Partida Rol por web

Neonomicon

4. El sanatorio Haven

Cargando editor
23/01/2018, 16:49
Clive Ellis

El celador asintió y salió en busca del tal Clive Ellis.

Pasados unos instantes, al otro lado de la mampara apareció el celador con un joven de unos 20 años que traía un pequeño cuaderno y un lapicero en las manos. El celador pidió al muchacho que se sentara en la silla y que cogiera el teléfono y el muchacho obedeció sin dilación.

El joven abrió el cuaderno y escribió algo antes de volverlo a cerrar dejando el lapicero encima del cuaderno. Tenía el teléfono sujeto con la mano izquierda atento a las preguntas de los agentes.

Cargando editor
23/01/2018, 23:26
Carley Jalabert

—La Gran Venida —repetí las palabras de Zoey mientras esperábamos a Clive y me senté en mi sitio. Eché un vistazo al teléfono que teníamos, había varios así que supuse no habría problemas en poder utilizarlos a la vez.

Abrí el expediente y busqué la parte de Clive, a un lado estaba la foto de algunos cuerpos que había mutilado, horroroso. Saqué mi libreta y un bolígrafo, para apuntar cosas que nos dijera. Por la foto se adivinaba alguien formado quizá con una inteligencia por encima de la media, de un alto nivel educativo pues era librero.

Cuando llegó me fijé en su cuidado aspecto, era muy común que multitud de asesinos en serie se cuidaran incluso en exceso, era algún rasgo de psicopatía. Pero aquí parece que estábamos con otra cosa, adeptos de una secta.

—Hola —saludé con la mano desde el otro extremo del cristal, —soy la agente Carley Jalabert y estos son mis compañeros José Balmaceda y Zoey Williams... —guardé un instante silencio, —estamos aquí para hablar de ciertos crímenes que usted ha cometido —. (*)

Sin más dilación, aunque las preguntas fueran repetidas comencé. —Quizá alguna de las preguntas se las hayan hecho antes, pero necesitamos volveor a hacerlas —comenté para empezar. Me picaba un poco la curiosidad —¿Le gusta tomar notas? ¿Qué ha escrito? —pregunté a Clive.

—¿Conoce usted a Stephen Simmons o Arthur Cline? ¿Los vio anteriormente a su estancia aquí aunque no hablar con ellos? ¿Se reunió con ellos?... —lancé mi primera andanada.

—Estuvo aquí un compañero nuestro llamado Sax, ¿Qué le contó? —necesitaba saber si influyeron de alguna manera en él.

—Díganos, ¿Conoce a usted a Carcosa? ¿Por casualidad no lo visitaría en Zothique? —ahí empezaba a tratar temas serios.

Sin duda habría que preguntar por la Gran Venida pero lo dejé para Zoey, ella parece había leido algo sobre estos libros y estaría más puesta que yo... por ahora.

Notas de juego

(*) No sé exactamente cuantos ha confesado de los 13.

Cargando editor
23/01/2018, 23:35
Zoey Williams

Zoey ocupó una silla a un lado de Carley, dejando el otro lado para Balmaceda. Mientras esperaban a que el celador trajese al hombre, se dedicó a repasar sus notas y echar algunos vistazos al expediente que revisaba la agente, por encima de su brazo. 

Cuando la puerta al otro lado de la mampara se abrió, ella repasó la apariencia del asesino. Ese hombre era una pieza más en un puzzle que todavía no sabía cómo abordar y un cosquilleo familiar empezó a rebullir en su estómago, como siempre que se enfrentaba a una nueva psique. 

Mientras Carley empezaba a preguntar, ella se mantuvo en silencio, observando el rostro de Clive Ellis a la espera de cualquier gesto o reacción a las preguntas que pudiera resultar relevante. 

—Por favor, háblenos también de La Gran Venida —pidió cuando la agente terminó aquella primera tanda de preguntas. 

Después, esperó a que empezasen a llegar las respuestas, estudiando al hombre con una expresión neutra. Quería saber lo que decía, pero también lo que callaría, así que de nuevo eran sus gestos los que captaban su atención. El lenguaje gestual era más difícil de controlar que el verbal y en ocasiones aportaba mucha más información. 

