Partida Rol por web

Bajo de la litera y miro mal al niño.- Me llamo Raquel.- Gruño, me fastidia como me llama niña, usa el mismo tono que para decir perro...- Seguro que ponen algo asqueroso de comida, en estos sitios no tienen cosas ricas...- Refunzuño avanzando hacia la puerta. No creo que nos perdamos, solo hay que seguir al resto de niños por el pasillo....

Le saco la lengua a la niña mientras pasa. Luego, al ver que Marta sigue sin reaccionar, la tomo de la mano y la ayudo a levantarse. Vamos Marta, seguro que Raquel no tiene razón y ponen alguna cosa buena para comer, como patatas fritas...y algo dulce de postre, eh, Marta?.

Le doy una pequeña sacudida a su manos como si la estrechara. Ademas, asi pierdo tiempo para que sea una de las niñas la que abra la puerta. La loca del perro me parece bien...tal vez se la coma a ella...

 Marta te coge la mano y sonríe ante la ayuda.

- G-gracias, Garikoitz - a decir verdad, se la ve contenta ante las atenciones - no sé q-que habrá de c-comer, p-pero suele estar todo bastante ric-co.

Deja la manta a un lado, se atusa un poco la ropa y se dirige hacia la puerta.

Me sorprende que Marta parezca animarse de golpe.Supongo que en este sitio no es frecuente que la gente parezca interesada por uno...al menos aquí no parece que persigan a los nuevos para darles una paliza. Un cambio refrescante.

Aunque los meten en un cuarto lleno de niñas.

Luego sigo a Rachel y a Marta hasta la puerta, sin dejar de todas formas que Marta se adelante mucho. Por si las moscas...solo por si acaso.

Me tumbo en cama con los ojos cerrados y dormito un poco hasta que llegue la cena. Unos sueños sin pesadillas, aún es temprano, y no está oscuro del todo.

Me levanto de un salto cuando suena la campana. Estoy muerta de hambre. Escucho féliz como Marta dice que la comida está rica.

-Me muero de hambre.- digo abriendo la puerta de un golpe.

Camino cerca de Amanda sin decir nada. Tengo hambre pero tengo la idea de que nos pondran bichos o algo asqueroso como en las peliculas y esa niña, Marta, sigue dandome miedo.

Mis ojos buscan al chico, parece fuerte pero el no nos protegera si pasa algo... en el fondo es una cagueta como todos los que son como el... Asi que tendre que confiarme en Gol si pasa algo.

El pasillo es bastante oscuro. Muchas de las bombillas fallan.

A lo lejos, saliendo y a la derecha se escucha un ruido alegre y tumultuoso. Marta señala en esa dirección.

- La c-cocina está por allí.

Y echa a andar tranquilamente.

- C-cerrad la p-puerta, porf-f-favor.

Al pediros que hagáis algo se la ve terriblemente cohibido, como si estuviera haciendo algo prohibido, algo obsceno. Su voz tiembla más de lo normal y su respiración parece más hiperventilada de lo normal.

Estoy a punto de avanzar al ver que esta vez no hay nada en el pasillo, que todo parece perfectamente normal. A pesar de que las bombillas fallen, ahora parece haber mas luz que antes, y el ruido de fondo parece perfectamente normal.

Me detengo al oír como Marta nos pide que cerremos la puerta, y después de lo que vi, me parece una muy buena idea.

Tienes razón Marta...mejor cerramos la puerta, así ningún otro niño podrá entrar a revolver nuestras cosas. Cierro la puerta y le muevo un poco la mano, tratando de lograr que sonría. Verdad que tengo razón, Marta?. Pese a lo que digo, los demás niños no me preocupa lo mas mínimo.

Luego, sin soltar a la niña, voy camino hacia donde llega el sonido.

 Marta, asiente con una ligera sonrisa y camina de la mano de Garikoitz en dirección al ruido.

La sala de la que proviene todo este alboroto es un gran comedor, tan sobrio como el resto del edificio. En el centro de la gran sala hay una serie de mesas y, rodeándolas, sillas. Gran número de niños hablan atropellada y chillonamente. Algunos levantan un poco la voz. Los platos están bastante llenos y por la velocidad con la que comen los muchachos, parece que tienen un sabor agradable.

Hay una cierta variedad de primeros y segundos platos, y de postre hay o yoghourt o fruta. Al otro lado de la barra donde se recogen las bandejas y los platos hay un hombre de sonrisa histriónica y demasiado forzada que reparte los menús con velocidad, casi con saña.

Cojo una bandeja y me hacerco al camarero. -En este cole todos tienen la cara torcida.- pienso un poco intimidada.

Pero el hambre supera a todo lo demás. Pido un primer y un segundo plato y, de postre cojo fruto y yougurt. Para que coger sólo uno si puedes tener los dos.  Espero por Marta, Gari y Raquel. Me muerdo la lengua para no meterme con Gari por ir de la mano de una chica. Acabará odiándome.

-¿Habeis visto que buena pinta?. Parece que quieren que comamos bien.- digo mucho más contenta.

-Como la abuela con las gallinas.- Ese pensamiento se cruza por mi mente casi sin querer. La abuela está en el cielo con mamá y papá. Y no debería pensar esas cosas. Dan miedo.

- O fruta o yoghourt, niña, hay que pensar un poquito en los demás, ¿no crees? - dice el hombre con voz forzadamente agradable.

A pesar de su notable esfuerzo en parecer amable, sus ojos desquiciados resultan algo terroríficos cuando te lo echa en cara. 

- Pero bueno, si queda algo cuando hayan comido todos, puedes venir a buscarlo. Antes no. - concluye.

