Partida Rol por web

La aparición de más niños nos cogió a todos por sorpresa. Tenía la impresión de que en Nazarene's Lot podrían acontecer hechos que fuesen más allá de nuestras funciones como agentes de la USBR. Arnold trataba de aparentar serenidad, pero a veces podían verse expresiones de miedo en su rostro. Veía a Gloria cada vez más desanimada y a Frank cada vez más tenso. La evaluación del terreno ya había sobrepasado el tiempo esperado, pero los imprevistos son parte de cualquier trabajo. Prefería hacer un buen trabajo que hacer un trabajo rápido.

Hace tiempo que vivimos aquí... Supuse que aquí se refería a Nazarene's Lot. Aquel no era un sitio para vivir, pero desde luego tampoco lo era para jugar. Además, ¿a qué se refería con que no tienen padres? Algún adulto debería haber, ¿no? Alguien debería estar proporcionándoles cuidados básicos.

Mientras pienso en la respuesta de Charlotte, Frank se lanza rápidamente. No sé si llamarla niña conejo será lo mejor para que se sientan cómodos con nosotros, pero pedirles ayuda puede ser bastante útil. Espero que nos guíen hacia una buena casa o alguna persona adulta.

La petición de Frank es tan clara y directa que, antes de decir nada más, miro atentamente a los niños esperando una respuesta. Es curioso que todos lleven máscaras. En una situación como esta me generan cierto recelo ¿Tendrán algún significado o es simplemente un juego de niños? Las máscaras son muy populares y se usan en juegos y fiestas. Aun así, siempre se han usado para ocultar una identidad, o para asemejarse a algo o a alguien.

¿Tratarán de simbolizar cualidades de estos animales? Trato de buscar alguna coincidencia entres las máscaras. Si algo tienen en común los animales que hemos visto, además ser mamíferos, es el uso de madrigueras para sobrevivir (ocultarse, hibernar, reproducirse,...).

¿Tratarán de ocultar su identidad? No sería extraño, estos niños parecen bastante desconfiados. Sería útil saber si Rachel, Charlotte y Rudolph son sus verdaderos nombres. Si es cierto que viven aquí, es posible que sus nombre, o sus apellidos, coincidan con algunos de la lista de desaparecidos.

Suspiro, aquello debía de ser una broma, ¿cómo iban a vivir esos niños en aquella casa ruinosa? Y aquello podía extrapolarlo a todo el dichoso pueblecito, desde luego algo que en principio parecía que iba a ser coser y cantar se estaba tornando en algo tedioso y que parecía no tener fin con las malditas apariciones de aquellos niños.

Al oír a la niña decir que a qué veníamos, estoy más que tentada en contarles la verdad, pues a inundar este pueblo, sí, a inundarlo con agua, con mucha agua, _{y a vosotros con él si no dejáis de irritarme.} Pero quizás no era lo más acertado después de todo, así que preferí tan solo imaginarme aquella escena en mi mente y seguir observando lo que ocurría, ya que con lo que les había preguntado Frank quizás podríamos avanzar.

O eso esperaba, porque mi paciencia empezaba a agotarse.

Luego de escuchar tanto a los niños como a mis compañeros no puedo evitar intervenir.

—Todos tenemos padres, querida Charlotte —Aunque a veces ya no estén. Esto último solo lo pensé, no era buena idea recordarles a estos niños que sus padres estaban muertos (Al menos eso es lo que pienso en este momento), pero si el hecho de que no habían salido de un calabacín.

—Como bien te ha mencionado Frank estamos aquí para ver el pueblo y sus edificios, aunque es verdad que yo no entiendo tanto de eso como él —digo tratando de poner una sonrisa al tiempo que saco la muñeca que me había dado Rachel hace unos momentos y continúo hablando—. Su amiga Rachel me dejó esto hace unos minutos, pero me pone mal el dejar a una niña sin su juguete ¿Acaso lo hizo por alguna tradición, o simplemente es muy buena niña?

Estaba tratando de hacer amistad con estos niños, por lo que decían estaban sin padres y probablemente huérfanos. Seguramente alguien estaba cuidándolos pero parecía que no querían hablar de ella, tal vez fuese una tía o alguna otra clase de familiar. De todas maneras era indistinto, teníamos que hablar con esa persona para decirle lo que iba a suceder en el pueblo y poder hablar lo referente a su reubicación lo más pronto posible.

