Partida Rol por web

Next-Gen

Capítulo 2: Secretos

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20/12/2014, 17:26
Director

Hace ocho años...

Monique estaba con su hermana pequeña Wendy en los columpios en el patio de su granja. Ella tan sólo era un año mayor que ella, y en ese momento tenía siete años. Su padre no se encontraba lejos en ese momento, estaba arreglando el motor de un viejo tractor rojo que tenían desde que Monique podía recordar, tan viejo era que incluso las letras del nombre del vehículo se habían desdibujado con la acción del polvo, la lluvia y los años.

Ese día pasaron dos cosas que marcarían el resto de la vida de Monique.

Se estaba columpiando intentando llegar más y más alto cuando tuvo lugar la primera: en un instante Monique pudo sentir como si el sillín del columpio dónde ella estaba desapareciera y cayó fuertemente al suelo golpeándose todo el trasero y posteriormente el mismo sillín le dio un buen golpe en la cabeza. Así fue cómo Monique descubrió su poder.

Lo segundo pasó unos minutos después y fue precisamente Monique quién lo vio primero. Estaba mirando hacia el camino que conducía a su granja con el propósito de desviar su mirada de la de su hermana, que en esos momentos le estaba soplando en el chichón que había surgido a raíz del golpe con el columpio, para que esta no pudiera ver las pequeñas esferitas de agua que se habían creado en sus ojos. Entonces vio que se acercaba un vehículo negro, lo curioso de ese vehículo es que no encajaba con el entorno, era un todoterreno, pero era demasiado bonito, muy lujoso. El vehículo paró a unos pocos metros en frente de su casa y bajaron unos señores con trajes negros y gafas de sol...

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20/12/2014, 19:38
Director

Actualidad, Prisión Federal de Blackstone.

Debra había perdido la noción del tiempo allí dentro, ya no por la oscuridad pues al cabo de unos minutos de su estancia en esa celda se habían encendido unas luces cenitales de tipo florescente. Tenía una cama muy simple y un váter en una esquina de la celda. La pared parecía de hormigón armado y presentaba todo tipo de arañazos. Al cabo de un rato y para distraer su mente y alejarla de la locura, Debra pudo ver que esos arañazos conformaban dibujos y frases cortas. En algunos casos eran dibujos muy simples de palo de gente muerta o un tipo con lo que parecía un arma en la mano. Debra casi tenía que pasar los dedos por encima para distinguirlos lo que le hizo pensar que el hormigón era muy duro. Llegó después a las frases y se encontró frases de todo tipo..."Mátalos a todos y que sea Dios quién los elija" o incluso firmas de algunos de los antiguos residentes para dejar constancia de su paso por esa estancia..."Pepo estuvo aquí".

Entonces fue cuando reparó en un pequeño objeto que estaba escondido debajo de la cama...

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20/12/2014, 23:21
Debra Pulido

"Pepo estuvo aquí".

Se permitió pasar la yema de su dedo índice de forma mecánica sobre esa frase. No tenía ninguna prisa. Hacía mucho que había perdido la noción del tiempo, pero algo le decía que quienes la retenían tardarían mucho tiempo en dar señales de vida. En verdad, esperaba que así fuera. Le había costado mucho tranquilizarse. Había pasado por todas las fases: parálisis, lloros, ansiedad, autolesión (por suerte no había mucho con lo que trabajar en esa habitación), risa incontrolable y más lloros. Le faltaban los gritos, pero eso no era algo que fuese con ella. Ni siquiera en esas circunstancias.

Ahora vista desde fuera parecía una adolescente normal a la espera de ser llamada para la hora de la comida. Permanecía sentada con las piernas dobladas en su pecho, tocándose los dedos de los pies de manera rítmica. Le sorprendía no tener frío en las instalaciones. Siempre había imaginado que una prisión desamparada como esa iba ligada a malos olores y un frío del horror. En realidad, no estaba segura de que lo primero fuese a cumplirse. Ya se vería cuando necesitara utilizar esa letrina de la esquina...

El simple pensamiento le provocó un escalofrío. ¿Y si la estaban observando? ¿Y si habían estado mirándole durante todo ese tiempo? De repente el miedo volvió a surgir en su interior. Volvió a pasar la yema sobre la frase de la pared, justo antes de levantarse de la cama. No podía dejar de pensar dónde estaría Pepo en ese momento... y si ella acabaría en ese lugar.

