Partida Rol por web

La vida de un adolescente siempre era parecida. Hablaban y reían con la misma facilidad que lloraban y creaban una crisis de dimensiones mundiales; se robaban las mochilas y burlaban, y también corrían porque llegaban tarde.

Ni siquiera reparaban en vosotros, aunque os esquivaban, así que parecía evidente que estabais allí. Madam Gabor, por su parte, permanecía de pie, cerca de la pared, mientras os miraba. Sabía que tendrías preguntas, pero sobre todo, necesitaba acción por vuestra parte.

Freddy Krueger. ¿Qué sabíais de él? Era un asesino y os había estado dando la vara en vuestros sueños. ¿Pero quién era en realidad?

¿El instituto? ¿En serio? Miré a Sam y a la mujer confuso. Por las palabras de Sam y donde estábamos en aquel momento, mi madre no había muerto, pero todo encajaba en un punto. Un año.

Fuí a pasarme las manos por la cara, en busca de despejarme un poco antes de empezar a reaccionar y a preguntar y entonces lo vi. En  mi mano seguía aquel guante con sus largas y afiladas cuchillas. Lo miré entre extrañado y horrorizado y traté de quitármelo en silencio.

- Me dormí y desperté con él en la mano. - Dije en voz alta. No se nada más. - Solo que el tipo de la cara quemada que me persigue cuando duermo tienen uno igual. Que su obsesión es asustar y matar... - Añadí mientras seguía peleándome con aquel guante. - Pero no se nada de ese Freddy Krü... como se llame.

» Pero sí sé que tu padre me dijo que habías muerto hace un año Sam y parece que mi madre te dijo lo mismo acerca de mí. ¿Qué ocurrió hace un año? - Miré a la mujer que nos acompañaba. - ¿Y quién es ella?

Luego miré a nuestro alrededor. - ¿Y qué hacemos aquí? ¿Qué ha sido real y que no? ¿La clase con el profesor sustituto? ¿Mis... mis... mis palabras con Alex? - Pregunté apenado. De alguna manera sentí que había puesto mis esperanzas en ella y si aquello no había ocurrido nunca.

Pero si debió pasar. El guante era una prueba de ello... ¿o no? Mi madre aún vivía... o eso decía Sam, pero no estábamos en la comisaría y... era todo tan confuso. - Me temo que yo no tengo respuestas, solo dudas y más dudas. - Confesé al fin, apoyándome en la pared y deslizándome por ella, dejando caer mi cuerpo hacia el suelo, rinidéndome ante lo evidente: me estaba volviendo loco.

El instituto. Menudo tugurio al que hemos ido a parar.

No me malinterpretéis, allí era la reina avispa vestida de cuero y con mala leche, y, por fortuna o por desgracia, la gente siempre hacía lo que yo les pedía. Pero ahora... simplemente nos esquivaban, como si no me conocieran. Como si fuera "una mas".

En cualquier otro momento eso me habría jodido. Ahora estaba tan sorprendida como Ed de haber llegado allí de la forma en que pasó.

- Kruger-

Dije ese nombre cuando a Ed le falló el completar el nombre de ese monstruo.

- A mi me persigue igual. En mis sueños. Un hombre con la cara quemada y esas...- Señalé la mano de ED.-...cuchillas. - Suspiré pesadamente, asustada. Podía ser dura por fuera pero por dentro no dejaba de ser una chica a punto de salir del instituto.- Él fue el que me hizo esto.- Levanté mi camiseta, poco a poco, mirando a todos lados como queriendo evitar que me mirasen mas, dejando al descubierto las cuchilladas tapadas con unas gasas de mi abdomen.

Oir hablar a Ed me hizo torcer la mirada con un gesto de desaprobación, asqueada.

- ¿En serio, Ed?¿Te importa mas metérsela a Alex que el que se hayan muerto todos?- Le vi como se derrumbaba sobre la pared, dejándose caer como un fardo y apreté los dientes, casi arrepintiéndome de la borde que había sido con él.

-Joder.- Mascullé por lo bajo, quejándome de mi misma, y poniéndome en cuclillas al lado de él.- Lo siento,¿vale?.- Me quejé de una manera algo disconforme, solo por el hecho de habérselo dicho a él.- Pero...estoy acojonada Ed. Yo tampoco se que hacer y el problema es que me da miedo dormirme y que ese tio venga a por mi. La otra vez casi no lo cuento, tio.

