Partida Rol por web

Abril 1228. En el bosque de Goslar

Un águila de color negro sobrevuela un enorme bosque de enormes árboles. El bosque es tan espeso que incluso la afilada vista del águila no puede penetrar en lo que está sucediendo en su interior. Ni siquiera los rayos del Sol penetran esa barrera verde. Los árboles compiten entre ellos para conseguir los rayos del Sol. Un Sol que lleva ausente varias semanas aunque en esta zona no sea algo extraño lo cierto es que en abril ya deberían haber tenido algo de buen clima. El buen clima hace que los roedores se arriesguen a salir de sus madrigueras y busquen comida en los claros. Pero el ave sabe que con un día así ningún roedor o reptil se moverá de sus agujeros.

Así que decide probar suerte en la linde del bosque a ver si tiene más suerte. Los prados verdes envuelven a ese ancestral bosque hasta donde la acerada vista del animal es capaz de llegar y eso es muy muy lejos.

De repente, un bulto de color pardo en un árbol llama su atención. Podría ser algún tipo de pequeño animal refugiándose entre sus ramas. Pero el árbol es joven y apenas propociona cobijo a su presa. Además el pequeño árbol se encuentra enmedio de una planicie. Así que su presa tendrá difícil poder huir. Su vuelo y agilidad le proporcionan una ventaja abrumadora sobre ella.

El águila se situa justo encima de su presa con la experiencia que da el ser un cazador avezado. Un animal que ha evolucionado durante miles de años para convertirse en la perfecta combinación de potencia y velocidad.

Realiza un picado a un velocidad aterradora y se sumerge en el árbol como si se tratase de un relámpago que ha cáido del cielo sobre su pobre e indefensa presa. Atraviesa las ramas con la brutalidad que su enorme cuerpo y la velocidad que lleva impresa le permiten. Las ramas saltan por los aires. Las garras se aferran y el pico se aferran con brutalidad. Antes de que le dé tiempo a su presa a saber que ha pasado, el ave alza el vuelo arrancando de entre las ramas a su exánime víctima.

Pero algo anda mal, el tacto en la garras, la falta de sangre en el pico le indican al ave que eso no es un animal. Observa mejor ahora que es lo que atrapado. Este ave que le tiene miedo a pocas cosas abre los ojos y un gañido se escapa de su pico desmesuradamente abierto. Rápidamente se desprende de esa horrible cosa pero ya es tarde.

Del panal han salido cientos de abejas furiosas que deciden hacerle pagar caro al causante de destrozarles su hogar con la ira de las que solo estas pequeñas son capaces. El ave recibe cientos de picaduras y alcanza altura de forma desesperada para dejar atrás a sus pequeñas vengadoras.

El panal cae al vacío y desciende a gran velocidad. Su final está escrito. Va a ser un mal final. Pero unas manos ágiles lo alcanzan en el aire y acolchan su velocidad deteniéndolo a poca distancia del suelo evitando así el desastre. La joven que ha atrapado el panal lo deposita de nuevo entre las ramas del árbol con delicadeza. Como si estuviese dejando a un bebé en su cuna.

Las abejas que parecen saber lo que ha pasado no pican a este humano que ha salvado su hogar y lo ha dejado donde estaba restaurando así el status quo anterior a la aparicióin del ave rapaz.

Una cálida sonrisa aparece en el rostro de la joven pero ningún sonido se emite desde su garganta.

Mientras Maat se encarga de terminar de afirmar la posición del panal puede escuchar que a su espalda se acerca alguien. Por los pasos se atrevería a decir que son dos personas. Se da la vuelta y descubre que efectivamente tiene razón y que esas figuras que se acercan son sus amigos y mentores; Cygna y Flinthoof.

Le saludan alzando una mano mientras se acercan y aunque su sonrisa es sincera, Maat sabe que han venido por algo serio.

Maat deslizaba sus dedos ágilmente entre las ramas afianzando la colmena al árbol. Los insectos sobrevolaban su cabeza impacientes por entrar de nuevo en su refugio. Unos pasos hicieron chasquear las hojas caídas en el suelo. Identificó que no eran de ningún animal, se afianzaban al suelo y conocían en qué dirección se movían. Se acuclilló sobre la rama en la que estaba subida y giró la cabeza mirando sobre su hombro. El rostro de Cygna le sonreía desde abajo y Flinthoof le saludaba con la mano. Maat se volvió hacia ellos, pero no bajó de la rama. —¿A qué esperas paraa bajar y recibirnos como debes? —le recriminó Cygna sonriendo mientras rebuscaba en un zurrón pequeño que llevaba colgado. Maat siguió con ojos taimados el recorrido de la mano de Cygna mientras las últimas abejas entraban en la colmena. Cygna levantó la mano y la agitó en el aire. El olor a mantequilla obligó a Maat a saltar de la rama al suelo. Se acercó a Cygna saludándola inclinando su cabeza, mientras su pelo del color de la maleza seca que les rodeaba, tapaba su rostro. Cygna la abrazó. —Me pregunto si el día que no traiga tus galletas favoritas te dignarás a saludarnos —bromeó Cygna mientras Maat le quitaba la galleta de la mano dando un salto y le devolvía el abrazo. —No deberías de proteger tanto a tus abejas, Maat, terminarás haciéndolas tontas —le recriminó Flinthoof mientras que le guiñaba un ojo y se acercaba a ella para abrazarla —No cambias, hueles como si hubieras dormido con un oso, Maat, así no voy a encontrar un acompañante que quiera ir contigo —rio Flinthoof. Los rayos del sol calentaban los hombros y los brazos de Maat, defindos por su afición a trepar por los árboles. Levantó uno de ellos a modo de contestación, cruzó una pierna sobre otra y se sentó en el suelo húmedo. Miró a sus mentores y les indicó que se sentaran junto a ella palmeando la mezcolanza de hierba, hojas y ramitas mientras sujetaba la galleta en su boca apretando los labios. Cygna y Maat solían encontrarse todas las semanas en el lago, el sitio preferido de Signa. -Si han venido a buscarme al bosque, debe de ser un tema importante- pensó Maat. Miró a los ojos a Cygna, ladeando la cabeza y alzando una ceja, esperando que esta comenzara a relatar el motivo de su visita.

