Partida Rol por web

Te subes a un avion sin saber que puedes esperar al llegar a tu destino, sabes que es una ciudad turistica en su gran mayoria pero realmente no sabes tanto de la misma mas alla de alguna que otra pelicula que viste a lo largo de los años o las esporadicas repeticiones de la antigua serie "Miami Vice" que emitia uno de los canales de cable de tu pais. Tras un viaje tranquilo aterrizas en un aeropuerto lleno de gente, te demoran un poco en los puestos de seguridad pero al identificarte como compañero no te hacen mayores problemas. Sales a la calle y el sol semitropical golpea tu cara, esta ciudad es como ninguna otra, gente caminando con camisas hawaianas y bermudas, muchas tablas de surf y jeeps descapotables, por un segundo te olvidas que viniste por razones laborales y casi que creerias que te mandaron en unas merecidisimas vacaciones.

Al caer en vos mismo y tras breves segundos de admiracion sacas de tu bolsillo un papel con la direccion de la casa franca y no tardas en tomarte el primer taxi que vez hacia la misma, al llegar te recibe un señor canoso vestido de una manera casi caribeña y te pone un collar de flores de colores con una sonrisa en la cara, a medida que pasan los minutos van cayendo otras personas mas que te cruzaste en el avion y en el aeropuerto sin prestarles mayor detalle, parece que seran tus compañeros.

Buenos dias Agentes!

Bienvenidos a Napoles, a partir de este dia y hasta que les digamos lo contrario este es su nuevo hogar, que envidia! ya me gustaria a mi vivir en un lugar como este, pero con la miseria que cobro.

Dice mientras encoge los hombros

Asi que bueno - Sonriendo - si estan aca es porque deben ser los mejores en sus respectivas areas, y los que estaban disponibles para venir - entre risas - dudo tener que explicarles la importancia de la mision que van a desarrollar en este lugar, asi que voy a ir directo al grano con unas reglas basicas de convivencia que decidimos poner en base a situaciones anteriores similares.

Comienza a contar con los dedos mientras enumera

Primera regla - Pausa - No se permiten civiles en las habitaciones de arriba, todo lo que tenga que ver con la funcion policial e investigativa va en las habitaciones de arriba y no quiero nada de civiles viendo esas cosas, la parte de abajo tiene que parecer y funcionar como una casa normal

Segunda regla - otra pausa - Nada de relaciones amorosas entre agentes, siempre es para problemas. Si me entero que dos agentes estan manteniendo una relacion se los deportara a sus respectivos paises.

Regla numero tres.. Cumplir a la perfeccion las anteriores dos reglas. Y antes que me olvide, todo descubrimiento que hagan me lo avisan.

Les hablaria de su mision pero veo que estan cansados del vuelo asi que los dejo para que se conoscan y sobre todo, disfruten que no siempre les van a tocar destinos tan lindos en sus trabajos. Volvere mañana con los detalles.

Luego de la charla los saluda con la mano, se pone unos rayban y se retira de la casa.

Vestida con una falda negra y una blusa holgada y cómoda Penny cogió el vuelo de primera hora desde Washington D.D. sin escala a Miami. A pesar de que ella ya había vivido más de la mitad de su vida por la parte sureña de EEUU nunca había estado en ésa ciudad. Desde luego, y tras tantos años trabajando en la capital el cálido sol de la ciudad de las olas iba a ser un agradable cambio.

Al despegar Penny se sentó en el asiento que tocaba al pasillo, consideraba que era el más seguro y pidió una Coke Light antes de ponerse música y dormir las 4 horas que duraba el vuelo. Al aterrizar, algo somnolienta decidió arrastrar su pequeña maleta de mano a una cafetería cercana y pedirse un café doble solo. Ya era casi media mañana y estaba deseando llegar. Cruzó la zona de seguridad para salir del aeropuerto enseñando la placa y una sonrisa, desde luego no iba a pasar por los controles ordinarios llevando un arma encima y generar inseguridad social al tener que sacarla delante de la ciudadanía.

Con el café aún en la mano salió del aeropuerto y Penny recibió una auténtica bofetada de calor en la cara. Acostumbrada a las bajas temperaturas en el Norte del Pais aquello le resultaba abrasador. No dudaba que no tardaría en acostumbrarse pero era una necesidad conseguir un Taxi rápido.

Buscó en su bolso y se sacó unas gafas oscuras para que el sol no le molestara y se dirigió hacia la parada de Taxis que estaba llena.

