Partida Rol por web

Nueva Orleans Nocturna

Delta Night

Cargando editor
28/12/2017, 16:23
JoJo Baker

En cuanto perdemos de vista la fiesta, aprieto el paso, comprobando por encima de mi hombro que Fowler me sigue el ritmo. Necesito llegar ya. Me precipitaría sobre él aquí mismo, en el pasillo, pero nunca se sabe cuando hay algún Nosferatu malintencionado oculto por ahí. Pero je meurs de faim...

Subo los escalones de dos en dos; de tres en tres. Dejo atrás las escaleras del primer piso, y me precipito hacia la primera puerta que nos sale al paso, justo frente al final de la escalera; es el despacho, lo conozco bien. Lo he estado usando todo el día para comprobar que todos los contratos estaban en orden. No es que haya dado de alta en el sistema a las muñecas de sangre, pero ha habido que alquilar una gran cantidad de cosas esta noche, y eso sí que exige papeleo legal. En cualquier caso, espero a que entre el vampiro antes de cerrar la puerta rápidamente, girando el pestillo tras él. 

El corazón me golpea fuertemente contra las costillas, con anticipación; comienzo a salivar sólo de imaginar el sabor metálico de su sangre irrumpiendo en mi boca como la exposión de chocolate líquido de un coulant. Alargo la mano derecha para agarrar de la corbata a Fowler, y atraerle hacia la mesa, donde, con la otra mano, despejo la superficie bruscamente, desparramando los documentos por el suelo. Una vocecita en mi cabeza me recuerda que después me maldeciré, buscando algún documento perdido durante mi abstiencia, pero ahora no me importa. No me importa nada.

Sin soltarle la corbata, me siento sobre la mesa, y le atrapo la cintura con las piernas, atrayéndole hacia mí. Con las manos temblorosas por la excitación, retiro mi cabello de la nuca, y comienzo a deshacer el nudo que sujeta mi vestido a mi cuello.

-¿Muslo o pechuga, mon amour? -Pregunto, esbozando una sonrisa jocosa. Sin embargo, una gota de sudor delatora se desliza por mi pecho. Por favor, por favor. Si quiero beber mucho, antes tienes que vaciarme a mí. Por favor, muerde.

Cargando editor
28/12/2017, 19:42
Parker

Al ver que Mihail no dice nada, me levanto y camino con pasos silenciosos, como felinos y me acerco al Principe. Le hago una reverencia y le miro esperando que me de paso para poder hablar con su majestad.

Cargando editor
28/12/2017, 20:16
Shane Saunière

Un placer señorita Caroline, mi nombre es Shane. Vástago de Saúl (muy a mi pesar), chiquillo de Lucius, chiquillo de Varsun... y así muchos otros nombres ridículos y antiguos hasta llegar a Ennoia(*) y Caín. Siempre me salto algúno de los malditos nombres de mi bastardo linaje, como si eso importase lo más mínimo a nadie. - Miro de lado a la chica que no se ha presentado y que va vestida como un varón, un acto de desafío del estatus quo que me hubiese escandalizado cuando era un mortal y que ahora me parecía divertido

Me cruzo de brazos y sonrío mirando a las negras aguas.

- ¿Están seguras? No todos los días se puede desaprovechar la oportunidad de pedirle a alguien que se tire a las aguas para complacerles... - Debería callar mi bocaza, siempre he tenido ese defecto, suele ir sola.

- ¿negocios? Bueno, no era mi intención hacer negocios propiamente dichos.
Soy nuevo, demasiado... -
mi cabeza mira hacia el interior, observando las mesas llenas de personajes que hacen sus papeles demasiado bien. Es divertido comprobar como los mismos nichos ecológicos de nuestra sociedad se llenan siempre en distintas ciudades de la misma manera. - y aunque esta era mi ciudad hace muchos años... no sé ya nada sobre ella.

Solo quería alguien que me pusiese un poco al día. Ya saben... ¿quien manda? ¿quien tiene el cargo de primogénito de cada clan? ¿Con quien no me debo meter? ¿con quien no me puedo acostar?

Aunque supongo que hay representaciones de todos los clanes, hay cosas que me... fascinan - veo como la señorita JoJo Baker se baja a la primera planta mientras el hombre negro con cara de adicto al sexo la sigue claramente a un lugar más íntimo. Señalo en su dirección y las observo - Por ejemplo; esos dos... 
¿es normal que el Príncipe deje que sus invitados se acuesten con sus ghouls? Había oído del libertinaje de Nueva Orleans, pero pensaba que sólo se referían a la sociedad mortal... -
digo completamente fascinado por la reacción de esas dos figuras y al libertad con la que se zafa la ghoul de sus obligaciones.
En el viejo mundo esto sería inadmisible... cuanto debo cambiar mi mente para poder adaptarme.