Justo cuando sintió una necesidad imperante de dirigirse hacia la puerta para golpearla con toda sus fuerzas, algo llamó su atención. Un pequeño objeto bajo su cama del que no se había percatado hasta ese momento. No fue a recogerlo al momento. Por alguna razón se quedó quieta mirándolo, esperando que se desvaneciera. Que fuera un espejismo de un cerebro agotado.

No hubo cambios. Miró a su alrededor sin moverse, intentando encontrar alguna cámara oculta. Si las había no eran fáciles de encontrar. Sin más dilación, se acercó hacia el objeto... mientras en su interior se desataban todas las posibles opciones de aquello que podía contener.

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21/12/2014, 11:49
Monique Davies

Aquel objeto contrastaba tanto con el verde de los prados, el amarillo de del granero y los animales, que era muy difícil no quedarse mirando a aquel vehículo. Y nada más que hacer que observar a los inesperados y trajeados invitados.

- ¿Has visto eso, Wendy?- parecían los típicos agentes de las películas. Gafas de sol, traje oscuro y una presencia que erizaba los pelos de punta. ¿Qué estaría ocurriendo allí? Tanta era su intriga que hasta el dolor de cabeza pareció mitigar.- Venga, vamos a ver.

Se levantó sacudiéndose el polvo de la ropa. Evidentemente no entrarían como si nada pues lo más normal es que sus padres las echasen de allí y entonces no habría modo alguno de enterarse de lo que ocurría. Por ello conocían un lugar bastante bueno para investigar sin ser vistas: la ventana que daba al salón, una sala del lugar donde las visitas podían ser recibidas con el mayor lujo posible, estaba rota desde hacía un mes y a su padre le daba pereza arreglarla. El bolazo de Wendy había sido tan fuerte que había hecho añicos la ventana. Por tanto escucharían desde fuera, apoyadas en la pared bajo aquella ventana.

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21/12/2014, 17:08
Director

Hace ocho años...

La escena que ocurrió en la granja de los Davies fue tal que así: 

Primero de todo el padre de Monique y Wendy fue a recibir los visitantes limpiándose las manos con un viejo trapo y a continuación los invitó a pasar dentro de la casa, dónde aguardaba la madre de las niñas, Melany Davies. Después de los típicos ofrecimientos de rigor (invitarles a sentarse, taza de café...) el padre de las niñas salió de la casa y se dirigió dónde estaba el viejo tractor. Melany suspiró y apoyándose contra el mármol de la cocina fue la que empezó la conversación.

- ¿Y bien? Pensaba que definitivamente estábamos en paz...¿A qué debo el honor de vuestra visita?- dijo ella.

Uno de los dos señores, que por aquel entonces se había quitado ya las gafas de sol (Monique pudo observar que sus ojos eran de un marrón de lo más normal, de aquella manera ya no infundía el temor o misterio de momentos antes), contestó.

- Tranquila Melany, como bien dices no queremos nada de ti, tan sólo estamos aquí para advertirte de que puedes...podéis correr peligro. Tenemos informes que parecen apuntar que #~$@"& ...(en el preciso instante en el que el hombre decía estas palabras Wendy tiraba del brazo de Monique increpándola "No entiendo nada Monique...¡Vamos a jugar!) ... parece razonable pensar que está tramando algo y no es una locura pensar que vendrá a por ti dada la relación que teníais.

Melany se había quedado totalmente en silencio mirando fijamente al señor que acababa de hablar.

- Era de esperar, dado sus habilidades, de que regresara. Gracias por el aviso, pondré las niñas a salvo con su tío, es lo mejor para ellas en todo caso, dado que empiezan a desarrollar sus poderes, allí estarán bien...

Los dos hombres ya se levantaban y estaban a punto de cruzar la puerta cuando Melany les habló desde la cocina.

- Decidle al capitán que mantenga los ojos bien abiertos y que no pierda el tiempo, ÉL es capaz de hacer arder el mundo entero.

Los visitantes se fueron tal como habían venido despidiéndose con un gesto del padre de las niñas y marchándose con su vehículo.

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25/12/2014, 13:32
Director

Actualidad, en un lugar desconocido...

Después de que Hannah viera a Rachel la voz continuó hablando.

- ¿Y bien, cuál es tu respuesta?

Rachel parecía bien, no estaba atada ni presentaba signos de maltrato, sus ojos no daban crédito a que pudiera ser ella, pero en todos los aspectos era totalmente igual a como recordaba a su hermana. ¿Sería un truco, un vídeo grabado de alguna forma que ella desconocía y reproducido en un plasma gigante? 

