Partida Rol por web

En 1956, la ferretería Dante abrió sus puertas para satisfacer la creciente demanda del vecindario por equipos y herramientas de construcción fabricados en Italia. Inicialmente encabezado por Teresa y Luigi Vendittelli, Dante Hardware adquirió su propia personalidad cuando la familia decidió convertirlo en una tienda almacen.

En 1962, Luigi tomaron una decisión importante: ampliar la tienda agregando un departamento especializado en armas, que es una parte integral de la tienda en la actualidad. Fue una decision correcta ya que la caza era, y sigue siendo, una actividad popular entre los italianos y los quebequenses nativos. La ferretería se convirtió rápidamente en un paraíso para los cazadores, tiradores deportivos y fanáticos de los rifles de calidad.

Hoy Lucca, el hijo del fallecido Luigi, administran la tienda. Es un entusiasta de los disparos y la caza, al igual que sus colegas. Tiene la experiencia y las habilidades para satisfacer a los clientes más exigentes. La tienda posee un experto en armas certificado, que revisa todas las armas de fuego usadas y hace todas las reparaciones y restauraciones de armas de fuego directamente en la tienda.

En Dante, es imperativo satisfacer al cliente, pero hacerlo siempre con genuina cortesía y profesionalismo. Dante es una de los mayores minoristas de armas de fuego en Canadá y ofrece la mayor selección disponible en Quebec. Se compra y vende armas de fuego usadas, incluidas aquellas con distribución restringida o prohibida.

Hoy, los cazadores han hecho de Dante un destino clave.

Tras un recorrido en la moto las vastagas llegaron a la esquina donde se encontraba la tienda "Dante". Mirando solo desde afuera ya empezaban a ver algunos rasgos italianos en el lugar. Ademas de ver que esa tienda de armas no era solo asi sino que tambien era una ferreteria y una tienda con un par mas de cosas para vender.

A pesar de la hora se encontraba abierta. Empujando la puerta fueron anunciadas por unas campanitas colgadas en la puerta. Pronto notaron aparecer a un hombre detras de unas de las barras, sonriendo amistosamente a las futuras clientes.

"Buenas noches. Puede Lucca ayudarlas en algo?" pregunto servicial.

El camino en moto la ayudó a despejar, a dejar las emociones atrás y volver a recomponer al 100% su máscara. Cuando bajaron de la moto se había serenado.
Al bajar de la moto se estiró como un gato. Y entró en la tienda detrás de Aurora, al entrar y afrontar la pregunta se quedó de piedra, no había pensado que decir todavía y se quedo callada, solo atinó a a decir:
Eh...... con expresión confundida.
Y es que lo único que se le ocurrió fue decir en aquel momento fue: "Un asesino de la mafia me ha dicho que nos podéis dar munición y armas ilegales" y claro, eso no lo podía decir.

Sonrie al ver las campanas tintinear y luego echa un vistazo a su alrededor, parece un buen sitio para trabajar. Se acerca tranquilamente a la barra donde está el hombre

-Buona notte, Signore -Dice en una de las poquísimas frases que sabe en italiano y luego pasa al inglés tratando de su papel de chica encantadora. -Venimos a por munición de escopeta. -Se gira para hablar a Sam -Si no se la muestras no sabrá que calibre es, no me fijé si es una ithaca, benelli o una remington. 

Vuele a mirar a Lucca. -Unos dieciseis cartuchos estarian bien.

Cuando Aurora habló Sam salió de ese estado de confusión en que se encontraba. Y es que nunca había ido de compras ilegales, sino eran drogas...
Claro... No se alarme, voy a sacar un arma, pero para que pueda examinarla. dijo al encargado, sacándose de detrás de la espalda la escopeta, las sudaderas amplias tenían su ventaja. La llevaba enganchada al cuerpo con varias cintas de cuero del malo, del que era prácticamente plástico. Puso mala cara cuando en aquel gesto se le desabrochó el sujetador, una ventaja más de las sudaderas, no se notó.
Al sacarla antes de entregarla, la descargó.
Por si acaso se dispara por accidente. le sonrió un tanto cínica.

