Partida Rol por web

Poco se sabe del origen de la isla Tortuga, pero cualquiera que la haya visto con sus propios ojos puede suponer el motivo de su nombre. Sobre el caparazón de la tortuga que viaja por todos los océanos se ha erigido una ciudad que no ha de desmerecer a ninguna otra, con sus gentes y sus quehaceres. En estos días, el ambiente tranquilo se ha tornado pesado para las gentes del lugar.

No es ningún secreto que el antiguo capitán apodado "Barbablanca" protegiese esa ciudad y a sus habitantes del dominio de asaltantes pero, a pocos días de su ejecución pública como miembro de la revuelta de los Emperadores contra la Marina, cientos de piratas se reúnen para darle una merecida despedida durante su fin.

La isla esta dividida en tres núcleos principales, consistentes en la zona industrial, cercana a un montaña artificial de la que se extrae hierro y mármol; una zona urbana donde viven la mayoría de los habitantes y está emplazada en el alto puerto de la isla; y un palacete que sirve como almacén y defensa ante los escasos ataques que sufre, cercano al muelle bajo.

El día a día se pasa en la ciudad llamada Inis, donde las tabernas y los burdeles hacen las delicias de los viajeros que esperan en la isla, siendo la principal actividad de la misma el comercio. La casa de apuestas es el epicentro de la actividad nocturna ya que ha llevado fortuna y desastre a partes iguales a codiciosos marineros que la visitan.

Dentro de la ciudad, el senescal Bai Qu se encarga de la distribución y gestión de los recursos, dejando que las grescas y trifulcas se extingan por sus propios métodos.

Ahora, con la inminente ejecución de los cuatro capitanes más reconocidos del Nuevo Mundo, Bai Qu ha decretado festiva una semana entera y ha llamado agasajar a todos los piratas de las inmediaciones, esperando que todos los marinos que sean merecedores de ese sobrenombre le acompañen en la celebración del evento que la Marina ha preparado para demostrar su poderío sobre los mares.

De una manera u otra has llegado a la isla, sin percances y con todo nuevo por descubrir.

El viaje hacia la famosa isla habia transcurrido sorprendentemente sin ningún percance, senceramente habia esperado que hubieran barcos de la Marina por las rutas más habituales para cazar a algunos piratas incautos que fueran hacia la famosa isla, pero al parecer con todo el tema de los Cuatro Emperadores estos habian preferido reunir sus tropas allá o eso era lo que suponia, quizas fuera solametne un presentimiento pero era raro tanta "laxitud".

Al contemplar la isla no pude sino expresar mi admiración ante semejante belleza y me apunté mentalmente que despues de la festa quizas buscase una casa en aquel lugar paradisiaco donde seguir mi entrenamiento, apenas habia dominado la fruta en todo aquel tiempo pero esperaba que fuera suficiente en caso de problemas.

Pero no estaba aquí para pensar en mi hogar, sino por la celebración y la reunión con mi hermano, así que mientras me movia por el puerto bajo mi miraba buscaba cualquier señal que indicase que el barco de mi hermano estuviera atracado por ahí.

ras atracar en el puerto, sin ningún inconveniente, tus benefactores se despidieron de ti y tú pudiste ver una veintena de barcos con motivos piratas, aunque más barcos aparentemente comerciales o de pesca ocupaban aquel inmenso lugar. No había rastro del barco de tu hermano, ni de la serpiente que lo propulsaba. Además, no parecía haber control alguno de los atracos, así que te encaminaste a salir del puerto para poder observar una escena que sería difícil de olvidar en los siguientes días. 

Cientos, sino miles de personas deambulaban por las calles de una ciudad adornada con toda clase de carteles y farándula y que en su conjunto se oían cientos de voces diferentes, algunas simplemente ofreciendo sus productos y otras hablando, riendo o bebiendo. Por las calles se vendían bisuterías y alimentos de distintas procedencias pero no tardaste mucho en encontrar que uno de los edificios que más destacaban de entre los tenderetes era una taberna apodada "La Unión", que se alzaba con cuatro pisos frente a una plaza impecablemente ornamentada. 

