Partida Rol por web

New Sydney 2.0

Acto 2 - 5 Sombras de Sydney

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10/11/2017, 00:15
John Morrow

Morrow se quitó la capucha conforme el empresario comenzó a hablar, escuchándolo con los brazos sobre las rodillas y las manos extendidas hacia ninguna parte.

Entiendo— comenzó satisfecho, cuando el empresario terminó—. Puedo enseñarte. Y lo haré— mostró una sonrisa afilada—. Es ciertamente un precio justo, y lo entiendo. Son habilidades importantes. Pero me temo que el aprendizaje dependerá de un número de factores— extendió la mano, mostrando los dedos, que comenzó a marcar con la mano contraria conforme hablaba—. Hasta donde sabemos; La magnitud de lo que eres capaz, cuán rápido puedes usar tu energía, cuántos poderes controlas, y tu talento natural para aprender— frunció una mueca dubitativa con los labios—. Imaginando, apostaría en su caso los últimos puntos serán los más limitantes.

Morrow le tendió la mano al empresario, indicándole que la estrechase. Al hacerlo, mantuvo el apretón de manos, y comenzó a extenderse una sensación por el brazo de Task. Un hormigueo frío, pero que parecía inocuo. Poco a poco la sensación se extendió a todo el cuerpo, y el color de todas las cosas comenzó a apagarse, mostrando un tono más grisáceo y mortecino. Aunque poco sensible, casi parecía que el olor de la habitación cerrada también se había apagado. El sonido, por otro lado, a todas luces lo hizo. Salvando aquellos que Task y Morrow provocaban, por ellos mismos o el mobiliario que tocaban, todo se tornó más silencioso. Sepulcral. Aunque la habitación original era silenciosa, aquel sonido recordaba, en efecto, al de un compartimento vacío, aunque siguiese hubiendo oxígeno.

Por lo demás, la habitación era la más misma. Apagada, lánguida y fría, pero con el mismo mobiliario.

Bienvenido al Vacío— comentó simplemente—. Aquí no puede apreciarse, pero si fueses a un hospital, probablemente vieses ríos translúcidos de plata flotando por el aire. Corrientes de... Alma— apuntó, refiriéndose a uno de sus múltiples nombres—. En un cementerio, verías esos ríos, desembocando en esferas blancas. Ahora observa.

Morrow empujó, con su mano libre, el caro vino hacia un extremo de la mesa, hasta que volcó al suelo. El vino comenzó a esparcirse sobre el suelo de mármol blanco y negro. Sin embargo, Morrow esperó.

Esta dimensión es una sombra de aquella en la que vivimos. Un reflejo. Un espejo. No hay un término definitivo. Pero al ser un espejo— señaló la botella de vino, cuyo vino lentamente comenzaba a retraerse desde el suelo, volviendo a su recipiente— lo que pasa a lo que no está aquí, simplemente no ocurre en el mundo real. La botella sigue en la mesa en nuestra dimensión, y en esta, volverá a ella, porque ahí es donde está realmente.

Volvió a estrechar la mano de Task, devolviéndole a la realidad mientras los colores, olores y sonidos volvían a aparecer. Efectivamente, la botella de vino en el suelo comenzó a volverse transparente, mientras se mostraba en la mesa, cada vez más corpórea.

En El Vacío, sin embargo, sigue en el suelo— apuntó Morrow, señalando la botella—. Y seguirá un rato. Te enseñaré a moverte entre realidades, pero creo que nos llevará tiempo. Soy consciente de no es buena idea dejar mis deudas sin pagar, sobretodo ante un billonario con influencia que quiere envolverme en más proyectos— se excusó abriendo las manos, mostrando las palmas hacia adelante, en señal de sinceridad y apertura—. Por otro lado, creo que contaremos con el apoyo de Blake. No creo que traiga refuerzos, pero dudo que quiera perederse algo así, aunque no esté muy preocupado por Zimmerman y, en mi opinión, lo subestime.

Morrow dio una palmada, indicando que habían llegado a un punto de acuerdo e iba a abrir una nueva línea de conversación.

Creo que sería bueno reunirme con los demás, Sebastian— sugirió—. No necesito saberlo todo sobre ellos, pero sí ver sus habilidades, y las tuyas— apuntó señalando al propio empresario— que sean relevantes de cara al enfrentamiento con Zimmerman. Ver el alcance de dichas capacidades y, bueno, la personalidad de cara uno— apuntó frunciendo una ceja—. Creo que es esencial si vamos a trabajar en equipo contra un tipo como Zimmerman.

Sacó un pendrive del bolsillo.

Tengo aquí un puñado de vídeos en 3D 360º— grabaciones capaz de mostrarse como hologramas en 3D, o utilizarse en dispositivos de realidad virtual—. Son distintos escenarios donde podríamos situarme como lugar para el combate. O al menos el punto de partida. Hasta donde sé, Zimmerman es vulnerable a ataques físicos, pero desconozco si ello será bastante para acabar con él. Personalmente no contaría con ello.

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12/11/2017, 18:18
Bevidiere Lafayette
Sólo para el director

Tras haber observado, con cierta sorpresa, cómo finalmente la agente de contramedidas se marchaba, Lafayette se permitió un par de minutos para ordenar sus ideas, para serenarse, antes de ponerse a trabajar. Para bajarse durante unos instantes de aquella espiral caótica de acontecimientos y encontrar la paz necesaria para emplearse en la tarea que estaba a punto de realizar.

Ya se encontraba cansada, y no supo si había sido por eso, pero la cuestión es que le había costado en grado sumo conectar con el alma de Kemper. Con sus últimos momentos. Y hacerlo había sido como sumergirse en el mismísimo abismo. Como quedarse sin aire de manera involuntaria y notar cómo todo su cuerpo se debatía por respirar. Aquella sensación de ansiedad profunda. El dolor... Y por último aquellas cuencas oscuras, aquel rostro pintado en calavera que ya comenzaba a resultarle familiar. 

Tal y como había pensado, Cotard estaba detrás del asesinato de Kemper. Y aquello sólo podía significar dos cosas. O bien, que el nigromante saldaba una cuenta pendiente, ya fuera suya o de alguien más, o bien, que podía aprovechar mucho mejor a Kemper vivo que muerto. "You're welcome", pensó, mientras se desembarazaba, entre respiraciones casi agónicas, de aquel mal viaje hacia las profundidades de la psique del asesino serial. 

¿Quién debía darle las gracias a Cotard por algo como aquello? No podía ser el propio Kemper. No habría sido capaz de leer el mensaje. Sin embargo... Quizá, alguien que hubiese perdido demasiado por su culpa... Alguien que hubiese sufrido con toda crudeza la psicopatología de Kemper, sí que tendría motivos para agradecer a Cotard aquella venganza nacida del propio corazón del culpable. Y ese alguien bien podía ser cualquiera. O bien... Podía ser el propio McKenzy. 

La forense se levantó, a duras penas, notándose fría, pálida, terriblemente cansada. Terminó la autopsia, como pudo, y se arrastró a su despacho, habiendo llevado consigo la tarjeta de contacto de Jade Hickling. Se dejó caer sobre su silla, y encendió un cigarrillo, y entonces inspiró. Inspiró algo más que el humo del tabaco, el alquitrán y el amoniaco en ignición. Inspiró algo más que el propio aire, buscando sentirse mejor, recuperar el color, el calor, y llenar aquel vacío que se había instaurado en su pecho al volver a ver el rostro de Cotard. Al recordar de nuevo lo ocurrido con Zimmerman.

