Partida Rol por web

Bienvenidos a Monster Brawl! Por fin comienzan la peleas, lo que todos esperabamos, y desde este cementerio en mitad de un pantano se lo intentaremos contar lo mejor que podamos tanto yo como mi compañero, la leyenda del Wrestling, Sasquatch Sid Tucker. ¿Que prevees de esta pelea, Sid?

Hola Buzz y hola a nuestros espectadores desde casa! Estoy deseando verlos luchar! Freddy siempre fue uno de mis preferidos. Tengo que confesar que tengo un chaleco a rayas igualito al suyo. Lo siento por Gregorio, pero en esta pelea voy con el señor de las pesadillas. Pero dejemos de hablar por un momento y dejemoslos empezar, ¿no te parece, Buzz?

Pues claro que me parece, Sid. Ahí sube al ring el arbitro para dar comienzo a la pelea.

Quiero una pelea todo lo salvaje y entertenida que podais. Aquel que me aburra será penalizado y el que me parezca divertido premiado. Esa es la única regla, ¿de acuerdo?

Empezó a sonar una música de corte oriental, la rampa se cubrió de humo y de entre el humo, con un camisón rosa más propio de la bisabuela que de un niña salí yo dando volteretas de espalda hasta llegar al ring, entrando de una más a este, girándome hacia mi contrincante y hacer un amago de golpe ninja al cuello a este -¡Kyaa!- Me lo quedé mirando, por dios, ese tal Freddy es feísimo, parecen que los ojos se le vayan a salir de las órbitas...espera un momento ¿Freddy no llevaba sombrero? Vaya mierda me ha tocado de arbitro su primo guapo. Fui hacia un lado del cuadrilátero balanceándome en las cuerdas y esperé a mi contrincante real, no el falso.

Una puerta se abre con un rechinar particularmente intenso. No se ve el interior y, durante unos segundos, lo único que se escucha es el incómodo silencio del cementerio. De pronto, empieza a sonar una musiquita particularmente inquietante... Ti ti ti ti tiiiiiii... Una luz sale desde dentro del edificio; dejando ver la sombra de un hombre delgado con pantalones de pana con un jersey a rayas verdes y rojas, algo deshilachado en muñecas y cuello; y un sombrero corriente. La luz impide que se puedan ver bien sus facciones faciales, pero sí deja ver como, lentamente, alza la mano derecha, dejando que se vea lo que lleva en esta: un guante con cuchillas en los cuatro dedos principales. al abrir la mano en un gesto, las hojas suenan de una forma muy característica por el roce entre sí.

Comienza a caminar y ya al quedar visible por completo se puede ver, claramente, que está completamente quemado. Pero su sonrisa es muy visible: amplia y malvada, de ser cruel y retorcido, pero con un punto de ironía y sarcasmo negro. Así mismo, al subir al ring lo hizo con una agilidad bastante mejor de lo que podías creer al mirarle. Miró de arriba abajo al lobo y dijo, señalándole con una de las cuchillas:

- Mmm... vale, no me lo digas. Estás esperando a Caperucita. ¿Cierto, abuelita? - había una pulla clara en su voz.

-Cuando acabemos esto tu serás mi caperucita  primo macarra de Eduardo Manostijeras.- Dije señalándole con una de mis garras, con una manicura perfecta porque no decirlo, me gusta el trabajo que hace mi esteticién. Empecé con la iniciativa yo, salí corriendo hacia delante para a medio camino darme la vuelta e impulsarme con las cuerdas del ring y dirigirme hacia el para cuando estaba cerca de él saltar y dando una voltereta darle un golpe en su chamuscada cara.-¡¡Ataque gamba!!

- Eeeh... No - le respondió, ladeando la cabeza -. Cuando quiera tirarme a un travesti, sé de sitios donde los puedo encontrar mucho más guapos y sexys que tú.

Sin darse cuenta, Freddy se distrajo un poco y así puedo el lobo empezar su ataque. Por ello, el señor de los sueños trató de reaccionar para cortar esa ofensiva y poder empezar a repartir él leña. Así que intentó rodar con una voltereta para, al acabar la misma, elevarse saltando con un garrazo claramente violento. Aún así, al ver que casi le tenía encima, temió haber hecho la jugada demseiado tarde...

