Partida Rol por web

La celda era oscura, como todo en aquel lugar. Las barras de acero Oxidado fijaban los límites de la zona. No habría sido especialmente difícil romper todo aquel montón de chatarra, pero el puto frío hacía que se te congelara hasta la coronilla. Por un momento creíste que jamás habías pasado tanto frío.

El rato que estuvisteis en la celda fue confuso. Ninguno dijo nada y parecía que había más gente allí, sin ningún tipo de separación. El tipo que estaba junto a ti en los escombros se encontraba tirado en el suelo, parecía entre ilusionado y en shock, era difícil de describir. De todos modos, se sentó y esperó pacientemete mientras se frotaba las piernas para entrar en calor.

Tal y como Zacharias había prometido, volvió. Aunque si eso era un amanecer... Es que en ese punto lugar no había nunca luz. No visteis el sol, y era difícil distinguir cuando había amanecido, pues el cambio era casi imperceptible. Notaste que tenías hambre... Pero estabas acostumbrado a eso y aguantaste el tipo. 

Zacharias os saco de la supuesta cárcel para llevaros por otro montón de escombros hasta un pedazo de edificio. En otros tiempos debió de ser un edificio grande y con una presencia notoria, pero a día de hoy apenas llegaba a tener cuatro paredes, y el suelo estaba derruido en algunos puntos. En su interior había un pequeño candelabro que daba una extraña luz azul, un trozo de manta que hacía de colchón y muchos aparatos y trastos que eran difíciles de comprender. Un par de trozos de metal parecían ser las sillas, tenían un estilo  mucho mejor que el resto de las cosas del lugar.

Zacharias cerró la puerta detrás de él. Se sentó en el trozo de manta y comenzó a buscar en una mochila. Sacó un par de trozos de algo que parecía pan.

- Bienvenidos a mi casa. - Dijo señalando el lugar, que tenía muchas características pero no era para nada "acogedora", lo único que verdaderamente se agradecía era la luz. Desde que estabais allí era la primera vez que podíais veros las caras. - Sentaos. Aquí estamos seguros. Tomad.

Os tendió un par de trozos de pan a cada uno. Lo identificaste al poco de tocarlo, era algún tipo de pan sin levadura, o al menos parecía pan aunque era difícil decirlo sin probarlo.

Tu compañero frunció el ceño, y miró alrededor fijándose en la estancia.

- Esto antes era una de las oficinas de la multinacional A.I.O.X. - Musitó. Luego observó el pan durante unos segundos. - Me llamas Dallas, por cierto.

De nuevo estaba tiritando. El pobre chico se arropó en su camisa blanca. Tú al menos llevabas chaqueta, el iba con una ligera camisa de verano que daba la apariencia de no abrigar nada en absoluto.

Zacharias se dio cuenta entonces del tema de las camisas y chaquetas. Se levantó y rebuscó entre las mantas.

- Tomad. Identificación de color Rojo e identificación de Color Azul. - Las camisas estaban algo maltrechas, pero eran gruesas y daban calor. Una era de color rojo y otra de color azul, cada una con un símbolo distinto en la parte del cuello. - Aquí tenéis la chaqueta. Así es como vestimos aquí... Nos sirve para identificarnos.

- ¿Qué significa el Rojo y qué significa el Azul? –pregunté instintivamente antes de escoger una u otra. Toda posible información sobre ese lugar me sería útil para hacerme una idea de dónde estaba realmente y cómo podía volver con los míos. Necesitaba saber cuánto tiempo había pasado realmente, y qué había ocurrido, quizá llevara inconsciente unas horas, quizá un par de días. La guerra podía haber acabado y yo sin saberlo… aunque por la pinta del crío parecían todavía en guerra. Tomé el pedazo de supuesto pan que nos ofrecía aunque no me lo llevé a la boca todavía.

