Partida Rol por web

5 de septiembre, 2018

17°

01:04 hs.

Antes de que Isidor abandone por completo la escena, se acerca al ductus y le da algunas indicaciones:

Debían llegar lo más antes posible a un hangar ubicado al este de la ciudad, ahí deberán llegar hasta el hangar Z donde les esperara un vuelo privado dispuesto para la tarea de trasladarlos a todos hasta esa particular ciudad, los pilotos pedirán boletos, por lo que deberán entregarles unos tickets especiales que fueron cedidos por el inquisidor, también les indica que en la ciudad habría un vehículo con uno de sus criados, dispuesto para llevarlos al refugio brindado por la organización.

Una vez terminada la reunión, cada uno se pusieron en marcha hasta el punto de encuentro.

Tal como dijo Isidor llegaron hasta el aeropuerto privado, donde no existía seguridad mínima visible, aunque claro…pobre de aquel infeliz que quiera entrar a husmear en los dominios de la Inquisición.

Había varios hangares, todos vacíos excepto el hangar Z, en el mismo reposaba un lujoso jet privado listo para ser abordado.

Los pilotos eran dos hombres jóvenes, no parecían cainitas ni ghoules, quizá eran simples hombres que aceptaron transportar a un grupo de personas desde Richmond hasta el otro lado del mundo a cambio de una suma exorbitante de dinero.

Ambos muchachos los miran fijamente y preparados para cualquier situación los saluda.

- Buenas noches, sus boletos por favor –

Una vez entregados aquellos papeles brindados por el inquisidor, los deja subir uno a uno al avión, un BAE 146.

A modo de rápida descripción del lugar iba más o menos así, cocina, asientos, zona oficinista, más asientos, zona de pilotaje, el baño se encontraba cerca de la cocina.

El avión era en exceso lujoso, habían mesas donde podían usarlas para posar pies o comida, también había una zona oficinista donde contaban con una mesa de mediana altura que separaba dos sillones, uno frente al otro. Los asientos en general eran más bien sofás increíblemente cómodos, había lamparillas y adornos florales, también una cocina más al fondo.

- En marcha – dice uno de los pilotos al verlos a todos ya ubicados y tras cerrar la puerta para recoger la escalera del avión –

Los motores comenzaron a funcionar y el avión tomo la pista, acelerando cada vez más rápido hasta que pudo levantar vuelo.

A pesar de no notarlo a simple vista, las ventanas contaban con filtro UV, por lo que, si se prolongaba el vuelo de mas, el astro rey no se convertiría en algún problema para los pasajeros.

Erebo, 7 de septiembre, 2018

-12°

05:12 hs.

Efectivamente, la llegada se retrasó de sobremanera, principalmente por algunas tormentas esparcidas sobre todo el terreno de Norteamérica justo en pleno vuelo, por lo que la turbulencia fue una constante durante todo el trayecto.

Pero finalmente, habían llegado.

Se notaba antes del aterrizaje que el ambiente general de aquella ciudad, cambiaba bruscamente con respecto a todo lo que estaban acostumbrados los vivos y los no muertos. Nubes espesas, nieve tan pesada que caía como si de trozos de roca se trataran, todo tipo de superficies en su mayoría cubiertas con un manto blanco y frío.

El avión llega hasta un hangar privado, donde pasa a cuidado del aeropuerto.

Las escaleras pasan a bajarse lentamente y sus atípicos pasajeros sienten los primeros atisbos de un verdadero Niflheim terrestre, un reino de hielo y oscuridad que solo podría ser descrito en baratos cuentos de terror.

Cerca al hangar, había un Nissan Titán, con un chofer esperándoles para movilizarlos dentro del hangar,

El Nissan se pone en marcha hacia la salida del aeropuerto, donde primeramente debían pasar por una oficina de chequeo y recién luego podrían abandonar el lugar.

Una vez cada maleta examinada por los scanners, los cuales eran manejados por unos guardias que no hacían otra cosa más que quejarse del frio, pudieron salir del predio a través de una ruta la cual ya estaba limpia de toda nieve.

Ya fuera del aeródromo, el Nissan manejado por lo que parecía ser un ghoul de Isidor, quien no había dicho palabra alguna durante todo el viaje.

Llegado un punto, se dispone a bajarlos a todos con sus equipajes y luego marcha hacia un destino desconocido, dejándolos a todos, tanto los cainitas como los seguidores de Cassei, frente a un inmueble bastante acogedor y alejado de todo.

Para nada parecía uno de esos arquetípicos lugares que tanto se describen en los relatos de terror, sin embargo, contaba con un aire místico que incomodaría a cualquier mortal que pase enfrente.

Era una casa amplia, con tres pisos aparentemente, lo suficientemente grande para acoger a todos.

Ya dentro pudieron notar que todo estaba bien cuidado, con un notorio estilo antiguo, muy típico de los vampiros estancados en los tiempos pasados.

Había suficientes habitaciones para cada uno, siendo el tercer piso el que contaba con los lugares especiales por así decirlo, es decir, una Biblioteca, dos capillas, una sala con armarios dispuestos para ser llenados con armas.

Tanto el laboratorio y la habitación con aisladores de sonidos para las torturas, estaban en el subsuelo, justo enfrente de un gran sótano que estaba listo para usarse como una pequeña sala de entrenamiento.

Para este viaje sabía que debía llevar el colgante, era la mejor manera de pasar inadvertida... Mejor acudir al lugar como una sencilla mujer mortal... 

Entregué mi boleto y el de mi criado Izan para subir al aparato aquel que iba a llevarnos por el aire... La verdad, aún no terminaba de acostumbrarme a todas aquellas cosas de metal... ¿Pájaros de metal que volaban? ¿Carros de metal sin caballos? Bueno, no podía negarse que los mortales nos habían facilitado la vida a los cainitas...

Al entrar no pude más que observar la ostentosidad del lugar, demasiado para mi... Aún así, imaginaba que el resto de la manada se sentiría cómoda... Y bueno, los cristales tintados eran cuanto menos, de agradecer... Miré a mi alrededor y busqué un asiento cómodo, alejado de las ventanas y con algún tipo de superficie que me permitiera leer un libro

- Si me necesitáis estaré leyendo un poco allí al fondo... 

Hastiada ya de tanta ida y venida agradecí la llegada al que se convertiría en nuestro refugio, al fin. Nada más entrar me puse a observar con detenimiento el lugar, así como a buscar unos aposentos oscuros, alejados y tranquilos y si podían estar cerca de la biblioteca, mejor que mejor... 

Cuando Izan dejó mis pertenencias en mis nuevos aposentos me dirigí a contemplar y supervisar los laboratorios, necesitaba un buen lugar en donde trabajar con los cadáveres... Además, había que preparar el rito para hacer de aquel lugar NUESTRo REFUGIO... 