Cygna, espera unos momentos, antes de respirar hondo y de hacer desaparecer su sonrisa poco a poco.

- Nos ha llegado una misiva para ti, niña - dice Cygna tranquilamente mientras busca en su zurrón hasta que encuentra un pergamino enrollado con un sello lacrado con un sello que no reconoce.

- Tenemos que volver a nuestra alianza enseguida. A Fengheld. - dice la maga mientras realiza una especie de lenguaje de signos indicando a un lugar remoto en el que se supone que está la alianza.

- Fengheld ya sabes que está lejos Maat. Tendremos que ponernos en marcha para llegar antes del anochecer - indica Flinthoof -  Pero ese mensaje habla de un viaje Maat. Para poder hacer ese viaje necesitamos estar seguros de que estás preparada. -continua el magus.

Cygna se levanta y mira a Maat mientras le dice - Nos preocupa que estés preparada para ese viaje mi niña. Nosotros ya te consideramos una maga de pleno derecho. Ya no eres nuestra aprendiz. Pero una cosa es ser maga en nuestros dominios y otra muy diferente enfrentarte a ese mundo que hay ahí fuera - indica la maga mientras con el brazo realiza un gesto lento abarcando "el exterior".

- Debemos hacerte una última prueba para ver que estás preparada para este viaje - dice Cygna mientras levanta el papiro. - Necesitamos que ver que sabes utilizar tus habilidades. Vamos a ponerte tres pruebas. 1) Crear una ráfaga de viento. 2) Transformarte en tu bestia interior mientras te arrojamos piedras y 3) Desviar una flecha que te lanzará Flinthoof. - añade con cierta angustia en sus últimas palabras mientras miera a su compañero.

- ¿Estás preparada? - pregunta Cygna mientras se levanta.

Maat se levantó, miro a ambos y retrocedió dos pasos. Respiró hondo y enfrentó sus manos a la altura de su pecho, sin tensiones. Las separó mientras las seguía subiendo hasta la altura de su cara. Tensó sus labios y un leve silbido salió de ellos, levantando una ráfaga de aire que le voló el sombrero a Flinthoof, empujándole hasta quedar tumbado sobre la tierra.

La joven miró hacia Cygna y comenzó a reír. —Maat, por favor, tómate esto en serio, no es un juego —le dijo Cygna intentando ocultar la sonrisa de su cara, mientras rescataba el sombrero.

La joven recuperó el gesto serio, abrió sus brazos y los extendió de nuevo sin tensiones, los ondulaba en el aire mientras dirigía su mirada al cielo. Flinthoof vio como sus labios articulaban alguna palabra, aunque ningún sonido salió de su boca. El tamaño de Maat se fue reduciendo ante los ojos de sus mentores y un par de plumas blancas ovaladas cayeron sobre el suelo. La mirada de Maat volvió sobre sus progenitores y al observar el semblante serio de ambos, perdió la concentración golpeándose contra el tronco del árbol.

Un gemido se escapó del pecho de Cygna, pero no avanzó hacia Maat. Abrió los ojos y sólo vio el reflejo de los rayos de sol sobre la punta de metal de una flecha que Flinthoof tensaba en su arco. Maat dio un brinco sin perder de vista el brillo del metal y se puso de rodillas sobre el suelo. Estiró uno de sus dedos y señalando la flecha que Flinthoof había liberado, emitió un silbido intensó.

La flecha siguió las ondas que Maat dibujaba con su dedo en le aire, clavándose en la tierra. —Estaba en el suelo, podría haber estado aturdida, Flinthoof—le reprochó Cygna a Flinthoof mientras corría hacia Maat. — Sus enemigos no esperarán a que se levante del suelo —contestó Flinthoof dirigiéndose hacia ellas.

Cygna miró seriamente a Flinthoof pero sabía que en el fondo tenía razón. Sus enemigos no tendrían piedad con ella. Así que no dejaba de ser una lección de madurez que era importante que Maat comprendiese lo antes posible.

Te ayuda a incoporarte y recuperando su sonrisa te dice - Bien, no ha estado nada mal. Has superado dos de las tres pruebas. Creo que lo podemos dar por bueno, ¿no te parece Flinthoof? - indicó la mujer mientras miraba a su compañero.

- Ciertamente -  dijo el hombre recuperando su semblante relajado - Aunque esa transformación de lechuza tendrás que practicarla un poco, ¿de acuerdo? - indica con un tono afable el mago mientras se guarda su arco a la espalda.

Cygna te alarga el perganimo - Toma, has tenido mucha suerte niña. Es un honor muy grande el que te han concedido -  indica con ojos orgullosos mientras mira te mira a ti, a su fillia.

Observas el pergamino enrollado con un sello lacrado en forma de dos llaves cruzadas. El papel de fabricación es de excelente calidad. Ya comienzas a tener un poco de experiencia sobre calidades de papirus después de utilizarlos con asiduidad en las clases de escritura de Flinthoof. Recuerdas esas clases como sesiones aburridas en su mayoría ya que prefieres estar al aire libre que estar horas y horas encerrada en una pequeña estancia estudiando. Aunque en estos momentos agradeces tener la capacidad de discernir con solo tocar el material del pergamino la calidad del mismo.

Rompes el sello y comienzas a leer su contenido.

Durenmar, 4 de marzo de 1228

alve ilutre sodal!

En breve se va a celebrar el XV reunión del Gran Tribunal de la Orden Hermes. Un evento que se produce cada 33 años. Un evento único y de una importancia histórica inconmesurable. Dónde todas los representantes de las grandes alianzas de nuestra querida Orden se reúnen para tratar los aspectos más importantes de nuestra hermandad.

Es parte de la tradición que se realice un sorteo entre los recién nombrados magi o aprendices en su fase final el repartir una serie de asientos para que puedan acudir a tan extraordinario acontecimiento.

