Partida Rol por web

Parecía que la paranoia inundaba el ambiente. Habíamos hecho un largo viaje y todos estábamos cansados. Las condiciones eran perfectas para que nuestra mente nos jugara malas pasadas y no sería el primer caso de histeria colectiva. Pero, de repente allí estaba, era una niña pequeña y todos podíamos verla.

Observo la niña y mil pensamientos rondan mi cabeza. ¿Se habrá perdido? No parece haberse perdido, lloraría no ladraría. ¿Le habrá ocurrido algo? No parece asustada, no huye de nosotros. ¿Por qué estará aquí y cuánto tiempo llevará rondando este pueblo? ¿Será una de las personas que se suponen desaparecidas? ¿Habrá más gente por aquí? Son tantas las preguntas que, tras un largo rato y sin apartar la vista aquella niña, sólo puedo expresar una de ellas.

—Pero... ¿qué coño...?

Mantengo la calma y trato de fijarme en el aspecto la niña, Rachel. ¿Era su apariencia totalmente humana o presentaba alguna anomalía? ¿Estaba herida? ¿Tenía signos de alguna enfermedad?

De todas formas no me fío, y trato de intuir sus intenciones. Hasta ahora nada es lo que la agencia nos ha contado y esta situación resulta de lo más extraña. Creo que debemos ser precavidos y, entre susurros, lo comparto con el resto del grupo.

—No sé vosotros pero yo no me fío, compañeros. Puede que sea una niña inocente, pero no sabemos que está pasando aquí y debemos actuar con cautela. No debemos perder a Rachel de vista, ya sea por el bien suyo o por el nuestro.

Una niña en un pueblo abandonado estaba unos 27 paso más allá de las cosas más raras que esperaba encontrarme este día, aunque por lo menos así ya tenía una explicación para lo que había visto Gloria. 

Comienzo a escuchar las reacciones de mis compañero. Primero la de Frank, la más amigable y esperable de todas, es lo que yo hubiera hecho. Segundo la no reacción de Gloria era esperable, he de decir, la pobre parecía haberse llevado un susto de muerte y la aparente culpable estaba aquí. Y por último Sharpay con su reacción un tanto extremista aunque entendible ¿Qué hacía una niña sola en ese lugar? Y ese era solo el primero de los interrogantes. 

Decido dar un paso al frente y ponerme en la misma linea que Frank, aunque es verdad que el asunto no podía ser tomado a la ligera 

—Hola pequeña, disculpa si te hemos asustado o algo. Mi nombre es Arnold y estas dos mujeres que me acompañan son Gloria y Sharpay. Veo que ya estás haciendo buenas migas con Frank, es un buen hombre y tiene razón en estar preocupado ¿Qué haces aquí? —mientras voy diciendo esto voy poniendo una de mis manos sobre el hombro de Sharpay, como intentando calmarla.

Nazarene’s Lot debía estar totalmente abandonado. Como los muchos pueblos fantasmas que copan la zona sur de América (Jerusalem’s Lot, Ashville, Unity Ville…) Nazarene’s Lot pertenece a esos lugares de imposible resurrección al carecer de riquezas propias o intereses foráneos. Es por ello que la presencia de una niña, una niña sucia y mal vestida, pero una niña al fin y cabo supone un giro de tuerca inesperado a la situación. Para Frank Gambetta, como constructor y parte interesada, supone un giro de los acontecimientos que puede costar días de trabajo… además del drama humano, claro está. El sol desapareció en ese mismo instante tras una nube y el cielo quedó totalmente encapotado y amenazando lluvia. La niña miró hacia arriba unos segundos antes de que el grupo comenzara a comunicarse con ella.

—Hola Rachel, ¿cómo estás? —comienza Gambetta al tiempo que se agacha para poder estar a la altura de los ojos de la niña—. Yo soy Frank. ¿Dónde están tus padres? ¿Están de paseo por esta zona? Es mejor que se vayan pronto, no es un sitio seguro para estar. ¿Podríamos hablar con tus padres?

La niña, con la máscara de lo que definitivamente parece ser un zorro, le mira con detenimiento, pero sólo es capaz de decir una frase ante la avalancha de preguntas:

—Yo no tengo padres —responde con una voz algo lastimera.

Su cabecita se desvía para mirar a Gloria, que permanece de pie y en silencio. Casi parece que la niña estuviese deseando que la arquitecta dijese algo, pero la mujer siempre ha pensado que los niños no se le dan bien y por ello decide callar. La niña parece percibir el rechazo de Gloria y aparta su mirada de ella.