Esperó hasta que un chico de su edad decidió cederle su Taxi y ella le regaló una dulce sonrisa a cambio. Finalmente en el Taxi sacó el papel e indicó al Taxista la dirección, preguntándole durante el trayecto algunas direcciones de restaurantes y zonas de compras, iba a necesitar una ropa menos gris y más colorida para pasar inadvertida.

Al llegar a la casa, Penny sonrió maravillada, era una auténtica preciosidad, un paraiso. Así si que daba gusto trabajar, aceptó gustosa el collar de flores y arrastró su maleta hasta el inicio de la escalera que llevaba al piso de arriba y buscó lo que sería la cocina o el bar, allí se sirvió una bebida fresca y se dirigió nuevamente al salón principal donde todos comenzaron a reunirse.

Tras el discurso de el Agente Charleston se dedicó a mirar uno a uno a sus futuros compañeros tratando de ver cómo actuaban individualmente y colectivamente, deberían llevarse bien si querían terminar bien la misión.

Era de noche cuando salió del bar tras tomarse unos tragos cuando cogió un taxi para llegar al aeropuerto de Glasgow, el viaje a Miami duraría casi 12 horas, iba a ser muy largo, se sentó en el asiento del avión y empezó a escuchar a "The Rolling Stones". En algunos aspectos era un poco chapado a la antigua así que le pareció raro escuchar música en un reproductor que de hecho se había comprado el día anterior solo para el viaje. Había estado alguna vez en EEUU por asuntos de la familia de su difunta esposa, pero en ciudades como New York, Los Angeles, Washington, nunca en Miami además nunca abría elegido esta ciudad como destino turistico, a Ray le gustaba más los climas fríos donde abrigarse bien y pasar una buena noche frente al fuego de una gran chimenea como en sus viajes por Rusia.

Tras salir del aeropuerto de Miami casi le da algo por la calor que sintió de golpe. Dejó la maleta y su maletín en el suelo para quitarse la su larga y querida gabardina de cuero.

Sabía que sería imposible llevarla aquí-Susurró Ray para si mismo.

A pesar de saber que haría calor, nunca iba a ninguna parte de viaje sin ella, la adoraba. Levantó la mano para conseguir un taxi y se subió en el. Miró la palma de su mano donde había apuntado la dirección que había en el papel que había guardado en el bolsillo de la gabardina simplemente por si se le perdía y aunque estaba un poco borrosa por el sudor, consiguió descifrarla por pereza a buscar el papel y se la dijo al taxista.

Al llegar a la casa, bajó del taxi y cogió con una mano el maletín y la maleta y con la otra se echó la mano con la que sujetaba la gabardina al hombro dejándola caer por su espalda. Echó un vistazo y se sorprendió al ver la casa, no estaba tan mal como había pensado acostumbrado al lujo de su mansión la idea de la casa a la que iba a ir a vivir se le hacia un poco pesada. Suspiro aliviado y tragando saliva se dirigió a la casa donde un señor canoso le coloca un collar de flores sonriendo dejando a Ray perplejo, le estrechó la mano y se dirigió hacia el interior de la casa, apoyo su maleta contra una mesa, dejó su maletín encima y se encendió un cigarrillo, estaba sudando pero le apetecía un whiskey, se dirigió a la cocina y busco alguna botella y encontró un whiskey de una marca que desconocía, que decepción, él esperaba encontrar alguna botella de Jack Daniel´s pero no importaba, más tarde iría a comprar una. Detestaba echarle hielo al whiskey pero dado el calor abrió el congelador donde encontró una bolsa de hielo de donde cogió dos cubitos los echó en un vaso y lo llenó de aquel whiskey mientras se dirigía paseaba por la planta baja de la casa e iban llegando el resto de agentes. Tras el discurso de Charleston se dirigió al resto y dijo mientras sujetaba el vaso de whiskey y esbozaba una leve sonrisa:

-Una copa para romper el hielo?

