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Nazarene´s Lot

Nazarene's Lot

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20/05/2021, 21:34
Gloria Méndez

Me quedo un tanto sorprendida ante la respuesta del anciano, ¿cómo no podía saber más acerca de aquellos terribles niños?

Mientras tanto Sharpay no tarda en hacerle otra pregunta, una buena de hecho y con suerte sabría la respuesta. La verdad era que estaba deseando desenmarañar todos los secretos que ocultaba aquel maldito pueblo... Así que simplemente esperé a que respondiese.

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26/05/2021, 13:23
Director de juego

La llegada del hombre, antes de poder pensar siquiera en rodear el puente para que las abejas no picasen a Frank Gambetta, con el peligro que esto conllevaba dada su gran alergia a esos insectos, ha sorprendido ligeramente a todo el grupo. Nadie esperaba poder contemplar la presencia de un hombre adulto, a plena luz del día, y además ciego. Sin embargo, su carácter parece ser muy simpático y conciliador.

Buenos días Sr. Payne. Si ha vivido siempre aquí, a lo mejor usted sabe qué puede haberles pasado a las personas que iban en aquel vehículo —dice Sharpay señalando el coche cruzado en el puente y dándose cuenta, quizá un poco tarde, que el hecho de que el interlocutor sea ciego y se le señale algo es incompatible, aunque automático e inconsciente.

¿Se refiere a ese viejo cacharro oxidado? —pregunta señalando en dirección al puente como si pudiese ver, aunque es un mero gesto de cortesía—. Debe llevar ahí unos treinta años… quizá más… este pueblo lleva muerto mucho tiempo y nadie se ha tomado la molestia de retirarlo. Al fin y al cabo, estoy solo desde hace mucho tiempo. Si exceptuamos a Laila.

Sharpay vuelve a tomar la palabra.

¿En qué podríamos ayudarle nosotros?

El hombre sonríe y parece adoptar una pose menos envarada, señal de que le hace sentir cómodo que le preguntasen por sus necesidades.

Pues verán… desde hace doce años vivo con mi perrita, Laila, pero se me ha perdido. He cruzado por el camino del río tratando de encontrarla en el pueblo, pero creo que aquí no está o habría venido a por mí… —parece dudar—. Creo que lo mejor será que regrese a casa, les invite a tomar algo y la espere allí. Seguro que no tarda mucho en regresar.

Sharpay intenta percibir en el anciano alguna señal de mentira o subterfugio, pero no las encuentra. Es un hombre demasiado sencillo, demasiado apegado a la tierra como para pretender nada que no sea lo que de verdad es necesario. Gloria, por otro lado, no parece estar muy convencida de que no tenga ningún conocimiento de la existencia de los niños que llevan horas haciendo su trabajo un poco más difícil de lo que debería ser.

Por cierto, ahora que menciono a mi Laila… —comienza el hombre con el ceño fruncido—. Hace unas noches estuvo ladrando a la nada. Es una perra muy buena y no gruñe nunca siquiera, así que me resultó extraño. No sé sería por ustedes, de eso hace ya una semana como poco… ¿Me permiten que les invite a tomar algo en mi humilde hogar?

Frank Gambetta sonríe. Le encantan prácticamente todos los animales y que ese hombre, tan anciano y solitario, tenga por compañía una perrita, probablemente callejera y feucha, le pareció enternecedor.

Por mi parte cualquier cosa es mejor que tratar de pasar bajo esa colmena de abejas…

El hombre se gira hacia él.

¿Una colmena de abejas? —pregunta extrañado y frunciendo nuevamente el ceño—. ¿Dónde?

En el puente —responde el constructor un tanto dubitativo—. Más o menos en el centro del puente. Una enorme colmena…

Brandon Payne se queda mirando en dirección hacia el lugar donde procede la voz de Frank y luego hacia el puente. Gloria no sabe qué pensar al respecto, pero lo que sí le parece evidente es que el hombre es bastante más inofensivo que esos malditos niños.

Es extraño, señor, en este pueblo nunca ha habido abejas. Acostumbran a buscar otros lugares con más flores… En todo caso, ¿me acompañan, si son tan amables?

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31/05/2021, 22:00
Gloria Méndez

Aquel hombre me causaba una extraña sensación, ya que por un lado me daba confianza pero a la vez... algo me decía que allí había algo que no encajaba y aunque mis compañeros parecían dispuestos a seguirle... yo no las tenía todas conmigo, así que antes de dirigir mis pasos tras él intenté volver a entablar conversación.

Buen hombre, con gusto le acompañaremos pero antes... me pica la curiosidad, dice que aquí no suele haber abejas cuando nosotros acabamos de tener que dar un rodeo por un panal a rebosar de ellas, también nos hemos encontrado con unos cuantos críos que hablan de una mujer, y sin embargo... usted dice que aquí no vive nadie, ¿no le resulta extraño?

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02/06/2021, 10:32
Director de juego

El hombre ciego se gira hacia la posición aproximada en la que está Gloria Méndez, acertando bastante. Sólo su mirada, velada y desorientada, le delata de manera clara como invidente. El comentario de la arquitecta le ha deja sin palabras durante algunos segundos, pero más por asombro que por otra razón.

Verá, señora, como usted puede ver soy ciego —aclara con paciencia y sin el menor rastro de cinismo en sus palabras—. Hasta donde yo sé, no había abejas en este lugar. Si algunas han decidido hacer una colmena, le puedo asegurar que no durarán mucho. El clima no es el adecuado para ellas, eso se lo puedo garantizar. Llevo toda mi vida viviendo por esta zona.

Frank Gambetta iba a comentar algo, pero en ese momento el hombre habla de nuevo y el constructor se mantiene en silencio. Probablemente su pregunta iba también en ese sentido.

Respecto a la mujer y los niños que me comenta... no sé, ya le digo que, de cuando en cuando, se escuchan voces y gritos, pero yo vivo al otro al otro lado del río y es un lugar bastante tranquilo. Si usted dice que hay una mujer y unos niños, yo lo doy por bueno porque su voz transmite bastante sinceridad, pero lo desconozco. ¿Debería estar al corriente? ¿Son gente conflictiva y por eso están ustedes aquí?

Brandon Payne parece un hombre sencillo a pesar de su vocabulario, culto pero no pedante, y parece sincero cuando dice que desconoce todo lo que sucede al otro lado del río, donde está ahora el grupo al completo a su lado. Si bien es cierto que las cosas casi nunca son lo que parecen, lo cierto es que en este caso parece tratarse de la excepción que confirma la regla.

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04/06/2021, 00:30
Sharpay Wong

Permanecía atenta a las preguntas de Gloria. Yo tampoco terminaba de confiar en aquel tipo. La idea de una persona sola viviendo allí parecía imposible. Para empezar, ¿cómo se había alimentado? La flora y la fauna no sólo era escasa, sino que parecía atentar contra la supervivencia humana. A pesar de ello, y aunque inspeccioné a aquel tipo de pies a cabeza, no pude ver en él nada que justificase mi desconfianza. Parecía que las circunstancias, y el ambiente generado en la zona, volvían a contaminar nuestra lógica. Pero, ¿cómo era posible no dudar de cualquier ser vivo de Nazarene's Lot?

Trato de salir de mi letargo y participar en la conversación que Gloria ha entablado.