—No sé vosotros, pero yo no me fío, compañeros —dice Sharpay Wong—. Puede que sea una niña inocente, pero no sabemos que está pasando aquí y debemos actuar con cautela. No debemos perder a Rachel de vista, ya sea por el bien suyo o por el nuestro.

Puede ser una niña pequeña, pero parece muy capaz de percibir a quién cae bien o quién la desprecia. Y parece obvio que a la agente del USBR no le despierta la menor simpatía y sí buena parte de desprecio y desconfianza. Las reacciones en el grupo de los visitantes de Nazarene’s Lot son de lo más variadas. Todos parecen estar preocupados por la niña, pero cada uno a su manera. La mirada de inquietud de Frank Gambetta, el gesto de desaprobación y casi desprecio de Gloria Méndez y la desconfianza poco disimulada de Sharpay Wong. Las dos mujeres suscitan la crítica interna del padre Flaherty ante la reacción de sus dos compañeras. El hombre decide dar un paso al frente y colocarse en la misma línea que Frank.

—Hola pequeña, disculpa si te hemos asustado o algo —dice con voz amable y tono sosegador y, durante los tres pasos que da, pone su mano izquierda un par de segundos en el hombro de Sharpay tratando de transmitirla calma.—. Mi nombre es Arnold y estas dos mujeres que me acompañan son Gloria y Sharpay. Veo que ya estás haciendo buenas migas con Frank, es un buen hombre y tiene razón en estar preocupado ¿Qué haces aquí?

—Yo vivo aquí —dice la niña con tono asustado.

Constantemente está tocando una tosca muñeca hecha con trapitos y hojas de maíz. La muñeca no tiene cara, lo que coincide con algunas tradiciones de algunos pueblos de México, en donde no se pintaban rostros a las muñecas cuyas dueñas no eran felices. ¿Se trataría de un caso similar, donde esta niña no había conocido la felicidad o de una mera y pintoresca casualidad? La niña da unos pasos y se acerca al padre Flaherty, al que ofrece su muñeca como una especie de ofrenda, acaso por su cariñoso comportamiento con ella.

—Te la regalo a ti —dice ofreciéndosela.

Dejando caer la fea muñeca en las manos del padre Flaherty, la niña se da la vuelta y comienza a correr en dirección contraria a por donde ha venido.

—¡Tengo que irme o me castigará! —grita, mientras su voz se pierde en la niebla que aún os rodea.

La niña ya no proyecta sombra alguna porque el escaso sol de la tarde ya se ha ido. Quizá de manera demasiado temprana, pero hasta el día siguiente. Sin embargo, aún quedan muchas casas por registrar, o acudir directamente a la sacristía de la que Sharpay guarda la llave en su bolsillo. Quizá lo más inteligente fuera acabar allí cuanto antes y dar parte a las autoridades de la presencia de una niña en la zona.

Ladeo la cabeza extrañada, ¿qué ha sido eso? 

—Ha dicho que la iban a castigar... quizás haya más gente cerca ¿no? ¿Sabéis si por la zona hay algún orfanato o algún pueblo cercano? Porque, si no... ¿de dónde demonios ha salido esa cría? —Resoplo confundida, se suponía que no iba a ser un trabajo difícil, que en un día iba a estar hecho, pues empezábamos bien.

—En fin, deberíamos, igualmente, ponernos manos a la obra, ya comentaremos el suceso en los informes, ¿alguien viene a la sacristía? Si tenemos que pasar la noche aquí, que es lo que parece, al menos me gustaría hacerlo bajo un buen techo.

No se podía colocar peor. Cómo que vive aquí? ella y cuantos más? Dijeron que era algo sencillo, informes de rutina y a construir. Ahora ¿qué les diré a mis superiores?

Mientras pienso en que debemos terminar el proyecto sin alertar del tema, escucho a Gloria, creo que estamos pensando en lo mismo.

—Creo que hemos perdido bastante tiempo y no hemos recolectado información útil. Tienes razón de ir a la sacristía pero debemos revisar unas cuantas casas, decir algo más en el informe que solo inconvenientes. Que les parece si vamos revisando las casas de camino a la sacristía? Podríamos revisar dos o tres antes de terminar el día y hacernos una idea del tipo de construcción del pueblo y saber si son erosionables; de paso comprobamos que no hayan más niños por aquí.

—Podríamos empezar por esa —Señalo la casa que está cerca al centro justo al sur del mismo—. Solo debemos pasar la calle, ¿vamos?