- ¿Quién crees que somos? – pregunté al chico, Zacharias. - ¿De qué va todo esto? – por otro lado, estaba seguro de que el tal Dallas sabía más de lo que parecía. Había identificado las ruinas del edificio así que…

Te señaló la chaqueta roja. - Tú ponte ésta. Las camisas indican los rangos y afiliación. La azul indica que sois Vigilantes. Suelen ser personas de buenas capacidades físicas así que mejor quédatela tú. - luego miró a Dallas. - La Roja suele ser la de rango más bajo, indica que habéis tenido faltas de insubordinación que os han impedido ascender, suelen ocupar los cargos más bajos y los trabajos menos apreciados. - Señaló su chaqueta, de color azul, y mostró el borde donde estaba el símbolo. - Ésta es vuestra identificación, indica que formáis parte de nuestro grupo. No hay dos camisas con dos símbolos iguales.

Seguidamente, Zacharias entre cerró los ojos y miró hacia abajo con gesto cansado, para luego morderse el labio antes de hablar, nervioso.

- No tengo ni puta idea de quienes sois... - Miró a Dallas un segundo. - Tanto Dallas como tú sois de edad avanzada, no os había visto antes, pero parece que Dallas venía de la zona subterránea. - Te miró y te señaló con el dedo. - Tú hablas como si fueras de otro siglo y llevas las ropas más limpias que he visto nunca. - Se tomó un segundo de silencio y aspiró. - Y hueles... hueles diferente.

Se tomó un segundo para fijarse en tu aroma. No se había percatado de él hasta ahora.

¿De dónde coño venís?

Dallas miró hacia abajo. Su cabeza comenzó a funcionar a toda velocidad... Nunca imaginó que pudiera pasar por esto, era un sueño irreal... Pero ahora no sabía ni qué ni cómo explicar nada. Era demasiada información. Un conjunto indeterminado de información, y solo le aparecía una idea en la cabeza.

- Yo estuve cuando cayó la torre. - Anunció. La vista de Zacharías se nubló un instante y entreabrió la boca varias veces. - Yo viví en esta ciudad hace 20 años... no sé ni por dónde empezar.

Suspiró y apoyó su espalda contra una pared a medio derruir. Zacharias se había quedado sin habla.

- ¿Aún... Aún existen las tablas de Terón? - Zacharias tardó un segundo en reaccionar pero luego asintió. - ¿Puedes dejarme una?

Joder. Escuchar hablar a aquellos dos era cosa de locos. Parecía que Dallas estaba más puesto que yo en todo aquello.

- ¿Qué ciudad es ésta? – pregunté. - ¿Qué es la zona subterránea? y sobretodo, ¿qué demonios son las tablas de Terón? –

- No entiendo nada, ¿De verdad estamos en el año 3040? – pregunté sin alzar el tono de voz.

Zacharias rebuscó y sacó de la pared un trozo de piedra irregular.

- Esto es una tabla de Terón. - Parecía pizarra o algo parecido, y se la pasó a Dallas. Este comenzó a escribir en ella como si fuera papel. A medida que escribía, las letras tomaban un color azul brillante. Soplaba para borrar, y escribía mojándose la yema del dedo con saliva como si fuera tinta.

Zacharias esperó pacientemente, y te miró extrañado.

- Estamos en el 3040. ¿En cuál si no? - Te miró completamente confuso. - Esto es lo que queda de la ciudad del Centro antes de que la Torre cayera. ¿Tú también estabas cuando cayó?

Al decir eso cayó en la cuenta.

- ¿Cómo puede ser? Padre dice que buscamos supervivientes durante años. Nadie pudo sobrevivir a una explosión de esas dimensiones. ¿Quién eres tú? - Miraba a Dallas perplejo.

Dallas rebuscó en el pantalón un segundo. Había jugado con ese pequeño trozo de papel un segundo. El papel ya escaseaba cuando aún existía la Torre, pero los papeles Oficiales seguía escribiéndose en él. Cuando notó su tacto de nuevo dudó... Si se lo enseñaba... Quizá... si se lo enseñaba... Dudó, pero finalmente sacó el papel. Estaba arrugado y viejo. Manipulado muchas veces.