La verdad es que no sabemos si son personas conflictivas Sr.Payne. Hemos venido a evaluar este pueblo que, según nos habían dicho, estaba abandonado. Así que ni siquiera sabíamos que todavía viviese alguien aquí. De ahí nuestra sorpresa al haber encontrado un grupo de niños —No dejo de pensar en lo raro que resulta que no conozca a esos niños, aunque es cierto que ese grupito sólo deja verse cuando quieren. Según Brandon, escuchó a unos niños jugando en la granja de un tal Finn. ¿Sería posible que Rachel y el resto de los niños fueran parte de esa excursión?— ¿Podría decir más o menos cuánto tiempo hace que vino esa excursión de niños? —Hago una pausa, dando tiempo a Brandon para responder—. ¿Dónde se encuentra la granja de Finn? -Permanezco atenta a su respuesta.

Si la granja es el último lugar donde los niños fueron vistos, es posible que podamos encontrar allí alguna pista de las desapariciones. Aunque el testigo puede parecer poco fiable, es el único que puede saber algo. Más aún, de ser cierto que siempre ha vivido aquí, podría ser una fuente inestimable de información. Lanzo una pregunta a Brandon, sin saber si conocerá su repuesta.

Sr. Payne, ¿sabe usted algo sobre Henry Willard?

Comienzo a notar el frío y la humedad bajo mis pies. El sonido del agua ahora es un zumbido molesto al que mis oídos no consiguen acostumbrarse. Llevamos demasiado tiempo parados sobre el puente. Debemos continuar lo antes posible y llegar al fondo de este asunto. Me dirijo a Brandon e intento finalizar nuestra conversación con cortesía.

Le acompañaremos a su casa si lo necesita, pero a menos que alguno del grupo quiera parar allí, nos gustaría continuar nuestro camino. Espero no se ofenda por rechazar su invitación. Estamos cansados y nos gustaría llegar pronto a casa —Miro a mis compañeros y les hablo, mientras entorno la cabeza en dirección a la salida del puente, esperando que ellos también quieran ponerse en marcha—. Así que debemos encaminarnos ya hacía el otro lado del pueblo. Sobre todo teniendo en cuenta que el rodeo va a suponer otro retraso extra en nuestro trabajo. Podríamos usar el mapa para encontrar la mejor ruta.

Miro a Brandon. No podemos dejarle allí sólo. Me acerco un poco y le ofrezco nuestra ayuda.

¿Necesita que le acompañemos a casa? —Es posible que confiar en el Sr. Payne sea un error, pero también confío en la solidez de nuestro equipo. Si ocurre algo que no podamos afrontar, lo más probable es que no sea sólo responsabilidad de este hombre.

Mientras nos ponemos en marcha continúo hablando al Sr. Payne.

Respecto a Lailla, no se preocupe. Si encontramos a su perra la llevaremos con usted —Hago una pausa y observo con lástima al hombre solitario—. Supongo que es su única compañía… —Trago un poco de saliva—. ¿Qué ocurrió con su familia y el resto de sus allegados?

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05/06/2021, 19:00
Director de juego

Sharpay se introduce en la conversación que parece estar conduciendo Gloria Méndez.

La verdad es que no sabemos si son personas conflictivas Sr. Payne. Hemos venido a evaluar este pueblo que, según nos habían dicho, estaba abandonado. Así que ni siquiera sabíamos que todavía viviese alguien aquí. De ahí nuestra sorpresa al haber encontrado un grupo de niños.

El hombre sonrió ligeramente.

Sí, comprendo su extrañeza —dice con franqueza—. Lo cierto es que, al vivir al otro lado del río, no considero que forme parte de este lugar. Sin embargo, es verdad que conozco toda la historia, desde que era un asentamiento de leñadores durante el siglo XVII hasta la Gran Depresión de los años 30. Alguna vez ha venido alguien del Gobierno para que le cuente lo que sé, me consideran algo así como una enciclopedia viva de este sitio, cosa que me honra.

¿Podría decir, más o menos, cuánto tiempo hace que vino esa excursión de niños? —pregunta Sharpay con amabilidad.

El hombre se lleva la mano a la frente intentando recordar.

Hará unos dos o tres meses… seguramente tres meses como mínimo… aquí todos los días son iguales, señorita.

¿Dónde se encuentra la granja de Finn?

Pues… —el hombre se gira sobre sí mismo como buscando algo—. Déjeme que le diga… Creo que hacia el noreste desde esta posición en la que estamos ahora. Creo que no me equivoco, señora, aunque no podría poner la mano en el fuego.

La siguiente pregunta de Sharpay era algo más delicada.

Sr. Payne, ¿sabe usted algo sobre Henry Willard?

A los lejos, muy por encima del grupo, se escuchan los sonidos de unos pájaros que parecen estar emigrando y que, a buen seguro, no van a parar en Nazarene’s Lot a descansar antes de seguir a tierras más cálidas.

Es curioso que mencione ese nombre —dice el anciano con el rostro súbitamente cambiado a un gesto más preocupado—. Me contaba mi abuelo que el suyo le dijo que ese hombre era el mismísimo Diablo en persona. Cuando el pueblo estaba en su punto más álgido a nivel económico, una enfermedad se extendió por toda Nazarene’s Lot en 1765. Murieron tres de cada cuatro habitantes del lugar y el propio Henry Willard, del que las leyendas dicen que era un brujo que provocó esa enfermedad mediante las artes oscuras, de las que era practicante. Según se decía, el lugar sigue maldito. Incluso hoy en día.

Se hace una pausa, no del todo incómoda, que a pesar de las apariencias sólo dura unos pocos segundos.

Le acompañaremos a su casa si lo necesita, pero a menos que alguno del grupo quiera parar allí, nos gustaría continuar nuestro camino —se sincera Sharpay—. Espero no se ofenda por rechazar su invitación. Estamos cansados y nos gustaría llegar pronto a casa. Así que debemos encaminarnos ya hacía el otro lado del pueblo. Sobre todo, teniendo en cuenta que el rodeo va a suponer otro retraso extra en nuestro trabajo. Podríamos usar el mapa para encontrar la mejor ruta.

En ese momento, Sharpay cae en la cuenta de que se sigue escuchando el sonido del río al pasar por el pueblo. Probablemente el sonido más significativo y lleno de vida que se puede escuchar en toda la región.

Precisamente, yo puedo llevarlos por el antiguo puente —dice, entusiasmado por poder ayudar—. Es más estable que este siempre y cuando pasen de uno en uno. Si no pueden usar el puente cubierto el camino que les muestro es la mejor alternativa y se ahorrarán el rodeo.

¿Necesita que le acompañemos a casa?

El hombre duda un instante y sonríe de nuevo. A pesar de su dentadura poco cuidada, no resulta desagradable.

—Yo les acompañaré a ustedes. El otro puente, además, desemboca en mi casa y si quieren pueden parar un ratito… en caso contrario pueden seguir su camino más tranquilos, sin tener que pasar por esa colmena de abejas que me ha contado.

Respecto a Laila, no se preocupe. Si encontramos a su perra la llevaremos con usted.

Se lo agradezco, señorita —responde el anciano con rostro serio.

Supongo que es su única compañía… ¿Qué ocurrió con su familia y el resto de sus allegados?

Algunos se fueron a la ciudad y nunca regresaron —dice sin comentar nada acerca de la referencia a su perrita, probablemente para evitar emocionarse—. El resto, que fueron pocos, murieron a lo largo de los años.

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07/06/2021, 04:41
Sharpay Wong

Entonces, el único habitante de Nazarene’s Lot se cruzó en nuestro camino. Pero, ¿era el único? Era posible que en su estado no supiera lo que acontecía en aquel pueblo. Podría haber otras personas que sobrevivieran allí, ajenas a su conocimiento. Era posible que sus recuerdos estuvieran desvirtuados por años y años de aislamiento. A pesar de todo, y hasta aquel momento, Brandon Payne resultó ser la mejor fuente de información que habíamos encontrado. Escuché cada una de sus palabras con gran interés, intentando que las mías no interrumpiesen un discurso revelador.