Paseando por las calles, buscabas si alguien reparaba más de lo normal en tu persona, pero afortunadamente había toda clase de extraños individuos que destacaban más que tu y nadie te prestaba demasiada atención, más allá de los tendederos que te acosaban con sus productos hasta que perdían el interés y se dirigían a otro potencial cliente.

No encontrar el barco de mi hermano no me decepcionó, quizas no hubiera llegado o lo estuviera en otra parte  dado la enorme cantidad de barcos atracados aunque pronto me olvidé del barco para sumergirme en ese estallido de actividad y color, sin duda alguna todo parecia interesante pese a que seguramente ( y con acierto) podian ser de dudosa procedencia, pese a ello, no pude evitar echar una ojeada de curiosidad aunque no tardaba mucho en rechazar las ofertas de los comercientas, no tenia mucho dinero en que gastar en aquellas cosas.

Lo primero de todo seria buscar un alojamiento, no sabia cuanto tiempo estaria en aquella isla despues de haber acabado el festival pero dada la actividad que habia seguramente muchas tabernas estarian llenas pero eso no me impidio en acercarme  a aquella edificación que destacaba por enciamde otras.

Esquivando con cierta gracia a la gente, me interné en el edificio dispues a consegir una habitación a un precio razonable

El establecimiento era la contrapartida de lo que ocurría en el exterior, pues el ambiente bastante oscuro dejaba ver a una gran cantidad de personas, por llamarlos de alguna manera, que o bien estaban con la única compañía de una copa de licor o en pequeños grupitos. El perturbador silencio intentaba ser remitido con las palabras de los trabajadores que servían copas a una velocidad vertiginosa e incluso hacían algunos pequeños juegos malabares, bailes o cantatas para intentar levantar el ambiente del local.

Las únicas miradas que se dirigieron hacia ti cuando atravesaste la puerta fue la de una única chica que te acompaño amablemente a una mesa unipersonal vacía para luego preguntar sobre tus motivos de visita a la isla mientras te agasajaba con una copa de licor cortesía de la casa. 

- Tenemos habitaciones comunes en el tercer piso. - Sonrió con una postura forzada. - Esta semana el alojamiento es gratuito ya que muchos bucaneros se están reuniendo aquí con grandes planes de futuro.

La muchacha señaló las escaleras en la zona opuesta a la entrada del local.

- En este primer piso se sirven bebidas a los pueblerinos, pero más arriba se reúnen los bucaneros. - Sopesó las palabras que te estaba diciendo. - Simplemente puedes llegar al tercer piso y dejar tus cosas en algún lado. La única norma es que lo dejes todo igual que como te lo has encontrado y que no causes problemas.

Aquella revelación no parecía sensata, pero tampoco lo era la celebración que estaba sucediendo en aquella isla, así que no había motivos para desconfiar.

Pese a las miradas que me hacian no me achanté y seguí a la muchacha  hasta la mesa que me ofrecia.

---Gracias por la información- digo mientras me acomodo dejando mis pertenencias en el suelo- luego subiré a dejarlas ¿puede traerme una copa de vino? El viaje ha sido largo y agotador- digo haciendo una media sonrisa, la idea era observar un poco la clase de gente que habia llegado  y poder hacerme una idea de la circulación que habia en aquella isla

La camarera se marchó en dirección a la barra y, para tu sorpresa, fue otro hombre el que te trajo la nueva copa que, lejos de simplemente dejártela e irse, se sentó en tu mesa con otra copa para el mismo y empezó a hablar.

Tu acompañante bebió todo su vaso para acabar golpeando el vacío recipiente contra la mesa con un ruido innecesario y dotado de una sensación amenazante

- Yo soy Bai Qu y esta es mi isla. - Se presentó ante ti. - Aquí no está permitida la entrada a ningún traidor al código de los piratas.

La mirada del que se había dado a conocer como gobernador de aquella isla parecía atravesar tu carne y te hacía empequeñecer con su sola presencia.

- ¿Qué haces en mi isla? - Te miró  de una manera amenazante y con un tono totalmente serio. - Elige bien tus palabras si no quieres que rompa todos tus huesos y use tu cadáver como alimento de la tortuga.

