Partida Rol por web

MidNight: El Pozo de la Rebelión

E1.- En el poblado de Koln

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29/05/2019, 02:56
La Reina Bruja (Narrador)

1° de Halail del año 101 de la edad oscura (Turno 0 Wendel)

Era ya pasado el medio día, Wendell Karim avanzaba a pie marchando con el resto de la caravana que había salido desde Davindale hacía muchos días atrás según se decía. El y su actual acompañante Arvin, quien ahora avanzaba cómodamente sobre la segunda carreta, se habían unido a la caravana hacia ya varios días en la ciudad portuaria de Chandering, a orillas del otrora bello mar de Pelluria. Desde allí la caravana había viajado con dirección hacia Ondranor, parando en un puesto comercial cercano para luego subir hacia el pequeño poblado olvidado de Koln, algo lejos de los comunes caminos que tomaban los orcos en su camino a la guerra contra las fatas en las Kaladrun.

Su objetivo era claro, unirse a los rebeldes y combatir a la sombra. Había escuchado rumores, realmente rumores de rumores. Las fuerzas rebeldes se fortalecían en el norte del mar, en las Kaladrun. Por ello grandes contingentes de orcos avanzaban a la guerra para suprimir la revuelta. Wendell habría de unirse y luchar. Por ello, había viajado hasta Atasele, para encontrar alguna embarcación que le permitiese llegar al norte, cruzando el mar. Pero fue difícil, aun en su papel de prospector de minas, y solo fue gracias a la repentina aparición de Arvin que logro tomar rumbo. Arvin no le creyó nada, y probablemente aún no lo hacia, era un sarcosano muy astuto y egocéntrico que aparentemente había servido a alguien importante en el pasado. Arvin era un gran manipulador y su dominio de la palabra, hablada y escrita, había permitido convencer a sirvientes locales de la sombra e incluso a orcos el que se ordenaba a aquel hombre viajar al norte para ayudar en la prospección de ricas minas de metales en las montañas y así ayudar en la guerra. El plan dio resultado e incluso un par de orcos les acompañaron durante el camino en el mar hasta Chandering, lugar donde fue fácil encontrar escusas para perderlos y unirse a aquella caravana liderada por el peculiar y simpático gnomo de nombre Girolamo.

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29/05/2019, 03:16
La Reina Bruja (Narrador)

1° de Halail del año 101 de la edad oscura (Turno 0 Arvin)

Era ya pasado el medio día, Arvin avanzaba comodamente en la segunda carreta, la cual era jalada por otro burro. Arvin viajaba con el resto de la caravana que había salido desde Davindale hacía muchos días atrás según se decía, aunque el no había partido allí, ni en lugares cercanos. El y su actual acompañante Wendell, quien ahora avanzaba a pie con cara de pensamientos profundos y pocas palabras, se habían unido a la caravana hacia ya varios días en la ciudad portuaria de Chandering, a orillas del otrora bello mar de Pelluria. Desde allí la caravana había viajado con dirección hacia Ondranor, parando en un puesto comercial cercano para luego subir hacia el pequeño poblado olvidado de Koln, algo lejos de los comunes caminos que tomaban los orcos en su camino a la guerra contra las fatas en las Kaladrun.

Su objetivo era claro, ayudar a los rebeldes y sabotear a la sombra. Había acordado con su madre el verse en la ciudad de Chandering hacia ya mucho tiempo atrás y llegado el momento no dudo en cruzar el mar de Pelluria para reencontrarse con ella. Por ello, había viajado hasta Atasele, para encontrar alguna embarcación que le permitiese llegar al norte, cruzando el mar. Lo cual resultó sumamente fácil al encontrarse con Wendell un supuesto prospector de minas que poca credibilidad daba, aún cuando dijese la verdad. Pero lo importante para Arvin era que su historia y sus documentos le servirían a él para poder cruzar el mar, y así lo hizo.

Arvin era un gran manipulador y su dominio de la palabra, hablada y escrita, les había permitido convencer a sirvientes locales de la sombra e incluso a orcos, de que se ordenaba a aquel hombre llamado Wendell el viajar al norte para ayudar en la prospección de ricas minas de metales en las montañas y así ayudar en la guerra. Obviamente, Arvin fácilmente encontró cabida allí como un heraldo un cierto comandante de una guarnición orca que era quien les mandaba a llamar. El plan dio resultado e incluso un par de orcos les acompañaron durante el camino en el mar hasta Chandering, lugar donde no fue fácil encontrar escusas para perderlos e incluso su madre tuvo que intervenir y perder a uno de ellos.

La primera noche en aquel poblado, Arvin desapareció mientras Wendell dormía plácidamente. Esa noche se reencontró con su madre, y amparados por la oscuridad, platicaron largamente sobre sus aventuras, sus vivencias, su dolor y sus recuerdos. Al final, tuvieron que despedirse, la sombra miraba y era difícil pasar desapercibidos si no querían problemas. Su madre, Istra, le dijo que iría al sur, que la encontrara en el poblado de Arwich durante el primer mes del próximo año, en Hazelthorn en el segundo o bien en Eisin en el tercero. A la mañana siguiente, cuando Wendell despertó, Arvin ya estaba listo para partir, habrían de unirse a aquella curiosa caravana que viajaba a las montañas y que era liderada por aquel gnomo de nombre Girolamo, algo sospechoso había en el y seguramente ayudaría en su meta de abofetear a la sombra.

