Partida Rol por web

En el instante que salís de la sala Ia Central os informa del que teneís los permisos para acceder a vuestras armas y armaduras, así que os dirigís directamente a armería a equiparos.

Estar dentro de vuestras armaduras con los sistemas activados, defensa, regeneración, y vuestras mejoras disponibles os hace sentir poderosos y confiados.

Las Xv2 zumban con energías sinergicas cuando están unas junto a otras, y lo mismo pasa con las enormes Nexian y Servían. Vuestro paseo por los pasillos en dirección al hangar impresiona. Algunos soldados silban y vitorean, otros aplauden, y los más cautos asienten con aprobación. Eso es un pelotón en dirección a un OEM. Y La implicaciones no se le escapan a nadie. Incluso os parece ver algún miembro de Bravo 3 mirando desde las pasarelas.

Tic-tac se cuadró ante el oficial y salió de allí junto con sus compañeros. Aquello empezaba a moverse. - Esto empieza chicos... - dijo con una sonrisa de emoción. - ¡Vamos que nos vamos!

Caminó animado hasta donde guardaban su equipo y se lo puso silbando animado mientras movía su cabeza haciendo caso omiso de las miradas que podían dirigirle los demás.  Una vez todo el equipo estuvo completo y listo para hacer su paseo triunfal hacia el hangar, el afroamericano sonrió dentro de su armadura. - IA, dale caña a la canción. - dijo pidiendo a su IA que reprodujese en alto alguna canción que habían acordado. 

(Click Aquí para la primera canción que no se pone)

¡¿Que mierdas?! - dijo Tic-Tac tras escuchar un segundo de canción. - ¡Esa no! ¡La otra! Vamos a irnos de esta nave con estilo. Como debe hacerse. - dijo mirando a sus compañeros cuando comenzaban el paseo de la gloria. 

Después de todas las vueltas dadas a la cabeza, y de salir de la sala con ésta gacha, intentando seguir pasando desapercibida, casi escondiéndome tras el cuerpo de Karl a pesar de sentir las miradas sobre mí al ser nombrada sargento, estoy ante mi armadura, y todo cambia.

Había sido como ir desnuda, y por fin se me permite volver a sentirme completa.

Ya con armadura me coloco orgullosa cerca de Snow, caminando tras él, mirando al frente, aunque no tanto por orgullo como por miedo a ver alguna cara conocida entre la gente que ha venido a despedirnos. Aún estaba a tiempo de querer arrepentirme, una vez más, si su rostro aparecía entre la multitud.

H. estaba a punto de explotar con la frustración de no poder conseguir las puñeteras piezas para los señuelos sísmicos, cuando Snow lo nombró cabo. Un pinchazo de agradecimiento instantáneo le recorrió toda la espalda y se relajó inmediatamente, ante la gratificación de ser reconocido por su compañero. Seguía teniendo un plan B, e incluso un C, para distraer a unas criaturas que hipotéticamente veían por medio de vibraciones. Así que salió de la sala con las palabras del nuevo capitán rondándole la cabeza.

-Jefe- llamó a Snow- Tic Tac, Bad y yo hemos preparado algunas cosillas que quizás te interesen.- le comentó al capitán- Cuando tengamos un momento, un poco más íntimo, te pongo al día- le anunció dando pistas de que habían planeado todo aquello con la información que les había dado Tic Tac antes de que les informaran oficialmente.

Ponerse la armadura era una gozada. Se sentía invulnerable, poderoso y letal... y lo era. No pudo evitar una sonrisa ante la música de Thyrone, la segunda canción evidentemente, encajaba con su estado de animo como un guante y, pese a los nervios, la emoción crecía como una enredadera y se agarraba a su espíritu firmemente. Su disciplina mental conseguía mantenerla a raya y concentrarla en una firme determinación pero la realidad era que estaba ansioso de poner un pie en el planeta. 

Con la armadura puesta, y unos calzoncillos limpios, Snow se sentía diferente. Hasta ahora siempre había estado en la otra parte. La parte de los que miran a los OEM salir en busca de Marzio. A pesar de las horas de vuelo del ex-Agencia, notaba el cosquilleo de la emoción cimbreándose aquí y allá en su cuerpo, a la par que una punzada de decepción por no verla entre el público presente. Simplemente había mucha gente, y aún estando, podría pasar desapercibida.

El recientemente nombrado Capitán sale de su ensoñación con las palabras de H.. - Seguro que me interesa H. estoy deseando tener esa reunión, y que informéis a todo el pelotón con que contamos por parte del sector científico. Tenemos cuatro días de vuelo, cuando dejemos atrás la nave y todo esté razonablemente encauzado, tendremos un briefing de pelotón, espero vuestros apuntes. Y puedes apostar que habrá sorpresas, jeje. - Palmeo el hombro del Cabo H. con un movimiento espontáneo. Los trajes te hacen sentir poderoso, a prueba de todo. Pero hay dos cosas muy ciertas. Que en los OEM hay bajas, y que el Policía de Nexus también creía que estaba a salvo en su traje hasta que aquella puta lo pirateó. Mal asunto.