El hombre parecio divertido con las primeras palabras de Aurora. “Buona notte.” evolvio con una ligera inclinación, parecia un buen comienzo aunque rapido comprendió que esa serian tus unicas palabra en el idioma de sus padres. “Oh, interesante compras. Tu novio te dijo para que lo usara? para darle el tipo de munición adecuada.”

“Tienes el arma?” pregunto algo extrañado aunque pensandolo bien se daba cuenta de la forma que vestían. Dejo que ella se encargara de dejarla en la mesa, llamando a un empleado mientras esta la descartaba.

“Linda arma. Digame chicas...supongo que una de ustedes es la dueña y por eso la traen.” comento sospechando de Sam que la saco. “Esto no es un juguete chicas. Me alegra que sepan descargarla, pero puedo preguntar donde la consiguieron?” pregunto curioso con su compañero no muy lejos y con una mano oculta.

La tremere sonrie ante tanta pregunta, poco profesional por su parte e indicativo de que o no se fia de nosotras o trabaja para alguien que puede crearnos problemas.

Munición real, per favore. La que corresponda a ese arma.

Ante la segunda pregunta ella ya sabia que responder en estos casos pero prefirió guardar silencio y mirar a Sam a ver que decia, si iba a enseñarle los ejemplos prácticos son los mejores.

Sam sonrió
Es de mi papa, el me enseñó a manejar armas tan grandes, nos ayuda a mantener a los lobos a ralla en invierno... dijo cantarina y sarcástica al principio(abriendo mucho la boca al vocalizar), aquellas actitudes sacaban lo peor de ella.
Lo que me des quedará entre tu y yo y no te voy a disparar la munición de vuelta. Sólo son negocios. Luego tras mirarle dejó de sonreír.
Me estás poniendo nerviosa, saca esa mano de debajo del mostrador, por favor y hagamos negocios, nos envía un tal "Leonardo Este Mes", frecuenta mucho el museo. Dijo que eran de fiar...¿Nos engañó?

Aurora sin entender bien el nerviosismo de su compañera se encoge de hombros. Mira a cada uno de los tres presentes y mantiene se mantiene estática en el sitio.

El hombre no tardo en sacar una municion con un ciervo en la caja. “Municion de la fuerte.” comenta con una sonrisa divertida como si habria dicho un chiste que no esperaba que entendieran. “Seguro con esto te ayudara con lobos este invierno. Aunque te en cuenta que el invierno sera duro y estos vendrán mas hambrientos. Mas violentos...” le informo a Sam sin parecer notar el tono de Sam.

Hizo una señal al de atrás que saco su mano sin nada. “Lo entiendo. Pero ya sabe como son las cosas en la ciudad con muchos robos y ustedes son nuevas aquí.” le explico haciendo que el otro hombre se acercara y registrara la escopeta.

“No conozco a ningun Leonardo. Pero tampoco soy bueno con los nombres.” dijo encogiendose los hombros. “De cualquier forma somos de fiar. Que tal ustedes?” le devolvió mirándolas fijas.

“Digame cazadora de lobos. Tiene el permiso de la escopeta?” pregunto en un tono neutro y automatico como si hiciera lo mismo con todos.

Comenzó a crujirse los huesos de las manos, primero la derecha y luego la izquierda. Luego apoyando la mano derecha en el mentón hizo tronar sus cervicales.

Comenzaba tener serias dudas sobre si se habían metido en problemas contra cuatro humanos armados. Negó con la cabeza, dudas sobre si esos cuatro bolsas de zumo tenían problemas por hacer demasiadas preguntas y creerse mas listos que dos chicas de veinti-pocos años.

Miró a Sam a ver que respondía y como salia de la situación.

-Disculpe, si ha terminado con la escopeta entréguela, ya sabemos que munición necesita. -No me hagas ir a por ella.