La presencia de la niña, con su mirada intensa tras la máscara, resulta tan perturbadora como la autoridad que muestra sobre el niño, que no ha levantado su rostro cubierto. Gambetta intenta granjearse su simpatía lo mejor que puede, aunque es muy probable que alguien que muestra tal fuerza de voluntad, pese a ser sólo una niña, no sea tan fácil de seducir como pensó inicialmente.

—Serías de gran ayuda niña conejo —dice, al tiempo que centra su mirada en ella y sonríe afablemente—. Me gustaría saber cuál es la casa que se encuentra en mejores condiciones en este momento en los alrededores —hace una ligera pausa antes de seguir—. Me refiero a una casa que no se vea como esta de destruida y sin techo y demás.

La niña está en silencio y totalmente atenta a sus palabras, aunque hay algo en su postura, o en la forma en que tuerce el rostro o en algo que no puede ser explicado, que da a pensar a todo el grupo que no va a colaborar.

—Me gustaría hacer una comparación entre las dos, ¿qué te parece si me muestras cuál es?

Wong, algo en desacuerdo con seguir el juego de los niños y sus máscaras, que considera una forma de identificación con el animal al que representan y, quizá, con sus costumbres. El hecho de que oculten su identidad no es especialmente tranquilizador.

—No hay casas distintas de esta —afirma la niña con total convicción—. Todo este lugar está igual. Pero sigues sin responderme a la pregunta que te he hecho: me gustaría saber qué habéis venido a hacer aquí.

Gloria, con poca paciencia para los niños en general y estos en particular, no deja de contemplarlos como un fastidio, una pequeña molestia que debería desaparecer con una sencilla llamada de teléfono. Al menos cuando encuentren alguno para poder hacerla. Son una contrariedad a un plan minuciosamente trazado en una mesa de trabajo.

—Todos tenemos padres, querida Charlotte —dice Flaherty.

—Nosotros no los tenemos —responde la niña—. Pero cuidamos unos de otros y también nos cuidan. Sigo sin entender qué queréis hacer.

—Como bien te ha mencionado Frank estamos aquí para ver el pueblo y sus edificios, aunque es verdad que yo no entiendo tanto de eso como él —dice con una sonrisa, confiando en aclarar algo las cosas para la niña—. Tu amiga Rachel me dejó esto hace unos minutos, pero me pone mal el dejar a una niña sin su juguete ¿Acaso lo hizo por alguna tradición, o simplemente es muy buena niña?

Charlotte sonríe debajo de la máscara. Ninguno de los adultos es capaz de verlo, pero todos son capaces de sospechar que eso es lo que está ocurriendo.

—Yo creo que es un poco tonta, la verdad —dice con un tono muy sereno y serio—, pero es verdad que es una buena niña.

Rudolph, el más pequeño de los dos niños, levanta al fin la cabeza del suelo, cosa que no ha hecho hasta ese instante. Su aparente sumisión ante la niña es absoluta.

—¿No… no tendríamos que… que irnos? —pregunta sin atreverse a mirar a ninguna parte en concreto.

—Sí, tenemos que irnos —afirma con rotundidad Charlotte—. Supongo que nos veremos antes de que os vayáis, ¿verdad?

La chica se gira despacio para marcharse de nuevo.

La respuesta de la niña me deja la idea que este lugar están en condiciones para poder construir el embalse; claro, no basaré mi informe en lo que me dice esta niña pero seguro las estructuras serán erosionables. 

Agradezco la respuesta de Arnold ante la pregunta de la niña, me perdí en mis pensamientos y no fui amable al responderle pero Arnold siempre preocupado por las personas, eso está bien. También obtiene información de vuelta, no tener padres es algo que me inquieta pero podría ser más fácil tratar con unos niños que con adultos. Esperemos poderlos convencer o engañar para que dejen este lugar y no sean un problemas para la construcción.

Al ver a Charlotte partir, me despido y dirijo a los compañeros para continuar con nuestros planes.

—Hasta pronto niña conejo, que estén bien. Bueno, ya que se van, continuemos en lo nuestro, creo que alcanzamos a ir a la casa que tenemos al lado, a nuestra izquierda que se ve un poco más grande que esta y luego camino a la sacristía antes que anochezca, les parece? Quisiera revisar otra casa más para tener una mejor idea de lo factible de inundar este lugar. Charlotte dijo que todas las casas eran iguales, supongo que estarán en el mismo estado; espero no encontrar algo diferente a esta pero me gustaría estar un poco más seguro.

Sin esperar respuesta, empiezo a caminar a la casa que señalé, guiado por la curiosidad de ese momento y lo cerca que estaba.

