Partida Rol por web

Eliana sabe que lo que la niña necesita es una cama de hospital con transfusiones, tres comidas al día y probablemente psicoterapia para el resto de su vida. Aún así consigue sacarle un buen partido a los materiales de su botiquín de primeros auxilios, deteniendo los numerosos puntos de sangrado de la niña a base de polvo hemostático, vendas de piel sintética y opioides para aliviar su dolor que Johan le va pasando a Eliana. David se permite hacer algún pequeño comentario para intentar aportar algo, pero ya desde el primero Eliana aprende a ignorarle y a tenerlo entretenido revisando el botiquín y preparando lo que Johan le tiene que pasar.

Lo más sorprendente es que a pesar de las numerosas mordeduras la niña no se ha transformado en una Rabiosa. Ni tan siquiera muestra síntomas de infección. Durante las Guerras Rabiosas no hubo grupo de supervivientes que no tuviera sus historias sobre personas inmunes al Rain-Rutherford, pero esta es la primera vez que el equipo está ante una de verdad.

La tostadora puede hacerme una mamada desde la punta hasta los huevos - maldice David mientras Eliana termina de recoger su botiquín. Se fija en algo al fondo de la cueva y al llegar hasta allí vuelve a maldecir - Adiós al rastreo por GPS - de una patada envía el sucio y desgarrado chaleco de Teo. En los H.U.D. las imágenes de Teo están cada vez más llenas de estática - Mach-4 ¿Qué pasa con la imagen? ¿A dónde cojones se están llevando a Teo?

Las interferencias electromagnéticas ambientales reducen el radio de autonomía de los drones - Responde el androide.

A la Sagrada Familia - responde Mariluz con un hilo de voz - El padre Isidro tiene allí a sus... mordedores. Él también es un Mordedor pero es distinto. Él habla y siempre dice que los mordedores son los soldados de Dios y que nosotros... los demonios a los que los Mordedores tienen que matar. Es... malo...

Su mirada se dirige a K9 y levanta hacia él una mano temblorosa - Qué perro más bonito...

Zora deja escapar un suspiro. No son las noticias que ella esperaba - Escúcheme bien, Cristina, se lo ruego. A Teo le mordieron, es verdad. Pero él no puede transformarse en Rabioso. La historia es complicada, pero le haré un resumen rápido. Teo nació con varios problemas congénitos y los médicos no le daban más que unos pocos meses, menos de dos años, de vida. Su padre consiguió que Angelus le escogiera para las primeras pruebas del Rain-Rutherford. Funcionó. El virus corrigió todos los trastornos metabólicos de Teo y le permitió sobrevivir a todas las cirugías que tuvieron que hacerle. En definitiva, el Rain-Rutherford le salvó la vida y le volvió inmune a sus cepas mutadas. No es un Rabioso, y nunca lo será - la ingeniera envía un paquete de datos de coordenadas GPS que se graban en el chip - Por eso quiero pedirles que en lugar de traerlo a Isla Renacimiento lo dejen en un enclave de supervivientes en Mallorca, donde ya tengo a gente esperándole y al que me dirigiré en cuanto pueda. Sé que lo que les estoy pidiendo se sale totalmente de sus protocolos, pero no quiero que mi hijo se convierta en un conejillo de indias para el gobierno de Renacimiento. Se lo suplico, Cristina - dice ya con la voz rota -  Si tengo que pagarles un extra dígamelo pero por favor. No me haga pasar por el trance de tener a Ballesteros fingiendo empatía mientras me obliga a pegarle un tiro en la cabeza a mi hijo...

Vale, ahora todo tenía sentido. Por eso no se había transformado y de ahí el interés de comunicarse con nosotros. Desde luego, a nosotros nos venía bien todo aquello porque de esa manera, podríamos cobrar un extra y quedar todos contentos. Eran buenas noticias después de todo. 

Pero no podíamos tomar aquella decisión nosotros dos solos.