Notas de juego

(*) Cualquiera con algo de conocimientos de la estirpe sabe que los antiguos decían que el primer Gangrel era una mujer y en algunos textos antiguos se le llama Ennoia.

Cargando editor
28/12/2017, 22:26
Sebastian Crawford

Una vez más, me quedo embelesado escuchando a la señorita Blake. Toda ella es un canto a la ironía. Puedo ver, sin embargo, el brillo fugaz de la duda en sus ojos cuando le propongo veladamente un baile; algo que me resulta inesperado en esta mujer, aunque no por ello desagradable. Me complace ver atisbos de humanidad en Vástagos tan compuestos y con tanto temple como Angélica. La escucho cuando me confiesa su sospecha de que otros vampiros pueden encontrarla amenazadora. Sin duda tendrían motivos para ello. Y sin embargo…

Me inclino levemente hacia ella, acercando mi rostro para mirarla profundamente a lo más hondo de sus ojos. Mi rostro está realmente serio.

Yo no la temo, señora Blake —murmuro, con una voz que es como las olas lamiendo suavemente la playa—. Sé que debería. Pero tengo un problema. Un problema grave al que todos en mi vida han intentado poner remedio. Mis padres, mis amigos, mis amantes… Incluso Alan. —Guardo unos instantes de silencio, tras los cuales me levanto lentamente de mi asiento, sin dejar de mirar a la Lasombra. Cuando estoy en pie, la luz cae sobre mí de tal forma que arroja sombras en las cuencas de mis ojos, de modo que solo son visibles los brillantes zafiros de mis iris—. Soy adicto al peligro, Angélica. Tanto que incluso bailaría con él.

Me quedo de pie inmóvil, mirando fijamente a la mujer. Mi invitación ha quedado suspendida en el aire, esperando a ser recogida o rechazada.

Cargando editor
28/12/2017, 23:52
Caroline

Reconsideró una vez más la idea de pedirle saltar al repetir lo de señorita, pero la desecho rápidamente. Marcel podría verlo mal, especialmente si hay piscina en el barco.  En su lugar, Caroline negó ligeramente con la cabeza, y dejó escapar una mirada hacia la pista que se veía por los ventanales, mientras Jane se acercaba, atraída por la mención de negocios como una mosca a la miel. Pero parecía que se iba a decepcionar.

-En esta ciudad, hay toda clase de posibilidades… +murmuro quedamente en tono reflexivo. Fowler y Jojo… que combinación.. + No obstante, volviendo al punto, si no le interesan los negocios Shane, entonces poco puedo hacer; no participo en las intrigas políticas ni sociales. +encogió los hombros ligeramente; su conocida neutralidad en esos temas le había valido mucha paz+ Y la información que quiere, aunque no es difícil de conseguir, tampoco resulta rentable. No sirvo de guia turistica... Le sugiero que hable con… ella.

Al decir esto, señalo ligeramente adentro, a la tercera mesa. Concretamente a la única muchacha negra en la misma.

-Roxy es de los suyos… la chica importante de su clan, por así decirlo. Si simpatizan, seguramente le dirá lo que quiere saber. Puede que incluso le ayude a aclarar sus ideas y entonces volvamos a charlar. +comento, dejando la puerta abierta. Un joven sin proyectos no era un cliente potencial. Cruzo la vista con Jane, quien sin duda era un ejemplo de lo opuesto a eso. + ¿No esta de acuerdo, señorita Morgan?

Cargando editor
29/12/2017, 00:21
Jane Morgan

Tenía razón, no me importaban para nada quienes fueran sus padres, sus sires o el antiguo que los hubiera atraído hacia las tinieblas. Aunque verlo nadar me resultaría entretenido, al menos tenía algo que aportar este payaso.

-Una lástima.- Digo perdiendo bastante interés en la conversación.

 -Ya veo…- La idea de hacer de guía turístico, no me apasionaba en absoluto, como bien había comentado la Caitiff. -Caroline es una mujer inteligente, Roxy es una buena opción para preguntarle todo lo que quiera, quizás se muestre amable.- Lo sigo estudiando, alguna razón tenía que tener para venir solo a Nueva Orleans, decía que había vivido aquí ¿Por qué había vuelto? 

Con desgana, le digo. -A ver… Cerca de la puerta había una mujer que se llama Morgaine, ella manda en el clan de la rosa del que hablábamos…-

-Luego están Dutch, Karen, Nigel y Lawrence.- Solo eran un montón de viejos. -Con quien te metas o te acuestes ya es cosa tuya, puedes probar suerte. Sinceramente ni me había fijado en lo que has dicho hasta ahora, no tengo ni idea, no es algo que me preocupe, mientras no me molesten…- Y hasta aquí, creo que me he portado bastante bien. -Tómatelo como un regalo de bienvenida.- Creo que las vistas me han puesto de mejor humor.