De repente su hermana se levantó y empezó a pasear por la sala dónde se encontraba. Hannah fue consciente entonces que esa gente esperaba una respuesta de ella.

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25/12/2014, 20:03
Director

Actualidad, Prisión Federal de Blackstone.

El objeto que encontró Debra era una vieja fotografía de una casa de ladrillo rojizo de los años ochenta. El cambio fue muy gradual: primero tuvo un leve mareo y a continuación se encontraba justo delante de la casa que momentos antes había visto en la foto, ahora desaparecida. Era algo extraño, ya que si bien la casa debía estar situado en algún barrio parecía como si esa zona fuese un decorado para una película, y las partes que no interesaban o que quedaban fuera del encuadre de la fotografía no aparecían allí. La puerta de la casa se abrió con un crujido y permaneció así.

 

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25/12/2014, 20:16
Hannah Mason

Seguía atada a aquella silla, mirando lo que de ningún modo podía ser lo que sus ojos mostraban. Dio un doloroso tirón hacia adelante al intentar levantarse, quemando sus muñecas con la áspera cuerda. Sus labios se movían como si murmurara palabras pero no había ningún sonido surgiendo de su garganta, sólo aquella mirada fija que mostraba un terrible anhelo. El anhelo de recuperar su vida, a su hermana, de pedirle perdón.

Pero la realidad, esa puta jactanciosa que presumía de ser ineludible, la arrolló con la fuerza de un tsunami. Su hermana estaba muerta. No sabía cómo ni por qué pero esos tíos estaba utilizando la imagen de su hermana para intentar convencerla de algo que ni siquiera entendía. Hannah Mason no era una persona especialmente honrada ni de grandes escrúpulos, no tenía un gran convencimiento moral, pero no iba a colaborar del modo que fuera con esos desgraciados manipuladores de la mente humana y proyectos de terrorista.

El sonido que por fin surgió de sus labios fue un grito, no una agónico si no uno iracundo mientras daba tirones con los hombros, intentando aflojar la cuerda, que seguía dejando verdugones en su piel.

- ¡MI HERMANA ESTÁ MUERTA! ¡PUTOS MANIPULADORES DE MIERDA! ¡OJALÁ OS PUDRÁIS EN EL INFIERNO PORQUE NI ASÍ TRABAJARÉ CON VOSOTROS! ¡IMBÉCILES HIJOS DE PUTA! ¡DEJADME IR! ¡DEJADME IR! ¡VOY A PARTIRLE LA CARA A ESA PUTA!

 

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25/12/2014, 20:57
Director

Actualidad, en algún lugar desconocido.

Los gritos de rabia de Hannah inundaron la sala. Rachel, o al menos la imagen de ella, reaccionó a la voz de Hannah aproximándose al cristal que separaba las dos salas y golpeándolo.

- ¿¡Hannah?!- era la voz de Rachel de eso no había ninguna duda- ¿Eres tú? ¡¿Qué les estáis haciendo?! ¡Me prometisteis que no sufriría ningún daño!¡Me lo prometisteis!

No dejaba de golpear el cristal y Hannah incluso pudo ver cómo las lágrimas corrían por sus mejillas. De repente se giró sorprendida hacia un lateral y pronto Hannah descubrió el motivo. Unos matones habían entrado en la sala donde estaba ella y se aproximaron a ella.

- ¡No! ¡No! ¡Decidle que me quedaré toda la vida sirviéndolo pero que deje marchar a mi hermana! ¡Decidle que...- nadie supo jamás que más tenían que decirle al supuesto jefe de esa organización puesto que uno de los matones le dio una descarga eléctrica con un táser a la chica y ésta cayó al suelo inconsciente. El matón que la había dejado así se la cargó como un saco de patatas y se la llevaron de la sala. 

Antes que Hannah pudiera decir nada más le pusieron una bolsa en la cabeza y escuchó como los allí presentes se iban de la sala. Le pareció que pasaban horas hasta que volvió a escuchar como alguien abría la puerta de la sala y entraba en ella. Esa persona la desató y le quitó la capucha que le cubría la cabeza. Al cabo de unos segundos de volver a acostumbrarse a la iluminación de la estancia pudo ver al agresor al que había hecho frente en el callejón. Sus pupilas estaban completamente blancas y no mostraba ninguna expresión ni reconocimiento hacia la chica, sólo estaba en frente de ella totalmente quieto.