Dia D. Hangar 57.

Vuestro paso, y la música a todo volumen de Tic Tac ha ido congregando soldados en las pasarelas a vuestro paso, algunos aplauden sin disimular el entusiasmo.

Desde vuestros visores moniorizais a todos vuestros compañeros, podéis ver sus constantes vitales y las de todos están algo alteradas de emoción. Estáis de localizar en vano alguna cara conocida más, pero continuáis caminando hasta el hangar.

Hay varias Alphas en el hangar pero toda la actividad se concentra en una, pintada con tonos más fúnebres, y de aspecto algo viejo y gastado. Sin duda, "el ataúd"

Un mecánico enorme os saluda desde la base de la Alpha:

Si señor, aquí está Bravo dos, puntual. Venid chicos, quiero presentaros a la maravilla que he estado poniendo a punto para vosotros.

Marius y Baghi se sentía como semidioses embutidos en sus imponentes armaduras. Eran conscientes de que todo aquel sentimiento de imbatibilidad se esfumaría como el humo de un cigarro en cuanto el ataúd les lanzar en mitad del espacio insondable.

Si aquellas, las armas más poderosas fabricadas jamás por la humanidad, sólo podían ofrecerles un 5% de posibilidades de retorno, ¿qué demonios era a lo que se enfrentaban ahí fuera? Pronto saldrían de dudas.

El paseo por los pasillos de Nexus fue triunfal y, emotivo, una despedida de auténticos héroes, o quizá el último aliento para aquellos que saben que no volverán. En cualquier caso, era imposible no sentir que, fuera cual fuera el resultado, su decisión de presentarse voluntarios para las OEM había sido un acierto.

Vivían encerrados en aquella lata de sardinas volante, sin la certeza de que aquello sirviera para algo. Quizá fuera tan sólo una agónica y lenta muerte. Cada año quedaría menos gente en Nexus, hasta que finalmente no quedase nadie. O no. Quién sabe. Pero las OEM les daban, al menos, un objetivo, una esperanza. Y no hay nada que mueva más a la humanidad que la esperanza en situaciones desesperadas.

- Si señor, aquí está Bravo dos, puntual. Venid chicos, quiero presentaros a la maravilla que he estado poniendo a punto para vosotros.

Una sonrisa se dibujó en sus rostros.

Tic-Tac sonrió al ver su juguete nuevo como sonreiría Snow al ver una mujer guapa. - Buenos días, señor. - dijo saludando al mecánico tendiendo una mano. - Cuentame, que maravillas le has hecho esta pequeña. - preguntó sonriendo. Por fin iba a coger una de verdad, fuera del simulador. Volando en el espacio, el único lugar donde serían libres y responsables de su propio destino. 

Una manaza agitó la de Tic Tac, mientras aquel tipo emitía algun tipo de gruñido, o carcajada.

Eh, tu debes ser Talley, el comando del programa especial de pilotos. Pues hemos modificado un poco la cabina para ti, ha habido que ajustar un impulsor y sustituir piezas aquí y allá, ha quedado perfecta como el día que salió de fábrica. Irá como la seda.

Con la Ia, Anubis, no hemos podido hacer nada, los jefes temen que si la tocamos pierda esa habilidad especial que tiene para regresar a casa solita, es un poco, especial. Pero es una buena Ia.

¡Din, din, din! Premio par el caballero. - dijo con una carcajada. - Puedes llamarme Tic-Tac. - le dijo amistoso. - ¿Algún consejo con la nave o con la IA? Anubis y el ataud suena todo un poco macabro... - dijo el soldado guiñando un ojo. 

El enorme oficial mecánico se frota el mentón con aire pensativo. Es una mole de destila simpatía por los cuatro costados.

- Chico, es toda una pregunta, yo no soy programador ni uno de esos cerebritos de I+D. - Baja la voz y se acerca al piloto, usando un tono mas confidencial. - Creo que incluso los lumbreras de Operaciones no entienden del todo a esa jodida cosa, salvo que ha pasado todo los test y esta claro que esta de nuestro lado. Lo mejor es seguirle la corriente y tratar la nave con respeto. Es... puntillosa con su "sepulcro". Le gusta hablar de esa manera. Y es estirada de cojones, o eso me parece a mi. Pero compensa sus rarezas con una buena potencia de procesamiento.

Se separa, encajando una enorme colilla de puro apagada en su bocaza y hace un ademán, abarcando la enormidad de la nave.