Puse una mano en su hombro a la vez que miraba ala vieja.

- Ya puede decirnos lo que sepa de ese Kruger y como lo paramos porque... me da que nadie mas nos va a creer si decimos que un hombre del saco que aparece en nuestros sueños esta matando a la gente mientras duerme..- Señalé el guante de Ed en la mano.

El joven Ed estaba preocupado por el guante. Era normal. Cualquiera se sentiría igual que él y ciertamente, tenía motivos.

-El guante en sí mismo no es tan importante como su significado. Eso solo significa que estás más cerca de él de lo que deberías y que el tiempo es cada vez más escaso -le dijo Emma, aunque sabía que aquello no sería suficiente.

Freddy Krueger. Esa eran las palabras clave que debía resolver.

La chica, Samantha, habló de sus heridas y se las mostró. También lo había intentado con ella, aunque afortunadamente, sin conseguirlo.

-Freddy era un asesino, en efecto. Y murió hacia un año. Pero su poder en el mundo de los sueños es tan fuerte, que es capaz de atravesar la fina capa que rodea y protege la realidad y acabar con cualquiera que entre en él. Lo ha hecho ya con vuestros amigos, Gaspar, DeShawn y Delilah... y podría conseguirlo con vosotros. En cuanto a quién soy yo... simplemente conozco a Freddy y estoy intentando ayudaros.

Emma se dio cuenta entonces del nivel de confusión. Edward ya no era capaz de distinguir lo que era real de lo que no, lo que existía en su mente... y más allá de la vida. Así que acercó a él y agarró ambas manos, incluyendo la que tenía el guante de Krueger. 

-Todo es real... y todo es mentira a la vez. Pero solo hay una cosa que importa. Debes creer en ti, en tu salvación. Solo así podrás sobrevivir.

Entonces, tiró con suavidad del guante y éste se deslizó con facilidad fuera de la mano de Ed. Emma lo dejó caer... y el guante desapareció ante la mirada de todos.

-Estamos en el instituto porque esto es lo más real para vosotros, pero no lo único. Debemos aprovechar nuestra oportunidad. Freddy está en todas partes, pero nosotros tenemos una ventaja sobre él. Sabemos cuál es su punto débil. Su cuerpo. Debemos ir en busca de su cuerpo para destruirlo. Solo así conseguiremos que desaparezca para siempre.

Emma adoptó entonces un gesto más serio.

-Pero no será fácil. Freddy hará todo lo posible por confundirnos y crear ansiedad en cada uno de nosotros, para atraernos a su terreno. El miedo. No debemos tener miedo, porque esa es su verdadera arma. No las cuchillas, sino el terror que provoca en nosotros.

Miré a Sam cuando habló de Freddy. Sin duda era el mismo tipo con el que había soñado y quien me había hecho el corte en la cara, el mordisco del cuello y la fea herida del brazo. Y Sam se alzó la camiseta y volví a ver aquellas heridas en su vientre, las mismas que mostró sin querer en clase. Aquellas que pensé que le había hecho Dave y recordé lo que ocurrió en un segundo. Como corrí a calmarla y su empujón. Por eso me chocaba su actitud tan sociable en aquel momento.

Pero Sam, no la que conocí, sino la actual, no tardó en salir a relucir cuando menté a Alex. No pude evitar pensar en ella mientras me deslizaba por la pared hacia el suelo.  Era una criatura casi angelical. - Los polos opuestos se atraen. - Y las palabras de Sam me dolieron más que las heridas que me había causado Fred.

Simplemente la miré sin entender porqué se había puesto así. ¿Acaso no podía importarme alguien de verdad, tal y como me importó ella en su momento?

- No pasa nada. - Respondí a Sam. No tenía ganas de discutir y menos aún después de enterarme de esa manera que habían muerto tres de los chicos en manos de Freddy en sus sueños. - ¿O acaso fuí yo quien los mató? - Miré el guante, recordando lo que le hice a DeShaw con él antes de que desapareciese ante mis ojos.

Recordando como Freddy se sintió orgulloso de mí y me dijo que le llevaba dentro.