El ataque fue todo un éxito, lo tiré al suelo y en el proceso le robé el sombrero, poniéndomelo y yendo hacia el otro extremo de las cuerdas, balanceándome un poco.-Uhh, miradme, soy Freddy y me gusta meterme en los sueños ajenos pero no dejo de ser un paleto sureño con la cara quemada y además como ratas.- Me quedé pensando un minuto, creo que me había equivocado de serie, eso era V. -¡¡Tu madre más!!- Le grité sin razón alguna, utilicé las cuerdas de trampolín y, una vez en el aire, le tiré el sombrero como si fuera un shuriken a la cara, como distracción, cayendo en frente suyo. Alcé mis brazos y le enseñé las garras -¡¡La garra del tigre!!- Grité, acto seguido intenté darle una patada en la huevera.

La cosa peluda y hortera había empezado teniendo la ventaja en aquella pelea. Krueger se había distraído un momento y lo había pagado con una patada en la cara que lo había mandado a la lona. Mientras se iba levantando, sacudiendo la cabeza por el impacto, escuchaba como el otro, habiéndole robado el sombrero previamente, se burlaba de él de forma nada coherente. Y luego volvió a intentar atacar: le tiró el sombrero como acto de distracción, cayendo luego frente a él, enseñando las garras con aire amenazador... en una clara estrategia de distracción que el asesino supo reconocer.

Cuando la patada iba a impactar, unas arañas enormes y asquerosas salidas de la nada, detuvieron el golpe, mientras Freddy sonreía y hacía un gesto con la mano bastante característico.

- Todas las que son como tú tienen un miedo terrible a los bichos peludos... y a lo único a lo que hay que temer es al propio miedo.

Ahora era su turno de pasar a la ofensiva...

... Cosa que hizo sin perder un momento. Un montón más de arañas y otros bichos aparecieron a través de la lona o cayendo del cielo sobre Gregorio. Aquello era asqueroso y terrorífico al mismo tiempo, pero sólo el comienzo, pues dos ciempiés gigantescos y repugnantes sujetaron las muñecas del lobo, mientras Krueger se carcajeaba para, de pronto, quedar serio y decir en un tono aterrador:

- Bienvenido a mi pesadilla, peludo.

Aprovechando que el miedo por aquella manipulación de la realidad de Freddy le tenía paralizado, este corrió a las cuerdas que estaban tras él, rebotó en las mismas y aprovechó este impulso esta para ejecutar contra su oponente un Clothesline en carrera, saltando con el brazo extendido para darle en el cuello.

De la nada salieron unas arañas de la nada que detuvieron mi mortífera garra del tigre.-¡¿Pero que..ladillas?!¡No puede ser, otra vez no, es como volver a ese cuarto oscuro de Sitges!- Miles de bichos se aparecieron por la lona, pisoteándolos sin compasión, total, eran bichos, que iba a hacer ¿Inmovilizarme?

Entonces ahí estaba yo, inmovilizado por dos ciempiés gigantes -...Debería de dejar mi mente en blanco de vez en cuando.- Vi como Freddy se dirigía hacia mi, yo controlando el miedo con mi mentalidad ninja, solo lloraba y gritaba pero aun tenía control total sobre mi esfínter, intenté darle una patada en la cara a Freddy.

Sin embargo, el lobo había reaccionado demasiado tarde y el ataque del legendario asesino tuvo éxito, derribando a Gregorio al suelo con un buen golpe. Ahora Freddy le tenía dónde quería y podía continuar con su ofensiva sin ningún problema, dispuesto a acabar con aquél perrito maricón sin ningún problema ni inconveniente.

