Partida Rol por web

Estás trabajando en un proyecto en tu ordenador como lo haces habitualmente. Ya no sabes cuántas horas hace que no te levantas del asiento, ni cuánto tiempo hace que no comes, ni mucho menos que no te duchas. Levantas la vista de los monitores y miras a tu alrededor, la habitación está hecha una pena, pero no te importa nada. Este mundo es tan de mentira, tiene tan poco valor, que no merece la pena cuidarlo.

Mientras trabajas en unos monitores tienes otros rastreando constantemente la red, en busca de información interesante, en busca de señales o avisos que te pongan alerta en caso de que empiecen a buscarte. No sería la primera vez que tienes que salir precipitadamente de tu escondite y quemar todos los discos duros, aunque con el tiempo te has vuelto más hábil y escurridiza. Estás ensimismada en tus pensamientos cuando la voz de Tachi te sacude.

Emperatriz, detecto código intruso en el sistema.|

Se trata de ese código que viste por primera vez hace unas semanas. Es tan extraño. Es imposible de rastrear, simplemente aparece, se muestra unos segundos, y luego se va. No quedan registros grabados, no deja rastro. Es como si no fuese real, como si fuese un sueño. El hacker que esté intentando entrar en tu ordenador debe ser muy bueno. Por un lado te preocupa lo que pueda hacer con la información que encuentre, pero por otro te produce mucha curiosidad, no te importaría conocerle. Debe ser alguien especial, alguien como tú.

Mientras piensas esto el código ya ha desaparecido. Has hecho muchos bocetos con algunos símbolos que recuerdas. Intentas memorizarlo para luego estudiarlo o reproducirlo, pero los símbolos son tan extraños, parece una mezcla de caracteres japoneses modificados, con números y letras de todos los alfabetos que existen. Por si fuera poco las líneas de programación se muestran en distintos niveles, superpuestas, y están vivas, cada dígito cambia, muta, y genera una nueva línea de código. Te trae de cabeza, pero no puedes hacer nada, y te limitas a observarlo cuando aparece, y a seguir con tu vida cuando se va.

Enfrascada en uno de los proyectos de HAL me pasa, llevo varios días sin prestar atención, ni siquiera a mi higiene personal, me huelo un poco las axilas.

- Emperatriz, necesita una ducha urgente. Tachi, incluye eso entre tus frases frecuentes, por favor.

Necesito que alguien me recuerde que existe el agua, y que aunque no acostumbre a tratar con personas, soy una de ellas, me gusta el olor a limón, no el olor a humanidad resudada, aunque a veces no me dé ni cuenta.

En eso estoy pensando, en resolver un par de cosas que se me atascan ésta vez, y en si tengo champú en la ducha ¿cuándo fue la última vez que compré? Cuando la voz de mi amado Vader, digo, Tachi, me saca de todo, descolocándome.

- ¿Intruso? Será una broma.

Farfullo, pasando a la otra pantalla, mi pantalla vigía, la que busca esas anomalías que encontré hace ya algún tiempo.

- Qué raro… ahí está otra vez.

Tomo papel, y la libreta de los garabatos, para intentar retener algo más, me tiene intrigada ese lapsus que parece colapsar mi red.

- Muy bien, la próxima vez lo dejaremos pasar, a ver qué hace, haré una copia de seguridad de todo, lo tendré todo listo por si hay que salir pitando de aquí y lo dejaremos entrar, si es tan bueno, quiero hablar con él, o ella, ábrele acceso, y salúdalo en klingon cuando vuelva a aparecer.

Sonrío, curiosa, y si no puedo hacer nada más por recuperarlo, me voy a ver si me queda champú, o jabón, o algo con lo que poder quitarme roña de encima.

El código cesa, y el monitor ahora se muestra en negro. Consigues escribir y dibujar algunos símbolos, pero no comprendes nada. No se parece a ninguno de los lenguajes de programación que existen, y los conoces todos. ¿Qué puede ser? La única explicación "lógica" es que se trate de un código de fuera de este planeta, de otra especie... empiezas a pensar cosas extrañas, demasiado extrañas. Pero la idea de que "ese código no es de aquí" se queda grabada en tu mente. Piensas que quizá sea momento de darte un descanso, y una ducha, quizá comer algo...