Bocanegra llega a Miami despues de interminables horas de vuelo desde Madrid.
Era la primera vez que cruzaba el charco, y para nada más y nada menos que encontrarse con un nuevo trabajo, un nuevo pais, unos nuevos compañeros, en definitiva, todo un mundo nuevo, por lo que esta bastante nervioso, y pasar horas encerrado en una lata voladora surcando los cielos sobre un oceano inmenson sin apenas espacio para estirar las piernas tampoco ayudaba.
Tras poner un pie en tierra se dirigió a la cinta de equipaje de donde recogió una mochila de montañero medio vacía, prefiere viajar ligero de equipaje en la medida de lo posible.
Despues se dirigue a los controles de seguridad donde gracias a los salvoconductos y permisos especiales no le entretienen demasiado tiempo, y entra sin problemas en EEUU.
En Miami hace bastante color, pero era algo de esperar por lo que viene preparado, lleva unos pantalones también de montañero con múltiples bolsillos y con cremalleras en las rodillas, con lo que con un pequeño tiron de estas combierte los pantalones en unas frescas y apropiadas bermudas, guardando posteriormente las perneras del pantalón y la sudadera que llevaba dentro de la mochila.
Tras salir del aeropuerto, se pone unas gafas de sol de espejos azules, muy a la moda, y se sube en el primer autobús que lo lleva al centro de Miami y de hay, sirvie dose de su teléfono móvil Sony Z2, va caminado asta la casa franca, de esta manera empieza a familiarizarse con la ciudad, sus calles y sus habitantes.
Finalmente tras una larga caminata llegó a la casa. Le costó encontrarla, pero no porque se perdiera, sino porque no podía creer que ese pedazo de casa fuese a ser la casa franca.
Al cercionarse de que era el lugar adecuado no pudo evitar soltar un largo solvido de asombro y administración. Sin duda habia sido el hogar de un narco colombiano. No pudo evitar que se le dibujara una leve sonrisa en la comisura de los labios.
Dió tres golpes secos con los nudillos en la puerta, y un hombre surgió de detras de la misma para colocarle un collar de flores. Por un momento pensó en quitarselo, pero que dominios, "allá donde fueres, haz lo que vieres" asi que se lo dejo puesto.
Entró en la casa, dio una pequeña vuelta de reconociendo estudiando el lugar y saludo a los asistentes presentándose como:
-- Samuel Bocanegra, Bocanegra para los amigos--

Despues subió a la planta de arriba e igualmente dio una vuelta de reconocimiento, pare finalmente dejar su mochila en la habitación del fondo, la mas apartada de las escaleras.
Cuando volvió a la planta de abajo Charleston empezó su discurso, y cuando acabó, aunque no suele beber alcohol acepto la invitación de de Ray diciendo
-- ¡Que demonios! ¿y porque no? --

despues de recibir el comunicado sobre la mision Artyom termina su dia y se dirige a su casa para prepararse y despedirse de su familia les dices que tiene que ir a un lugar como tantas veces se despide de su mujer y de su hijo y le dice que cuide a mama y que estaria de vuelta pronto lo habia echo antes se dirige al aeropuerto para su viaje a miami vestido con un traje marron y gabardina de igual color en el avion  tomo algo de vodka para relajarse y preparse para su proxima mision.

Artyom revisando un mapa de miami llega al aeropuerto se apresuro a la salida y como estallido el calor lo golpeo en la cara no le agradaba metio la gabardina en la maleta y se puso unos lentes de sol y tomo taxi hacia la direccion que decia el papel  al llegar a la casa se sorprende por lo grande que es cuando llega un señor canoso y sonriente que le intenta poner un collar de flores el cual se quita una vez a dentro.

Artyom revisa la casay se dirige a la planta a donde deja su cosas en el segundo despues de las escaleras se dirige a la parte de abajo y nota mas personas presentes se deja caer en un sillon tras el discurso. Artyom rechaza la invitacion a beber mira a todos y dice metalmente.

!Interesante grupo!

-Una copa para romper el hielo?

-- ¡Que demonios! ¿y porque no? --

Penny sonrió y se dirigió hacia  los dos hombres que se habían juntado para beber. Uno de ellos se veía bastante normal, y el otro olía a tabaco y a melancolía. La rubia se acercó y con una sonrisa aceptó la invitación.

- Aceptaré tu invitación.- dijo mirandole fijamente a los ojos, esperando a que le sirviera ésa copa prometida. - Soy el agente White de la DEA unidad de narcóticos división de Washinton, soy experta en perfiles criminales, politica criminal, comportamiento individual y colectivo y estadística. Me podéis llamar Penny.- siguió con alegría, le encantaban las presentaciones profesionales.

- Veo que tú también provienes de un pais Norteño. Te ha pasado lo mismo que a mí, demasiado gris entre tanto color.- dijo amablemente al hombre del Whisky.- Y tú... debes de ser Hispano... por el acento.

Me alegró ver que algunos aceptaban mi invitación así que saqué un poco de hielo, puse unos vasos en la barra de la cocina y serví una capa a quienes quisieron sin olvidar rellenar la mía, de la cual me bebí de un sorbo lo que quedaba.