Cuando mi copa estuvo sobre la mesa  fui a tomarla para probar su textura pero al final no lo hice puesto que el camarero no se fue,sino que se presentó como gobernador de aquella isla, podria haber pensado que era algun fanfarrón pero su presencia era bastante intimidatoria y traté en la medida posible mantener la mirada sin apartarla.

---Yo soy Zidane y puedes guardar tus temores, no soy un traidor de los piratas- digo con tono calmado tratando de no provocar a aquel individuo con un tono que fuera prepotente- Vengo a reunirme con un familiar y al tiempo asistir a este evento y ver quienes llenan el vacio de poder que ha quedado ante la batalla de los Emperadores- digo haciendo un gesto de honor ante dicha mención y luego tomo un sorbo del vino esperando a ver que me decia el gobernador.

Tu anfitrión sonrió siniestramente ante tus palabras.

¿Temores? Simplemente era cortesía. - Estiró su brazo con afán de agarrarte pero rápidamente se retiró, conteniendo su propia ira. - Mi viejo yo te habría aplastado el cráneo sin ninguna pregunta, pero tengo una reputación que mantener aquí en la isla.

Parecía que aquella afirmación era en serio y, aunque su delgadez hacía poco creíble que pudiera cumplir con lo que decía, más detenidamente se podía observar que su cuerpo parecía estar curtido en mil batallas y, o bien había aprendido a pelear lo suficiente, o a mentir lo suficientemente bien, haciendo que ambas cosas plantaran una semilla de miedo en el corazón de Zidane.

- Ningún familiar tuyo vendrá, no al menos si tiene alguna esperanza de continuar con vida algún tiempo más. - Dijo haciendo ver que conocía algo más de tu persona que la que había contemplado durante escasos minutos. - Ningún bucanero con patente de corso podrá entrar en esta isla y salir indemne, ni mucho menos sus traidores tripulantes que le siguen en una clara burla a todo lo que conlleva el código de piratería.

El tono de su voz se elevaba por momentos y con las últimas palabras notaste como la mesa de madera crujía bajo su mano.

- Nadie puede llenar el vacío que nos van a dejar... - Susurró calmándose bastante. - Pero algunos ingenuos han venido con esa esperanza.

Parecía que seguía desafiándote con la mirada, como un animal salvaje que espera que su presa le ataque para poder argumentar una defensa justificada y, en el fondo de tu ser, tu bestia interior te alertaba de que no podría salir de allí sólo con unos golpes.

Cuando vi que estiraba el brazo hacia mí todos los músculos de mi cuerpo se pusieron en tensión dispuesto a una pelea que seria fútil pero finalmente el temido enfrentamiento no llegó y eso hizo que la tensión de mi cuerpo bajase aunque no desapareció dejando en mi pecho un temor que sin duda no era injustificado.

La afirmación de que mi hermano no vendría, y lo que es peor, que sabia quien era mi hermano hizo que volviera a tensarme de hecho me entraron ganas de replicarle que justamente eso era lo que podía hacer mi hermano pero decidí no entrar en el juego de aquel hombre que bastaba cualquier excusa para abalanzarse sobre mi.

---Gracias por la información, la tendré en cuenta- digo tratando de aparentar frialdad (que realmente no tenia mucha) aunque no podía evitar que mi bestia interior aflorase levemente para advertirme del peligro de aquel individuo lo único que pude hacer es agarrar con fuerza la copa que tenia, quizás con demasiada fuerza- Yo no sé  sí aquellos que se marchan podrán ser sustituidos pero no entraré en ese debate, la vida puede dar muchas vueltas  y la persona que menos te esperas puede convertirse en uno de ellos…hay que avanzar y no quedarse mirando mucho el pasado con nolstalgia…

La cara de tu interlocutor se aflojó por primera vez desde que habías entablado conversación con él.

- ¿Otro soñador? - Rio con una mezcla de alivio y burla. - Últimamente vienen muchos, pero están divirtiéndose en el segundo piso.

El gobernador de aquella ciudad señalo unas escaleras al lado opuesto de la entrada del local que conducían al segundo piso.

- Quizás allí encuentres un buen capitán que haga que no te maten en la primera batalla. - Dijo levantándose y dando la conversación por terminada, no sin antes añadir una amenaza en su despedida. - Te estaré vigilando de cerca.