Notas de juego

Si responde a nuestras preguntas estoy dispuesta a gastar Evaluar sinceridad o Psicología, no sé qué sería más adecuado. 

Cargando editor
23/01/2018, 23:52
José Balmaceda

José guardó silencio mientras sus compañeras hablaban, los sospechosos en general se abrían más fácilmente con ellas que con gente como él, aunque no pudo evitar torcer el gesto ante las preguntas tan directas de Carley.

Sacó su libreta para apuntar cualquier gesto que le viera. Normalmente a los asesinos se les pillaba por lo que callaban más que por lo que decían...

Cargando editor
25/01/2018, 14:20
Clive Ellis

La mirada de Clive Ellis era tranquila. La presencia de los agentes del FBI no pareció perturbar su rostro. Cuando la agente Jalabert se presentó el hombre levantó la mirada y saludo.

—Buenos días agentes —dijo afable.

Cuando Carley preguntó por la libreta el hombre la cogió.

—¿Esto? —señaló, y en ese momento Zoey pudo ver como se iluminaban sus ojos, casi parecía decirse que le alegraba que le hicieran esa pregunta1—, son mis relatos, ¿sabe? Son magnificos, ahora lo veo. Tengo algunos más en casa pero quisiera revisarlos, ahora entiendo lo pobres que son, pero a la luz de los nuevos acontecimientos, podría mejorarlos. ¿Mejorarlos, digo? ¡Podría convertirlos en memorables!

Entonces Jalabert preguntó por Simmons y Cline.

—Otro hombre vino hace unos días y me preguntó por ellos. No les conozco. ¿Debería? —el hombre parecía sincero, algo tímido pero parecía hablar con sinceridad a los agentes2—. Supongo que ese hombre es su compañero... no se presentó. Me preguntó por mis crímenes pero le dije que no eran tal cosa. Estoy convencido de que he mostrado una hermosa verdad a esas personas. He abierto una maravillosa puerta en su percepción. Ahora están preparadas para La Gran Venida.

Inmediatamente después Carley habló de Carcosa, del Zothique y el hombre bajó la vista y empezó a murmurar algo en un lenguaje desconocido.

—Ph´nglui mglw´nafh Nyarlatothep. Pfang Salem. Iä, Iä.

Zoey se dio cuenta que el muchacho no atendía a los agentes. Parecía haber entrado en un estado de catarsis donde se sentía cómodo.

Notas de juego

Aquí os dejo los datos que tenéis de Clive Ellis: Varón blanco, un muchacho de veinte años que trabajaba como dependiente en una vieja librería. Su cuñado encontró en su congelador (el de Clive) doce manos humanas amputadas, envueltas en paquetes individuales. Ellis confesó sin pudor seis de los crímenes.

[1] Uso de la habilidad psicología: no es necesario un gasto.

[2] Uso de la habilidad evaluar sinceridad: no es necesario un gasto.

Cargando editor
25/01/2018, 14:51
Zoey Williams

Los ojos de Zoey no habían dejado de escrutar al librero en ningún momento mientras la chica iba tomando nota mental de los detalles de sus pequeños gestos. Había algunas cosas interesantes en aquellas declaraciones y después las comentaría con sus compañeros, pero no delante de él. También quería hacerse con esa libreta para poder echar un vistazo a esos relatos. 

Sin embargo, cuando Clive dejó de responder a sus preguntas para empezar a murmurar esas extrañas palabras, la rubia buscó la mirada de sus compañeros de inmediato, con los ojos bien abiertos. ¿Era una de esas desconexiones de las que había hablado la doctora? Ella creyó que sí y no estaba segura de si había sido provocada por la palabra «Carcosa» o «Zotique», pero esa letanía le pareció parecida a la letra extraña de los Gatos de Ulthar. Todo parecía relacionarse de una manera que aún no era capaz de desenredar.