Yo era su aliado y Sam sería mi próxima víctima si dormíamos. La miré a los ojos, sintiendo como mi cuerpo comenzaba a temblar y mis ojos se humedecían. A ella no podía hacerla nada. Era una capulla y se portaba conmigo como una maldita zorra. Pero la miraba a los ojos y veía a la pequeña Sam que conocí de pequeño y miraba sus labios y aún seguía queriéndola como un tonto enamorado.

Y al sentir su mano sobre mi hombro me sentí culpable.

Miré el guante en mi mano mientras Sam le pedía a aquella mujer que nos hablase de Freddy pensando en que jamás lograría deshacerme de él. Ni del guante ni de Krueger. Me había entregado a aquel psicópata y no tenía salvación.

- E-era un sueño. - Dije tibuteante a la mujer cuando dijo que estaba más cerca de Freddy de lo que debería. - Un estúpido sueño... que se convirtió en una pesadilla y decidí tomar las riendas y jugar a ser el malo. ¿A quién iba a dañar en un maldito sueño? - Expliqué antes de que Sam preguntase que había hecho. - Se supone que los sueños son solo eso...

¿Hubiese cambiado algo que supiese que lo que hiciese en los sueños repercutiría en el mundo real?

Un asesino. Eso se podía deducir claramente por como actuaba... pero que hubiese muerto hacía un año y que nos acosase en sueños, era lo complicado de creer. Pero claro, yo tampoco era capaz de discernir bien lo que era real y lo que no. No sabía si aún dormía, si estaba despierto... solo podía guiarme por lo que sentía. La sensación de poder que me dio apuñalar a Gaspar en el abdomen, amputarle la mano a DeShawn... ver su sangre correr... El dolor por la muerte de mi madre, tenerla entre mis brazos sin vida... que me acusasen de su muerte. Lo que seguía sintiendo por Sam aunque me lo negase.

Y Alex.

Sentí como la mujer me sostenía ambas manos y la miré confuso a los ojos, pero sabiendo por lo que me guiaría en aquel momento. Mientras pudiese sentir, mi corazón sería mi guía y "mi pasajero oscuro" quien ejecutaría en mi nombre y en aquellos a quienes quería cuidar y proteger: Sam, Alex y yo mismo.

Y la mujer me liberó del guante y este se esfumó ante mis ojos, tal y como hizo Gaspar.

- No le temo. - Dije al fin. - No porque creí... da igual. - Mi ansia de asesinar algo más que animales en el bosque y creer que él era la representación de mi pasajero oscuro en mis sueños, quien podría enseñarme antes de hacer alguna locura en el mundo real me había llevado hasta aquel punto.- Él cree que estamos unidos... yo... cree el guante en mi sueño, copiando el suyo y... ataqué a DeShawn cortándole la mano con él. Freddy me animaba y quedó complacido con lo que hice... si sigue pensando que estoy de su lado...

Miré a Sam. - No sabía el daño que estaba haciendo, lo juro. Pero creo que debemos aprovechar eso. No quiero morir, no quiero que mueras. - Y no quiero que muera Alex, los demás me dan igual.

Y si aquello no salía bien, podría tratar de pactar con él. Inmunidad para ellas y yo le llevaría más adolescentes a quienes torturar y matar a sus sueños.

- Creo que deberíamos movernos ya. - Dije al fin levantándome del suelo, dispuesto a pelear por ellas.

Ed estaba dolido. Derrumbado mas bien.

Y no era para menos.

-¿Que?- fruncí el ceño cuando empezó a contar que...- ¿Tu los has matado?

Porque no me extrañaba. Ed era un tio de esos raros. De los que miran a través de tu ventana y al final de tu vida, siguen siendo mas raros. De esos que si un día entras en su casa, cuando son mayores, te encuentras que en el sótano hace taxidermia con los mapaches o juegan con trenecitos eléctricos poniéndose una gorra de ferroviario. De esos que, a no ser que cambie la cosa, acaban apareciendo en los periódicos como imitadores de Manson. (El asesino, no el cantante)

- ¿Asi que un puto sueño?!- Señalé mi costado, incluso se me fue la mano dándole un capón en la cabeza al merluzo.- ¿Crees que esto es un puto sueño? Incluso aunque lo fuera... ¿que cojones te pasa por la cabeza para matar a todos, Ed? - me levanté de su lado cabreada abriendo los ojos y llevándome las manos a la cabeza.- No me lo puedo creer...- decía para mi misma-...tengo a un psicopata en mis sueños y a otro como vecino... genial!

