Partida Rol por web

Petra corta aquella cabeza con desgana, decepcionada por la falta de equipo útil que llevan. Su arma parece un machete en sus manos, pero en la mano de cualquier otra persona se revelaba como el simple cuchillo que es, y debajo de sus harapos no parece llevar más protección. Cabeza separada del cuerpo, se le ocurre algo y levanta uno de los parpados, examinando curiosa aquel ojo inerte.

—Lo apoyo. Cuanto antes entreguemos los craneos, antes seremos libres. A no ser que el camino rápido parezca peligroso...—susurra levantándose, examinando la cabeza con curiosidad. Levanta el parpado de uno de los ojos, observa aquel ojo inerte clavado en sangre.—La voz dijo que quería los craneos intactos, ¿pero cómo de intactos es eso...?

- Por donde digáis... Moriremos igual.​ Dijo Phil mientras se ceñía sendas cabezas cortadas a la cuerda que utilizaba como cinto.

El tipo parecía cansado, cansado y pesimista. Había visto morir a tantos compañeros en aquel macabro viaje... Y para colmo, ahora era un desertor a su amado Basilisco Bicéfalo. Lo había dado todo por la causa de la amantísima iglesia, y ahora, si lo encontraban, lo colgarla de los pulgares. Se sentía más desdichado que de costumbre.

Decididos os poneis en marcha. Os adentrais en la espesura y las nieblas. Os dais cuenta de que este no es un bosque normal, ni un solo ruido parece romper la calma de sepulcro que os rodea, las ramas a veces parecen moverse sin que ningún viento las agite, como si una malevolencia las agitase.

Por el rabillo del ojo os parece ver el palido brillo de antes en la niebla. Parecería que el resplandor de la luna haya bajado entre los mismos arboles. Si la luna pareciese brillar con el frio resplandor de la daga que aguarda. Es en ese momento en el que esa perturbadora luz brilla con más fuerza os parece intuir una forma, alta, desgarbada y tocada con un par de cuernos en su interior.

No os da tiempo a pensar mucho pues la luz se desvanece con un silbido y una larga flecha, tan larga como un brazo, sale de la niebla volando hacia Primus. Este logra esquivarla, al menos parcialmente por que al rozarle la inmensa flecha, casi una jabalina, le hiere en el hombro. Os parece oir una risa, que casi parecen más un repiqueteo de huesos.

Apresurais el paso mientras el terreno empieza a ascender. La colina se alza bajo la escasa luz de las estrellas. Os cuesta ver nada más allá de la forma de lo que parece ser un antiguo circulo de piedras con varias de ellas caidas en el suelo y cubiertas por enredaderas y otras malas yerbas. Están aun a unos cuantos metros y son poco más que bloques de oscuridad sobre un cielo aun más oscuro.

Cuando os acercais veis como varias figuras se han escondido al acecho ¿Son cuatro o cinco?.

Al veros podeis ver que se trata de hombres cubiertos con capas y capuchas de basta tela negra. Lo más siniestro pero es el brillo metálico de las mascaras que llevan bajo las capuchas. Mascaras de locura y depravación. Pero vuestro decidido avance parece sorprenderles mientras preparan su ataque y teneis la oportunidad de golpear primero.

Olaf se lanzó a por uno de ellos martillo en mano, con el macabro trofeo sacudiéndose colgado de su cintura. Máscara de madera frente a máscara de hierro,  harapos y armadura ligera contra hopalandas negras. Tan similares y al mismo tiempo tan distintos...

El hombre no se acordaba que hacía allí, como se llamaba, o que estaba haciendo, pero al ver la escena frente así si recordó una cosa, tenía que machacar con su martillo. Avanzando hacia los encapuchados, enarboló su martillo para intentar golpear a uno directamente, buscando romper sus huesos y carnes.

Torcuato vio la enorme flecha que casi acaba con Primus y empezó a babear. Rápidamente controló su obsesivo impulso de ir a buscarla, pues estaban siendo atacados.

Izó su maza y se lanzó a la carga tras Olaf y Basura, pero su golpe no logró impactar a ninguna de esas figuras encapuchadas.