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25/12/2014, 22:54
Debra Pulido

Podía jurar que olía la frescura del césped. Era un olor suave y prácticamente imperceptible, aunque no para alguien que había permanecido tanto tiempo en ese frío cuarto. Sintió la necesidad de bajar su mano derecha para tocarla, pero no lo hizo. Había algo que llamaba todavia más su atención. La casa. Esa casa que, hasta hacía apenas unos segundos no era más que la captura aleatoria de una cámara.

Continuaba de cuclillas, misma posición que había adoptado para alcanzar la fotografía. Todavía podía sentir ese extraño mareo que le había producido la... ¿transportación? No tenía ni idea de cómo lo había hecho, pero lo tenía claro: ya no estaba en esa cárcel o fortaleza en la que le habían retenido durante 'asabercuantotiempo'.

Tragó saliva con dificultad mientras intentaba reorganizar sus ideas sin éxito. Estaba bloqueada. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué estaba pasando? ¿Y por qué a ella? ¿Es que no había sufrido suficiente? ¿Es que todavía tendría que sufrir más?

Ni siquiera fue consciente de que se había incorporado y había comenzado a andar hacia esa casa. En su interior se concentraba la necesidad y la preocupación por descifrar ese borroso escenario que le rodeaba. Otro fracaso, por supuesto. El efecto que quedaba era tan extraño. Como si la casa fuese una especie de burbuja oscilante que aumentaba y descendía según los espasmos del borroso paisaje.

Seguía acercándose y su ansiedad incrementando. Cada vez estaba más cerca. Y entonces, se abrió la puerta. Y se dio cuenta de que daba igual lo que sintiera o quisiera hacer. Su destino ya estaba escrito, y estaba esperándole allí dentro.

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26/12/2014, 12:24
Hannah Mason

Para un observador inexperto o para alguien que desconociera la trayectoria vital de Hannah Mason, los gritos anteriores le habrían parecido propios de una adolescente en su estado más perturbado pero al ver como atacaban a aquella Rachel a la que ni siquiera creía su hermana algo se revolvió en su interior. Fue como si un interruptor se apagara en su cabeza y cualquier atisbo de cordura o precaución desapareciera por completo.

Nunca recordaría la hora entre el momento que le pusieron la bolsa en la cabeza y el instante en que fue consciente de que estaba sola en una sala. Aquella hora en que se dedicó a berrear, a ahogarse en su propia saliva y a proferir amenazas que empezaron por simples insultos y acabaron por horribles y minuciosas descripciones de lo que haría con sus cadáveres. Ni siquiera pedía que la liberaran o que soltaran a Rachel, aquello fue simplemente un momento de completo delirio que le habría costado el manicomio si hubiera tenido lugar en su casa o en el colegio pero en aquel instante no pensó, sencillamente se dedicó a dar forma a sus peores sentimientos.

Pasada la hora tenía la voz tan ronca que tuvo que callar, recobrando la lucidez suficiente como para comprender que necesitaba recuperar fuerzas en lugar de seguirlas perdiendo, así que se sumió en el más absoluto y obstinado silencio. Ni siquiera se movía y cualquiera hubiera dudado de si seguía respirando aunque si le hubieran quitado la bolsa que le cubría la cabeza no habrían albergado tales dudas al ver el llameante odio que inflamaba su mirada.

No supo cuánto tiempo había pasado cuando alguien empezó a deshacer los nudos de la cuerda que la mantenían atada a la silla. Sintió como las cuerdas caían a su alrededor pero no hizo movimiento alguno, esperando el momento. Ese momento llegó cuando se encontró sin la bolsa, cara a cara con el tipo que había propiciado todo aquello y que debería estar muerto, lo mismo que su perro.

No le importó que ni siquiera pareciera el mismo, no le importo que la hubiera desatado, ni siquiera quiso saber por qué. En cuanto se vio libre levantó la pierna con todas sus fuerzas hasta la entrepierna del hombre. No esperó a ver si se caía, se doblaba por la mitad o se le lanzaba encima para atacarla, se hizo a un lado y salió corriendo hacia la puerta, dispuesta a aprovechar aquella oportunidad.

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26/12/2014, 20:51
Director

Notas de juego

Vale, aprovecho esto para haceros un par de preguntas:

Debra: ¿Entiendo que entras en la casa pues?

Hannah: ¿Qué harás al salir de la sala esa dónde te tenían atada?¿Buscarás a tu hermana o simplemente huirás?