Vos, estimado sodal, sois uno de los afortunados en poder asistir a la XV reunión del Gran Tribunal de la Orden de Hermes. Solo 13 magi disfrutarán de este privilegio.

Durante el evento se os hará entrega de 20 libras de plata para cubrir vuestros gastos de viaje y manutención durante lo que dure vuestra estancia (aproximadamente 4 jornadas).

Es necesario que estéis un día antes de la noche de Walpurgis (30 de abril) en la alianza de Durenmar para realizar las comprobaciones necesarias antes del inicio de la apertura del XV Gran Tribunal de la Orden de Hermes.

Recuerde llevar esta carta con vos como justificante y para que se le puedan franquear los accesos necesarios al llegar a Durenmar.

Att, Petrus Virilis seguidor de Bonisagus

Maat apretó la mano delicada de Cygna cuando terminó de incorporarse con su ayuda, agradeciéndole así su ayuda. Miró a ambos, escuchó lo que le dijeron y leyó el pergamino. Levantó los ojos del texto y les hizo una señal con su mano, señalándoles y llevándosela a continuación de nuevo a su pecho. —Maat, no sé si podremos acompañarte, te lo haremos saber —le contestó Flinthoof. La joven miró al suelo, aquella propuesta se salía de sus planes. No recordaba haber ido más allá de la casa de sus mentores desde que vivía con ellos y fuera del bosque que conocía, no se sentía segura. Se acercó a Flinthoof, cuando estaba a su altura, hizo una afirmación con su cabeza. Cygna sonrió. —No te preocupes, te mostraremos cómo encontrar el camino —la tranquilizó Cygna. Maat señaló el nombre de la alianza escrito en el papiro rugoso, miró a Cygna e hizo un leve gesto alzando las cejas y elevando un poco la cabeza a modo de interrogación. — Te contaré como suelen desarrollarse estos eventos, te contaré todo lo que sé sobre ellos —le contestó Cygna. Maat se quedó pensativa unos segundos "quizás dejen que Sila me acompañe", miró a Flinthoof y haciendo una señal con su dedo señalando sobre su hombre, de nuevo volvió a alzar las cejas en forma de pregunta hacia su mentor. — No creo que haya problema en que te acompañe tu amiga feérica, Maat, pero te informaremos de todo durante las próximas horas —contestó Flinthoof. Maat sonrió de lado, alzando la comisura derecha del labio de forma satisfecha. Se tocó la barriga y miró a Cygna. —¡Claro!, vamos a casa y comeremos algo mientras te contamos más cosas sobre la reunión del Gran Tribunal de la Orden Hermes y lo que vas a necesitar.

Es habitual que dediques largos periodos a estar en el bosque de Goslar y sus alrededores. Por eso tienes una cabaña cerca de tu área de trabajo. La Alianza de Fengheld es demasiado grande y concurrida para tu gusto. E incluso el de tus mentores. Os encontráis más a gusto en sus aledaños.

En esta cabaña tienes todo lo que necesitas. Tus mentores pasan de tanto en tanto pero también sus obligaciones con la Orden le obligan a estar la mayor parte del tiempo en Fengheld.

Al llegar a la cabaña, preparas una cena frugal a base de frutos del bosque y algunas hortalizas braseada con leña. Unas deliciosas tortas de maiz aderezadas con tu miel le dan el toque perfecto a la velada. Porque tu miel es sin duda la mejor de toda la región.

Después de la cena y con una olla llena de infusión realizada con diferentes hierbas aromáticas que tú misma recoges tus maestros te cuentan lo que saben sobre el acontecimiento que vas a presenciar.

Te cuentan que las distintas alianzas repartidas por el mundo de la Orden de Hermes se dividen en áreas que se llamaban tribunales.

Cada 7 años, todos estos tribunales realizan una reunión en su región en alguna de las alianzas. A esa reunión están invitados todos los magi de la Orden que se encuentran registrados en las diferentes alianzas de su tribunal. Pero rara vez acuden todos porque alguien debe quedarse regentando o cuidando la alianza en ausencia de los que acuden al evento. Durante estas reuniones se tratan los asuntos más importantes a los que tiene que enfrentarse ese tribunal a nivel político. También se comparten los descubrimientos realizados o se discuten sobre temas herméticos importantes es una reunión con una importante repercusión sobre las acciones de las alianzas que engloban ese tribunal en los próximos años. En ocasiones también se aprovecha para solventar alguna situación jurídica peliaguda que requiere de la presencia de los Quasitors que son invitados siempre a este tipo de reuniones.

Cygnay Flinthoof se miran y toman una pausa antes de continuar.

Cada 33 años, se lleva a cabo la gran reunión de todos los tribunales en la Alianza de Durenmar. Pero en este caso solo los más ilustres y merecedores de dicho evento son invitados al mismo. A pesar de su importancia, la casa Bonisagus mantiene como tradición que 13 magos o aprendices acudan a esta gran reunión. Cada uno de estos aprendices pertenece a una de las casas de la Orden de Hermes. Aunque de la casa Bonisagus acuden dos porque se diferencia a los Bonisagus de los Trianomae. Los objetivos de este evento son los mismos que en la reunión de un tribunal pero a mayor escala y con implicaciones mucho más importantes.

Tú has tenido la suerte no solo de poder asistir a un evento histórico que no volverá a repetirse hasta dentro de 33 años y además en cierto modo representas a todos los aprendices de la casa Bjornaer.

Poco más de utilidad pueden comentarte tus parens al respecto. Solo que será un acto importante y que esperan que sepas comportarte adecuadamente.

Te indican que aunque llevas tiempo de sobra para llegar a Durenmar, el viaje solo te llevará 3 o 4 días, hay que pasar primero por Fengheld.

Así que te animan a que recojas tus cosas y mires bien lo que quieres llevarte. 

Cygna, se acerca a ti y te mira con gesto serio. - Mi niña, no descartes que puede que no vuelvas a este lugar. Vas a vivir una experiencia maravillosa y habrá muchas alianza que estarán encantados de tener una magi tan maravillosa como tú - los ojos de tu maestra se vuelven vidriosos y unas lágrimas resbalan por sus mejillas.