Más que harta de las intromisiones de los niños me relajo al ver que se van, la verdad es que poco me importaba lo que tuviesen que decir, simplemente eran algo que añadiríamos al informe, solo esperaba que no apareciesen más por el camino, y que aquel maldito pueblo estuviese vacío.

—Sí, mejor continuemos con el trabajo, tal y como has dicho pronto anochecerá y apenas si estamos avanzando. 

Sigo a Frank hacia la siguiente casa de camino a la Sacristía, cada vez me atraía menos la idea de tener que pasar la noche en aquel lugar...

Al ver la espalda de aquellos niños me invadió una sensación de aislamiento. De repente, Nazarene's Lot era un pueblo enorme. Parecía ocultarse más que mostrarnos algo. Se había convertido en una gran morada de información desconocida para nosotros. Y allí estábamos, cuatro adultos y no habíamos sido capaces de liderar una conversación con dos niños.

Charlotte y Rudolph se han ido y tengo la tentación de seguirlos. Necesito saber dónde viven o dónde se esconden, cuántos son. Sin embargo, no creo que pueda pasar desapercibida. Sospecho que existen multitud de rincones en este pueblo desde donde ver sin ser visto. Además, es muy probable que nuestra llegada sea una noticia cada vez más extendida. Y bueno... ¿quién soy yo realmente para espiarles sin más prueba que mi propia paranoia?

Evalúo la situación y miro con seriedad a mis compañeros.

—Bueno, creo que no hemos despertado la simpatía de estos niños —Miro a mi alrededor. Observo puertas, ventanas, grietas y rincones—. Parecen bastante desconfiados, demasiado preocupados por saber qué hacemos aquí. Me da la sensación de que esconden algo gordo —Vuelvo a mirar a mis compañeros—. Además, ¿quién coño es ella?

Escucho a Frank y a Gloria. Valoro sus intenciones y su empeño, pero creo que vamos a obtener poca información nueva mirando otra casa.

—Hace tiempo que ha anochecido. Creo que sería más útil ir directamente a la sacristía. Dudo que encontremos algo más. Seguramente en la sacristía podamos encontrar documentos e información útil. Además, es probable que se conserve en mejores condiciones que estas casas —Hago una pausa. Los lugares de culto suelen construirse con mucha fe... Miro a mis compañeros y trato de hablar con cortesía—. Además, al fin y al cabo habrá que examinar más de dos casas para poder realizar un informe que sea válido —No obstante, la mayoría decide—. Aun así, si todos queréis examinarla me adapto a vosotros.

Mientras caminamos en dirección a la casa, aprovecho para plantear a Arnold un par de dudas. Supongo que, por su formación, es el más indicado. Lo miro y le planteo mis inquietudes.

—Parece que estos niños están muy arraigados a algunas culturas y tradiciones —Recuerdo la muñeca y el niño, ambos perfectamente envueltos en maíz—. Tienen un curioso manejo del maíz. Y, bueno... el uso de máscaras no es menos tradicional ni está menos enraizado en la cultura —Hago una pausa para pensar bien la pregunta—. ¿Sabes tú si los nombres que dicen tener estos niños tienen alguna relación con el cristianismo? —Vuelvo a guardar un momento de silencio—. ¿Representa Lot algo o a alguien en la Biblia? —Permanezco en silencio esperando su respuesta.

La información que solicita Wong y que tú conoces, se resume aquí:

Lot: Lot era hijo de Haran, hermano de Iscá y Mildá. Acompañó a su tío Abraham en el viaje a Canaán llevando consigo a su mujer y sus hijas y se situaron en un punto intermedio entre las llanura de Sodoma y el monte de Hebrón. Tanto Lot como su tío Abraham, anduvieron juntos por un tiempo no determinado. Lot plantó sus tiendas a las puertas de Sodoma y permaneció allí. Los reyes de Sodoma y Gomorra sostuvieron en ese tiempo una guerra contra reinos vecinos. Estos reyes fueron vencidos en una batalla en Sidim, y Lot y su parentela fueron hechos prisioneros. Abraham supo de la suerte corrida por Lot y organizó un rescate. Lot, sus bienes y su gente fueron rescatados exitosamente y volvieron a Sodoma. A partir de este instante, se empieza a escribir los últimos capítulos de estas ciudades. Sodoma y Gomorra fueron destruidas conjuntamente con Adma y Zeboím.

