Partida Rol por web

El anciano chamán sale de la sala del trono por los pasillos llenos de soldados goblins y humanos, hasta llegar  a una sala que un sirviente le muestra, es una habitación oscura y cuasivacia, donde puede empezar su ceremonia.

Yarr, saca de entre sus ropas algunos objetos ceremoniales, entre los que se encuentran una serie de huesos.

Hay un hueso de cada chaman que le precedió. Huesos de la falanje del dedo meñique.

Hay un total de 15 huesos, que Yarr en total silencio, reparte en un circulo a su alrededor...

Con una piedra de pizarra, traza un dibujo geometrico en torno suyo tras sentarse en el suelo y con su daga se hace un pequeño corte en el dedo. Tras dibujar dentro del dibujo otro nuevo contorno... Invoca a los suyos...

Antepasados, yo os invoco!

Necesito vuestro consejo en este momento de necesidad.

Debo preguntaros que hacer y como comportarme ante este peligroso e insustancial enemigo

Tras esto Yarr empieza a cantar en un gutural dialecto con los ojos en blanco...

Unos minutos concentrado vastan a Yarr para conectar con sus ancestros, poco a poco entra en un estado místico en el que finalmente el rostro de fuego y niebla se muestra en su mente. Una cara de un antiguo hombre de rasgos neutros.

Los ancestros estamos disgustados contigo, por tu reciente falta de fe, lo que nos pides te será revelado, tras demostranos tu fe en tu pueblo y sus ancestros. Deberás hacer un acto de fe ciega. Encuentra el Nerunggil de Otred, una vez lo hagas, contacta con tus espíritus y te responderemos.

Joder, como han podido saber que he dudado del motivo por el que me enviaban con este absurdo rey y su sequito de criaturas babeantes...

Reconozco que he llegado a dudar del motivo por el que me enviasteis aquí, pero he de daos la razón. Aquí ocurre algo importante y supongo que este es mi sitio.

¿Que demonios es el Nerunggil de Otred?, no tengo ni la más remota idea de que es, así que conseguirlo...

La imagen volvió a aparecer.

Este es tu sitio, Yarr, aquí debes estar, pues tu pueblo depende ahora más que nunca de encontarr el Nerunggil de Otred, la enseña del penitente. Nada más debes saber.

Como siempre enigma tras enigma...

Encontraré el Nerunggil de Otred, la enseña del penitente y os volveré a pedir consejo... No volvereis a tener queja de mi... Mi fe no se tambaleará de nuevo!

Tras decir esto, Yarr, se incorpora estirando los musculos y sale de al habituación en busca del rey.

Yarr llega ala la sala del trono nuevamente.

La espera ante una posible réplica a lo dicho por Drerick se interrumpe con el crepitar de la puerta de la sala. Yarr regresa de cvonsultar a sus ancestros, su cara parece seria, casi inmutable.

El mar está tranquilo, a borde del Plesel D'Oro, la vida de los marineros se producía normal, hasta que el vigía divisó unas naves al este, en dirección Norte, hacia Kap, la bandera era desconocida, una bestia salvaje flameaba al viento.

Al menos 12 navíos con un claro fin. La nave de Plesel sin duda era mucho más rápida, no en vano era su barco insignia, para poder huír antes que nadie. Podría llegar antes que ellos, pero le verían. Una difícil elección. Pero Lord Devirius, Leanan y su fiel guardaespaldas estaban en peligro.

La voz del vigía le sobresaltó:

Estás seguro muchacho? Preguntó esperando que fuese un error... Pero el vigía afirmó desde lo alto... Qué hacer qué hacer... La vista resbaló por la cubierta mientras pensaba frenéticamente en cómo proceder.

El capitán del navío se acercó ordenes señor?

Preparen la nav... Se interrumpió al notar su voz aguda por el miedo carraspeó visiblemente y volvió a hablar con voz baja para evitar que le oyesen desde los lejanos barcos preparen la nave para ir allí... A... A... Allí... Rápido...

El capitán se quedó observando al comerciante incrédulo y cuando por fin iba a preguntar algo Plesel le urgió con un gesto Vamos capitán, vamos, que esos se acercan...!!! Guiñó un ojo y oteó en dirección a los barcos por lo menos treinta metros mientras hablamos

El capitán, de manera no tarda en ponerse a dar órdenes alegando a los mas bajos estertores de los vocablos, para arrengar a su tripulacín que hce girar 290º su nave hacia el noreste, para adelantar a las tropas enemigas, posiblemente Neths.

No tardará mi señor, estaremos allí al anochecer. - Se acercó con cofidencialidad. - Pero no podremos escapar, seremos hundidos. O podríamos arriar un bot y llegar en la oscuridad de la noche mientras le damos algo de tiempo y huyendo, con suerte lo lograremos, pero le dejaría con solo uno o dos hombres.

Recuérdeme que la próxima vez encargue un barco más rápido capitán qué hacer qué hacer... Plesel miraba de hito en hito los barcos y al capitán mientras pensaba frenéticamente.

Finalmente se decide... Sí, el bote me parece buena idea capitán usted distraiga a esos e intente reunirse con la flota, yo me dirigiré a tierra en el bote con la mayor escolta posible... Si pueden ser cuatro mejor que dos capitán, puede que Leanan necesite refuerzos, ya sabe... EHHHEM

El capitán, de modales rudos y peores palabras se mordió la lengua y contestó lo mejor que pudo a su jefe.

Mi señor, si desembarcamos a 4 hombres quedaremos muy pocos para dominar el barco, no seremos rivales para el enemigo.

Ya, sí bien... El mayor número de hombres de los que pueda prescindir sin que perjudique mucho su capacidad para manejar la nave capitán... Armados hasta los dientes y con provisiones para el viaje... Y un mapa supongo que tendrá un mapa de la zona...

Los barcos que se acercaban eran ya claramente visibles Muy respondón el capitán este... Tendré que elegir mejor al próximo capitán de mi barco personal... Mí seguridad personal debería estar por encima de las demás consideraciones en estas situaciones...

Sobre todo capitán que los hombres sean buenos con las armas... Eeeer Leanan puede tener problemas... Yo cogeré mis cosas y me dirigiré al bote...

El capitán, parece algo confuso, no acaba de entender a su jefe.

Vale, veamos Maese Plesel, le podría dejar descender con un remero y un infante de asalto. - Hizo una pausa, guñándole un ojo a su jefe. - De esos que no llevamos, ya sabe. Pero no le puedo dar más si no queremos perder la nave, le puedo ceder a un tercer hombre, el grumete, pero casi seguro que le estorbe mas que le ayuda.

Sí sí un remero y un infante... Eeeer... Bien me parece bien... El grumete quédeselo, le será más útil aquí Piernas cortas corren menos que decía mi abuela pensó mientras miraba de reojo a los barcos... Y dese prisa capitán los otros pueden estar en peligro... Como nos aborden mientras discutimos la tripulación del bote cómo le explico yo a mis ancestros que me mataron mientras estaba quieto hablando pudiendo hacerlo corriendo?

La agitación del comerciante es evidente en sus gestos...

El Algsol D'Oro llega a la costa, sin fondear arrán un bote con Jackeran, un remero con brazos formidables y Resteni, un infante de abordaje con pocas o ninguna familariedad con el mar, pues era su primer viaje.

El bote cayó sobre el agua y los dos empleados descendieron esperando a que el jefe bajara.