No, una niña en aquel lugar no era una buena señal. Menos aún una niña que no parecía contar con los cuidados básicos. En ese momento poco me importaba el puñetero embalse. ¿Qué se cocía en Nazarene's Lot? Allí había personas que parecían vivir ajenas al resto del mundo, quién sabe cuántas y en qué condiciones. Mi instinto me pedía correr tras la niña para averiguar qué ocurría, pero mi sentido común me decía que ya le habíamos hecho desconfiar lo suficiente.

Cuando la niña se aleja, escucho a Gloria y dirijo a ella la mirada, asintiendo con la cabeza. - Yo me estaba preguntando lo mismo Gloria, ¿quién más habrá por aquí?- Recuerdo el mapa y continúo hablando, mirando a mis compañeros. - Según el mapa, Nazarene's Lot es un valle alejado de zonas habitadas, así que es posible que Rachel viva por aquí.- Y mirando a mi alrededor continúo. - Si es que se pude llamar vivir a pasar los días en este lugar... 

La niña ha despertado en mí una terrible intuición... No dejo de pensar en las personas desaparecidas por esta zona y lo comparto con mis compañeros - Según la agencia varias personas desaparecieron aquí, en la zona del embalse. Es una de las razones que frenan su construcción ¿Será esta niña una de esas personas? Es posible que continúen aquí, al margen del conocimiento de las autoridades. Tal vez encontremos más personas o alguna señal de que haya alguien viviendo por aquí.

Aunque la situación sea extraña Frank lleva razón. Debemos continuar y registrar bien la zona. - Es cierto Frank, el sol se ha ido y aún no hemos averiguado absolutamente nada. Al contrario, parece que lo que hemos hecho ha sido encontrar más preguntas.- Observo la casa que Frank señala. - Vale, por mi bien.- Gloria, Frank y yo estamos decididos a emprender la marcha. Dirijo la mirada a Arnold. - ¿Estás de acuerdo? ¿Vamos?

Esperando la respuesta de Arnold, me fijo en la muñeca que la niña le ha regalado. Sin rostro, envuelta en hojas de maíz... Siento curiosidad y pregunto al padre Flaherty. - ¿Es curiosa la muñeca no? ¿Tiene algún significado para ti?- Según mis conocimientos en biología, la lepra precolombina está muy relacionada con el consumo de maíz. - El maíz es básico en la dieta de zonas como Perú, México o la República Dominicana. Pero no estoy muy familiarizada con la historia de estos pueblos.

Existen mucha tradición sobre las muñecas de maíz. Algunos de ellos son:

1. Desde hace más de 200 años existe en Zacatecas la tradición de elaborar muñecas con hojas de maíz. En un principio eran obsequios para las novias recién comprometidas, ellas plasmaban el grado de felicidad en sus matrimonios, la mayoría quedaron sin rostro o arrumbadas y han dejado testimonio de matrimonios fallidos. Alicia Benítez Parra tercerista de confección de muñecas explica que «donde la mujer no es feliz jamás le pintan la carita» y la principal características de la muñeca es no tener rostro.

Más información:

https://www.unotv.com/noticias/estados/zacatecas/detalle/munecas-de-maiz-companeras-de-mujeres-233572/

2. Las muñecas de maíz, relacionadas tradicionalmente al neopaganismo, son en realidad una costumbre celta ancestral. Con las últimas mazorcas de la cosecha, se trenzaba una muñeca que se guardaba cerca del hogar durante el invierno. La muñeca se convertía entonces en la guardiana de la abundancia de la familia, y se cuidaba hasta que, al año siguiente, era sustituida por una nueva muñeca. Éste proceso de guardia y cuidado aseguraba que, durante los meses oscuros del año, la fortuna y la abundancia de la familia no se perdieran y siempre fluyeran hacia el interior de la casa.

Más información:

https://www.tribumamaluna.com/single-post/Como-hacer-una-mu%C3%B1eca-de-ma%C3%ADz-para-la-prosperidad

Me quedo un tanto sorprendido, el regalo se apreciaba pero es verdad que toda la situación no paraba de ponerse cada vez más rara. Una muñeca la abundancia en manos de una niña con mascara de zorro era, como mínimo, un indicio de que hay gente viviendo aquí.