"¿Somos así de pardillas? No hemos fiado de ese tipo para venir y menudo lío desde que entraramos quizá ese cabrón a montado todo esto.... Una sola llamada y ya nos vinimos nosotras solas a la puta trampa ¿Dante era un rollo del infierno, no?" se recriminó Sam.
Iba a volver a intentarlo por las buenas una última vez, pero la actitud de sus colegas y la del tendero y la suya propia no auguraban nada bueno.
Yo no cazo lobos, lo hace mi papi... le sonrió aunque esta vez más natural. Verá es que la hemos liado, unos amigos vinieron a casa, encontraron la escopeta y se dedicaron a disparar a botellas en el linde del bosque... Si mi padre se entera me mata, la escopeta está a su nombre... Quiero reponer las balas antes de que lo vea, o los cartuchos... o lo que sea. le dijo.
Sus amigos, me están poniendo nerviosa y todo esto no es necesario. dijo señalándolos tratando de relajar el ambiente.

"Un momento." dijo este mirando a su compañero, este la examino un rato y se las devolvio a ambas. Se quedo escuchando la historia de Sam, pareciendo creerle asintiendo un par de veces. "Bueno eso de que tus amigos hicieron lio te lo creo jovencita. Incluso me da rabia que las hicieron venir y no vinieron ellos. Yo que vos dejaria a esos niños." comento dandote su oponion bastante sincera.

"Mi compañero es necesario. No se si vieron la tele, el ultimo lio que hubo. Trataron de robarme...infelices se fueron con plomo." comento riendo con algo de orgullo contagiando a su compañero.

Pero pronto hizo un gesto algo teatral con su mano para pararlo y volver a ponerse serios. "Bueno igual eso no les importa y quieren terminar con esto rapido. Les sere sincero les cobrare mas por esas balas. Es para compensar los lios en que me meteria yo si la policia se entera que le he vendido armas a una chicas. Supongo que no hay problema con ello, ya que andaban apuradas?" pregunta dandoles una opcion que parecia ponerla como la unica. Eso si comprobando que si podian comerciar con èl pero con un precio.

Asintió al precio extra, estaba claro que eso iba a ocurrir.
Acaba la historia, seguro que es interesante, luego hablamos del precio.... dijo Sam algo más relajada, pero aún en guardia, el matón le daba cierto mal rollo y su mirada cambiaba a entre el dependiente y él otra de cuando en cuando.

“Historia? La del robo?” pregunto sin entender a lo que se referia pero tomando que era sobre esta. “Que puedo decir? No se como o porque pero un grupo de infelices empezaron a romper todo por esta cuadra. Fue un desastre no solo porque rompieron negocios y personas, pero parecian en drogas. No tenian mucho miedo a nuestras armas y tampoco a las de la policia. Igual el gobierno parece que despacho las fuerzas especiales y estos fueron matando a mucho capturando a unos pocos. Esos infelices no se lo vieron venir.” comentaba emocionado por el relato, agregandose mas a este.

“Yo dispare a unos cuantos. Pero como dije los infelices parecian drogados y no sentian las balas. Igual no entiendo que querian hacer. Cual era el final de tanto escandalo.” concluyo pensativo.

Tomando las balas las paso por una maquina de precio para sacar un ticket. “Por si te lo piden. Igual ustedes pagaran mas...” comento y les dio un precio algo mucho mas alto a lo que comprobaban con el ticket.

La tremere soltó un bufido sin moverse del sitio o descruzar los brazos. -Hay algo que no he entendido, nos añaden un plus por que la policía se enfadaría si nos venden armas pero no nos están vendiendo armas, solo munición. 

Oigan solo hemos venido a hacer un recado para su padre, no somos mala gente. -La señala. -¿No podrían ser un poco comprensivos, por favor?