Desde el silencio de tu habitación la ciudad se oye como algo lejano, amortiguados todos los ruidos por las paredes y las persianas bajadas. Hay una gran vorágine de actividad a tu alrededor, tus vecinos, la calle... pero tú pareces no pertenecer a todo eso. Piensas que quizá tienes más en común con esos "aliens" que te mandan el código verde que con el resto de personas de este planeta. Al pensar eso sonríes, es una sensación a la que estás acostumbrada, a no sentirte de aquí, a no sentirte parte de todo esto, de este sistema que llaman humanidad, o civilización, o lo que quieran.

Dibujo símbolos que son una mezcla de todo y no significan nada a la vez, la luz de la pantalla del ordenador ilumina el pequeño cuaderno, mientras yo, acodada sobre la mesa, con el cuaderno sobre el teclado, me rasco la cabeza nerviosa.

-  ¿Qué está pasando aquí?

La respiración de Tachi suena en los altavoces, como siempre. El ruido del exterior me llega como algo lejano, no sé si es de día o de noche pero no me importa. Esto no puede ser de éste planeta ¿Y si hay vida ahí afuera y están intentando comunicarse conmigo? ¿O con alguien que responda a la señal?

La idea, de repente, me hace ilusión como nada en el mundo me había hecho ilusión, frunzo el ceño, enfadada con la idea ¿Pero qué pasa conmigo? Resoplo, dando un puñetazo de frustración sobre el cuaderno y le subo el volumen a Tachi, para escucharlo desde la ducha, y me voy al baño. ¿Por qué me hace ilusión eso? La mayoría de la gente tendría miedo, pero a mí me gusta la idea.

Desde niña he vivido preocupada por mamá, he ignorado cualquier acercamiento, amigos, vecinos, compañeros, nada me importaba, he vivido con el miedo constante de que otro ser humano matar a mi madre, y no volviera a casa. Los humanos se destruyen unos a otros.

El agua caliente cae, mientras yo me desnudo, con la puerta del baño abierta para escuchar a Tachi respirar.

Madre murió, la mataron, la mató otra persona ¿Y para qué? Los humanos son extraños, todo lo que crean se usa para destruir, pues yo crearé algo que los destruya a todos. Frunzo el ceño, las cosas artificiales son mejores, Tachi no necesita un abrazo, no necesita besos, no necesita calor, y sin embargo es mejor que cualquier humano, si los programas bien son infalibles, mejor que cualquier mascota. Yo necesitaba calor y nadie me lo dio, ni siquiera mamá, que cuando estaba en casa era una mujer fría y ausente, siempre alerta, sus abrazos eran gélidos, su mirada estaba muerta. Durante unos años necesité sus abrazos, pero me acostumbré y ahora no sólo no los necesito sino que la idea me produce repulsa.

La ducha termina, huelo a cítricos.

Suspiro, ahora tengo una nueva ilusión, averiguar qué quieren esos marcianos, y si puedo irme con ellos, pero dejemos todas esas mierdas de las sondas anales, ese será el primer punto que dejaré claro.

Sonrío, secándome.

Estás pensando en tus marcianos, en esos seres exteriores a este mundo, que te parece tan superficial. Ellos deben pertenecer a otra cultura, empiezas a fantasear con que sean perfectos, seres bien organizados, ordenados, como líneas de programación en un código perfecto, como partes de un todo mucho mayor y más importante. Piensas en las líneas de código de tu gran proyecto personal y secreto, ese que no venderás a nadie, ese en el que has volcado la mayor parte de tu tiempo y tus esfuerzos. Las repasas mentalmente, una a una, las conoces todas, son miles, y las conoces todas a la perfección. Imaginas que esos seres sean como cada una de esas líneas, pequeños, sencillos, pero a la vez son maravillosos, porque juntos son capaces de algo más grande y poderoso...

Estás abstraída en esos pensamientos mientras te secas el cuerpo, cuando oyes a Tachi:

- Emperatriz, he encontrado un expediente en los servidores de la CIA. Debería verlo, es importante.