Tragó saliva. Aquello era demasiado gordo. Se le estaba llendo de las putas manos. Pero no podía largarlo como si nada a la boca omnipotente de Omega. Tenía miedo. Esa era la verdad. No se sentía como un cachorro indefenso, aquello no era lo suyo. Pero temía por su seguridad. Por su integridad. Por su libertad. 

Inspiró una vez más. Una profunda y densa vaharada de aire impregnada en humo cancerígeno, y decidió utilizar su teléfono, no el del despacho, para hacer una llamada.

Quiero hablar con Jade Hickling.-dijo, en cuanto obtuvo una respuesta, al otro lado- Dígale que he reconsiderado una parte de mis términos. Que tengo cierta información que ofrecerle. 

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15/11/2017, 00:07
Narrador

 

No fue complicado encontrar información básica sobe McKenzy. Así como su evolución. Su estado de salud era normal. De lo más normal: Algo de colesterol LDL de más en los últimos resultados. Menos HDL que hacía unos años, acorde a sus test sanguíneos rutinarios. Algo de hipertensión desde hacía años. Alguna visita a urgencias por gajes del oficio; una mano rota, una nariz, un balazo en el costado, otro en el hombro, y cortes de arma blanca en un brazo. Distintas admisiones, por supuesto, y todas en el trabajo. Se marchó del hospital, dándose el alta voluntaria, pese a las indicaciones del médico, en el caso de la mano.

Por lo demás, lo que cabría esperar. Algo de ansiedad, seguida por depresión crónica, y recetas de analgésicos, pastillas para la depresión, y pastillas para las caras largas. Un perfil bastante trágico, pero prototípico en el caso de un detective del corte de McKenzy. Según el papeleo de las enfermeras no era dado a quejarse, y verbalizaba intensidades de dolor bajas, aunque fuese visible en su rostro que el dolor era peor. Aún así, siempre pedía analgésicos. Cuanto más duros, mejor. Era de suponer que, simplemente, no quería joderle el día al personal quejándose como un crío1.

Por otro lado, había una copia de su perfil sanitario básico al ingresar en la policía, así como una copia de su licencia como Detective. Test psicológicos dentro del rango normal, aunque difícilmente serían normales hoy día. Claramente, estaba mucho más jodido que al entrar, convertido en un juguete roto.

Y no era para menos. McKenzy se convirtió en el objetivo número 1 de Kemper, quien mató a su esposa y a su hijo. Eso destroza a cualquier padre y marido adicto al trabajo. La culpabilidad e ira eran más que asumibles. Aunque los detalles sobre la muerte de ambos no eran públicos, los restos de la madre de Kemper demostraron que había sido golpeada violentamente hasta la muerte, decapitada, violada -sin cabeza -, y se había usado su cabeza como diana. Era de suponer que la muerte de los familiares de McKenzy no había sido rápida e indolora.

El mayor miedo de Lafayette, vamos.

Quizá todo eso explicase la disparidad de opiniones sobre él que mostraban sus conocidos, al menos cuando eran entrevistados por los medios de desinformación de masas.

"Lo primero que percibes cuando conoces al Detective McKenzy es un aura de tristeza y cansancio. Es de esas personas que parece que no se ríe desde hace años" - Hanna Flint, vecina de Ethan. 

"Es un jodido friki... El tío más raro que he conocido en mi vida... con sus ojeras, sus creencias raras, y esas palabras de rata de biblioteca" - Joey Monroe, ex-compañero de Ethan. 

"Cuando le conocí me asusté, tiene la piel muy palida y unas ojeras enormes como si no hubiera dormido en días. Pero me salvó la vida, y si no fuera por él... no sé que habría sido de mí. " - Dorothy Swan, rescatada de un secuestro en la calle Walaby. 

"Era imposible trabajar con él. Era ofensivo, poco amigable, y decía unas barbaridades que habrían sacado de quicio a cualquiera. Para colmo, a veces cuando le hablabas parecía estar en otra parte." -  Felix Martí, ex-compañero de Ethan. 

"Es un genio. Yo le admiré siempre. Tenía una capacidad o sexto sentido para saber que hacer y sus conocimientos estaban muy por encima de cualquier policía que hubiera conocido. Pero está completamente fuera de control". - Elisa Adams, ex-compañera de Ethan.

"Hemos tratado de hacerle una entrevista alguna vez, pero se niega a salir en televisión. Además, emitimos para todos los públicos y de 4 palabras que dice... 3 son tacos, ." - Emil Touré, reportero del canal de noticias 11.  

"Sin McKenzy la mitad de los criminales que hemos encerrado aún seguirían en las calles. Es necesario para el cuerpo. Punto." Walter Mongoose, superior de Ethan en la policía. 

"Ethan... No, no es tan mal tío como dicen, lo que pasa es que es difícil de entender. ¿Sabes lo que le pasó? ¿Quién no se vuelve loco después de eso?" Alice Kellemport, secretaria de la comisaría de policía en la que Ethan trabaja. 

"Ah, sí... Ethan... Salí con el durante un tiempo. Yo siempre tuve curiosidad por él, era un tío muy raro y la verdad es que es atractivo... Pero era imposible conectar con él. Follábamos como salvajes, pero no había ningún tipo de conexión emocional" - Beth Godson. 

"Érase una vez un cigarrillo pegado a un hombre... es un capullo". - John Kowald, oficial de policía de la comisaría donde trabaja Ethan. 

"Sí... a veces viene por aquí, ese ese larguirucho de ojos claros que siempre viene solo. Pasa algunas noches, bebe hasta que empieza a tambalearse y entonces encuentra a cualquier guarra con la que pueda follar en los lavabos. Luego suele pasar un tiempo sin volver por aquí. " - Arleen Lane, camarera del Pub Pyramids. 

1* La información de los registros médicos de McKenzy es ideación del Director en base a la personalidad e historia del personaje, pero no están indicados expresamente por la jugadora que lo maneja. Pueden ser considerados información fidedigna sobre el personaje, pero no a mencionar en caso de encontrarse con McKenzy en la escena de juego (ya que, para evitar que sepa que otro personaje jugador tiene información sobre McKenzy, no voy a enviarle una copia de la información a la jugadora).

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15/11/2017, 00:34
Jade Hickling

Al mismo tiempo, Lafayette fue, poco a poco, recuperando fuerzas. Alma. Éter. Maná. O como ella decidiese etiquetar a la energía que alimentaba sus poderes ultraterrenos. Por suerte, ella una experta natural debido a su particular condición como evasora de la muerte. Era tan simple como relajarse, concentrarse y poner su foco de atención en la energía invisible que le rodeaba. Ella no podía percibir microondas, ondas de radio o señales wifi, pero sí aquel residuo místico a su alrededor.

Si trabajase en una oficina, aquello sería un problema. Probablemente tuviese que irse a un cementerio, o algún lugar donde hubiese algún nodo de almas, para reclamar aquella energía con mayor velocidad a la que normalmente se regeneraba. Pero por suerte trabajaba en un hospital, y si había algún lugar más conectado con la muerte, la vida, y la energía que ella utilizaba, era probablemente aquel sitio. Después de los cementerios.

Así que no era difícil sentir aquella fuerza, y absorberla, activamente, dejando que el frío entrase en su interior. No podía hacerlo tan rápido desde su despacho como en el nodo de un cementerio, pero sí lo suficientemente rápido como para que, mientras buscaba a McKenzy, los síntomas de cansancio desapareciesen. Sabía que debía seguir cargando energías para recuperarse del todo, pero al menos su cuerpo, su mente y su alma ya no la avisaban de que estaba llegando al fondo del depósito. Probablemente se cargase algo más rápido en los pasillos, donde realmente podía ver pequeños ríos traslúcidos por el aire, como una suerte de nebulosas espaciales dentro de un edificio.

