Partida Rol por web

Brianna no encontró nada interesante en la computadora. Sólo listas de asistencias, calificaciones, material para clases y otras cosas que usan los maestros.

Darrow, por otro lado, comprobó que la llave que había encontrado en el aula de abajo abría el cajón del escritorio.

Al abrir el cajón encontró dentro un cuaderno con una etiqueta que decía “mi diario”.

Al abrir la puerta, Oscar se encontró con otro maniquí. La criatura lo vio inmediatamente y se abalanzó sobre él.

Marcos miró a su alrededor, notando que el lugar parecía estar en calma. Brianna jugueteaba con la computadora, por lo que decidió dejarla hacer, pensando que eso la distraería de los macabros sucesos que vivieron. Se acercó a la puerta y revisó el pasillo, buscando a Oscar, quien había dio a explorar solo.

-Iré a ver qué hace Oscar- y antes de continuar por el pasillo hasta la otra habitación, se asomó por las escaleras, aguzando el oído y procurando descubrir que nada venia por ese lado. Una vez más tranquilo, fue a buscar a Oscar.

Cuando veo al maniquí abalanzarse sobre mí, dejo escapar un sonoro grito:

-¡¡Socorro, ayuda!! -vocifero, desesperado. Definitivamente, esto ya no es un juego de niños-. ¡¡En este aula, hay una de esas cosas!!

En esos instantes, poco me importa el adulto que mató al abusón del grupo. Solo quiero alejarme lo suficiente del maniquí, por lo que trato de apartarme de él e intento a echar a correr por el pasillo, dirigiéndome a toda prisa hacia la oficina.

Cuando abro el cajón una sonrisa invade mi rostro. Sacó la llave del cajon y la vuelvo a guardar, quizás abra otra cosa. Dentro del cajon encuentro un cuaderno, cuando lo abro me doy cuenta que es un diario, me siento en uno de los escritorios acercando una lamparita de mesa para ver mejor y comienzo a leer.

El grito de Oscar le hizo saltar como si le hubieran dado una descarga eléctrica. Rápidamente ubicó  el origen del pedido de ayuda y empezó a correr hacia allí. El pequeño niño intentaba alejarse de otro maniquí, casi idéntico al que habían encerrado antes. La cara de Oscar, transmitiendo puro terror, fue idéntica a la su hermano cuando despertó al lado suyo luego del accidente. Era sencillo leer esos ojos, imaginarse que pensaba, sentir su miedo en carne propia. Marcos no pudo hacer nada por Francisco, su hermano, pero ahora no estaba atascado a nada y no dejaría morir a nadie mientras tuviera la capacidad de hacerlo.

Empezó a correr con una ira misma pintada en su rostro, directo hacia el maniquí. Dejó que todo el odio, frustración y miedo le sirviera de combustible, pensando lo menos posible en la capacidad de ese monstruo de arrancarle la piel con solo atraparle. Estaba acostumbrado a pelear contra personas más grandes, a las que no ganaba con fuerza, sino con inteligencia y salvajismo. Justo antes de chocar contra el horrendo ser, se deslizó por el piso, intentando que ambos pies golpeen los del maniquí. Si lo lograba, el monstruo caería cuan largo era, mientras que él tendría tiempo de levantarse. Claro que luego tendría su salida bloqueada por ese ser.

     - Chicos por favor quedensae con mi hermanita y no dejen que se aleje de ustedes, Maggie por favor queda te con los niños mientras que sigo a Marco tras el grito de Oscar para ayudar les -      Dijo Simone antes de seguir a Marcos y alcanzar a Oscar con mas cautela que el niño Aguirre pero con la cuchilla que había encontrado en el otro salón de clases para tratar de desmembrar al maniquí tras ser derribado por Marcos, si lo lograba, pero si no conseguía nada no perdería tiempo en replegarse y salir cooriendo de allí sin darle la espalda a ese diabólico maniquí y susurrar le a los chicos:

       - Vamonos de inmediato de este lugar!    Antes de que el otro tipo se aparezca y nos mate también

Habia conseguido un juego infantil de Disney en la computadora y comence a jugar. 

Por un momento senti que habia ruido afuera, tal vez incluso alguien habia pedido ayuda pero mi jueguito estaba mas interesante. Asi que segui jugando.

El ataque de marcos lo hizo tambalearse un poco, pero se mantuvo en pie. Simone logró hacerle un rasguño con las tijeras, pero eso solo lo hizo retroceder, lo suficiente, sinembargo, para que Oscar lograra escapar.

El diario contenía una serie de entradas cortas sin fechas específicas:

Día 1

He decidido comenzar este diario para documentar la serie de perturbadores eventos que estoy viviendo. Hace ya varios días que estoy viendo a mamá. Esto normalmente me alegraría mucho, si no fuera porque está muerta. Ella sabe que está muerta y me culpa por ello. Lo peor de todo es que tiene razón. Yo lo hice. Lo hice a proposito. Es que la odiaba. Ya no podía soportar la forma en que me tocaba.

 

Día 2

El conserje olvidó la clave del candado que cierra la puerta del sótano. Tuve que llamar al cerrajero para que lo destruya y lo reemplace por uno nuevo. Le dije al idiota del portero que memorice la clave. Me dijo que era muy difícil. No entiendo como le cuesta tanto memorizar dos dígitos. Es 32. No puede ser más fácil.

 

Día 13

Mamá sigue atormentándome. Me enferma que se atreva a decirme que ella me amaba y que yo la traicioné. Creo que me estoy volviendo loco. Pero debo continuar, por los niños. Sí, porque mamá será lo que será, pero ella me enseño a no ser un cobarde. Esto es un desafío. No puedo rechazar un desafío. Eso haría que mamá se enoje mucho más.