Mientras me habla de la excursión escolar, no puedo evitar pensar en zorros, osos o conejos. Si han transcurridos sólo meses, es probable entonces que los niños que hemos visto fuesen parte de esa excursión. Aun así, esta idea me planeta serias dudas. Esos niños no viajarían solos. ¿Nadie buscó a esos niños ante su ausencia? ¿Qué fue de sus maestros o de sus tutores? ¿Qué fue del conductor del autobús? Por un momento, mi pensamiento se hace tangible.

¿Para qué querrían traer a este pueblo a una excursión de niños? -Miro rápidamente a Brandon, dándome cuenta de que estoy hablando de su hogar—. Lo siento Sr. Payne. No pretendía menospreciar el lugar donde ha vivido tantos años —Permanezco unos segundos en silencio. No sé si aquellos y estos niños son los mismos. No sé si alguno de ellos forma parte de la lista de desaparecidos. Lo cierto es que la presencia de esos pequeños enmascarados se hace más preocupante a medida que conocemos la historia de este pueblo.

Continúo haciendo preguntas a Brandon y, sorprendida, escucho datos escalofriantes sobre Henry Willard. Es posible que la historia que el Sr. Payne conoce pueda estar muy desvirtuada. La historia de la familia Willard puede haberse mitificado, embelleciéndose con el tiempo, hasta convertirse en un cuento popular. Aun así, la información que nos da gana credibilidad cuando tomo conciencia de su coincidencia con la que encontramos en los registros de la sacristía, incluyendo las alusiones a posesiones demoníacas. Trato de indagar un poco más en los conocimientos del viejo Payne, respondiendo a su discurso con otra pregunta.

¿Sabe usted qué tipo de síntomas padecían quienes enfermaban? —Hago una pausa, esperando su respuesta.

Tras mostrar mi preocupación por el retraso de la investigación, Brandon Payne insiste en ofrecernos su ayuda. Aunque se muestra bastante amable y dadivoso, la idea de cruzar de uno en uno me produce cierta desconfianza. Parece una trampa demasiado sencilla. Aun así, para mi fortuna, nos acompañan un valiente constructor y una prometedora arquitecta, en cuya opinión confío para valorar cuán cierta puede ser esa afirmación. Con la seguridad que mis compañeros me proporcionan, y la urgencia de alejar a Frank del dichoso panal, acepto la ayuda del misterioso octogenario.

De acuerdo Sr. Payne. Le agradezco que nos ayude. Pongámonos en marcha entonces, no tenemos tiempo que perder.

Antes de retomar nuestro camino, y tras haber escuchado algunas palabras sobre la historia de Nazarene’s Lot, trato de conocer la historia de la persona que ahora nos acompaña. En sus palabras, que consiguen robarme unas tímidas lágrimas, pueden palparse el dolor acumulado durante años.

Lamento mucho la pérdida Sr. Payne. Vivo lejos de toda mi familia, pero no puedo llegar a imaginar lo que supone vivir aquí solo tanto tiempo… —Miro hacia el suelo, como si a través de él pudiese entrever algún tipo de consuelo, y comienzo a caminar lentamente hacia la salida del puente, mientras espero que el resto del grupo se ponga en marcha.

Entonces, aquella historia, de cuyo carácter fantástico trataba de convencerme, volvía a aparecer entre mis pensamientos. Una vez más trato de buscar la explicación más lógica. En 1765, muchas enfermedades, como la esquizofrenia o la epilepsia, se consideraban producto de la posesión demoníaca. No sería extraño que la enfermedad o la pobreza que asolaron Nazarene’s Lot se relacionasen con la brujería y con los juegos rituales de la familia Willard. Sin embargo, Brandon Payne, con apenas unas frases, había hecho un perfecto resumen de todas aquellas elucubraciones que habían martillado mi cerebro durante el recorrido de este pueblo. Aunque trate de pensar en los rituales de Henry Willard como el simple producto de una mente fantástica, ansiosa de control social y político, palabras como condena o maldición parecen ganar fuerza por sí solas. Llegar al fondo de la investigación se vuelve más imperativo a cada momento.

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14/06/2021, 17:10
Gloria Méndez

No tenía nada claro lo que estaba sucediendo, ya que todo lo que sucedía desde que habíamos llegado me parecía inverosímil, y entre los niños, la mujer y el anciano mi paciencia había llegado ya a su límite. 

- La verdad, que le agradecemos su ayuda, señor - dije intentando parecer amable - lo que dice acerca de que este pueblo esté maldito, la verdad es que... empiezo a creerlo. Desde que pusimos un pie en este lugar no han sucedido más que cosas extrañas o cuanto menos peculiares... Ya no sé que pensar, pero hasta lo de las artes oscuras no suena ya tan raro, y eso... me asusta.

Me asustaba mucho, nunca habría pensado que yo podría empezar a plantearme algo así, ¿y si en el pueblo en el que estábamos había sucedido algo terrible que había ocasionado que de verdad aquel pueblo estuviese... maldito?

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14/06/2021, 21:08
Director de juego

El hombre seguía de pie ante el grupo, mirando fijamente en dirección a Sharpay, la más comunicativa de todo el grupo de investigadores que el Gobierno había enviado a revisar el estado del lugar donde se construiría la gigantesca presa. A pesar de que el hombre pudiera padecer algún tipo de demencia o distorsión en sus recuerdos, parecía muy seguro al hablar. Ciertamente era el mejor «documento» que habían encontrado hasta ese momento en el lugar. Todos los demás habían sido destruidos de una u otra forma y, curiosamente, sí parecía tratarse de un pueblo de esos que tiene todo un pasado histórico por guardar. Secretos incluidos. La idea de los niños que habían estado en el pueblo, supuestamente un colegio, llamó la atención de la agente del USBR.

¿Para qué querrían traer a este pueblo a una excursión de niños? —mira rápidamente a Brandon, percatándose de que, al hablar de su hogar de toda la vida, podría ofenderse—. Lo siento Sr. Payne. No pretendía menospreciar el lugar donde ha vivido tantos años.

El hombre sonrió.

—No se preocupe, señorita —le quita importancia con un gesto de su mano—. Como siempre digo, comprendo que un sitio así no está hecho para la gente de ciudad. De todas maneras… y pensando en eso que dice… es cierto que quizá este no sea el mejor sitio para una excursión. Y antes de que me lo pregunte, no, no puedo asegurar totalmente que fuera eso. Fue lo que pensé porque no se me ocurrió que una serie de niños pudieran vagar solos por estas ruinas.

¿Sabe usted qué tipo de síntomas padecían quienes enfermaban? —pregunta Sharpay refiriéndose a la terrible plaga que asoló la ciudad de Nazarene’s Lot.

Si le soy sincero, no lo sé… mi abuela me contó que las ramas de la tierra se metían en los cuerpos de los hombres y los mataban envenenándolos desde dentro, pero su hermana, mi tía abuela Mary, aseguraba que los animales salvajes atacaron a todos los humanos de la zona y les transmitieron la rabia —el hombre parece cansado, quizá no está acostumbrado a hablar tanto—. Ya le digo que eso no lo sé seguro. Si quiere mi opinión, estoy seguro de que la explicación será de lo más mundana. Eran otros tiempos…

Al momento, Sharpay acepta la ayuda de Brandon Payne para cruzar el caudaloso río que transcurre circundando el pueblo y apartando a los investigadores de la iglesia, el último lugar donde encontrar respuestas. Antes, harán una parada en el hogar del invidente, cosa que quizá sea útil para el grupo y así poder tomarse un tiempo libre de amenazas y pensamientos oscuros.