-Entonces… ¿Vamos a verte nadar un poco?- Señalo al río. -No creo que te ahogues…- Tal vez ya había conseguido lo que quería, eso también era algo que quería ver.

Cargando editor
29/12/2017, 00:48
Fowler

El Setita se desliza tras ella con calma, disfrutando con su impaciente huida. Como Jo, él también dedica alguna que otra mirada hacia atrás, pero con la intención de descubrir a posibles voyeurs más que por temor a ser descubierto. Sabe muy bien que en un nido de arpías como ese algo así sería imposible, y que lo más seguro es que abajo, en las mesas, el rumbo que los dos han seguido ya esté en boca de todos. Pero aun así, por su seguridad, la de ella, y la de su operación, prefiere que no haya testigos y que todo quede como está: con los rumores a un lado y las certezas lo más lejos posible.

Sin embargo, en cuanto entra al despacho se da cuenta de lo que en realidad están haciendo. Jamás habría pensado que esa noche fuera a acabar así, con ellos dos mancillando de aquella manera el Dominio de su anfitrión, el Príncipe... pero la mera noción del “crimen” casi bastaba para ponérsela dura. Mientras ella juguetea con él, se enreda en las posibilidades: con lo paranoico que debe suponerse que un Príncipe ha de ser, la posibilidad de que él o sus criados les estuvieran mirando en ese momento no debía ser del todo descabellada. Y en tal caso, piensa, habrá que darle un buen show a Su Excelencia, ¿no?

Ella le atrapa entre sus piernas mientras se desabrocha el vestido, como si todo fuera parte de una elaborada trampa y él, un cazador convertido en presa. Con el dedo, Fowler le roba una gota de sudor que se le escurría entre los senos y la saborea, sin ninguna prisa, manteniéndole la mirada, sabedor de que a ella cada segundo se le antoja eterno. El corazón se le va a salir del pecho, y la yugular le late al mismo ritmo, llena de ese tesoro que la hacía tan especial.

La sangre de un vampiro sabe mejor que la de un mortal, eso casi nadie lo duda. Él, que ha probado la de Jo, sí. Es una rara excepción, un don para el que nunca encontró explicación alguna pero sí numerosos beneficios, él más evidente y habitual de todos ellos el que estaba a punto de acontecer. Cualquier otro Teofidio le habría reprochado el rendirse a ese manjar porque parecía que perseguía más su propia satisfacción que la ajena… pero en esa relación, la frontera entre su placer y el de ella nunca había estado muy clara. Además, del dicho al hecho…

¿Muslo o pechuga, mon amour?

Se quita la chaqueta, sin dejar de admirarla. No tiene Sed, no demasiada, pero tanto la sangre como su envoltorio se merecen el esfuerzo. Tira de la cintura de ella hacia sí mismo, para acercársela bien. De esta no te escapas, se dice, mientras le acaricia las rodillas con una dulzura que se desvanece rápidamente, como si jamás hubiera existido, cuando le abre las piernas de par en par. Y así, con los colmillos asomando en su sonrisa, Gus se agacha hasta desaparecer entre ellas.  

Las damas primero, Fowl. Que sufra un poco más. Cuando ella se estremece al contacto con su lengua, él la sujeta con fuerza, sin dejar de pasear aquel látigo por todos y cada uno de los rincones que había dejado a la vista. Tras unos minutos, cuando juzga que ya se ha divertido lo suficiente, le muerde en el muslo, directamente sobre la femoral, y comienza a beber. 

Cargando editor
29/12/2017, 01:36
JoJo Baker

Sí, joder.

Ahora sí.

Un suspiro profundo toma el control de mi pecho, hinchándome por dentro y escapándoseme de entre los labios en forma de gemido, mientras la serpentina lengua del setita roza mis partes más sensibles, arrancándome a la vez jadeos y sobresaltos. Conozco sus tiempos como si fuera una directora de orquesta, como si hubiésemos ensayado este número de baile sexual durante años. Putain, de hecho lo hemos ensayado durante décadas. En cualquier caso, sé que las caricias no suelen durar mucho, no antes de que sus colmillos se abran paso por el interior de mi piel, así que alargo una mano para sujetarle por la camisa, arrugándola bajo mi puño. Con el otro, aprieto mis labios para acallar el gemido de éxtasis que me sobreviene en cuanto siento que su boca empieza a llenarse con mi sangre, prácticamente disparada desde mi arteria. En ráfagas sincronizadas con los enloquecidos latidos de mi corazón, Fowler no tarda en verse sobrepasado por la cantidad de sangre, y esta comienza a chorrear por el interior de mi pierna, para acabar goteando sobre el suelo.