La primera en hablar fue una rubia de ojos claros bastante joven que empezó presentándose a si misma.

- Soy el agente White de la DEA unidad de narcóticos división de Washinton, soy experta en perfiles criminales, politica criminal, comportamiento individual y colectivo y estadística. Me podéis llamar Penny.- siguió con alegría, le encantaban las presentaciones profesionales.

 Di una última calada al cigarrillo y lo apagué en un cenicero cercano mientras respondí analizando con la mirada a la chica:

-Ray, Ray Minami, agente 009 del MI6, de Glasgow, encantado.

Hice el típico saludo militar con dos solos dedos le dí un sorbo al whiskey y saqué otro cigarrillo de la pitillera de mi bolsillo. Ray no era un hombre al que le gustaba hablar por hablar así que soltó lo justo y necesario, era precavido.

- Veo que tú también provienes de un pais Norteño. Te ha pasado lo mismo que a mí, demasiado gris entre tanto color.- dijo amablemente al hombre del Whisky.- Y tú... debes de ser Hispano... por el acento.

Le salió un leve sonrisilla tras aquella observación y dijo:

-No te equivocas, creo que tendré que salir en un rato a comprar una camisa de flores y unas chanclas -sin poder evitar hacer una mueca dejando ver que no le entusiasmaba esa idea-Además, a esta casa le falta un buen whiskey, un lugar sin Jack Daniel's no es un buen lugar, así que si alguien necesita alguna cosa que lo diga antes de que me vaya.

Notaba como la camisa se estaba empapando con el sudor, era insoportable así que decidió subirse un poco las mangas en un intento de aliviarse un poco, se quitó el collar de flores que aun llevaba puesto y le parecía ridículo y se desabrochó un par de botones, algo es algo, después de comprar se pegaría un baño en la piscina si no hay mucha gente.

El segundo silvido se asombro del día escapó de los labios de Bocanegra.

-- ¡¡Madre mía!! Menudos nuevos compañeros de trabajo voy a tener, primero, una preciosa mujer con un curriculum impresionante.-- Exclamó mirando a Peny.
-- Y segundo , un agente secreto del MI6 nada menos. ¡Guau!.-- dijo girando la mirada hacie Ray.
--Yo soy Samuel Bocanegra, pero podeia llamarme Bocanegra, si lo preferís, y como bien has apuntado, soy hispano, no hispano de Sudamérica, sino hispano europeo, Español, pero hispano a fin de cuentas.
Yo simplemente soy Inspector de Policía allí en España, y creo que ahora entiendo a que se refería Charleston entre risitas con eso de "los que estaban disponibles" se referia a mí.
Tras decir esto se ríe abiertamente y esboza una gran sonrisa.

Penny aceptó la copa gustosa y la acercó a su nariz para olerla antes de darle un sorbo. Arrugó la nariz y le dio la razón cuando comentó la calidad de la bebida.

-¿El MI6? ¿Un servicio de Contrainteligencia en un grupo de agentes secretos internacionales? Qué descarado, Ray- le susurró a Ray con picardía sin perder un ápice de su sonrisa encantadora, desde luego, ella iba a fiarse de ésas personas al fin y al cabo gente por encima de ella los había encontrado aptos. 

-Bocanegra, estoy segura que está siendo demasiado modesto con sus aptitudes, al fin y al cabo todos fuimos seleccionados para venir aquí por alguna razón.- le contestó con amabilidad

-Los que necesitemos ir de compras podríamos ir juntos. Luego podríamos ir a comer a algún sitio.- dijo en abierto, para que la escucharan - El taxista que me trajo me comentó de un restaurante de fusión japones que tenia muy buena crítica, sino podríamos ir a comer un Shawarma o algo así... ¿Qué os parece?.- añadió

Dejó la copa en la mesa y sacó de su bolso un tarjetero y fue entregando una tarjeta con su número con prefijo internacional a quien la aceptara.

Lo más importante para la rubia era tratar de crear un vínculo de grupo, si el grupo estaba disgregado o  actuaban con individualidad se perdería la confianza y el grupo no trabajaría bien. Como tenían el día libre, actividades tipo ir de compras, salir a comer, incluso salir de fiesta por la noche haría que todos se conocieran y luego trabajaran mejor.

-- Bueno... espero estar a la altura y encontrar esas habilidades a las que te refieres.-- Contestó a Penny sin perder la sonrisa.
-- En cuanto a lo del supermercado y el Japonés podeis contar conmigo, la verdad es que estoy ambriento, el rancho que sirven en el avión no es que sea todo un banquete, ademas asi nos vamos conociendo y también vamos controlando los alrededores, que nunca está de más.