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29/05/2019, 03:27
La Reina Bruja (Narrador)

1° de Halail del año 101 de la edad oscura (Turno 0 Girolamo)

Era ya pasado el medio día, Girolamo Savonarola avanzaba en su carreta al frente de todos con el resto de la caravana que había salido desde Davindale hacía muchos días atrás. El y su actual y fiel, y dormilón acompañante Jonad, quien ahora avanzaba a pie a su lado a un costado del camino, se habían unido en su travesía desde Davindale, cuando a él le fue necesario contratar los servicios de un guia que le proporcionase apoyo en su travesía. A la fecha seguía arrepintiéndose, bien le parecía que Jonad le había tomado el pelo y realmente ese mediano no sabía nada del camino y bien solo estaba buscando un lugar a donde ir para seguir ahogando sus penas del pasado perdido. Todos habían perdido algo, todos, solo que la mayoría lo asimilaba, de un modo u otro.

Hacia ya mucho tiempo atrás, Girolamo había hablado con Krommar e Idara, sus tíos que vivían en las Kaladrun, hacia el norte de las montañas. Ellos le habían contado el devenir de sus primos, y a su regreso a Gasterfang, le surgió la oportunidad de regresar a las montañas tras hacer una entrega en Davindale. Un grupo de rebeldes se había acercado a él en Gasterfang buscando su apoyo como comerciante. Necesitaban pasar de contrabando una gran cantidad de material de guerra que habrían de llevar a Koln muy pronto para esconderla. La tarea del gnomo sería recoger todo allí y ocultarlo entre su caravana para llevar todo a Marfang, donde recibiría nuevas indicaciones. Girolamo no dudo en ayudar, pues cuando la paga fuese mala o no existiera, bien sería útil dañar a la sombre de vez en cuando. Por ello fue que busco a Jonad el montaraz mediano para realizar la tarea, aun tendría que mostrar su valía.

La caravana hacia ya varios días que había pasado por la ciudad portuaria de Chandering, a orillas del otrora bello mar de Pelluria, lugar donde varias personas se unieron, y mientras más para el mejor, así podrían pasar desapercibidos los materiales que habría de trasportar más adelante. Si encontraban algo los orcos, sería fácil culpar a los humanos de tan ruin fechoría. Desde allí la caravana había viajado con dirección hacia Ondranor, parando en un puesto comercial cercano para luego subir hacia el pequeño poblado olvidado de Koln, algo lejos de los comunes caminos que tomaban los orcos en su camino a la guerra contra las fatas en las Kaladrun.

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29/05/2019, 04:19
La Reina Bruja (Narrador)

1° de Halail del año 101 de la edad oscura (Turno 0 Jonad)

Era ya pasado el medio día, Jonad el Montaraz avanzaba a pie a un lado de Girolamo Savonarola quien se mantenía liderando la marcha en su carreta y con el resto de la caravana que había salido desde Davindale hacía muchos días atrás, justo tras de ellos. El y su actual jefe el gnomo Girolamo, quien siempre tenía palabras para cualquier que le hablase, sin importar la lengua en la que lo hicieran, se habían unido en su travesía desde Davindale, cuando a Girolamo le fue necesario contratar los servicios de un guia que le proporcionase apoyo en su travesía.

Jonad había salido de su hogar en las praderas del norte cercanas a las Kaladrun tras la muerte de sus padres y la captura de su familia a manos de los orcos, sirvientes de la sombra. Había estado deprimido largo tiempo, o corto, los hongos lo confundían todo, o eso se decía el mismo. Quizá habían sido días, quizá habían sido semanas, incluso quizá habían sido meses. De un modo u otro, llegado su momento salió de transe y tristeza, Jonad sabía que su familia estaba viva lo sentía en su corazón, y sabía que todo paso que daba les acercaría más y más a ellos, la suerte estaba de su lado y solo debía confiar. Ser positivo era su arma. Por eso, cuando un gnomo dejo correr el rumor de que buscaba a un buen guia que le llevara hasta las Kaladrum, Jonad no dudó en ofrecerse, algo le decía que quizá allí tendría noticias.

La caravana hacia ya varios días que había pasado por la ciudad portuaria de Chandering, a orillas del otrora bello mar de Pelluria, lugar donde varias personas se unieron, y mientras más para Girolamo mejor, así decía él, pues en secreto le argumentaba que podrían así pasar desapercibidos los materiales que habría de trasportar más adelante, de los cuales Girolamo nada le decia. Si encontraban algo los orcos, sería fácil culpar a los humanos de tan ruin fechoría; aunque a Jonad no le parecía ser el tipo de personas que podrían hacer algo así. Desde allí la caravana había viajado con dirección hacia Ondranor, parando en un puesto comercial cercano para luego subir hacia el pequeño poblado olvidado de Koln, algo lejos de los comunes caminos que tomaban los orcos en su camino a la guerra contra las fatas en las Kaladrun.