Aurelio vestía su uniforme de la fundación para la difusión de la palabra. Una traje de Armani que estilizaba su figura esbelta, una corbata negra que contrastaba contra el púrpura oscuro de su camisa de seda y sus gafas de sol perennes que le conferían un aire ejecutivo. Un pinganillo colgaba de su oreja para hablar por el móvil con sus contactos en el periódico y las distintas empresas. 

Portaba una maleta de piel negra, donde guardaba un ordenador portátil. Cuando llegó al inmenso aeropuerto, entre el ir y venir de turistas y adolescentes ante la mirada indiferente de los operarios se internó en el lavabo. Invocó sus poderes en la sombra para trasportarse a una sombra del aeropuerto pasado los controles, con el gladius escondido en su pantalón, atado a la pernera y escondido por las sombras que caían a plomo por su pierna. Cuando salió del baño buscó el jet privado en la zona más apartada y subió manteniendo su elegancia y porte solemne habituales. No tenía ganas de dar explicaciones en los complejos controles de aduanas o exponerse a delatar su falta de alma humana que desvelaba su imagen ausente en los espejos y cámaras de seguridad.

Llegó al jet y presentó los papeles que le dio el sabbat. Subió y siguió discutiendo los términos del traslado de su sede, la fundación al tiempo que acababa de ultimar la llegada de los cabecillas de esta. Un empresario fascista y un exdelincuente de la hermandad aria que dirigía los nuevos miembros del ejercito de los últimos días con un carisma digno de el en su juventud. De hecho tenía muchos aspectos a destacar en un posible vástago condenado por el padre oscuro para recordar a los humanos el temor que le debían al señor.

Se sentó y esperó a llegar a la ciudad de la eterna noche. Sería un descanso alejarse del plateado recordatorio que suspendido en el cielo reflejaba la llama de Rafael. Una ciudad cubierta por las sombras, donde pronto deberían luchar contra los ejércitos del maligno y devolver a los hombres al redil.

...

Cuando llegaron a su nuevo hogar Aurelio asintió complacido. Era adecuado, la decoración elegante y sencilla, el mobiliario tallado, los colores cálidos. Y las medidas mínimas para defender un bastión del sabbat en la ciudad. Observó con una sonrisa torcida como la bruja se acurrucaba en una esquina con un polvoriento incunable con bocetos aberrantes y oscuro esoterismo. Asintió y comprobó que todo estuviera en orden.

Kasius comprueba que las defensas sean adecuadas y haz un rastreo preliminar de los alrededores, busca puntos flacos y puntos defendibles.. estoy pensando en disponer algun lanzallamas para defendernos de un posible ataque, lo dejo en tus manos.

Akissi mira que todo en la sala de entrenamiento esté adecuado y comprueba la sala de armas. Haz una lista de lo que podamos necesitar para enfrentarnos a todo tipo de amenazas... mortales y sobrenaturales.

Edwin, cuando te instales dependemos de tus contactos para mantener esto armado y listo. Necesitaremos armas, explosivos, lanzallamas, armaduras de keblar y vehiculos blindados. Todo lo que puedas conseguir será una ayuda incalculable para poner esto en pie.

Saca un pesado volumen de la biblia en latín, encuadernada en cuero y una pesada cruz de oro de sus maletas.

Yo voy a consagrar la capilla de esta casa a nuestro señor. Luego empezaré a mover la fundación para la propagación de la palabra y mis intereses empresariales en la ciudad. Si alguien mas quiere mover recursos en erebo podemos hacer una reunión para aunar esfuerzos. Y Melanchta

Dice al tiempo que se asoma al salón tratando de llamar la atención de la antigua vampira.- Comprueba que los libros esten en buenas condiciones.. es posible que tengamos que consultar sobre rituales de protección o seres sobrenaturales. Luego le echaré un vistazo a los tratados sobre demonología, el maleus maleficarum y los diarios del inquisidor Jose Francisco de Garañón.

Bueno hermanos... bienvenidos a nuestro nuevo hogar.

Completa ya la vaulderie y con nuestros objetivos claros, comenzamos a finalizar los preparativos para salir de Richmond. A sabiendas que iríamos a Erebo y que los pormenores del viaje podían llegar a complicar innecesariamente algunas cosas, había decidido facilitarme la ida y mandar aparte un paquete para que estuviese listo y me esperase en nuestro refugio.

Siguiendo las instrucciones del Inquisidor, me dirigí aprisa hacia el lugar en el que tomaríamos el vuelo y sin demorarme entregué el ticket a los hombres que nos aguardaban. En ese momento no pude evitar echar un vistazo a ambos, quizás esperando entrever si eran ghouls o no, pero finalmente desistí más por desinterés que otra cosa; mientras nos llevaran a nuestro destino, poco importaba.

Me senté en uno de los asientos, relajada, y no pude evitar cerrar la ventana como si de un acto reflejo se tratase. Sabía que el avión estaría preparado, pero eso no evitaba mi natural necesidad de tomar precauciones. Mientras me relajaba en uno de los mullidos sillones me quité la campera corta de cuero negro y la dejé a un lado, extendiendo luego ambas piernas y pasando la mano por mis jeans de un azul oscuro y gastado, sacando algunas pelusas que se habían pegado. Aprovechando la comodidad que nos brindaba el jet, poco tardé en quitarme las botas -cortas, negras y con hebilla- que llevaba puestas, y puse de inmediato la planta de ambos pies en el suelo, algo que me agradaba hacer de vez en cuando. De a ratos mi vista se perdía en la oscuridad del cielo nocturno o se centraba en las luces de las tormentas lejanas, hasta que finalmente me dejé caer en la interacción con mis compañeros o vencer por el cansancio.

La llegada al refugio resultaba cuando menos agradable. No era quizás lo que esperaba, pero parecía suficientemente grande y acogedora como para permitir a la manada el movernos adecuadamente. No pasó mucho tiempo antes que comenzara a revisar las habitaciones y buscar el paquete que había enviado, para de ese modo ir acomodándome. Sin embargo, las palabras de Aurelio llamaron mi atención de inmediato y ante éstas asentí sonriente.