C’est incroyable.

-Augustus -gimo, dejándome caer sobre la mesa, enlazando las piernas tras su cabeza, para impedir que se separe de mí.

Augustus, suspiro, con mi intelecto reducido al de un animal. Puro instinto reproductivo, sexual o nutritivo, me da igual, soy incapaz de concentrarme en nada más aparte del telón de placer rojo que me ha invadido la mente por dentro.

Mi corazón retumba en mis oídos, mientras bombea sangre de forma enloquecida por todo mi cuerpo, en expectación de lo que va a suceder a continuación. No quiero que mi vampiro se detenga, pero por muy increíble que sea esta sensación, no tiene ni punto de comparación con lo que voy a sentir a continuación. Tengo que… oh mon dieu…

Me muerdo el labio inferior, mientras enredo mis manos en mi cabello, sintiéndome incapaz de sentir más deleite. Ningún ser humano puede soportar semejante gozo sin morir. Un quejido agudo se escapa de mi garganta al sentir un segundo mordisco, y mi espalda se arquea de puro éxtasis. No, no putain. No puedo más.

Tengo que centrarme.

-Fowler -gimo, con voz grave, tratando de imponerme incluso a mí misma. Me incorporo, toda temblores, y le obligo a separar la boca de mi piel. Casi quiero llorar cuando cierra las heridas de mi muslo de un solo lametón. Su boca y barbilla chorrean sangre, y hemos dejado un bonito reguero en la mesa y el suelo. Luego mandaré a alguien a que lo limpie.

Siempre tengo frío después de que se alimente de mí, pero nunca he tenido claro si mis temblores son debido a la bajada de temperatura corporal, o al increíble placer que me brindan sus mordiscos. Tanto da. Le acaricio el rostro con dedos trémulos, e inclinándome hacia él, deposito un largo beso en sus labios. La piel blanca de mi barbilla se tiñe de inmediato de un precioso rouge bordeaux, mientras disfruto del sabor metálico de mi propia sangre en la boca; mientras entrelazo mi lengua con la suya, y le abro los botones de la camisa de un solo tirón.

Levemente desangrada, no poseo la fuerza suficiente para tirarlo sobre mí, pero consigo inclinarlo sobre mi cuerpo; aunque normalmente el contacto con sus fríos músculos me pone la piel de gallina, parece que ahora soy yo el cadáver frío y sin vida, y ese pensamiento me hace esbozar una sonrisa agotada.

-Ahora te toca a ti -o a mí, según se mire.

Recorro su pecho desnudo con las manos, cubriendo con mi boca los rincones que he descuidado con los dedos, hasta que estos atrapan la hebilla de su pantalón.

-En la muñeca, merci -le indico, le ruego, mirándole con ojos completamente llenos de ansiedad.

Le desabrocho el pantalón con una mano, mientras atrapo su muñeca derecha con la otra, llevándosela a su propia boca. Le dolerá menos si es él mismo el que se hace los agujeros.

Cargando editor
29/12/2017, 15:14
Fowler

Como de costumbre cuando se trataba de ella, había pecado de ingenuo. La única forma que tenía Fowler de encontrar algún retazo de inocencia en sí mismo era esa: enredarse en las sábanas con Jo. El ritual tenía un siglo de antigüedad y aun así nunca dejaría de sorprenderle. Arrancaba con él pensando que podría que podría poner freno a sus instintos, reunir las fuerzas necesarias para negarse aquella ambrosía... hasta que se daba cuenta de que ese no era el caso. No importaba cuan saciado estaba, el final siempre era él mismo: él, Augustus Fowler, mirándola a ella, Marine, con el alma al desnudo. Voraz, terrorífica, podrida. Suplica. Suplica por tu vida. Su brazo se alarga, buscándole el cuello, pero ella es más rápida y le aparta de sus muslos, rompiendo el hechizo.

En su interior algo ruge y se sacude, ordenándole que siga. Aun complacida, la Bestia es insaciable. Y lo peor es que no está sola: una parte de él la acompaña, azuzándole para que apague aquel fuego, para que la haga suya por siempre. ¿Cuánto más iban a tener que esperar? Casi cien años ya, piensa, mientras pone fin a ese manantial con un lametón sobre la herida. La odia casi tanto como se odia a sí mismo por no hacerlo, pero sabe que no puede terminar así. Tiene que ser ella la que se entregue.