Dicho esto miró al resto a ver si se unían.

Por fin llegaba el día.
Saldría de Londres en vuelo directo a Miami, unas 9 horas de metido en un avión. No era algo que le importase mucho.
Organizo el viaje intentando evitar en lo posible el verse muy afectado o cansado al llegar.
Para ello viajaría hasta Londres en autobús toda la noche, llegaría el aeropuerto a las 8 de la mañana y el vuelo sale a las 11. Tiempo mas que suficiente para embarcar y poder desayunar algo.
Después las 9 horas de vuelo donde ira dando diversas cabezadas, para llegar a las 5 de la tarde.
Con lo que le daba tiempo de ir al lugar indicado, aprovechar el resto del día, e irse a dormir.
5 o 6 horas sera las que tarde desde que llegue al aeropuerto hasta que valla a dormir en una cama.
Esta bien.
Su equipaje no era mucho, una bolsa de deporte negra con ropa, un par de gorras, y diversos utensilios de higiene personal. Eso era todo.
En la estación de bus todo fue bien, pues no hay controles de equipaje, es entregar el tiket al conductor, meter la maleta en la zona de equipaje, y buscar el asiento asignado.
En el aeropuerto la cosa cambia, hacer colas para facturar el equipaje, colas para identificarse y entrega de pasaporte, y el dichoso control de metales. Enseño la consigna que le habían entregado y paso ese tramite sin mas.
El vuelo lo paso entre películas que mostraban en el avión, y diversas cabezadas, más causadas por el aburrimiento que por el propio cansancio en si.

Por fin salio del aeropuerto y una extraña sensación se apodero de el, como si le observasen, como si alguien le vigilaba.
Eso le hizo recordar sus tiempos en la "clandestinidad". Por lo visto hay cosas que nunca se olvidan, pensó.
Esbozo una pequeña sonrisa.
Cojio un taxi y le indico la dirección.
Poco a poco volvió a recordar las rutinas que le habían enseñado, hace mucho mucho tiempo. Mas como un ejercicio recordatorio que otra cosa. Memorizó en nombre del conductor, de nacionalidad cubana. Jose Mendez decía la tarjeta. E intento averiguar si alguien le seguía, "Dos coches por detrás y a la izquierda".
Era el lugar donde colocarte si querías seguir a alguien y no ser visto. O eso es lo que le habían enseñado a el. Antes de bajarse del taxi, le pidió una tarjeta al taxista, le dijo que era turista y necesitaría alguien que le hiciera de guia y lo llevaran de un sitio a otro. El taxista se la entrego. Nunca esta de mas el conocer a un taxista. Le page dejandole propina y me despedí. "Hasta luego Jose".

La casa se ve lujosa. Entro y me encuentro con lo que debe ser el resto del equipo. Hola que tal.
Un saludo genérico a todos los que se encuentran en la sala.
Un hombre nos da una charla explicativa, y alguien ofrece tomar una copa.
Si no fuera molestia, prefiero una cerveza. Pero si no puede una copa estará bien, gracias.

Proponen ir a un japones a cenar, yo hubiese preferido empezar a repartir las habitaciones,y organizarnos un poco, y pedir algo para comer, pero bueno, ya no opero en la "clandestinidad". Ahora formo parte de un grupo dcon distintas mentalidades y motivaciones. Para mi va a ser un reto. Pero aun así estoy deseoso de comenzar.
Dejenme darme una ducha y cambiarme, y voy con ustedes.

Ray se sorprendió que Penny se acercase a susurrarle, lo que causo que se sobresaltase un poco.

Después Penny propuso un plan para pasar la tarde.

-Ir de compras juntos, cenar en un japonés juntos-Pensó Ray sin poder evitar que se le escapase una sonrisilla-Ni que fuésemos adolescentes.

-Me parece bien-Se llevo la copa a la boca y se terminó lo que quedaba de un trago notando como le quemaba la garganta- Iré a dejar mis cosas y ver que me hace falta, de seguro he olvidado algo.

Ray enjuagó un poco el vaso y lo colocó en el lavavajillas, recogió su maleta y su maletín y subió a ver que habitación.
Parecía que la última ya estaba ocupada y decidió entras en la mas alejada posible comprobando primero que tuviese vistas a la piscina.

-Perfecto-Pensó Ray.