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29/05/2019, 06:00
La Reina Bruja (Narrador)

1° de Halail del año 101 de la edad oscura (Turno 0 Manfred)

Era ya pasado el medio día, Manfred avanzaba a pie marchando con el resto de la caravana que había salido desde Davindale hacía muchos días atrás. El y su actual acompañante Durghal, quien ahora avanzaba junto a él entre las dos carretas de la caravana, se habían unido a la caravana hacia ya varios días desde que esta partiera de la ciudad de Davindale, a orillas del otrora bello mar de Pelluria. Desde allí la caravana había viajado con dirección hacia Chandering sobre la costa y después a Ondranor, parando en un puesto comercial cercano para luego subir hacia el pequeño poblado olvidado de Koln, algo lejos de los comunes caminos que tomaban los orcos en su camino a la guerra contra las fatas en las Kaladrun.

Manfred necesitaba llegar a las Kaladrun y buscar allí a los grupos humanos rebeldes que luchaban en torno a las Kaladrun. Manfred más que nada quería paz y por ello su objetivo era claro, unirse a los rebeldes y combatir a la sombra por un tiempo, con ello ayudaría a la causa general de traer de nuevo paz al mundo, pero a su vez, si se hacia de renombre suficiente, quizá podría ser admitido en el reino de los elfos, donde no solo hallaría paz, si no que podría seguir aprendiendo más sobre las artes de la magia, ya prácticamente olvidadas entre los humanos. Había escuchado rumores, realmente rumores de rumores. Las fuerzas rebeldes se fortalecían en el norte del mar, en las Kaladrun. Por ello grandes contingentes de orcos avanzaban a la guerra para suprimir la revuelta. Manfred habría de unirse y luchar. Por ello, había viajado hasta Davindale, para encontrar alguna embarcación que le permitiese llegar por mar a las cercanías de las Kaladrun, pues por tierra podría ser muy difícil para el solo. Pero no encontró quien le llevará, sobre todo por que no tenía nada valioso que ofrecer a cambio. Fue por ello, que, cuando se enteró de la caravana de un gnomo, no dudó en acompañarle, aunque no antes tuvo a bien contratar los servicios de un aguerrido dornita de nombre Durghal, al cual realmente no podría pagarle, pero era mejor enfrentarse a la ira del dornita que la ira de la sombra.

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29/05/2019, 06:59
La Reina Bruja (Narrador)

1° de Halail del año 101 de la edad oscura (Turno 0 Durghal)

Era ya pasado el medio día, Durghal avanzaba a pie marchando con el resto de la caravana que había salido desde Davindale hacía muchos días atrás. El y su actual acompañante Manfred, quien ahora avanzaba junto a él entre las dos carretas de la caravana, se habían unido a la caravana hacia ya varios días desde que esta partiera de la ciudad de Davindale, a orillas del otrora bello mar de Pelluria. Desde allí la caravana había viajado con dirección hacia Chandering sobre la costa y después a Ondranor, parando en un puesto comercial cercano para luego subir hacia el pequeño poblado olvidado de Koln, algo lejos de los comunes caminos que tomaban los orcos en su camino a la guerra contra las fatas en las Kaladrun.

Durghal deseaba llegar a las Kaladrun y buscar allí a los grupos humanos rebeldes que luchaban en torno a las Kaladrun. Había descubierto que Aryth tenía un destino grande para él y no iba a desaprovechar sus dones. Había escuchado un rumor confuso de un grupo creciente de rebeldes humanos que estaban ayudado a las fatas en las montañas, y por ello consideró importante ir y unirse a a ellos, sobre todo antes de que el grueso contingentes de orcos del que se decía, se estaban reuniendo en gran número, se agrupase en torno a las tierras en disputa.

Movido por ello bajo a Davindale, como parte de su ruta planeaba. Realmente no era de su interés entrar a la oscura ciudad sino solo conseguir comida y víveres para continuar su viaje. Pero al adentrarse un poco en las calles, se topó con un ereño que insistentemente quería contratarlo como guardaespaldas, Durghal no entendía bien el porque, y menos aún la forma en que habría de pagarle por sus servicios. Su reacción inicial fue negarse, pero luego se entero que aquel ereño de nombre Manfred viajaría en una caravana con documentos oficiales que habría de mover recursos de guerra de los orcos a las Kaladrun. Camuflado entre el enemigo, sería fácil llegar hasta su destino. Así, sin más, a sabiendas de que tendría un pasaje seguro y algo de comida en el camino, Durghal aceptó el trato.

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29/05/2019, 07:08
La Reina Bruja (Narrador)

1° de Halail del año 101 de la edad oscura (Turno 0 Ulfrin)

Ulfrin había decidido que su pasado no sería olvidado que los actos de la sombra no serían olvidados. Ulfrin había decidido que haría justicia por todos aquellos que amaba y habían caído, por todos aquellos que amaba y le habían arrebatado. Ulfrin había decidido que la única justicia posible era la venganza.

