Partida Rol por web

Despues de varios minutos a pie llegais a la casa de Lucius, Egil abre la puerta de la casa, y entraís. Aparentemente, por el desangelado aspecto que ofrece este lugar, parece que ser bibliotecario en una ciudad mercante no resulta un trabajo demasiado lucrativo. El pequeño hogar del hermano Lucius tiene una sola planta, dividida en dos estancias y un sótano. La mayor parte de la estancia principal se encuentra atestada de libros, rollos de pergaminos, plumas de escribir, frascos de tinta y demas utensilios de caligrafía y de estudio. En un rincón puede verse un pequeño camastro, y bajo la ventana principal hay un sencillo escritorio. La obra habitación de la casa es mitad cocina, mitad trastero. Una trampilla en el suelo de esta segunda estancia lleva al sótano.

- Así que es aquí donde vivía.

Afirmo mirando las estanterías aunque un poco cohibida por la conversación con Moses y la desaparición de Lucius. Comienzo a mirar los libros de las estanterías en los que se empieza a acumular el polvo desde la desaparición de su dueño sin que parezca importarle a nadie.

Bueno, quizás a Egil le importe.

Pienso y recojo un volumen cualquiera para intentar saber que le preocupaba a Lucius, dado que posiblemente dispusiera de material relacionado con sus temores.

Miro los papeles del escritorio revolviendolos y pasando sobre las lineas con la punta de mi dedo

Uhmmm....bonito escritorio, muy interesante....

Cojo uno de los libros del escritorio y lo abro por una página cualquiera

Vaya... este hombre leía muchísimo, nada interesante, muy aburrido, como Mineas

¿Seguro que era tu amigo Egil?

Pasando la mano por todas partes termino dejando el trabajo aburrido a mis compañeros, observo la trampilla y me dirijo hacia ella abriéndola sin pensarlo ni un momento. Busco junto a ella, tal vez en una pared, tal vez sobre una mesa, o tal vez junto a la escalera que probablemente bajará, una linterna o candil con la que alumbrar mi descenso, encendiéndolo sin perder tiempo y dirigiendome a las profundidades

Sigan haciendo crucigramas, yo me asomaré aquí abajo

Entre los papeles dispersados hay un lista escrita rapidamente de "cosas por hacer":

Yo también le echo una ojeada a los libros de Lucius, ya que quizá sea capaz de encontrar algo que se le pasara por alto a los demás...

Bueno, por fin un poco de trabajo de verdad.
Moses soltó la mochila con su carga innecesaria y se quedó con lo que el consideraba básico. Lo primero que hizo fue medir por dentro las paredes de la casa, para luego volver a hacerlo por fuera. Igualmente lo hizo con la altura del techo, y del suelo. Cuando hubo terminado con todo ello, decidió explorar el sótano. Su primer pensamiento había sido la biblioteca, pero ya había demasiada gente ahí.

Encuentro la nota manuscrita entre un montón de papeles casi de casualidad y tras leerla me dirijo a Egil aún con los ojos clavados en el papel intentando encontrar algo más a pesar de ser una simple nota manuscrita.

- Hermano Egil, ¿quién es el capitán "Scarbelly"?

Pronuncio el nombre con dificultad a la vez que lo leo, por si acaso lo pronuncio mal.

Egil se queda pensativo, y despues de una pausa - Ummm... pues la verdad no me suena de nada, no lo conozco, aunque la verdad tampoco conocozco a mucha gente de aquí, puesto que salgo poco del templo. - dijo este.

La trampilla no está cerrada con llave y si al abrirla veis una escalera que baja. El sótano es más grande que la casa, aunque está extrañamente vacio. Hay librerias alrededor de las paredes, pero no hay nada en ellas

- Ahm...

Comento un poco defraudada, ya que eso significa que deberán buscar al capitán desde cero e ir preguntando en esta ciudad no parece, para nada, la cosa más segura del mundo.