-Está bien. Esto es lo que haremos. Lo consultaremos con el resto del equipo y decidiremos. Nuestra obligación es para la compañía y también para con el cliente, así que podríamos cumplir ambas cosas con un sencillo plan, pero para eso, todos hemos de estar en el mismo barco. Así que en cuanto lo hablemos, volveré para llamarle y comunicarle lo que hemos decidido -Acto seguido, me giré hacia Boris -. ¿Te parece bien?

Me parecía que en realidad, nadie se opondría a aquello. Era fácil coger a cualquier cadáver, hacerlo pasar por su hijo, que ella hiciese una pequeña sobreactuación, y todo listo, puesto que antes lo habríamos dejado sano y salvo en el lugar que ella deseaba, y nosotros podríamos irnos con un pequeño bonus.

Pero o lo hacíamos todos, o ninguno.

Así que debía esperar.

Me pareció que Boris arrugaba la frente, quizás porque no le hubiese dicho que efectivamente, habíamos visto a su hijo y que estaba bien, pero siempre me había parecido mucho mejor guardar la información hasta obtener más, y no soltarla de cualquier manera. Claro que a lo mejor me lo estaba imaginando y en realidad, simplemente se había dado cuenta de que había sudado más de la cuenta, no podía asegurarlo.

Ahora vería cuál era su opinión sobre todo, así como la de los demás.

Alex permaneció callado por un momento intentando procesar toda aquella información, la clienta les estaba proponiendo algo muy distinto a los que habían ido a hacer, a la empresa no les gustaría nada si se enteraban por mucho que fuera la clienta la que lo pedía. Finalmente empezó a hablar mirando al horizonte mientras se rascaba la cabeza.

—Pues no sé, podríamos entregar cualquier cadáver a la empresa y no creo que la madre dijese nada. Pero para llevar al crio a Mallorca vamos a necesitar el transporte y el androide lo soltara todo al llegar a la base—.  Entonces miro a Cristina antes de seguir hablando. —Y esta la chica, supongo que le pondrían el mismo tratamiento, igual hay más gente inmune por ahí y nuestra doctora tenía muchas ganas de sacar muestras.

No sabía qué pensaría el resto del grupo, no parecía que ninguno fuese demasiado corporativista, pero se jugaban el cuello y eso podía hacer que alguno se negara.

Contemplaba nervioso la situación, ¿sabéis el típico perro que durante las horas de la comida se pone en medio de la cocina o el comedor? Pues él era todo lo opuesto, cuando sentía que estorbaba se apartaba y miraba impasible, con mueca tristona por no saber qué hacer.

Eliana había empezado a sacar un utensilio detrás de otro y a tratar las heridas de la niña, sabía que eso era bueno porque ella también había sanado el rasguño que le había causado el tigre rabioso, lo que no sabía era si a la pequeña también le escocerían las heridas. Ante la duda, torció el gesto un poco más, ahora mas triste que antes.

Cuando la niña alzó la mano en su dirección se acercó poco a poco con la cabeza agachada, de nuevo como si alguien le estuviera riñendo. Cuando sintió su mano en la cabeza se detuvo y pocos segundos después le dio unos lametones intentando consolarla.

Estaba claro que Eliana tenía una mano especial para las curas y sabía perfectamente que hacer para que la niña se recuperara lo mejor posible en las condiciones en las que nos encontrábamos. Siguiendo las indicaciones de la jefa de medicina le iba pasando lo que necesitaba. Una vez acabó, la mejoría de la niña era visible, no obstante necesitaba reposo y atención médica durante cierto tiempo. Tiempo del cual no disponíamos.

- Yo llevaré a Mariluz hasta el vehículo. No tenía problema en ello. No había una gran distancia y el camino lo habíamos despejado al entrar en la cueva. Oigo a David maldecir y veo como da una patada a lo que parece un chaleco de Teo. -Recoge eso. Quién sabe si puedo servirnos para algo. Y será mejor que no dejemos rastro de nuestra estancia o de la del chico.