La guerra contra los malditos orcos que les asediaban día y noche era la única forma de descargar la ira y seguir viviendo. Ulfrin, sin pensarlo se había unido a las líneas defensivas en la guerra, y con el paso del tiempo, había acabado uniéndose a los grupos rebeldes en la zona, en busca de combates más rápidos y una justicia más prospera.

Hacía ya una semana que se había unido a los grupos rebeldes de la zona, los cuales le habían encomendado una tarea importante, proteger un conjunto de vienes que estaban escondidos en la aldea de Koln

Ulfrin había llegado a la ciudad la tarde anterior, aunque había permanecido oculto todo el día, hasta que ya muy entrada la noche, el sheriff de la ciudad, tal como se había acordado, salió a buscarlo. Ulfrin esperaba que le llevara de inmediato con los demás rebeldes, pero el sheriff se había negado aludiendo a los peligros en la zona; prometiendo en cambio, que al caer el sol al día siguiente, habría de llevarlo a la cueva de donde los rebeldes se escondían.

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29/05/2019, 08:53
La Reina Bruja (Narrador)

2° de Halail del año 101 de la edad oscura (Turno 1)

Un día después a pocas horas de haber amanecido y haber retomado la marcha en los peligrosos caminos del mundo de la sombra, la caravana llegó por fin al poblado de Koln, en las faldas de las Kaladrun. Koln era uno de los incontables pueblos que buscaban su existencia en el Eranade ocupado por la sombra. Se encontraba cerca del camino destrozado por la guerra que llevaba hacia las tierras de las fatas, y por ello era usual que muchos ejércitos orcos pasaran por allí en su camino para unirse a la larga batalla. La gente del poblado vivía en casas sencillas que se podían ya ver a la distancia, todos desperdigadas y solitarias. La gente trabajaba en el campo o comerciaba lo poco que tenía para poder sobrevivir.

Koln existía en una extraña tierra de nadie, lo suficientemente cerca de los caminos donde marchaban las partidas de los sirvientes de la sombra a la guerra contra las fatas, donde los Caídos y otros monstruos errantes generalmente eran eliminados por los ejércitos enemigos que aún se oponían al Dios oscuro; pero a su vez, lo suficientemente lejos del camino de aquellas fuerzas como para no sufrir una molestia constante en sus vidas. Su vida era miserable y dura, pero al menos estaban vivos y se les molestaba poco.

Era de esperarse que los visitantes fuesen vistos con suspicacia, por lo que ver llegar a una caravana conformada por nueve ocupantes podría causar muchos problemas. Lo normal sería que los dirigieran a las autoridades locales, pero de cualquier modo siempre era bueno estar prevenidos de lo que pudiesen encontrar más adelante, y así mismo, no causar problemas o malas impresiones.

Notas de juego

Todos: La caravana se compone se ustedes seis (Ulfrin no los acompaña, no lo marquen), de dos carretas, dos burros y otros tres ereños que les acompañan.
Todos: Llevan un permiso de una autoridad local Davindale que señala que la caravana lleva provisiones y materiales para la guerra, lo cual es parcialmente cierto. Llevan materiales y provisiones para los orcos, y a su ves van a recoger allí provisiones y armas para los rebeldes.
Todos: Girolamo porta el permiso y a su vez es dueño de las dos carretas y los dos burros. Regalo del master, sientanse contentos.
Todos: La carreta no trae armas ni armaduras de momento, solo muchas provisiones para la guerra y algunos materiales de utilidad como aceites, carbón y metales.
Todos: Se encuentras a unos 25 metros de la primera casa del poblado, ustedes deciden como proceden.

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29/05/2019, 12:00
Girolamo Savonarola

A pesar que en un primer momento, el guía que me había buscado parecía más fuera que dentro con respecto a sus obligaciones como guía, poco a poco se había ido centrando y, sin problemas ni contratiempos había avanzado hacia nuestro destino, a un ritmo lento pero constante. Y tras estas semanas, había ido cogiéndole el tranquillo. Al menos cuidaba bien de las mulas y parecía que sus indicaciones eran bastante acertadas.

Tras descansar en el puerto comercial, retomamos el camino hacia Koln y solo tuvimos que hacer otra noche en el camino, pero gracias a los antiguos dioses no hubo incidentes y descansamos, más o menos, bien.

La caravana inicial había aumentado considerablemente. Del pequeño montaraz que contraté, Jonad, se unieron posteriormente un vagabundo, Durghall, una extraña pareja, Wendell que según decía era un prospector y su acompañante, Arvin, un humano cultivado y con conocimiento en el arte del comercio, cerrando el grupo otro humano, Manfred, bastante agradable, la verdad, y otros tres ereños que decidieron acompañarnos.

Salvo con Jonad, con quien prefería hablar en su lengua para entender bien los posibles problemas o circunstancias que podían acaecer durante el camino, con el resto hablaba con la lengua del comercio, la cual parecía que entendían todos.