Hice un inspiración tan profunda para calmarme que un poco mas y dejo al instituto sin oxígeno. Intentaba creer a Ed. Sus palabras... ¿realmente estaba con Freddy?

-Pues si estáis tan unidos espero  que sepas cual es su próximo movimiento, porque ni loca me fio de ti, Ed. ¿Que garantía tengo que cuando me duerma no vas a venir a por mi?- Estaba realmente mosqueada, incluso mientras aquella vieja nos contaba lo del cuerpo de Freddy.

-¿Señora, tengo pinta de desenterradora? A lo mejor al mejor amigo del manostijeras le mola desenterrar huesos pero a mi no me hace gracia.-Y sin embargo se me ocurrió algo.- Vale. Como castigo, Ed, tu desentierras y yo llevo el fuego.- Mecheros tenía de sobra.- Es lo justo ¿no?, sobre todo después de matar a nuestros amigos.- Le tendí la mano para que se levantara del suelo. No teníamos mucho tiempo-

Me volví hacia la señora.

-¿Y usted como sabe todo esto, vieja?

Emma no tuvo tiempo de responder. En ese preciso momento, una figura se acercó a vosotros, se agachó y le dio un beso a Ed en la mejilla.

-Se te ha olvidado el desayuno, Ed, pero como me pillaba de paso, he venido a traértelo.

La madre de Ed sonreía mucho y se giró hacia Sam, mientras su cabello se movía por inercia, cayendo con naturalidad sobre sus hombros y creando la sensación de que una cortina se interponía entre ella y cualquier otra persona que estuviese a su lado. Pero también desprendía un aroma que evocaba un bosque en el que el rocío parecía cubrir cada hoja y los pájaros estaban a punto de aparecer.

-Sam, hacía mucho tiempo que no te veía. ¿Cómo te encuentras?

Después, centró su atención en Emma, que permanecía expectante.

-Usted debe ser una de sus profesoras, pero me temo que no la conozco. Soy Lisa Revok.

Lisa no dejaba de sonreír, para sorpresa de Ed y Sam, pero no tanto de Emma, que parecía observar la escena más con curiosidad que otra cosa.

Emma fue a responderle a Samantha, a pesar de su brusquedad e ignorando su tendencia a malhumorarse.

-Sé más de lo que me gustaría, Samantha, pero me temo que la respuesta a esa pregunta tendrá que esperar. Ahora...

No pudo terminar de hablar. Alguien se interpuso entre todos ellos.

La madre de Ed.

Emma la miró con curiosidad, esperando encontrar algo donde no lo había, o detectar la ausencia de aquello que esperaba ver. Sin embargo, era difícil actuar allí, en aquel lugar y rodeada de aquellos chavales, que emitían tantas emociones, con lo que sus propios sentidos parecían quedar completamente obstaculizados.

Cuando Lisa se presentó, la miró directamente a los ojos.

-Soy Emma. Llegué hace poco, así que es perfectamente comprensible que no me conozca, pero le aseguro... que lo hará -le dijo entonces, dándole la mano con cierta tensión.

- ¡Yo no he matado a nadie! - Exclamé en medio del pasillo. - ¡Así que deja tus mierdas de prejuicios conmigo de lado! ¡Era un puto sueño! - Que se convirtió en pesadilla cuando vi morir a mi madre de nuevo en él y aquel cabrón la decapitó ante mis ojos, lanzándome su cabeza a mis pies... pero era un sueño... ¿verdad?

Seguía en ese punto en el cual creía pero no quería creer. No porque todo sería real de verdad y, como decía Sam, posiblemente yo hubiese matado al maldito negro y al estúpido de don perfecto. - Y a penas tuve tiempo de disfrutar con ello.

Pero aquel capón dolió, dolió de verdad. Más que el golpe en sí lo que me hizo sentir al recibirlo. - ¿Acaso por follarte en sueños, soy un maldito violador, Sam? - Le pregunté cabreado y con los ojos llorosos. Si me tenía miedo por ser un psicópata, no lo demostraba, así que solo podía ser más violencia gratuíta de la suya.