Con una tierna sonrisa continua diciendo - No puedes estar siempre con nosotros. Ahí fuera hay infinidad de oportunidad y experiencias increíbles que no deberáis perderte. Nosotros ya te hemos enseñado todo lo que teníamos que enseñar - Cygna acaricia el pelo enmarañado de su fillia y también su oreja.

- Si te ofrecen una buena oportunidad no lo dudes y aprovéchala abejita - finaliza Cygna.

No te llamaba abejita desde que eras muy pequeñita y te dedicabas a jugar con las abejas. Aunque es un gesto cariñoso, que lo haya utilizado ahora te preocupa un poco.

Maat soltó la mano de Cygna. Se dirigió a una mesa que tenía encajada en un rincón y que estaba repleta de manuscritos. Los ojeó rápidamente hasta que se quedó con uno de ellos. Se dirigió a Flinthoof y extendió el brazo hacia él ofreciéndoselo. Flinthoof lo tomó y lo observó. Había representado un mapa detallado de los alrededores de la cabaña de Maat y en él, varias cruces marcadas en diferentes zonas. El hombre miró a Maat de nuevo y sonrió mientras esta le devolvía la mirada con el ceño fruncido.
—Por supuesto, me aseguraré de vez en cuando que tus enjambres están bien —le tranquilizó guardándose el mapa en su chaqueta y dándole unas palmaditas en el hombro.
—Vamos, te ayudaremos a preparar lo que necesites para el viaje —le instó Cygna.
Maat quería llevárselo todo, mientras, sus mentores iban desechando cada cosa que proponía meter en la bandolera con alguna excusa. Finalmente, el equipaje sólo se componía de su daga, unas monedas que guardaba más las 20 monedas que le habían dado, una pluma con un par de pergaminos, la carta con la invitación y algunas viandas suficientes para enfrentar el viaje.
Cuando terminaron, Maat se sentó en el suelo, en el centro de su cabaña. Miró todo a su alrededor. Cada manojo de hierba colgado, cada utensilio que había almacenado, eran un recuerdo de algún momento de su vida. Le dolía desprenderse de todo aquello, pero entendía que tenía una oportunidad delante que no debía desaprovechar. Conocería a más magos, la mayoría de ellos harían cosas que ella nunca había imaginado. Miró a Cygna y después a Flinthoof, que la observaban a distancia para darle intimidad en su despedida. Maat se incorporó, cogió la bandolera y se colgó la limosnera de piel a la cintura. No esperó al siguiente día para comenzar el camino, eso sólo sería más doloroso. Se puso una mano sobre el corazón, cerró los ojos y bajó la cabeza en muestra de agradecimiento. Cygna y Flinthoof comprendieron su partida sin demora.
Sus mentores vieron como su silueta iba desapareciendo según Maat avanzaba por el camino.

Inicias el viaje hacia Fengheld tal como te han comentado tus parens. Según sus instrucciones, solo debes pasar por allí para indicar que vas a Durenmar para la gran reunión.

- Es importante cuando llegues a Fengheld preguntes por PETER VON WÜRZBURG. Es un anciano algo particular pero muy buena persona. Es importante que sigas las instrucciones te va a explicar en cuanto a etiqueta y protocolo - te dijo Cygna antes de marchar - Fengheld y Durenmar son alianzas que no se llevan bien del todo, hija. - te dijo Cygna con cierta vergüenza en sus palabras. Supones que la vergüenza de como si los magi no tuviesen suficiente enemigos parece que tienen sus diferencias internas.

- Es importante que tu presencia en Durenmar no provoque un conflicto entre ambas alianzas por un desconocimiento de cómo debe comportarse un aprendiz en tan importante evento, ¿no te parece? -  te dijo Flinthoof, continuando las palabras de Cygna a la que se le veía notablemente afectada por sus últimas palabras.

- No te preocupes que lo vas a hacer muy bien. Yo me quedo cuidando tus abejas - le animó Flinthoof mientras hacía con las manos gestos como si volasen abejas alrededor suyo.

Esa payasada de Flinhoof arrancó una sonrisa de su rostro en aquel momento pero también lo hizo ahora cuando lo rememoras. 

El camino hasta Flengheld te llevará un par de días y lo conoces de memoria. Lo podrías hacer prácticamente con los ojos cerrados. Así que intentas disfrutar del paisaje y dejar atrás tus preocupaciones por un rato.

A tu izquierda una gran floresta de altos abedules de corteza blanca se mecen despacio por el viento. El cielo es azul y radiante. Aunque hace frío, no es algo que te moleste. Ya te has acostumbrado a este clima y ahora vendrá el verano y con él el calor.

A la derecha del camino, grandes explanadas de color verde se extienden hasta casi perderse de vista. Es primavera y los cultivos están en pleno florecimiento. El trigo, todavía verde, está creciendo fuerte. Pero algo va mal con las cosechas este año. No eres una experta pero va como "atrasada". A estas alturas ya deberían verse las típicas ortigas del cereal por todas partes y sin embargo todavía no se han abierto sino que siguen

Estas dándole vueltas a este tema cuando de repente un estruendo te pilla completamente por sorpresa. Del interior del bosque se oyen unos tremendos golpes. Como si alguien estuviese golpeando la tierra con una enorme roca. El suelo vibra con cada impacto de esa "roca estrellada contra la tierra". Te pones de rodillas y pones las manos sobre el camino. Las vibraciones van en aumento. Puedes ver como algunos de eso abedules se doblan y se pierden en el interior de la floresta. Sea lo que sea, la cosa que produce ese ruido se está acercando deprisa.

Cerca tuyo hay una enorme piedra desde la que podrías esconderte si lo deseas.

¿Qué haces?

Maat se había descalzado para sentir el verde de las praderas en sus pies. Conocía el camino a Flengheld y hacer un descanso de unos minutos no iba a retrasar mucho la marcha. Pensó que no le costaría encontrar a Peter Von Würzburg una vez allí. 