Más información: https://es.wikipedia.org/wiki/Lot_(b%C3%ADblico)

Charlotte: No es un nombre bíblico. El nombre femenino de Charlotte se ha puesto muy de moda en los últimos años, su significado de origen Francés es "La guerrera".

Rachel: Es un nombre bíblico. Significa «La oveja de Dios» en hebreo y su uso es muy común en Occidente, en especial en España. En Jeremías 31:15 el profeta habla de «Raquel que llora a sus hijos». Esto se interpreta en el Judaísmo como un llanto de Raquel por un fin para los sufrimientos de sus descendientes y los exilios que siguieron a la destrucción del Primer Templo de la antigua Jerusalén.

Rudolph: No es un nombre bíblico. Es un nombre masculino de origen germano que proviene del nombre alemán Rudolf, que a su vez tiene su origen en el nombre compuesto "Rhod-Wulf" o "Hrod-Wulf" ("Aquel que gana la batalla", "El que busca la gloria").

Máscaras: Una máscara o careta es una pieza normalmente adornada que oculta total o parcialmente el rostro. Las máscaras se han utilizado desde la antigüedad con propósitos ceremoniales y prácticos. La palabra «máscara» tiene origen en el masque francés o maschera en italiano o másquera del español. Los posibles antepasados en latín (no clásico) son mascus, masca = «fantasma», y el maskharah árabe = «bufón», «hombre con una máscara». Se trata de una simplificación ornamental. Lo visible se reduce a los elementos básicos que transforman un rostro en máscara. Y la máscara es a su vez una representación, cargada de intenciones y simbolismos, convertidos en arquetipos que son parte del inconsciente colectivo e individual y representan los temores y aspiraciones de una civilización. Las máscaras se usan en funciones rituales, sociales y religiosas, donde los participantes las usan para representar las figuras espirituales o legendarias. En algunas culturas también se cree que el usar una máscara permitirá que el portador tome las cualidades de la representación de esa máscara; es decir, una máscara de leopardo inducirá al portador a convertirse o actuar como leopardo.

Más información: https://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A1scara

En cuanto Sharpay me hace esa pregunta salgo del trance en el que estaba, un trance en el que solo podía pensar en los niños que se estaban marchando. 

Miro a Sharpay durante unos segundos para luego dedicarle una sonrisa y decirle:

—Curioso que lo preguntes, querida. Charlote y Rudolph no, pero Rachel... Rachel es otra historia diferente. Su nombre significa «La oveja de Dios» en hebreo, hace referencia a Jeremías 31:15 —Luego de eso hago una pausa y me pongo a pensar. Al principio no me había dado cuenta pero pensando con más detenimiento lo recordaba, si en la vieja historia de Sodoma y Gomorra.

—En cuanto a Lot. Este era el sobrino de Abraham y uno de los que acompañaron a este último a Canaán, quedó atrapado en medio del conflicto de Sodoma y... Bueno no quiero aburrirte con lecciones de historia así que solo digamos que si —Tras esto comienzo a mirar a Sharpay un tanto intrigado—. También puedo contarte la historia de las máscaras pero no creo que eso ayude a nuestro trabajo o a los niños, por extraños que parezcan.

Los dos niños, claramente capitaneados por Charlotte, se giran y caminan en dirección al centro del pueblo de Nazarene’s Lot. Hasta el momento el grupo de investigación ha descubierto la presencia de tres niños y bien parece que no serán los únicos existentes en el extraño lugar. La inundación del pueblo, con todas sus casas, será una realidad en poco tiempo y el grupo es un mero formalismo para que suceda lo antes posible. Salvo en el caso de que encuentren algo que justifique lo contrario.

Frank Gambetta se siente tranquilo ante la idea de que nada impide que el lugar quede arrasado debido a lo erosionable de todos los edificios vistos hasta el momento. Además, los niños serán fáciles de convencer o, cuando menos, pueden ser recogidos por los Servicios Sociales. Es partidario, y así lo dice a sus compañeros, de entrar en otro edificio para ver si están todos en condiciones similares y, tras ello, ir a la sacristía. Sin esperar una respuesta se acerca a otra de las casas, separada por tierras de cultivo.

Gloria Méndez se encuentra harta de tanta presencia infantil. De hecho, su gesto de fastidio es aún mayor que el de Gambetta. Considera que todo lo que los niños tienen que decir no son más de tonterías insignificantes que sólo sirven para hacerles perder un tiempo valioso. Sin dudarlo un segundo, sigue a Frank hasta la siguiente casa.