Esa que me empezaba a cansar y a volverme peligroso.

- Que te quiero. - Pensé para mí cuando preguntó la garantía que tenía para fiarse de que no la haría nada. Pero tal y como me estaba tratando. Tal y como me trató aquel día de verano... - No, Ed, era tu amiga, ¿recuerdas? No lo hagas por esta estúpida, hazlo por Sam. Tú Sam.

No respondí a sus palabras. Empezaba a dudar y a pensar demasiado y eso no era bueno. No porque aplacaba lo que mi corazón me dictaba y dejaba pasar a otros sentimientos que solo pedían una cosa. Sangre.

Su sangre.

-Yo-no-he-matado-a-nadie. - Repetí a Sam. - Y no eran mis amigos. - Le dije con desprecio en mis palabras hacia ellos, mirándola en aquel momento como si la estuviese perdonando la vida.

Rechacé su "buen gesto" y me levanté por mi cuenta. Me había cabreado lo suficiente como para no querer nada de ella. - Recuerda a la pequeña Sam, Ed.

Y cuando la mujer comenzó a contarnos algo más, apareció quien menos esperaba. - ¡Madre! - Exclamé al verla. Mi rostro cambió por completo al verla viva frente a mí. Mis facciones se relajaron, mis ojos brillaron con intensidad y volví a sonreír.

Me importaba una mierda estar en medio del instituto y lo que se diría de aquello, pero me abracé a ella con fuerza. - ¡Estás bien! ¡Estás... - viva! - estupenda! - Le dije con una amplia sonrisa en mi rostro, sintiendo que mi corazón se ponía en paz consigo mismo y que todo volvía a la normalidad. Al menos a la normalidad que conocía.

Cogí el desayuno en mis manos. - Sí, las prisas... ya sabes... - Le indiqué pensando en que casi llego tarde a clase... así que aquella parte debía ser real, ¿verdad?

Y cuando se presentaron aquella mujer y mi madre, sentí algo de tensión por parte de la vieja. Era como si no se fiase... y eso me escamó, pero aquello debía ser real. Yo no había matado a mi madre, pero alguien si lo había hecho en la "otra realidad" que había vivido. De hecho Sam decía que mi madre vivía y que yo era el muerto...

Aquello debía ser real.

- ¿Qué me preparaste, madre? - La pregunté tratando de aliviar algo la tensión del momento y abrí el paquete para verlo yo mismo.

¿Acaso por follarte en sueños, soy un maldito violador, Sam? -

-Desde luego, Ed! Solo que te follaste a la Sam equivocada, porque yo te habría cortado la polla- repliqué ante su bravata.- Maldito salido...

No solo era un tío raro, si no que encima soñaba con follarme. A ver, cierto es que yo me follaría a mi misma si pudiera, pero en este caso, mas que un piropo era...como si tu primo pequeño te enseñara la picha. Daba un poco de repelús.

Estaba mosqueado, desde luego. No sabía si intentar aplacar su enfado o dejar que se le pasara por si mismo. En realidad no odiaba a Ed. Salvo por sus rarezas, nunca me había hecho mal. Quizá éramos de mundos distintos. O quizá simplemente era raro y punto. Lo único cierto era que estábamos juntos en esto.

Eso y que...

- Te lo dije.- Di un par de pasos junto a Ed. ¿No recordaba que esa misma mañana había estado en su casa hablando con ella? Estaba cerca de mi compañero que le mire de medio lado y le susurré mientras las dos mujeres hablaban.- No eres un asesino. Tu madre esta viva.- Pensé durante unos segundos.- Y puede que el resto también.

Mientras tanto, la vieja parecía estar molesta con Lisa. ¿La conocería de algo?

- Si bueno...- respondí intentando cortar esa tensión tan extraña mientras Ed se preocupaba de su desayuno.- ... la profesora Emma nos iba a resolver unas dudas sobre.. sobre.. historia moderna y.. y.. es que se me da tan mal la historia que Ed se ha ofrecido a ayudarme también, ¿sabe señora Revok?- Puse una mano sobre el brazo de Edward.-¿Verdad, compí? Tenemos prisa...

