Partida Rol por web

Suelto un quejido cuando Raquel me pega el codazo. La suelto y miro alejarse mientras suspiro y lanzo una mirada a Amanda mientras le susurro.

No ha funcionado...ya ves...

Separados y medio enfadados vais a vuestras respectivas clases. Las horas avanzan lentamente, con apariencia de atascadas, de agonizantes. Las clases están en silencio mientras hacéis ejercicios, carentes de los típicos graciosillos y rebeldes de las clases que mitigan, de vez en cuando, el hastío. Tal vez, y solo tal vez, el ambiente sea tan deprimente que ni los más frívolos saquen fuerzas para permitirse un enfrentamiento con los profesores, quienes a día de hoy son lo más parecido a unos padres que les queda.

De los profesores que os dan clase —a todos, en turnos según la clase en la que estéis— uno parece realmente majo y buena persona y se ofrece a ayudaros.

- Si necesitáis cualquier cosa, estoy aquí, ¿vale? —os dice—. Sé que no es un sitio agradable al que llegar e imagino por lo que habéis pasado. Como todos estos niños. Estoy aquí para lo que sea, ¿sí?

Y luego sigue dando su clase de lengua.

Al término de las clases, suena un timbre. Las clases han terminado y aún os quedan deberes por hacer, aunque no demasiados. Estáis bastante cansados, no ha sido un día cómodo.

Marta decide irse directamente al dormitorio por el cansancio.

Cita:

-Qué va, si al final ha venido a clase, y no le está gritando a nadie. Un poquito si que ha funcionado.-digo en tono optimista.

Me siento tranquila en clase, escuchando a los profesores. Aunque se que no le va a gustar, me siento al lado de Raquel para que no esté sola.

Intento soltar un par de chistes en clase, pero nadie se ríe y los profesores Caratorcida me miran mal. No entiendo nada, en mi otro cole, todo el mundo se reía de mis chistes, incluso algunos profes. Pero en este no. El profesor que finge ser majo sonríe un par de veces, pero no parece que lo haga de verdad. No me gusta y no me fío de él. Al menos los malos parecen malos, pero este malo parece bueno. Esos son los peores.

Espero con impaciencia a que terminen las clases, en cuanto lo hacen, voy corriendo a reunirme con mis compañeros de cuarto.

-¿Vamos a la biblioteca?. Podemos terminar allí los deberes, y así podemos coger algún libro divertido.-

Miro a Amanda con expresión de duda, pero si ella ve que ha ido bien....supongo que sera porque es mas lista que yo.

Paso el tiempo en las clases lo mejor que puedo y evito meterme en líos o quedarme dormido, antiguamente mis mejores cualidades en las clases.

El único que me llama la atención es el profesor de lengua, que va de simpático y al instante activa mis alarmas. Ese es el tipo de profesor que luego se lleva a los niños a su despacho y les dicen que les va a sacar unas fotos bonitas...

Cuando terminan las clases despido a Marta con un gesto, ya que parece que Raquel le da demasiado miedo a la pobre. Atrapo por una mano a la misma Raquel para que no pueda darse a la fuga también. No me apetece nada ponerme a buscarla por el orfanato de nuevo.

Buena idea Amanda, yo pensaba proponer lo mismo. Bueno...no lo de los deberes, sino lo de pillar los libros. De verdad han mandado deberes?.

Entro en clase y me siento enfadada.

Cuando el profesor habla solo murmuro.- Este sitio es caca.

Al salir noto que me atrapa el brazo y vuelvo a soltarme mas enfadada que antes- ¡QUE NO ME AGARRES, TONTO!.- le grito con ganas de darle una patada, seguia enfadada con el, muy enfadada con todos pero fui a la biblioteca con ellos.

-Si, pero son muy pocos y los terminaré pronto. Además, se me dan bien las cosas de clase, nunca me han salido mal ni nada.- explico mientras caminamos a la biblio.

Miro mal a Raquel cuando le grita a Gari. No me gustan los gritos.