Cuando oigo que Sharpay me habla lanzo un suspiro y le contesto -Depende ¿Quieres la explicación vieja o la nueva? Las muñecas de hoja de maíz sin rostro como esta suelen representar que sus dueñas son infelices, o al menos es lo que dicen en ciertas regiones de Mexico. También puede ser la guardiana de la abundancia de una familia, según una antigua costumbre Celta. En lo personal, y por el bienestar de la pequeña, espero que sea lo segundo. Lo hace un regalo aún más bonito- Cuando concluyo tengo una sonrisa amarga en mi rostro, denotando que creía que estaba equivocándome.

-Es verdad que se ha hecho de noche, pero eso de que no sabemos nada importante aún no me parece una afirmación correcta. Ahora sabemos que hay gente viviendo cerca, si no es que están en Nazarene´s Lot directamente. Y no se como se tomarán esto los de la Oficina. - Digo mirando más que nada a Frank.

Tras esto último vuelvo a lanzar un suspiro y agrego -De todas maneras a veces me pongo a pensar demasiado, como dijo Gloria lo mejor será que nos pongamos manos a la obra y nos dirijamos a la Sacristía. Cuanto antes terminemos antes podremos disfrutar de una buena infusión caliente- Aunque trataba de impartir calma, estaba claro que algo no me cerraba. Era casi de fantasía creer que a la Oficina se le había escapado una familia viviendo en las cercanías  antes de mandarnos a nosotros, de todas maneras ya se podría discutir eso otro día.

Tras haber llegado a un pueblo que debía haber estado completamente desierto con la idea de inspeccionar el lugar para averiguar la idoneidad de construir un embalse y rescatar todos los documentos que pudieran ser salvados, los cuatro integrantes del grupo creado por la United States Bureau of Reclamation comenzaron sus pesquisas. Lo desierto del lugar, la niebla que parecía inundarlo todo y el anochecer a punto de caer complicó ligeramente su misión. La primera de las sorpresas, obviando el olor a matadero, la abundancia de insectos y la sensación de estar siendo observados por todas partes, vino de la mano de una niña.

Una niña pequeña llamada Rachel que no debería haber estado allí y que, sin embargo, parecía vivir en ese pueblo abandonado y cercano a su desaparición absoluta, se presenta al grupo. Su visita, tan inesperada como rápida, ha dejado un pequeño y aparentemente insignificante objeto en las manos del padre Flaherty. Una pequeña muñeca de maíz cargada de significado, tanto el cereal en sí como aquella manufacturación de su planta. Como suele suceder, las distintas culturas imprimen distintos significados a los actos y a los objetos. De lo que no cabe la menor duda es del hecho de que no están solos como era de esperar.

Impulsados por Gloria Méndez, deseosa de encontrar un sitio a cubierto decente y del padre Flaherty, deciden ir a la sacristía, pero tanto Frank Gambetta como Sharpay Wong creen que es buena idea inspeccionar alguna casa de camino a ese lugar. Esas casas podrían albergar en su interior más personas a las que encontrar o cosas dignas y de interés que rescatar para su incorporación a algún museo de historia americana.

La primera casa, señalada por el constructor, es un desvencijado hogar que en su momento debió resultar de lo más pintoresco, siendo ahora únicamente una ruina a punto de venirse abajo. Frank se para en la puerta, antes de traspasar la entrada, y se fija en los materiales: adobe, piedra, cal, vigas de madera… todo aquello sería fácilmente erosionable con el agua. No contiene ningún material peligroso, gracias a su antigüedad, y es difícil que tenga a alguien viviendo en ella. O al menos eso lo que piensa hasta que se escucha una carcajada contenida procedente del interior.

La carcajada de un niño.

Con una sensación extraña que no desaparecía desde poco antes de ver a aquella niña en el pueblo continúo junto a mis compañeros de trabajo la labor que nos ha traído a Nazarene's Lot. La verdad era que estaba deseando acabar y regresar a mi casa, y mucho me temía que tendría que pasar la noche en la Sacristía, aunque para nada era eso lo que tenía planeado en un principio. 

Resoplé al ver que la primera casa estaba medio en ruinas y me acerqué para ver si era peligroso entrar, por como se hallaba ahora mismo la estructura, sin embargo, lo que oí me heló la sangre, y no sabría decir por qué, pues tan solo era la carcajada de un niño, pero, en ese lugar, escucharla, en una vivienda que estaba en las últimas, no me dio para nada buena espina.

- ¿Lo habéis oído verdad?

La perturbación del grupo era evidente. Pero una vez instaurada la paranoia, sólo podíamos buscar respuestas que nos aclarasen la realidad de aquel lugar.