—De acuerdo Sr. Payne. Le agradezco que nos ayude. Pongámonos en marcha entonces, no tenemos tiempo que perder.

Tras unas palabras de condolencias de la joven a Brandon acerca de la vida de pérdida y privación que ha debido llevar durante tantas décadas, aspecto con el que empatiza Sharpay en cierta medida y, cuando menos, es capaz de sentir como propio, llegan al borde del río.

Gloria Méndez, que había escuchado toda la conversación en respetuoso silencio, tal y como acostumbraba a hacer para comprender todo lo que ocurría a su alrededor sin influir, decide agradecerle al señor Brandon su ayuda.

La verdad es que le agradecemos su ayuda, señor —dice con toda la amabilidad que puede—. Lo que dice acerca de que este pueblo esté maldito, la verdad es que... empiezo a creerlo. Desde que pusimos un pie en este lugar no han sucedido más que cosas extrañas o cuanto menos peculiares... Ya no sé qué pensar, pero hasta lo de las artes oscuras no suena ya tan raro, y eso... me asusta.

El hombre, que ha conducido al grupo hasta el borde del pueblo, cuya continuación es un pequeño acantilado hacia el río, señaló una suerte de escalera excavada en la propia roca. Cinco peldaños separan al grupo de cinco personas de un puente colgante sobre las aguas que parece bastante seguro a pesar de su pobre construcción.

Refuerzo las cuerdas todos los años —afirma Brandon—. Uso pez para aislarlas de la humedad del río y que duren mucho tiempo. En estos años no se ha roto jamás y, pueden creerme, no va a hacerlo ahora. Cuando estemos en casa podré mostrarles los tapices que he estado tejiendo desde que era niño… estoy seguro de que les gustarán. También les puedo contar algo más de la historia del lugar…

El hombre comienza a pasar por el puente, el primero y prácticamente sin esfuerzo. Sólo alguien que lo sepa e ignore su sentido del equilibrio y la tremenda orientación que muestra, puede afirmar que Payne es ciego.

Frank Gambetta, nervioso aún ante la idea de cruzar por el puente cubierto, mira al otro lado de la orilla. No son más de veinte metros, dado que además en ese punto el río que divide la tierra firme parece más estrecho. Comienza a caminar y se asombra ante la perfecta construcción de un puente que, en teoría, no debería ser demasiado seguro. Obviamente parece cierto que el hombre lo ha estado arreglando año tras año habida cuenta del grosor de las cuerdas con las que está hecho.

¿Dice que tiene en su casa tapices? —pregunta el constructor tratando de no mirar hacia abajo—. ¿Hechos por usted nada menos?

Desde luego, señor, y según me decían se me da bastante bien —responde acabando de cruzar los últimos metros.

Sharpay comienza en ese momento a cruzar el puente siguiendo a Frank Gambetta, que a escasos metros de Payne también está a punto alcanzar el otro lado. A pesar de que han recibido la recomendación de cruzar de uno en uno, el constructor ha confiado en la solidez del puente con gran éxito. Una vez que Frank ha terminado de cruzar e intercambia algunas frases con el hombre ciego, Sharpay comienza a cruzar. Los segundos se le hacen minutos hasta que al fin se encuentra al otro lado. Gloria inicia en ese momento su paso y, justo cuando está en el medio, su mente asocia el dibujo infantil de la Iglesia con raíces con la enfermedad que consistía en raíces que entraban en el cuerpo de los habitantes de Nazarene’s Lot. ¿Se trataría de lo mismo? ¿Sería algún tipo de maldición? Su nerviosismo hace que esté a punto de caer, pero no es el caso.

El padre Flaherty, el último en cruzar, se aferra con fuerza a las cuerdas laterales cuya función es ofrecer una especie de barandilla para cruzar sobre la más gruesa de las cuerdas, colocada a modo de suelo. Al principio todo parece ir bien pero, justo cuando se encuentra en el centro del puente, sus zapatos resbalan en la cuerda y se precipita hacia las turbulentas aguas del río. Sólo unos reflejos surgidos de alguna parte en forma de su mano derecha aferrada a una de las cuerdas laterales que unen el «suelo» con una «barandilla» evita que caiga. Pero es difícil que aguante demasiado tiempo, y menos sin recibir ayuda.

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15/06/2021, 14:22
Sharpay Wong

Tras aceptar la ayuda de aquel invidente, que parecía conocer cada palmo del pueblo, retomamos el rumbo de nuestra investigación. Mientras caminábamos, mi mente galopaba entre las palabras de Brandon Payne. Trataba de racionalizar toda aquella información, supongo, para no perder la razón propia.

Es posible que su tía abuela Mary tuviese algo de razón —Me detengo unos segundos y organizo mis ideas—. La rabia es más frecuente en entornos rurales y aislados como este. Las alucinaciones y los cambios en el estado de ánimo son síntomas propios de esa enfermedad —Un flashback me devuelve al sótano de la sacristía—. Puede hacerte ver raíces atacando a seres humanos… —Miro a Gloria, recordando que el daño que sufrió no resultó ser ninguna alucinación. Redirijo mi mirada a Brandon—. ¿Por qué no nos recomienda visitar el otro lado del río Sr. Payne?

A pesar de todos los intentos, buscar la normalidad de algunos acontecimientos parece estar convirtiéndose en una batalla perdida. De repente, un comentario me recuerda todo aquello en lo que no quiero pensar. Las palabras de Gloria iluminan un camino que, a pesar de ello, continúa siendo bastante oscuro. Puedo haber perdido el norte tratando de buscarlo, obviando la extrañeza de muchos sucesos durante nuestro trabajo. Esos niños son reales y, de alguna manera, sobreviven en este lugar, protegiendo, ocultando y obedeciendo a una figura que aún no conocemos. Señales recientes de garras, sangre todavía fresca, pruebas calcinadas, una compañera herida por un puñado de raíces asesinas… Por no mencionar a los animales salvajes, que parecen seguir siendo tan agresivos como entonces. ¿Por qué motivo comenzó, todo un pueblo, a ser atacados por animales salvajes? No puedo evitar plantearme que lo que Brandon cuenta ha seguido existiendo hasta la actualidad, aunque con un número bastante reducido de víctimas, si no de adeptos.

Cruzo el río con la seguridad que me ofrece mi compañero Frank. Aun así, el tambaleo del puente colgante y mis piernas, temblorosas, vibran al unísono. Al otro lado, comparto con Brandon y Frank la alegría de mantener la integridad física.

Me gustaría ver esos tapices —Sonrío y miro hacia el puente, mientras aguardamos al resto del equipo.

De repente, rompiendo las expectativas, veo resbalar al padre Flaherty.

¡Arnold! —El instinto de preservación, más rápido que la lógica, me impulsa a abalanzarme rápidamente sobre el borde del puente, y tirar con todas mis fuerzas de su mano. Grito a mis compañeros, juzgando insuficiente mi fuerza—. ¡Ayuda! —Mientras miro el rostro aterrado del padre Flaherty pienso en nuestra incompatibilidad, evidente para todo el equipo—. ¡Ayuda! —Sigo tirando con todas mis fuerzas, consciente de que nunca un juicio personal será más importante que la vida de ninguna persona—. ¡Ayuda!