-Pssh, no grites, vas a conseguir que nos castiguen a todos. En la bibliotecas tiene que haber silencio, ¿tú madre nunca te llevó a una?.- digo entrando en el cuarto.

Miro resignado a Raquel sabiendo que no hay nada que hacer con ella...al menos ahora no sale corriendo. Luego me acerco a Amanda a mirar los libros que lleva.

Me dejas copiar?...creo que ni siquiera me he enterado de que deberes hay...

Me fijo en qué parte de los deberes tiene hecha Gari y cuál no.

-Claro que si. Copia los de lengua mientras yo hago los de mates. En el ejercicio de inglés sólo tienes que copiar los verbos en la libreta.- digo pasándole una de las libretas.

-Cuando termine Gari, puedes copiarlos tú tambien.- le digo a Raquel intentando aplacarla un poco.

La verdad es que no tengo echo nada...ni siquiera abri los libros durante las clases pero asiento con una sonrisa cuando me deja sus deberes y los miro por encima antes de ponerme a copiarlos...aunque no al pie de la letra para que no parezca lo que es.

Vas bien en ingles también Amanda?...en mi anterior colegio apenas nos daban, porque ningún profesor o cura lo sabia...pero algo de francés de cuando estuvo en misiones si que me enseño el padre Juan.

No, mi mama trabajaba, no tenia tiempo de llebarme donde estan los libros tontos ni de hacer gorritos tontos.- gruño sentandome pesadamente, paso de hacer los deberes, no tienen utilidad. Me pienso largar pronto y aunque no me large ¿para que voy a hacerlos?¿Para que voy a sacar buenas notas si a nadie le va a importar?

-Como se siga metiendo con mi gorro, se lo va a comer. Bueno, el mío no, uno parecido. A mi me gusta el mío.- pienso mientras hago lo que me queda de los deberes, pasando de los comentarios de Raquel.

-El inglés es más fácil que el castellano... yo creo. Porque no tiene tildes ni cosas raras. En mi cole nos enseñaban  inglés y castellano a la vez. Además tambien teníamos gallego, era muy chulo. Pero no tengo ni idea del francés... ¿Padre JUan? ¿Ibas a un colegio de curas? Papá me llevó una vez a una misa, para que viese como era, pero ni él ni mamá creían en las misas ni en Dios. La Iglesia era rara porque había un Jesús que sangraba clavado y muchas estatuas de señoras que lloraban. Daba un poco de miedo.-

Cuando termino dos deberes, se los dejo a Gari encima de la mesa, y voy a hablar con él/la bibliotecario/a, para pedir un libro.

-Seguro que el libro tiene moho, o huele raro, como todo aquí.-

Mi anterior orfanato era de curas y monjas...y aprendíamos Euskera y francés e ingles...ero poco. Y como yo me dormía en las clases o hacia piras o me portaba mal y me mandaban al despacho del director...pues como que no estudiaba demasiado no... Me rasco el pelo curiosamente azorado al decir que soy un desastre en los estudios.

Luego, cuando Amanda se marcha le susurro a Raquel.

Raquel...sonríe un poco por favor...seguro que estas muy guapa cuando sonríes. Le sonrío yo para que se haga una idea de como es y le guiño un ojo, antes de seguir copiando los deberes que me dejo Amanda.

Pongo los brazos sobre la mesa, metiendo la cabeza dentro.- ¿Para que voy a sonrie? ¿Tengo motivos?. Nisiquiera me apetecia hablar.- No voy a sonreir mas, ni voy a comer ni a estudiar ni a nada... hasta que no me saquen de este sitio feo.- declare como un alegato de intenciones, convencida de que si me ponia lo suficientemente enferma me sacarian de alli seguro.

Trato de no fruncir el ceño ante la actitud de Raquel...es una lastima que con lo mona que es sea tan arisca.

Me esfuerzo por sonreír aun mas buscando contagiar en ella el gesto y le hago cosquillas con suavidad en los costados.

Seguro que logro que sonrías...

Igual si le digo que Marta se ha partido una pierna lo hace...