- Por lo demás esto es una jodida Titan Mark I. Ya no quedan muchas abuelas como esta en la flota. Estáis de suerte, normalmente a los novatos les meten en una mierda de Alpha para que mueran como chinches. Alguien debe apreciaros mucho. No es una fortaleza volante como las Theinor, pero esta bien armada y acorazada. El Ataud ademas tiene algunas planchas extra que le hemos ido añadiendo entre misión y misión. Sus motores ronronean como un gatito y es tan maniobrable como cuando salio de fabrica. Es vieja, fea y peligrosa. Justo mi tipo de chica. - Y remata la descripción con unas cariñosas palmaditas. - Estamos teminando de cargar combustible y munición. Vuestros contenedores de equipo están apilados por ahí detrás, por si quereis echar un vistazo. En menos de 15 minutos, estaremos listos para luz verde. Palabra de Amoroso. - Y guiña un ojo rodeado de una peluda cejota partida.

Mansell y Baghi rodearon la nave, examinándola con ojo experto. La mezcla de curiosidad de piloto y tecnólogo era evidente.

- Es una pena que no incluyan el manual de instrucciones- rió Baghi. Mansell sonrió la ocurrencia.

- Está preparada para volver- comentó Bad- con nosotros o sin nosotros. Eso significa que aún sin piloto o en las últimas, podríamos tener una oportunidad de regresar si alcanzamos la nave. Posiblemente no esté tan mal como habíamos pensado al principio.

Hay gente, hombres y mujeres con mucho seso, que dicen que todo aquello con lo que interactuamos en el mundo mientras nos movemos por él, no es sino, más que un producto de nuestras propias percepciones.

Dicho de otra forma, yo veo lo que quiero y esto no tiene que ser lo mismo que ves tú aunque ambos, estemos mirando la misma escena.

A sabiendas de esto entonces, ¿Qué veía/imaginaba Smirnoff mientras desfilaba hacia el Ataúd?.

Vistiendo la poderosa servo armadura de la NEXUS – que para él era ROJA como la bandera de su Madre Patria -, el OSO marchaba con la espalda recta como una puta barra de acero y marcando el paso con orgullo.

Iba sacando pecho, con la barba hirsuta en punta y con todo el equipo a punto y pulido a la perfección.

Y aunque toda aquella parafernalia tan propia del mundillo militar el RUSO la llevaba como se esperaba de un comando OEM, contrastaba, y mucho, su careto de paleto de pueblo que ha ido por primera vez a la gran ciudad.

Dicho de otro modo.

El puto RUSO iba con una sonrisa de oreja a oreja en la cara y saludando como una colegiala excitada a los que se habían llegado a despedirles.

Su vozarrón llegaba a cada maldito rincón del hangar y los CAMARADA de aquí o los CAMARADA de acá iban y venían por entre los presentes aderezados con abrazos, palmadas en hombros o espaldas e incluso algún beso robado sobre la marcha (a una enfermera) y la posterior cachetada como consecuencia de ello.

Smirnoff, no obstante, esperaba ver entre aquellos que por ahí andaban a su Idol EL Guardia de la NEXUS que seguro habría ido a despedirle.

Después de todo, ¿no eran acaso Best Friends for Ever?

No pude evitarlo. Quizás ni lo intenté, pero al ver El Ataúd me quedé un buen rato con la boca abierta.

Maravilloso.

Como una niña pequeña y curiosa y casi pidiendo permiso a Don para acercarme a la Titan Mark y comenzar a fijarme en todas las conexiones y cambios evidentes hechos desde que se fabricó.

- Prometo dejar el destornillador guardado.

H. se mantenía en un discreto y premeditado segundo plano mientras el oficial mecánico daba su charla a los pilotos y tecnólogos. Aun sin entender del todo, escuchaba con atención lo que hablaban de las IA's, si no les dejaban llevar el equipo para hacer los señuelos sísmicos, no les daban información clara de la vida indígena y no les dejaban montar el clúster de IA's para el descenso aquello iba ser lo que Bad había predicho... un puto suicidio ritual para que el capullo del comandante tuviese sus putas medallitas. El danés lo tenía bastante claro, entre que la nave no pudiera volver sola y que ellos tuvieran más probabilidades de realizar un descenso seguro, ya le podían estar dando por culo al "toque" especial que tenía la nave.

El comando miraba escéptico al bueno de Don "amoroso". No dudaba que fuera un buen tío, pero ahora mismo le daba la sensación de que les estaba vendiendo la moto e intentaba que no trasteasen demasiado con la nave. Estaba claro que la quería como a una hija, pero si tenían que maquillar un poco a su "niña" para que pudiera entrar a la discoteca esperaba que sus compañeros no tuvieron muchos escrúpulos en hacerlo... él, desde luego no los tendría.