- Incluso sin ver aún las cosas, apuesto a que necesitaremos algunos elementos especiales. Probablemente sea útil algo de munición, unas balas huecas rellenas quizás de polvo de plata y oro para lidiar con los cambiaformas; del mismo modo el polvo de plata y las pastillas de oro podrían permitirnos hacer empastes para cubrir los filos de las armas corto-punzantes, que son el tipo de armas con las que tengo pericia- comenté con seriedad mientras me ayudaba de mis dedos para enumerar-. Sobre otros sobrenaturales... los magos y demonios chillan igual que un humano al sentir una bala común y corriente, aunque los segundos tienden a ser igual de resistentes, y vulnerables, que nosotros en cuanto a las armas una vez muestran su verdadera cara- agregué pensativa, haciendo una pausa y luego volviendo a hablar-. Iré a ver con qué contamos, tal vez haga falta algo de protección corporal ligera para protegernos y no complicar nuestro movimiento. Como mencioné en Richmond, el llamado del Inquisidor me tiene cuanto menos intranquila sobre lo que puede estar pasando aquí. Con permiso- concluí girándome y yendo en dirección a las escaleras para subir al tercer piso.

Tras un incómodo vuelo, por fin estamos en nuestro nuevo refugio que parece perfecto para la ocasión. Aurelio me recuerda que seguimos necesitando armas.
-Enseguida me pongo con ello, hermano- respondí, y después en voz más alta para que todos pudieran oírme -Si alguien necesita algo concreto, decídmelo e intentaré conseguirlo-

Después me dirigí a buscar mi habitación para refrescarme un poco antes de salir.

El viaje hasta el nuevo refugio no sería muy complicado gracias a la cantidad de recursos que se estaban moviendo para ello, una vez en el avión Kasius se dedico a leer un poco revistas de armas y buscar un poco de información en Internet acerca de lo que podía haber disponible en Erebo, investigo un poco acerca de su historia pues esta decía mucho a veces en pocas líneas para quien bien sabía buscar.

Luego de ello al llegar al refugio las instrucciones fueron claras, se debía buscar los puntos más vulnerables para armar defensas sólidas que impidan el paso de visitantes no esperados. Lo primero sería obviamente cámaras con sensores de movimiento, solo había que empezar a buscar donde instalarlas, lo demás ya llegaría a la mente en el camino, por lo pronto se hará la inspección de rutina.

Enseguida dijo tras escuchar a Aurelio, luego giro su rostro hasta Elwind al escuchar que este ofrecía su ayuda y dijo, hermano creo que investigar precios de buenas cámaras de vigilancia y sensores de movimiento será oportuno, si puede adelantar eso me ayudarías un poco, Voy a lo mío, si alguien me necesita estare por los alrededores.

A Kasius nbo le gustaba mucho perder su tiempo, sabía lo que debía hacer y se ocuparía de ello rápido y lo mejor posible.

Levanté la cabeza cuando Aurelio habló

- Si, les echaré un ojo a ver si hay algo interesante... Al mismo tiempo, voy a ver si consigo cuerpos e ingredientes para comenzar con las defensas arcanas del refugio... ¿Cuántos cadáveres necesitaré? Cuanto más frescos mejor... Bien, servirán las presas recientes...

Claramente hablaba en alto para sí mientras subía hacia la biblioteca a ojear los libros. 

7 de septiembre, 2018

-12°

05:42 hs.

Rápidamente todos se acomodaron en el lugar, cada uno pudo visitar los respectivos recovecos del refugio y pudieron acordar algo: era un buen refugio.

Al menos lo que a infraestructura se trataba, en la parte exterior quizá las defensas podrían ser ampliamente mejorables, cosa que Kasius pudo notar enseguida ya que no había muralla alguna ni siquiera una verja simple.

Akissi llego a lo que parecía ser una recamara enfocada para guardar armamento, con los huecos vacíos a ser llenados con todo tipo de armas, por lo que el lugar estaba dispuesto mas no era así con el armamento.

Las capillas estaban en la parte más superior del edificio, una al lado de la otra, aunque también carecía de imágenes, por lo que nuevamente los nuevos habitantes deberán llenarla con lo que deseen.

La Bruja Muerta revisa los libros, varios eran nuevos, otros no tanto, algunos expelían ese agradable aroma a paginas sin hojear, aunque en la parte antigua era donde estaba la verdadera crema de todo aquello, ya que se podían notar anotaciones sobre todo tipo de rituales que podrían ser útiles a los cainitas.

11:12 hs.

Pasaron las horas, por lo que todos pudieron revisar con mayor análisis todos los aspectos de aquel refugio, aunque de repente tuvieron que detener sus actividades ya que un todoterreno se acerca a la propiedad, estacionando a unos cuantos metros de la entrada.

Del rodado bajan tres individuos, dos de ellos reconocibles por la reunión en Richmond: Isidor el inquisidor y Markus el vampiro gigante, quien hacia una completa contrapartida a otra criatura, una niña, una con una paleta la cual relamía con mucho gusto.

Kasius fue el primero en notar a los nuevos invitados, por lo que los acompaño hasta entrar a la propiedad.

Isidor espera que todos se reúnan en la sala mientras se va sacando su pesada gabardina, Markus iba con un tapado de lana y la niña con un vestido gótico negro y un collar de tela pegado al cuello.

- Buenos días – saludara el Inquisidor una vez que todos lo hayan recibido – espero que les agrade el lugar, la inquisición tuvo que realizar verdaderos malabares para acceder a la propiedad, ante el inminente crecimiento de la ciudad, me temo que los inmuebles han duplicado su burocracia y cuadruplicado sus precios –

Tenía su rostro pétreo, con la comisura de la boca siempre hacia abajo, como si constantemente percibiera un mal olor que evitaba respirar, Markus hacia lo que un guardaespaldas suele hacer: quedarse en la sombra de su protegido y no diciendo nada.

La niña por su parte recorrió el lugar, con una sonrisa inocente mientras miraba todo.

- ¿Los demás aún no han llegado? – pregunta la pequeña mientras caminaba tranquilamente –

Esta pequeña dama fue la única que no fue visible en Richmond, pero al parecer era un miembro importante en el Sabbat para ir a sus anchas mientras Isidor no le decía nada.

- Por cierto, esta es nuestra excelsa señora Barbora Pelagiya – Isidor presenta a la pequeña quien seguía lamiendo su gran paleta escarlata –

- Llámenme Señora Barb – dice con una gran sonrisa – ¿Isidor, acaso Stein y el ductus de la manada regional no debían estar ya aquí? – pregunta tajante –

- Pues…si, Markus, intenta contactarlos – le ordena al soldado quien saca un telefono y comienza a marcar -

Mis ojos recorrieron cada rincón del cuarto que había sido preparado para servir de almacén de armamento y equipo. Sin duda la casa había sido preparada de un modo excelente, aunque me lamentaba al ver los espacios vacíos y sin ningún tipo de armas que los llenaran.