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16/06/2021, 17:30
Gloria Méndez

Sumergida en mis propios pensamientos apenas era consciente de lo que sucedía a mi alrededor mientras cruzaba el puente, tenía muchísima curiosidad por ver aquellos tapices, después de todo el hombre era ciego... 

De pronto los gritos de mi compañera me sacaron de aquella especie de letargo.

¡VOY! —Grité con miedo al ver la situación en la que estaba el pobre Padre, como pude, con muchísimo cuidado, me acerqué a ellos para poder ayudarles y que el buen hombre volviese a tener los pies en el puente, ¿cómo había podido suceder?

¡Vamos, resistid! ¡No dejaremos que caigas! —no, desde luego que nadie iba a ser arrastrado por la corriente mientras yo estuviese allí y pudiera evitarlo...

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29/06/2021, 13:48
Director de juego

El puente, tendido entre los dos extremos del río, había permanecido incólume durante tanto tiempo como el hombre ciego recordaba. Él mismo había reforzado durante décadas las cuerdas que hacían de esa pasarela colgante un camino seguro para sus trayectos a Nazarene’s Lot. Para ser un hombre invidente se había adecuado de manera perfecta a su condición y había trazado un infalible mapa mental de la zona. Su sentido del oído y del tacto, desarrollados al extremo, han conseguido hacer de él un igual, o en ocasiones un superior, a cualquiera dotado con el sentido de la vista.

Pero desgraciadamente el padre Flaherty ha resbalado y se encuentra a punto de caer a la corriente del río de rodea casi completamente al antiguo pueblo. Dada su violento cauce, su vida se encuentra en peligro. Por ello, y a pesar de las reticencias mentales de Sharpay Wong, se lanza rápidamente a intentar sujetar al sacerdote antes de que caiga al agua. Siguiendo su ejemplo, Gloria Méndez se lanza también a ayudar. Ambas han puesto en peligro su seguridad personal para que el miembro más erudito del grupo no sucumba al destino que parece esperarle en el fondo del río.

Frank Gambetta, viendo que tres personas están sobre el puente, decide que es mejor no intervenir. Podría poner en peligro la seguridad de todos los afectados en el rescate e incluso la suya propia. Se siente frustrado por no poder ayudar a Sharpay, pero no le cabe duda de que la estructura de cuerdas no podría aguantar el peso de cuatro personas. De hecho, tiene sus serias dudas de que pueda aguantar tres, pero mira al cielo como solicitando una intervención divina que parece haber olvidado ese lugar. La investigación se acerca a su fin, pero deben superar ese peligro.

Tras unos agónicos minutos, o quizá sean meramente minutos, las dos mujeres logran sacar de su aprieto al padre Flaherty. Lentamente, con cuidado de dónde van poniendo cada paso, el grupo se acerca al lado del puente donde aguardan Brandon Payne que, aunque no sabe lo ocurrido puede intuirlo por lo que ha escuchado, y un impaciente Frank Gambetta que, en cuanto Sharpay está en tierra firme, se aproxima a ella. La sujeta con suavidad de los brazos y se dirige a ella con voz dulce.

¡Sharpay! —grita algo fuera de sí a causa de los nervios—. ¿Te encuentras bien? ¿Necesitas algo?

Aunque estaba deseando ir a la casa del señor Payne, Frank decide parar si su compañera lo encuentra preciso. Su bienestar se encuentra por encima de todo lo demás para él. Naturalmente, también se preocupa por Gloria, aunque sus sentimientos no son idénticos por una que por otra.

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01/07/2021, 04:06
Sharpay Wong

Ocultación de información, amenazas, ataques animales… El traspié de Arnold no parecía responder a la venganza de nadie, más que a las propias circunstancias. El cansancio tras horas de trabajo, sin poder comer o dormir decentemente, unido a un viejo puente tambaleante, sumido en la niebla, sembraban un campo de obstáculos. Aun así, el peligro que corría colgado de aquel puente era una guinda más para aquel tenebroso pastel. Sin ser conscientes de las nefastas consecuencias de que el puente hubiese cedido a nuestras violentas sacudidas, Gloria y yo tiramos lo que pudimos con las pocas fuerzas que todavía nos quedaban.

En el momento en que Gloria y yo conseguimos alzar al padre Flaherty, el temblor se apodera de mi cuerpo y el agua parece fluir con mayor violencia. Me muevo con la suavidad que la excitación del momento me permite, tratando de no desestabilizar aún más el puente. Sin dejar de caminar, y de seguir mis propios pasos con la mirada, pregunto a mis compañeros por su estado.

—¿Cómo estáis chicos? ¿Os habéis hecho daño? —Miro hacia el borde, que parece alejarse a cada paso, y veo que Frank nos espera con bastante preocupación.

Alcanzo el borde con el afán que me hubiese producido encontrar una perfecta compilación de la historia de Nazarene’s Lot. Justo en el mismo instante, veo que Frank se acercar hacia mí. Su contacto, firme y delicado, me ofrece toda la seguridad que necesito en este momento.

—Ahora estoy mucho mejor Frank, muchas gracias —Miro sus intensos ojos negros y sonrío, sintiéndome afortunada de ser su compañera en esta investigación.

Sacudo un poco mi ropa, aunque a estas alturas la mayoría de la suciedad ya forma parte de ella. Miro a mis compañeros y les propongo continuar el camino.

—¿Listos para seguir a la casa de Brandon? Espero en silencio sus respuestas.

Comienzo a caminar, esperando que el resto del equipo esté en condiciones de seguir. Mientras tanto, me dirijo a Brandon, sorprendida por su gran habilidad para orientarse.

—Sr. Payne, ¿siempre ha sido usted ciego? Parece moverse por este pueblo mejor de lo que podría moverme yo en mi propia casa

¿Podría su ceguera tener relación con lo que sucedió en este pueblo? ¿Realmente aquella locura terminó?

No sabemos si fue una enfermedad o una maldición lo que se extendió por Nazaren’s Lot, aunque no siempre son conceptos independientes. No sabemos hasta cuándo duró realmente, ya que quedaron supervivientes. Uno de esos supervivientes es Brandon Payne y nos dirigimos hacia su casa. Sus tapices se hacen más interesantes a medida que pienso en la historia de este pueblo. ¿Qué esconderán esos tejidos? ¿Qué podría haber ingenidado un hombre como él en un pueblo como este? A pesar de los sucesos recientes, sigo deseando ahondar en esta investigación. Si hay algo que pueda impulsarme a continuar este trabajo es esa atracción que siempre envuelve al misterio. Si hay algo que puede mantener mi fortaleza para realizarlo es ese compañero en quien había encontrado una comprensión especial.

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01/07/2021, 22:25
Gloria Méndez

Cuando conseguimos que la muerte se aparte, por esta vez, de nuestro compañero, vuelvo a respirar, sin darme cuenta había estado aguantando la respiración por el estrés.

Madre mía, ¿será verdad que este pueblo está maldito? Si continuamos así ya no sé que más nos puede pasar...

Suspiré intranquila, los pensamientos que se agolpaban en mi cabeza no eran nada alentadores, solo quería salir de allí huyendo, correr y no mirar atrás. Pero una profesional como yo no podía hacer algo así... ¿verdad?

Asentí ante la pregunta de la joven y sacudí la cabeza para obligarme a pensar en otras cosas y me centré en la conversación que estaba teniendo Sharpay con el anciano, la verdad era que mi compañera tenía buenas ideas, ¿y si era eso? ¿y si se había quedado ciego tras lo que sucedió en aquel pueblo?

Me mantuve callada esperando la respuesta del hombre mayor.