Sharpay Wong, sin embargo, ve un poco más allá que sus compañeros. La inmensidad del pequeño pueblo produce una sensación de aislamiento, de secretismo, de existencia de lugares y cosas ocultas esperando ser descubiertas, pero que quizá no deberían serlo nunca. Incluso los niños resultan perturbadoramente curiosos por averiguar qué hacen en ese sitio, cuáles son sus intenciones. Pero, por más veces que se lo han explicado, no lo han comprendido… o no han encontrado la respuesta que buscaban. Desde luego, nadie había sido directo en su respuesta. Y a pesar de que comprobar dos casas le parecen pocas para comprobar el estado del lugar, se une a sus compañeros en la investigación de la que Gambetta ha señalado. No obstante, propone ir a la sacristía cuanto antes debido a que la noche se ha echado encima. Por el camino realiza unas consultas al padre Flaherty.

El sacerdote y antropólogo le responde con toda la afabilidad y cortesía habitual en él. Le cuenta el origen bíblico del nombre de la primera niña que se les presentó. Lot, por otro lado, parecía más interesante aún dada la existencia entre la familia de Lot en Canaan y la destrucción de Sodoma y Gomorra. Aunque en ambas intervino el fuego divino, la segunda significa «hundida» o «sumergida», lo que no deja de ser una curiosa casualidad. Las máscaras de los niños, a ojos del sacerdote, no tienen ningún significado más allá del juego infantil.

Atravesando el terreno de cultivo, donde probablemente no ha habido nada vivo desde hace décadas, el grupo tiene que ir más despacio. La irregularidad del suelo es molesta para caminar por él más que unos pocos segundos. La arena se encuentra apelmazada por infinitas lluvias caídas a lo largo de los años. Tras un tiempo indefinido, quizá sólo unos pocos minutos, alcanzan la otra casa. El edificio se encuentra es un estado totalmente deplorable. Pareciera que un soplo de viento se podría llevar las paredes y las tejas del techo que se amontonan a su alrededor. Probablemente el interior se encuentre en un estado peor que lamentable. A Gloria le asalta el pensamiento de que, probablemente, haya más niños escondidos en su interior.

Lo único que resulta extraño es que el cerco de la puerta de entrada se encuentra manchado de una pintura oscura o algo similar que, muy probablemente, pudiera ser sangre. De hecho, es la primera impresión que el padre Flaherty ha tenido en cuanto ha visto la madera oscura. Repentinamente un extraño eco, como un murmullo o algún tipo de ruido similar, se escucha claramente en el interior de la casa. Y, al menos en esta ocasión, es imposible que alguno de los componentes del grupo piense que se trata de un niño.

Caminábamos hacia la casa y la corrupción del terreno de Nazarene's Lot seguía siendo evidente. Según Frank las casas eran perfectamente erosionables, pero era evidente que el terreno estaba completamente envenenado. Y no sólo el terreno... A medida que Arnold compartía sus conocimientos, no podía dejar de estremecerme por todo el significado psicológico que aquello podía tener.

Con la mirada fija en el suelo, intento empaparme de todo lo que el padre Flaherty me cuenta. Cuando termina de hablar le miro, tratando de estimar sus aportaciones.

—Claro que puede ayudar a nuestro trabajo padre. En este momento somos el tacto y el olfato de la agencia. Toda la información que podamos obtener puede ser importante para la investigación, así que su conocimiento puede ser muy valioso —Permanezco en silencio, casi parece premonitorio—. Demasiada casualidad que Lot sea la ciudad hundida, ¿no? —Pienso en nuestras limitaciones y pongo mi mano en el hombro de Arnold—. Puede que haya trabajos que escapen a nuestras funciones, pero de eso también deberíamos informar, para que puedan hacerse cargo.

Trato de conectar lo que Arnold me cuenta y lo que hasta ahora hemos podido ver en pueblo. En los pocos minutos que nos separan de nuestro objetivo, comento con mis compañeros lo que, en el fondo, no sé si podría ser una locura.

—Creo que lo que cuenta el padre Flaherty es importante. El hecho de que haya tantas conexiones ''casuales'' con la religión. Este pueblo se parece bastante a una secta —Recuerdo una gran cantidad de sectas, sólo en los últimos años—. Suele ser una desvirtuación de alguna religión. Yo no conozco en profundidad la religión, pero entiendo algo de comportamiento sectario —Recuerdo el caso del ''Temple del Pueblo'' hará unos cinco años—. De hecho, existe un perfil de comportamiento en relación con los seguidores de la sectas que estos niños parecen cumplir a la perfección.