Con los ojos cerrados y los brazos abiertos, disfrutaba del viento chocando con cada una de las partes de su cuerpo. Un estruendo la sacó de su tranquilidad, la inquietó, pero al escuchar el segundo y ver las copas de los abedules doblándose, la hizo estremecer.

Su primer impulso fue levantarse, calzarse y echar a correr en busca de un escondite. Cuando calzó cada una de sus botas, se fijó en una gran roca. No la usaría para esconderse. Se acerco lo más rápidamente posible y comenzó a trepar por ella para poder observar desde arriba qué era lo que provocaba la caída de los árboles y los estruendos.

Su preocupación aumentó cuando vio a algunos animales escapar del abrigo de los abedules hacia los claros. Todos se congregaban a una distancia prudencial expectantes, para reaccionar al peligro al que estaban expuestos lo antes posible.

Desde lo alto de la piedra tienes una excelente visión del bosque, el camino y el prado.

No tienes que esperar mucho para conocer qué produce ese ruido rítmico. Aunque más que un "qué" deberíamos decir un "quién". Dos criaturas gigantescas surgen del interior del bosque de forma abrupta. Derriban árboles a su paso. Simplemente porque están en su camino.
Las dos criaturas son muy distintas.
Una te recuerda a un hombre del norte, un vikingo o similar, con pieles como vestiduras. Los ojos y la nariz están cubiertos por una especie de antifaz compuesto también por pieles. Lo que más te llama la atención es el color azulado de su piel. Arrastra consigo una enorme maza que te recuerda a una versión rudimentaria de un Lucero del Alba. Aunque en este caso la bola de espinas tiene el tamaño de una cabana de campesinos. Son sus pasos los que provocan el estruendo. No puedes calcular con exactitud su altura pero debe rondar las 20 o 25 varas.
La otra criatura es una parodia de un ser humano aunque también es muy alta. Pero a diferencia del gigante azul, esta debe medir unas 8 o 10 varas. Va completamente desnuda y su cuerpo está lleno de bultos y pústulas gigantes que supuran unos líquidos de color amarillento. Su piel es de un color grisáceo. Lo que más te llama su atención es su rostro. Una enorme nariz cubre casi toda la cara y una boca babeante y siempre abierta muestra unos dientes enormes pero escasos. Deben quedarle tres o cuatro.

El gigante azul parece no haber percibido tu presencia o bien no le importa. Comienza a atravesar a grandes zancadas el camino. Se adentra en el trigal y parece que se va adentrar en el bosque que está un poco más adelante.
En cambio, la fea criatura que le acompaña, se detiene en el camino. Comienza a olisquear el camino con esa enorme nariz que mueve realizando un desagradable ruido de aspirar y expirar el aire. Se fija en ti y ladea un poco la cabeza mientras esboza una especia de sonrisa en esa boca que no para de segregar baba...

Estimados lectores, ¿que hará nuestra temeraria Maat? ¿Seguirá ahí observando a esa enorme criatura? ¿Pondrá pies en polvorosa? ¿Quizás estamos ante un caso de amor a primera vista?

Maat se frotó los ojos con sus puños cerrados, volvió a enfocar y allí estaban las dos criaturas. Alzó sus ojos a Sila (su amiga feérica) buscando repuestas, y observó que estaba tan sorprendida como ella. Recordó durante unos segundos en los viejos tomos de criaturas que había estudiado. Se centró primero en el gigante azul, muchas criaturas de gran tamaño desfilaron por su mente, pero ninguna de esas dimensiones descomunales y piel azulada. El segundo, que en ese momento trataba de descifrar su olor entre los diferentes que el bosque producía, si lo reconoció rápidamente.

Maat pensó que lo mejor era desaparecer de ahí, sólo tenía la compañía de Sila en ese momento y sin conocer la reacción de la primera criatura, sería una locura buscar un enfrentamiento. Necesitaba llegar a Flengheld en el tiempo establecido como acordó con sus mentores.

Maat se alzó estirando sus rodillas a la vez que extendía y agitaba sus brazos mientras gesticulaba con la boca. Sus piernas y sus brazos se fueron difuminando y su cuerpo se cubrió de plumas blancas con pequeños puntos plateados. Sin dudarlo, voló en la dirección contraria a las criaturas lo más alto y rápido que sus alas le permitieron, seguida de Sila.

Ves como el gigante azul se pierde en el bosque más adelante sin notar ni tu presencia ni que su compañero se ha detenido. Nada parece detenerle.

Después de pensarlo un momento, recuerdas haber visto en uno de los libros que utilizaba Cygna para enseñar criaturas míticas un ser parecido al que se te ha quedado mirando. Es un troll. Un troll del norte. No recuerdas mucho de estas criaturas más allá de que son fuertes y altamente irascibles. Sin embargo el detalle que más te llamó la atención fue que odian a los cristianos. Y cuando huelen a uno se enfurecen y no se detienen hasta destrozarlo o incluso devorarlo.

El troll se ha quedado mirando absorto como te has transformado en lechuza blanca. Por lo visto le ha parecido un gran espectáculo ya que una sonrisa bobalicona ha aparacido en su rostro. De hecho, ha dejado caer su maza en el suelo y ha comenzado a aplaudir como si de un niño pequeño se tratase. Las palmadas provocan pequeños estruendos que afectan a tus sensibles sentidos provocando incluso una pequeña pérdida de tu vuelo por unos instantes.

Una vez has alcanzado altura y el troll parece que ya no puede seguirte con su lamentable visión (no ven muy bien y menos de día), la horrible ser parece pierde interés por tu presencia. Poco después, recoge su maza y se da la vuelta. Continuando en la dirección que ha seguido su cerúleo y enorme compañero.

Viras en el aire con gracilidad. Agradeces el aire fresco en tus alas después del susto que te has llevado con esa criatura. El aire es tu elemento y Sila te sigue de cerca en formación. Buscas un punto de referencia y sitúas la dirección a la que ir para llegar a la alianza.