Abrió la maleta, colocó la ropa en el armario procurando no doblarla mucho, sería un tostón tener que plancharla, abrió el maletín para comprobar que estaba todo, el arma, un portátil y otras cosas. Cerró el maletín y lo escondió. Metió la mano en su bolsillo y saco su reloj de plata para ver que hora era, bueno, también le daría tiempo a una ducha rápida y quitarse un poco el sudor que llevaba encima. Preparó un traje limpio y se fue directo a la ducha.

No había podido dormir en todo el viaje, estaba demasiado excitada. Desde que había vuelto a Inglaterra eran raras las ocasiones en las que podía salir y el clima londinense ya la estaba volviendo gris. Durante el viaje, se dedicó a observar a todos, era un hobbie que la había ayudado en muchas ocasiones. Además, su naturaleza curiosa casi la obligaba a prestar atención a todo lo que le rodeara por eso no prestaba mucha atención a alguien en particular.

Mientras pasaban las tortuosas 9 horas del viaje, Mina (como le gustaba ser llamada) en su ordenador portátil buscó mapas de la cuidad. No era un destino que ella hubiese elegido para vacacionar y menos para trabajar. La vulgaridad y poca clase de la gente que comúnmente transitaba por las calles la espantaba. No se trataba de despreciar a la gente, pero era bonito poder conversar correctamente de vez en cuando. Aunque ella estuviera acostumbrada a tratar tanto con gente común como aristócratas y diplomáticos, siempre le gustó el término medio. Gente con un mínimo de educación, sin narices respingadas ni modales afeminados, pero que tampoco le hablaran de temas tan banales como el clima o la política.

Editó los mapas de Google Maps, con puntos de referencia ya marcados. Lugares de interés personal y otros que pudieran serle útiles, y los subió a su celular. El único lugar que no marcó fue, por motivos obvios, la casa franca como también memorizó la dirección y la ubicación en el mapa para poder destruir el papel.

Al bajarse del avión toma un taxi, sin prestar mucha atención y usando su mejor acento yankee le da la dirección, dos cuadras antes de la casa franca.

Al llegar y luego de culminar el saludo protocolar a los nuevos colegas, vino la charla explicativa del supervisor.

-Una copa para romper el hielo?

Comentó uno de los agentes con una botella de whiskey en la mano. 

"Parece que no fue una charla muy motivadora" Pensó la joven inglesa. 

-Si no te ofende paso del whiskey. El calor me deshidrató.- Con voz dulce dice la muchacha y pasa a la cocina a servirse un vaso de jugo. Se reune con ellos nuevamente para las presentaciones.

-Wilhemina Haggard. Lingüista, criptógrafa y poliglota. Ah y agente consultor de la Nueva Scotland Yard.- Se presenta. -Un placer conocerles - Esboza una sincera sonrisa.  

Luego de escuchar los planes, accedió de buena gana. Se excusó y subió a su habitación para refrescarse y dejar su equipaje. Todo con un cierto aire cuasi adolescente. Estaba contentísima de no tener que seguir con los vejetes de la NSY pero extrañaba un poco su trabajo al que amaba. 

La casa no era lo que esperaba, no se parecía en nada a la base de operaciones en Washington, aunque debía reconocer que estaba bien camuflada, era difícil sospechar el propósito de ese lugar. Cuando le colocaron el collar se sintió ridículo, aún así sonrió y se adentró en la mansión. Su equipaje era liviano, el viaje había sido corto y seguía comunicado con una línea confidencial en caso de emergencia.

El líder del grupo pronto se presentó ante todos, dejó claras las pautas a seguir, que por cierto le parecieron mas laxas que las que venía siguiendo en la unidad, y escuchó algunas presentaciones. Observaba a cada uno en silencio, no veía la necesidad de participar hasta no hacerse una idea de quien era cada uno. Se había acostumbrado a trabajar las veinticuatro horas, siempre, concentrándose en la identidad de turno, y no recordaba ya como reaccionaba en un clima mas ameno como el que proponían sus colegas, por eso pasó del whisky y las bromas. 

- Me sumo a la comida japonesa, escuché que es buena por aquí, pero no los acompañaré en las compras. Agente White, en que lugar propone encontrarnos? yo estaré allí a las 19:00 -  dice con seriedad profesional, sin dar lugar a extender la conversación. Quería subir apenas tuviera claras las coordenadas, había cosas que debía poner en orden para sus superiores antes de hacer cualquier movimiento.