Miro uno por uno a cada uno de mis compañeros, tratando de hacer partícipes de la información a todos ellos.

—El aislamiento, como en el que estos niños viven, es uno de esos comportamientos típicos. También lo es la hostilidad a aquellos que no forman parte de la secta... —Si alguna preocupación había mostrado Charlotte, era saber qué hacía nuestro mosquete en Nazarene's Lot—. Además, todos parecen tener los mismos comportamientos extraños, el mismo secretismo —La oveja de Dios...—. Y no menos importante, si las diferentes sectas tienen algo en común es la obediencia a un líder. No sé que edad tendrá, pero apuesto que ella tiene algún papel importante —Miro a mis compañeros, esperando que no piensen que les estoy gastando una broma.

Durante los últimos metros hasta la próxima casa, vuelvo a dirigir la mirada a Arnold, agradeciendo su conocimiento.

—Muchas gracias padre. Puede que estos niños estén en una lista de personas desaparecidas y su ayuda permita encontrarles. O puede que ellos sepan qué paso con estas personas.

Al llegar a la casa pudimos ver algún tipo de líquido viscoso en la puerta. Sé que no debería, pero no puedo evitarlo. Pienso: la curiosidad mató al gato, y alargo la mano hacia la puerta. Tomo una muestra del líquido y lo froto entre los dedos, tratando de comprobar su textura. Lo acerco con precaución a mi nariz intentando olfatearlo, ¿ácido?, ¿salado?, ¿metálico?... Cuando termino, debido a una falta de hisopos, limpio mis dedos en la chaqueta, con la esperanza de que haya algo que en algún momento pueda analizarse.

Me acero y trato de ver algo del interior. De repente me quedo inmóvil, encrespada por algún tipo de murmullo. Un sonido que no alcanzaba a identificar con nada que haya conocido en mi vida. Miro a mis compañeros y trato de ver en sus caras si ellos también están asustados. Vuelvo otra vez hacia la puerta y la golpeo. Mientras, oteo el suelo alrededor de mis pies, buscando algo duro, alargado, punzante... Algo con lo que pudiese defenderme si fuese necesario.

Camino a la casa que señalé, escucho al padre Flaherty contar historias y citar la biblia que poco conozco pero las historias que habla las he escuchado. Me causa curiosidad las casualidades de los relatos bíblicos y lo que estaba ocurriendo en este momento. 

Luego escucho a Wong afirmando tales pensamientos y por si fuese poco, agrega algo que me estremece, el tema de sectas, eso nunca es bueno; algunos pueden ser muy fanáticos y lidiar con esos podría ser complicado, no importa que fuesen niños.

—Seguro están en esas listas de desaparecidos. Gracias padre por preocuparse por ellos, debemos terminar pronto el trabajo pero también ir pensando qué hacer con estos niños.

Al llegar a la casa lo primero que noto es esa mancha en el cerco de la casa que parece sangre y... Qué? Wong qué haces? pienso mientras veo como se acerca, toca y huele esa sustancia. Espero no la vaya a probar o podría vomitar.

—¡Uagh!! —digo con asco—. ¿Qué hace Wong? ¿Qué es eso? —Paso saliva como tratando de tragarme algo que quisiera salir de mi.

De repente escucho un ruido dentro de la casa que me hace estar alerta a lo que puede ocurrir.

—Definitivamente eso no fue un niño —digo con cara de pocos amigos.

Y ahí estábamos otra vez, ¿pero qué demonios pasaba en este dichoso pueblo perdido de la mano de dios? ¿es qué no íbamos a poder hacer nuestro trabajo tranquilos? No, desde luego que no, eso cada vez me quedaba más claro.

Escucho lo que dice Sharpay acerca de las sectas, la verdad es que no le faltaba razón, cada cosa que iba diciendo encajaba con la forma de actuar de aquellos niños, lo que me extrañaba era, una cosa y así lo dije.

—Pero... ¿una secta de niños? No sé, lo veo un poco raro la verdad, los líderes de las sectas buscan enriquecerse a costa de sus seguidores, y bueno, esos críos pinta de tener mucho dinero no tenían, no sé, encaja lo que dices, pero... no acaba de cuadrarme la verdad. Aún así, no lo descartaremos, hay que pensar en todas las posibilidades, aunque esto la verdad, que está fuera de mis competencias, no fui contratada para investigar a ninguna panda de seguidores locos sino para inundar este dichoso lugar.