Mientras visitaba los pisos superiores, no pude dejar de pasar por las capillas que habían sido dispuestas también en la casa, vírgenes, sin ningún tipo de iconografía que permitiese distinguir quién o qué era objeto de adoración. "La primera vez que probé el amor de un dios sentí el desgarrador alzarse de canción y fuego, juré ese día que acariciaría la carne", me dije mientras caminaba por una de las capillas y una sonrisa comenzaba a formarse en mi rostro. Me detuve una vez dejó de existir espacio que caminar, y en el que debería ser el lugar de oratoria o sermón me giré para ver hacia la entrada. "Conocí a un hombre roto... y me sorprendí, pues no tenía signos de divinidad sino que vagaba en el polvo como una bestia inferior. Tenía las marcas de Adán, tenía la palidez de Eva, tenía las cicatrices de Aquel en lo Alto. Y lloró, pues todo eso lo había perdido", pensé con semblante triste, cerrando mis ojos unos instantes antes de comenzar a dirigir mis pasos hacia las plantas bajas.

Antes de continuar hacia abajo, me detuve en el que sería mi cuarto para revisar el paquete que había despachado en Richmond. Allí estaba aquella que durante siglos estuvo a mi lado, mi amiga, mi compañera. Con los dedos recorrí el filo de la hoja para ver que estuviese adecuadamente afilada y sonreí complacida al apretar nuevamente la empuñadura. Luego la guardé junto al resto de mis cosas y continúe mi camino en busca de Aurelio.

- Ductus, he revisado el piso superior y constatado la inexistencia de armas en nuestro depósito- expresé inicialmente a Aurelio apenas le encontré-. Necesitaremos servirnos de los contactos del Hermano Eldwin para adquirir las armas y protecciones necesarias; mientras tanto, intentaré contactar con quienes puedan conseguirnos rápidamente los objetos especiales de que hice mención antes, aquellos que nos permitirán enfrentarnos en mejores condiciones con otros... seres. Respecto a la sala, veré las condiciones en las que se encuentra y cuántos adeptos permitirá instruir por vez. No sé cuántos seguidores pensaba iniciar, pero aconsejaría manejar pequeños grupos para evitar llamar la atención- comenté y finalmente agregué-. Seguiré con ello y me retiraré a la biblioteca posteriormente, si es que se me necesita para algún otro menester.

Habiéndome dirigido inicialmente al sótano para ver el estado del lugar, las restantes horas las alterné entre mi habitación y la biblioteca, observando en esta última los volúmenes con los que contábamos y ojeando algún que otro libro para entretenerme un poco. Sin embargo, la llegada de un vehículo a la casa llamó tanto mi atención como la del resto, por lo que me encaminé de inmediato hacia la entrada de la mansión.

La presencia, nuevamente, del Inquisidor volvió a picar mi curiosidad, principalmente por los enemigos que podían estar esperándonos en este lugar, y la aparición de la niña también hizo lo suyo aunque inicialmente no le hiciere caso. Sin embargo, ante el tratamiento brindado a la pequeña mis ojos comenzaron a abrirse y la preocupación tiñó mi rostro hasta el punto en que se me hizo difícil ocultarlo. "¿Qué diablos sucede en Erebo? ¿Qué dificultad o enemigo obliga a hacerse presente a alguien como ella en esta ciudad? Necesito saber qué sucede aquí, necesito algunas respuestas", pensaba a la vez que asentía a los recién llegados a modo de saludo y miraba a los presentes aguardando que Aurelio llevara la voz de nuestra manada frente a los invitados.

Kasius se dedico tranquilamente a dar una vuelta a todo el refugio buscando puntos flanco y gritas que deban reforzarse a la hora de un ataque, era evidente que si bien el refugio estaba perfectamente acondicionado para ser habitado ello no significaba que fuera seguro, no al menos para los miembros de la manada, debíamos poder ser capaces de percibir las amenazas antes de que estas nos alcanzarán.

Los sensores de movimiento serían indispensables en las inmediaciones al igual que cámaras nocturnas, pero eso era en cuanto a el área tecnológica, también se podían utilizar animales como vigilancia adicional, algunos que pudieran emitir sonidos de alerta de que alguna amenaza se acercaba, todo esto fue pensado por Kasius durante su recorrido

Después de tomar en cuenta todos sus parámetros defensivos se acerco hasta donde Aurelio y le dijo, Necesitamos enrejar e refugio, colocar sensores de movimiento y cámaras de vigilancia, creo que Eldwin puede ayudar con eso, yo por otro lado adicionare una defensa particulares que puedan servirnos de alerta, no soy bueno con la tecnología pero hay otros métodos que conozco que pueden servirnos y muy bien, iré a vigilar, estaré en la entrada.

Sin dejar pasar mucho tiempo Kasius vio a lo lejos un vehículo que se acercaba, pocas personas sabían que estaban allí por lo que no se alarmo mucho, tras estacionarse vio salir 2 rostros que eran familiares y un tercero no conocido de una niña, hizo una reverencia a los mismos y los acompaño hasta la sala del nuevo refugio esperando sus palabras.

Una vez allí se entero de quien se trataba, la chica al parecer era de una posición superior a la de Isidor pues nunca llamo su atención y más bien se dejaba que esta recorriera a sus anchas, también le rendía cuentas , no era necesario ser un genio para saber quien estaba al mando.

Aurelio ascendió por los escalones de madera de la vieja mansión hasta la capilla que había solicitado para consagrarla a Dios todopoderoso. Sacó su túnica y la dispuso sobre su cuerpo. Con calma, casi con reverencia tomó el crucifijo y lo situó encima del altar. La sala era pequeña, de madera con apenas cuatro bancos frente al altar. Con ritmo ritual, empezó a encender las velas de los candelabros situados en las cuatro esquinas. Las sombras comenzaron a bailar al son de las llamas, llenando aquel espacio sagrado.

Se situó frente al altar de nuevo y sacó un cáliz, tomó su rosario y dispuso un mantel de brocado negro. Se arrodilló y lo besó con reverencia, besó la cruz y besó el rosario consagrándo la capilla a la senda de la noche, y al padre omnipotente..

El Señor es mi pastor, nada me falta. En prados de hierba fresca me hace reposar, me conduce junto a fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. Me guía por el camino justo, haciendo honor a su Nombre. Aunque pase por un valle tenebroso, ningún mal temeré, porque Tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me dan seguridad. Me preparas un banquete en frente de mis enemigos, perfumas con ungüento mi cabeza y mi copa rebosa. Tu amor y tu bondad me acompañan todos los días de mi vida; y habitaré en la casa del Señor por años sin término.

Cuando acabó su oración la voz de Akissi llamó su atención.Asintió en silencio, observándola con sus ojos negros como pozos sin alma.

Confio plenamente en ti. Tomaremos las precauciones necesarias.

Se alejó la eterna guerrera de obsidiana, la mejor espada de la manda, el depredador más letal. Los pasos la siguieron apenas perceptibles, y Aurelio prosiguió reflexionando mentalemente sobre todo cuanto debía ser hecho en su fortaleza. Salió de la capilla y llamó por telefono a sus contactos en la ciudad.