Llamó al secretario de Hickling. Tardó unos minutos en que estuviera disponible para la conversación, pero tras ver el mensaje de espera durante un rato, finalmente su rostro apareció encima del comunicador, flotando en el aire como un holograma a partir del proyector situado en la parte superior del aparato. No se veía el fondo, pero era ella, con la misma ropa que haría poco más de una hora.

No podemos ofrecerte una subida de sueldo en tu empleo actual— comenzó la agente, tras las debidas presentaciones formales—. Pero sí un empleo nuevo, siempre y cuando seas profesional y respetes a tus superiores— apuntó, aunque dicho aspecto no parecía importarle particularmente, quizás porque dichas normas podían doblarse frente a ciertos individuos o en ciertos aspectos—. Y tampoco puedo evitar llevar un registro, que firmes ciertos acuerdos de confidencialidad, o intentar protegerte. No es la primera vez que alguien no puede abandonar las instalaciones durante días por su seguridad — eso último no era particularmente alentador, salvando el hecho de que las instalaciones de Omega eran muchas y notablemente extensas—. Pero esto no es el Área 54. No experimentaríamos contigo contra tu voluntad, ni te encerraríamos bajo llave. Mantendríamos a la policía al margen. Puedo mandarte un vehículo privado, o un taxi, si quieres venir a declarar cuando acabes la jornada laboral— ladeó el rostro—. Para no levantar sospechas.

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15/11/2017, 16:07
Sebastian Task

La magnitud de lo que eres capaz. Sebastian no sonrió por fuera, pero sí por dentro. Ya le mostraría a Morrow de lo que era capaz.

Cuán rápido puedes usar tu energía. De nuevo Sebastian no tenía dudas acerca de sus capacidades. Lo mejor en su caso era que podía pasarse un buen rato mejorando, antes de que Morrow se expusiera. Arsenal podía acribillarle sin cesar, o mejor aún, sus propios guardaespaldas podían darle una paliza, acuchillarle y dispararle. Así Arsenal no gastaría energías y Sebastian llegaría con capacidades tremendamente aumentadas a la emboscada. Entonces Morrow saldría y haría de cebo… y mientras Task continuaría cebándose. Nunca había llegado a probar si su capacidad de absorber la energía cinética y transformarla en fuerza, destreza o resistencia tenía algún límite. No era un mal momento para ello.

Cuántos poderes controlas. Ahí surgió un poco el orgullo herido del predador. Task controlaba tan sólo un poder. Pero nunca le había hecho falta más. Ahora en cambio, aprendería de Morrow. Pronto dispondría de nuevos poderes. Y para ello empezaría por absorber el alma de Zimmerman. Le había quedado bien claro que los peces gordos no se limitaban a un único poder. Blake, Morrow, Zimmerman, los líderes nazis, seguramente Omega… No, Task debía evolucionar o sería destruido como los dinosaurios. Debía aprender nuevos poderes. Debía ser el más fuerte y poderoso de todos. O sino, sobrevivir a todos los que fueran mejores que él. Sencillo. Siempre le había resultado sencillo. Cuando se topaba con un adversario superior nunca se había enfrentado directamente a la cara… hablando de negocios claro. Había encontrado un punto débil y había hundido a la empresa rival hasta el punto en que o desaparecía de la faz del mercado o era absorbida por industrias Stark. Con los Vitalistas acabaría por ser lo mismo.

Talento natural para aprender. Task ignoraba si tenía de eso. Pero sí tenía talento natural para algunas cosas. Para liderar, para no tener remordimientos y para no detenerse ante nada. Por muchas pegas que Morrow encontrara, eso no le detendría.

- Comprendo. – Se limitó a responder en voz alta mientras su mente proseguía por múltiples caminos.

Task mantuvo una frialdad en todo momento. Su rostro mostraba una máscara impasible mientras Morrow le arrastraba consigo al Vacío. El empresario miró con curiosidad el aspecto de la habitación. Examinó la botella y escuchó las explicaciones de Morrow.

Frunció el ceño.

- Si vas a un hospital… o a un cementerio. – Preguntó. - ¿Podrías absorber y alimentarte de esas corrientes de Alma? ¿O de esas esferas blancas? – Parecía una forma sencilla de aumentar los poderes de un Vitalista. Suponiendo claro que el Vitalista pudiese viajar con facilidad al Vacío.

Dudaba que fuese así, o que fuese tan sencillo. Seguramente el Alma de las personas normales y corrientes no supondría beneficio alguno. Pero ¿y si se topaba con un Vitalista desprotegido? Con un ignorante de la vida que no sabía que existía esa otra dimensión… El corazón de Task dio un vuelco y comenzó a latir con más rapidez. Por un lado, ante la posibilidad de que alguien pudiera acabar con él de manera tan sencilla. Por otro, ante la excitación de aprender a hacerlo él mismo.

Por lo que Morrow explicaba, desde esa dimensión no podían afectar al mundo real… ¿Pero y al Alma de un Vitalista?

Cuando la demostración finalizó, Sebastian sonrió.

- Creo que ambos podemos sacar mucho provecho de nuestra relación. – Asintió. Sabía que Morrow se guardaría algún As en la manga. La gente como él siempre lo hacía. Algo que poder utilizar contra Task por si éste se volvía en su contra. Quizá algún poder que mantendría oculto, o quizá alguna explicación que no daría acerca del viaje entre dimensiones. Pero con que le enseñara los primeros pasos sería suficiente. Todo lo demás, por supuesto, sería bien recibido, pero Task sabía que no podía depender tan sólo de Morrow.

Asintió ante la apreciación del otro Vitalista acerca de Blake. El Iluminado les ayudaría… aunque seguramente no enviaría a nadie de los suyos. Si salía bien, él y su grupo se llevarían la gloria – y de paso las iras de los nazis. Si salía mal, Task estaba seguro de que Blake se aseguraría de que nada le relacionara con aquel intento de asesinato. Él en su lugar habría hecho lo mismo, aunque dadas las circunstancias, Task salía muy beneficiado de ejecutar personalmente el plan.

Task alzó el dedo índice de su mano derecha.

- Organizaré un encuentro. – Comentó mostrándose de acuerdo con la idea. – El equipo que va a intervenir contra Zimmerman al completo. – Explicó. – Cada uno mostrará levemente sus habilidades, explicará hasta dónde puede llegar y hablaremos de cómo coordinarnos.

- Te pediré para esta vez, que no hagas uso de tus habilidades para llegar al punto de encuentro… Son más fácilmente rastreables… - Explicó. Después de todo, Zimmerman y el Nigromante estaban seguramente al tanto de la existencia de Morrow, y puede que vigilaran el Vacío. La teleportación era instantánea, y hasta el momento Task no había oído hablar de ningún poder que permitiera seguir la pista a un teleportador. – Cuando tenga decidido el sitio y la hora te avisaré. Un teleportador pasará a recogerte en el mismo momento y te reunirá con el resto. Fíate de él y no lo mates cuando aparezca. – Pidió Task. Si algo le pasaba a su hombre por culpa de Morrow no se lo iba a tomar muy bien.

Luego recogió el pendrive de las manos de Morrow y lo introdujo en su ordenador sin conexión a internet. Copió la información y devolvió el pendrive a su dueño.