Los ciempiés sujetaron sus muñecas y también sus piernas, sólo para asegurarse de que su adversario se quedaba ahí. Sin embargo, su poder de miedo ahora había pasado a otra estrategia. A los lados del lobo y sobre él aparecieron unas cuantas ancianas, a cuál más horrible y decrépita, desnudas, que acariciaron el pecho del lobo y dijeron:

- Uy, este mozo tan apuesto seguro que nos da lo que necesitamos... Un buen polvo... Seguro que sabe usar muy bien la boca y lo de abajo... - alguna de esas manos ganchudas ya intentaban meterle mano.

Y de pronto, se apartaron para que Freddy, de pie junto al lobo, pudiera saltar en el aire, aprovechando su terror, y clavarle un buen codazo en pleno pecho.

Estaba demasiado ocupado mirando ese monstruoso paquete que se gasta Freddy, espero que no quiero hacerme nada hentai con esos ciempiés, hay niños mirando. Acabé en el suelo. -¡Ay!¿Pero invítame a cenar primero no?-  Dije sollozando, tenía que ser más fuerte, cada vez que se me aparece un malote me derrito. Ahora los ciempiés me sujetaron de las piernas, será desconsiderado.-¡No, no me hagas nada, no estoy preparado mental ni físicamente para algo tan morboso!- Dije gritando, dando pataletas sin parar.

Pero no fue lo peor de todo...O no, claro que no, unas abuelitas aparecieron de la nada, clamando venganza por la muerte de su anciana líder, no lo tenía claro pero fijo, viejas de mierda, dejad mi rabo en paz ¡¡Y mi **** también!! -¡¡Porque nunca es Brad Pitt, porque nunca es Brad Pitt!!- De repente se apartaron y Freddy estaba ahí, intentándome meter un codazo en el pecho, era ahora o nunca, intenté dar una voltereta hacia atrás para salvarme la situación... y de las viejas.

El codazo impactó, sonando fuerte y ruidoso, y las viejas soltaron un gritito falso de horror, mientras el de la cara quemada se levantaba riendo maliciosamente.

- ¿Invitarte a salir? - le dijo, mirándole divertido mientras le cogía de la cabeza para levantarle - Pensaba que eras tú el que quería que fuera tu Caperucita... Claro, que no miraste bien lo que podía llegar a hacer, ¿verdad?

Las viejas se volvían a arremolinar alrededor del lobo, esta vez con algo distinto: llevaban una caperuza roja, pero también tenían desagradables cabezas de insectos, como una mezcla de cucaracha y mantis, babeantes y asquerosas. Desde luego, inventiva e imaginación no le faltaban al señor de las pesadillas, no señor. Ah, y claro, un estómago de acero para no vomitar también con esas cosas que hacía.

- Sin embargo, creo que vas a ser tú mi adorno de caza y cena a la vez, ¿te parece? - dijo Krueger, sacando de detrás de él la cesta clásica de paja, como la del cuento de Caperucita... y sacando de esta una botella de vino para estamparla cruelmente en la cabeza del aterrado Gregorio -. Comenzamos con echarte un chorrito de vino...

-¡Ouch!- grité al darme el codazo en el pecho, era un luchador rudo más no poder, eso me gustaba  a la vez que me aterraba, mientras me hecho en cara lo de caperucita, que rencoroso, como son los asesinos en serie muertos. -Bueno, no te enfades, si quieres puedes ser mi leñador.- Dicho eso le rugí de forma sexy, pero de poco sirvió, las viejas ahora eran bichos con caperuza roja, vaya, por alguna extraña razón esto casi que me gustaba. Empecé a reír nervioso, por lo visto se había traído a todos sus amiguitos y después me dijo que me iba a comer.-Pero que picarón que eres, luego me dirás que no estamos en la misma acera.- Le guiñé un ojo, acto seguido sacó una cesta de paja y una botella de vino, de todos es sabido que a la abuelita le gusta más el anís del mono que otra cosa pero bueno, el vino sigue su filosofía de "El agua para los peces." Intentó atacarme con la botella de vino y yo, ninja de profesión, me dispuse a bloquear su ataque con mi inquietante mirada ninja.

Pero Freddy no pensaba acabar ahí, no señor, aún tenía mucho más que darle a ese travesti con exceso de pelo. Desde que había pasado a la ofensiva estaba teniendo éxito con sus acciones y todavía llevaba la ventaja. Si seguía así, quizás pudiera acabar rápido con aquél contendiente para ir a la siguiente ronda.