Resoplo, todo aquello empezaba a hacer mella en mí, solo quería regresar a mi casa, tumbarme en el sofá con la tele encendida, y acurrucarme bajo una manta junto a mi gato después de tomarme un té, oh, eso sí que era vida.

—Es... ¿sangre? —pregunto a mi compañera—. No, definitivamente no lo es.

Imitando a Wong me agacho y busco cualquier cosa para defenderme, desde piedras algo afiladas hasta un palo, lo que fuese, después de oír aquel sonido no me sentía segura, aunque para ser sinceros hacía ya un rato que no me sentía bien en aquel sitio...

A pesar de no haber oído nunca nada similar, Frank podría afirmar que el sonido que ha escuchado es parecido al que haría una criatura de enorme tamaño o con una gran garganta al gruñir o amenazar. Un león, un tigre o una pantera debe sonar de esa manera pero, aún así, tiene un timbre más horrendo y perturbador.

El fluido que impregna la puerta, a pesar de su aspecto, está completamente seco. Al tacto parece en un primer momento pintura, pero tras conseguir coger un fragmento con los dedos, Sharpay se da cuenta de que sólo puede tratarse de pintura o sangre. La falta de olor acrílico le lleva a pensar que tiene que ser esto último. Sangre. ¿Quizá sangre humana? En su estado de nerviosismo piensa que puede tratarse de algún tipo de ritual que usa la sangre como protección en los dinteles de las puertas, cosa que aparece en el Antiguo Testamento, en el Libro del Éxodo.

Cuando mira a sus compañeros, Wong ve que el rostro de Frank Gambetta está convertido ligeramente en una mueca de miedo y sus ojos están abiertos de par en par por la sorpresa. Ha oído algo, pero resulta imposible saber cómo ha interpretado ese sonido. ¿Acaso ha oído algo diferente?

El rostro de Sharpay, cuando ha cogido la muestra de lo que en un primer momento parecía pintura, ha cambiado radicalmente. Sea lo que sea lo que ha descubierto en esa pintura, le ha perturbado notablemente. ¿Puede Gloria Méndez estar segura al cien por cien de que no se trata de otra cosa más perturbadora y que ya tiene en mente? Una secta se mueve por el dinero, y es cierto que los niños no lo tienen, pero... ¿y si se trata de una secta de otro tipo en donde no es lo material lo que le impulsa? Eso cambiaría completamente la interpretación de la pragmática arquitecta.

Siento un escalofrío que me recorre, mis pensamientos están jugándome malas pasadas, Nazarene's Lot cada vez me da más miedo, aunque odie admitirlo.

Me apoyo contra la pared y miro a Sharpay.

—¿Qué crees que es entonces? —aunque tengo miedo de saber la respuesta.

—¡Tengan cuidado! —les digo a mis compañeros—. Lo que se escucha seguro es algún animal bastante grande, parece al sonido de un tigre o león pero creo que es peor que eso, estén atentos.

—Y esa marca... si no es sangre, ¿será una señal para alejarse de esta casa?

Miro a Gloria como tratando de dar respuesta a su pregunta, adelantándome al comentario de Sharpay.

Imito a Gloria y a Sharpay para buscar algún tipo de rama o piedra que pueda usar como arma en caso de necesitarla.

Me alegró mucho escuchar a Gloria rebatir mis ideas. Parece que mis palabras no sonaron a locura y necesitaba oír otro punto de vista. La escuché con atención. Traté de comparar la información que me daba y aquella con la que yo contaba. Recordé al famoso Arthur Bell, que estafó millones de dolares con su culto Mankind United.

Termino de escuchar a Gloria y comparto con ella mi opinión.

—Es cierto Gloria, muchas personas han intentado lucrarse con una secta. Pero igualmente lo han hecho otras fundaciones. En estos casos las sectas son simples tapaderas con la que ocultar una trama de estafas. Estas personas no están movidas por sus creencias. Inventan una historia con la que captar a víctimas potenciales para poder sacarles su dinero. Pero en muchos otros casos las sectas no están movidas por el dinero... —Recuerdo a Jim Jones y el suicidio colectivo en Jonestown. Recuerdo a Charles Manson y La Familia. Dirijo la mirada a todos mis compañeros—. Muchas veces los líderes son personas con algún tipo de psicosis, con un concepto muy particular del mundo y la religión. Suelen captar a personas con una identidad hipotecada o difusa. Personas que asumen valores y creencias de otras personas sin contrastarlos o, al menos, reflexionar sobre ellos —Recuerdo una gran proliferación de sociedades secretas, de cultos a los dioses—. Hay personas que, también movidas por una visión particular del mundo y la religión, llevan sus ideas y a sus adeptos al extremo, para así poder contactar con sus dioses particulares...