 

Día 40

He descubierto que a Carlota le gustan los niños. Los necesita. Se hace más fuerte cada vez que consigue uno. He visto lo que les hace. Les quita el alma y luego se la pone a uno de esos estúpidos maniquíes. Luego la pobre criatura comienza a robarle la piel a otros niños. Debe sentirse horrible habitar un cuerpo de plástico. Pobres. Están más allá de toda salvación. Condenados a vagar para siempre en ese cuerpo artificial. No puedo permitir que le haga esto nadie más. Sí, acepto el reto. Debo proteger a los niños, pero… ¿como?

 

Día 45

Ya no puedo soportarlo más. Mamá no para de culparme por su muerte. Lo peor es que sigue tratando de seducirme, aún con ese aspecto espeluznante que tiene ahora que está muerta. ¿Acaso no te das cuenta de que ya ni siquiera pareces humana? ¡Basta, mamá, basta!

 

Día 56

Ya lo descubrí. Ella no puede tenerlos si yo me los llevo primero. Sí, no puedo echarme atrás ahora. Sería un cobarde si lo hiciera. Se que es duro, pero no hay otra solución. Ellos estarán mejor así. Sólo el conserje y yo conocemos la clave del sótano. Me encargaré de él, así podré dejarlos allí y nadie lo notará. Sí, sí, sí, eso haré. ¡Y tú cállate mamá! ¡Esto no es asunto tuyo!

 

Día 77

¡Basta, mamá, basta! ¡Basta, puta, basta!

 

Día 80

Está funcionando. Ellos están a salvo. Gané. Ahora sí, para siempre. Sí, en el sótano. Los salvé. Yo gané. Ella no podrá tenerlos. Gané. Sí. Ahora. Para siempre. Los salvé. Sí. Para siempre. Sí. Gané. Siempre. Siempre.

 

Día 89

Jfir, foqhslw owhtm. sothw. lshtow yekdlsm, lsowh ellshtlw.

La última entrada contenía sólo unos garabatos ilegibles.

Al ver que sus compañeros estaban en problemas, Diego no lo pensó dos veces. No podían morir todos aquí. Al menos la mayoría debían llegar con un adulto bueno que los ayudase. Se abalanzó sobre la criatura utilizando uno de los tackles que había aprendido en el club de rugby y lo hizo caer.

-Rápido. Salgan y traben la puerta como en la otra aula. Es muy fuerte. No podre detenerlo mucho tiempo.

En efecto, su azaña le costó muy cara. El maniquí comenzó a deshollarlo, aunque por su posición, solo podía arrancarle trozos de piel.

-Arghh! No se preocupen por mi -dijo evidentemente adolorido- saquen a los demás de esta escuela del infierno.

Y eso fue lo ultimo que dijo. Utilizo sus ultimas fuerzas para detener a aquel engendro de plástico todo lo que pudo.

Había terminado de leer el diario el cual me habia dejado algo confuso, no tuve tiempo de analizarlo detenidamente pues el grito de Oscar me había sacado del tema.

Todos habían salido menos Carlos y Maggie quien jugaba con la computadora. Se le veia muy distraída así que desenchufe la pc y antes de que pudiera replicar hice un gesto de silencio. Me acerque a la puerta tomando a ambos de la mano, solte a Carlos David para poder abrir la puerta y asomarme a ver que pasa.

-¡Gracias! -exclamé, aún aterrorizado, cuando vi a Marcos y Simone enfrentándose al maniquí-. Esa cosa... iba a matarme...

Al advertir lo que estaba haciendo Diego para intentar darnos tiempo, sentí que mis ojos se empañaban de lágrimas. No solía llorar a menudo, pero no podía evitar que el chico deportista del grupo se estaba sacrificando por mi culpa.

-¡No, Diego...! -grité, con un sollozo. Despué, me giré hacia el resto de compañeros-. Tenemos... Tenemos qe bloquear la puerta para que ese bicho no salga...

Decido tomar una de las sillas o pupitres y colocarlo atravesado en el aula para evitar que el maniquí pueda salir a por cualquiera de nosotros.

Apenas pudo hacerle trastabillar un poco, pero fue suficiente para que, junto con Simone quien manipulara unas largas tijeras, le entretuvieran y Oscar se salvara. Aunque tal como Marcos había imaginado, estaban a merced de esa cosa, podría haberles matado en un abrir y cerrar de ojos. Pero Diego apareció de la nada golpeando a la criatura con todas sus fuerzas. Supongo que sabía lo que le esperaba, pues ese ataque no dejaba muchas posibilidades de escape.

Marcos trabó la puerta junto con Oscar, escuchando los gemidos de dolor de Diego, a quien nunca había llegado a conocer del todo. ¿Cuántos más morirían antes de salir de allí? Al menos Oscar está a salvo, pero no dejaba de sentir que había fallado.

            Tras el intento inútil de dañar al maniquí y ver el sacrificio de Diego Simone supo de inmediato que debían reaccionar, hacer lo que proponía Oscar y largarse de allí antes de  que el maniquí terminase con Diego para echarse encima de ellos, de manera que sin dejar de estar aterrada y soltar algunas lágrimas, ayudó a ponerse de pie a Marcos para salir del lugar tratando de no ver la escena de Diego para bloquear la puerta junto con Oscar y Marcos a quienes les susurró:   

          - Creo que será mejor no contra les los detalles al resto de los chicos, pero debemos alejarnos de aquí antes de que se nos parezca el tipo que vimos primero!