Debes avisarles de lo que has visto por si supone una amenaza para Flengheld. Aunque parece que esas criaturas se dirigen en una trayectoria que no coincide directamente con la de la alianza si parece que se están acercando.

En ese momento, echas un vistazo al suelo y puedes observar todas tus pertenencias en lo alto de la roca. Donde las has dejado después de transformarte en lechuza. Quizás sería una buena idea volver a por ellas y no presentarse en la puerta de la alianza desnuda....

¿Qué quieres hacer?

Maat observa aliviada desde la altura la reacción amigable del troll. En los libros que había estudiado siempre había referencias de su envergadura y altura pero, tener a uno de esos seres delante, hacía que la adrenalina llegara a todos los rincones del cuerpo.

En cuanto el troll recogió se maza del suelo y recuperó el camino siguiendo a su compañero, Maat miró a Sila y le hizo gesto con la cabeza señalando en dirección a sus pertenencias. 

Ambas descendieron pero a unos metros de alcanzar la roca, Maat detuvo a Sila para que no continuara. Suspendidas en el aire, Sila esperaba instrucciones de Maat. No solía hacerle caso pero los trolls la habían inquietado. Maat hizo un gesto mirando a todo su alrededor con ojos taimados, indicándole así a Sila, que vigilara desde lo alto mientras ella recuperaba su forma y sus pertenencias.

Sila estaba atenta a cualquier movimiento mientras las últimas plumas que cubrían los pies de Maat, iban desapareciendo. Se vistió rápidamente y una vez terminó, comprobó que la carta de invitación continuaba en su lugar.

Maat le hizo un gesto con la mano a Sila para que se acercara hasta ella y cuando estuvieron a la misma altura, bajó de la roca para continuar el camino sin más demora.

No quería perder más tiempo, pero caminaba atenta a cualquier persona que pudiera estar cerca para informarle de lo que acababa de ver. 

Al pasar ante las huellas de esas criaturas un escalofrío recorre tu cuerpo. Las huellas son inmensas. Podrías tumbarte en la del gigante cerúleo y no llegarías de un extremo a otro de la huella del pie.

Esos monstruosos seres se dirigen a algún lugar pero desconoces a dónde.

Sila se posa sobre tu hombro. Se acerca a tu oído y parece decirte algo en ese idioma que solo vosotras dos conocéis. Parece que vienen al menos dos criaturas más de tamaño gigantesco que traen el mismo camino que los que se acaban de cruzar con vosotras.  

Aligeras el paso para no cruzarte con esta segunda pareja de monstruosos gigantes. Pero el asunto aún te preocupa más. No parece la presencia aislada de un par de gigantes. Sino que algo o alguien está reuniendo criaturas de diferente índole que de otro modo no se asociarían. ¿Quién puedes ser y con qué propósito? Lo ignoras pero de lo que estás seguro es que no es algo bueno y que volverás a saber de esas criaturas tarde o temprano.

Continuas con tu camino hacia la Alianza de Fengheld sin más contratiempos. Los días pasan y el paisaje va cambiando levemente. Los campos de cultivo ocupan la mayor parte de lo que puede abarcar tu vista mientras que los bosques o florestas se comienzan a dispersar dejando paso a pequeñas mesetas rocosas y montículos bajos que hacen parecer al terreno más árido. La provincia de la Baja Sajonia se caracteriza por estas zonas rocosas que si continuases hacia el norte se convertirían en altos picos de montañas jóvenes.

Llegas a los muros de la Alianza. Fengheld es la alianza más grande tanto en tamaño físico como en número de magos que la habitan. Es por eso quizás, gracias a su diversidad, que no hay una casa predominante como suele ocurrir en otras alianzas como a la que te vas a dirigir de Durenmar.

La rivalidad entre Durenmar y Fengheld por ser la alianza insignia la Domus Magna de la Orden de Hermes dura ya varios años. Es un proceso de desgaste que no favorece a la Orden ya que se crean continuamente intrigas, disputas estériles y rivalidades que lo único que han conseguido es evitar que la Orden avance a mejor ritmo y se dediquen recursos indispensables a esta estúpida disputa. Cygna le avergüenza que los magi tengan este comportamiento y por eso no le gusta hablar del tema pero tú ya has conseguido esta información de otros magi y sabes que las cosas no van bien. Que hasta que una de las dos alianzas caiga aplastada bajo la mano de la otra, esta situación solo va a hacer que empeorar. Algunos rumores incluso hablan de espionaje o robo de elementos de laboratorios del bando contrario. Esas técnicas están prohibidas y penadas con la muerte. Así que no sabes si dar mucho crédito a esas habladurías. Pero ya sabes lo que dicen. Cuando el río suena, piedras lleva.

Por ese motivo es importante que tu visita a Durenmar no provoque un nuevo motivo para que esta escisión existente se agrande más o sería más correcto decir más deprisa. Porque lo otro parece inevitable

Al llegar a la puerta unos grogs te observan y te franquean el paso. Te conocen de haberte visto en otras ocasiones cuando has visitado este lugar con tus parens.

Al entrar te detienes un momento.

• Puedes ver que en el patio de armas se encuentra Margarithe de la casa Flambeau charlando animadamente con un grog. Esa mujer te cae bien porque en cierto modo os parecéis. Vive lejos de estos muros y de este lugar. No le gusta estar viviendo en esta alianza aunque pertenezca a ella. Tiene su vivienda habitual en Cherburgo. Una ciudad que se encuentra en Normandía. De hecho es raro verla por aquí. ¿Qué le habrá traído por Fengheld? te preguntas.
• A tu izquierda está la torre de los magi donde puedes ir a busca a PETER VON WÜRZBURG con quien tendrías que hablar según te comentó Cygna
• A tu derecha está el puesto de guardia donde se encuentra el Rudolf que es el Capitán de la Turba(*). Si quieres informar de lo que has visto, es la persona adecuada.

¿Qué decides hacer primero?