El golpe con la botella habría sido tremendo y desestabilizó el equilibrio del lobo, que ahora estaría mareado, sin caerse de puro milagro. Con eso, las viejas transformaron sus huesudas manos en látigos de siete colas con púas que empezaron a azotar a Gregorio, enrrollándose en algunos puntos para ir tironeándole de un lado a otro del ring, hasta lanzarlo de frente contra una de las esquinas, mientras Freddy se carcajeaba.

- ¡Que se te despelleja vivo, lobito! No, más que lobo pareces un cachorro, y además de los feos. Dudo que a ti nadie quiera hacerte nada ni en un cuarto oscuro.- se situó en la otra esquina del ring, preparándose y fue corriendo hacia él para saltar y hacerle un Missile Dropkick en la espalda, clavándole en la esquina.

El caraquemada me estaba dando una paliza durísima, rompió la botella de vino en mi cabeza dejándome aturdido. Mientras sentía el vino caer por mi cara, el olor a sudor y la sensación de miedo recordé los plácidos veranos que pasaba en las colonias que se hacían en mi pueblo, en literas con colchón de paja, jugando a la botella todos los amigos, al cascanueces y muchos y diversos juegos infantiles que han marcado fuertemente mi personalidad de hoy día. Me espabilé cuando sentí las ancianitas fustigándome sin piedad.-Hmmm, si nene, tu sabes lo que me gusta.- Dije, al pensar que era Freddy, para luego ver que no era así, eran las viejas acosadoras.-¡¡Ay, pero señoras, que podría ser su nieto!!

Los mano-latigos de las viejas pellejas hicieron que fuera deambulando por el ring hasta que me estamparon contra una esquina. Sentí la macabra, aunque erótica, risa de Freddy, me llamó feo, pero yo se que se hace el duro, lo se tanto que mientras estaba de espalda empecé a mover mi rabo indecentemente, espero que pille las indirectas. Cuando sentí que se dirigía corriendo para asestarme de nuevo un golpe me subí de un salto al poste y hice una voltereta de espaldas hacia el ring, cayendo de pie y dejando que Freddy se comiera el poste, literalmente, de espalda a mi.

Fui corriendo y cuando estuve suficientemente cerca me impulse con la segunda cuerda a la derecha de este, intentando darle una patada para sacarlo del ring.-¡¡Ataque pinrel!!

Será cabrón. Por poco no se da una hostia de campeonato. Gregorio estaba demostrando ser más rápido y resistente de lo previsto, especialmente después de la sucesión de golpes a la que Freddy le había sometido. Estaba claro que aún tendría que hacer mucho más para poder dejarle fuera de juego. Y eso si no empezaba a sacudirle el lobo a él.

Y encima, el maldito parecía tener un punto masoquista detrás de esa apariencia. No, si estaba claro que era un pervertido sin remedio que necesitaba que le dieran una lección verdadera.

Sin embargo, de momento la situación era que él estaba en la esquina, dándose la vuelta despacio, y las imágenes de las horrendas viejas mutantes habían desaparecido. El travesti corría hacia él para intentar algo y pudo verlo en los últimos segundos. Usó su poder de miedo para dar la impresión de que golpeaba su cuerpo, deshaciéndose al momento en horrendas cucarachas, de las más asquerosas. Pero no quedó hay, Krueger inició inmediatamente el contraataque, haciendo que los bichos le corrieran por la piel, bajo la ropa y las orejas, al tiempo que el verdadero asesino había subido a la tercera cuerda usando la distracción:

- Ven, perrito, perrito... - canturreó con una expresión cruel, haciendo un gesto con las cuchillas para que se acercara mientras se sacudía. Cuando estuvo dónde le quería, saltó para rodearle el cuello con un brazo y girar aprovechando el impulso con las piernas para ejecutar un Tornado DDT, clavando la cabeza del lobo en la lona mientras exclamaba - ¡Al suelo, perro malo!