Partida Rol por web

Tras aceptar el encargo de May, H. vió su oportunidad de acercase un poco más a la misteriosa y embriagada Hikaru. Agarró uno de los brazos de la comando y se lo pasó por encima del hombro haciéndole las veces de bastón a su compañera. Comenzó a arrastrarla hacia los pasillos en dirección hacia su habitación. 

-Mira Sasuke, se nota a la legua lo que andas buscando y, sinceramente, no me importaría ayudarte con tus necesidades- mencionó sugerente en susurros a su compañera para que entendiera de que iba la cosa.- Sin embargo no me gustan las mujeres bebidas ni desconocidas- afirmó sabiendo que era bien conocido que el no era un picha brava como muchos de sus compañeros. Le gustaba todo el preámbulo al acto en sí: el cortejo, la seducción y, por supuesto, saber que no se iba a costar con una psicópata que podía intentar matarlo.- Si te parece bien, podríamos quedar mañana vernos y ya veremos lo que surge.- se ofreció con gentileza. Sin embargo en vista del estado en el que estaba su compañera añadió- Bueno mejor te lo recuerdo mañana por la mañana y ya me dirás que te parece la idea.

Ya estaban llegando a la habitación de su compañera así que la liberó de su "presa" y la guió hasta la cama mientras esperaba una respuesta de la tecnóloga. 

Hikaru se había dejado levantar desde la silla del bar en donde se encontraba, luego había permitido que la “ayudasen” a moverse por el pasillo y finalmente soporto toda aquella perorata respecto a las mujeres bebidas, desconocidas y, como si esto no fuese suficiente, la propuesta de una cita para el día de mañana.

Se hubiera reído, de ser todo aquello gracioso, pero la verdad es que ya tenía los ovarios inflamados de tanta idiotez.

Sin embargo, y eso no tenía discusión alguna para ella, le dio un cierto resquemor el escuchar de labios de H la frase

“-Mira Sasuke, se nota a la legua lo que andas buscando” -,

y por ello no pudo menos que preguntarse – mientras miraba en silencio al otro y a los ojos -, si el tal H tendría algún poder mental o quizás un nuevo implante prototipo para leer pensamientos.

¡Que les jodan!, se dijo finalmente a sí misma, ¡que les jodan a todos los putos hombres de la Nexus!.

Desembarazándose de cualquier distancia mínima que entre ambos pudiera haber abrió entonces la puerta de su habitación y mientras le decía a su compañero con toda la simpatía tan característica en ella.

¿Quedar mañana dices?, sonrío seductora, ¡me encantaría!, asevero esforzándose por poner en su cara algo parecido a la emoción, ¡pero no salgo con putos capullos!, concluyo con mucha mala leche y mientras le indicaba con la mano que se fuera a tomar por culo de su habitación.

TARDE DE D-2, JUSTO AL SALIR DE LA REUNIÓN EN EL GIMNASIO

- Ey, Tournevis.

Mansell sorprendió a la muchacha por los pasillos. Parecía que llevaba bastante prisa pero la mano de Mansell sobre le brazo de la chica era firme y seguro y se detuvo de golpe.

- Necesito un favor- añadió en voz baja- para la misión.

Le hizo un gesto con la cabeza para que se apartasen un poco de oídos indiscretos.

Dia D-2 noche

De: comando M.H. Williamson

Destinatario: Hikaru Mizaki

Asunto: necesito un tecnólogo y tu eres la única disponible.

Texto:

Ey Sasuke, tengo un asunto bastante urgente que tratar y necesito que me eches una mano. Te veo en el pasillo en frente de la cantina de May. Es muy importante asi que ven sobria.

H.

De: Tecnologo Hikaru Mizaki.

Destinatario: M.H. Williamson.

Buen intento graciosilla, pero Amaterasu vive en los Cielos Celestiales y no se mueve de ahi, Emma-o sería la que podría llevarme a ese lugar y la que probablemente nos lleve a todos como no estemos en buena forma. Así que deja las referencias mitológicas erróneas y menea tu bonito culo hasta el exterior de la Sleazy y quizás te invite a un té sintético razonable. No falles es importante.

H.

La primera reacción al tacto de la mano de Bad fue querer zafarme, tan concentrada como iba en la tarea que quería realizar antes de que llegara la noche, y pensando que sería Karl que quería soltarme otro discurso sobre mí comportamiento, pero su firmeza me hizo girarme con mirada interrogante.

Al ver quien era y escuchar su petición me relajo.

- Claro. Dime en qué puedo ayudarte.