 

Monique estoy esperando tu post para proseguir ;)

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26/12/2014, 21:25
Director

Actualidad, dentro de la casa de ladrillo rojizo.

Debra entró en la casa y al parecer dentro había una especie de tienda, aunque a juzgar por el inventario de allí Debra no habría atinado a decir qué tipo de tienda era esa. Había todo tipo de botellas de cristal y otra suerte de artilugios que la chica no llegó a identificar. También había unas escaleras pequeñas que conducían al piso superior de la casa-tienda. Un hombre de mediana edad con traje negro (aunque según como le daba la luz parecía de un rojo intenso) como sus ojos, su pelo y su corbata surgió de lo que parecía una trastienda.

- ¡Oh! No esperaba visitas a esta hora...Pensaba que esa invitación había sido revocada hacía años. ¡Qué modales los míos! Por favor, pareces cansada, ¿te apetece tomar algo? ¿en qué puedo ayudarte? 

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27/12/2014, 09:13
Debra Pulido

¿Qué...? ¿Qué era ese sitio? Conforme se introducía en esa especie de... ¿tienda?, Debra andaba muy muy despacio. Quizá pudiera parecer un ritmo excesívamente lento, pero no era así tratándose de ella. En su caso, lo más normal hubiese sido quedarse quieta, completamente bloqueada. O en su defecto, darse la vuelta y salir corriendo de allí para no volver.

Pero no lo hizo. Quizá fuera por la curiosidad de saber qué había pasado, por el hecho de que esa casa fuera lo único accesible del lugar, o por el miedo de volver a la prisión. Fuese cual fuese el motivo, continuó avanzando, observando y registrando cada objeto del lugar. Más por costumbre que porque en verdad le interesara. En esos momentos, tenía demasiado miedo como para sentir curiosidad por cualquier cosa.

La aparición del hombre le cogió por sorpresa. Se detuvo por completo, con las piernas ligeramente flexionadas y los codos despalazados hacia detrás. Una posición de defensa que, en caso de tener que ponerse en práctica, no le resolvería ninguno de sus problemas.

- Q...q...pe...co....

Balbucear era su especialidad. Parecer una niña estúpida y 'retarded', también. Cerró los ojos, concentrándose en su respiración. Le temblaban las piernas tanto que sentía que, en cualquier momento, iba a caerse en el suelo. No se lo podía permitir. Tampoco seguir ciega ante un desconocido.

- ¿Quié...quién es usted? - su voz salió algo temblorosa aunque suficientemente audible. - ¿Qué... qué es este sitio? - miró a su alrededor, en un gesto que le permitió descubrir todavía más objetos - ¿Cómo... cómo he llegado hasta aquí?

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27/12/2014, 18:51
Director

Actualidad, en la tienda.

El comerciante trajeado miró a Debra con interés. 

- ¡Oh, querida!¡ No hay porqué estar a la defensiva conmigo! Créeme cuando te digo que a mi me interesa muchísimo tu bienestar. Intentaré, pero, responder a tus preguntas; soy un humilde mercader o comerciante, pero mis artículos son un tanto exóticos, yo trato con sueños, con esperanzas, y ahora mismo te encuentras en mi hogar. Y respondiendo a tu última pregunta, me temo que el último visitante que tenía una tarjeta de visita mía fue un tanto descuidado y la dejó dónde no debía, aunque si te soy sincero no me importa, siempre es agradable recibir visitas. De todas formas...- el hombre rebuscó en sus bolsillos y sacó una tarjeta negra con letras y números dorados en relieve y se la dio a Debra- aquí tienes una, para que siempre que necesites de mis servicios puedas encontrarme.

La inscripción de la tarjeta rezaba: "Mr. Infamia, Tus Deseos Más Profundos Pueden Cumplirse, Freedom City, 666-666-6666."

- ¿En qué puedo ayudarte criatura?

 

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27/12/2014, 19:18
Debra Pulido

Fue acercándose hacia el mostrador mientras el tendero hablaba. Escuchando sus palabras e intentando entenderlas, poniéndolas en un contexto que no acababa de comprender.

- Quién... ¿quién es el último visitante? - se sintió un poco estúpida eligiendo esa pregunta en primer lugar. Había tantas otras cosas... pero esa incógnita le estaba matando. Quizá, solo quizá, si supiera de quien se trataba y por qué había acabado en esa prisión... podría entender algo más las cosas. ¿Sería ese tal Pepo? Podría ser él, ¿por qué no?