- Buenas noches, soy Aurelio Rodriguez esta noche acabamos de llegar a la ciudad. Cuando el Padre Jhonas esté disponible decidle que llame a la fundación para la propagación de la palabra. - Asintió ante la contestación de la diócesis y colgó. Seguidamente tecleó varios mensajes en su pantalla, el reflejo ausente de su alma le recordó que era un siervo del señor, un ángel caído. Comprobó las obras de reforma de la nueva sede, dejó varios mensajes a los pastores de las principales parroquias de la ciudad y comprobó el estado de sus cabecillas citándolos dentro de unos días en la fundación.

Entonces el ruido de la puerta al abrirse llamó su atención. Se desplazó hasta las escaleras desde las que pudo contemplar la curiosa escena. los inquisidores del sabbat habían llegado, con un alto dignatario entre sus filas. Con solemnidad bajó observando al resto de sus hermanos que se reunían en la sala. Kasius entró por la puerta con aire serio, Akassi bajó de la biblioteca con rapidez. Pronto Melanchta y Edwin harían acto de presencia.

- Buenas noches, sed bienvenidos al refugio de los Arcanistas. - Dijo con voz profunda y ausente de emociones.- Muy reverendo señor Isidor, si le parece oportuno podrá ponernos en conocimiento de todo lo necesario para nuestra misión, así como la identidad de su excelsa acompañante cuando lleguen el resto de los hermanos.

A su vez ladeó ligeramente la cabeza en dirección a la niña.

- Es un honor conocerla, soy Aurelio Rodriguez de Navarra, chiquillo de Ambrosio Luis Monçada, siervo de nuestro señor. Nunca había tenido el placer de estar ante la presencia de un alto dignatario de la inquisición del sabbat.

Tras repasar los libros y ordenarlos en base a su interés ocultista me dispuse a calcular las defensas esotéricas del lugar... Iba a necesitar varios cadáveres así pues debía comunicar a mi manada que me trajeran los cadáveres de las bolsas de zumo de las que se alimentaran... Si queríamos hacernos con una buena guardia muerta íbamos a necesitar más de un cuerpo... Además, debía consagrar con sangre la tierra para enterrar en ella a los cadáveres y poder convocarlos cuando fuera necesario... 

Mientras cavilaba sobre los cuerpos que necesitaría escuché al vehículo llegar y la puerta abrirse.

Baje por las escaleras un tiempo después de que Aurelio bajara.

Realicé una reverencia a cada uno de los presentes, aunque fue mayor para la cainita de rostro juvenil... Era de aquellas cuyo aspecto escondía una auténtica depredadora y líder... 

En aquel lugar no necesitaba mostrar ninguna apariencia mortal así que bajé con mi máscara de marfil habitual.

- Un placer recibir su visita, mis señores, Mi Señora... Soy Melanctha, discípula de Lazarus...

Markus intenta varias veces contactar con el Padre Stein, sin embargo, su cabeza no hace más que un ademan negativo ante sus intentos fallidos.

- ¿Crees que les haya pasado algo? – dice la pequeña madame quien había sonreído tiernamente ante los saludos de cada uno de los presentes.

- No lo sé, pero tampoco es conveniente mandar a nuestra gente en una búsqueda del refugio ajeno, sin mencionar que no conocemos realmente la zona – respondió Isidor –

- Tu, - la niña señala a Eldwin – sal a buscar al refugio ese e infórmanos cuando lo encuentres – su voz era una mezcla extraña entre tajante e inocente –

El hermano Eldwin se vio sorprendido por la nueva orden de esa pequeña, quizá incluso quiso protestar, pero ante la mirada juzgante del inquisidor, solo dio media vuelta y salio por la puerta mientras pequeños copos de nieve lograron invadir la casa.

- Acompáñalo – dijo Isidor a Markus, quien sin rechistar sale también del inmobiliario –

Largo fue el tiempo y pesado el silencio que se asentó en el lugar, la paleta de Barbora se había reducido notablemente y algunos trozos se habían roto gracias a sus afilados colmillos.

- Me aburro – acoto la pequeña – Isidor, mejor que hables con los chicos sobre la ciudad y esas estupideces, que sino tendré que diabolizar a alguien para pasar el rato –

- Oh, esta bien excelsa, - el inquisidor parecia haber entrado en un apuro puesto que rapidamente comenzo a hablar para comenzar lo que parecia ser uno de esos tipicos cuentos de ancianos – en un principio, esta ciudad era conocida como Wales y era una zona rica en manadas garous, aunque se sabe que los vikingos llegaron a América por el estrecho de Davis, se cree que fueron grupos efímeros que poco pudieron hacer en el lugar, sin embargo, en el lado oculto de la historia, lo certero es que varias manadas de la pulgosos nórdicos, llegaron al lugar y a pesar de varias disputas con los locales, decidieron asentarse en sus bosques -

Se sacude un poco las manos y continua.

- Las tierras, por mucho tiempo perteneció a un grupo de no más de quinientos habitantes, sin embargo una pandemia los extermino por completo, por lo que, por casi treinta años, el lugar se mantuvo a salvo, hasta que llego Hans Lichman que no hizo otra cosa más que triplicar su inversión al descubrir que el lugar contaba con varios recursos naturales, entre ellos oro, petróleo, cobalto, entre otras…paso el tiempo y otro hombre, uno más codicioso y malévolo, conocido como Heliodoro Baker, hijo de un capataz de plantaciones en Cuba, llego a Erebo con todo el dinero de su herencia para comprar un pedazo de tierra alejado levemente de la ciudad a en ese entonces joven y actual viejo gobernador de la ciudad Hans Lichman, el mismo, quien quizá por ignorancia cedió los derechos de una tierra que pertenecía a los inuits de la zona. Los aborígenes bastantes molestos, llegaron a un acuerdo con el hombre español a cambio de respetar una amplia parcela ubicada al sur de sus tierras, parcela que en realidad no era otra cosa más que un pequeño túmulo de pulgosos, el trato se llevó a cabo hasta que la expansión demográfica, el fenómeno del Sol de la Medianoche y los constantes turistas comenzaron a llegar a la Ciudad, empujo a Heliodoro a que construya un hotel sobre el único trozo de tierra que prometió no profanar…cosas de hombres de negocios – dice con media sonrisa y unos hombros levantados -.