Una mujer muy maquillada y de apariencia tranquila te mira acercarte. Sostiene un libro viejo en las manos, un libro gordo con tapas de cuero envejecido. Tiene los ojos muy oscuros, y cuando la ves con el rabillo del ojo jurarías que no tiene nada de blanco en ellos. Tiene unas notables ojeras a pesar de haberse maquillado y pinta de no haber dormido más de 2 ó 3 horas en varios días. A tus infantiles ojos, podría no haber dormido en años.

- Hola, pequeña, ¿qué deseas? —pregunta con voz calma, mientras deja el libro sobre la mesa que os separa.

Ahora, de cerca, notas que sí tiene blanco del ojo. ¿O tal vez no? Es algo muy extraño, como una imagen doble, como una ilusión óptica. Provoca una incomodidad extraña y aterradora. El libro, visto de cerca, tiene los lomos gastados por el paso del tiempo y de las manos, las páginas amarillentas y ajadas y emite un olor a polvo, a viejo, a humedad y a oscuridad.

Ella, más que verte, te examina, como si estudiase algo, como si tuviera que hacerlo.

Suspiro mirando a la bibliotecaria. No me esperaba nada menos espeluznante. Profesores con cara torcida que son malos, profesores con cara torcida que se hacen los simpáticos, recepcionistas con ojos raros... este orfanato es una pesadilla. Raquel tiene razón, tenemos que salir de aquí.

Sobre todo desde que Marta ya no es Marta.

-Hola, quería un libro. Uno del pequeño vampiro, por favor. Si no, Momo o La historia interminable.- pido educadamente.

-Por favor y gracias. Las cosas se piden así. Eso era lo que decía siempre mamá.-pienso con tristeza.

Desde el mostrador, mira a Raquel y a Gari. Echo de menos a mis compañeros de clase, mucho de menos. Aquí los niños no se ríen aunque hagas chistes. Este orfanato es húmedo, triste y socuro.

Tenemos que salir de aquí.

La mujer se levanta y con una sonrisa apagada y muerta te pide que la sigas. Camina casi contoneante, con un elegante caminar y chocar de tacones anchos que resuenan entre los pasillos de estanterías. Tac, tac, tac, tac.

- Este es el pasillo de libros de misterio y ciencia ficción infantil juvenil que tenemos —te dice girándose para verte—. El pequeño vampiro me parece una gran elección para ti. Pareces una chica muy espabilada para tu edad, tal vez debieras leer otra cosa. ¿Has leído Drácula? Trata de un vampiro mayor y de cómo trama y conspira para hacerse un hueco en una ciudad llena de gente en lugar de su yermo desolado. Es divertido, interesante y hermoso.

De todos modos, coge los libros que hay de El Pequeño Vampiro y se agacha a tu lado con ellos.

- Como prefieras —su sonrisa parece sincera por primera vez.

Drácula suena bien.

-Pues... cogeré Drácula entonces. Pero me voy a llevar dos del pequeño vampiro para mis amigos. Seguro que les gusta.- contesto.

Cojo los libros y salgo todo lo rápido que puedo del pasillo. No quiero pasar más tiempo con esta mujer.

Cuando te das la vuelta para irte, durante un instante, durante el instante más breve, te parece que, al sonreír, muestra unos colmillos afilados. El miedo, tiene que ser el miedo. Los vampiros no existen —dice una voz en tu cabeza.

 -Todos los profesores son malos. TODOS. Y esta mujer.... a lo mejor es como Rüdiger y no como Lumpi... No pasa nada, tengo pilas de sobra y la linterna. A los monstruos les molesta la luz.-

Vuelvo al cabo de un poco con libros.

-Hola- saludo dejando los tomos encima de la mesa- os he traído dos libros del pequeño vampiro, por si os gustan. La bibliotecaria me ha dado uno que se llama Drácula, que dice que es más de mayores. Ya os contaré si es divertido o no.-

Me fijo en sus deberes. Raquel no ha hecho nada, seguro que mañana la castigan.

-¿Habeis terminado? Podíamos ir al cuarto un rato. Después tocará la cena y seguro que nos mandan ir a cama temprano, como ayer.-