Partida Rol por web

Encontráis un sitio dónde creéis que podréis pasar la noche con seguridad. Hay algunos arbustos altos e incluso algún árbol que cubre parcialmente vuestra presencia, pero a la vez el lugar está elevado y tenéis una buena vista de los alrededores.

La temperatura ha caído en picado y los caballos están exhaustos. El día ha sido muy duro para todos.

Las vistas son sobrecogedoras y el silencio aún más. Bajo una media luna apenas visible entre las nubes, el silencio es aplastante en los Llanos Altos. El negro relieve de las colinas se funde en el horizonte con el cielo estrellado.

Se dice que los indios oran sin palabras, y dejan que sus almas se reúnan con “el Gran Misterio” totalmente en silencio, pues las palabras son imperfectas por naturaleza.

Todos los hombres blancos sabéis que sus creencias carecen de sentido alguno, pero mirando el vasto y desolado paisaje nocturno es más fácil de creer que esta noche estaréis vigilados por los espíritus del Relámpago, el Viento, el Agua, el Fuego y la Helada.

        " Consigamos con que encender y mantener el fuego para calentar esas judías de las que se refiere señor Fox, aprovechando que los alrededores también parecen tranquilos, pero debemos cubrirnos para no congelarnos con este frío "   

       El predicador saco un poco de tabaco y se preparó un cigarrillo mientras que miraba de reojo lo que hacía el resto

-¡Qué frío! -comento mientras intento abrigarme. Me acerco a los caballos y compruebo que estén bien atados, mientras palpo a mi nueva cabalgadura y examino su pata

-Tranquila preciosa, tranquila

Lentamente me acerco al resto

-Fox, con mucho gusto encendería un fuego, pero dadas las circunstancias creo que es mejor que nos apañemos como podamos y no encendamos nada. Podríamos alertar a los indios. También sugiero que hagamos turnos de vigilancia. Me ofrezco para el primero.

         " Señores creo que ambos tienen razón ... propongo que puntualmente calentemos las judías, aprovecemos para calentarnos rápidamente durante eso y apaguemos el fuego ... hagamos turnos como propone el señor Coulon pero en parejas y en ese caso yo le acompañare en el primer turno señores "   

          Dijo el predicador con seguridad y aplomo mientras les ofrecía a los demás una calada del cigarrillo de tabaco que acababa de preparar para disfrutar

Ben termina de atar las riendas del caballo a un árbol y da unas palmadas en el lomo de Lewis. 

Hace un frío de espanto y está agotado. Hace años que no cabalga durante tanto tiempo seguido, y las emociones del día han hecho mella en sus energías tanto físicas como psicológicas. Una vez termina de contemplar la vasta extensión de los Llanos Altos, se quita el sombrero y se arrodilla para descansar un poco.

-Si colocamos a los caballos formando un cerco alrededor de la lumbre, reducirá considerablemente la visibilidad de la hoguera desde lejos, pero habrá que apagarla pronto-. Comenta escuetamente.

      El predicador conocido como Allan Dewey asintió al escuchar las palabras de Ben y completó mirando de reojo a los otros tres hombres:

      " Me parece buena su idea la de los caballos, le agradecería mucho señor Rumson si hace la primer guardia junto con el señor Coulon, y me permite por favor hacer la segunda guardia junto con el señor Willis "  

Encontrar madera seca es fácil, los pocos árboles que hay serán un combustible estupendo. Después de rodear la hoguera con un cerco de piedras, Fox se saca de las alforjas una cerilla de fósforo blanco. Cuando la rasca se enciende con violencia, las chispas saltan lejos pero finalmente la cerilla es hundida en la hoguera de ramas y hojas secas y prende enseguida. Las llamas se alzan vacilantes primero y orgullosas después, alumbrando vuestros cinco rostros y también a los caballos que hay detrás.

Coulon respira aliviado al ver que la pata de Sharleene no está inflamada, después de acariciar al animal se sienta al lado del fuego. Todos estáis cansados pero a Bruce se le ve más agotado que a ningún otro. Aunque durante el día ha seguido el ritmo sin señales de cansancio ahora su avanzada edad se hace más patente.

De nuevo Willis se ve traicionado por su juventud ya que es el único del grupo que no lleva una cazuela entre sus utensilios. En pocas palabras rehúsa cualquier ofrecimiento de ayuda y empieza a comer un simple trozo de tocino salado.

Los demás calentáis la cena en la hoguera. En seguida el aire se llena de una mezcla de olores que en este momento solo se puede calificar de deliciosa: patatas, conejo, alubias, beicon, cebolla y especies aromáticas os abren un apetito voraz y en unos momentos ya está todo el grupo atacando su plato. El vino y el whisky tampoco faltan y por un rato volvéis a sentir la seguridad y confianza que teníais a primera hora de la mañana, en Tombstone.

Ahora el momento ya ha pasado, los platos descansan en el suelo totalmente vacíos y como habíais acordado apagáis las llamas.

Inmediatamente notáis como el aire frío reemprende su inevitable camino hacia vuestro interior pero los rescoldos de la hoguera aún desprenden un agradable calor que nadie está dispuesto a desperdiciar.

Fox se estira con pereza. Ha comido y bebido más que nadie y sus ojos relucen vidriosos.

