Partida Rol por web

El área de combate narraba visualmente batallas pasadas, aunque no habían sido tan violentas pues las instalaciones no demostraban que alguna masacre se haya realizado en dicho lugar. Los Kombatientes entraron a la plataforma e ignoraron las miradas de algunos guardias presentes, sabían que habría sangre pero era su deber evitar que ambos guerreros llegaran muy lejos.

Grácilmente Adra caminó desde el extremo de la zona de batalla, ignorando todo a su alrededor mientras sacudía de su vestido negro, cuando se detuvo, alzó la vista, y mirando a su contrincante comenzó a atusar una de sus coletas. 

- ¿Has venido a entretenerme?, Payaso!! -  sus palabras eran una mezcla entre burla y soberbia.

Luego se cruzó de brazos y miró de forma altiva a su contrincante. 

El Archimago levitaba mientras acariciaba su frondosa  barba blanca como la nieve al otro lado de la arena, sus ojos eran blancos sin pupilas y un libro levitaba junto a él, el mundo a su alrededor poco importaba y luego escuchó una ofensa y notó que era contra él, su rostro parecía pensativo como si escogiera sus palabras.

—Por el Ronicae— respondió de espaldas y luego se dio la vuelta, dejando de levitar y devolviendo el color ambar a las pupilas de sus ojos —¿Qué clase de insolencia es esta, pequeña?  

Ronidas repasó el libro con su dedo y disparó un rayo desde su mano libre contra Adra, con más intensiones de hacerla retroceder que dañarla.

El rayo del mago no la hizo retroceder ni un paso, pero si empujó su cabeza hacia atrás, lentamente Adra se enderezo con una malévola sonrisa en la cara, pero también con una grave quemadura en uno de sus ojos. 

Entonces comenzó a rodar por el suelo hasta que estuvo lo suficientemente cerca de su oponente como para descargar un par de golpes sobre el mago. 

El rostro de Adra volvió intacto y con unos hilillos de vapor emanando de sus mejillas, tenía una sonrisa maliciosa y macabra, el Achimago entrecerró los ojos con disgusto.

La cría se le lanzó encima y lo golpeó varias veces, Clyde se sorprendió ante la fuerza, era similar  a la de un hombre adulto «algún tipo de hechizo» pensó y retrocedió de un salto para seguir evitando el daño.

Si, la tabla está bien, lo único que a ambos nos quedarían 13 de vida, ya que nos golpeados con 2 de daño cada uno en nuestros anteriores golpes, ahora yo con 12

Tras el leve golpe del mago Adra volvió a contraatacar con una serie de golpes.

- No vuelvas a tocarme, desgraciado!!! - 

El archimago asintió —Como desees— dijo extendiendo el brazo derecho y abriendo su puño, su palma se iluminó y una bola de fuego azulada salió disparada.  

Al ver aquella bola de fuego dirigirse hace a ella, extendió sus brazos y abrió las Palmas de las manos para detenerla, sufriendo nuevamente graves quemaduras, dejando su piel blanquecina algo carbonizado.

Apretando los puños y endureciendo su mirada, se aproximó al enemigo y nuevamente asestó unos duros golpes. 

La pequeña le volvió a atacar, con las manos ennegrecidas por el anterior ataque del Archimago. Ronidas sintió los golpes en su abdomen, como reacción alzó la pierna y le propinó un rodillazo en el rostro a Adra.

El golpe fue duro, directo a la cara, y el impacto sonó crujir algún hueso.

Adra bajó la mirada y escupió sangre sobre el suelo, después le dio una patada en la espinilla al mago.

De un salto, se alejó unos metros de su enemigo, obteniendo el tiempo necesario para sacar  una botella de vidrio, donde claramente se leía #VENENO#, sin pensarlo dio un trago al frasco y notó como se sanaba de algunas de sus heridas.

Ronidas trastabilló tras el golpe a sus espinillas pero se mantuvo firme. Miro pensativo a la muchacha cuando empezó a beber de un frasco, algún tipo de poción sanadora seguramente, el archimago apuntó con su dedo índice derecho y un pequeño rayo salió disparado contra Adra.

Nuevamente los rayos del archimago impactaron sobre Adra quemando su piel.

- Me estás cansado de tantas lucecitas, Payaso!! - Esta vez el tono de la pequeña sonaba más rudo., con un toque de enfado.

Mientras le dirigía esas palabras, Adra volvió a propinar una serie de golpes al viejo. 

Ronidas se cubrió de los golpes de la pequeña como pudo, parecía molesta y algo cansada. El archimago uso sus dotes mágicos para desvanecerse y aparecer detrás de ella, la barba blanca como la nieve del antiquísimo Clyde se infló y prontamente se definió convirtiéndose en un poderoso puño que golpeo a Adran en el rostro.

Se giro al ver desvanecerse al hombre y El golpe hizo salpicar un buen chorro de sangre de la nariz de Adra, además de dejarle un buen moratón que cubría casi toda su cara. 

Con un grito arremetió contra el nuevamente, pero este se cubrió en el ataque bloqueando algunos de sus golpes. 

El archimago se cubrió una vez más de los golpes de la pequeña, sin embargo esta le propino unos buenos nuevamente, sin embargo se veía casi acabada, amoreteada y golpeada, sin embargo no confiaba en el pequeño ente. Ronidas entrecerró los ojos, «Hodrum…» susurró en su lengua natal, se acercó como pudo, tacleo a Adra y luego le propino un buen codazo en la nariz.

—Sera mejor que te quedes en el piso, si no quieras que te vuelva a suceder…

Tras el último codazo, Adra callo al suelo arrodillada y sujetando su cara, parecía llorar pero el sonido se convirtió en una malévola risa.

- Te arrepentirás de haber nacido, bastado - mientras cogía una pose nuevamente altiva cruzando sus brazos ante su adversario. 

Ronidas mostró los poderosos músculos de sus pectorales, brazos y abdomen ante el reto de la niña —Bien, entonces volvamos a hacerlo una vez más.
 

Adra se lanzó contra el hombre, corriendo como loca y de un salto se enganchó en el cuello de su enemigo, cruzando los brazos y desgarrando carne de garganta con sus uñas, su cara quedó salpicada de sangre, luego se impulsó con el pecho Ronidas y se lanzó al suelo en una voltereta grácil y perfecta, finalmente quedó frente a su enemigo mirándolo con una sonrísa malévola.

Ronidas forcejeo con la pequeña muchacha hasta que esta dio una voltereta sobre su pecho y se lanzó hacia atrás. Clyde arrugó el rostro y mostró los dientes mientras se cubría el cuello. El archimago quitó la mano de su cuello y la vio ensangrentada, sus ojos perdieron las pupilas  y se tornaron totalmente blancos —Te arrepentirás de eso…—  carraspeó Clyde.

El archimago Ronidas Clyde extendió sus brazos mientras vociferaba palabras inentendibles en algún antiguo lenguaje, unas extrañas runas llameantes se materializaron en el aire junto a su rostro, destellando entre colores rojos y turquesas, los brazos de Ronidas se iluminaron de potentes venas turquesas que se concentraban en cada mano, finalmente juntó las dos manos de manera rápida y un disparo cargado de rayos llameantes impacto a Adra.