Primus se maravilló al ver que, a pesar de haber recibido un arponazo (porque eso había sido, no un flechazo), el dolor era tolerable y podía hacer frente a estos nuevos sacos de mierda lunar que se interponían en su camino, con la cabeza botando a su costado y dudando entre cuál de sus armas tomar (Ya que, sopesándolas previamente le había parecido que debían de hacer el mismo daño... Pero cortar con una vara seguía siendo un 'no no' en su enciclopedia) terminó por tomar su arma predilecta, azuzando el aire por delante del prominente naso de su máscara, tratando de dar con una de aquellas criaturas...

- ¿Sois hombres o mujeres? Todo es confuso estos días pero el polvo lunar os cubrirá, os cubrirá...- Berreó a modo de homilía, recordando los versos de un peculiar bardo de un ojo gris y otro azul al que había escuchado una vez en una celebración de palacio.

A su espalda quedó Torcuato, por algún impedimento, mientras a sus flancos repartían Olaf y Basura.

- Aaaarrrgggg. Alzó su voz Phil en su ya acostumbrado gritó de guerra. A él, aquella onomatopeya le parecía de lo más locuaz. 

Maza en mano se lanzó junto a sus compañeros de desdicha al ataque. 

Con el primer ímpetu, el desdichado de Phil casi falla el golpe, por suerte no fue así, y la maza impactó a su objetivo.

Petra salta como un animal asustado cuando una flecha surge de la oscuridad y hiere a Primus. En unos segundos el bosque se ha transformado en un campo de batalla, con los hombres sacando sus arma contra esos desconocidos. La tuerta analiza rápidamente la situación. Ella es una canija con un punzón en la mano, contra cuatro o cinco figuras extrañas y armadas, mucho más grandes que ella. Hace una mueca. Esta no era la forma en la que gustaba hacer las cosas...

Quizás por eso no corre a la batalla, sino que se gira y, ayudada por las sombras y el caos, desaparece detrás de un árbol. Se desliza rápida pero con cuidado, buscando un lugar desde el que resguardarse de la pelea sin alejarse mucho de sus compañeros.

Tomando la ventaja os abalanzais entre las antiguas piedras, talladas con runas que afortunadamente ningún hombre vivo puede leer,  sobre el grupo que os impide el paso. Ni una palabra de advertencia, ni una petición de paz y concordia, ni un quejido por tanta muerte sin sentido suena en los labios de ninguno de los presentes.

Si el Fin de los Días está por llegar hareis lo posible por que encuentre este erial de mundo vacio ya de toda vida. 

La noche eterna se llena con vuestros gritos y con el ruido de las armas hendiendo la carne y rompiendo huesos. Y no solo con eso pues ¿es el tamborileo de la sangre excitada lo que retumba en vuestro oido? ¿o de nuevo esos infernales tambores en la niebla?

Sea como sea nadie puede negar la violencia que se desencadena. Olaf y Basura golpean a uno de los tenebrosos enmascarados dejandolo expuesto a un brutal golpe de Phil que golpeandole en un lado de la cara con tanta brutalidad que deforma la mascara de metal dejando un amasijo de carne y trozos de metal. Para vuestra sorpresa el hombre cae no entre gritos si no agitado en una risa gutural y maníaca.

El golpe de Primus es inefectivo cuando las gruesas y oscuras ropas de su victima paran lo peor del golpe.

Los tres hombres restantes, cubiertos de oscuras capas y con brillantes ojos maniacos escondidos tras capuchas y horribles mascaras de metal rien salvajemente. Celebrando la muerte de su aliado como si fuera la de un enemigos y abalanzandose a la lucha con brutalidad y desenfreno. 

Como si el inflingir y sufrir Dolor fuera la unica finalidad el combate. No lograr la gloriosa victoria ni esquivar a su gemela la terrible derrota: solo cortar, destrozar, chillar y hacer aullar de Dolor son sus unicos fines. Y se entregan a ellos con celo y devoción.

Con horror a la escasa luz podeis ver la sangre seca y los muñones cubiertos de pus. Los brazos mutilados de estos salvajes, sus manos reemplazadas por cuchillas, mazas y otros implementos de Dolor. Incluso en uno de ellos el mismo hueso dejado blanco y desnudo sobresaliendo del brazo mutilado ha sido afilado como si fuera la punta de una lanza.