A parte de las heridas, Mariluz parece como ida. Igual se pone a hablar con voz dulce a K9 que, de repente, le cambia el tono y habla de Teo y el tal padre Isidro. ¿Sería verdad lo qué dice? Había escuchado de gente que era inmune a los rabiosos y, Mariluz, parecía la prueba viviente. Pero, gente que hubieran sido transformados, y hubieran mantenido su propia mente y controlar a los demás, no había escuchado nada.

Me acerco a Mariluz para cogerla en brazos. -¿Estás segura de lo que dices?¿El padre Isidro es uno de ellos y puede hablar? Me costaba horrores creer algo así.

Eliana recogió los suministros médicos y se relajó al ver que Johan cogía a la paciente. 

—Mejor lo hablamos en el vehículo. Vayamos saliendo. Este sitio es una p... ratonera, una ratonera —de forma inconsciente, omitió el taco a tiempo—. No puede caminar, necesita descanso y comida. Una vez estemos reagrupado, analicemos todo esto. 

Por dentro, estaba analizando las palabras de la niña a toda velocidad. Primero pacientes inmunes y después rabiosos locos pero medianamente racionales. Y sólo era martes. 

Está bien - dice Zora - Por favor, háganme saber su decisión cuanto antes. 

El resto del equipo sale del cubil de los lobos y se dirige hacia el coche. Johan lleva a la niña en brazos, sus brazos envueltos en vendas y parches de carne sintética...

Nada más salir del cubil K9 siente que pasa algo muy malo. No hay infectados a la vista, pero aún así el poco pelo que le queda en la nuca está todo erizado. El perro ciborg mira intranquilo a un lado y a otro, pero no es hasta que llega junto al coche que descubre la causa de su malestar.

Una mole acorazada de más de dos metros de largo y una tonelada de peso armada con un poderoso cuerno ensangrentado en el morro. El gigantesto rinoceronte infectado se acerca por una carretera lateral dispuesto a embestir el coche...

Joder, somos buenos - comenta David al salir del cubil - Ni uno sólo de esos cabrones a la vista.

Se los ha llevado el padre Isidro - dice la niña desde los brazos de Johan - Él es un Mordedor, pero también habla y es malo. Muy malo. Manda a los Mordedores y éstos le obedecen.

Alex y Cristina se encuentran en los asientos delanteros del coche, manipulando el ordenador de comunicaciones. Tal y como ha dicho David, no hay un sólo Rabioso humano en los alrededores, pero los chillidos y aullidos de los animales infectados señalan que la presencia del equipo no ha pasado desapercibida...

Cuando cortamos la comunicacion, miré a Boris y después, sin tiempo para decir nada, empezaron a llegar los demás, junto con aquella chica que habíamos hallado, Mariluz.

-Bueno, lo importante es que ahora mismo hemos conseguido lo que buscábamos... pero tenemos que hablar con todos vosotros sin perder más tiempo -dije, mirando de nuevo a Boris -, aunque para eso, será mejor que nos aseguremos antes de que estamos en modo silencioso y de que Match4 no puede oirnos.

Acto seguido, comprobé que así fuese y esperé a que todos hiciesen lo mismo, me acomodé en el asiento de comunicaciones y cuando estuvieron preparados, les mostré lo el chip que Zora nos había entregado antes de partir.

-¿Recordáis que la señora Elgin me entregó un chip antes de salir, este en concreto? Acabamos de probarlo. Contiene un programa autoejecutable de comunicaciones a través de un canal privado y seguro, por el cual hemos hablado con ella. Nos ha contado que su hijo es inmune a cualquier cepa del virus y quiere que se lo llevemos a Mallorca para que no experimenten con él. A cambio, estaría dispuesta a pagar un dinero adicional y estoy segura de que identificaría cualquier cuerpo putrefacto que le mostrásemos. En mi opinión, merece la pena, pero antes de darle una respuesta, le he dicho que hablaríamos con vosotros puesto que esto tiene que ser o todos o ninguno.