Se alejó en dirección a la barra y por fin, el aire que te envolvía pareció volver a su estado calmado, permitiéndote calmarte ante lo que había pasado y liberándote de la tensión que te atenazaba.

Contemplé como se marchaba en silencio y tomé un sorbo algo más tranquilo de haber escapado de aquel hombre, el termino soñador se me antojó algo insultante, lo que tenia él no eran sueños, sino objetivos.

---Ademas...¿quien dice que busque un capitan?- digo para mis adentros mientras apueraba la copa de vino antes de levantarme de la mesa y dirigirme al segundo piso donde habia dicho Bai que estaban divirtiendose, pese a que no habia dicho nada albergaba algunas dudas acerca de sí encontraria a alguien que me gustase; así que subí las escaleras lentamente intentando escuchar los ruidos que venian del piso superior y una vez allí quedarme en el umbral de la puerta para observar mejor a los presentes.

Al atravesar el umbral del segundo piso, el ambiente se enrarecía y se podían ver varias mesas de apuestas con lo que parecían ser bucaneros apostando, bebiendo y, sobretodo, hablando entre ellos. Poco a poco te sentaste en una mesa vacía y rápidamente te ofrecieron más bebida, de igual tono y forma que la del piso inferior y pudiste ver como se las gastaban los individuos que allí se encontraban.

Sin embargo, lo más llamativo de la sala era una pelea entre dos marineros que había empezado cerca de la barra y había formado un corrillo de gente a su alrededor, que habían cambiado las apuestas en mesa por las apuestas de quien tumbaría a quien primero.

Fue entonces cuando un hombre de cabellos azules se acercó a ti, decidido, como dispuesto a empezar una nueva pelea y te dijo algo que sorprendería a cualquiera.

- Hueles bien. - Fue lo único que logro decir para llamar tu atención y fijarte en que su piel era de un color azulado, al igual que sus cabellos y que sus labios tenían un insano color violeta, pero una mirada penetrante.

De momento no vi nada sorprendente, me imaginaba que aquella zona  seria más movida, sin embargo, fui con cuidado y pese a que no parecia haber peligro avancé fijandome en aquella gente hasta una mesa libre, en esta ocasión pedí una cerveza aunque a diferencia del de abajo no tomé trago alguno, necesitaba tener la mente despejada para la tarea que tenia en mente.

Fue entonces cuando reparé en la pelea que se habia formado, curioso fui a levantarme para ver quienes eran los dos personajes que se estaban peleando cuando presencié como un hombre se me acercaba, enseguida me puse en tensión por una posible pelea pero cuando ese hombre hablo e quedé sin palabras.

---Esto...¿gracias? - digo tratando de aparentar indiferencia aunque estaba bastante descolocado  por aquella presentación- Tú tienes el pelo muy...llamativo...-finjo decir como sí fuera lo más normal del mundo y mi atención se desvia de neuvo a la pelea- ¿Quienes son y porque se estan peleando aquellos dos?

Aquella persona que tenías delante parecía no comprender del todo bien tu idioma y, aunque pudiese serle de ayuda tu lenguaje corporal, simplemente miró y respondió fríamente.

- No se. - Dijo encogiéndose de hombros.

Entre las voces de apuestas se pudo oír un grito aislado que clamaba por la venida de los marines, pero evidentemente nadie le hizo mayor caso. La pelea pareció decidirse rápidamente para el joven capitán y, viéndose ganador, se regocijó un poco hasta que Bai Qu llegó y le tomó preso, al igual que a algunos otros participantes de aquellos y se los llevó, ajeno a tu presencia.

Fue entonces cuando sin dejar de mirarte, levantó su mano en señal de saludo a alguien que entraba por la puerta, para acabar viendo a otro ser espeluznante con cuernos y piel de color rojo que se acercaba a ti.

- Huele bien. - Fue lo único que dijo al recién llegado.

El nuevo interlocutor parecía tener más soltura con la palabra y, aunque su aspecto era amenazador, hablaba de forma tranquila y bastante amigable.

- Hola Hyakki. - Saludó a tu recién encontrado compañero, dando a entender que ese era su nombre. - Saludos, yo me llamo Sísifo y soy su hermano mayor, así que disculpa su falta de tacto, seguro que te ha dicho algún improperio.