Cogió la tarjeta con cierta duda. No estaba segura de que aceptara fuera lo más inteligente. Pero, ¿cómo negarse a algo así? La mantuvo frente a ella, observándola en silencio y acariciando de manera automática las letras impresas.

- ¿Cumples deseos? - le miró con cierta vergüena al darse cuenta de que le estaba tuteando. - Y qué... ¿qué pides a cambio?

No acababa de fiarse de ese hombre. No solo porque fuera un total desconocido que había encontrado tras 'transportarse' de una extraña manera al mirar una fotografía encontrada en el suelo de la celda de una presión. El principal motivo era otro. Nadie, absolutamente nadie, daba nada sin pedir nada a cambio.

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27/12/2014, 20:02
Director

Actualidad, en la tienda.

Mr. Infamia, o al menos eso es lo que ponía en la tarjeta, se rascó la barbilla pensativo.

- El último visitante eres tu querida, pero si te refieres a la última persona que pasó por aquí antes de tu visita..mmm..hace ya un tiempo, y si no recuerdo mal se trataba de una mujer...Margareth...Megan..¡Demonios! No me acuerdo, empezaba por Me o Ma pero no logro acordarme de su nombre, aunque es cierto que hicimos buenos negocios. - en sus últimas palabras sonrió mostrando una impecable dentadura blanca.- ¡Oh! Es una forma de expresarlo, pero sí, podríamos decir que cumplo deseos, y ahora que lo mencionas...es tu primera visita, así que esta vez invitaría la casa.

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28/12/2014, 11:13
Monique Davies

Era demasiado joven para recordar cosas que no entendía, pero aquella conversación se quedó grabada en una esquina de la mente de Monique. ¿Quién perseguía a mamá? ¿Por qué corría peligro? ¿por qué la avisaban esos hombres?

La chica se quedó allí plantada un rato más. Además de que era el mejor lugar para no ser descubierta una vez que salieran de la casa, quizás podría escuchar algo más.

¿A dónde nos van a llevar entonces?

Miró a su hermana, que parecía no entender la gravedad del asunto. Hablaban de poderes, de peligro, de llevarla con su tío.

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28/12/2014, 22:45
Debra Pulido

Me o Ma...

Si era una mujer, significaba que no era Pepo. Se sintió estúpida cuando en su pecho se instaló cierta pena. Después de tanta soledad y desesperanza, se había encariñado de alguna manera con ese ente inexistente.

Se llevó la mano izquierda al mechón de pelo que le caía por su pecho. Lo tocaba de forma lenta pero con una ansiedad difícil de disimular. No se sentía cómoda en aquel lugar y, a la vez, le daba la sensación de que tenía algo realmente familiar.

- ¿Qué deseo pidió esa mujer?

De nuevo esa sensación, la de saber que estaba haciendo más preguntas de las debidas, pero menos de las necesarias para su propia supervivencia. Su cerebro quemaba 'neurona' para analizar las palabras y los gestos de aquel extraño hombre. Algo difícil, teniendo en cuenta el estado de shock en el que aún se encontraba.

- ¿Qué tendría que dar a cambio?

No sería la persona más inteligente del mundo, pero sí que había sido capaz de aprender una lección básica: nunca coger 'caramelos' de un extraño. No al menos hasta asegurarte bien de su procedencia y composición.

No pudo controlar su imaginación y, en apenas unos segundos, todas aquellas cosas que desde su más tierna infancia había querido modificar fueron apareciendo una por una. Se preguntó sí, el día que muriera, los recuerdos más felices de su vida también se 'proyectarían' de esa manera.

- Y... ¿qué tipo de cosas puedo pedir?

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29/12/2014, 20:04
Director

Actualidad, en la tienda.

Mr. Infamia se rascó la cabeza.

- Déjame pensar...Creo que esa mujer quería ganar poder, poder para proteger y para ganar, aunque a veces el destino tiene pensado otras cosas.- A la segunda pregunta respondió lo siguiente- No tienes que darme nada, me place poder ser un mero observador, y además...¿realmente crees que podrías ofrecerme algo que tuviera el mismo valor? Es mejor no complicar la situación, hay personas que van al cine a ver historias que otras imaginan y crean, a mi me place poder ver vuestras acciones con los deseos que pedís.

Hizo una pausa y cuando hubo escuchado la tercera pregunta sonrió y respondió emocionado.

- Todo lo que desees.