La decisión más sencilla era obedecer órdenes sin plantearse nada más, pero aquello no aseguraba que las cosas fuesen mejor o peor, sino simplemente, que pensáramos menos, y el dinero, por otro lado, era un buen aliciente.

-Supongo que también podríamos dejar allí a Mariluz. El problema sería llegar hasta ahí con Match4 puesto que él lo graba todo. Pero antes de plantearse soluciones a ese problema, hay que tomar una decisión. ¿Agarramos al chico y se lo llevamos a su madre... o se lo devolvemos a Ballesteros?

Nada más salir de la cueva, su instinto le puso en alerta y el pelo del cuerpo se le erizó. A pesar de no ver a ningún rabioso en los alrededores tenía un mal presentimiento, motivo por el cual agudizó los sentidos y olfateó el terreno en dirección al vehículo. De entre todos los olores desagradables que abundaban en el zoológico uno destacaba por encima de los demás, alzó la cabeza y observó en dirección a la carretera, donde un mastodonte de más de dos metros de largo preparaba el cuerpo y EL ENORME cuerno que lucía en la frente para cargar justo en la posición en la que se encontraban.

- Grrrr... - Interrumpió a Cristina con un gruñido y pisó por encima de sus compañeros sin cuidado hasta llegar a los asientos del copiloto, luego ladró en dirección al rinoceronte que venía a lo lejos. - ¡WOOF, WOOOOFGHHH...! - Salpicó con abundante baba.

Si se fijaban lo suficiente, a lo lejos podían ver a (*) una mole acorazada de más de dos metros de largo y una tonelada de peso armada con un poderoso cuerno ensangrentado en el morro. El gigantesto rinoceronte infectado se acerca por una carretera lateral dispuesto a embestir el coche...

Nada más llegar al coche, dejé a Mariluz bien sujeta en la parte de atrás y me senté junto a ella. Parecía que Álex y Cristina acababan de tener una conversación y efectivamente nos hicieron partícipes de ello en cuánto estuvimos todos acoplados. Apliqué el modo silencioso para que Mach-4 no se metiera en nuestros asuntos y poder hablar libremente.

Después de escuchar a Cristina, tenía claro mi decisión. Llevar a Mallorca tanto a Teo como a Mariluz. Y si por el camino encontrábamos a alguien más en apuros, pues también. No podía olvidar que una vez yo estuve herido y me rescataron sin que fuera la misión de nadie y gracias a aquel grupo de personas, hoy, yo estaba vivo para seguir ayudando a los demás.

-Yo voto por llevar al chico con su madre y a Mariluz también. Ya daremos explicaciones después, si es que hay que dárselas a alguien.

Mientras Cristina explicaba la situación Alex se limitó a asentir a sus palabras, al fin y al cabo ella iba a explicarlo mejor, porque él se había enterado de lo mas básico. Johan dio su opinión y aunque apenas le conocía, era la que espera de él. —Yo me apunto a eso, pero a ver qué hacemos con el druida porque...— Su palabras se vieron interrumpidas por el nerviosismo del perro, iba a chistarle para que no hiciera tanto ruido, pero cuando miro en la dirección hacia la que ladraba el animal fue el que grito.

—Me cago en la madre naturaleza—. Había estado hablando de elefantes zombis y aquello era bastante parecido, incluso puede que peor. En seguida agarro el volante y puso en marcha el vehículo, solo esperaba que les diera tiempo a alejarse. —Si esa cosa embiste al todoterreno se lo carga seguro, sujetaos todos y agarrar al perro para que no salte.

Apenas terminé de opinar, K9 se puso a ladrar enérgicamente. En un principio pensé que quería opinar acerca de que hacer con los chicos, pero los ladridos eran cada vez más fuertes.

Miré hacia un lado y vi lo que ponía tan nervioso al perro. Un rinoceronte. Primero un tigre y ahora esto. Álex aceleró para evitar la embestida de la bestia, con una mano intenté sujetar a la niña y la otra la puse encima del lomo de K9. Esta vez te quedas dentro del coche amiguito.