Cuando el padre Flaherty me habla de la muñeca, noto que tiene un mal presagio. Aún así, según me cuenta la historia, mi presentimiento tampoco es bueno. - La verdad es que mirando a nuestro alrededor da la sensación de una vida de infelicidad, más que de abundancia... Aunque no dejo de pensar en la inscripción que viste antes en la estatua de la plaza. Según esa inscripción la abundancia sólo puede existir en Nazarene's Lot.- Fijo la mirada en la muñeca mientras pienso, la abundancia es muy relativa... No para todos se basa en la economía.

Continúo un poco asustada, pero me siento motivada cuando emprendemos la marcha. Mientras nos acercamos a la casa indicada por Frank, puedo ver que no es segura, pero al llegar la expresión de Gloria me lo confirma. No sé si encontraremos aquí objetos de valor, pero personas seguro que no.

De repente mi pensamiento se interrumpe, segado por la carcajada de un niño. Escucho a Gloria y rápidamente me pronuncio. -Yo lo he oído alto y claro Gloria.- Sorprendente, pero cierto. Allí había personas.

Me acero y observo qué puedo ver desde el exterior. Acerco el oído y trato de escuchar algo. Intento atisbar algún comentario, alguna conversación, advertir si son varias las personas que hay en el interior. Trato de captar si el tono es hostil, si sería conveniente llamar y preguntar. Comento mi idea al resto de mis compañeros, somos un equipo y su opinión es tan importante como la mía. - ¿Veis o escucháis algo? Podemos llamar y preguntar si viven aquí, si hay más gente por la zona.

Empezarnos a mover del punto de partid me pareció un avance grande y aun más al ver que la estructura de la primera casa fuese erosionable por el agua. Primera noticia alentadora -pienso.

Estaba contento con lo que acabábamos de encontrar, pero se escucha algo dentro de la casa, una risa de otro niño, no puede ser.

—Sí Gloria, sí escuché —respondo de manera desilusionada, dejando ir toda mi efímera alegría de saber que las noticias buenas ya se iban de nuevo.

—Me parece lo más sensato Sharpay, llamemos de una vez a la puerta, ya no quiero ir encontrando pequeñas sorpresas sino saber qué está pasando aquí. Esta zona debería estar deshabitada. Si no, debemos informar a esta gente que se deben retirar porque se va a realizar un embalse aquí y todo va a quedar bajo el agua.

—Estas casas no son para vivir, es un riesgo para ellos también.

Digo un poco molesto por lo que hemos encontrado, siento que nos va a tomar más de lo debido este trabajo y por ende el pago va a ser menor o peor aunque no se realice el trabajo. Ya tengo planes para ese dinero.

Si necesitábamos alguna prueba más de que este pueblo no estaba desierto ahí mismo se encontraba. La carcajada de un niño solo podía presagiar una familia dentro ¿De qué tipo? Poco importaba la verdad, simplemente esto indicaba claramente que los planes de la oficina se complicaban bastante.

-Tampoco hay que ser tan bruscos, Frank. Decirle a alguien que vas a dejarlo sin hogar nunca es fácil, y estar del otro lado lo debe ser aún más -digo mientras veo cómo mi compañero se acerca para tocar la puerta.

Entendía a Frank, el era un hombre de la construcción. Práctico y técnico, sin pararse a pensar que el hecho de que esa gente estuviera no tenía una solución tan fácil como un simple "Tienen que irse".

Lo que más me incomodaba ahora mismo era que ya tenía en mi cabeza la futura discusión con los miembros de la oficina cuando trate de explicarle las diferencias que tiene este lugar con un "pueblo fantasma". Pero primero lo primero, teníamos que conocer a esta gente y ver como ayudarles en su actual situación. O al menos esa era mi prioridad.

Tras avanzar por el pueblo de Nazarene’s Lot en dirección a la capilla para rescatar los documentos de importancia histórica, una casa ha hecho parar al grupo. Frank Gambetta, el constructor del grupo, se percata de que la antigüedad de los materiales la hace óptima para ser arrasada por las aguas. Si el resto de las casas de la pequeña localidad son de las mismas calidades, su trabajo va a ser tan sencillo como abrir un grifo. Pero la risa que oye procedente del interior le hace detenerse ante una puerta de madera astillada y cerrada.

