la vista, pero ajeno a la discusión. 

-Almirante, según estos datos...- Collins muestra algo a Anderson, y este asiente.

-Lo se, lo se. Pero si hemos acabado con ese maldito segador ha sido por pura suerte. Te recuerdo que no tenía escudos. El resto los tendrán. Ya nos estarán buscando ahora mismo y...- El Almirante alza la vista, cuando te acercas. -Ya discutiremos esto después, Teniente. Ahora retírese. Nos vamos de aquí en 10 minutos, así que prepare su equipo.- Collins asiente, y se dispone a marcharse. Aunque antes de eso, cuando llega a tu altura, y saluda, al estilo militar, antes de ofrecerte la mano. 

-Gracias, Comandante Black. Mis hombres y yo le debemos la vida. Y estaremos ahí para devolverle el favor.- Sonríe, y se marcha. El Almirante espera a que Collins salga de la estancia para dirigirse hacia ti. 

-Una buena oficial. Por ella hemos podido identificar las señales segadoras y evitar que nos descubran.- Se vuelve hacia ti, y te mira directamente. -Aunque lo suyo tampoco está nada mal, Comandante Black. Ha destruido a un segador, y ha salvado a la flota de La Alianza. Nuestros técnicos creen que en breve podremos contactar con el Almirante Hackett. Lo cierto es, que me recuerda usted a cierta Comandante. Ambos expertos en llevar a cabo lo imposible. Tiene mi enhorabuena.- Se coloca de nuevo al otro lado de la pantalla. -Bueno, Comandante, nosotros nos vamos en diez minutos. ¿Sabe que va ha hacer usted? Por qué una unidad como la suya... Aquí en La Tierra... Es justo lo que necesitamos.- 

Black sonrió a Collins casi afectuosamente. Después de haber compartido una experiencia semejante, los lazos se estrechan. Ocurre siempre en situaciones de guerra, por eso el Comandante estaba convencido de que la teniente no mentía cuando le decía aquello. Así, Ian se adelantó para hablar con Anderson. 

-No lo habría conseguido sin la ayuda de todos, señor, y esa es precisamente la clave de todo esto -respondió el Comandante con sincera humildad. Por otro lado, ¿se refería a Shepard cuando decía que se parecía a cierta comandante? ¿Estaban comparándole con Shepard?-. Yo... Lo cierto es que ignoro cuál va a ser nuestro siguiente destino, señor. Si debemos quedarnos aquí, en la Tierra, puedo asegurarle que haremos lo posible para aguantar el ataque segador. Pero de momento debo mantenerme a la espera de que el capitán Adam Colbert, mi oficial al mando, o el Vicealmirante Mikhailovich se pongan en contacto conmigo para darme nuevas instrucciones.