- Toma.  - Se lo tendió a Zacharias.

Dallas se volcó de nuevo en la tabla, mientras Zacharías permanecía perplejo. Era la primera vez que veía un trozo de papel. Estuvo en silencio un segundo, sin saber qué decir. Luego comenzó a leer. Al final se quedó con la boca abierta y se mantuvo en shock unos segundos, no dijo nada más. Se recostó sobre el muro semi derruido y resopló. Quería decir algo, pero no sabía qué decir... Era... ¡Era imposible!

- Déjame ver. – pedí con tono autoritario a Zacharias mientras alargaba la mano para coger el trozo de papel. Quería saber qué le había impactado tanto. La maldita pizarra me daba un poco igual, pero necesitaba más información y el papel parecía importante.

- No, - dije negando con la cabeza, - yo no estaba aquí cuando cayó la Torre. Dime qué ciudad es ésta, o qué ciudad se supone que había aquí. – el chico estaba ignorando mis preguntas, aunque no deliberadamente suponía.

Mientras hablaba me puse la chaqueta azul, no fuera a entrar alguien por sorpresa y yo siguiera sin algo que me identificara como uno de ellos, fueran quienes fueran.

Zacharias te dejó cogerlo sin ninguna dificultad. Te tomó unos minutos comprender algo de lo que ponía,

El Presente manuscrito declara un contrato entre El Ingeniero Marcus Dallas y el gobierno del Centro de la Tierra, mediante el cual se regulan los decretos y términos mediantes los cuales el Ingeniero se compromete a supervisar y a comprobar las actualizaciones de La Torre a fin de garantizar las correspondientes mejoras en las mismas. El Ingeniero asegura la seguridad de las instalaciones, corroborando mediante su firma a continuación su conformidad con el procedimiento:

Lo siguiente conformaba un montón de palabrería legal, con algunas palabras inventadas, y títulos educativos supuestamente oficiales que no te sonaban de nada, repasando puntos de un libro de leyes que no te sonaba en absoluto y un montón de aspectos, acuerdos y nombres que lograbas comprender.

Zacharías espero a que acabaras de leer. Luego te miró.

- Te lo acabo de decir. - Dijo tratando de mostrarse paciente. - Esto era el Centro. ¿De qué ciudad vienes tú?

Te miró fijamente esperando que contestaras esta vez.

- Vamos por partes… - le dije al muchacho. – Vamos a repasar un poco las lecciones de historia, ¿de acuerdo? –

Miré esta vez a ambos, aunque Dallas seguía enfrascado con la pizarra.

- Lo último que recuerdo es que estaba en la ciudad de Xi’an… - dije procurando prestar especial atención a la reacción de Zacharias y Dallas ante el nombre. Puede que ni siquiera les sonara de nada. - ¿Hasta cuándo en el pasado se remontan vuestros conocimientos de historia? ¿Sabéis algo de los comienzos del tercer milenio? – pregunté refiriéndome al año dos mil y sucesivos…

 Todo aquello me parecía demasiado surrealista, pero debía entender bien dónde me encontraba... o cuándo si es que de verdad estabamos en aquél año... ¿Cómo era posible? Los viajes en el tiempo eran pura ciencia ficción...

Zacharias negó con la cabeza.

- Todo lo que sabemos es lo que nos cuenta padre. Sabemos algo de historia, la mayoría, pero la mayoría no va mucho más atrás del 2800. ¿Eres de principios del 2000?

La sola idea la parecía surrealista.

- Imposible... ¿Cómo ibas a llegar hasta aquí?

- Venga, vamos a organizarnos rápido. – dije a aquel chico. – Zacharias… descríbeme cómo es padre. – quería hacerme una idea de quién sería el tipo que había educado a todos aquellos supervivientes. Parecía haberse producido un holocausto a nivel mundial, sólo deseaba que no fuera yo el causante con la explosión en Xi’an.