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03/07/2021, 09:54
Director de juego

Tras el incidente del puente, a punto de causar una desgracia al padre Flaherty, todo parece volver a la normalidad. Al menos por el momento.

Madre mía, ¿será verdad que este pueblo está maldito? Si continuamos así ya no sé qué más nos puede pasar... —comenta Gloria Méndez, inquieta por el cariz ascendente que parece ir tomando todo.

Sharpay se hace cargo de la situación rápidamente y, tras tranquilizar a Frank, que se había inquietado por la participación de la mujer en el rescate del religioso, realiza una pregunta que parece más una clara indicación.

¿Listos para seguir a la casa de Brandon?

Gloria y el padre Flaherty asienten mientras Frank sólo se preocupa de comprobar que todos están de acuerdo. Él pensaba ir al hogar de ese hombre con Sharpay con independencia de lo que opinasen los demás.

Sr. Payne, ¿siempre ha sido usted ciego? —pregunta Sharpay—. Parece moverse por este pueblo mejor de lo que podría moverme yo en mi propia casa.

El hombre sigue andando sin darse la vuelta mientras responde.

Sí, señorita, desde que recuerdo —parece dudar un momento y vuelve a hablar—. Mi madre me dijo que nací así, aunque hay momentos en los que recuerdo algunas imágenes que se supone que no podría haber visto. Mi tía abuela decía que eran imágenes de mis sueños.

—Pero, señor Payne… y espero no ofenderle con el comentario… tengo entendido que los que nacen invidentes no tienen sueños con imágenes —dijo Frank Gambetta.

El hombre sonríe y responde rápidamente.

Así es, señor, un ciego sueña sin imágenes —la pregunta no le ha ofendido en modo alguno—. Y ahí está lo raro: o podía ver cuando era más pequeño o algo se mete en mis sueños y me muestra cosas. Cuando termino de mis labores en el huerto y con mis animales, son esas cosas las que plasmo en mis bordados.

Su casa es del mismo estilo que las que el grupo ya ha visto en Nazarene’s Lot. De una sola planta con varias habitaciones, muros gruesos y materiales en no muy buen estado. Aún así, se nota que Brandon la ha ido arreglando a lo largo de los años como le ha sido posible. En general el interior está limpio y huele a fresco, como cualquier casa de campo.

Brandon Payne muestra al grupo, con orgullo, su colección de bordados. Un trabajo preciosista e impresionante que tiene aún más mérito viniendo de un hombre que nunca ha podido ver, según él mismo dice. Sin embargo, los países bucólicos y los animales en parajes libres dejan de llamar la atención a todos los visitantes ante la presencia de dos extraños bordados. Uno de ellos muestra una imagen de un extraño símbolo que parece, incluso para los no iniciados en el tema, un círculo mágico de algún tipo.

La otra imagen resulta aún más perturbadora: un esqueleto con algunas características muy peculiares, una de las cuáles ya ha sido vista en más de una ocasión: a la calavera le falta, claramente, un diente en su mandíbula.

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05/07/2021, 19:23
Sharpay Wong

Emprendimos la marcha con decisión. El camino resultó bastante revelador. Permanecí en silencio hasta que llegamos a la casa de Brandon. Cada vez que hablaba nos quedábamos atónitos con la información que nos daba. La confusión entre recuerdos y sueños no es extraña. Nuestro cerebro los procesa de forma similar. Aun así, como señalaba Frank, soñar con estímulos visuales es algo bastante raro, si la ceguera existe desde el nacimiento. El deseo de ver sus tapices crecía a medida que conocía a aquel hombre.

Siento una paz especial cuando entro en casa de Brandon. A pesar de que llevamos horas en este pueblo, casi he olvidado cómo huelen las plantas libres de moho.

Tiene usted una casa muy acogedora Sr. Payne —Suspiro relajadamente al ver un sólido techo—. Le agradezco mucho que nos haya invitado.

Mientras hablo no puedo dejar de observar todo mi alrededor. Siento una gran curiosidad por conocer el hogar de quien, supuestamente, será el último habitante de un pueblo plagado de secretos.

Al observar la casa, puedo ver en las paredes sus famosos tapices. Todos apropiados para una persona que siempre ha vivido en el campo.

Sus tapices son increíbles —Asombrada ante la capacidad de Brandon, dadas sus condiciones, no puedo evitar mostrar mi sorpresa—. Parece obvio pensar que la ceguera pueda limitar este tipo de habilidades… —Camino hacia dos imágenes, hechizada por su contenido, mientras continúo hablando—. Pero usted puede demostrar que esos límites los creamos nosotros, confiando ciegamente en nuestra capacidad para observar el mundo… —Permanezco un rato en silencio, ante esos dos extraños bordados y miro a Frank para compartir mi asombro.

Al observar los tapices, muchas cosas me recuerdan a este pueblo. Sus sueños, de alguna forma, parecen conectados a la historia de Nazarene’s Lot. En uno de ellos puedo ver otro círculo mágico. Sin dejar de mirarlo, comparto mi sorpresa con el resto del equipo.

¿No os recuerda a algo? ¿Algo que ya hemos visto antes en este pueblo? -No conozco ninguna investigación que sea capaz de aseverar su funcionalidad. A pesar de ello, y a pesar de las corrientes tan dispares que puedan existir en la religión, la ciencia o la magia, el círculo parece ser un símbolo universal de protección. La cuestión es: ¿Para protegerse de qué? ¿De quién?

Miro con detenimiento el bordado, pero no consigo identificar nada que conozca en profundidad. Me dirijo a Brandon, esperando que pueda darnos algo de información al respecto.

Sr. Payne, ¿sabe usted algo sobre el doble círculo que ha tejido?

Las letras, que parecen jeroglíficos, en mi mente son simples garabatos. El dibujo central me recuerda a algún tipo insecto… ¿Un tipo de escorpión o de escarabajo? Los escarabajos eran un símbolo de protección en Egipto. Los muertos portadores de este insecto podían renacer como humanos, dioses o pájaros. En este dibujo parece, además, iluminado por uno de los símbolos egipcios principales, el Sol. Pero, ¿cuántas cosas más puede parecer? Podría ser una mancha de Rorschach. Podría llevarme horas viendo historias dentro de esta enraizada sombra.

Centro la mirada en el segundo dibujo, más sugerente, si no más tenebroso. Aunque me siento guiada por ideas preconcebidas, no puedo dejar de ver en este tapiz una perfecta representación de los sucesos de este pueblo. El esqueleto desdentado es, evidentemente, lo más llamativo. Puedo recordar los dibujos pueriles de la sacristía y la dorada prótesis dental. Es como si ante nosotros estuviese tejido el propio Henry Willard. Rodeado de plantas y aves, parece que el esqueleto no sólo ha vencido a la muerte, sino que ha conseguido dominar la vida que le rodea. Una sumisión como la que parecen haber adoptado el grupo de niños ante la figura que llaman Ella. Una sumisión que puede hacer que cuervos y avispas ataquen a aquellos invasores que quieran estropear Dios sabe qué planes. Y al fondo, agazapada en la esquina del dibujo, escondida como lo están los secretos divinos de este pueblo, una iglesia envuelta por raíces y rodeada de huesos… Atemorizada ante mis propios pensamientos, sin dejar de mirar la zona derecha del tapiz, me dirijo a mis compañeros.

¿No es hora de continuar hacia la iglesia?