- Moses, si tienes tiempo entre tantas mediciones, ayudame a encontrar el diario de Lucius y sus cuadernos de viaje.

Los cuales seguramente estén en el escritorio, pero si los encuentra el mediano quizás sirva para levantarle el ánimo, aún a pesar de que aumente también su desmesurado ego.

Doy un paseo por el oscuro lugar, es muy, muy extraño que el sótano sea tan enorme. Arriba estaba lleno de libros, libros.... los enemigos mortales de Abyl, su talón de Aquiles, y aquí abajo parece que requería una astucia similar a pesar de no haber libros pues no habia nada a la vista, nada que para Abyl fuera algo relevante, por ello me encojo de hombros y vuelvo a subir, inquieta, como un niño que no sabe donde parar quieto.

Salgo del sótano con morros inflados y voy hasta la mochila de Moses, que cojo y cuelgo de mi espalda sobre mi pequeña y poco abultada mochila con mis escasas pertenencias. Me acerco a Moses, cuyas pequeñas manos se pasean rápidas por la casa estudiando meticulosamente cada rincón. Parece un ratoncillo inspeccionandolo todo. Cojo un libro de la estantería y lo observo con frustración.... reconozco... la letra O.... algo es algo.

Abajo está todo vacío y sucio, oscuro y seco, hay un montón de estanterías vacías y absolutamente nada a la vista, pero es extraño porque tiene el sótano más grande que toda la casa, maaadre, solo asomarte por las escaleras basta para verlo

Uhmm... ¿Qué estás mirando?

Abyl se mantiene por detrás de Moses observando con atención lo que haga

Moses miró alternativamente a ambas mujeres, aún no tenía claro cual le ponía más cardíaco.

Lorna, si hago mediciones es porque intento encontrar cosas. Quizás soy un paranoico, pero si yo quiero esconder algo, lo escondo, no lo pongo a la vista. Si el ...el... ejem, bueno, al que estamos buscando ocultaba algo, no creo que lo dejara por aquí. Solo es una conjetura claro.

Ahora mira a Abyl.

MMMmmmmm no es normal tener un sótano tan grande, en fin, en cuanto acabe de mirar aqui arriba, bajaré raudo y veloz a mirar. Aún no he descartado que pudiese haber algo por aquí que se me haya escapado.

- Está bien

Sentenció un poco irritada, encima que lo hacía para intentar animarle y me salta con esas exasperaría a cualquiera con buenas intenciones y con la paciencia un poco agotada.

¡Y yo encima sólo quería ayudarlo un poco!

Sin prestar atención a nadie me voy directa al escritorio en busca de los cuadernos de viaje y su diario, al fin y al cabo, son las cosas con las que debería andar trabajando cuando desapareció, por lo que debería estar a mano.

Despues de 20 minutos buscando moses parece encontrar algo. Cuando busca por la parte del escritorio abre un cajón con un doble fondo, que esconde un diario escrito por la misma mano que ha redactado la lista.

Ajajá!!

Ya sabía yo que...

Moses había encontrado un pedazo de papel. Lo extrajo y se puso a leerlo, lo mismo había encontrado la lista de la compra, pero por si acaso...

Moses se acercó dando saltitos hacia la sección de restauración de personas del grupo. Despues de todo, el mago no estaba y el enano estaba abajo. Si le sumabamos la capacidad baja de Abyl para leer, quizás ellos fueran capaces de sacar algo en claro de la nota.

Al llegar ante Lorna, moses hace una reverencia exagerada, con lo que la ballesta choca contra el suelo. Se oye un nasdasemcagonmiestaturabras. Intentando recuperar un poco de la nula dignidad del flirteante mediano, extiende la nota para que druida y clérigo le echen un vistazo.

Para que luego me digais que solo sé abrir la boca y meteros en lios. Moses esperó mientras leian, seguramente, una felicitación.