Me animo un poco al ver que en el comedor todo parece normal y que la comida tiene buena pinta. Si encima hubiera sido un asco la cosa se pondría muy mal.

Antes de ponerme la comida a mi, me aseguro que Marta toma su ración de todo y la coloca en la bandeja. Cuando esta lista, me sirvo yo, y no hago ningún comentario cuando veo que la niña del gorro toma dos postres. Que cara tiene. Algún niño se quedara sin postre...seguro.

Cuando el tipo le dice que solo una de las cosas le sonrío, mientras tomo una pieza de fruta para mi.

Que quieres Marta...yogur o fruta?.

Tomo una bandeja como el resto de mis compañeros, me da igual lo que me pongan, siento como el estomago se me cierra por momentos. Estoy en un sitio horrible y cada vez mas segura de que nadie vendra a buscarme...

- Dele mi postre a ella... yo no lo quiero.- digo con una voz triste.- Tambien puede ahorrase sonreir si no le apetece... sonreir sin ganas es horrible.- afirmo sintiendome identificada con aquel tipo que parecia obligado a ser amable.

Miro a la niña rara otra vez, no me gusta, no entiendo porque el chico le hace tanto caso... siempre pendiente de ella ¿Que tiene de especial? ¿Por que todos la miman tanto?

- Yoghourt - dice Marta con seguridad y una sonrisa esplendorosa, aparentemente contenta con las atenciones de Garikoitz.

El hombre de la forzada sonrisa se ríe por lo bajo ante el comentario de Raquel y cuando acaba de serviros, tras echar una mirada cargada de intención a Garikoitz y Marta, os señala las mesas.

- Que aproveche, muchachos.

Me pongo muy roja y dejo el plátano. Cojo la bandeja y me siento sola, mirando hacia el suelo.Intento no llorar, sin llegar a escuchar las palabras de Raquel.

-Pero... pero... yo no sabía que los otros niños se podían quedar sin postre. En casa siempre cogía lo que me apetecía, y tengo mucha hambre. No me gusta este cole, quiero irme a casa. Puedo vivir yo sola, no necesito a otros niños, ni a mayores con la sonrisa torcida.-

Empiezo a comer sin despegar la vista del planto.

-Seguro que los otros niños me van a odiar, Gari y su novia...-

Me siento junto a las niñas en la mesa, y miro unos segundos como Marta comienza a comer antes de hacerlo yo. Luego, sin decir nada y con un gesto aparentemente neutro, paso mi plátano a la bandeja de la niña del gorro. Debería evitar hacerlo, pero me ha dado mucha lastima la cara que ha puesto cuando se ha ido de la fila.

Eres un flojo Garikoitz...tu también tienes mucha hambre y la fruta tiene muy buena pinta. Me guardo estos pensamientos y antes de comer, miro entre la comida para asegurarme de que no haya nada raro en ella. A veces en mi anterior orfanato había insectos muertos en la comida y era asqueroso.

Si veo que todo parece en orden, comienzo a comer mientras examino a mis compañeras de cuarto. Esta claro que la rubita y la del gorro me tienen ya manía, sobre todo la tal Raquel, que me mira de vez en cuando con sus enormes ojos azules como si le hubiera atropellado a su perro Gol.

Luego comienzo a hablar.

Los tres somos nuevos. Marta parece que ya lleva aquí un tiempo, pero si este lugar se parece al que me toco anteriormente los demás niños querrán pegar a los nuevos. Que os parece si tratamos de ayudarnos mutuamente los próximos días?.

Miro a Gari mientras me limpio los mocos con la manga.

-Gracias, es que en casa podía coger lo que quería. No sabía que aquí no.- digo con gesto arrepentido. Vuelvo a comer con calma. Raquel parece enfadada por algo y Marta está tan temblorosa como siempre. Somos un grupo muy raro.

Escucho a Gari atentamente, mirándolo muy extrañado.

-Pero los profesores no dejarán que nos pase nada. Si los otros niños nos pegan, ellos los castigarán.- digo muy convencida .- en mi otro cole estaba prohibido pegar a los otros niños, sobre todo a los del aula de educación especial, los niños que eran un poco... esos que se quedaban atrás. Pero si me parece bien que estemos unidos.-

Me guardo el plátano para llevarlo al cuarto. Si vuelve a pasar lo de esta tarde, es mejor tener provisiones en la habitación.

Observo como la chica del gorrito se calma algo, aunque pongo cara de asco cuando no me ve al ver lo que hace con los mocos y la manga. A mi esas cosas me dan asco...claro que soy mas partidario de lanzarlo todo al suelo y ver hasta donde llego. Luego, le escucho decir de forma tan feliz que los profesores se encargaran de que no nos pase nada y casi me río.

No se como seria tu colegio de antes, pero ya no estas en el. Si este lugar se parece aunque sea un poco al que tenia yo antes, seguro que alguien nos quiere quitar las cosas.

Luego miro a Marta y le pregunto.

Marta...hay algún niño malo aquí?...alguno que pegue a otros niños?.

- Los n-niños están muy asus-ustados por los profes y no suelen molestarse ent-tre ellos... sal-salvo en clase de gimnasia - comienza Marta -. El que nos dio de comer a veces... p-pone a los niños contra la pared y los az-zota. No deja hablar, todo le p-parece mal. Es un hombre malo. 

Marta come despacio.

- Pero me alegro de... que me p-pasasen a una habitación con unos comp-pañeros tan majos.

Marta os sonríe a todos. Tal vez, especialmente, a Garikoitz.