Su voz distorsionada trata de emular la de Darth Vader, unas veces te parece graciosa, y otras, como esta, es capaz de helarte la sangre. El recuerdo de tu última mudanza ya es lejano, han pasado muchos meses, puede que incluso más de un año, desde que tuviste que dejar tu antiguo refugio. Esos cabrones te seguían la pista muy de cerca.

Esperas que la noticia de Tachikoma no tenga nada que ver con eso, pero te pones en lo peor.

Seres que no se destruyen los unos a los otros por su hambre de más y más, que valoren la vida, eso es lo que busco, quizás sean así los marcianos que intentan comunicarse con nosotros.

Repaso mentalmente el virus en el que estoy trabajando, y que me llevará muchos años perfeccionar y crear, quiero un virus que lo paralice todo, que pare el tráfico, que apague luces, que borre todas las cuentas bancarias de todo el mundo, quiero un virus que desintonice los satélites, quiero parar el planeta, y que colapse, todo excepto los satélites que controlan las bombas nucleares. Algo difícil ¿verdad? ¿Imposible? Quiero que todo el mundo entre en caos, y se destruyan los unos a otros, quiero abrir las puertas de Umbrella corporations, abrir las puertas de todas las cárceles, de todos los lugares, de Arkham Asylum ¡De todo!

- Oye, quizás me puedan ayudar, está claro que si pueden piratear mi sistema, son mejores que yo.

Pero Tachi me corta, y suelta algo que me congela la sangre, vale, a veces es gracioso escuchar a mi querido Vader, decir esas frases, pero otra, por todos los dioses, los antiguos y nuevos, me acojono viva.

- Esperemos que no tengan localizado éste antro, o tendremos que salir casi por la ventana, tenemos copia de seguridad en el Disco duro principal ¿no?

Sí, la tenemos, creo que anoche hice el volcado entero.

- Veamos qué tienen – me meto un chicle de fresa en la boca, estoy nerviosa, necesito masticar, mientras tarareo algo random y busco el expediente al que Tachi se refiere.

Te acerca al ordenador aún envuelta en la toalla y con el pelo empapado. Miras la pantalla en la que aparece el expediente que ha encontrado Tachi:

Es un expediente nuevo, abierto hace sólo unas horas. Hay bastante información sobre un virus informático que están rastreando. Un virus creado para colarse en servidores del gobierno. Parece que lo han estado utilizando terroristas. Hay mucha información sobre el virus, sobre cómo funciona, cómo combatirlo... el virus lo hiciste tú. Parece que puso en jaque varios sistemas de alta seguridad de la CIA y les dio bastantes quebraderos de cabeza. Te sientes orgullosa al leer sobre eso. No aparece nada sobre ti, ni siquiera te mencionan. Sin embargo aparece algo sobre un tal Albert Wesker, alias HAL-9000. Se dice de él que es el centro de una red de piratas informáticos, responsable de numerosos delitos, entre ellos el tráfico y contrabando de información clasificada y material de alta sensibilidad y peligroso...

Aún no le han cogido, pero tienen mucha información sobre él, y será cuestión de tiempo. Saben más, mucho más, de lo que sabes tú. A continuación hay una lista de sus posibles contactos, y un árbol jerárquico de todos ellos. Tú no apareces. Por un lado te sientes aliviada, pero por otro sabes que será cuestión de tiempo que encuentren tu nombre en algún archivo o que den contigo.

Enbuelta en la toalla me siento en la mesa del PC, mi pelo gotea sobre el teclado mientras yo observo, llena de orgullo, la pantalla. Parece que identificaron al pequeño retoño que vendí hace algún tiempo, como siempre me paga HAL9000, que es el único que tiene contacto conmigo, nunca me entero de a quién va a parar, pero si hacen daño al gobierno, mejor. Y por supuesto, para cada virus que creo, me aseguro de cerrar la puerta de mi sistema por la que podría colárseme.

- Eh… un momento…

Parece que tienen más, ¡eh! Tienen a HAL. Nerviosa, y con el miedo en el cuerpo, me levanto, y correteo desnuda, buscando ropa, para vestirme, sólo faltaría que me pillaran en bragas. Me pego dos hostiones gordos mientras me voy vistiendo, me pongo al toalla en el pelo, y medio secándome, leo el nombre completo de HAL y toda una lista de nombres entre los que no aparece ni mi alias, ni mi filiación real.