Aquella situación era... extraña.

Ed decía que su madre había muerto... pero estaba allí; que había matado a alguien en sueños... pero no estaba allí. Y además, en medio de todo aquello, Emma miraba a Lisa como si tuviese algo diferente en su mirada.

Pero no lo supo con seguridad hasta que no estrechó su mano. En ese momento, lo entendió. 

Detrás de su amplia y hermosa sonrisa había algo muy, muy inquietante, y completamente diferente a lo que le estaban diciendo sus ojos... y los de los demás.

-Esta no es tu madre, Ed. No lo es en absoluto -dijo finalmente Emma, sin apartar la vista de Lisa, ni siquiera para observar la reacción del joven -. Será mejor que os alejéis.

Lisa siguió agitando la mano de Emma y sonriendo, pero en aquel momento, su sonrisa parecía más artificial que nunca, e incluso más grande de lo normal, mucho más grande.

De hecho, su sonrisa empezó a extenderse más allá de lo que su rostro permitía, invadiendo sus mejillas y extendiéndose completamente.

Era como si de repente estuviese perdiendo el control sobre sí misma y transformándose en... ¿qué? No lo sabíais, pero a cada segundo que transcurría, Lisa, la madre de Ed, parecía ser menos ella misma.

El profesor acababa de terminar su clase, y había sido particularmente interesante, pero echaba de menos poder conectar con alumnos que verdaderamente estuviesen interesados. El día antes lo había conseguido con aquel joven, Edward, y esperaba seguir haciéndolo.

Y al girar en el pasillo, lo vio; a él, Samantha, una mujer mayor y otra joven, pero había algo inquietante en aquella escena. Por un momento pareció una reunión amable, pero rápidamente, se había transformado en algo lleno de tensión.

Preocupado, Critter se acercó al grupo.

-Hola, soy el profesor...

No pudo acabar la frase. La mujer joven sostenía la mano de la anciana y estaba sonriendo, pero su mandíbula parecía estar desencajándose y deformándose, ante el horror de todos.

-¿Q-qué ocurre? ¿Qué está sucediendo? -preguntó, ante la mirada sorprendida de Emma, que había desviado la vista hacia él al verle aparecer.

- Estúpida. - Refunfuñé por lo bajo. Sabía que me había pasado con lo del comentario por el sueño, pero ella ya se había columpiado antes y yo empezaba a ser alguien distinto. Al menos no la había dicho cuantas veces la había espiado desde mi cuarto y masturbado viéndola cambiarse de ropa desde la intimidad y seguridad de mi habitación.

Pero abrazar a mi madre, me devolvió la paz que necesitaba y todo volvió a la normalidad. Escuché a Sam susurrarme aquellas palabras y cuando me separé de ella, respondí a la rubia. - Ya dije que no lo soy, aunque en este maldito pueblo todos piensen lo contrario. - Susurré molesto por aquello y recordando el trato que me dio su padre, si es que fue real, cuando me acusó del asesinato de mi madre.

- Si hasta mi padre lo creía.

Teníamos... ¿prisa? ¡Dios! Sam hablaba de mi madre como si fuese el mismísimo diablo y hubiera que huir de él. ¿O acaso había algo que yo no era capaz de ver? Y entonces la mujer mayor, quien seguía sin saber quien demonios era, sentenció todo aquello con esas palabras. Miré a mi madre incrédulo.

- Madre, no las hagas caso... - Comencé a decirla y entonce vi como su rostro comenzaba a deformarse su rostro, con aquella sonrisa que comenzó a estirarse demasiado.

La voz del profesor Critter me sobresaltó a mi espalda. - N-no... no lo sé, p-profesor. P-pero... creo que d-deberíamos irnos.- Tartamudé por la impresión de ver a mi propia madre mutar así ante mis ojos. Mi corazón se agitaba con violencia en mi pecho y sentía que me ahogaba. - Es e-eso o d-dejar salir a yasabequien. - Le miré a los ojos.

Él me alentó a liberarle y sabía a que me refería y yo ya había experimentado la sensación de miedo, la cual se borró cuando pude sentir el poder que me daba liberar aquella otra parte de mí y ahora, volvía a pedirme salir para aplacar ese miedo que empezaba a apoderarse de mí de nuevo.