Gloria Méndez, en su calidad de arquitecta, es consciente de que nadie en su sano juicio podría vivir en su interior. Pero quizá ese sea el problema y no haya nadie cuerdo en ese lugar. La risa infantil le eriza el vello, dado que no debería haber nadie en el interior de una construcción cuyo techo está a punto de desplomarse en su interior al más mínimo soplo de viento. Lo raro es que no lo haya hecho aún.

—¿Lo habéis oído verdad? —pregunta con la esperanza de que alguien diga «no».

Sharpay Wong, agente del USBR, es consciente de la miseria que ha debido abundar en esa tierra, tanto en el momento presente con el pueblo casi vacío del todo, como en el pasado. Recuerda la inscripción de la estatua que representaba un hacha clavada en un tocón que han visto en la plaza central del pueblo: «la abundancia sólo puede existir en Nazarene's Lot». Casi parece un chiste.

—Yo lo he oído alto y claro, Gloria —responde, sorprendida de que haya más personas en ese pueblo.

—Sí, Gloria, sí escuché —apostilla Frank.

Wong se acerca a la casa y escucha a través de las ventanas tapadas con maderas carcomidas y a través de las cuales se escuchan unos murmullos sofocados, como dos personas hablando. Por el timbre de voz, agudo e infantil, deben tratarse de al menos dos niños.

—¿Veis o escucháis algo? —pregunta, y luego sigue hablando—. Podemos llamar y preguntar si viven aquí, si hay más gente por la zona.

Frank Gambetta está satisfecho con los edificios. Al menos hasta el momento. Su fragilidad los hace ideales y su poca importancia histórica los ha condenado a una destrucción inminente. Como constructor, sabe que un informe detallado y positivo le ganará una buena reputación en el USBR.

—Me parece lo más sensato Sharpay —asiente el constructor—, llamemos de una vez a la puerta, ya no quiero ir encontrando pequeñas sorpresas sino saber qué está pasando aquí. Esta zona debería estar deshabitada. Si no, debemos informar a esta gente que se deben retirar porque se va a realizar un embalse aquí y todo va a quedar bajo el agua.

Reflexiona un momento y hace un comentario un poco más compasivo.

—Estas casas no son para vivir, es un riesgo para ellos también.

El padre Flaherty es el único preocupado sinceramente por la situación de las personas del interior de la desvencijada casa. Al menos esa es su prioridad como hombre de Dios y como Antropólogo, investigador incansable de las actividades sociales y culturales del ser humano. Habitar casas abandonadas, por muy peligrosas que estas sean, no es algo ajeno a las costumbres de todos los pueblos de la Tierra.

—Tampoco hay que ser tan bruscos, Frank —sugiere Flaherty—. Decirle a alguien que vas a dejarlo sin hogar siempre es difícil, y estar del otro lado lo debe ser aún más —dice, mostrando que es casi único que parece ver un drama humano detrás de un aparente pueblo tenebroso y fantasmal.

Frank llama a la puerta con firmeza y no se asombra cuando la madera se hunde ligeramente bajo sus nudillos. Es un hombre fuerte, pero la madera está completamente podrida a base de permanecer en la intemperie sin haber sido jamás barnizada. Los segundos se hacen eternos hasta que al fin se abre la puerta. En ella aparece chicos jóvenes, aunque mayores que la otra niña, Rachel, que apareció antes, con sendas máscaras de animales. Uno de ellos, algo más alto que el otro, tiene una máscara de conejo. El otro, más bajito y enjuto, tiene una máscara de oso.

—Hola —dice el de la máscara de conejo revelando con su timbre que es una chica—. Me llamo Charlotte. Rachel me ha dicho que estabais en Nazarene's Lot y nos hemos escondido para miraros. Espero que no os hayamos asustado —su voz suena más adulta, puede que tenga cerca de los quince años—. Estábamos intentando averiguar qué habéis venido a hacer aquí.

—Sí, hace mucho que nadie viene a vernos —dice el niño, en parte toscamente camuflado por hojas y ramas repartidas por todo su cuerpo—. ¿Qué hacéis aquí? ¿A qué habéis venido? ¿Os ha invitado ella?

La chica le mira de una forma que se adivina intensa a pesar de las máscaras y el chico no sigue hablando. Parece balbucir un «perdón» y permanece en silencio. Tras eso, todos pueden notar los ojos de la chica mirándolos inquisitivamente debajo de la máscara. El chico parece más despistado. Un ligero vistazo al interior de la casa parece indicar que no hay nadie más con ellos y que eran los únicos ocupantes de la vieja granja, quizá escondidos en algún tipo de juego infantil.