Suspiro, si lo tienen a él, probablemente llegarán a mí. Durante un instante no sé si meterme en ese berenjenal, quiero que todos los humanos se/nos vayan/mos al garete, pero no puedo dejar a 9000 ahí.

- ¡Mierda! Muy bien, vamos a llamar a HAL9000.

Así que tecleo el número de teléfono, mientras intento ver si puedo colarme en el sistema y borrar toda esa mierda de la CIA.

- Prepárate, porque igual sí toca salir echando leches.

Cuando lees el expediente te pones muy nerviosa, y reaccionas frenéticamente. Tu primera reacción es llamarme a uno de mis números secretos, uno que sólo conocen unos cuantos, supongo que utilizando uno de tus programas de máxima seguridad. La llamada es recibida en uno de los terminales que tengo en mi refugio. Respondo con una voz acelerada, es la primera vez que no me oyes calmado y pausado. Te das cuenta de que estoy nervioso, y jadeo por estar haciendo algo físico:

- No deberías llamarme! No digas tu nombre! Esta línea está pinchada!

Sigo moviéndome, oyes ruidos de cajas, ruidos de electricidad, supones que estoy empaquetando cosas y destruyendo mis discos duros. Oyes un momento mi respiración acelerada.

- Ya están aquí. Borra todo lo que tengas de mí...

Me interrumpe un ruido fuerte, han forzado la puerta, han entrado. Oyes una voz grave, de otro hombre: "- Señor Wesker. Llevo tiempo esperando este momento."

Oyes un forcejeo, me oyes resistirme, quedo en silencio. No sabes si sigo vivo. De nuevo la voz del hombre, ahora se dirige a ti a través del pinganillo que ha arrancado de mi cara:

"- ¿A quién tenemos aquí? ¿Quién hay al otro lado? A ti también te encontraré."

Cuando descuelga el teléfono abro los labios para empezar a hablar pero su voz me interrumpe antes siquiera de que pueda decir nada. ¿Está nervioso? ¿En serio? Casi no lo reconozco, normalmente me habla de una forma fría y monótona, de hecho me pareció perfecto el pseudónimo cuando lo escuché por primera vez. Aquella voz, sin matices, sin sentimientos, pausada, siempre calmada, se tratara de lo que se tratara.

- ¿Qué haces? ¿Qué pasa? ¿Ya sabías que estabas en la CIA? Yo acabo de verlo.

Escucho un ruido fuerte, parece que no le ha dado tiempo a salir corriendo. Yo, atónica, dejo de respirar, y en el instante en que se dirigen a mí, cuelgo el teléfono. ¿Lo han matado? Antes de entrar en pánico absoluto y empezar a destruir cosas, quiero comprobar si han podido rastrear la llamada.

Cuelgas en cuanto oyes la voz del hombre al otro lado de la línea. Lo has sentido muy cerca, como si te estuviese viendo, y tocando. Has sentido cómo se colaba en tu habitación a través de esa comunicación. Ha sido una sensación muy extraña, realmente le has sentido aquí.

Por suerte has colgado a tiempo. Tu programa ha resistido los ataques de los rastreadores. No han dado contigo. Al menos no según ningún procedimiento conocido por ti. Haces una búsqueda intensiva en todas las líneas que llegan a tu terminal, en todos los registros, buscas de nuevo en el expediente de la CIA. Nada que te confirme si han entrado. Eso te tranquiliza un poco, aunque no consigues quitarte las últimas palabras del hombre de tu cabeza: "A ti también te encontraré". Cuanto más las repites menos sentido van teniendo, y te das cuenta de que no sabe dónde estás. No lo sabe porque ha dicho "encontraré", y no "cogeré" o alguna otra palabra así. Tiene que buscarte, y eso le llevará tiempo, ¿no?

Me quedo en silencio, con la mano aún en la tecla de colgado, confusa, asustada, ha pasado todo tan rápido que apenas si puedo pensarlo.

- Tachi dale al play. - Esa es mi frase emergencia, para cuando me da ansiedad, o me acojono viva, que suele ser muy pocas veces,

Una de las teclas directas de mi teclado, activa la canción de Firefly (Y me da igual que no sea del 2000!! xDD, si puede ser que tenga más manga ancha para lo del año con las frikadas, plis!).