- Le daré los escenarios al resto del equipo… que todos se lo piensen y cuando nos reunamos que todos aporten sus ideas acerca de cuál sería el mejor lugar. Si Zimmerman es vulnerable a ataques físicos es algo muy positivo. – Dijo finalmente. Aunque no fueran definitivos para acabar con él, un ataque con todo de parte de Arsenal, o incluso del propio Task a plena potencia… podían ser definitivos para debilitar a Zimmerman lo suficiente como para que no pudiera reaccionar.

Eso unido al bloque mental de Sarah, y a la distracción de Morrow, además de las otras habilidades de éste… debía ser suficiente para que Zimmerman desapareciera para siempre.

De nuevo se probaría la teoría de Task. Por separado cada uno de ellos podía ser poderoso e importante en lo suyo… pero en el fondo no eran nada. Juntos eran capaces de lograr lo imposible.

Su sueño estaba un paso más cerca de ser una realidad. Avalon.

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17/11/2017, 16:15
Bevidiere Lafayette
Sólo para el director

Lafayette había ido encontrándose progresivamente mejor, a través de aquel drenaje casi involuntario que su cuerpo, asumiendo ya casi como un acto natural equiparable al respirar, realizaba del ambiente plagado de los resquicios de vida y muerte que emanaban del hospital. Terminó de escribir el informe sobre la autopsia, y de buscar información detallada sobre aquel "special snowflake" que Mongoose tenía en nómina. Ethan McKenzy...

Sí, aquel era un tipo peculiar, sin duda. Lafayette miraba su foto, y casi podía percibir lo jodida que estaba su cabeza después de lo que debía haber visto- Y sigues aquí...- dijo, más bien para si misma. ¿Cómo un tipo como McKenzy podría no querer quitarse de en medio? ¿Qué lo animaba a seguir respirando cada puñetero día? Quizá, después de todo, la venganza era un gran aliciente, un dador de sentido total. O quizá la sensación de "tener que arreglar las cosas". De "hacer de el mundo un sitio justo y mejor". Gilipolleces. 

Suspiró hondamente, y apagó el cigarro, con parsimonia, antes de volver a centrarse en su trabajo, aún con las palabras de Jade a través de aquel holograma que tenía la misma pinta de estirado que ella rondándole la cabeza. Se preguntaba hasta qué punto era bueno confiar mínimamente en Omega y los suyos. Se preguntaba hasta qué punto podía adquirir seguridad, o por lo contrario, ponerse en riesgo. Hasta qué punto era bueno refugiarse en una zona de confort que la evadía de aquella sensación potente, casi adictiva, de sentirse viva, de sentirse activa, que había experimentado durante la tarde del día anterior. 

¿Era realmente aquello lo que quería? No estaba segura. No estaba segura de nada en absoluto. Aquella clase de cosas no iban con ella. Y sin embargo allí estaba, sopesando los pros y los contras de una serie de decisiones que podían cambiar su futuro. 

Sacó un café de la máquina automática que había en el sótano. Un café aguado y asqueroso, que al fin y al cabo terminó de hacerla sentir mejor, y volvió a revisar todos los detalles del caso de Kemper, de McKenzy. Volvió a recapitular lo ocurrido con Zimmerman, y a analizar sus visiones sobre Cotard, sobre Genesis y Einar. A tratar de encajar aquel "de nada" en todo ese puzzle disperso que de algún modo su cabeza trataba de encajar pieza a pieza. Apuntó varias cosas en el pequeño cuaderno que solía llevar en el bolsillo de la bata y lo cerró, con un gesto pensativo.

Miró el reloj, y el mal humor volvió a ensombrecer su rostro. Quedaba aún un par de horas para terminar la jornada laboral. Y aún debía declarar para Mongoose. Y cuando antes se lo quitase de en medio mejor. De manera que, revisando una última vez el informe y omitiendo aquellos datos que era poco probable que pudiera saber de manera mundana, Lafayette se acercó al agente encomendado para tal asunto, y respondió a las preguntas de rigor. 

Se cuidó esta vez de no excederse en hablar sobre la situación laboral de los celadores y se ciñó a contar la verdad... En parte. Añadiendo aquella pequeña mentira sobre haber salido a fumar. Al fin y al cabo, alguien la había llamado para advertir que no entrase en la sala de autopsias. Y aún no sabía quién. Y dados los acontecimientos... Estaba bien dejar aquella información en manos de Mongoose, por si pudiese llegar ella así a saberlo. 

Hecha la declaración, dedicó el tiempo que le quedaba a revisar sus últimos casos, y a buscar algo más de información. Meditó acerca de lo que podría encontrar, y se dijo que si no poseía apellidos o ni siquiera un nombre real relacionado con Genesis o Einar, no podría averiguar demasiado sobre ellos. No al menos de esa manera. Y tampoco quería que se relacionasen sus búsquedas con Cotard, o con Ancel Zimmerman, ahora que tanto la policía como contramedidas Omega sospechaban que ella tuviese algo que esconder. Algo que ocultar. Por tanto, el candidato ideal resultaba ser aquel tal doctor Kidman. 

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21/11/2017, 23:46
Narrador

Bevidiere Lafayette— profirió sonoramente uno de los colosos de metal, con un tono metálico y grave.

* * * *

El Dr. Robert Kidman era un hombre particular. Extraordinario, pero controvertido. Su expediente académico y profesional era intachable, y la envidia de cualquier profesional de la medicina. Nacido en Inglaterra, pasó sus mejores años como investigador en la rama de la ingeniería genética, dando como resultado varios libros sobre evolución y Vitalismo. Se desplazó a Australia cuando, convenientemente, la cantidad de Hijos de Dios comenzó a aumentar en el país, probablemente para facilitar o impulsar su investigación. Una vez en New Sydney, fundó un hospital psiquiátrico, aunque con el paso de los años su número de aportaciones a la comunidad científica decreció gradualmente. Curiosamente, esto coincidía con un sensible declive en su chequeos médicos rutinarios, hasta que finalmente desapareció tanto en la comunidad científica, como de los hospitales, como de... bueno, todas partes.

Su rostro lo confirmaba, pero tenía fama de ser un hombre serio, regio y, en sus últimos años, algo frío e insensible, aunque eso último era algo habitual entre los médicos de su clase, sin interés asistencial y centrados en el estudio de los Hijos de Dios y su particular naturaleza genética.

Horas después la doctora había declarado, terminado su jornada laboral y, con renovadas energías tras tantas horas succionando la energía del hospital, se subió al vehículo con modelo, color y placa descritos por el secretario de Jade. El vehículo era autónomo, sin piloto ni volante, acompañado por una sencilla inteligencia artificial con memoria limitada. En cuestión de unos 20 minutos de conducción por un tráfico automatizado, aunque tomó unos cuantos desvíos innecesarios pasando por túneles y zonas de escasa visibilidad, llegó a uno de los múltiples edificios gubernamentales de Omega. Un complejo de tres edificios blancos que se alzaban alrededor de doce pisos de altura en una explanada de césped, pero con una sensible extensión e interconexión a nivel subteráneo. Era imposible no ver a los drones patrullando la zona, y a un par de "Patriotas", o androides de combate, protegiendo la entrada principal de la torre. Cabe remarcar que, pese a que su nombre oficial era "Patriotas", un sector de la población los llamaba cariñosamente, o peyorativamente, "Hombres de Hojalata", o "Mujer de Hojalata" si se trataba de un modelo femenino.

El vehículo se detuvo junto a la entrada al recinto, donde una plataforma vertical bajó el vehículo al primer sótano, donde se detuvo junto a la puerta subterránea del aparcamiento, dejando a Lafayette bajar antes de volver a tomar rumbo hacia vete-a-saber-dónde. Otro de los androides de combate esperaba junto a la puerta, aunque observando directamente a la doctora.