- Me gusta mucho cuando Isidor cuenta historias – dice Barbora casi finiquitando ya los últimos trozos de su paleta escarlata -

- Tanto garous como indígenas… - continua el inquisidor - …fueron desplazados hasta ser completamente expulsados de sus tierras, no sin antes toparse con pequeñas cantidades de oro en aquel lugar, lo que enloqueció por completo al señor Baker, quien creía saber el porqué del cual los indios no querían que vaya a construir su hotel en ese lugar, sabían que había oro y por eso quisieron engañarlo, todavía no estaba concluida la construcción cuando ésta comenzó a recibir ataques de los inuits y de incluso grandes bestias que él nunca logro observar, pero cuyas anécdotas de sus guardias eran más que suficientes como para aceptarlas como hechos y así ir a buscar ayuda de la mafia rusa que cada vez iba creciendo en poder, con la ayuda de la Bratva, pudo conseguir mineros engañados con ofertas de trabajo con altas ganancias mensuales y guardias que protegían sus tierras, lo que hizo que el construyera una mina buscando ese maldito oro, pero esto solo logro enfurecer más a los aborígenes y a los garous, quienes fieros atacaron sus tierras, decapitando a los guardias y destruyendo gran parte de la construcción del hotel, Heliodoro quien ya no vivía en sí mismo, se pasaba todo el día en la mina. Se había atrincherado con un arma, y ni siquiera su mujer y sus hijos querían acercarse. Heliodoro les había amenazado con la muerte si se aventuraban allí, – luego dice en un sonoro tono de broma - ¡qué dulce ironía! Heliodoro era el hombre más rico del lugar, e iba a perder su oro por culpa de esos apestosos perros indígenas…pero…algo paso, algo que lo hizo volver de entre los muertos, su cuerpo apestaba horriblemente y ya no era el hombre flacucho y débil que todos conocían, ahora era un hombre obeso y de mal aspecto que contaba con una gran fuerza y espíritus malignos a su poder. No era algo común de ver, tanta fue la confusión que Heliodoro prácticamente sólo y con un poco de ayuda de la Bratva, fue capaz de eliminar a todos los pulgosos de la zona y casi a toda la población indígena, por lo que, tras una cruenta batalla, un guerrero mestizo inuit y vikingo, Nanuk Garras-de-Tormenta, logro eliminar a Heliodoro con una flecha en el corazón, o al menos eso creía ya que nunca se encontró su cuerpo, el Hotel cerró tras todo este incidente, el gobernador se vio obligado a expulsar a los aborígenes ante el asesinato de su socio y el edificio se mantuvo abandonado hasta hoy en día -.

Dicho esto, mira a los presentes, se aclara un poco la voz y continua con la historia local.

- La ciudad de Erebo era simplemente un centro de influencias que la Camarilla no pudo desaprovechar, por lo que creemos que el Circulo Interior decidió enviar a una chiquilla de Goratrix: Alana Vondik, príncipe bastante reconocida por sus altísimos niveles de diplomacia y de extraña empatía por cualquier tipo de ser, ya sea mortal o sobrenatural. Alana se asentó en la ciudad como una gerente general del banco de la zona, invirtiendo en un pequeño negocio local, resultado de un tratado con la Bratva para servir como centro de recibimiento de todo tipo de mujeres para comercializarlas en Erebo, sobre este tópico, más vale que vayan acostumbrándose, ya que Alana era víctima de sus grandes ganas por realizar tratados de todo tipo con todo tipo de personas, desde el gobernador hasta los mismos lupinos, esto llevo a un pacto de no agresión entre garous, vampiros y mortales conocido como el Triunvirato de Erebo, alianza que se respetó por casi veinte años, pero esta actitud que no agradaba para nada a todos los demás miembros enviados por la Torre para hacerse cargo de la zona, por lo que fueron varios los intentos por quitarle su puesto como príncipe, sin embargo, era su Sheriff la principal causa por el cual nadie pudo lograr ningún tipo de éxito ante tal acometida, por lo que al desaparecer Darija, la Sheriff local, luego ante el asesinato de todos los garous y por último, ante la llegada de una manada de los nuestros conocida como Tenebrae, Alana se vio obligada a huir rápidamente hacia Londres donde solicito la ayuda de Queen Anne, reina de Inglaterra y aliada de Alana, quien decide enviar a un grupo de elite para hacerse de nuevo con el control del lugar, grupo que creemos están operando en la zona –

Barbora aplaude frenéticamente al finalizar todo lo relatado y con una sonrisa extraña, mezcla de inocencia corrompida, boca repleta de sangre ya que ese era el material de la paleta y colmillos afilados.

Isidor solo le realiza un ademan cortes y deja que el grupo suelte sus respectivas preguntas.

Aurelio observa atentamente, anotando mentalmente los pasos en la historia, posicionando las piezas en el tablero. Muchos jugadores sobre unas tierras que apenas podían dar sustento a una veintena de vampiros. Por suerte el turismo y el renacimiento de la ciudad podían proporcionar el único clavo ardiente al que agarrarse.

- Entonces nos enfrentamos a tres jugadores y un elemento aleatorio. Los garous querrán o bien asegurar el pacto para conservar su madriguera, o echarnos a todos. La camarilla buscará rememorar esa alianza con los lupinos y rescatar lo que pueda quedar de la bratva y sus inversiones para retomar el control sobre la ciudad. Y los anarquistas bueno, comerán, mearán y chillarán como suelen hacer hasta que la camarilla los controle, los lupinos se harten y los maten, o tengamos que encargarnos nosotros.

Observó atentamente su manada, conocía sus capacidades pero no creía en la mano de hierro. Cada uno de ellos era un ángel enviado y pervertido por el señor para aterrorizar, tentar y probar a los humanos. Melanchta podía crear un ejercito de pesadilla desde cadáveres resucitados hasta quizás espectros para espiar a sus enemigos. Pero requería de tiempo y recursos conseguirlo. Kasius podría preparar un ejército para defender su posición y contrarestar los ataques del enemigo, y Akissi era la perfecta asesina.

- Lo que me gustaría saber es qué mantiene esta ciudad unida. Qué o mejor dicho quien se encarga de que sigan viniendo turistas, la policía mantenga el orden a pesar de los salvajes inuits, las inclemencias del tiempo y el crimen local. ¿Es la bratva la que ha seguido gobernando esta ciudad desde las sombras? ¿Es quizás un cuerpo de policía militarizado comandado por la política local? Y lo más importante ¿Que queda del ejército de gouls esclavizados con sangre que suele esparcir la camarilla por las posiciones de poder para tejer su red de control y mentiras?

Meditó unos instantes y observó a su manada pensativo.

¿Vuestra mente ve algo que permanezca oculto a mis ojos hermanos?

Quería entender esta ciudad compuesta por historias de terror y turismo masificado. Y todo cuanto pudieran decirle los inquisidores y sus hermanos de manada le ayudaría a hacerse una mejor idea de sobre qué habían aterrizado. Por su parte se encargaría de saber en que creía esa gente, y aplastar las creencias locales con la palabra del señor. El ángel caído había llegado a erebo como heraldo oscuro para extender el manto del cristo redentor sobre ateos, pecadores y paganos.