Mientras espero nuestra partida, mi mente no deja de divagar. ¿Demasiada casualidad que los sueños de Brandon Payne reflejen misterios tan perturbadores como los que parecen haber transcurrido aquí? ¿Podría haber influido su familia en el contenido de sus sueños, mediante la simple trasmisión de la cultura popular propia de esta región? ¿O esos sueños no provienen de su conciencia, sino que son parte de la propia maldición que parece reinar sobre Nazarene’s Lot? Antes de irnos no puedo evitar hacer una pregunta a Brandon.

Sr. Payne... —comienzo dubitativa—. ¿Alguna vez ha aparecido el nombre de Henry Willard en sus sueños? ¿Sabe si alguna vez ha podido verle en ellos?

Permanezco en silencio, pensando en lo descabellada que puede parecerle mi pregunta.

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07/07/2021, 22:29
Gloria Méndez

Cuanto más habla el anciano más me intriga,  tengo ganas de ver lo que esconde su casa y aún más esos tapices de los que habla, pues siendo ciego... ¿cómo demonios iba a pintar algo con sentido? Aquello no tenía ni pies ni cabeza, por eso mismo necesitaba comprobarlo con mis propios ojos,  así que hasta que llegamos permanecí callada.

Una vez en la casa, observé todo con curiosidad hasta que llegué a... ellos... Mis ojos se abrieron y mi corazón empezó a palpitar con fuerza, ambos tapices me producían una sensación de frío que me atenazaba el estómago, no me inspiraban nada bueno y no entendía como aquel hombre podía haber tejido aquello, así que, a pesar de la angustian que me daban me acerqué a ellos y los estudie a conciencia intentando ver más allá. 

El primero bien podía ser un círculo de protección de magia blanca o... algo relacionado con magia oscura, algún tipo raro de invocación como en las películas, sin duda esperaba que fuese lo primero. Además cuando Sharpay preguntó si nos recordaba a algo, una imagen cruzó mi mente e hizo que me apartase de él.

Así empecé a observar con detenimiento el segundo tapiz, era siniestro y no me gustaba nada que hubiese una iglesia con huesos al lado cuando ese era nuestro destino, parecía un mal augurio. No me hacía ninguna gracia tener que ir allí ahora.

Escuché de fondo la pregunta de mi compañera al hombre,  así que me acerqué para ver que respondía, después le describiría los tapices para ver que podía contarnos de ellos...

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08/07/2021, 17:59
Director de juego

Agradado por los cumplidos y las palabras de respeto de Sharpay y el respetuoso silencio de Gloria y el resto de los compañeros, Brandon Payne sonríe ligeramente. No parece estar acostumbrado a recibir visitas en su humilde hogar y, mucho menos, que alguien alabe sus creaciones.

El padre Flaherty señala sin mediar palabra el tapiz con el esqueleto, el que más le llama la atención de los dos. Su dedo índice apunta hacia el hueco existente en la mandíbula del esqueleto representado.

Willard… —susurra.

Sharpay decide romper el silencio de nuevo.

Sr. Payne... —comienza la mujer, dubitativa—. ¿Alguna vez ha aparecido el nombre de Henry Willard en sus sueños? ¿Sabe si alguna vez ha podido verle en ellos?

No puedo afirmarlo con rotundidad, señora, pero creo que sí —se sentó en una sencilla silla de madera—. Todo lo que ha pasado en este pueblo a lo largo de los siglos parece tener que ver, de alguna forma, con ese hombre. Mi familia me hablaba de él como una amenaza muy presente, muy real… decían que todo Nazarene’s Lot le defendería si alguien quería hacerle daño.

Nervioso, se levanta de nuevo y camina un par de pasos.

He procurado mantenerme siempre al margen de todo esto, con mis animales, mis tierras, mi perra… pero parece que no me dejan en paz ni en sueños —abre la boca, sorprendido, como si hubiera dicho algo que no debiera decir. Quizá algo que no quiere decir por no darle más poder del que tiene.

El padre Flaherty observa el tapiz del círculo y se da cuenta que ha llamado la atención de Gloria.

Es un círculo mágico —comenta en voz alta, para todo el mundo, aunque está mirando a Gloria—. Se trata de algún tipo de ritual que… bueno, o trata de mantener a la criatura contenida o la está invocando —sigue mirando con detenimiento—. Abajo hay un ojo, en el círculo exterior, que puede significar vigilancia… Yo diría que es un círculo de invocación de una criatura vigilante —al final, sentencia—: es una maldición.

¿Es eso cierto, señor? —pregunta Brandon—. ¿Finalmente… existe una maldición en Nazarene’s Lot?

Frank Gambetta, que ha dejado de mirar los tapices, responde al hombre.

Señor Payne, es obvio que en este pueblo suceden cosas extrañas y, aunque mis compañeros no quieran ni reconocerlo, nosotros hemos visto alguna que otra. Diría que los animales protegen este sitio. Como hechizados…

El padre Flaherty le mira con cierto desprecio.

No puedo creer que un hombre como usted haya dicho eso —murmura entrecerrando los ojos. El padre Flaherty es un hombre científico y básicamente racionalista salvo aquello relacionado con su religión. Para el resto parece ser básicamente escéptico.

Se hace un incómodo silencio entre todos.

Supongo que ustedes han cruzado para ver la iglesia —dice Brandon—. No son los primeros que pasan por aquí diciéndolo, pero los últimos lo hicieron hace ya muchos años, cuando se habló de rehabilitar este pueblo para nuevos propietarios. ¿Les indico hacia dónde está la iglesia o quieren tomar algo antes de irse?

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13/07/2021, 02:45
Sharpay Wong

Ya no eran simples ideas infundadas. No sólo eran señales o detalles con mil interpretaciones. Lo que vivimos en casa de Brandon fue la prueba definitiva que demostraba la continuidad de la historia de Nazarene’s Lot. Esa historia no había terminado en los años 30. En ese momento, visitábamos el hogar de una de las víctimas de aquel que trató de escapar de una Gran Depresión a toda costa.

Mientras miro los tapices, el susurro del padre Flaherty me hiela la sangre hasta producirme un intenso escalofrío. Aunque, quizás, la respuesta que nos ofrece Brandon es menos alentadora. Sin haber informado a Brandon de nuestros hallazgos en la sacristía, él también relaciona a Henry Willard con los extraños sucesos que ocurrieron en este lugar. ¿Cómo podría haber explicado esto la lógica? Si sus visiones fuesen el fruto delirante de la esquizofrenia, serían toda una profecía. Al contrario, el Sr. Payne parece estar conectado inevitablemente con esos acontecimientos de Nazarene’s Lot.

Noto el miedo de Brandon y siento que he despertado en él recuerdos que teme sacar a la luz. Me acerco y agarro sus hombros tratando de calmarle.

–Tranquilo Sr. Payne. No tiene que contar nada que no quiera –Miro sus ojos, como si pudiese notar mi mirada. No es tarde si quiere salir de este pueblo. Puede venir con nosotros –Aunque no espero que Brandon corra a hacer sus maletas, muy a mi pesar es lo único que puedo ofrecerle. Le ayudaremos a encontrar un lugar donde pueda vivir con su perra.

Según Brandon, algo controla su mente, sus sueños.  Recuerdo el resto de seres vivos que se han cruzado en nuestro camino. Todos parecían controlados por algo, responder ante algo como si se tratase de un código de honor. Pero el Sr. Payne parece diferente. ¿Por qué él no intenta que abandonemos el pueblo? ¿Por qué no trata de sabotear nuestro trabajo y proteger a esa figura que los niños llaman ella?