Cuando las primeras casas estaban ya a la vista, retuve un poco la velocidad para hablar con el resto

Por fin hemos llegado a Koln. Tened en cuenta que las han pasado más putas que un enorco, y no creo que nos reciban con los brazos abiertos. Mostraos no amenazantes, y dejad que lleve yo la voz cantante. Si alguien decide hablar, prefiero saberlo ahora. Puede ser una ventaja si alguno es capaz de apoyar mis palabras miro a Arvin y Manfred, quienes parecían tener una mayor soltura con el diálogo, tanto verbal como corporal, aunque no dudo de vuestra capacidad, prefiero ir a lo seguro. Digo encogiéndome de hombros con una sonrisa, como disculpándome, aunque queriendo decir “es lo que hay”

No sabía bien quiénes eran los que me acompañaban, y menos esos tres ereños que se habían unido, por lo que debería de andarme con ojo al usar las palabras.

¿Os parece bien? ¿queréis comentar alguna cosa antes de llegar? A buen seguro, en pocos metros empezaríamos a ver las primeras figuras salir de la casa, aunque quizás nos dejaran pasar y solo nos observaran desde las ventanas.

Notas de juego

La caravana se compone se ustedes seis (Ulfrin no los acompaña, no lo marquen), de dos carretas, dos burros y otros tres ereños que les acompañan.

Esos tres ereños que se han unido ¿son de confianza? ¿o no lo sabemos a ciencia cierta?  

Girolamo porta el permiso y a su vez es dueño de las dos carretas y los dos burros. Regalo del master, sientanse contentos.

Muchísimas gracias por la ayuda auxiliar. Espero que logremos que sobrevivan.....¿Eh Jonad? cuídalas bien XD

Para hablar de cosas de estrategia ¿por dónde lo hacemos? ¿por aquí? ¿por otra escena? ¿o no se permite hablar, por ejemplo, en este caso, de cómo proceder o qué decir?

Llevan un permiso de una autoridad local Davindale que señala que la caravana lleva provisiones y materiales para la guerra, lo cual es parcialmente cierto. Llevan materiales y provisiones para los orcos, y a su ves van a recoger allí provisiones y armas para los rebeldes.

Aquí no lo entiendo bien...........¿llevamos provisiones para los orcos en Koln y allí mismo tenemos que coger equipo para los rebeldes? 

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29/05/2019, 15:17
La Sombra [Director]

A la mañana siguiente, el sheriff del pueblo de nombre Azahn acudió ante Ulfrin para llevarlo hasta el grupo rebelde, pero a diferencia de lo acordado lo condujo a la bodega de la pequeña comisaría del pueblo, pidiéndole que se escondiera allí. No había rastros de la célula de la resistencia, según la decía, debían haberles dado señales, pero no fue así, algo había pasado o había enemigos en la cercanía. Tendría que esconderse y esperar. El enano poco dispuesto a ser encerrado en una vieja y pequeña bodega preguntó por cuanto tiempo habría de estar allí, a lo que el sheriff no supo responderle.

Ulfrin quedó entonces solo, al amanecer había llegado ya, y tras un par de horas tuvo plena luz. Había un par de ventanillas pequeñas en la vieja pared de madera de la bodega que daba al exterior. Desde una de ellas ponía ver el camino que salía del poblado y desde la otra podía ver parte del centro del poblado. No obstante necesitaba apilar algunas cajas para poder subirse a ver, y no tenía suficientes para apilar en ambas ventanillas, moverlas de un lado a otro producía ruidos llamativos por lo que Ulfrin era consciente de que tendría que aguantar su angustia y esperar.

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29/05/2019, 17:09
Wendell Karim

Después de tantos días de soledad, la presencia de Arvin había sido, sino una alegría, por lo menos una tranquilidad para Wendell. De no haber sido por su verbosidad, el seguramente no habría llegado hasta tan cerca de su objetivo.

Tanto mientras atravesaban el mar, como a lo largo los caminos la posibilidad de compartir el viaje con alguien había hecho que las millas pasaran algo más rápidas y debía reconocer que el sarcosano, cuando quería, resultaba un agradable compañero de travesía. Su facilidad de palabra por momentos sorprendía al joven defensor que intuía que las mismas podrían ser un arma tan eficaz como sus puños.

Sin embargo, cuando encontraron al gnomo y su pequeña caravana Wendell descubrió que Arvin tendría un notable contrincante en las batallas dialécticas. El gnomo, Girolamo, era tan hábil con las palabras como su actual compañero.

Acostumbrado a depender de si mismo, la compañía, si bien resultaba agradable, a la vez le resultaba extraña. Las palabras de Girolamo, fueron un digno ejemplo de ello. Lo cierto es que jamás había dependido de las palabras de otro para ser bien recibido en un lugar, aunque también resultaba real que había sido bien recibido pocas veces. Generalmente la gente desconfiaba de los desconocidos, por lo que si el gnomo conseguía resultados podría ser una interesante demostración de como conseguirlo

- Por mi no hay problema - le contestó mientras elevaba las manos mostrando las palmas - Está claro que lo mío no son las "diplomacias". Pero si hace falta un par de brazos fuertes estaré listo para ayudar. Es lo menos que puedo hacer después de que nos permitieras viajar contigo -

Con una sonrisa en sus labios, Wendell se acomodó la mochila en los hombros y esperó a ver como el comerciante resolvía el ingreso al pueblo "Si sirve, debería aprenderlo" se planteó a si mismo, incluso sabiendo que, aunque lo intentara, no poseía la labia del jefe de la caravana como para conseguir sus mismos resultados.

