Partida Rol por web

Como si todo aquello no fuera suficiente, Eliana distingue la gigantesca figura del ciborg Rabioso que los persiguió en la central: una monstruosidad de carne no-muerta y metal que corre hacia el tanque con la ametralladora girando en su mano, lista para disparar en cuanto el tanque esté al alcance.

La Plaga Europa 3 ha salido de caza...

Definitivamente le han hecho algo a Mach-4. El androide hace desesperados intentos por moverse pero sólo consigue temblar de forma patética. Su cabeza hace giros espásticos hacia el VTOL, ahora inundado de humo térmico. Johan sigue la dirección del movimiento hasta descubrir una figura agazapada tras el transporte.

Una figura que está disparando un lanzacohetes...

Eh, que te den, tío - protesta David - Como si tú no hubieras metido la pata... ¡HOSTIA PUTA!

Se produce un súbito estallido de luz desde un costado del transporte aéreo seguida de un brutal golpe contra el costado del Thunderstike. En la pantalla de Alex varios sistemas en verde o naranja pasan al rojo mientras las orugas empiezan a derrapar.

Varias figuras empiezan a emerger del humo: soldados acorazados de G-Nomer que, viendo que sus pretendidas víctimas no entran en la trampa, salen a buscarlas...

Y entonces, lo vi. O mejor dicho; por el gesto que adoptó Eliana, ambas lo vimos. 

Básicamente era como si todo el universo rabioso estuviese dirigiéndose hacia nosotros, como si de pronto nos hubiésemos convertido en el centro de interés de todos ellos o de alguna manera aquel cerdo que había retenido al muchacho, porque había tenido que ser él, seguro, les hubiera hecho "algo" para que se abalanzasen sobre nosotros.

Nuestra única posibilidad era entrar en el transporte.

-Millones de rabiosos. ¡Vienen a por nosotros! 

Eso fue lo único que me dio tiempo a decir, antes de que todo el tanque sufriese una tremenda embestida, lanzándome contra la pared opuesta con fuerza.

El golpe hizo que exhalara todo el aire de los pulmones y cayese al suelo dolorida, mareada por el impacto, durante unos breves segundos, antes de comprender lo que había ocurrido, sobre todo porque a través de la ventanilla pude ver lo que había ocurrido.

G-Nomer.

Nuestra única posibilidad era dar la vuelta y entrar directamente en el VTOL.

Y a pesar de eso, nuestra única posibilidad era una mierda, pero no creía que hubiese otra. Necesitábamos movernos, alejarnos de los soldados y también de los rabiosos que se aproximaban a marchas forzadas. No, en Tierra no tendríamos ninguna posibilidad pero en el aire... siempre que pudiéramos hacer despegar a ese cacharro. 

Pero antes que todo eso, debíamos mantenernos de una sola pieza. 

Se me ocurrió que si conseguía alterar la polaridad de los circuitos eléctricos y desviar uno de los cables de alimentación, quizás pudiera transformar aquel montón de chatarra en un electroimán, el tiempo justo, un milisegundo, para que pudiéramos enderezarnos en la carretera atraídos por el mismo VTOL.

Eliana abrió los ojos como platos al ver la cabalgata de las valkirias que se estaban montando todos los rabiosos de la famosa Plaga Europa 3. Y al frente, el mayor hijo de puta de todos, lo que Eliana temía: el ciborg rabioso. 

Miró al frente, sólo para ver cómo salían los soldados de asalto. Valientes cabronazos. Era de esperar, Pasar Página sólo quería pasta. Los rabiosos daban pasta. Mucho había tardado en volar su tapadera por los aires, pero lo había hecho a lo grande. Tenían a la cura y los documentos de la misma es un tanque que se caía a trozos. 

Por un lado, rabiosos en avalancha. Por otro, Gnomer y sus mercenarios. En medio, la basura chatarrosa que les apuntaba con una pistola de gel. 