Mientras trato de encajar lo que está ocurriendo, escucho atentamente las palabras de Arnold sobre el tapiz, agradecida de que, después de todo, compartiera algo de esa información que le suponía. Parece que el Sr. Payne tiene bordado uno de los juguetes de Henry Willard. Parece, desde luego, que algo en este pueblo controla cada uno de nuestros pasos. Saben a qué venimos y saben qué pretendemos. La palabra maldición no podía aparecer ya con más fuerza que con palabras cantantes y sonantes. Una palabra que parece pesar sobre la vida de Brandon Payne.

Permanezco en silencio, escuchando con interés a mis compañeros. Frank lleva razón, hace tiempo que no quiero reconocer la extrañeza de los sucesos que nos han ocurrido. Tratando de no perder la cordura, a cualquier situación se le puede encontrar una posible causa natural. Mientras espero otra revelación del Sr. Payne al comentario de Frank, las palabras que Arnold lanza contra nuestro compañero consiguen herir mis propios sentimientos. Le miro y le hablo con seriedad.

–Hay demasiadas cosas en las que usted no puede creer Arnold –Miro a Frank disculpándome, asumiendo que él hubiese preferido relajar el ambiente con otro tipo de comentario.

Un silencio, que parece que va a ser eterno, se rompe con las palabras de Brandon. Incluso sus ofrecimientos pueden ser reveladores. Las numerosas alusiones a agentes desparecidos, en la evaluación de este pueblo, comienza a ser un claro mensaje de advertencia. ¿Fueron esos agentes las víctimas de quien protege los secretos de este pueblo? ¿Tuvieron los excursionistas que nombró el Sr. Payne un destino similar? Las desapariciones que me pidieron investigar, poco a poco, van cobrando sentido. Un sentido que no sé si seré capaz de transmitir a la agencia con la credibilidad suficiente.

Comienzo a pensar en la supervivencia del equipo y siento calor. Contesto a Brandon mientras me desprendo de la chaqueta.

Personalmente agradecería algunas indicaciones –Miro la mochila de Gloria recordando el mapa. No sé si nuestro mapa es muy fiable –Miro a mi alrededor buscando ventanas–. En cuanto a su invitación, aunque la agradezco, dejo la decisión al resto del equipo –Me dirijo hacia la puerta. Yo ahora mismo sólo necesito un poco de aire.

Abro la puerta, aunque sé que el aire enrarecido de Nazarene’s Lot no es el aire que necesito.

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13/07/2021, 12:03
Director de juego

Tras las tranquilizadoras palabras de Sharpay y la recriminación a Arnold, el anciano ciego se encuentra algo más relajado. Se mueve hacia atrás y se sienta de nuevo en una de las antiquísimas pero limpias y bonitas sillas de madera que tiene en su casa. Brandon les ha propuesto indicarles el camino a la iglesia, el último lugar a visitar, o dejarse invitar a algún refrigerio antes de partir. El ambiente general parece más propio a partir cuanto antes, terminar el trabajo y dejar ese lugar maldito de una vez y para siempre. La historia del pueblo, su pasado de brujería y con la figura del siniestro Henry Willard, que parece estar muy presente de una forma u otra en la comunidad en la que vivió.

No sé si podré vivir en otro lugar —dice Brandon ante la oferta de Sharpay de buscarle otro sitio habida cuenta de que el lugar va a ser inundado—. Pero supongo que no me queda otro remedio. No sé lo que el Gobierno querrá hacer con mis tierras, pero imagino que una autopista, una urbanización u otra cosa. Hagan lo que tengan que hacer y, cuando deban irse, quizá me vaya con ustedes… si tengo valor quizá me vaya antes yo solo…

Frank Gambetta mira a Sharpay con inquietud. Es fácil saber que está pensado que el anciano no debería irse solo y le preocupa que lo intente. Por desgracia tampoco llevarlo con ellos es una opción.

Vendremos a por usted —dice Frank antes de que nadie pueda responder—. Le ruego que no se mueva de su casa, aquí está a salvo y nosotros podemos encontrarle.

Frank tiene mucha razón —confirma el padre Flaherty—. Este es un óptimo lugar para usted y facilitar nuestra labor de llevarle con nosotros. No tema, los servicios sociales le encontrarán un hogar de su agrado y donde pueda tener a su querida Layla.

Lo cierto es que esa afirmación es mucho decir, pero al menos puede ser un modo de conseguir que el hombre no se niegue en redondo a abandonar el lugar y tengan que echarle por la fuerza. De hecho, el anciano asiente con la cabeza con reticencia.

Parece que la gran diferencia entre Brandon Payne y el resto de lo que el grupo ha encontrado en Nazarene’s Lot consiste en que él no es tan fácilmente influenciable como lo pueden ser un conjunto de animales… o incluso unos niños.

Sharpay, afortunadamente para todos, rompe el silencio de nuevo.

Personalmente agradecería algunas indicaciones. No sé si nuestro mapa es muy fiable —mira a su alrededor como buscando algo—. En cuanto a su invitación, aunque la agradezco, dejo la decisión al resto del equipo —sigue hablando mientras se dirige a la puerta de la casa—. Yo ahora mismo sólo necesito un poco de aire.

Movidos por la inercia, el grupo entero acompaña a Sharpay al exterior. Fuera de la casa, libres del influjo de los tapices de Brandon Payne, todo parece más real y el escepticismo intenta abrirse camino lentamente. Pero el sutil aroma de Nazarene’s Lot también se hace notar.

No sé lo que indicará su mapa, señorita, pero no se preocupe —dice el hombre con seguridad—. Sólo tiene que seguir el camino unos trescientos metros y a la izquierda encontrará la iglesia en una explanada. No tiene pérdida.

Lentamente el hombre se despide con un gesto de su mano y se mete en su casa, dejando la puerta abierta.

Debo admitir que ese hombre me produce escalofríos —piensa en voz alta el padre Flaherty.

Tú sí que das escalofríos —responde en voz baja Frank, aunque no tanto como para no ser oído.

El grupo continúa por el camino que le han indicado y, en efecto, siguiendo las indicaciones del anciano ciego llegan a la puerta de la iglesia en menos de diez minutos. En el pasado debió ser un lugar de culto como cualquier otro, pero actualmente se encuentra visiblemente abandonada. La iglesia se alza sobre un promontorio rocoso donde ni siquiera el musgo ha sido capaz de crecer por alguna razón. Del muro que la rodeaba solo queda una línea de piedras torcidas y gastadas por el tiempo. Cuatro escalones anteceden el gran arco de la entrada. La cubierta almenada recuerda a la de un castillo medieval, con un rosetón central de cuatro pétalos en su torre. De las vidrieras solo quedan restos de los cristales coloreados, semienterrados por el tiempo.

Frank comienza a recitar de memoria lo que ha estudiado sobre el papel del lugar.

La iglesia se construyó en 1766 y, como podréis apreciar, es de estilo gótico renacentista —sus ojos parecen mirar al infinito, perdido en toda la documentación que habrá estudiado antes de llegar al lugar—. Está construida principalmente con granito. Además, es un tipo especial de granito, extraído de las canteras de Quincy, en California… bueno, eso último no es muy importante —sonríe—. Me llamó la atención.

Lo poco que se ve en el interior muestra el paso del tiempo, de muchísimo tiempo. Incluso parece que han excavado en el interior de la iglesia, pero no hay forma de estar seguro desde fuera.

Notas de juego

Considérese la imagen meramente indicativa a efectos de juego. De tomarse de forma más literal, en la capilla interior habría un agujero en el suelo más pronunciado de lo que se muestra y la iluminación sólo se conseguiría añadiendo, a la escasa que entra por las ventanas, las linternas (qué bonito me ha quedado el warning este...).