—Ha entrado en trance —les dijo, excitada por el giro repentino del interrogatorio—. ¿Creéis que los otros también lo habrán hecho a la vez?

Volvió a mirar al asesino. Sentía que sería inútil hablarle, pero aquella era una oportunidad única de probar los límites de esos trances y buscar el motivo de su catarsis, así que lo intentó igualmente. 

—¿Señor Ellis? —llamó con suavidad—. ¿Me oye?

Cargando editor
26/01/2018, 18:03
Carley Jalabert

Me volví a acomodar en la silla, por el rabillo del ojo vi que Balmaceda torcía el gesto aunque no entendí muy bien por qué, moví la cabeza como negando y escuché cuando decían tanto Zoey como Clive.

Tomé nota de interesarme por los relatos, de la sinceridad del asesino. En verdad no parecía el tipo de persona que podría realizar algo así, no conocía a los otros asesinos, de eso estaba segura.

Cuando comenzó a decir cosas extrañas, Zoey me miró le respondí igualmente con un gesto de extrañeza y un encogimiento de hombros, miré al celador —¿Cuánto dura esto? —le dije.

No sabía que responder a las preguntas de mi compañera —¿Podría alguien decirnos si están haciendo lo mismo? —pregunté al trabajador del psiquiátrico. Sin duda trataría de hablar con un antiguo compañero cuando la cosa se serenara.

—Se parece a lo que decían en Zothique, no recuerdo bien lo que decían, pero sí lo de “ya, ya” —me quedé pensativa —¿Quizá en alguno de los libros pueda haber un diccionario que nos indique qué significan estas palabras? —me lo anoté mentalmente para buscarlo, en Google había traducción de todo tipo. —¿Quién va a venir en la Gran Venida? —pregunté al absorto Clive.

Cargando editor
29/01/2018, 17:23
Director

El muchacho miró a ambas mujeres. Parecía lúcido y con la mirada enfocada en Zoey y Carley pero sus respuestas fueron todas en la misma línea.

El celador que acompañaba al hombre cogió un teléfono de su bolsillo e hizo una llamada. Al rato otro compañero suyo entró en la sala y entre ambos cogieron a Clive Ellis y lo invitaron a salir.

—No, los otros dos pacientes están tranquilos —dijo el celador un instante después de colgar su teléfono—. No se lo que dura esto... según la doctora a veces unos minutos y a veces horas.

Cargando editor
30/01/2018, 23:15
Carley Jalabert

Miré a mis compañeros, —creo que no nos va a dar mucha más información, al menos por el momento, si hace falta luego podemos volver a hablar con él —les comenté mientras no le quitaba ojo de encima a Clive.

Eché un vistazo al reloj —vamos a esperar cinco minutos, si no parece despertar de ese letargo —dirigí mi mirada hacia el celador —¿Podría ser tan amable de llevarnos hasta Stephen Simmons? —deliberadamente dejé en último lugar a Arthur Cline, el vagabundo. Sin duda creo que tendría más que contar que el estudiante.

Cargando editor
30/01/2018, 23:31
Zoey Williams

A Zoey le dio un poco de pena que se llevasen al asesino tan pronto. No creía que les fuera a resultar de utilidad en aquel estado, pero su curiosidad interna sentía ganas de estudiar el trance con más tiempo y detalle. Quizá podría pedir que le permitieran hacer prácticas allí cuando resolviesen el caso y con esa esperanza se contentó por el momento. 

—Sí que sonaba parecido —corroboró lo que había dicho Carley—. Y creo que el trance ha comenzado al mencionar a Carcosa y el Zotique. Quizá una de las dos sea una palabra clave que activa un estado hipnótico. —Anotó algo al respecto en su libreta y luego subió la mirada—. Veamos qué podemos sacar del siguiente. 

Cargando editor
30/01/2018, 23:44
José Balmaceda

La verdad es que José estaba bastante ausente en los interrogatorios. Prestaba atención internamente, pero no había participado. Únicamente había comprobado que Zoey había puesto a grabar con su teléfono la letanía del joven cuando entró en trance.