Aquel hombre rojo vino con un humano de pelo castaño a su lado, más normal, dentro de lo que aquellos dos sujetos parecían de otra especie.

Primero el tipo de azul y ahora otro con cuernos,uno no podia decir que lo habia visto todo en esta vida tras la subita terminación del combate y que se llevaran arrestado al vencedor y otros implicados  no me quedaba más remedio que volver a centrarme en donde estaba.

---Yo soy Zidane- me presento, al menos  era una regla mínima de cortesia- Bueno, de momento no ha dicho mucho salvo...bueno...afirmando lo bien que huelo- digo asomando un amago de sonrisa-La verdad es que no sé sí tomarmelo como un halago o como

El acompañante del hombre rojo fue el primero en romper el hielo entre los cuatro.

– Bueno, pues parece que los cuatro nos encontramos en la misma situación. Todos queremos unirnos a algún capitán y surcar los mares, ¿verdad? – dijo al fin, tratando de romper el incómodo silencio que reinaba entre los cuatro –Pero uy, disculpad mi rudeza. Mi nombre es Jacques, encantado –se presenta con cierta educación, creyendo que así los otros dos marineros se unirían más fácilmente a la conversación.

– ¿Habéis conseguido hablar con alguno de los capitanes que se encontraban en esta sala hasta hace poco? – pregunta a los pocos segundos –. Nosotros aún no, aunque gracias a Bai Qu conseguimos conocer un poco más a los capitanes. Y la verdad es que casi todos son personajes bastante interesantes, ¿no os parece?

Aquel marinero parecía bastante amable y cordial, al igual que Sísifo, en contrapartida al hermano que primero habías conocido.

---Si, todos queremos surcar los mares- confirmo esa parte de la información-La verdad es que no he tenido ocasión de conocerlos todavia he llegado apenas una hora pero la verdad es que estoy interesado en conocer a los distintos capitanes y su tripulación y objetivos ¿podrias hacerme una explicación de todo lo que sabeis de ellos?- pregunto con fingida ingenuidad, la verdad es que era una ocasión perfecta para recabar información y ver sí podia enrolarme en una, aunque fuera d emanera temporal,  o montar una tripulación a raiz de algunos miembros del grupo.

El hombre de piel roja fue el primero en responder aquella pregunta, pues parecía que aquellos tres sujetos también habían investigado sobre los capitanes de aquel lugar.

- Pues, la capitana Valena es bastante amable, aunque tiene un gran temperamento. A veces parece una mujer criada por la nobleza y otras una persona de barrios bajos, así que nunca sabes con que te puede salir. - Describió a la única mujer que parecía haberse postulado como capitana dentro de aquella taberna. - Luego está Rosha, que tiene una tripulación pequeña y busca ampliarla, un viejo venido a más que nunca ha podido lograr gran cosa en estos mares y busca ampliar sus miras. No es un mal tipo pero yo no arriesgaría mi vida con alguien que valora tan poco la suya.

Hyakki miraba a su hermano seriamente, evaluando cada palabra que escuchaba, intentando discernir algo más tras ellas.

- El señor Kai, al que se han llevado prisionero, parece venir de buena familia, por sus modales y su actitud, pero hay algo en el que me da mala espina, un aura tenebrosa que me hace pensar mal de él, aunque puede que solo sea mi imaginación. - Dijo al tiempo que Jacques comentaba que se habían conocido, un tipo trajeado que hablaba bastante poco, pero bien, aunque le dijo que su nombre era Kaizen. - Por último el capitán Akama es un buscalíos de los que ya quedan pocos, si te unes a él tu vida será emocionante pero intuyo que corta, aunque ya sabes, lo bueno y breve dos veces bueno.

Aquella risa despreocupada ante la posibilidad de morir prematuramente pareció bastante extraña para Hyakki, pero no le dio más importancia.

- No sabemos los objetivos de ninguno de ellos. - Sentenció finalmente al darse cuenta de que no habían indagado nada sobre ese aspecto. 

Las tres personas que estaban contigo enmudecieron ante la falta de información que tenían, y, de nuevo, Sísifo rompió aquella tesitura.

- Jacques tiene su propio barco. - Fue lo único que dijo ante la mirada de asombro de Hyakki.