Cuando por fin vuelve en sí, se encuentra con los pantalones bajados, hincándose el diente a su propia mano. Muy mal, Gus. ¿Quién es la muñeca aquí? ¿Quién corrompe a quién? La vergüenza y la frustración le llenan de rabia. Enséñale una lección. En eso, los tres están de acuerdo.  

Mientras acerca la herida a su boca, desliza su mano izquierda por detrás de la cabeza. Cuando ella estira el cuello para beber, él la tira del pelo, destrozándole el peinado. La mantiene así, riéndose histéricamente, mientras le pinta el rostro de sangre gota a gota. 

Cargando editor
29/12/2017, 15:31
JoJo Baker

Un gritito de sorpresa se escapa de entre mi boca entreabierta cuando me estira del cabello, pero de inmediato unas cuantas gotas de sangre me acallan. La sangre de Fowler es espesa y ácida, y me explota en la boca como si hubiese mordido un racimo de grosellas. Me relamo, dejando un rastro sanguinolento alrededor de mis labios, y abro la boca para recibir más, sabiéndome totalmente sumisa a sus caprichos.

Alargo unos brazos temblorosos hacia él, para cogerle por la cintura, acercarle a mí, sentir su cuerpo prieto contra el mío, que poco a poco comienza a recuperar el calor. La sensación es increíble. Su vitae me adormece los labios y la lengua al pasar por ellos, y la siento bajar por mi garganta, espesa, para calentarme el estómago como si hubiese bebido un lingotazo de whiskey. No tarda en penetrar en mi torrente sanguíneo, y la sensación de bienestar es inmediata. Como si una madre cariñosa recubriera mis cansados huesos con una manta hecha de amor. Como si mil amantes recorrieran mi piel con sus lenguas. Es como si esta noche fuera la mejor noche de mi puta vida.

Siento una fuerza indescriptible recorrer mis músculos, y el cansancio y el agotamiento que llevo arrastrando desde hace días, desaparecen para ser sustituidos por una maravillosa energía. Si antes Josephine Baker era la hostia, ahora es casi una Diosa. 

Abro los ojos lentamente para observar a Fowler, de pie frente a mí. Tú me lo estás dando. Te adoro. Te amo.

-Más -le ruego, acariciándole el brazo hasta llegar a la muñeca herida, tratando de atraerla hacia mi boca.

Notas de juego

¿Cuántos puntos de sangre?

Cargando editor
29/12/2017, 18:14
Hakuchou

Notas de juego

Me gustaría utilizar "Ojos del Caos" para averiguar las intenciones ocultas de la fiesta (si es posible y cuando se tercie)

Ok. Has de Tirar ya sabes... Percepción más Ocultismo. Así que 7 dados,. creo. La dificultad sería 8, ya que llevas aquí unos 15 años, como dice en tu descripción.

Haz la tirada, respondiendo a este mismo post, y te doy la respuesta ;).

Cargando editor
29/12/2017, 18:40
Eris Grey
Sólo para el director

Ahí la tienes ^^

- Tiradas (1)

Motivo: Ojos del Caos

Dificultad: 8

Tirada (7 dados): 3, 10, 6, 8, 9, 4, 3

Éxitos: 3

Cargando editor
29/12/2017, 18:39
Fowler

Conforme sus fuerzas se escapan para dar vida a las de Jo, la risa de Fowler se va apagando. De manera inconsciente, cesa en su empeño de torturarla y la libera de su agarre, dejandola entregarse por completo a él y beber directamente de la herida. Como una sanguijuela. La observa, pensativo. Sí, eso es lo que son: dos sanguijuelas, dos parásitos condenados a matarse el uno al otro. 

Ya es suficiente. Tras unos minutos la situación se invierte, y ahora es él el que la aparta a ella. Se lame la herida, sin dejar de contemplarla, incapaz de evitar aquella sensación de déjà vu que siempre acompaña a las noches que terminan como aquella. Desnuda, con los labios y la entrepierna bañadas en sangre, está igual que cuando la conoció. O casi. Ahora ella es mucho más, pero la muy estúpida se ha puesto límites, quedándose a medias. Si tan solo se entregara a su causa, caminara su misma Senda… 

Cuando la nota más reposada, toma su mano y la yergue. La toma por la cintura, provocándole un estremecimiento al contacto con su piel muerta. Entonces mira en derredor, divertido. El despacho parece la escena de un crimen sexual.

—Alguien va a tener que limpiar esto —menciona, mientras se abrocha los pantalones. 

Notas de juego

AHORA YA NO ME PONDRÁN EN UNA BONITA TARTA

Pues... no sé. ¿Cuántos puedes beber? Hablemos mejor por otro hilo, para no manchar la escena. 