- Está noche tocará pasar frio y hacer guardia y aun así no dormiremos totalmente tranquilos. Hacía tantos años que no tenía esta sensación… Todos nos hacemos viejos sin darnos cuenta.

Malditos pieles-roja. Malditos sean todos por siete veces – farfulla más que habla, casi no se le entiende-. De joven maté a unos cuantos, pero no suficientes.

Mi mujer, mis dos hijos y yo formábamos una pequeña aldea junto a otras 2 familias en Solomon, muy cerca del rio Gila. El lugar era maravilloso para ver crecer a tu familia. Muy cerca había una colonia apache, de unas 20 familias. Nosotros no teníamos miedo, nos sentíamos seguros porqué a dos horas estaba Fort Grant y además los indios ya habían perdido todas las batallas habidas y por haber. Estaban totalmente derrotados.

Que insensato que fui. Una tarde sin previo aviso nos atacaron. Eran solo seis, y además bastante jóvenes. Creo que iban por libre. El ataque fue rapidísimo. Mataron a cinco de nosotros antes de que pudiéramos rechazarlos, entre ellos a mi pequeño Clarence.

Fui a Fort Grant a pedir socorro y al día siguiente salió el 21º Regimiento de Infanteria. No dejaron ni a uno solo de esos indios con vida. Toda la colonia fue arrasada.

Intenta beber de su cantimplora, pero como está vacía la tira al suelo decepcionado.

Creo que me iré a dormir, tengo la cabeza embotada. Despiértenme para la tercera guardia.

Ben escupe una flema a las brasas como única respuesta a las sugerencias del predicador y de Fox. Tendrá que ser así. Al fin y al cabo, al contrario de lo que la gente cree, la primera guardia no es la peor de todas. Se incorpora y se levanta, buscando un lugar cercano en el que poder apostarse sin ofrecer un blanco fácil para flechas y teniendo la mayor visión posible, sujetando su rifle Winchester con ambas manos.

Sin decir nada, se sienta y contempla el horizonte, respondiendo con un gruñido a la confesión de Fox.

Durante la cena me muestro muy silencioso y escucho con atención lo que dicen mis compañeros, estoy absorto escuchando los ruidos que traen la noche.

Tras apagar la hoguera procedo a realizar la primera guardia, pero observo que Bruce se me adelanta y se coloca en posición para vigilar. Me encojo de hombros.

-Te me has adelantado, pero da igual, despiertame cuando tenga que relevarte.

Me acuesto pero antes me preparo, sigo llevando mi pistola en mi funda y duermo con el fusil bien agarrado por lo que pueda pasar. Mientras me voy durmiendo no puedo evitar pensar en todo lo que ha pasado desde que salimos de Tombnstone

Aquí hay algo que se nos escapa...., pienso antes de dormirme

Ben pensaba que podría con la primera guardia, al fin y al cabo no creía que durase un par de horas. Pero lo cierto es que, tras unos quince minutos en la misma posición, la edad comienza a pesarle sobre sus hombros y, más intensamente sobre los párpados, que comienzan a cerrársele con parsimonia.

Sacudiendo la cabeza y levantándose, intenta sacudir de sí la somnolencia, caminando unos pasos para que la sangre vuelva a fluir. Pero, en cuanto vuelve a sentarse, vuelve a asaltarle la misma sensación al rato, como si un somnífero corriese por sus venas. Bueno, quizás pueda descansar los ojos un momento, al fin y al cabo será como parpadear.

La jornada ha sido bastante dura.

El placer que sentís descansando es inmenso. Notáis el dulce abrazo del sueño, sentís la tranquilidad de la noche, dormir…

Un molesto relinche se cuela en vuestro sueño. Luego otro. Los caballos están fuera de sí, en pánico. El corazón os da un vuelco, vuestros sentidos totalmente embotados ¿qué está pasando? Os incorporáis a toda prisa pero las piernas aún no responden. La hoguera está apagada, es de noche pero la luna ilumina con fuerza. Podéis veis como los caballos están encabritados. Intentan romper sus ataduras, uno lo consigue ¿de quién es? Todo va muy deprisa. Cogéis las armas. Hay algo a la derecha. Otro a la izquierda. No paran de aparecer más y más. Corren por el perímetro alrededor del campamento ¿coyotes?

Entonces uno se para un segundo y te mira directamente a los ojos. Es un lobo. Gris, peludo, salvaje, fuerte. Pero hay algo más. Sus ojos. Sus ojos son enteramente negros. Su mirada es tan magnética como antinatural, es el abismo que se abalanza, no tiene alma pero tiene poder. Un poder que desea matarte. Ya viene.

Willis escuchó el relinchar de los asustados caballos y giró su cabeza rápidamente golpeándose con una roca y manchándose la cara de tierra. En su mano su vieja colt heredada directamente de su padre. El arma que no consiguió salvar a su progenitor es el que tendría que mantenerlo con vida esta noche.

Empujó el percutor y apuntó hacia el lobo que tenía más cerca. Era un superviviente, así que sabía que para ayudar a los demás, primero tendría que salir vivo de la situación. Miró directamente a los ojos del anima y apretó el gatillo.

PAM.