Partida Rol por web

Nunca me había imaginado que visitaría la Sagrada Familia en estas condiciones. Era inevitable no mirar el estado en el que se encontraba aquel templo, por mucho sigilo que tuviéramos que mantener. Todo había salido según lo planeado y parecía que con liquidar a un pequeño grupo de rabiosos, y encima distraídos, iba a ser suficiente. Ingenuos de nosotros.

-Yo creía que los animales los habíamos dejado en el zoo. Saqué la pistola y disparé a lo loco contra la mole. La precipitación de la situación me hizo fallar el disparo y sólo rezaba porque mis compañeros tuvieran más suerte que yo. Aunque visto el tamaño del monstruo, ibamos a tardar un buen rato en deshacernos de él.

El casco del enorme Rabioso sale despedido hacia atrás cuando la segunda ráfaga de Eliana le entra por la boca y sale por la parte posterior del cráneo junto con varias trazas de materia gris destrozada. Al caer, su inercia todavía le hace rodar por el suelo un par de metros pasando por debajo de los disparos de Johan (1)

La hostia - silba David - Eso ha sido una puta pasada.

Sin embargo no hay mucho tiempo para celebraciones: los disparos han alertado a los ocho Rabiosos que rodeaban la jaula y ahora se lanzan sobre los de Pasar Página.

Venid aquí, comemierdas - los reta David dando vueltas a su machete, esperando a que los Rabiosos le alcancen para abrirles la cabeza...

Los oídos de K9 filtran un ruido mecánico por encima del rugido del motor y de los gritos de los Rabiosos. Al mirar en esa dirección puede ver el origen del ruido: un extraño vehículo de ruedas con una torreta armada que se desplaza por una calle paralela siguiendo al todoterreno. No necesita el aviso de su sistema de combate para advertirle lo que puede ocurrir en cuanto una calle transversal le permita disparar al todoterreno...

La cabina abierta del vehículo le permite a Cristina ver el tamaño de la horda de un rápido vistazo: un grupo de entre treinta y cuarenta Rabiosos que, de llegar a rodear e inmovilizar el vehículo, terminarían por romper un cristal o arrancar una puerta y ahí se acabaría todo para ellos cuatro. Además, hay numerosos obstáculos que si ya dificultan conducir hacia delante hacen que maniobrar marcha atrás sea un suicidio...

Miré a Alex ante la pregunta que me hacía. Yo no era la que tenía todas las respuestas, pero sí que había algo claro en mi cabeza. Ni loca pensaba marcharme de allí sin David, y con todo el trabajo que nos había costado llegar, tampoco iba a abandonar ahora al muchacho.

Así que miré a Alex y tuve que morderme la lengua para no soltar una buena cantidad de improperios. En lugar de eso, cogí bajé un instante al panel de comunicaciones y abrí las frecuencias.

-Aquí Cristina Melgar. Tenemos una comunicación importante para vosotros así que espero que estéis todos prestando atención. ¿Estáis listos? Pues allá va. Idos todos a tomar por culo -les solté, cerrando las comunicaciones, mirando a Alex y encogiendo los hombros -. No tenía ganas de extenderme demasiado.

Me coloqué entonces de nuevo en mi puesto y asomé la cabeza para ver lo que teníamos. El vehículo empezaba a moverse y eso era porque había más rabiosos allí fuera que en cualquier otro lado.

-Creo que nuestra táctica de distracción ha funcionado demasiado bien. Voy a disparar para intentar abrir un hueco delante y salir por allí, ¿de acuerdo?

Como además estaba irritada a causa de aquellos idiotas de G-Nomer, tampoco esperé una respuesta. Cargué la ametralladora... y empecé a disparar.

Como siempre él seguía tener ni idea del idioma que hablaban las personas, él se basaba más en el tono de la voz, los gestos del cuerpo y el instinto. Por ejemplo el todoterreno enemigo que se desplazaba por una calle paralela a la que se encontraban, eso en su idioma significaba P E L I G R O. Había detectado al vehículo gracias al oído, percibiendo a esa distancia al ruido producido por el motor, pero si cualquiera de ellos prestaba la suficiente atención también podrían verlos entre los estrechos callejones que había entre los edificios y los escombros de la calle paralela, dirección en la cual empezó a ladrar.