Notas de juego

Digamos que teniendo CAR 10 y sabiendo que hay varios muchos más carismáticos en el grupo me dedico a aprender como se hace ;-)

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29/05/2019, 17:57
Jonad

Los ojos del mediano reflejaban el cansancio del viaje y la falta de sueño, pero en ellos podía verse también ese brillo, el de alguien que esta en armonía consigo mismo.

- ¡Comida! Dijo para que todos lo entendieran mientras señalaba con su pequeño dedo al horizonte donde se podían ver ya las primeras casas y finalmente mirar a Girolamo sonriente.

Entre sus dientes y en la comisura de los labios de Jonad podía apreciarse unas marchas rojizas fruto seguro de aquello que no había parado de rumiar en todo el viaje. - Te dije que conmigo a tu lado no tendrías problemas, estar con Jonad es buena cosa. Dijo a Girolamo en mediano mientras posaba triunfal.

- ¡Si queréis yo hablar! Dijo efusivo en la lengua del comercio para todos. Estaba ilusionado.

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29/05/2019, 18:48
Manfred

- Me parece bien señor Girolamo, es lo menos que puedo hacer como agradecimiento a que me haya permitido incorporarme a su caravana. Manfred tenía barba y bigote no cuidados de su vida ermitaña, llevaba una indumentaria de artesano y varias cosas entre ellas mochila y saco, y demás enseres que portaba todo ellos comerciales. - Para su información puedo decirle que no soy muy ducho a convencer aunque me gustaría. Mi vida ha sido más bien solitaria, entre bosques y poco más, solo he utilizado mis conocimientos para la composición de hierbas como arte curativa, es lo único que puedo aportar, también mis habilidades para diferenciar los diferentes tipos de plantas.  - Andaba a un paso normal, aunque a veces parecía estar cansado pero se reponía pronto para seguir manteniendo otra vez su puesto dentro de la caravana. - Por mi parte no hay problema a que vos lleve la voz cantante... dijo y después miró al mediano con una sonrisa y gesto benevolente. Se le echaba unos treinta y tantos años aunque la vitalidad en su mirada insinuaba que pudiera ser mucho más joven.

Aunque hablando Manfred era cordial, su rostro era severo igual que sus pertenencias e indumentaria austera, que para alguien que se fijara con curiosidad, vería partes hiladas por coser las costuras de las partes de la prenda que se habían desgastado o abierto. Aún así se veía que quería mantener su indumentaria limpia dentro de sus posibilidades. 

Notas de juego

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29/05/2019, 21:30
Arvin

Si bien durante parte del gran viaje había ido tranquilo confiando en sus habilidades e ingenio, contar con compañía le había ido bastante bien para luchar contra la própia psicosis en que se había convertido su vida. Wendell demostró ser la clase de compañero que uno podía apreciar, de la clase de personas que pensaba antes de abrir la boca.

Las grandes charlas que tuvo le animaron bastante al pensar en el tiempo que volvería a pasar antes de la siguiente cita con su madre. Si es que había una siguiente. Ese pensamiento traicionero, le erizó la piel, así que trató de ignorarlo desperezándose un poco al menear el trasero en el carro.

Aún se acordaba de la escolta orca que tuvieron como heraldo de la comandancia de la sombra... esa había sido buena. Su madre se había reído y él también. Sin embargo, ahora se presentaban nuevos retos, aunque por fortuna ya tenían todo preparado, Girolamo tenía los papeles en regla y supuso que ante la compañía de un colega de "letras", podría relajarse un poco. Pero sólo un poco, pues no era demasiado inteligente hacerlo sobradamente en los últimos tiempos.

-Trataré de no mostrarme amenazante -dijo cínico con una sonrisa hacia Girolamo. Su aspecto era probablemente el menos aterrador del grupo, apenas tenía fuerza en los brazos y para ser humano, era bastante menudo. Sin embargo mostraba cierto buen humor- No te preocupes, si veo que necesitas apoyo, afilaré mi lengua para cubrirte las espaldas.

Cuando Jonad habló en mediano, afinó el oido. Arvin tenía, la buena o mala costumbre, según a quien preguntaras, de tratar de aprender a todas horas. Y aunque apenas lo chapurreaba y le servía para decir "yo no agresivo, yo comercio", le gustaría poder sentirse mejor intelectualmente que uno de los burros que le transportaban. No terminó de pillar todo, pero creyó que la idea general sí. Sin embargo, ignoró el mensaje y se centró en las conjugaciones, buscando los términos adecuados para practicarlos en un futuro. Aún le molestó cuando los medianos se rieron aquella vez que quería decir "yo amigo vuestro" y resulta que dijo "yo amante vuestro". En fin... por lo menos alguna sonrisa ante tanta tragedía no le venía mal a nadie, aunque hirió su orgullo.