El tiempo se ralentizó desde que Frank llamara a la puerta. Todos estábamos expectantes.

La puerta se abre y aparecen dos chicos enmascarados. La ausencia de adultos comienza a extrañarme, pero trato de mantener mi cabeza despejada de cualquier sospecha y centrarme en quienes tenía delante. Les miro, esbozo una sonrisa y me dirijo a ellos. - Hola chicos, fue un grupo de personas quienes nos invitaron. Según nos dijeron no vivía nadie en este pueblo y estamos tan extrañados como vosotros.- Tras una breve pausa les pregunto. - ¿Vivís aquí? ¿Dónde están vuestros padres?.- En el fondo no espero una respuesta a la última pregunta que les hago... Es algo que ha dicho el niño "¿os ha invitado ella?" ¿Es ella la misma que, según nos dijo Rachel, la castigaría si no se iba?

Todo esto me hace pensar. Aparentemente la ausencia de adultos y el uso del maíz no tienen relación, pero me parecen igualmente familiares. Este pueblo y lo que hemos vivido en él me recuerda a una historia de Stephen King. Leí esta historia en una revista hará unos 5 o 6 años más o menos. Cuenta la leyenda de los habitantes de un pueblo que, instigados por un Dios que habita el maizal, asesinan a todo aquel que cumple 19 años.

Soy consciente de que sólo es una historia. Me gustaría comentarlo con mis compañeros, pero no es le mejor momento. ¿Será simple casualidad? ¿Me estoy volviendo loca cuando pienso que ella puede ser quien camina detrás de las filas? Siempre me han gustado las historias de terror, pero sólo son fantasía... ¿no?

Sigo dándole vueltas a aquella historia... Aquellos pueblerinos tenían una idea bastante desvirtuada de la Biblia... ¿Será Lot el destino de Jesús de Nazaret? ¿The Nazarene's Lot? Creo que tengo que hacer algunas a preguntas a Arnold.

Todos y cada uno de nosotros parecíamos pendientes del resultado de lo que había hecho Frank, y por suerte para nosotros no se hizo esperar. 

¿Es que estaba todo el maldito pueblo lleno de niños?

Pues si que iban a estar contentos cuando se lo comentásemos, así  poco embalse iban a poder hacer, con tanto niño de por medio, aunque pensándolo bien, no podían vivir allí, hasta ahora todas las casas parecían estar en la ruina, tenían que venir de otro sitio, o algo por el estilo.

¿Ella?

Ahí estábamos otra vez, esto ya parecía un acertijo, que manía con enredar las cosas y nunca llegar a ningún sitio.

Resoplo.

Al oír a Sharpay me quedo esperando la respuesta de los niños, después de todo no había mucho más que preguntar, y tampoco quería atosigarlos y que nos dejasen con las dudas, teníamos que resolver aquella situación y teníamos que hacerlo ya. 

Increíble - Pienso al ver salir a los niños por la puerta. Más niñatos por aquí, necesitamos que dejen de jugar para hacer nuestro trabajo. 

Después de escuchar a Sharpay me presento un poco desinteresado - Hola soy Frank - Miro por encima de los chicos hacia el interior de la casa para saber las condiciones de la misma, saber en qué condiciones viven y si es una casa de paso para ellos. 

Estoy a la espera de la respuesta a las preguntas de Sharpay, pero por mi mente pasan muchas más Quién es ella? por qué hizo que el niño pequeño se callara al nombrarla? qué son esas mascaras? Ahora no es momento de pensar en eso, hemos perdido mucho tiempo mirando algo que no nos interesa, debo volver al trabajo. 

Nuestro objetivo es construir un embalse y así debe ser, ya veremos que hacer con estos niños salvajes luego. 

Niños y máscaras, parecía ser una constante en este pueblo. ¿Dónde estaban sus padres? no teníamos ni idea ¿Por qué de repente tantos niños en un "pueblo fantasma"? Tampoco estábamos cerca de saber eso ¿Quién era "Ella"? Esperemos  que alguien que mantuviera seguros a esos niños.

Sharpay comienza a hablar y Frank se presenta. Yo por esta vez decido quedarme callado, aunque me aseguro de sonreír a los niños para sí mantenerlos tranquilos. Nosotros no veníamos a lastimarlos, eso era seguro

La idea de ir hacia la sacristía se había vuelto algo imperativo, así como las ganas de marcharse de ese lugar tan oscuro, solitario y misterioso. Sin embargo, debían presentarse algunos informes de edificios seleccionados al azar para que el archivo final fuera lo más completo posible. Con la aparición de los dos niños, escondidos dentro de la casa a medio derrumbarse, las reacciones de los miembros del grupo son bastante dispares, como ya ocurriera unos minutos atrás.