- Grrr.... ¡Woof, woof! - Ladró insistente, apoyándose al cristal de la ventana y con la niña abrazada como buenamente podía a su lomo. Si se cruzaban con el todoterreno enemigo probablemente serían ellos los que se vieran perjudicados, si daban marcha atrás había una horda de infectados esperándoles. Como no encontraran una vía de escape aquella situación acabaría resolviéndose en un conflicto con uno de los dos bandos, sino ambos...

La ráfaga de Cristina tumba a un Rabioso que iba directo hacia el frontal del coche. La suspensión sólo se sacude un poco cuando el todoterreno le pasa por encima dejando una mancha sanguinolenta en el asfalto...

Uno menos, pensé al acertarle al iluso que estaba intentando escalar por el vehículo.

La situación se volvía más difícil a cada momento que pasaba y no podía distraerme ni un solo instante. Ni siquiera cuando pasamos por encima de aquel rabioso y lo aplastamos contra el pavimento, dejé de girar la torreta y disparar para retenerlos lejos de nosotros.

Lo que en un principio era una maniobra de distracción, se había convertido en una de supervivencia, y eso sin tener en cuenta que ahora teníamos a un nuevo enemigo sobre los cielos que nos lo iba a poner todo bastante más difícil, y que todavía debíamos "atrapar" al muchacho.

Esperaba que David no se comportara como un idiota y que tuviese algo de sensatez a la hora de moverse por el interior de la catedral. No podíamos permitirnos el lujo de no conseguir al chico... ni yo de perderle.

Estaba tan concentrada en disparar y evitar que llegasen a nosotros, que tuvo que transcurrir algo de tiempo antes de que me diese cuenta de los ladridos de K9 y de que le ladraba a la ventana. Eso me hizo mirar en la dirección que estaba orientado, en busca de lo que estuviera molestándole.

-¿Qué ocurre, K9? ¿Qué es lo que has visto? -le pregunté, mirando enseguida a Mariluz por si ella lo sabía y podía decírmelo.

—Por supuesto que es una pasada. Soy una puta pasada —dijo Eliana, exagerando a propósito el ego que caracterizaba a los suyos, y sonrió a los demás dando a entender que era una broma para suavizar el ambiente. Realmente no tenía ni puta idea de cómo lo había conseguido. 

Eliana revisó lo que le quedaba en el cargador mientras contaba enemigos. Eran muchos. Por muy crack que fuera David en lo suyo, era mejor rebajar la amenaza. Así que, de nuevo, apuntó con sus dos pistolas y dispadó de nuevo dos ráfagas a los engendros que se acercaban peligrosamente a ellos. 

La primera ráfaga de Eliana derriba a uno de los Rabiosos tras volarle el cuello y parte de la cabeza, pero la segunda sólo abre un par de agujeros en el abdomen y el pecho de otro Rabioso, que sigue corriendo como si nada.

¡Aquí voy, mariconas! - David se interpone entre los Rabiosos y sus compañeros decapitando limpiamente a uno con un golpe de su machete. Sin embargo no tarda en verse abrumado por el número de sus atacantes, que lo sujetan entre tres mientras un cuarto intenta morderlo. Un zombie muy obeso se abalanza sobre David pero sólo consigue morder el escudo antidisturbios del chico.

¡Soltadme, comemierdas! - grita David forcejeando.

Un Rabioso con gafas y los restos de un traje chaqueta intenta morder a Eliana, pero su ataque es bastante torpe y la doctora no tiene problemas para evitarlo. Lo mismo sucede con Johan, a quien una Rabiosa vestida de cajera del Carrefour intenta morderle y él consigue apartarla con un golpe de la culata de su pistola...

La cosa se estaba complicando, empezábamos a tener demasiados rabiosos alrededor, pero al menos habíamos cumplido nuestra parte y el camino debería estar despejado para los demás.