- Dime, según padre… ¿qué es lo primero que ocurrió? ¿qué os cuenta del año 2800? ¿Ha estado padre siempre por aquí? Será un hombre mayor supongo… -

Tenía que prepararme, necesitaba información y luego le pediría a Zacharias que me llevara a ver a ese tal padre.

Dallas seguía escribiendo a toda velocidad pero al oírte paró de escribir una décima de segundo. Luego miró a Zacharías.

- Ahora... necesito... quiero acabar de escribir pero luego necesitaría que me aclararas alguna cosas, no sé quien es el padre ni por qué no sabéis nada de historia. ¿Todos los documentos se perdieron? - Inquirió preocupado.

Luego miró al nuevo.

- Aún no sé tu nombre. Soy ingeniero por lo que nunca me interesé por la geografía o la historia. No me suena Xi'an. Pero a grandes rasgos sé que hubo varias guerras cuando se descubrió la Energía azul hasta que se produjo el apagón y se descubrió el carácter ilimitado de la energía azul. La energía azul fue la solución a graves problemas en la Tierra, además de conseguir restablecer el flujo de energía. Tiene capacidades inusuales, y daba a la tierra el calor, y la fuerza necesarios para permitir que el ecosistema sobreviviera. - Miró a su alrededor. - Supongo que al caer la torre perdimos la energía, y por eso ahora volvemos a estar en penumbra.

Seguidamente volvió a escribir, completamente ajeno a la conversación, y sin esperar la respuesta de Zacharias.

Zacharias miró a Dallas, pese a que ya no lo estaba escuchando.

- Tras la Caída, todo se perdió. No solo los documentos... no hubo documentos, energía, edificios... ni gente. Todos murieron tras la explosión y los que no fueron afectados por la radiación y o bien murieron a los pocos días o se convirtieron en monstruos con los que no podíamos convivir. Padre y Madre fueron los únicos supervivientes, son los más mayores de nuestra civilización. Llevamos  algo más de 20 años tratando de hacer que la humanidad sobreviva. Dallas es la primera persona que conozco que ha conocido el mundo cuando la Torre aún estaba en pie.

Esperó un segundo a que se asimilara la información.

- Desconocemos si hay más humanos en otras partes del mundo. No podemos viajar. Padre encontró una pequeña cantidad de energía azul... Lo único que parece que sobrevivió. Nos abastecemos con eso, pero no sería suficiente para un largo viaje. Tampoco podemos alejarnos mucho de aquí... Hay zonas que pueden tener altas dosis de radiación, y podríamos enconrarnos con los proscritos en las afueras... En el emjor de los casos serían rebeldes y solo supondría una pelea, en el peor de los casos podrían ser infectados por la radiación o por alguna otra enfermedad. El mundo sin la luz azul es peligro... y por eso no salimos de nuestras fronteras. La luz nos protege.

- Me llamo Chad. – dije presentándome. Daba igual que supieran mi nombre. – ¿De qué estás hablando? – pregunté a Zacharías. - ¿Seguimos en el planeta Tierra, no? –

Joder, cómo había cambiado la película. – No tengo ni idea de nada de lo que hablas chico. Yo estaba presente en la primera guerra cuando se descubrió lo que vosotros llamáis la Energía Azul… La vi. Era el año 2026. Entonces explotó una granada, vi el fogonazo de fuego y lo siguiente que recuerdo es despertar aquí. Dallas, eres ingeniero así que a lo mejor puedes responderme a esto… ¿la energía azul puede permitir los viajes en el tiempo? –

Probablemente sería mucho de asimilar para ambos, sobre todo para Zacharías… - Bueno, podéis creerme o no, pero esa es mi historia. Zacharías… me gustaría hablar con el padre y con esa madre. No ahora… cuando terminemos de hablar… aún hay mucho que debo saber. -

 La parte donde decía que "La luz nos protege" me había sonado mucho a secta...