- Verás- empezó- voy a programar una serie de rutinas para poder conectar todas nuestras IAs en un único clúster, redirigiré toda la potencia de cálculo y posibilidades de nuestras IAs a través de dos IAs corticales y, de ahí, a la IA de Tic Tac, que pilotará la nave. La idea de todo esto es que Tic Tac pueda trazar en tiempo real la ruta más segura entre la nube de meteoritos que puede ser la atmósfera planetaria o reaccionar a tiempo gracias a la potencia combinada de las IAs. Pero...- añadió- necesitamos algunos cacharros mecánicos que nos ayuden a conectar todas las IAs y a dirigirlas hasta nuestros implantes corticales. También deberíamos tener en cuenta que este sistema de conexión debería tener cierta resistencia ya que es posible que nuestra entrada a la atmósfera sea de todo menos tranquila. ¿Crees que puedes conseguir algo con el tiempo que tenemos?

Cuando Bad termina de hablar, mi sonrisa no podría ser más amplia.

- Sí, creo que sí. Creo que conozco a la persona perfecta para conseguir todo eso. ¿Dónde y cuándo nos vemos para que te comunique los resultados?

- Yo estaré encerrado en mi casa, supongo- trató de pensar rápido- no creo que tenga tiempo para mucho más si quiere tener esto listo con un poco de fiabilidad.

- Dame entonces un par de horas o tres. Iré a buscarte si consigo algo.

De repente es evidente que tengo ganas de salir corriendo a buscar a aquella persona que creo que puede ayudarnos, incluso con más impaciencia que cabría esperar de la que la escusa que me ha dado Bad para hacerlo

H. sabía que extender la información más de lo necesario era peligroso. Ya había confiado en dos de sus compañeros y rezaba porque supieran tener mano izquierda y no divulgasen mucho la información. Confiaba en los miembros de su pelotón para muchas cosas, pero sabía que algunos de ellos tenían problemas de autocontrol, especialmente después de beber o con un miembro del sexo contrario delante. Después del espectáculo que había dado Sasuke el día anterior y de lo poco que sabía de ella, estaba en lo más bajo de su lista de gente en la que confiar pero no habían más tecnólogos disponibles y el tiempo se agotaba. Tenía que conseguir su ayuda lo antes posible pero bueno, tampoco tenía muchas esperanzas. Si esa parte del plan no estaba a punto para cuando llegaran al planeta quizás tuvieran problemas, pero no estaba seguro que finalmente sirviera de algo. Aunque siempre era mejor prevenir que curar. 

Así que allí estaba él, esperando a que su compañera se dignara a hacer acto de presencia en un estado que le pareciera confiable. Se había vestido tan elegantemente como siempre, en ese punto lo suficientemente formal como para que la gente lo tomase en serio pero con el punto de comodidad que le permitía moverse con agilidad, por si hay que pelear o correr. Llevaba sus fuertes manos impecables como siempre y les había dedicado una sesión de manicura especial en lo que esperaba la hora de la reunión. En su mano izquierda llevaba una bolsa con lo que esperaba que suavizara la relación con la japonesa pero, nuevamente, sin mucha confianza en el temperamental carácter que había visto ayer. Comprobó con aire indiferente su reloj de pulsera, una antigualla que le daba un estilo clásico, mientras intentaba reprimir una sonrisa por lo paradójico del asunto. Al final tendría su cita con Sasuke, aunque no era del corte que esperaba y tenía a sus espaldas una carga de la que dependían el resto de sus camaradas. 

H llevaba casi una media hora esperando cuando finalmente Hikaru llego a la cita reunión que el comando había solicitado.

En realidad, Hikaru hacia más de cuarenta minutos que se encontraba en las inmediaciones del lugar, pero se había mantenido oculta dentro de una de las muchas tiendas cercanas espiando al hombre que esperaba.

En su cabeza fría y analítica había una guerra en curso. Por un lado, las fuerzas del costumbrismo y la frialdad tan propias de su familia y por el otro, los instintos y necesidades comunes a toda mujer.

Definitivamente esto no es una cita, se dijo intentando convencerse a sí misma antes de salir finalmente a la calle.

Llego caminando sin prisas, con un exacerbado orgullo como invisible heraldo y enfundada en un traje hecho de sensualidad y peligro.

Para la ocasión había decidido vestir un mono completo de algún material elástico en color negro que resaltaba sus femeninas formas hasta en el más mínimo detalle.

Se había pintado las uñas al tono de su vestimenta e incluso un ligero maquillaje daba color a la pálida piel de su rostro.

Su mirada, asesina, recorrió el cuerpo de H desde la punta de los pies hasta detenerse en el rostro del hombre. Hikaru mantuvo su fría mirada en los ojos del otro, una mirada que decía “se rápido capullo, te estoy honrando con mi presencia”.

En fin…dijo mirando hacia un lado aburrida…¿qué demonios era tan importante?...