Artyom no le gustaba el grupo con el que le iba a tocar trabajar se quedo en silencio mirando a todos los presentes la mayoria parecian turistas y no le agradaba la actitud poco profesional pero sabia que tenia que convivir con ellos asi que cuando vio al agente estadounidense aceptar la invitacion se levanto  y fue hacia el grupo y dijo:

Señores buenas mi nombre es Artyom disculpen si no me habia presentado antes y tambien me gustaria unirme a la ida al restaurante japones pero tampoco los acompañare a las compras a si que si me disculpan me voy a descansar.

Artyom se alejo y se dirigio a su habitacion a ordenar sus ideas y pensar los proximos pasos a seguir

-Jared, te ruego que me llames por mi nombre de pila, no estamos en el ejército o en la oficina para que uses mi título, de hecho intentamos pasar desapercibidos como civiles.- le contesté con una risita, no quería no parecerle simpática pero su marcialidad podía fastidiarlo todo.- Aquí tienes mi tarjeta con prefijo internacional, llámame si necesitas algo. El restaurante está en el Mary Bricket Village, se llama Doraku, te mandaré las coordenadas a tu móvil si lo deseas.- seguí hablándole también a Ayrton.

Cuatro de siete habíamos sido los únicos que habíamos dicho nuestros cargos. Teniamos, por lo pronto, dos Agentes sociales; Wilhemina y yo, un Agente de campo, Bocanegra, y un Agente Mixto Ray. Me gustaba que Ray, Bocanegra, Wilhemina y el hombre Inglés hubieran decidido venir a conocer la zona, conseguir ropa del lugar era buena idea para pasar más desapercibidos y eso también les daba la oportunidad para conocer las costumbres del lugar, yo era Americana pero Washington, Texas y California no tenían nada que ver con Florida, y éso se notaba hasta en la forma de hablar. 

Sin dejar de sonreir esperó a que todos se marcharan a ocupar sus habitaciones y acomodarse en ellas, algunos habían dicho que se iban a duchar así que tenía tiempo de sobras para lo que le interesaba. Se sentó en uno de los sofás que habían y cogió su móvil, ahí apuntó un código por colores cómo eran cada uno, resultaba obvio que dos frases de cada uno no podía determinar su personalidad y por ello, su conducta, pero poco a poco iría sacando un producto de ello, conseguiría que cada uno de ellos trabajaran en un ambiente cómodo.

Los dos primeros hombres con los que había hablado, Ray y Bocanegra, pudo notar su predisposición a colaborar, a pesar de que uno tenía un carácter más reservado que el otro sabía que podría trabajar bien con ellos. El chico Inglés, que todavía no se había presentado aunque había saludado al entrar, parecía reservado pero a pesar de ello vendría, sus ropas grises, como las mías, necesitaban ser cambiadas pero mostrar interés por conocer al grupo y tratar de conocer el entorno era una buena señal. La otra mujer, con acento americano pero de la Scotland Yard, había sido educada y amigable, una compañera perfecta, aportaría algo al grupo que ninguno podría ofrecer. Jared y Artyom en cambio, habían activado las alarmas de Penny, si bien habían sido correctos al hablar... su lenguaje corporal, su poca predisposición a unirse al grupo, su carencia de interés a la hora de presentarse ellos mismos al llegar... no le gustaba. Acababan de llegar a un lugar extraño con gente extraña, no tratar de descubrir cómo era la gente de la casa  lo consideraba una falta de profesionalidad bastante grave, ¿Cómo ibas a trabajar bien si no sabías las habilidades del resto del equipo? ¿Y la falta de curiosidad? La curiosidad era el impulso de un buen agente de campo, si bien no todos ahí eran agentes de campo, Penny incluida, no podía entender la falta de sociabilización.¿Tan poco les importaba la misión que no iban a querer ni conocer el entorno? Solo deseaba, sobretodo por los dos últimos, que fuera culpa del Jet lag, y que demostraran más adelante que el que no quisieran unirse al grupo fuera para intentar conocer el entorno o hacer algo útil para el grupo, la individualidad no era un rasgo de un Agente de la ley.

Una vez hubo terminado de escribir, buscó el número de teléfono del restaurante y llamó para reservar para 5. Cogió la maleta y la subió al piso de arriba donde estaban las habitaciones y se metió en una de las del medio que estuvieran libres, los extramos no le gustaban, ante un ataque eran los más débiles estadísticamente. Saqué la ropa y la dejé colgada en el armario, no había traido gran cosa, y el portátil lo dejé debajo de la cama, junto a mi pistola. La pistola la tenía en casos de emergencia, ir de compras como civil no lo era. Como era la que menos horas de viaje había soportado no tenia necesidad de ducharse, así que bajé y me puse a limpiar los vasos que se habían dejado de por medio, esperando a ver quién era el primero en bajar.