Aun así, Gloria lleva razón, hay que pensar en todas las posibilidades. Le hablo, aunque no puedo dejar de observar la sustancia que acabo de coger del dintel de la puerta.

—De todas formas pienso lo mismo que tú Gloria. Debemos tenerlo en cuenta, pero debemos mantener la mente abierta a cualquier posibilidad —La miro e intento sonreír, pero el olor y la textura de la sustancia que tengo entre los dedos me hiela la sangre...

Aquello que había en mis manos era sangre... Lo primero que pensé fue que alguien podría estar herido y haberse apoyado en la puerta tratando de llegar a la casa, pero... Mi mente salta de una idea a otra. Cultos. Contactar con dioses. Absorta entre mil pensamientos, Gloria me saca de mi ensoñación. La miro, creo que mi rostro sólo puede expresar miedo. Le respondo y, a duras penas, las palabras salen de mi interior.

—Me temo... que... que sí Gloria, es... es sangre... ¿Creéis que puede haber alguien herido en el interior? —Vuelvo a fijar la mirada en la sustancia... ¿Sangre en el dintel de la puerta? ¿Rituales?

No es desconocido que muchos biólogos, obsesionados por conocer la veracidad de los textos bíblicos, han elaborado multitud de hipótesis para tratar de explicar lo que estos textos nos cuentan. Por supuesto, no dejaron atrás las diez plagas de Egipto... Algunos piensan que la última plaga se debió al consumo de alimentos enmohecidos, debido al gran granizo de otra plaga anterior. Miro a mis compañeros, tratando de recobrar la compostura, pero la cara de Frank no me dice nada bueno. Lo miro atentamente y le pregunto.

—¿Frank? ¿Estas bien? ¿Qué coño...? - Antes de que pudiera terminar, Frank ya nos estaba alertando-. ¿Un animal dices? ¡No conozco a ninguno que suene de esa manera! - ¿Pero a qué coño se dedica esta gente?

Después de oír a Frank, mi pensamiento vuelve a remontarse a aquellas plagas... Parece que la idea de una secta cobra fuerza en mi mente. Al menos en su relación con los cultos, rituales y una perversión de ideas religiosas. Dirijo a todos la mirada y comparto lo que está rondando mi pensamiento.

—¿Alguien conoce la Pascua Hebrea? —Miro a Arnold y parece pensativo—. Supongo que Arnold la conoce —De nuevo les hablo a todos y les cuento lo poco que conozco—. En la décima y última plaga morirían todos los primogénitos en Egipto, fuesen humanos o animales. Dios ordenó a sus seguidores que llevasen a cabo un ritual con el que salvarse del exterminio —Pienso en lo que voy a decir y el vello se me eriza—. Cada familia debía usar una cabeza de cordero y untar las puertas con su sangre. De esta manera, Dios podía saber dónde vivían sus seguidores y así evitar su muerte.

Miro las casas a mi alrededor, tratando de comprobar si también hay señales en otras puertas. Intento recordar las puertas que hemos visto antes.

—¿Alguien recuerda haber visto sangre, o algo parecido, en alguna otra puerta? —Vuelvo a mirar a Arnold. Sé que él sabe mucho más de este tema—. ¿No es una gran casualidad, después de todo?

Escuchar a Gloria y a Sharpay me deja aun más intranquilo con todo lo que está pasando en este pueblo. 

—Si, un animal y por lo visto uno grande. Se parece a los sonidos cuando un animal intenta proteger su territorio, ruge o gruñe con fuerza para alejar la amenaza de su territorio. No se si nos ha visto o como dices, alguien está en el interior de la casa y está en peligro. Podría ser un niño de estos traviesos que se encontró con un animal salvaje?

—No tengo mucho conocimiento de las sectas o lo que dices de la Pascua Hebrea pero esto tiene mucha pinta a lo que dices. ¿La cabeza de cordero pueden ser sus máscaras? ¿A eso te refieres? —Miro a mis compañeras con cara de preocupación y espero las palabras del padre que casi seguro conoce del tema.

—No recuerdo que la anterior casa tuviese sangre, ni dentro ni fuera... —Aunque en este momento no estoy seguro de lo que he visto.