Cargando editor
29/12/2017, 19:52
JoJo Baker

Cuando Fowler me quita la muñeca de la boca, casi reacciono con violencia, fulminándole con la mirada. A punto estoy de saltar de nuevo sobre él para abrirle la garganta de un mordisco, pero consigo contenerme el tiempo suficiente como para darme cuenta de que es una locura, y yo no soy un animal. Algo dentro de mí me quema las entrañas y me insta a hacerlo, pero consigo contenerlo.
Exhalo mi respiración en rápidos jadeos, mientras trato de asimilar todas las emociones que me embargan en este momento. La habitación se vuelve más nítida, como si mi visión hubiese estado enturbiada por unas gafas de sol oscuras; de hecho, la brillante luz del fluorescente del techo me hace daño a los ojos, y casi siento cómo me atraviesa la piel como si fuera alfileres. Parpadeo un par de veces, tratando de disipar esa sensación, mientras mi respiración se va regulando poco a poco.

Me seco la boca con el reverso de la mano, y Fowler me ayuda a ponerme en pie. Trastabillo un par de pasos, aún aturdida, aún con las rodillas temblorosas por el antinatural intercambio de sangre. Apoyo la frente sobre su pecho, y le rodeo la cintura con los brazos. Aún estoy extasiada, sobrepasada por todas las impresiones que consigue provocarme. Observo que su camisa  abierta está parcialmente manchada de sangre, así como el suelo del despacho, mis piernas, mi cara...

Qué desastre.

Ah, merde, ahora tendré que ir a ducharme y cambiarme de ropa. No tengo tiempo para esto. 

Gus parece leerme el pensamiento, pues, con tono relajado, comenta.

—Alguien va a tener que limpiar esto 

-Nadie puede entrar aquí. Mandaré que lo limpien cuando acabe la noche -resuelvo, mientras vuelvo a atarme el vestido a la nuca. Parece que se ha librado de la peor parte; quizá pueda limpiarme en uno de los baños de esta planta y regresar a la fiesta.

Después de estos intercambios de fluidos nunca sé qué decir. Me sorprendo a mí misma siendo inusualmente tierna, y sé que me pongo a mí misma en una situación increíblemente vulnerable. Mon dieu, si prácticamente le he suplicado. Le habría prometido cualquier cosa, con tal de que me rellenara de sangre. Pero bueno, es su deber. Él me convirtió en lo que soy; si he llegado a este extremo es porque me ha tenido desatendida.
Incómoda, observo de reojo cómo se abrocha los pantalones. ¿Cuándo fue la última vez que él y yo...? Putain, no lo recuerdo. ¿Es posible que fuera cuando McCarthy salió elegido senador por Wisconsin? Ah, a la merde, no es mi marido. No soy la dueña y única proveedora de su placer.

Sin embargo, abro el cajón del escritorio y saco algunas toallitas húmedas. Me limpio la boca con ellas, antes de lanzarle un par al setita.

-Tienes la boca... -le señalo, haciendo un movimiento descendiente por su barbilla, cuello, pecho... tiene marcas de besos que no están hechas con pintalabios, y me sonrío. En el fondo, me encanta perder el control de esa manera.- en fin. ¿Vas a volver a la fiesta?

Cargando editor
29/12/2017, 22:28
Fowler

—El barco ya ha zarpado. No tengo adonde ir. ¿Ya quieres deshacerte de mí? —alzó las manos, como pidiéndola que parara— Lo sé, lo sé. Bajaremos por separado. 

Fowler se limpió la mandíbula y el cuello con la toallita, incapaz de contener una risa maliciosa cuando reconoció el sello carmesí de sus labios sobre su piel oscura. Hizo lo que pudo por limpiar la camisa, y después arrojó el paño al suelo. 

—De hecho... no sé si está en tus planes —susurró, mientras se abotonaba el chaleco, intentando esconder las peores manchas en su camisa por debajo del mismo—, pero quizás no debería ser yo el único agraciado de la noche. Ya sabes. Por el bien de las apariencias.

Ahí estaba otra vez, el Fowler de siempre. El chuloputas frío y desalmado que en realidad era había tardado en hacer acto de presencia, pero ya estaba aquí, y había vuelto con fuerzas renovadas, calculando no solo sus próximos movimientos sino también los de de ella. Siempre más pendiente de lo que ocurría ahí abajo que de lo que tenía delante. Se abotonó los puños de la camisa al mismo tiempo que ocupaba el espacio al lado de ella. Y, tras apoyarse sobre la mesa en la que había ocurrido todo, tomó sus manos entre las suyas.

—Y sinceramente, Jo, no estaría de más saber a qué clase de trato has llegado con Marcel. Se supone que remamos todos en la misma dirección. 