Estuvo a punto de interrumpir al celador cuando llamó para llevarse al prisionero, pero tenía razón, si aquello podía durar horas no tenía sentido que perdieran el tiempo y lo que decía durante el trance podían estudiarlo con más calma más tarde gracias a las grabaciones.

- Como bien decís, cada vez estoy más convencido de que es una secta y que los asesinos han estado sometidos a algún tipo de sugestión hipnótica. Quizá tengas razón y se active con el Zotique. ¿Sería factible que el grupo de música y los himnos que tocan sirvan de método de hipnosis masiva y luego Carcosa aproveche a los individuos más sugestionables para cometer estos brutales asesinatos?

Cargando editor
08/02/2018, 13:23
Stephen Simmons

Tras una nueva llamada y un poco de espera trajeron a la sala al pequeño Simmons. Era un joven, un niño más bien, que se mostraba contento. Apenas llegaba a tocar el suelo desde la silla donde le habían sentado.

Tarareaba alguna pieza músical, quizá algo clásico por el tono y pronto cogió el teléfono.

—Hola —dijo simplemente.
 

Cargando editor
10/02/2018, 01:45
Zoey Williams

Zoey había asentido a la pregunta de Balmaceda mientras esperaban a que trajesen al siguiente paciente. Lo que el hombre había dicho encajaba bastante con lo que ella estaba pensando. Ella misma había ido a varios seminarios sobre hipnosis y tenía algo de práctica con el tema, así que sabía con certeza que podía funcionar. Implantar un detonante era una herramienta típica entre hipnotistas. 

Se había quedado algo pensativa dándole vueltas a ese tema cuando vio entrar al muchacho. Era apenas un niño y su estómago se encogió al pensar en lo que había hecho, lo que seguramente le habían obligado a hacer. Tomó aire despacio y miró a Carley, esperando que la mujer tomase la iniciativa de nuevo. Sin embargo, de pronto cambió de opinión y fue ella la que estiró la mano para coger el teléfono. Quería probar un acercamiento más indirecto, hacer hablar al chaval. 

—Hola —le dijo, con una sonrisa amable en los labios—. Stephen, ¿verdad?

No esperó respuesta antes de seguir hablando.

—Yo soy Zoey y estos son mis compañeros, José y Carley. Verás, nos gustaría hacerte algunas preguntas. Pero antes... ¿Podrías explicarnos en tus palabras cómo has acabado aquí y por qué hiciste lo que hizo que te trajeran? Cualquier detalle que recuerdes podría ser de ayuda.

Amplió su sonrisa, intentando resultar tranquilizadora, como cuando hacía prácticas con pacientes, y le animó con la mirada a empezar a hablar mientras sus ojos no se apartaban de él, estudiando cada pequeño gesto que pudiera ser revelador.

Notas de juego

¿Psicología? ¿Psicoanálisis? ¿Consuelo? No sé, algo XD. 

Cargando editor
11/02/2018, 23:01
Carley Jalabert

Atendí a las explicaciones de Balmaceda, quizá por el momento fuera mejor no mentar a Zothique, no fuera a ser que entrara otra vez en trance, así que suspiré y tamborileé con los dedos mientras esperaba al próximo asesino.

Al oir los pasos por el pasillo dirigí mi mirada hacia la figura que se acarcaba, por más que había visto la foto en la ficha y sabía su edad me sorprendió relativamente la juventud del muchacho, tenía un aspecto sencillo, sin duda, si esto no era obra de arte de una secta sin duda se trataba de un verdadero psicópata.

Cuando Zoey me presentó realicé una inclinación de cabeza y me mantuve en silencio mientras mi compañera preguntaba. Estaba tomando una ruta distinta a la mia, quizá menos directa, la anterior no había funcionado así que me pareció una buena idea.

Traté de ganarme su confianza siguiendo la estrategia de mi compañera —No he reconocido la canción que tarareabas, ¿Qué era? —acompañé la pregunta de una de mis mejores sonrisas que había ahorrado hasta el momento.