Teníamos pensado montar una cosa ahí dentro pero veo que tendré que hablar con Anubis primero... - dijo el soldado girando en redondo para ver a sus compañeros. - Eh, ¡H! Porqué no vas a ver lo que nos ha traído Papa Noel, seguro que han dejado algo especial para ti bajo el árbol. - le dijo con una sonrisa divertida. 

¿Qué te parece si haces las presentaciones con la IA? Parece que la conoces bien. - le dijo a Amoroso. - Cuanto antes empecemos a movernos mejor, siento como que llevo años parado y estoy deseando probar esta preciosidad. - le dijo con una sonrisa. 

Snow estaba extrañamente silencioso (para lo que es él) y parece que el recibimiento de Don "Amoroso" no mejoró su humor. La nave no era una mierda, pero tampoco era el último modelo de crucero espacial. La verdad es que se daba con un canto en los dientes. Si les daban algo mejor que a un OEM convencional, por algo sería.

Pero tras sumar dos y dos, Snow se dio cuanta de que la IA de la nave probablemente la traería de vuelta a Nexus con o sin tripulación. Bueno, no iba a compartir ese pedazo de mierda con los demás, así que se dispuo a hacer algo positivo.

- Será mejor revisar el Equipo, a ver que nos han puesto de "regalo" en los contenedores. Si alguien se anima, voy atrás a ver que sorpresitas nos tiene preparadas el Alto Mando. - Snow se chisca un pitillo reglamentario, mientras se dirige a la parte trasera de la nave, en principio, solo.

- ¡Voy contigo!

Snow apenas ha dado dos pasos cuando corro para alcanzarle. De nuevo la curiosidad era el sentimiento predominante en mi persona.

¿Qué habrá en los contenedores? ¿Serán piezas para montar o desmontar? ¿Recambios? ¿Armas, munición?

Si la Nexian lo hubiera permitido, habría ido dando pequeños e infantiles saltitos tras el nombrado capitán, como una niña que quiere empezar a abrir los regalos de navidad, para seguir con el símil de Tic-Tac.

El enorme mecánico asiente sonriente a las palabras de Tic tac.

- Bien, pues siganme entonces señoritas, empezaremos la visita guiada. - Y les hace un gesto para que le sigan hacia el acceso dorsal de la nave, mientras el resto del equipo, liderado por Snow, se dirigía a la zona de carga para supervisar los contenedores de equipo.

Pasáis por la hilera de armaduras de combate, que los técnicos están terminando de recargar y rearmar antes de embarcar. Los colosos metálicos os empequeñecen incluso a los comandos enfundados en sus nanoarmaduras. Las dos achaparradas Servian de Sasuke y Bad, y las enorme y amenazadoras Nexian de Tournevis y Baghi, que parecían tanque que habían cobrado vida para alzarse sobre dos robustas patas.

Después de atravesar las vaharadas de vapor que emitián los inyectores de refrigerante, Don les condujo hasta la escalerilla de acceso, por la que trepó con la agilidad de un gorila. Una vez arriba, hizo que fueran entrando uno por uno, formando un corrillo en la esclusa de aire que servia como antesala. Cuando estuvieron todos, se llevó una mano al comunicador del casco.

- Anubis, aquí el Jefe Durckham en el acceso de proa. Tropas embarcando. - Y con un tono menos formal. - Es hora de que conozcas a la nueva carne de cañón. - Y refrendó la frase con una palmada en la espalda acorazada de Tic tac, con una sonrisa de oreja a oreja.

El enorme mecánico asiente sonriente a las palabras de Tic tac.

- Bien, pues siganme entonces señoritas, empezaremos la visita guiada. - Y les hace un gesto para que le sigan hacia el acceso dorsal de la nave.

Todos le siguen por el hangar atestado de maquinaria mientras un puñado rodeais la nave hasta llegar a la enorme boca abierta de la bodega de carga. Grandes montacargas hidraulicos de tipo industrial se movían pilotados por varios operarios, que a su vez eran supervisados por un jefe de cubierta de aspecto serio que no paraba de dar instrucciones mientras consultaba un pad de datos.

Los contenedores estaban apilados cuidadosamente formando cuatro pasillos. La cantidad de material para un salto tan largo era notable, había gran cantidad de víveres y agua potable, además de todo lo necesario para mantener al pelotón en campaña durante un periodo calculado de tres semanas. También estaban los contenedores blindados en los que Armamento solía acomodar en espuma moldeable las piezas de repuesto del equipo militar, en bandejas que podían activarse con un selector de botones para que se deslizasen fuera de los cajones según la necesidad.

A golpe de vista, no se veía nada extraño ni fuera de lugar.