Sam torció la boca pensativa, se dio la vuelta y contó el dinero que llevaba encima, no sabía cuanto llevaba encima, pues el dinero que tenía era el dinero de las carteras de las victimas de su alimentación en los últimos días.
Vaya mierda... dijo sin más dejando caer la cabeza hacia alante.
"Me está quedando de puta madre el papel de cría tonta" pensó Sam cabreada consigo misma "Por que soy gilipoyas.... por eso... para que cojones vinimos sino tengo un dolar...."
Toda su vida había sido una indigente, ahora que era una vampiro su situación no había mejorado, pero de refugio de manada en refugio de manada y refugio comunal aquella situación se le había diluido al tener techos prestados bajo los que dormir, además de que ya no comía, ni sentía frío y vivía de las carteras de sus victimas.
"¿Voy a ser una indigente toda la puta eternidad?" se preguntó Sam dándose cuenta de lo ridícula que era como vampiro, quizá si fuera al instituto podría ser un pelín más ridícula, pero no mucho más. "¿Y los vampiros como consiguen hacerse ricos? Trabajando de sol a sol no, desde luego. Y mientras siguiera persiguiendo putos infernalistas, o putos cazadores, o el puto encargo que le mandaran cada puta noche, sus deberes no dejaban tiempo para mucho más..." esbozó una sonrisa sarcástica. "Era vampiro, pero era como ser mortal y pobre, vivía trabajando en algo que no le dejaba tiempo para tener un futuro..."
Puta vida... no me alcanza... reconoció con fastidio y avergonzada y exhalo el resto de aire de sus pulmones en un suspiro de cansancio. Se quedó un segundo recobrando la compostura mirando el suelo y volviendo a inspirar lentamente.

Tu comentario no lo descoloco en ningun momento al hombre, probablemente porque ya le habrian reclamado algo parecido. “Sin las balas de nada te sirve tener un arma de fuego. Yo te estoy permitiendo ahora que la uses.” comento con una sonrisa orgullosa.

Incluso podria pensarse que habia diversion en esa sonrisa al escuchar las palabras de Sam, que recibia una humillacion mas en ese local, sumada al tipo de atrás que imitaba al vendedor en su sonrisa burlona. Esa humillacion se sumaba a los pensamientos de Sam sobre su mala suerte aun en esta nueva vida donde muchas cosas se le escapaban por su falta de dinero. Eso era algo que su bestia toleraba menos que ella, que clamaba que le rompiera la cara a esos humano que se creia mejor que ella.

Las palabras de la tremere disminuyen un poco su sonrisa y lo hacen pensar. “Yo soy comprensivo, aunque supongo que puedo serlo mas con ambas Para que no digan que no tengo corazon. Solo dejame pensar creo que podriamos llegar a una solucion.” entonces se las pone a mirar enteras. “Diganme que saben hacer algo mas, ademas de lios como disparar un arma que no es de ustedes?” pregunto pareciendo buscar un favor de ambas.

Como no.... siempre viéndose arrastrada a las mismas situaciones. Lucho contra la sensación de volver a tener 16 años... y luego ... luego se comenzó a dejar llevar por lo que las dos partes de sam querían hacer de verdad, una vez comprendió aquello todo fue muy simple.
Cosas que no creerías le contestó juguetona Sam con una sonrisa que se tornaba más decidida a cada momento que pasaba. Pero no creo que usted pueda manejar nuestras “habilidades”.... dijo desafiante. Luego miró las balas Y menos por tan poco. eso último lo dijo de modo despectivo, 20 cartuchos de mierda, que se creía que pretendía comprar, aquello la acabo de decidir respecto de lo que iba a hacer.
”Primero su amigo del arma, luego él, y no hay que olvidar las cámaras de seguridad.” pensó Sam
Pero si quieres ver lo que soy capaz de hacer, quiero estar segura de que nadie me va a grabar. objetó Seguro que en un sitio como este hay muchas cámaras de seguridad...

¿Eh? Oye tu, estamos recién cenadas y tenemos prisa. No se que se te ha ocurrido pero aborta misión. -Sacó su billetera para mostrársela a Sam.

-Mi trabajo dentro del grupo también es la de tesorera, no solo manejar información y pateaculos. No tienes que preocuparte por esos asuntos salvo que yo te lo diga.

-Suspiro.

¿Quieres probar la técnica que usaste con el médico o pago y nos vamos? -No podían seguir perdiendo el tiempo en algo tan trivial como comprar munición.

Sam aún de espaldas al mostrador miró a Aurora. No dijo nada, estiró la espalda en un movimiento que se asemejó al de un gato.
Al final se me fue el santo al cielo y no comí nada en la fiesta. admitió.
Había algo más que el dinero en todo aquello y no era hambre, pero en la mirada de Sam había una intención que pugnaba por desencadenarse.
Estoy pensando en lago más pragmático. le reconoció.