Permanecía sentada con calma escuchando las historias y las palabras de nuestro líder

- Muerte... Esta tierra tiene el sabor y el olor de la sangre... Quizás podamos averiguar algo de los espíritus que se encuentran en ella... O de los cadáveres que quedaron atrás... Muchos piensan que los secretos quedan en el olvido tras la muerte pero eso es porque desconocen que hay mucho más allá tras la pérdida de la carcasa física... E incluso ésta, puede darnos mucha más información y ventaja de la que se piensa... 

Mire a Aurelio

- Deberíamos intentar empezar a infiltrar a nuestras fuerzas entre la policía, el ejército, las altas esferas, las iglesias, los hospitales, aeropuertos... Debemos comenzar a tejer nuestras redes, diseminar las semillas del caos y la duda entre nuestros enemigos... Conocer qué y quienes se ocultan tras las sombras... ¿Alguna información con la que podamos contar para comenzar con ello? 

Mantuve los brazos en mi espalda, formando una equis y descansando las manos sobre mi cadera. Mostré mi mentón alzado y la mirada firme sobre ambos inquisidores mientras cada uno realizaba sus intervenciones. Y a la vez, mientras la historia y los comentarios de Barbora se iban dando, pensaba en el beneficio y la dificultad que parecía implicar el mantener un lugar como Erebo para la Espada de Caín. "Ahora entiendo el motivo de haber dispuesto agentes con tan llamativos rangos para venir a este lugar. Una chiquilla de Goratrix, la intervención de la princesa londinense, un lugar sagrado y de poder para los garou, un espacio de negocios entre humanos, vampiros y  demás seres... este lugar podría tranquilamente alzarse como un poderoso bastión", cavilaba en esos momentos.

Escuché las palabras de Aurelio mientras hilaba los posibles grupos a los que haríamos frente y las de Melanctha que parecía extasiada por las posibilidades que un lugar con tanta sangre y muerte podía representar. Finalmente, tras aguardar unos instantes, abrí la boca con la misma serenidad que mostraba hasta el entonces.

- Quizás no resulte relevante para el problema que nos atañe, pero...- comencé a decir, deteniéndome un instante antes de seguir-. ¿Qué se sabe del hombre que mencionó, Heliodoro Baker? ¿Se confirmó posteriormente su deceso, se han hallado rastros que permitan intuir que siga en pie? Además, me intriga saber si alguien se ha adentrado en las minas e investigado sobre el origen de los sorpresivos poderes de los que, se dice, hizo gala Baker frente a los lupinos. Como ha referido nuestro Ductus, es importante que individualicemos los jugadores en el tablero; me preocupa que una ficha tan peligrosa como ésta nos pueda ser ajena, sea por el sujeto o por la fuente de poder, pudiendo llegar a ser esta última quizás un antiguo demonio u otro ser- expresé ligeramente pensativa.

Me quedé unos breves instantes recorriendo en mi cabeza lo que Isidor había mencionado hacía un momento. La Camarilla probablemente deseaba restablecer el Triunvirato, lo que nos brindaba un esquema de acción posible por parte de la Torre de Marfil.

- Señora Barb, su excelencia- comencé diciendo, mirando a ambos inquisidores-. ¿Existe información sobre el grupo de elite que mandó Bowesley para recuperar Erebo? Asimismo, ¿se tiene conocimiento de los ghouls y agentes con los que contaba Vondik?- pregunté, pasando mi lengua por el labio inferior y mordiendo luego éste antes de proseguir-. La Camarilla siempre ha sido débil, entre otras cosas, por su estúpido apego a su humanidad perdida, por su arrogancia e individualismo ilimitados y por la excesiva dependencia a los mortales. Contaminar esta última característica, esa dependencia, los volvería sumamente vulnerables en Erebo- concluí, volviendo a mi posición inicial y asintiendo hacia Aurelio.

Kasius se quedo escuchando lo que decían cada uno de sus hermanos, desde el primero hasta el último, era más de oir que de opinar en este tipo de cosas y no destacaba por ser especialmente contundente en el lado diplomatico de la manada, simplemente se dedico a escuchar las ideas y elementos presentes expuestos por todos.

Yo creo que no hay nada que decir que no se haya dicho ya fue lo que dijo, pues en efecto pensaba que su hermanos ya habían tocado los puntos más relevantes y quedo nuevamente en silencio.

Las primeras dudas comenzaron a formularse como era de esperarse, Isidor por su parte solo las escuchaba con su rostro pétreo mientras que Barbora miraba a su alrededor, completamente distraída.

- Entonces nos enfrentamos a tres jugadores y un elemento aleatorio. Los garous querrán o bien asegurar el pacto para conservar su madriguera, o echarnos a todos. La camarilla buscará rememorar esa alianza con los lupinos y rescatar lo que pueda quedar de la bratva y sus inversiones para retomar el control sobre la ciudad. Y los anarquistas bueno, comerán, mearán y chillarán como suelen hacer hasta que la camarilla los controle, los lupinos se harten y los maten, o tengamos que encargarnos nosotros.

- Dificilmente recuperen esa alianza, es de común saber que los vampiros y los pulgosos no nos llevamos bien, ellos nos ven como algo podrido y nosotros bueno, como simples animales – Barbora ríe levemente –

- Animales apestosos, apestosos animales, si señor – canturrea la pequeña –

- Los lupinos locales aceptaron ese pacto de no agresión simplemente porque contaban con un líder que era simpatizante y supuesto amigo de Alana, el inuit Nanuk, quien hace poco menos de un año, fue asesinado y con su crimen sin resolver…para la policía local les es más sencillo echarle la culpa a la fauna local ciertos asesinatos, se ahorra tiempo y papeleo…más aun cuando el muerto pertenece a un grupo aborigen, por lo que sin ese factor a su favor, la Camarilla difícilmente logre alianza alguna…sin mencionar que estas tierras carecen de presencia lupina, al menos, de la clase honorable, es decir, lo que ellos llaman seguidores de Gaia…estas tierras hoy por hoy, pertenecen a los Danzantes de la Espiral Negra, con quienes creo que la manada Tenebrae tiene algún acercamiento -

- Lo que me gustaría saber es qué mantiene esta ciudad unida. Qué o mejor dicho quien se encarga de que sigan viniendo turistas, la policía mantenga el orden a pesar de los salvajes inuits, las inclemencias del tiempo y el crimen local. ¿Es la bratva la que ha seguido gobernando esta ciudad desde las sombras? ¿Es quizás un cuerpo de policía militarizado comandado por la política local? Y lo más importante ¿Que queda del ejército de gouls esclavizados con sangre que suele esparcir la camarilla por las posiciones de poder para tejer su red de control y mentiras? ¿Vuestra mente ve algo que permanezca oculto a mis ojos hermanos?