Notas de juego

Pues lo que ha dicho Jo en el otro post, 3 puntos. 

Si os parece bien, jefes, mi reserva se queda a 11-12 de sangre (me he alimentado de ella antes de dejar que se alimentara de mí). 

Cargando editor
29/12/2017, 22:37
JoJo Baker

Intento limpiar las gotas frescas de la cara interior de mi muslo, mientras Fowler se viste. Le observo de reojo; me encanta ver la elegancia y seriedad con la que se pone guapo; su rostro serio y concentrado mientras se abotona el chaleco, y la agilidad de sus dedos mientras se repite el nudo de la corbata. Pero, por supuesto, esa magia no dura. Y... ahí va el comentario hiriente de turno. 

quizás no debería ser yo el único agraciado de la noche. Ya sabes. Por el bien de las apariencias.

Frunzo el ceño, mientras ensayo una sonrisa de "me da igual, capullo arrogante".

-Tranquilo, ya le he dado la vez al capullete rubio de la chupa de cuero. Al llegar me ha hecho una clara demostración de lo que tiene para ofrecer, y te aseguro que su altura se corresponde con lo otro. -Respondo, sin mirarle, mientras echo un par de toallitas totalmente enrojecidas a una papelera.

Me agacho para recoger los papeles y devolverlos a su sitio con rapidez. En serio, tengo que volver ya a la fiesta. Tengo que asegurarme de que el príncipe está satisfecho con todo. En ese momento, el setita me toma por las manos y me obliga a mirarle.

Y sinceramente, Jo, no estaría de más saber a qué clase de trato has llegado con Marcel. Se supone que remamos todos en la misma dirección.

Doy un tirón para liberarme, y me dirijo hacia la puerta. En serio, Fowler. 
"Cómo joder un polvazo en dos frases": Biografía de Augustus Fowler. Enfurruñada, echo un vistazo al pasillo, antes de decidirme a salir. 

-Eso pensaba yo también, cuando te pedí ayuda el mes pasado. Pero no te he vuelto a ver hasta hoy, así que supongo que lo que pueda ofrecernos no te interesará tanto. Los beneficios serán para mí.

Cargando editor
29/12/2017, 22:10
Angélica Blake

Una sonrisa burlona se dibuja en mi rostro ante su confesión y su inmutable seriedad, levanto mis cejas y luego mi mano lentamente, con dramatismo, como se hacía en mi época cuando un joven iba a besarla, doblando la muñeca para que el dorso quedara descubierto a la altura de mi pecho, solo que esta vez esperaba que la tomara para llevarme a la pista de baile -Es bueno saberlo -manifiesto ampliando mi sonrisa sin que mis ojos abandonaran los suyos en este escudriñamiento mutuo que hacíamos; mis ojos podían decir mucho pero no todo o más bien casi nada, sin embargo, era sumamente divertido y al mismo tiempo revelador al igual que en un juego de póquer los jugadores van desvelando poco a poco sus estrategias y manías.

Pude sentir cómo las sombras se excitaban junto conmigo aunque yo distaba de dar indicios de lo que me ocurría por dentro; sin embargo, podía sentirlas moviéndose a mi alrededor, irónicamente bailando y concentrándose como un aura hasta tomar la forma de una serpiente que reptó brazo abajo hasta engarzarse en la mano que tenía alzada cual guante sin dedos, cerré mis labios color carmesí solo para tomar aire y decir -Cómo podría negarme a una víctima tan dispuesta -me río sutilmente -Vamos, lléveme a la pista. Será un honor bailar con usted.

Cargando editor
29/12/2017, 23:59
Shane Saunière

Arqueo una ceja confuso. ¿Negocios? ¿Absoluto desinterés por la política ni los conflictos sociales? Me esperaba algo así de unos tipos con chupas de cuero y camisas heavys, pero no de unas damas con cierta presencia. - No soy quién para cuestionar su modo de malgastar nuestra fingida y a veces corta inmortalidad, pero de verdad... ¿Negocios? ¿En serio? Casi suelto una carcajada pero no puedo evitar ilustrar mi rostro con una amplia sonrisa y un gesto de negación - Disculpen, no consigo entender eso de ser el montón de cenizas más rico del cementerio. Pero nos han dado unos dones increíbles, y cada cual desperdicia sus noche eternas de la forma más torturada posible. Miro hacia el interior y trato de memorizar esos nombres,aunque sé que mi memoria es limitada para la información intrascendente. - Así que Roxy... ¿Eh? Afirmó con la cabeza a la chica llamada Morgan en agradecimiento por su información. Pero mi sonrisa desaparece cuando insinúa que no le importa el evidente escaqueo sexual de la Ghoul del príncipe bicolor y el negro elegante con un palo en el culo. Señalo a la escalera por la que han desaparecido y las miro. - Pues debería ser usted consciente de estos detalles, mi señora. Un negocio, una amistad y una alianza puede verse truncada por una seducción estudiada, un amor imprevisto, o un deseo oculto. Vuelvo a sonreír mientras pongo un mano en mi espalda y con la otra les hago una reverencia. - Muchas gracias por su amabilidad y por su tiempo. Lo tendré en cuenta en en la noche que queda. Ahora trataré de presentarme a mí antigua. Tras esto y si no tienen nada que preguntarme, voy hacia la mesa de Roxy