Bevidiere Lafayette— profirió sonoramente uno de los colosos de metal, con un tono metálico y grave—. Un placer verla, la agente Jade Hickling afirma que tiene información potencialmente relevante en materia de seguridad nacional— añadió, haciendo un gesto sencillo y amplio con la mano para encaminarse hacia el interior del recinto—. Me llamo Evangelion Novák. Por favor, acompáñeme. Puede llamarme Evan si lo prefiere.

Había que tener en cuenta una serie de factores. Primero, aquel modelo en cuestión medía 2 metros 20 centímetros y tenía un acabado plateado bastante elocuente, en contraposición con otros de color rojo o negro que, como él, en el fondo eran máquina de matar. Su apellido, pese a todo, era un recordatorio a que su software provenía de Industrias Novák.

En segundo lugar, aquel modelo en concreto era una inteligencia artificial con teoría de la mente. Era capaz de comprender y expresar emociones ideas humanas, y tener las suyas propias, adaptadas a su propia realidad pero respetando la humana. Sin embargo, no era humano. No sentía amor, ni odio, y su creatividad estaba limitada a la gestión de la información que ya poseía, por amplia que esta fuese. Por otro lado, y aunque no tenía los mismos derechos humanos que un ser humano con conciencia propia, sí tenía más derechos que cualquier animal.

Discúlpeme si me excedo, Señorita Lafayette, pero, ¿qué se siente al ser usted?— preguntó forzando una voz taimada—. Cuando estuve documentándome sobre usted, hace un par de minutosmanda cojones, no pude evitar reparar en lo inusual que sería conocer a un ser humano con su extenso bagaje intelectual sin recurrir a La Red.

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21/11/2017, 23:56
John Morrow

Si fuese a un hospital, o a un cementerio, podría regenerar mi Éter— afirmó Morrow con un cabeceo—. De los Nodos, esas esferas blancas— hizo un ademán vago con la mano en referencia al término— lo haría más rápido. Incluso podría... sobrecargarme, pero esa tarea resulta pesada. Contener Éter adicional tiene un... efecto rebote, y se precisa concentración y capacidad para intentar mantenerlo. Aún así, un...— claramente, poner en palabras aquellos fenómenos, sólo experimentados empíricamente, le resultaba difícil— porcentaje de la cantidad extra se que contenga se escapará, siempe, hasta volver a mi máximo natural.

Para lo demás, afirmó con la cabeza en señal de satisfacción, esbozó una sonrisa afilada y estrechó la mano de Task.

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22/11/2017, 00:45
Narrador

A media tarde, al día siguiente, Task tuvo que seguir con sus obligaciones de empresario billonario, a escasas 48 horas del golpe contra Zimmerman. Mañana se reuniría con el grupo para decidir el lugar y ultimar preparativos, y al día siguiente sería el momento de la cacería.

En aquel momento, y aquella tarde, Novák había decidido dar una fiesta en su casa. Aquella mañana se había terminado de consolidar el capital inversionista de la recién fundada Eternalis Research Foundation1, de la cual Task y Novák conformaban un 24% respectivamente, antes siquiera de la salida a la bolsa al tratarse aún de una incubadora. Y Novák solía celebrarlo todo del mismo modo: Con fiestas. Él no consumía alcohol ni drogas, personalmente, pero nunca faltaba el típico empresario que consumía su propia cocaína en el baño. Tampoco faltaban invitados sonados de turno, como Lance Knight, el ex-agente gubernamental británico, Faith, la ex-agente gubernamental japonesa, o el propio Locke.

Serían las 6 de la tarde, con un anochecer incipiente filtrándose por los ventanales de la mansión Novák en las afueras de New Sydney, en plena costa en su islote privado. Nada que la fortuna de Task no hubiese igualado. Una decoración minimalista, con amplios espacios y una automatización extensa, gobernaban la casa. Bueno, en realidad gobernaba su inteligencia artificial, Hal 9000, llamada así en honor a la película Una Odisea en el Espacio. Ácido sentido del humor el de Novák.

En la pared del recibidor, frente al doble portón, había un enorme cuadro del Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci, pero en lugar de reflejar una anatomía humana, reflejaba la de un "Patriota", los androides de combate cuyo software diseñaba Industrias Novák, y cuyo Hardware era creado mayormente por industrias Task. Y que en última instancia, tenían a Omega como mayor cliente.

Había Patriotas controlados remotamente por humanos, pero también inteligencias artificiales simples, programadas, y otras más complejas. En el sofá del recibidor, en soledad, descansaba uno de aquellos androides, sentado cómodamente observando a los invitados que iban llegando. Mediría unos dos metros, de aspecto masculino con acabado dorado y remaches granates.

Aquel modelo en concreto era una inteligencia artificial con teoría de la mente. Era capaz de comprender y expresar emociones ideas humanas, y tener las suyas propias, adaptadas a su propia realidad pero respetando la humana. Sin embargo, no era humano. No sentía amor, ni odio, y su creatividad estaba limitada a la gestión de la información que ya poseía, por amplia que esta fuese. Por otro lado, y aunque no tenía los mismos derechos humanos que un ser humano con conciencia propia, sí tenía más derechos que cualquier animal.

Sebastian Task— saludó el sintético con un cabeceo, siguiendo al hombre con las cámaras que tenía por ojos, invisibles tras la luz blanca en el espacio que recordaba a las cuencas oculares de un humano.


1* Guiño a la SENS Research Foundation, dedicada a investigar tratamientos contra el envejecimiento.

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22/11/2017, 02:28
Bevidiere Lafayette
Sólo para el director

Trataba de fabricarse aún un croquis mental sobre su situación, cuando el coche indicado anteriormente finalmente la dejaba en su destino. Un edificio gubernamental, protegido por aquella tecnología que ya no era tan extraña de ver en New Sidney, pero que a ella seguía produciéndole cierta inquietud. 

Y precísamente uno de aquellos hombres de hojalata, al parecer un modelo algo más perfeccionado e inteligente, llamaba su atención. Evangelion, decía llamarse- ¿En serio?- se preguntó en su fuero interno, con agria ironía- Evan estará bien.-contestó, mientras caminaba a su lado, recordando por qué aquellas máquinas la inquietaban. Su manera de proceder, de gestionar decisiones y pensamientos, de interpretar emociones... Había avanzado lo suficiente como para comenzar a causar diversos problemas éticos y morales. Lo suficiente como para que comenzase a atribuirse ciertos derechos básicos a moderos con Teoría de Mente como lo era Evan. 

Y avanzarían más. Uno siempre se apresuraba a decir que la tecnología había llegado a su cénit. Que todo estaba inventado. Pero tal cosa era una burda falacia. Y los límites que frenaban el desarrollo de la mente artificial comenzaban a desdibujarse. Y un día, la mente artificial se asemejaría tanto al hombre, siendo inmune y más fuerte en su mecanicidad. ¿En qué condiciones se podría obligar a seres como aquellos entonces a servir los deseos mundanos de los hombres?- No lo sé, Evan. Supongo que no sería inteligente revelarte aspectos de mi persona que pudieran dar a tus... Empleadores, una idea algo más aproximada del perfil psicológico que de seguro tienen ya hecho sobre mí en sus bases de datos. Pero al fin y al cabo van a empezar a mirarme algo más de cerca, así que te diré que la ignorancia se podría considerar la fuente de la eterna felicidad. -dijo, encogiéndose de hombros- ¿Qué información has encontrado sobre mí? A parte de lo obvio, sobre mis estudios, dónde trabajo, mi historial médico... 

