Partida Rol por web

Nieve y Hambre, capítulo 1: La silueta entre los árboles

E19 - Vínculo

Cargando editor
26/09/2017, 02:21
Saga Olrik

 

 

Notas de juego

Recomiendo leer esta entrada primero.

Cargando editor
26/09/2017, 22:58
Saga Olrik

Había algo inevitablemente atrayente en aquella luminosa transparente que siempre lo rodeaba, como si a través de ella se pudiese atisbar destellos de un mundo absolutamente distinto y que a veces se cruzaba con el suyo en las ocasiones más inesperadas.

-No hemos acabado con él, con la bestia original, pero he aprendido bastantes cosas -continuó Saga-. Hay un símbolo que quiero investigar, y también algo extraño con los cuernos de la criatura. No sé si podrías, ya sabes, hacer cosas de las tuyas.

Andrel no respondió, absorto en otras cosas que Saga no iba a comprender nunca. Le había visto a ratos, ya lejos de aquel estado catatónico, pero no había encontrado un buen momento para hablar con él. Y hablar, como siempre, era una palabra extremadamente generosa cuando se trataba de comunicarse con el más allá. La paciencia, había descubierto hacía tiempo, ayudaba en ocasiones aunque normalmente no lo suficiente. Pero allí estaba, yendo y viniendo sin aviso, como siempre, y la hederse se alegraba de verdad de que estuviese allí. Era una presencia, una sombra que emitía la pálida luz de la esperanza que le recordaba un sentimiento casi olvidado. El hogar.

Y mientras Andrel divagaba en lo que quiera que pensasen los fantasmas, su hermana le contemplaba extrañada. Seguía siendo un jovencito de unos quince años, quizá más. Saga ya no recordaba la edad de sus hermanos mayores y a ratos incluso le costaba enunciar sus nombres. Pero Andrel no había cambiado lo más mínimo en todos aquellos largos años. El tiempo que él había pasado en vida era ya menos que el tiempo que había pasado desde su muerte. Era injusto y cruel, una retorcida tortura que el destino había puesto en su camino. Un recordatorio de algo que jamás sería pero que fue, y que uno no debía dejar jamás en el olvido.

De repente vio algo en su mirada, un repentino despertar. La miró inusitadamente atento, escudriñando su rostro en aquel estado de lucidez.

-Estabas… aquí -susurró con extrañeza. Después se miró la mano, moviendo los dedos como si tratase de agarrar algo.

Saga sintió su corazón detenerse ante aquellas palabras. Abrió los ojos de par en par, sin aliento.

-¿Te… acuerdas? ¿Lo recuerdas?

El fantasma bajo la mirada lentamente unos instantes, y en sus facciones uno podía reconocer el esfuerzo que estaba haciendo por traer de vuelta aquel momento. Tardó en volver a hablar y cuando lo hizo la miraba de nuevo.

-Ya no hay frío.

Su hermana sonrió.

-No. Ya no. Estás a salvo.

La sonrisa de Saga se ensanchó con esperanza, conteniendo aquel impulso natural de abrazarle, como habría hecho con cualquier otra persona. Pero no con Andrel. Era difícil en ocasiones sobrellevar esa privación de contacto que tan necesario resultaba para cualquier humano, por muy ermitaño que fuese. Era algo esencial que Saga llevaba buscando toda su vida y que había encontrado en nadie más que en Will: el agradable calor de otro cuerpo, el cariño genuino de unas manos amables y esa agradable presión que el cuerpo reconocía ante un abrazo.

No recordaba haberle abrazado nunca.

-Gracias -murmuró su hermano, todavía mirándola.

La norne se limpió una cálida lágrima que resbalaba por su mejilla.

-Haría lo que fuera, Andrel. Lo que fuera necesario.

Y por un instante, sin llegar a saber si fue real o no, creyó verle sonreír.

-Daremos con él.

-Lo sé.

Cerró el libro,dejando de lado todas sus notas y pesquisas, y se limitó a contemplar el fuego mientras el resplandor de su hermano seguía allí, junto a ella.