Aún con todo, a medida que el carro se acercaba al destino, se colocó bien la mochila y se aferró a su bastón, como si fuera lo más preciado que podría tener un hombre, pese a su aspecto desgastado y nada reseñable. Nunca sabía cuando tocaría jugar la carta del legado, pero era mejor no abusar de ella, algún dia le explotaría.

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29/05/2019, 21:54
Jonad

Jonad entendió a groso modo lo que el ereño llamado Manfred dijo. 

- Tu yo buenos amigos. Bromeó colocandose junto al ereño.

Sin decir nada más mientras caminaba se descolgó la mochila y le enseñó el interior a su nuevo amigo. La cara del mediano reflejaba felicidad no solo por su sonrisa, también en sus ojos.

En el interior, entre sus pertenecias podían verse materiales de herbolista y alquimia.

Mientras la cerraba guiño un ojo a Manfred de manera cómplice. Volvió a colgarla a su espada se mantuvo atento a la conversación del resto, ya que si se distraia corría el riesgo de no enterarse de algo.

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29/05/2019, 22:06
Girolamo Savonarola

Al oír a Jonad, me giré sonriendo, mirándole detenidamente. La verdad es que apena se le sobrepasaba en unos centimetro, pero el mediano parecía, ¿como decirlo? demasiado jovial cosa que, por otro lado, le hacía gracia y animaba a soltar más bromas.

- EN MEDIANO -

Aunque no dominaba el mediano, me desenvolvía bastante bien para hablar con Jonad,  Amigo mío, lo has hecho francamente bien asiento con la cabeza palmeando uno en los hombros de Jonad estoy muy contento de haber dado contigo. Sin embargo, creo que ahora te toca descansar y dejarme a mi intentar conseguirte comida y bebida, que nos la merecemos ¿verdad que si? Jajajajja, claro que si.

A continuación, me giré de nuevo hacia el resto 

- EN LENGUA DEL COMERCIO -

Creo que ha sido uno de los mejores viajes que he tenido. Estaría dispuesto a doblaros lo que os he pagado para su sigáis conmigo Jajajajaja 

En fin, vamos a ver cómo nos reciben alzo las cejas ladeando la cabeza preferiría hacerlo por las buenas, que por las malas me palmeo el pecho, donde tenía los docuemntos que nos permitían y legitimaban la caravana, cosa que no podrian rehuir. Sin embargo, si quería contactar con lo sucedido rebeldes debían de ser cauto y dejar que los fueran los que se acercaran. Al fin y al cabo, nos debian de estar esperando.

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30/05/2019, 00:06
Ulfrin

Una sucia bodega es todo lo que retiene mi cuerpo y me separa de servir de algo contra la Sombra. La paciencia es una de mis virtudes pero estar quieto y saber que el mundo de afuera necesita gente con el valor para enfrentarse al enemigo, hacen que cuente cada segundo.

Acomodo las cajas de la bodega para poder mirar por la ventana que da al interior del pueblo. Koln es un pueblo pequeño y dudo que muchos lleguen por el camino, por lo que la mejor opción que tengo para pasar el tiempo es mirar dentro del poblado y ver si consigo ver algo de actividad dentro. el Sheriff Azahn me dijo que la resistencia local se mostraba desaparecida en las últimas horas, lo que podía implicar problemas.

"Mejor mirar el interior del pueblo y así ver a la gente, por si consigo ver alguien con actitud sospechosa."

Una persona con una actitud extraña podría ser alguien de la resistencia pero también algún informante de los enemigos, por lo que siempre es bueno mantener identificados a esos elementos.

La verdad es que nunca he sido un gran observador, pero es algo que debo ir desarrollando si quiero sobrevivir. Desde que dejé la aldea de los enanos que me rescataron, he caminado sin mucho rumbo, siempre alejado del camino y sobreviviendo como puedo. He pescado un poco con mi anzuelo y comido raíces e insectos, tirando de las raciones que me dieron solo cuano ya no he aguantado más el hambre. He pasado hambre, mucha hambre y frío. He dormido con las cosas que me enviaron, manta, petate y lona para taparme pero no ha sido suficiente pues el bosque y llano agreste no es un lugar amigable para un enano que intenta mantenerse alejado de todo lo que puede llamarse civilización. El peligro de ser atacado y denunciado es peor que el hambre y el frío, por lo que mantenerme lejos es la mejor opción.

El recuerdo de mis seres queridos es algo que me ha atormentado cada noche, cada día, cada respiro y solo la esperanza de ayudar a salvar vidas que la Sombra deseaba sesgar es lo que me mantiene en pie. Eso y la venganza, anhelando acabar con orcos y legados, me permite levantarme cada mañana mas no es una rabia ciega que me arroje con las hachuelas en mano a acabar con los orcos. No, sé que de nada vale haber mantenido mi vida si voy a desperdiciarla en un movimiento suicida. No, debo ser cuidadoso y hacer que el aliento de vida que me queda sirva para algo y ayude a alguien.