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22/11/2017, 18:03
Evangelion Novák

Entiendo. "La gente es feliz; tiene cuanto desea y no desea nunca lo que no puede tener". Aldous Huxley, Un Mundo Feliz— replicó Evangelion con un breve cabeceo vertical.

Aquella Inteligencia Artificial parecía eminentemente racional. Pese a lo escalofriante que pudiese resultar aquella frase, sacada de una obra distópica, no parecía más que una mera forma de demostrar que comprendía, o creía comprender, la visión de Lafayette sobre la ignorancia del pueblo llano. Al ser una máquina de guerra, y no una IA conversacional, probablemente carecía de opinión y efusividad en asuntos sociales.

El androide siguió avanzando, mientras hablaba, a pasos pesados, encaminándose hacia un ascensor del sótano. El mismo llegó y abrió sus puertas, convenientemente, cuando Lafayette y el androide se encontraron delante del mismo. Se subieron y, sin pulsar ningún botón, se iluminó la señal del noveno piso, mientras el ascensor cerraba sus puertas y comenzaba a ascensor. Probablemente aquella IA tenía acceso remoto al ascensor, sino todo el edificio.

— He revisado sus redes sociales y las de aquellos que en algún momento han estado en su lista de "amigos" —comenzó a enumerar—. He revisado sus trabajos para la universidad, y sus informes para el hospital. Tiene un amplio vocabulario y discurso, Señorita Lafayette — asumiblemente, de ahí deducía el amplio espectro del conocimiento que poseía la doctora—. También he revisado su computadora en el hospital y sus movimientos bancarios. Respetando la legislación del país — modificó brevemente el matiz de su voz, haciendo que el tono metálico denotase descontento—, me he abstenido de acceder a sus computadoras personales, su correo electrónico privado, o las ventanas de su vivienda habitual. La privacidad es un valor importante para su especie.

Naturalmente, aquello era un impedimento para su trabajo. Pero probablemente el core de su programación, o la "ética" instaurada en sus patrones de acción, le impedía recurrir a ese tipo de métodos, pese a que una parte de dichos patrones reconociese la eficacia y el beneficio de dichos métodos para su objetivo.

Las puertas del ascensor se abrieron en el noveno piso, donde Evangelion acompañó a Lafayette hacia uno de los despachos. Las paredes interiores estaban hechas completamente de cristal, pero las mismas se volvieron opacas una vez entraron en la habitación. Los ventanales que daban al exterior dejaban ver la ciudad, pero desde fuera, aquellos cristales eran igualmente opacos. Evangelion señaló una silla azul frente a una mesa de color blanco, cuya superficie era un panel táctil con pequeños sensores para proyectar hologramas.

— Jade Hickling se encuentra en este piso, en su despacho— comentó el androide—. Si lo prefiere, puedo solicitar su presencia en mi lugar. Aún así, recomendé a la agente que yo manejase la negociación— el androide se situó, de pie, frente a Lafayette, al otro lado de la mesa—. La personalidad de la Señora Hickling diverge mucho de la suya, Señorita Lafayette.

Los sensores de la mesa se activaron, mostrando cinco contratos distintos frente a Bevidiere, dispersados en forma de abanico. Todos ellos referían a lo mismo, pero con ligeras diferencias. Implicaban una declaración confidencial y veraz acorde al conocimiento de la declarante —Lafayette—, así como distintos acuerdos con el gobierno para garantizar su seguridad personal.

En el primer contrato, Lafayette era "reasignada" laboralmente a las instalaciones biomédicas de investigación del gobierno local de New Sydney. Se le proporcionaba una residencia confidencial y gratuita, acceso al servicio de vehículos autónomos de los empleados gubernamentales, y un aumento de su salario del 100%. Además, se la incluía en el programa de protección de testigos. A cambio, no obstante, debía revelar sus facultades como Hija de Dios, de serlo.

En el segundo y los demás, Lafayette permanecía en su puesto de trabajo y no debía revelar la naturaleza de sus habilidades, ya que no iba a trabajar con el gobierno. Sin embargo, incluían cuatro niveles de protección. En el primero, se le ofrecía, como en el contrato anterior, una residencia confidencial y gratuita —un piso franco— y acceso al servicio de vehículos del gobierno. En el segundo, simplemente se incluía vigilancia activa pero discreta por parte de los "Centinelas" — los drones cámara del gobierno que recorrían las calles— y las cámaras de seguridad.

En el tercero, se instalaba una aplicación en la computadora personal de Lafayette — asumiblemente, su teléfono móvil, reloj u ordenador de pulsera—, la cual permitía a Evangelion y otros "Patriotas" saber la localización de la doctora y su nivel de estrés acorde a su pulso y presión arterial. En el cuarto, dicha aplicación simplemente permitía a Lafayette enviar dos tipos de aviso: Uno para indicar alerta —y vigilancia activa— y otro para indicar peligro —intervención a la mayor brevedad posible—.

— Por si valora mi juicio, el primer contrato— trabajar para el gobierno— es una gran oportunidad. Entiendo que, para mantener su privacidad, se plantee optar por el quinto— la simple capacidad de avisar a los "Patriotas" si algo va mal—. En mi experiencia, el tiempo de reacción tiene una alta correlación con el éxito o fracaso en mi deber. Por ello, le sugeriría el tercer o cuarto acuerdo— aquellos en los que los drones, o la pulsera, podían monitorizar a la doctora, visual o fisiológicamente de forma respectiva—. La decisión es enteramente suya, por supuesto.

El androide, a propósito, se irguió unos centímetros, mostrándose completamente recto mientras ponía una mano sobre la muñeca opuesta, mostrando una posición de espera pasiva, similar a la de una estatua o guardia esperando junto a una puerta.

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03/12/2017, 15:56
Bevidiere Lafayette
Sólo para el director

Ajá.- respondió, lacónica, tras escuchar a la inteligencia artificial recitar aquella frase célebre y confesar, con total normalidad, que había inspeccionado prácticamente cualquier información pública, financiera y laboral que pudiese obtener de ella. Incluído Facebook, por supuesto- Manda huevos.-pensó, torciendo el gesto, sin poder evitarlo, diciéndose que había hecho bien en no buscar nada sobre Ancel Zimmerman en el ordenador del trabajo- Toda una proeza, ese código de marujeo tuyo. -admitió, cruzándose de brazos.

Se sentó ante aquella mesa digital de color blanco, y cruzó las manos entre si, sobre la misma- Entiendo. Diferentes personalidades...-dijo, sintiendo repentinas ganas de echarse a reír- La agente Hickling no está acostumbrada a que alguien se le resista un poco, ¿no? A todo el mundo se le debe poner la boca grande cuando da ese discurso aprendido suyo, y saca la fantochada de la pulserita que te mira el pulso y todo eso.-añadió, sin esperar una respuesta concreta- ¿Mentir entra dentro de tu programación, Evan?- preguntó, divertida- Aunque claro, no sé para qué lo pregunto. Si pudieras mentirme, me dirías que no. - se contestó a si misma, negando con el rostro.

Bien, Evan. ¿Se puede renegociar de alguna manera estos términos a través de ti? Me resultan demasiado... Extremos. Es un todo o nada. - explicó- Generosidad extrema a cambio de pérdida casi total de privacidad. O beneficio casi nulo.-expuso, gestualizando- ¿No podríamos llegar a un punto medio? Podría seguir en mi trabajo habitual, colaborando con las instalaciones biomédicas de Omega de manera asidua, a cambio de un aumento menor de mi sueldo, digamos de un... 50%. Y por supuesto, a cambio de confesar yo cuál es mi papel como... ¿Hija de Dios? Si es que lo fuera.- propuso, sin que aquel último término encajase del todo en sus labios- Perdona, nunca me ha gustado utilizar esos términos pomposos.-confesó-Nada de vehículos autónomos, ni de Patriotas oliéndome el trasero. Quiero conservar mi independencia, mi privacidad, en lo que sea posible, pero estoy dispuesta a mantener una relación de tolerancia y colaboración, bajo las condiciones adecuadas. - declaró- Aunque no descartaría la opción de poder contar con vosotros si me veo en serios apuros. 