Cargando editor
30/12/2017, 01:00
Jane Morgan

Frunzo el ceño ante el comentario del nuevo. No tengo ni idea del tiempo que lleva vivo pero a la edad en que fue abrazado ya debería haberse enterado que el dinero lo es todo.

-Supongo que tu cerebro no te da para tanto, no te preocupes, tampoco te hace falta entenderlo y como ya le dije al otro extranjero, no me dedico a la enseñanza.- Malditos ignorantes, ni uno valía la pena esta noche.

Lo miro seriamente ante su afirmación, si esos dos pudieran perjudicarme... pero era imposible que metieran las narices en mi sector tan fácilmente sin que me enterara. -Ellos no me preocupan en absoluto, pero supongo que debería estar más atenta, total esta noche hay poco que hacer.- Admitiendo así que quizás fuera un error, no prestar atención a todo lo que me rodeaba.

Sonrío ante su comentario, no solían decir que era amable, este extranjero o era un embustero o le faltó riego a su cerebro en vida. Lástima. -Disfruta de la noche.- Digo irónicamente, seguramente sería lo único que sabía hacer. -Lamento que al final no quieras entretenernos nadando un poco…-

Le hago un gesto con la cabeza para despedirme, al final era como todos, movido por los intereses, aunque al no ser muy inteligente pues debía ser pobre como una rata, así que cuanto antes se acabara la conversación, mucho mejor. El tiempo es oro. Y mejor malgastarlo mirando estos paisajes, que hablando con él.

Una cosa si tenía a su favor. No era tan pesado con James, pero con un payaso me bastaba. 

Cargando editor
30/12/2017, 01:17
Fowler

El rostro de Fowler se contrajo en una máscara de rabia. Zorra ingrata. ¿Cómo te atreves? Con dos zancadas la alcanza y la empuja de vuelta al despacho, cerrando la puerta por dentro en un estruendo que parece que sacude el barco entero.

—Querías mi sangre y ya la tienes, Marine. ¿Qué esperabas que ocurriera después? —exclamó, casi al borde del frenesí— No soy tu príncipe azul, ni tú eres una niña, así que por Dios, deja de comportarte como tal.

Exasperado, llevó ambas manos a su cabeza hasta que, presa de su propia furia, asestó un golpe a la pared. Mantuvo los nudillos allí lo que le pareció una eternidad, mientras intentaba retomar el control. Desagradecida. Cuando por fin tomó las riendas, se llevó el puño a la boca y desde ahí lo dejo caer, quedando como único recuerdo de su ira un ligero temblor casi imperceptible. 

Por unos minutos la ignora, mientras termina de vestirse. Cuando se pone la chaqueta, se coloca la chaqueta tirando con tanta fuerza de las solapas que por un segundo parece que las costuras vayan a saltar. Después, mientras comprueba que los restos de sangre no han quedado al descubierto, cruza la mirada con la suya, como por casualidad. Volvía a ser él, Gus. 

—Que yo sepa —comenzó, la mayor parte de la dureza con la que había hablado antes desaparecida de su tono de voz—, Roland tampoco recibió ninguna llamada tuya, así que no me hagas responsable de tu estúpido orgullo. Sabes perfectamente cómo funciona esto, Jo: tan solo acudo cuando me llaman. Y si piensas que puedes tratarme como si fuera una muñeca, corres el riesgo de que yo haga lo mismo contigo. Créeme, no quieres saber cómo acaba ese cuento. 

La imagen de la prostituta a la que había asesinado unas horas antes le volvió a la mente, y con ella muchísimas más. Había pecado de blando y compasivo, y sin quererlo ella se había convertido en una debilidad que tenía el descaro de intentar explotar. ¿Cómo podía hacerle eso? A él, que había salvado su vida, vengado su muerte, y la había levantado por encima de sus iguales… Pues ten cuidado, Jo. No eres la única puta de Nueva Orleans. El dicho era cierto: cría cuervos y te sacarán los ojos.