H. imaginaba lo que esperaba su compañera al presentarse a su reunión vestida de ceñido cuero, pero su mente estaba en otro lado funcionando a toda máquina para intentar salvar el pellejo. Ignoraba lo que iba a ocurrir con Tic Tac o Snow unas horas despues, asi que en ese momento se concentraba en lo que le ocupaba con la japonesa.

- Ey Sasuke! Que tal? Vamos acompañame- saludó el comando mientras comenzaba a andar- Vamos a uno de esos parques tranquilos para poder hablar y tomarnos algo- propuso mientras levantaba ligeramente la bolsa que llevaba en su excelentemente acicalada mano- veras he hablado con Tic Tac y con Bad acerca de algunas cosas que podriamos hacer para mejorar las escasas posibilidades que nos ofrecía el informe de la misión- le susurraba a su compañera mientras caminaban por los pasillos- Y te necesito para una de esas tareas. Que dices? Pero tenemos que evitar que se sepa que sabemos la información que tenemos asi que vamos a tener que aguantarnos la lengua y eso implica mantener un minimo de sobriedad. Seras capaz?

Hikaru caminaba al lado de H mientras le escuchaba hablar.

Realmente era un suplicio aquel sujeto y la pequeña nipona no entendía como H no llevaba al menos una doble talla de uniforma pues su ego era enorme y debía ocupar un buen espacio.

Había llegado a un punto en donde todo era bla bla bla Tic Tac y con Bad bla, bla, bla, escasas posibilidades, bla, bla, misión, bla, bla, bla “te necesito”, bla, bla, bla.

TE NECESITO, toda quela perorata que el perro gaijin de H ahora vomitaba entre sus estúpidos y sensuales labios podían resumirse en tan solo dos palabras.

TE,  de SOLO A TI HIKARU, a TI y a NADIE MAS.

Y

NECESITO de como el aire que respiro, porque eres una luminaria, por tus habilidades, para ayudarme a entender, porque soy un sucio occidental con media neurona metrosexual y muchas más capas de maquillaje de las que ahora tu llevas puesta.

En eso estaba de acuerdo, por supuesto que la unidad necesitaba una tecnóloga brillante como ella, una soberbia artista marcial y por sobre todas las cosas, una mente fría y lógica que pudiera analizarlo todo con tranquilidad en el fragor del combate.

Movió entonces los dedos de su mano con agilidad y elegancia formando invisible círculos en el aire hacia H que ahora le miraba. Aquel gesto de Hikaru daba a entender que siguiera con su parloteo pero dado que el hombre tenía un serio problema para ver más allá de su propia nariz maquillada, la nipona decidió que le ayudaría a entender usando el rudimento básico de la palabra hablada.

Dime más…le dijo escueta y mirándolo de soslayo…despreciativamente.

H. se imaginaba aquella reunión como dos trenes de alta velocidad con aceleradores de marzio circulando por la misma vía pero en sentidos opuestos y apunto de chocar. Solo que en lugar de ser ferrocarriles, lo que iba a chocar eran sus Egos. La verdad es que no sabía si realmente debía confiar en aquella mujer, pero en aquellos momentos ya lo veía casi como un reto personal. Conseguiría que Hikaru le ayudase saliese el Sol por donde saliese, y además era la única opción que tenía asi que no había más tu tía. 

Con la determinación tomada, llevó a la tecnóloga hasta un jardín recreativo de Nexus particularmente poco transitado y en el que se respiraba un ambiente de tranquilidad y armonía... o toda la armonía que se podía respirar en aquella estación espacial. Entró en una pequeña parcela de césped sintético que proporcionaba una mezcla de intimidad y seguridad en la que extendió una esterilla que saco de la bolsa que llevaba en la mano y cortésmente invitó a su compañera a sentarse. Sacó un pequeño pero elegante juego de té tradicional japonés mientras comenzaba a oficiar una ceremonia del té con mano firme y confianza en sí mismo. Esperaba que aquel detalle diera a entender a la nipona que quería enterrar el hacha de guerra, pero por lo poco que había visto entre el día anterior y hoy, sabía que lo estaría evaluando con la máxima dureza o incluso que podía aborrecer sus propias costumbres. El resultado sería el mismo todo el rato: "ofensa blablabla ofensa, ancestros, dioses y tradiciones de los que no tenía ni idea deshorados ofensa blablabla"

Que poco le gustaba toda aquella parafernalia para pedir algo que, si sus calculos no fallaban, les salvaría la vida a más de uno.

-Antes de empezar, podrías hacer con ella lo que hicimos todos cuando vimos nos reunimos con Tic Tac hace un rato?- pidió mientras comenzaba a oficiar la ceremonia, esperando paciente a la reacción de la mujer antes de comenzar a entrar en  materia.