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04/12/2017, 01:18
Evangelion Novák

Jade Hickling es una eficaz administradora de recursos humanos, pero su autoridad, combinada con su talante directo e intransigente, no suele resultar agradable para otros humanos— explicó el androide inicialmente, sin darle mayor importancia—. Puedo mentir, pero por motivos éticos, sólo en determinados contextos relacionados con la neutralización de criminales peligrosos — en otras palabras, en una "negociación" armada y situaciones similares—. Mi programación tampoco tendría motivación para hacerlo en otros casos.

Los cuatro primeros contratos redujeron su tamaño, mientras el quinto lo aumentaba. Evangelion lo señaló levemente con una mano, anecdóticamente y sin practicidad real más allá de parecer más "humano", antes de descansar de nuevo su mano sobre la otra.

Mi capacidad para negociar estos contratos es limitada— explicó Evan—, pero puedo introducir a la Señora Jade Hickling— nuevamente, señaló el despacho situado al fondo del pasillo, más allá de aquella sala con cristales opacos—. Entiendo que el dinero es un bien necesario, pero el gobierno actual de New Sydney no paga por información— negó con la cabeza, en silencio—, simplemente ofrece mejores condiciones y remuneraciones que la mayoría de empleos por cuenta ajena. Si desea mi opinión, Señorita Lafayette, proteger la seguridad personal y el bienestar de los humanos son formas de generosidad —confirió un matiz distinto a la última palabra, subrayando la ambigüedad en su uso—. La privacidad es importante para muchos humanos, pero desde una perspectiva lógico-matemática, muchos humanos la sobrevaloran en relación a sus costes de oportunidad. En este caso, si el problema está relacionado con el régimen nacional-socialista Americano-Europeo, la privacidad a corto-medio plazo de un individuo podría costar la privacidad a largo plazo de millones.

Señaló, de nuevo y brevemente, el quinto contrato, según el cual Lafayette podía avisar a los Patriotas en caso de necesidad, pero no incluía una forma de seguimiento o monitoreo de su persona, salvo avisar de su posición en caso de problemas.

Este acuerdo legal parece el menos conflictivo, dadas las circunstancias— estableció al droide—. Podríamos incluir su servicio ocasional para el Departamento de Contramedidas —incluyendo, por necesidad, informar y disponer de sus habilidades como Hija de Dios—, con una tarifa horaria que superase en un 50% a la de su hospital, pero no un aumento general del 50% a su posición laboral actual. No cumpliría con la ética profesional — si en la práctica tal cosa existía era otro tema de discusión. Evangelion era en ese ámbito, asumiblemente, como un abogado chapado a la antigua. Chapado literalmente—. Igualmente, debo advertirle que, si se desplaza con cierta frecuencia a instalaciones gubernamentales sin la debida protección, y algún humano que pueda querer atentar contra su integridad física en dicho caso está vigilándola, podrían percatarse, lo cual aumenta la probabilidad de actos criminales y violentos contra su persona.

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06/12/2017, 00:26
Bevidiere Lafayette
Sólo para el director

Ética profesional. Ya...-dijo, no exenta de cierto sarcasmo- Bien, que sea un 70% sobre mi tarifa horaria. Si no se me puede proporcionar un aumento significativo general, entonces que tales horas se encuentren lo suficientemente remuneradas, y todos felices.- expuso- Por otro lado, para arreglar ese problema de la seguridad, podemos añadir una cláusula.- añadió, mesándose la barbilla, pensativa.

- Se me puede otorgar una vigilancia más estrecha en lo que respecta a mis traslados, notificando yo el momento en el que planeo dirigirme hacia las instalaciones gubernamentales para que a partir de ese punto se me pueda monitorizar por la seguridad propia y de las instalaciones biomédicas de Omega. 

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07/12/2017, 03:27
Evangelion Novák

Permítame consultarlo— respondió el androide—. Debería tardar sólo unos segundos— el androide calló, guardando silencio. Pasaron alrededor de 20 segundos, y entonces siguió hablando—. Jade Hickling se muestra conforme con la remuneración del 70% adicional al trabajar en las instalaciones de Omega.

El androide asintió, haciendo desaparecer todos los contratos de escena. Un nuevo contrato, de unas cinco páginas de extensión -pero sorprendentemente, con toda la letra del mismo tamaño- apareció en el proyector. Recogía el empleo como freelancer en las facilidades de Omega, con una remuneración horaria 70% superior a la que cobraba en el hospital.

También recogía la necesidad de declarar legalmente sus poderes como Hija de Dios, y por supuesto, revelar cualquier material sensible en relación a infracciones legales o amenazas a la seguridad nacional, conectadas con el incidente de la morgue donde desapareció el cadáver del alemán y cualquier evento o conocimiento que de este pudiera derivarse.

Finalmente, una aplicación sería instalada en el teléfono móvil o computador de pulsera de Lafayette, permitiéndola avisar, a través de unos pocos códigos táctiles, de la necesidad de supervisión o de intervención. En otros casos no sería supervisada, salvo cuando estuviese desplazándose en relación a su trabajo para el gobierno o se encontrase en sus instalaciones.

El androide extendió una mano, señalando un teclado y trackpad situados en la pantalla táctil que componía superficie de la mesa frente a Lafayette.

Puede usar su firma digital para completar el acuerdo— expuso Evangelion—. Entiendo que mi comunicación resulta fría por naturaleza, pero valoro positivamente que trabaje con nosotros, aunque sea ocasionalmente— el androide era incapaz de sonreír, pero apagó la luz blanca en sus ojos por un instante, emulando un parpadeo por primera vez—. Una vez haya firmado podré presentarle a sus dos enlaces principales con el Departamento de Contramedidas, Ruth Karsten e Eve Wright. Aunque Jade Hickling será su enlace burocrático formal, Eve Wright será su link intermedio y más frecuente.

En otras palabras: Wright, quien quiera que fuese, iba a ser el pez pequeño de Hickling que se "manchase las manos".

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07/12/2017, 04:04
Faith

Faith siguió el juego de Radoslav sin oponer resistencia. Aunque a ojos del hombre tenía historial, tanto dentro como fuera de la cama, de ser bastante dominante, en aquel momento se dejó a hacer con una sonrisa torcida, mordiéndose el labio.

— Como digas— se limitó a decir bajo el peso del hombre, ajena a la pequeña sobrecarga mental del ruso.

Un par de minutos después, cuando Radoslav comenzaba a pensar en cambiar de postura y la respiración de ambos se acercaba a un momento de no retorno, un estruendo sacudió la habitación. Los cristales del ventanal se convirtieron en fragmentos, saltando por los aires, proyectando algunos hacia el interior del salón. El rotundo sonido de armas de fuego comenzó a inundarlo todo, mientras los muebles se quejaban ante el impacto de los balazos.

Faith se sacudió con pasmosa - pero humana - fuerza debajo de Radoslav, tirándolo del sofá al suelo y cayendo ella justo después, sobre el hombre.

— ¡JODER!— gritó la mujer, claramente muy muy enfadada—. Tienes que estar de puña coña, tío. Las llaves— añadió mientras se giraba ligeramente, mostrando sus manos aún esposadas a su espalda.