La regla general la marca el desconcierto de que ese pequeño pueblo esté, aparentemente, lleno de niños cuando, si el informe final era positivo, el lugar sería inundado para convertirlo en un embalse. ¿Cómo es posible que haya alguien vivo en el lugar y, mucho peor que cualquier otra cosa, niños? Era cierto que algunos parecían ser púberes ya, pero no por ello dejaban de ser menores. Y los menores deben estar bajo los cuidados de alguien.

Sharpay Wong les sonríe antes de dirigirse a ellos.

—Hola, chicos —dice con amabilidad—. Fue un grupo de personas quienes nos invitaron. Según nos dijeron no vivía nadie en este pueblo y estamos tan extrañados como vosotros —hace una pausa antes de seguir—. ¿Vivís aquí? ¿Dónde están vuestros padres?

Charlotte hace un ademán al pequeño a su lado que claramente quiere significar que no se le ocurra abrir la boca ante esas preguntas. Ella toma la palabra y responde de manera ligeramente altiva.

—Sí, hace un tiempo que vivimos aquí —dice—. Nos gusta vivir aquí. Y ni Rudolph ni yo tenemos padres. Nunca los hemos tenido —añade con una total convicción.

Sharpay casi espera que en cualquier momento aparezca detrás de ellos Isaac, el jefe de la secta de «Los Chicos del Maíz» y pida el sacrificio de todos los infieles que no pertenecen a su comunidad y, además, son mayores de edad. Aquellos impuros que han perdido la inocencia eran sacrificados a un dios siempre sediento de sangre.

Gloria Méndez siente que nuevamente se encuentran con otro problema para poder dar el visto bueno al lugar y proceder a su inundación. Además de no gustarle los niños, cosa que no podía evitar, ahora resultaban ser un impedimento para el buen desarrollo de su trabajo allí. Y, aunque probablemente la mención de una «Ella» no era más que un juego infantil, podría tratarse de otra cosa y suponer un nuevo misterio que resolver antes de poder seguir con los planes tranquilamente. Además, las respuestas que le había dado la niña a Sharpay no tenían ni pies ni cabeza. Sólo complicaban aún más todo el asunto.

—Hola, soy Frank.

Frank Gambetta saluda a los niños amistosamente mientras su mirada se dirige al interior de la casa. Lo que ve allí le sorprende un poco. En realidad, no hay nada para convertirlo en un lugar cómodo donde vivir. Más bien parece que los niños se han estado ocultando allí para sorprenderles, esperarles, espiarles o de lo que se tratase el juego que se traían entre manos. El interior tiene, además de parte del techo caído y parte de las paredes derrumbadas, restos de animalillos muertos, desperdicios inidentificables y algo de basura. El lugar no tiene ninguna complicación para ser cubierto por el agua, con la excepción de los críos.

Arnold Flaherty decide guardar silencio en ese momento. Mira de hito en hito a la niña y al niño, más pequeño que ella. Su rostro muestra una sonrisa conciliadora para que los niños no le consideren desagradable, pero rumia en su interior todo tipo de pensamientos.

—Me gustaría saber qué habéis venido a hacer aquí —dice la niña en un tono un poco más conciliador—. A lo mejor podemos ayudaros.

El niño mira a la chica con curiosidad o como si hubiera dicho algo inesperado. Ella le devuelve la mirada. Las caretas de ambos animales se encuentran frente a frente y unos ojos detrás de ellas también establecen contacto. Un par de segundos después, el niño clava la mirada en el suelo y sigue en silencio.

Al notar todo dentro de la casa y ver que es inviable vivir aquí, supongo que tienen otro lugar para estar. Nadie en su sano juicio llamaría a esto un "hogar". 

- Serías de gran ayuda niña conejo -digo mientras centro la mirada en ella y le dedico una sonrisa amigable-. Me gustaría saber cuál es la casa que se encuentra en mejores condiciones en este momento en los alrededores. Me refiero a una casa que no se vea como esta de destruida y sin techo y demás.

- Me gustaría hacer una comparación entre las dos, ¿qué te parece si me muestras cuál es? -le trato de hablar de manera tranquila pero teniendo presente que el tiempo está en nuestra contra. Se ha de informar pronto a nuestros superiores y no quiero que solo salgan críos en el informe.