Torcí la boca en una mueca de tia rancia y agria cuando Ed le dijo a su madre que nos nos hiciera caso.

Joder, Ed, que tenemos que pirarnos y tu dándote achuchones con tu madre. Podía entender que la creyera muerta y estaba contento de que no fuera así, pero tanta mariconería hacía que se me pegasen las piernas al cuero de mis pantalones provocándome rozaduras.

Todo me parecía de lo mas chulo hasta que la madre de Ed empezó a transformase en ... no se.. algo, mientras sostenía la mano de la vieja.

- ¿Ed? -Empecé a retroceder paso a paso, mientras esa mujer deformaba su rostro de una manera extraña. Pregunté sin preguntar, pues sabía que tenía que irme de allí, y no hacía falta que la vieja lo dijera mas veces.

-Sueltala!- Dije desde mi posición viendo que eso la agarraba de la muñeca. Pero parecía que estaba pegada con pegamento.

Y entonces...

-AHhh!- Grité al chocar de espaldas con el profesor Critter.- Kruger!!!- Grité mientras alzaba el puño dispuesta a partirle la cara, debido al parecido con el jefe de los sueños malditos.- ¿C-critter?- rectifiqué justo antes de darle el puñetazo.

Lo vi claro. Teníamos que salir por patas. Me daba igual la vieja pero no me iba a quedar viendo como ... lo que fuera pasar...

- Usted se viene con nosotros!- Grité al profesor mientras lo agarraba de una manga, y a Edward de la otra- No puede ser coincidencia su parecido. Ed!!! Cojones, vámonos!!! Tira de la vieja y vámonos!

La situación todavía se volvió peor. La madre de Ed intentó soltar a Emma, pero esta no se lo permitió. Agarró su mano con las suyas y la retuvo, mientras continuaba riéndose descontroladamente, hasta que pareció que algo más estaba a punto de suceder. 

Su cuerpo se convulsionó varias veces, cada vez con más fuerza, y entonces su vientre pareció hincharse, como si algo o alguien estuviese empujando desde dentro. Lisa se levantó la camiseta y visteis las marcas de algo que parecía estar intentando salir, hasta que finalmente, un brazo atravesó su piel.

El brazo de Krueger, con sus cuchillas, abriéndose paso como si estuviese naciendo, creando un gigantesco agujero para a continuación retirar el resto del cuerpo de Lisa, el cual cayó hacia atrás, cual traje que se estuviese quitando.

-¡Vilmaaaaa! ¡Ya estoy en casaaaaa! -gritó, asomando la cabeza y saliendo de aquel "traje de Lisa", ante el estupor de todos y también múltiples chorros de sangre que os llenaron de arriba a abajo.

Emma se separó de Lisa / Freddy, dándole espacio, y os miró visiblemente preocupada y horrorizada.

-Deprisa, vámonos -os dijo, señalando hacia la puerta de salida, que estaba al final del pasillo.

Critter, por su parte, observaba la escena mudo de la impresión. No parecía comprender nada de lo que estaba sucediendo y finalmente, abrió la boca para gritar, mientras Sam tiraba de él. 

Para él resultaba completamente incomprensible lo que estaba viendo, pero lo era mucho más la certeza de que había algo de verdad en lo que Sam había dicho. No podía ser casualidad que se pareciesen tanto.

Pero algo pasó que me dejó allí paralizado y sin poder moverme.

La extraña deformidad del rostro de mi madre era asquerosa, pero mi cabeza podía soportarlo... poco más iba a poder aguantar realmente, pues ver como su cuerpo se convulsionó y su vientre comenzó a hincharse me hicieron quedarme mirando con horror.. - Ma-madre... no... otra vez... no... - Dije con dolor en mi voz y lágrimas en mis ojos, viendo que nuevamente algo malo la ocurriría frente a mí y era incapaz de evitarlo.

Y en ese momento mi madre se alzó la ropa, mostrándonos un vientre grande, donde algo se movía en su interior y las cuchillas saliron con fuerza hacia el exterior, rasgando su abdomen con violencia. - ¡NOOOOOOO! - Exclamé sientendo que perdía la cabeza por completo.