—Vamos a ir volviendo a ver cómo van el resto, intentare perder a este grupo por el camino.

Empecé a buscar un buen sitio donde girar y empezar a callejear para perder a los rabiosos, no eran muy listos y el todoterreno hacía poco ruido, en cuanto nos perdiesen de vista seguirían por inercia en la dirección que iban. Entonces escuché al perro atrás ladrando, ya había demostrado antes tener buenos instintos, así que mejor era hacerle caso.

—¿Qué le pasa al perro, ha visto algo raro?

Esperaba haber eliminado a algunos rabiosos antes de que se acercaran a nosotros pero no me dio tiempo a disparar y cuando me dí cuenta ya tenía a una encima de mí. Después de quitarmela de encima, cambié la pistola rápidamente por la katana, que era más eficaz en distancias cortas y fui a por la misma rabiosa que me había atacado. Tenía que deshacerme de ella para ayudar a David, que estaba realmente en apuros.

Al parecer la cajera del carrefour era más dura de lo que pensé en un principio y resistió casi sin problemas el filo de mi katana. -Los uniformes del carrefour son de kevlar, ¿o qué?.  No era propio de mí soltar esos chascarrillos y menos en situaciones de riesgo. Quizá estar en compañía de humanos mejorados habían hecho mella en mí sentido del humor.

-Eliana, intenta ayudar a David. No quería ser yo el que tuviese que decir a Cristina que no pudimos salvar a su hermano.

Los gritos de David avivan aún más los gritos de los Rabiosos, varios de los cuales aprovechan para intentar morderle pero sólo consiguen dejar restos de saliva podrida en su armadura.

El Rabioso que atacaba a Eliana gira para volver a atacarla, pero lo hace tan deprisa que acaba tropezando con sus propias piernas cayendo aparatosamente al suelo (1). Por su parte, la antigua cajera vuelve a intentar morder a Johan pero sólo consigue echarle su fétido aliento en la cara...

Evito con facilidad el nuevo ataque de la rabiosa pesadita y esta vez sí consigo alcanzarla con la katana y evitando que siga molestando. En cuanto me la he quitado de encima me dirijo hacia David para echarle una mano, aunque por suerte se defiende bastante bien de los zombies que le rodean.

La katana de Johan empala la cabeza de la Rabiosa matándola por segunda y definitiva vez. David sigue forcejeando con el Rabioso que le mantiene sujeto pero éste sigue aferrado a su presa mientras los otros Rabiosos siguen intentando morderle...

Eliana pone cara de asco al ver al nauseabundo rabioso a sus pies y le pega un tiro casi a quemarropa. La bala atraviesa sin problema (y sin fallar, solo faltaba) al rabioso a sus pies. Con un resoplido, apuntó a uno de los que atosigaban al chaval y usó la ráfaga de ese arma. Repasó mentalmente las balas que le quedaban, no podía despistarse. 

—Joder, David, sal de ahí —dijo, con voz monótona, al ser consciente de lo que estaban haciendo los gritos—, y deja de gritar, coño. ¿No ves que los enrabias más? Que pareces nuevo. 

Le hubiera gustado responder que había visto a un todoterreno desconocido acercándose por una calle paralela mucho mejor equipados que ellos y que de enfrentarse saldrían perdiendo. Pero como no podía se limitó a ladrar unas cuantas veces más con la mirada fija a la ventana, sacudiéndose nervioso sobre el asiento y dando varias vueltas a su alrededor, despegándose esta vez sí de la niña.

- Grrr... - Dejó de gruñir, rascó ansioso con las uñas de las patas la ventana y volvió a ladrar.

Cristina se asoma por encima del techo del todoterreno siguiendo la dirección señalada por K9. No tarda en descubrir qué es lo que ha llamado la atención del perro: un tanque ligero con el logo de G-nomer circula por una calle paralela a la del todoterreno, maniobrando para encontrar una transversal en la que tener línea de tiro.

Tal vez eso fuera lo que llevaba el helicóptero de transporte pesado mencionado por Mach-4...