Radoslav y Faith se encontraban tumbados al lado del sofá, con otro protegiéndoles por delante de la lluvia de balas del ventanal. A la izquierda, tras el respaldo del sofá y un par de metros de lluvia de balas, se encontraba el Abrigo de Faith con aquel pequeño arsenal. El problema es que iba a ser particularmente difícil llegar hasta él por medios normales. Al menos, sin terminar convertido en un colador.

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07/12/2017, 16:54
Ethan McKenzy

- Gracias de nuevo, Eve. Por favor, avísame si hay alguna novedad. Haré lo mismo. - Me ajusté la gabardina mientras salía del despacho, hice un último gesto a los muchachos con la cabeza: 

- Id con cuidado. - Dije con voz queda, como quien dice "adiós" o "hasta luego", sin querer entretenerse mucho más.

Me dispuse a salir, mientras sujetaba con fuerza el usb de los archivos. No podía perder más tiempo. Descentrando, y con un andar un tanto errático salí del edificio y me dirigí hacia mi coche. Mi próximo destino sería la comisaría, mi intención era revisar los archivos y buscar información  sobre el nigromante. Igual podía conseguir alguna dirección, lugares que frecuentaba, etc. Después, pensaría en Ángel, y en cómo investigar el asunto. Pasito a pasito. 

Hablando de pasitos... Noté como me temblaban las rodillas, llevaba un buen rato sin beber ni fumar. Busqué mi paquete de cigarrillos y me encendí uno, pasaría por el puesto de bebidas que hay frente a la comisaría antes de entrar y me pediría un café con whiskey, para aligerarme un poco la mañana y reducir el martilleo que atentaba con hacer explotar mi cabeza. 

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07/12/2017, 20:04
Bevidiere Lafayette
Sólo para el director

El hecho de que Evan le pidiese unos segundos de consulta hizo a Lafayette por un lado confirmar, al menos con un alto porcentaje de seguridad, sus sospechas de que aquella conversación estaba siendo monitorizada de algún modo, lo cual la hizo esbozar una media sonrisa cargada de suficiencia, al pensar que aquella mujer que se había paseado como un pavo real por su laboratorio debía haberla escuchado con todo lujo de detales. O lo haría, a posteriori, al revisar el evento que sin lugar a dudas estaba siendo grabado y registrado en la memoria del androide. 

Por otro lado, pudo comprobar, sin mucha sorpresa, que a pesar de que tuviera ciertos derechos civiles inferiores a los de un humano biológico, Evan no poseía grandes poderes de decisión. Si algo se salía de los patrones programados dentro de lo "negociable", debía consultarlo. Le pareció lógico, pero por alguna razón, aquello llamó su atención y le pareció un asunto a tener en cuenta en posteriores interacciones. 

Tu comunicación me resulta satisfactoria, Evan. Al menos no tienes la capacidad de sonreir como un gilipollas condescendiente cuando ni siquiera te apetece, y eso, al fin y al cabo, es bueno.-profirió, con honestidad, antes de utilizar la aplicación informática de la mesa, repasando visualmente el contrato, leyendo y repasando con detenimiento y abierta desconfianza los términos empleados para finalmente, firmar- Bien, ¿y ahora qué toca?- dijo, reclinándose en su silla, cruzándose de brazos. 

Notas de juego

Firma si no ve nada "raro" de lo que no se haya hablado.

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12/12/2017, 10:13
Sebastian Task

Task revisó con cierta mezcla de desgana y curiosidad aquel refugio de Novák. Sebastian estaba convencido de que él disfrutaba del lujo mucho más que a Novák. Eran muy parecidos en algunos aspectos, pero tremendamente distintos en otros.

Con la mente ocupada en el golpe contra Zimmerman, Sebastian apenas pudo relajarse en aquella fiesta. Cogió una copa de buen whisky y echó a andar entre los invitados… saludando con un leve cabeceo y una fingida sonrisa a quienes ya conocía.

No se sorprendió al ver cómo Knight se encontraba también allí. Pero ni siquiera el hecho de ser británico hizo que Task se le acercara demasiado. Nunca le había caído en gracia aquel tipo. Quizá pudiera ser útil… pero era tan volátil como Harper… sino más.

Percibió el saludo del patriota, y Task se limitó a asentir en su dirección. No le gustaba el amor de Novák por los robots y las inteligencias artificiales… y mucho menos le gustaba que los usara para todo. El día menos pensado Novák dejaría de acudir a sus fiestas para que un robot acudiera en su lugar. Aunque debía reconocer que todo el asunto de los droides le había reportado innumerables beneficios – ni de lejos los mismos que a Novák, pero Task salía beneficiado de ello.

Sin embargo, la mujer japonesa sí llamó la atención de Task. Le había costado mucho seguirle la pista cuando el billonario llegó a New Sydney. Siempre estudiaba el terreno de juego y a todos los peones, amigos o enemigos. Faith le había resultado una incógnita desde el principio. Sus pasos le llevaron hasta la nipona, y antes de hablar dio un breve sorbo de su copa.

- Me extraña ver a alguien como usted en una reunión como ésta. – Dijo a modo de saludo. No pretendía coquetear o flirtear en modo alguno. Más bien estaba evaluándola, como suponía que ella había hecho con todos los presentes desde el momento en que pusieron un pie en la fiesta. Task debía seguir representando su papel de tiburón empresarial, snob y descerebrado machista. Quitando lo de descerebrado… y en parte lo de snob, todos aquellos calificativos le describían con bastante precisión. Aunque Task era algo más.

- Sabe, es usted una mujer intrigante. – Concedió. – Desde que llegué a esta ciudad no he hecho más que oír rumores sobre su persona. Hasta el punto que en cierto momento pensé que no sería más que propaganda distractora del mismísimo Omega. -

Extendió la mano en dirección a Faith con toda la intención de besar el dorso de la de ella, cual antiguo caballero de la edad media con modales anticuados.

- Permítame que me presente. Sebastian Task. -

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12/12/2017, 20:48
Faith

Faith soltó una risa discreta y en tono bajo, casi educada, ante el saludo de Task, típico de un flirteo clásico del siglo XX. De cerca, era visible una mezcla de rasgos japoneses y americanos, probablemente debido a tener progenitores de ambas etnias.

Nombre en clave Faith— respondió divertida, con una sonrisa, después de que Sebastian dijese su nombre—. Siempre encantada de conocer a un fabricante de armamento— extendió su mano sobre la del hombre, dejando que la besase.

La ex-agente gubernamental llevaba un vestido plateado de tejido sintético, probablemente creado con una impresora 4D, de tal forma que la fibra pudiera adaptarse al entorno. Unas varillas de metal se dispersaban por el traje, partiendo de un nexo en el abdomen. A todas luces era una elección ideal para una fiesta elitista en la mansión de un empresario tecnológico, aunque a juzgar por la rigidez y forma, estaba pensado para pegarse a la piel sin limitar el movimiento.

Dudo que intrigante sea la palabra que busca— provocó al magnate—. Ofuscada, quizás. Es verdad que Omega tiene un show montado con nosotros— señaló discreta y rápidamente a Lance, Locke, un "Patriota" y a si misma—, pero el ruido es útil para alguien con mi currículum.

Apuró su copa.

Novák pierde el culo por invitar a todas las celebridades a sus eventos— comentó con una pequeña risa—. Es difícil no pasarse cuando vienen todos, salvo los Levin— la familia de Raisa Levin, la matriarca que rechazó apoyar a Sapiens en su campaña contra el envejecimiento—. Si viviésemos hace unos siglos se casarían entre ellos— bromeó.