Es por eso que me siento muy afortunado de que, los primeros hombres con los que me topé, hayan sido miembros de la resistencia local. Solo fue suerte pues no los busqué y, cuando me topé a esos Ereños de frente en aquel campo, podrían haberme atacado o ir corriendo a buscar orcos a los que entregarme solo por el hecho de ser un enano, pero me miraron, vieron mis armas y me preguntaron si deseaba unirme a ellos contra la Sombra, que necesitan brazos fuertes y podrían protegerme. Asentí pues no hablo bien su lengua, agradeciendo también que me hayan hablado en la Lengua del Comercio pues sus primeras palabras en Ereño no entendí nada.

Ahora sigo aquí, mirando hacia dentro del pueblo con todo el cuidado de que no me vean a través del vidrio. No sé realmente qué sucede fuera pero el sheriff fue categórico al decir que algo malo puede estar pasando y lo mejor es esperar antes de unirme a los rebeldes, a quienes ansío conocer pues solo ahí creo que podré ser de utilidad y ayudar a que las almas de mi familia descansen en paz.

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30/05/2019, 08:43
La Reina Bruja (Narrador)

El grupo de la caravana se había detenido un momento bajo la indicación de su actual líder, el gnomo Girolamo, y no es que le reconocieran como líder, sino que bien sabían que, sin él y sus papales, y su papel como gnomo, no habrían llegado hasta allí. Aparte de Girolamo y su ayudante el mediano jovial Jonad, el grupo estaba conformado por puros humanos, la mayoría de ellos ereños. Estaban Manfred, un hombre de no muchas palabras que mostraba sabiduría tanto en ellas como en su mirada y que era acompañado aquel dornita de tez dura y figura vigorosa, quien a su vez parecía ser su guardaespaldas o algo similar. Wendell era un ereño que se había unido al grupo en Chandering junto a aquel sarcosano llamado Arvin. De hecho, solo ellos dos y el ereño Hamil se habían unido después de la partida de la comitiva desde Davindale. Los otros dos viajeros eran un padre y su joven hijo, Kanut y Tolmer se llamaban.

El grupo había acordado que Girolamo tomaría la palabra o al menos nadie se había negado a ello. Por tanto, el líder de la caravana era ahora también el vocero, lo cual había sido realmente la regla hasta ahora. El grupo estaba cerca de su destino y bien muchos podrían hacer parada ahora en Koln aprovechando la cercanía con las Kaladrun; aunque solo si el destino así lo quería.

Notas de juego

Todos: Son tres ereños aparte de ustedes. Kanut y Tolmer que son padre e hijo respectivamente y Hamil quien dice ser un panadero, o al menos lo fue en otra vida.
Todos: Post intermedio. Igual actualizaré tal como se ha pactado, es decir, el viernes por la mañana. Si no hay más acciones moveré la trama tal como corresponde.

Nota sobre la sensación que genera cada personaje hacia el resto de la caravana, esto a fin de establecer su primera impresión.
Arvin: Excelente.
Durghal: Regular
Jonad: Buena
Girolamo: Excelente
Manfred:  Regular
Wendell: Regular
Hamil: Regular
Kanut: Buena
Tolmer: Regular
Consideren que la reacción ante los pobladores será peor.

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30/05/2019, 13:45
Manfred

Manfred vio al tal Jonad acercarse y éste le habló... una sonrisa salió del rostro del ermitaño, después asintió con la cabeza, vio en los ojos del pequeño bondad, una bondad infinita y eso le gustó. No conocía a los pequeños y ver a uno le sorprendió, pero se mantuvo en calma a pesar de la innovación, esperando no incordiar al pequeño con su mirada ni comentarios. Después el pequeño le enseñó sus pertenencias, y Manfred esta vez sí se sorprendió: - Vaya, vaya es vos una caja de sorpresa, dijo sonriendo, y haciendo un retrato en el aire de una caja que se abría, y después poniendo los puños de cerrados a abiertos como si fueran los fuegos artificiales al abrirla. - Yo, dijo señalando el pecho - Manfred, ¿y vos?, señaló al pequeño para que le dijera su nombre, sus cejas en vez de estar fruncidas como norma se habían destensado por la sorpresa de estar hablando con un gnomo. - Yo quiero aprender, nombre plantas, dijo señalando la mochila: - En gnomo, yo enseñarte nombre plantas en lengua comercial y ereño, ¿quiere? Le preguntó...

Aparte de la mochila que llevaba a su espalda, el odre colgado desde el hombro al cinto, y en el cinto una pequeña bolsita lo demás lo llevaba en la alforja de su burro que lo acompañaba, y cuyas riendas le encomendó a su acompañante que llevara. 

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30/05/2019, 23:37
Jonad

- Yo Jonad. Dijo el mediano señalandose.  - ¿ Tú querer...? Analizaba en voz alta.  - Acepto tú mi aprendiz. Dijo con su sonrisa eterna que encima era alimentada por los halagos del gnomo.

Jonad caminaba con el pecho himchado de orgullo y feliz por tener un aprendiz con el que compartir sus conocimientos. 

Notas de juego

Quizá necesite que se lo expliquen mejor.