Si había algo bueno que rescatar de su infancia y adolescencia era como viajar. Como empacar y como desempacar. Que ropa llevar, que esenciales eran realmente esenciales y esa clase de cosas. Por lo que no le llevó mucho tiempo instalarse. La ropa interior estaba pulcramente doblada en una bolsa transparente de viaje, la cual colocó en uno de los cajones tal cual la sacó de la maleta. Y así con el resto de la ropa. Luego de elegir el vestuario se fue a duchar rápidamente y luego de secarse el cuerpo se pasó bloqueador 80 en todo el cuerpo. No quería quedar roja como un tomate y adolorida luego de haber estado unas horas en la ciudad. Se puso un vestido a media rodilla, sin mangas y con la espalda calada. Blanco con pequeñas flores rojas. Unas sandalias rojas de taco medio. Y mínimo maquillaje. En su bolso, además de sus documentos y cosas que cualquier mujer  llevaría, como maquillaje, etc. Colocó dos palitos para el pelo, hechos de coco, por si le daba calor y para recogerse el pelo para comer. Y bajó las escaleras.

Encontró a Penny en la cocina terminando de lavar los platos. Suspiró.

“Henos aquí, las dos chicas”

-¿Te ayudo en algo?- Le preguntó.

Penny pegó un respingo cuando la suave voz de Wilhemina interrumpió sus pensamientos. Ladeó la cabeza para sonreirle y asintió.

-Un poco de compañía no estaría mal .- agradeció. La miró de arriba abajo y aplaudió mentalmente, la mujer sabía vestirse bien y con gusto, un aire fresco entre tanto traje chaqueta.

- ¿De qué parte de Estados Unidos eres?.- preguntó para abrir conversación mientras terminaba de recoger, no quería preguntarle cosas demasiado intimas, no iba a forzar una situación si salía debía ser natural. La verdad es que el estómago de la rubia iba a comenzar a rugir del hambre que tenia, apenas había desayunado y ya casi era la hora de comer. Miró entre los armarios y buscó algo para picar, iban a tardar hasta que llegaran a algún sitio dónde pudiera comer algo. Miró en la nevera y encontró salsa de guacamole, así que muy lejos no iban a estar los nachos...

-Tengo muchísima hambre, no he podido comer en el aeropuerto...- comentó casual mientras buscaba.- ¿Te apetece?.- preguntó mientras servía los nachos cuando los encontró. - En comparación con nuestros compañeros, parece que nosotras seamos Agentes de despacho.- dijo con una risita refiriéndose a que ellas no eran de las que saltaban en persecuciones, disparos y demás.- Deberíamos buscar alguna coartada de porqué estamos aquí juntos en ésta casa... ¿Qué piensas? ¿Estamos aquí por un viaje de negocios? ¿Ésto es un hostal y estamos de vacaciones? ¿Ésta es la casa de uno de nosotros y los demás somos sus invitados? ¿O lo decidimos cuando tengamos la misión?

Una vez en mi habitacion, puse la bolsa de deporte encima de la cama.

Me fui a la ventana, un ventanal grande, no llegaba hasta el suelo, pero si desde las rodillas hasta el techo.
No daba a ningún tejado o elemento que pudiera ser usado como salida,
Una pena

Pero en cambio tenia una hermosa vista de la piscina, bueno, quizá con un buen salto y como medida desesperada pudiera caer uno en la piscina.
pero la idea no me resultaba muy tentadora.

Me fui al baño, bastante espacioso y bien distribuido pensé.
Siempre había llevado una vida, digamos "precaria" y en aquella casa, no se sentía cómodo.
No era su ambiente.
Y ahora como asesor de la policía, vivía en un pequeño y humilde apartamento, nada comparado con aquella mansión.
Por un instante pensó si toda su vida habría servido para algo,
tanto esfuerzo, sufrimiento, dolor, para que?
Que había ganado, toda la vida con penuria?
Bueno, es la vida que elegiste o te obligaron a elegir, no te quejes.

Una ducha rápida, para refrescarse un poco y aclarar sus pensamientos.

Del equipaje cogí un pantalón de algodón con múltiples bolsillos de color arena, una camiseta de manga corta blanca, ropa interior, la cartera y el pasaporte, ambos en los bolsillos traseros.
Y de calzado una viejas botas de treking. Sus viejas botas.

Bajo para reunirse con los demás.
Solo estaban las chicas, eso no es lo que suele pasar, penso para el, pero no dijo nada.

Estoy listo