Maat oteó a su alrededor. Quiso saludar a Margarithe, pero cambió de opinión y se dirigió hacia su derecha sin demora al encuentro del Rudolf. Saludó educadamente con una reverencia de cabeza. Cuando le devolvieron el saludo, Maat señaló su boca con el dedo índice dibujando una espiral y negó con su cabeza haciéndole entender al hombre que tenía delante de ella que no podía hablar. Le mostró la carta para que comprendiera que venía de viaje y acto seguido, señalando hacia la parte exterior de los muros, alzó el otro brazo superando su cabeza todo lo que alcanzó para indicar una altura desmesurada y dibujo en su rostro una mueca feroz emitiendo un gruñido. Maat observó como el Rudolf abría los ojos sorprendido ante su representación. Por un momento creyó que rompería en risas. Levantó una mano, abrió sus dedos separándolos unos de otros y con la otra mano señaló uno a uno los dedos mostrándole que eran varias las criaturas con las que se había cruzado. Observó como el gesto del Rudolf cambiaba y se convertía en un semblante serio ante la comprensión del peligro que podían verse expuestos.

Maat le dio la espalda satisfecha y buscó con su mirada a Margarithe. Se sentía abrumada rodeada de tanta gente alrededor y estar en compañía de una cara conocida, le reconfortaba. Se acercó a ella y espero a que terminara la conversación que mantenía con un grog mientras observa a su alrededor.

Por su déficit de habla, había desarrollado más de lo normal otros sentidos. Su oído estaba muy trabajado y su vista reconocía pequeños gestos en la gente de los que sacaba gran información. Detectó varios de ellos en diferentes magos que pasaban cerca, descubriendo en ellos las rivalidades de las que Cigna le había hablado. No quería formar parte de esos entramados ni le interesaban las luchas de poder. Quería aprender y desarrollar su potencial pero no a costa de nadie. Entendía que era necesario algún día formar parte de una alianza para ello, pero lo haría cuando se sintiera en confianza y segura con el resto de magos que la formaran. 

Notaba como Sila trasteaba con algo en el fondo de su capuz, posiblemente algún pequeño cuarzo brillante que hubiera recogido por el camino. Cada vez que Maat se quitaba la capa, tenía que tener cuidado de no dejar caer los pequeños tesoros que Sila acostumbraba a almacenar ahí, y de vez en cuando, hacer limpieza y tirar la mitad de ellos. Normalmente Sila se mantenía ahí escondida ajena a lo que pasaba en el exterior y rara vez se mostraba en publico. Sila formaba parte de su vida, era como una extensión más de su cuerpo, nunca se habían separado, aunque eso no significaba que no discutieran muy a menudo debido a la cabezonería de ambas.

El grog se despidió de Margarithe y Maat aprovechó para acercarse más mientras la saludó levantando una mano y sonriendo. 

Observas como Rudolf, el capitán, ha comenzado a dar órdenes, algunos hombres montan a jinete y salen raudos fuera de la alianza a explorar los alrededores para ver si hay alguna amenaza en las proximidades. Cuando lo miras, observas que asiente con la cabeza en señal de agradecimiento. Un momento después ya está dando órdenes a diestro y siniestro para reforzar la defensa de la plaza.

- ¡Hasta luego! ¡Cara de asno! ¡Espero no volver a ver tu fea cara hasta que un Merinita pueda arreglártela! - dice divertida de espaldas a ti mientras suelta una carcajada.

Cuando te acercas a ella y le tocas con el dedo en el hombro para que se dé cuenta de tu presencia, Margerithe se da la vuelta y observas antes ti una mujer tan bella como mal hablada.

Viste como una campesina pero incluso esta ropa tan humilde le favorece de forma espectacular. No se te escapa que tiene algunas costuras pinzadas aquí y allá para realzar su talle. Parece que es algo coqueta.

- ¡Ahí va! ¡Maat! - te dice mientras te da un efusivo abrazo. El abrazo de alguien que sabes que se alegra sinceramente de verte. Algo que no va a abundar en este lugar.

- ¿Qué haces por aquí que no estás cuidando de tus abejas? ¿Dónde están Cygna y Flootfint? - te pregunta mientras mira por encima de tu hombro para intentar localizar a tus parens. Cuando no los localiza vuelve a prestarte atención.

Tú le preguntas mediante gestos qué hace por aquí. - ¿Qué hago por aquí? Pues voy a formar parte de un consenso de magi que van a ir pronto a la Alianza de Durenmar para una reunión muy importante - señala con orgullo mientras pone los brazos en jarras y un lanza una risotada. Inmediatamente después, mira a izquierda y derecha para asegurarse que nadie la observa. Entonces se te acerca y te susurra al oído - pero no puedo contarte mucho más, niña. ¡Es un secreto! - te dice en tono confidencial mientras se tapa la boca de manera poco disimiluda.

Entusiasmada, sacas tu carta y se la muestras. Margerithe la lee por encima y otra sonora carcajada surge de su garganta. - ¡Vaya! ¡Ésto si que es casualidad! - te dice mientras te guiña un ojo de forma cómplice. - ¡Tienes mucha suerte niña! ¡Es una oportunidad única! ¡Nos vamos a ver allí! ¡Te vas a embolsar una buena cantidad de monedas con este tema! - grita eufóricamente estas últimas palabras.

La afluencia de gente por la colina que forma el centro de Fengheld es continua. Más de 200 personas entre grogs y magos viven tras los muros de esta alianza. Muchos se os quedan mirando después del espectáculo que está montando Margherite. Y aunque entre los mundanos las miradas son más bien de curiosidad, la de vuestros sodali suelen ser miradas más duras e incluso con cierto atisbo de desprecio. Parece que Margherite no es muy apreciada por todo el mundo aunque si ha sido invitada como miembro de Fengheld a la gran reunión de la Orden de Hermes, el Primus de Fengheld, Stentorius ex Tremere la debe tener en gran estima.

Cuentan las malas lenguas, que han sido o que siguen siendo amantes. Pero es algo que nunca nadie ha podido demostrar. Lo cierto es que la rigidez del archimago y su fama de estricto no pegan nada bien con el carácter sincero y distendido de Margherite. Son como la noche y el día. Pero quien sabe, quizás los que son muy diferentes se atraen mutúamente.