La sangre salpicó mi rostro y mi cuerpo, pero me daba igual. Mis ojos estaban fijos en los de Krueger, reflejando en ellos el dolor que acababa de causarme con aquella nueva muerte de mi madre. Era la tercera vez que la veía morir y la sufría todas con igual intensidad.

El dolor que sentía en mi pecho, el odio, eran más fuertes que el miedo que me pudise causar quel cabrón en aquel momento, básicamente porque era la rabia la que se apoderaba de mí. Y entonces lo sentí muy dentro, quería matar.

Necesitaba matar.

Era como si aquello lograse calmar aquel dolor y aquella ira. Fue lo que ocurrió con DeShawn. Cuando le ataqué con el guante, el dolor por la muerte de mi madre ante mis ojos se esfumó. Miré a Freddy y miré su guante para luego mirar mi mano vacía.

Y en ese momento sentí como alguien tiraba de mi manga y me alejaba casi arrastrándome de allí. Mis ojos seguía fijos en aquel cabrón mientras que por dentro me debatía conmigo mismo, que camino seguir.

Corro sin mirar hacia la puerta del final, donde la vieja nos dirige.

Y tiro tanto del profesor Critter como de Ed que aún piensa que es su madre. Más cuando oigo su vos se me eriza el vello de la nuca. Sé que es él. Es Fred. Ese asesino que ha acabado con todos mis amigos, por mucho que haya usado a Ed para hacerlo.

Por mi mente pasa la idea de que Ed, ene l fondo, se vuelva loco. ¿Lo haría? ¿Me mataría de saber que no es un sueño? Mas la duda persiste y pienso que esto no puede ser real. La gente no se mete dentro de la gente y mucho menos alguien como Fred, que está muerto y enterrado, vuelva a la vida real.

-¡Es un sueño...esto es un maldito sueño!!- Digo mientras corro y empujo la puerta del final del pasillo.

De una u otra manera, empujados o arrastrados, huyendo o simplemente siguiendo vuestro camino, ambos, Samantha y Edward, se fueron corriendo por el pasillo hasta lograr salir del instituto, seguidos por Emma, que caminaba mucho más tranquilamente.

Una vez fuera, el aire y el sol transmitieron la sensación de que todo era completamente normal. Los alumnos iban y venían, un par corrían porque llegaban tarde, y más allá, en la calle, los coches circulaban con completa normalidad.

Emma salió detrás de vosotros y os miró, preocupada, hasta que una figura apareció a vuestro lado.

-¿Se puede saber qué os pasa? Parece que hubierais visto a un fantasma.

Sandy os observaba con aire extrañado, quizás pensando que teníais peor cara de lo habitual o porque a lo mejor, sentía que por fin estabais haciendo el ridículo tal y como ella esperaba. En cualquiera de los dos casos, se había detenido delante de vosotros.

-¿Quién es la vieja? -os preguntó, al ver a Emma.

Mis piernas se mueven por inercia, mientras que Sam tira de mí, no dejo de mirar hacia atrás. - Madre. - Ya debería estar acostumbrado a ver esas imágenes tan horrorosas con ella como protagonista, pero seguía doliendo igualmente en mi pecho.

Al perderles de vista miré al frente y seguí los pasos de Sam y salimos al exterior del instituto. Pude oír el trinar de los gorriones cuando dejé de jadear tras la carrera. - ¿Dónde está Critter? - Pregunté cuando vi que la mujer salía caminando tan tranquila y el profesor no asomaba. - Tirabas de él, ¿verdad? - Pregunté a Sam desconcertado y miré hacia las puertas.

De pronto aquella voz sonó a mi espalda. Sandy. - Es nuestra expresión habitual al verte. Si nos prestaras más atención te hubieses dado cuenta antes. Pero estás más ocupada mirando a quien chupársela y creer ser el ombligo del mundo no te ayuda demasiado tampoco. - Miré a su alrededor.

- ¿No está Alex contigo? - Pregunté más preocupado que interesado o quizás era al contrario.

Y preguntó "por la vieja".

- No te importa, pero por no escucharte es... mi tía Emma. Vino a darme... a darnos una sorpresa a Sam y a mí. - Miré de nuevo hacia la puerta, esperando a que saliese el profesor. - Deberíamos irnos...