- Los inuits son una pequeña minoría ya, es decir, no son problema alguno…sobre la bratva y lo que mantiene unida a esta ciudad, me temo que se mas bien poco, lo mejor es dejarles ese tema con la otra manada, quienes posiblemente sepan más al respecto -

- Muerte... Esta tierra tiene el sabor y el olor de la sangre... Quizás podamos averiguar algo de los espíritus que se encuentran en ella... O de los cadáveres que quedaron atrás... Muchos piensan que los secretos quedan en el olvido tras la muerte pero eso es porque desconocen que hay mucho más allá tras la pérdida de la carcasa física... E incluso ésta, puede darnos mucha más información y ventaja de la que se piensa... 

- Puede ser buena idea – acota el inquisidor – existe un cementerio local y también la morgue puede resultar unos buenos lugares para empezar con dichos menesteres -

- Deberíamos intentar empezar a infiltrar a nuestras fuerzas entre la policía, el ejército, las altas esferas, las iglesias, los hospitales, aeropuertos... Debemos comenzar a tejer nuestras redes, diseminar las semillas del caos y la duda entre nuestros enemigos... Conocer qué y quienes se ocultan tras las sombras... ¿Alguna información con la que podamos contar para comenzar con ello? 

- Nuevamente, creo que esos son tópicos de gente más capacitada e informada sobre esta ciudad, es decir, con los miembros de Tenebrae -

- ¿Qué se sabe del hombre que mencionó, Heliodoro Baker? ¿Se confirmó posteriormente su deceso, se han hallado rastros que permitan intuir que siga en pie? Además, me intriga saber si alguien se ha adentrado en las minas e investigado sobre el origen de los sorpresivos poderes de los que, se dice, hizo gala Baker frente a los lupinos. Como ha referido nuestro Ductus, es importante que individualicemos los jugadores en el tablero; me preocupa que una ficha tan peligrosa como ésta nos pueda ser ajena, sea por el sujeto o por la fuente de poder, pudiendo llegar a ser esta última quizás un antiguo demonio u otro ser-

Barb deja de observar tan distraída para posar ambos ojos a los de Akissi, sin embargo, es Isidor quien contesta.

- Eso…eso es un tema peliagudo señorita Okonjo…puesto que mortales con poderes repentinos, suele ser sinónimo de seres infernales de por medio, por lo que como usted imaginara, los inquisidores tocamos esos temas con sumo cuidado, sin mencionar que evitamos adentrarnos demasiado, por lo que, pueden ir a buscar más información en esos lugares, no obstante, recomiendo evitar llevar a cabo dicha acción, para evadir inconvenientes con nuestro movimiento al menos -.

- Señora Barb, su excelencia ¿Existe información sobre el grupo de elite que mandó Bowesley para recuperar Erebo? Asimismo, ¿se tiene conocimiento de los ghouls y agentes con los que contaba Vondik? La Camarilla siempre ha sido débil, entre otras cosas, por su estúpido apego a su humanidad perdida, por su arrogancia e individualismo ilimitados y por la excesiva dependencia a los mortales. Contaminar esta última característica, esa dependencia, los volvería sumamente vulnerables en Erebo –

- No, no sabemos nada de esa gentuza, más apestosa que los pulgosos, pero si nos enteramos de algo, ya tarde será el momento en el que se den cuenta que se han convertido en cenizas – sonríe sombríamente, dibujando una imagen bizarra entre inocencia y tenebrosidad -.

- Yo creo que no hay nada que decir que no se haya dicho ya –

- Pues si caballero, espero tener noticias de Markus muy pronto, para asi poder dirigirnos al refugio de la otra manada… -

Tras analizar la situación, mirar por la ventana y observar su reloj, decide rebuscar en sus bolsillos las llaves de su vehículo y dice.

- ¿Alguno sabe conducir? Creo que lo mejor es que salgamos a buscar ese refugio puesto que me extraña en demasía que no recibamos ninguna llamada ni de Markus ni de Stein –

- No estás diciendo que los de la Camarilla… - dice algo preocupada Barbora –

- Para nada, pero no hacemos otra cosa que perder el tiempo aquí encerrados su excelencia –

Ante esta aclaración, Barbobra asiente y decide salir del inmueble esperando que los demás la sigan.

"Una alianza perdida e irreparable, la inestabilidad en la ciudad propiciada por el Sabbat, el peligro representado por los Danzantes. Este lugar parece estar lejos de ser lo que una vez fue para la Torre y eso nos favorece. Sin embargo, necesitamos más datos y Tenebrae parece poder brindárnoslos", pensaba mientras les escuchaba hablar, con la mirada atenta recorriendo los rostros de ambos inquisidores.

Las respuestas de Isidor se iban dando de una en una hasta que finalmente noté un leve atisbo de duda en su voz, así como la penetrante mirada de la pequeña en mí. Continué observándoles a ambos como hasta entonces e incluso mis ojos se cruzaron con los de la niña, sin bajarse ni mostrar duda. Una leve, casi imperceptible, mueca se formó en mis comisuras a modo de sonrisa, pues creí entender finalmente por qué estaban ambos aquí. La importancia de Erebo para la Inquisición no residía en sus características especiales -o tal vez no sólo en ello-, sino que existía algo más, alguna clase de peligro relacionado con lo de las minas y del que razonablemente no se nos informaba. Sólo sabía que no debíamos pasar por alto dicho factor.

- No creo que sea el momento o resulte necesario que nos adentremos en esa zona para investigar, Su Excelencia- expresé a Isidoro en relación a lo de las minas-. Nuestra función no es importunarles sino colaborar con sus tareas; en tal caso, de ser requerida cualquier labor al respecto no dudaría en ofrecerme para ello, claro está si nuestro Ductus está de acuerdo- agregué, bajando la cabeza hacia el inquisidor y hacia Aurelio.

Las palabras de Barbora y su andar llamaron mi atención, y al ver que la niña comenzaba a irse llevé mi mano a la cintura, constatando que mi compañera continuaba en el cuarto. Una mueca de desagrado apareció en mi rostro una vez noté el espacio vacío donde entonces se hallaba mi mano, pero ya no había tiempo para ir por ella.

- No soy una avezada conductora, aunque he manejado algunos vehículos automáticos y visto algún que otro automóvil de caja manual- contesté al inquisidor mientras me adelantaba unos pasos en dirección a la salida-. Si cree necesario partir, estoy a su disposición- concluí y aguardé a la manada antes de salir en dirección al vehículo.