Olaf apenas alcanza a esquivar ese punzón de hueso que pincha a través de su armadura ligera para hacerle soltar un quejido y dar un paso hacia atrás. Mientras moviendose con una enajenada velocidad este y los otros dos buscan ya nuevos objetivos. Phil y Basura, dos supervivientes a quienes ni la muerte tocaría, esquivan con facilidad los enajenados ataques. Pero Primus el Guapo, quien sabe si aun llorando a la pequeña Ramona, no alcanza a esquivar los golpes.

El primero es el de una maza que lo manda al suelo de rodillas, el segundo un golpe con una herrumbrosa hoja que le arranca un buen cacho de cuello haciendo manar la sangre. Incluso el malnacido que atacaba a Torcuato abandona su finta para volverse y unirse a la masacre. Aunque eso abre una oportunidad para que Torcuato le golpee no logra hacerlo, entre horrorizado y fascinado por el espectáculo.

Pues el trio se recrea en apuñalar las partes tiernas de Primus el guapo. Sus gritos parecen subir de volumen mientras, ahora si que estais convencidos de ello, los tambores suenan desbocados. Parece incluso que lo apuñalen al ritmo de estos hasta que finalmente le introducen el afilado punzón de hueso en un ojo de la mascara hasta que deja de gritar.

Se vuelven hacia los cuatro supervivientes (Petra parece haberse fundido en la noche quien sabe si ya a medio camino de cualqueir otra parte) y sus expresiones al miraros con sus armas ensangrentadas.. sus rostros son la imagen del gozo más absoluto.

- Cago en la puta!! Se sorprendió Phil ante tanta violencia gratuita. Aquellos tipos enmascarados parecían enajenados. Mucho más que él mismo.

Sin pensarlo demasiado, Phil se lanzó al ataque. Aún tenían superioridad numérica. Aunque no siempre era útil.

Lanzó un mazazo al enemigo más cercano, el impacto fue terrible. Esperaba que fuera suficiente como para dejar fuera de combate al encapuchado.

Estos engendros no parecían gente normal, sino algo ajeno a su mundo terrenal y, según estaba yendo la noche, especialmente tras la brutal muerte del desdichado hombre con máscara, iban a necesitar una ayuda igual de extraordinaria.

Torcuato lanzó un fuerte grito para llamar la atención de los cazadores de cráneos y, una le miraron, empezó a recitar una letanía.

Conforme iba incrementando su voz, sus ojos empezaron a iluminarse y las tres sabandijas asesinas se retorcieron de dolor. Uno de ellos un poco nada más, otro sufrió visiblemente, mas el último profirió unos terribles gritos, parecidos a los del infeliz Primus.

Si no fuera por sus carcajadas, Torcuato habría estado más feliz con el resultado, pero se sentía perturbado.

Basura, confundido por lo que hacían aquellos hombres, sus risas maniáticas, y su mirada perdida, intento atacar a uno, pero su fuerza al intentar golpear flaqueo. Primus había muerto sin pena ni gloria. Basura tenía que recordar recoger la cabeza que el llevara una vez acabaran con sus enemigos, puesto que tenía que ofrecerle la cabeza a este Dios Oscuro que habitaba en este lugar, para cumplir el trato que habían hecho.

Petra se reafirma en su decisión de esconderse cuando ve al hombre de la máscara caer al suelo tras ser golpeado por aquel híbrido de arma y hueso. "Ya me jodería morir así" piensa observando como ahora se abalanzan sobre él y le cosen a puñaladas. Hasta se le escapan un par de carcajadas, que se apresura a callar con la mano para evitar llamar la atención. Ella ya había visto muchas palizas, y sufrido otras tantas en carne propia. Pero nada se comparaba a aquellas en las que el o los apalizados sufrían horrores hasta morir.

Pero lo que más le llama la atención son esos tambores que la ensordecen. Una vez liberan a Primus de su miseria (una decepción, todavía podrían haber sacado muchos más gritos de él), Petra agudiza el oído y la vista (al menos, lo que puede). ¿De donde vendrían? ¿Quién o quiénes estarían tocando? Y con cuidado de no hacer ruido, intenta investigar la zona.