Continuais charlando un rato. Vuestra conversación deriva principalmente sobre la cuestión del cambio en el clima y que el frío este año parece que no quiere irse.

¿Qué quieres hacer?

Maat miró a Rudolf y le sonrió, más tarde se interesaría de si habían avistado a los trolls. Devolviendo toda su atención a Margerithe, su espontaneidad y celebraciones, hacían que Maat se ruborizara. Le molestaba ser el centro de atención de todo el mundo así que, le hizo un gesto con la mano a Margerithe de arriba hacia abajo para que bajara el tono de voz mientras le sonreía y negaba con la cabeza.

Con la carta en la mano y señalando el nombre de Peter, Maat, rodeó con su brazo el de Margerithe y le señaló con la cabeza hacia la torre para ir en su busca. No quería perder el tiempo, las instrucciones de Cygna y Flootfint eran claras, iba a cumplirlas a rajatabla.

Te despides de Margherite que te saluda con una sonrisa y se dirige hacia la torre donde se encuentra Stentorius.

Por tu parte tú te vas a la muralla sur (te encuentras en al muralla oeste) donde Petrus lleva a cabo sus particulares y famosas actividades.

Fengheld está construida sobre una colina y el centro de la alianza es justo el pico de dicha colina. Al coronar ese pico puedes observar que tras las murallas del sur se encuentran una enormes explanadas cubiertas por extensos cultivos dedicados a las uvas. Diferentes matices del verde al morado cubren esas vides dependiendo del tipo de uva que se esté cultivando.

El vino es la principal fuente de ingresos de la alianza. Sí. Parece increíble pero Fengheld para muchos no es más que una enorme bodega que vende vino. Un vino excelente todo sea dicho.

Peter es el que consigue tirar adelante de todos esos cultivos, de criar el vino y de exportarlo a todo el sur de Sajonia.

Al llegar al edificio donde Peter se encarga de realizar “su magia” la puerta está abierta. La actividad en los alrededores es febril. Un gran número de ayudantes van apresurados de aquí para allá, cargando cajas de uvas, herramientas o barricas de madera.

Al entrar el olor dulzón pero penetrante de las uvas invade tu nariz. La humedad y el calor reinan en la enorme estancia de blancas paredes. Barriles, prensas, zonas donde la gente pisa las uvas, todo aquel lugar te recuerda a tus abejas trabajando en conjunto para obtener el preciado elixir.

A Peter tu presencia no le pasa desapercibida, te saluda, pero no va directamente hacia ti. Sino que se dirige a una caja de madera de la que extrae un estupendo racimo de verdes uvas. Ahora sí, se dirige hacia donde estás.

Una vez ante ti, te extiende el racimo mientras dice – ¡Bienvenida Maat! Te estaba esperando – exclama con alegría. El carácter encantador de Peter es tan famoso como sus vinos.

- Déjame terminar esta partida de vino y estoy contigo – te dice mientras se aleja para volver a dar instrucciones a sus ayudantes.

Un poco más tarde ya vuelve a estar contigo, es un hombre mayor pero no carece de cierto atractivo proporcionado seguramente por el trabajo duro y las horas al sol.

Te acompaña a su sancta santorum. Un lugar muy distinto a donde estabas ahora. Es un lugar pequeño, limpio y ordenado. No hay mucho que destacar. Apenas hay libros o redomas en el lugar. Lo que sería algo habitual entre los magos. Pero lo cierto es que el alma de agricultor de Peter apenas le deja tiempo para las artes arcanas. Piensas que seguramente, si no tuviese el Don, la vida de Peter no habría cambiado mucho. Te invita a sentarte en una silla en una mesa. Allí sirve una copa de vino para ti y otra para él.

- Las cosas no están fáciles con Durenmar, Maat. - te indica en tono apesumbrado. - Llevamos una temporada que la cosa está tensa por unas disputas de unas fuentes de vis que ambas alianzas reclamamos – continua despacio – por ese motivo no nos podemos permitir ningún desliz en la reunión de la Orden de este año. Especialmente en la reunión del Gran Tribunal que ocurre cada 33 años. - se detiene y toma un sorbo de vino despacio. - Stentorius maquina algo Maat. Algo gordo. Creo que pretende dar un puñetazo en la mesa para cambiar los flujos de poder de la Orden. Nos ha convocado a todos los magi a la reunión. Él sabe que no puede hacer eso. Solo deberían acudir unos pocos pero nos ha convocado a todos porque quiere demostrar su posición de fuerza. Sabe que somos el doble de magos que los que hay en Durenmar. Así que algo trama. – termina pensativamente y apura su copa de vino.

- Disculpa, son las divagaciones de un viejo. Vamos a centrarnos en tu parte en este gran tablero de ajedrez. Tu parte es sencilla. Mantente en silencio como tú sabes hacer. Eso es lo principal. Y ahora voy a enseñarte algunos truquillos de como saber comer, como colocar los cubiertos y otras cosillas – te dice ahora en un tono más jovial tu sodal.

¿Comenzamos?

Maat nunca se había visto interesada por los conflictos de la orden ni por sus intrigas. Era feliz viviendo al margen de esto en su cabaña del bosque, pero el rostro preocupado de Peter, le había inquietado.

Cogió la copa de vino que le ofreció y olió el interior. Sus ojos se avivaron y sorbió despacio. Sus ojos se abrieron y sonrió a Peter levantando su copa "de haber sabido que este vino era tan bueno, hubiera visitado más la alianza" se dijo Maat divertida.

Se sentó frente a Peter, le miró fijamente e hizo un gesto con sus manos, señalando a ambos y a continuación dirigió sus manos simulando que abarcaba todo, haciéndole entender que necesitaba que le explicara los motivos de por qué Stenterius quería reunir a todos los magi de la alianza, a continuación, con su palma hacia arriba le invitó a exponer su opinión.

Le escuchó atentamente mientras cogía los cubiertos que Peter le había puesto delante, Maat nunca había utilizado esas herramientas para comer, aunque las conocía y Cygna le había hecho practicar su uso.