Cargando editor
11/02/2018, 23:50
José Balmaceda

Al ver a sus compañeras asentir a sus palabras José supo que todos habían estado pensando lo mismo todo el rato. Aún así, parecía que habían llegado hasta ahí pero no mucho más allá.

En ese momento el muchacho, el niño entró en la habitación. A José le pareció increíble que esas manos fueran las ejecutoras de los actos que había visto en los expedientes. Y la cara también era una cara inocente, que sin embargo no parecía sentirse raro encerrado acusado de asesino o enloquecido.

Iba a coger el teléfono cuando Zoey se le adelantó, así que la dejó hacer. Volvió a dar un paso atrás en la penumbra y escuchó atentamente las palabras que llegaban del otro lado del cristal.

Cargando editor
20/02/2018, 16:52
Stephen Simmons

El muchacho miró a Zoey. La mirada parecía alegre y tranquila. Desde luego, si este muchacho había cometido los actos por los que se le acusaban y que, según la documentación, había confesado, no estaba atormentado por ello.

—Hola —contestó a Zoey asintiendo con la cabeza—. Pues... he ayudado a mi familia a ver lo invisible. Ellos no podían verlo con sus propios ojos y alguien tenía que ayudarles...

En ese momento el muchacho centró su atención en Carley.

—Es Mahler. ¿Te gusta Mahler? ¿Conoce la canción de los niños muertos? Hace tiempo que no lo escucho... quizá podrían traerme mi colección de CDs y mi reproductor... ¿lo harían?

Notas de juego

Cargando editor
20/02/2018, 17:03
Zoey Williams

Era fascinante cómo el muchacho respondía con esa naturalidad, como si en lugar de asesinar gente tan sólo hubiera pasado un rato charlando con ellos. Zoey apuntó un par de cosas rápido en la libreta mientras el chaval se dirigía a Carley y luego sonrió al volver a mirarlo a él. 

—Si nos ayudas podríamos hablar con tu doctora y pedirle permiso para traértelo —ofreció, a modo de zanahoria. Después siguió preguntando, con ese mismo tono cordial que invitaba a abrirse—. ¿Y tú sí que puedes ver lo invisible? ¿Cómo lo conseguiste?

Cargando editor
21/02/2018, 23:59
Carley Jalabert

—Lo siento, no conozco nada de Mahler —asentí a la sugerencia de Zoey de traerle los CD, podría ser interesante revisar su casa y ver qué tenía... Al igual que sería interesante revisar la casa de Clive Ellis... dudo que Arthur Cline tenga al que podamos visitar.

Mientras ella preguntaba busqué en YouTube la canción que Stephen dijo y acerqué mi móvil al teléfono —¿Esta? —ignoraba si la música podía causar algún efecto en él. —¿Te ayudó alguien a ver lo invisible? ¿Nos enseñarías? —ahora mismo no sabía ni qué estaba preguntando.

Cargando editor
22/02/2018, 00:08
José Balmaceda

Al escuchar la canción que Carley estaba mostrando al chico no pudo reprimir un escalofrío. Era terrorífico pensar cómo estaría amueblada la cabeza de ese chico si su música favorita era esa.

- Perdona mi ignorancia, ¿cómo pueden ver algo estando muertos?

Cargando editor
23/02/2018, 11:05
Director

—Eso sería genial —dijo abriendo los ojos ante la concesión de Zoey.

Escuchó la melodía que Carley le ponía en el auricular del teléfono y comenzó a tararearla.

—¡Qué bonito! ¿No creen? —preguntó mostrando una cara plena de felicidad—. Yo he despertado, Carcosa me ayudó —contestó a Zoey—, y he visto el camino... ¿Enseñarles? No, yo puedo ayudarles a iniciar el camino pero solo ustedes pueden despertar.

Se interrumpió tras la pregunta de Balmaceda.

—Oh no, no están muertos... han iniciado el viaje. Están descendiendo por el abismo...

De nuevo era asombrosa la naturalidad con la que el muchacho hablaba. De vez en cuanto tarareaba alguna canción y entonaba ciertos cantos en esa lengua extraña que los agentes habían oído alguna vez.