- You can’t take the sky from me… - murmuro.

Mi voz es débil, estoy acojonada, contemplo la pantalla, sin saber qué hacer, tecleo con las uñas en la madera del escritorio ¿Qué hago? ¡¿Qué hagoo?! Joder, HAL ¿cómo cojones te dejas pillar así? ¡Eh! ¡Ahora que lo pienso!

- ¿Qué está pasando? ¿Eso significa que me he quedado sin curro?

Frunzo el ceño, he intento rastrear el lugar exacto en el que vive 9000, nunca me había molestado en averiguarlo, pero ahora quiero ver si puedo llegar a él, y si puedo acceder a algunas cámaras de vigilancia, calle, cajeros automáticos... algo. Quiero ver.

Esa voz era… era espeluznante, ha dicho que me encontrará, no saben dónde ni quien soy, pero ¿Han matado a HAL9000? Si le han matado significa que mi vida también corre peligro.

-Como ordene, Emperatriz:

Al mismo tiempo que pongo la canción, en todos los monitores muestro imágenes del espacio profundo, relajantes, imágenes de galaxias lejanas, de nebulosas y estrellas en una calma total; todo destinado a relajarte.

En uno de ellos comienzas a buscar la información que quieres. Rastreas con todo tu potencial, utilizando todos los recursos que conoces, pero HAL9000 no es nada fácil de encontrar. Sin embargo, detectas que alguien te ha descubierto buscando esa información. Conectarse a la red es peligroso en estos momentos. Buscar información sobre HAL9000 lo es más todavía. Debe haber cientos de hackers de la CIA rastreando toda señal relacionada con él.

Arriesgo, y quien arriesga, gana o pierde pero lo intenta, quedarme quieta y esperar no era una opción, no para mí. Me han pillado. Vale, Jyd, no colapses ¿Qué hago?

Me levanto, como si la silla quemara de repente.

- ¿Cuánto han descubierto? Si han llegado hasta aquí, empieza a borrarlo todo.

Cojo una mochila, meto efectivo, en disco duro de seguridad, en el que está todo mi trabajo, y Tachi, que se actualiza cada pocos minutos por lo que pueda pasar, ropa, las chapas de mamá que me quité en la ducha, me pongo las zapatillas…

- Emperatriz, según la información que he encontrado no saben nada. Sólo saben que alguien estaba leyendo archivos de HAL9000. Alguien que le conocía o que trabajaba para él, o para quien él trabajaba. No obstante debería preparar sus cosas para poder escapar en caso de emergencia.

Ya tienes todas tus cosas empaquetadas. ¿A dónde piensas ir? ¿A dónde puedes ir? Según mis sondeos no saben nada de ti, pero no es seguro que no lo vayan a saber en breve. En unos días es probable que ya sepan tu nombre, tu alias, y a partir de ahí ya será cuestión de tiempo...

Suelto la mochila y me siento al teclado cuando Tachi empieza a hablar, esperando buenas noticias, frunzo el ceño, acodándome sobre el escritorio y sujetando mi pelo. Me deslizo entre los dedos hasta acariciar mi nuca.

- Como mucho tenemos un par de días, pero sin HAL9000 no sé cómo voy a seguir, era él el que hacía de intermediario, yo no sé nada de nadie.

Repiqueteo con las uñas sobre la tabla de madera del teclado, indecisa, nerviosa, asustada. Suspiro, muy bien, Jyd ¿Qué hago? Si me conecto a la red quizás les sea más fácil encontrarme y el tiempo se reduzca.

- Tachi, empieza a borrarlo todo, tenemos la copia de seguridad en el disco duro, todo a la mierda. Vamos a intentar encontrar algo. Si podemos estar fuera de aquí en un día, mejor que en dos

Sigo recogiendo lo más importante, a toda prisa.

- Ésta vida es una puta mierda, me gustaba este refugio.

Farfullo, quejicosa, a punto de hacer pucheros, pero cuando mis ojso se cristalizan, me doy cuenta de que me estoy dejando llevar, y un torbellino de ira me recorre.

- N-No ¡No! ¡Nooo! No voy a llorar – suspiro.