Justo antes del "rinoceronte time", Eliana estaba volviendo a revisar a la niña, presuntamente a salvo dentro del vehículo acorazado. Sacó una barrita energética y se la dio. Le vendría bien y así además estaría entretenida. 

Miró a Cristina pensativa. 

—Oye, ¿me podrías prestar el comunicador? Hablaré delante de todos, sin ningún problema. Me gustaría hablar con la señora Elgin. Y, ahora que reflexiono sobre el tema, ella tiene toda la razón del mundo. Pero no van a experimentar con ellos, se los van a cargar. No podemos volver diciendo lo que son... —dijo, reflexiva—. Si ellos son la clave para una vacuna, no pueden volver a la ciudad. Porque, sorpresa, nadie quiere una vacuna cuando el negocio de los rabiosos sale tan rentable.... —añadió con amargura. 

Resopló y miró a K9, y su vista después se dirigió hacia donde el perro estaba ladrando. No se le veían los ojos tras el visor, pero los tacos que acompañaron a la vista fueron suficientes. 

—Mariluz, agárrate, y no mires —dijo mientras agarraba sus dos pistolas dispuesta a hacer... lo que pudiera. Dejaría la ametralladora al experto esta vez. 

El coche arranca con un chirrido de neumáticos, dejando tras de sí un rastro de humo goma quemada. A pesar de eso, el rinoceronte aún consigue alcanzar la parte posterior del coche con su cornada, destrozando parte de las luces traseras y haciendo que el coche derrape un poco antes de coger velocidad. Aunque el animal emprende la persecución pronto queda claro que no es capaz de correr más que el vehículo, que acaba saliendo por el mismo agujero en el muro por el que salieron los infectados que se llevaban a Teo.

El rinoceronte infectado no tarda en perderse de vista nada más entrar en las devastadas calles de Barcelona...

Se dejó agarrar por Johan, aunque de haber podido le hubiera asegurado que NO tenía intención alguna de saltar con ese bicharraco apunto de embestirles. Boris arrancó y evitó al rinoceronte con éxito y pudimos escapar del zoológico sin ningún otro altercado de por medio... DE MOMENTO.

Satisfecho de que sus compañeros hubieran reaccionado a su aviso, se quedó más tranquilo, se relamió el morro y se sentó tranquilamente en la parte trasera del vehículo, esta vez sin pisotear a sus compañeros sin cuidado alguno.

En cuanto al debate de qué hacer con los niños él se mantuvo al margen porque era un perro, guau guau.

Eliana agarró a la niña mientras temía que no fueran lo suficientemente rápido como para resistirlo. Pero, por suerte, el bicho pareció ralentirzar mientras ellos conseguían salir de ahí. Esperaba que no se lo cruzaran más. 

Suspiró, aliviada, y sacó de nuevo su kit médico. Se volvió hacia Mariluz. 

—Ven, vamos a revisar esas curas... —dijo, haciendo un gesto a la niña. 

Se sentiría más tranquila revisando lo que hizo a toda prisa en la cueva. Además, para qué mentir, pensaba guardar muestras. Había esperado muchos años a encontrar alguien como ella. 

—Bien, ¿cuál es el plan ahora? —comentó mientras hacía a la niña seguir la luz de su linterna. 

Al menos, parecía menos desorientada que antes. Pero no iban a poder sacarla del vehículo. 

—Por cierto, Cristina, ¿me prestas el comunicador? 

El rinoceronte se quedó realmente cerca de llevarse el vehículo por delante, pero Álex, una vez más, demostró su destreza al volante y consiguió sacarnos de allí a todos de una pieza.-Buen trabajo Álex. La maniobra se merecía una felicitación.

-Será mejor encontrar a Teo cuanto antes. Vayamos a la Sagrada Familia. Mariluz dice que le habrán llevado allí. Y de paso conoceremos al padre Isidro.

No parecía que fuera a ser fácil rescatar al chico. Pero no podían dejarle a su suerte, en manos de lo que fuera el padre Isidro. Teníamos que estar preparados para cualquier cosa.