Y a Eliana se le hincharon los ovarios.

Se puso en pie, tiró hacia abajo de la cintura a David, de un culatazo lo apartó de su camino sin decir palabra. Agarró su pistola, asomo la cabeza como si la hubiera dado un arrebato de locura. Apuntó, suspiró hondo. Se acordó de las ganas que tenía de un cigarro. 

—Yipi Kai Yei, hijo de puta —dijo mientras apretaba el gatillo. 

Y su ráfaga de balas surcó el aire. 

Tras el enorme impacto las orugas perdieron tracción y empezaron a girar sin control, Alex agarró los mandos con todas sus fuerzas, pero le costó horrores controlar el vehículo. Finalmente fue capaz de hacerlo, pero habían quedado con el costado mas dañado expuesto para las tropas de G-Nomer que empezaban a salir del transporte.

—Otro impacto como ese y no lo contamos, empezar a coger vuestras cosas, va a tocar correr.

Siguiendo mi propio instinto, no dejé de mirar a Mach-4 y observé como hacía unos movimientos raros que apuntaban al VTOL. Detrás de toda la cortina de humo que se había formado, vi una forma humana que nos apuntaba con un lanzacohetes. Creía que nos habíamos librado de aquellos malditos bastardos de G-Nomer, pero al parecer nos tenían reservadas varias sorpresas.

Me aferré al láser del vehículo con fuerza y apunté hacía la silueta que se vislumbraba tras el humo. Sin dudar ni un segundo más, disparé con la esperanza de evitar un posible mal mayor. El disparo no podía haber salido mejor.

Inmediatamente después el Thunderstrike recibió una sacudida que nos dejo temlando. Conseguimos mantener la compostura y recomponernos. Cristina gritó que se acercaban muchos rabiosos.

-No quiero ser pesimista, pero la cosa se está poniendo complicada. Sólo se me ocurre entrar en el VTOL antes de que lleguen los rabiosos, eliminando a los soldados. Y si conseguimos hacer eso, a ver como conseguimos pilotarlo. Si alguien tiene mejores ideas, por favor, que las diga.

A mi se me daba mejor pelear y disparar que pensar. Y a estas alturas, Cristina había demostrado que era la mente pensante del grupo y ansiaba saber que se le ocurría para salir del atolladero.

Johan había dicho el único plan posible. De allí solo podríamos salir de una manera y era volando, aunque para eso tuviese que hacer un milagro con los sistemas.

-No, la tuya es la mejor. Hay que llegar al VTOL y ponerlo en marcha. Alex, aunque te incrustes en el transporte hay que entrar. Una vez estemos allí, intentaré poner en marcha los sistemas. Ah, y necesito la cabeza de Mach-4. Su CPU es la única computadora que puede manejar el vehículo.

Aquello no sonaba muy bien pero era lo único que teníamos y eso era mejor que intentar huir por tierra, lo cual no íbamos a conseguir con todos aquellos rabiosos persiguiéndonos, o luchar contra G-nomer, a los que dudaba que pudiéramos vencer con lo que teníamos en aquellos momentos.

-Alex, pisa a fondo. David, necesitamos cobertura, así que ya sabes... ¡Rock 'n' Roll! ¡Vamos!

La ráfaga de Eliana tumba a Mach-4, cuyo cuerpo provoca una pequeña nubecita de polvo. Los soldados de G-Nomer se agachan por un momento ante el disparo del láser, pero éste sólo convierte al del lanzacohetes en una mancha en el suelo.

¡VAMOS! - dice el que parece el jefe - ¡Mantened el transporte a vuestra espalda!

Los soldados se dirigen a toda prisa hacia el renqueante vehículo con intención de subirse encima

Los motores del VOTL empiezan a girar...

El tanque estaba seriamente dañado y desde luego que no iba a aguantar otro impacto como el anterior, pero la opción de salir dando tiros no parecía gustar demasiado a sus compañeros, así que Alex empujo nuevamente ambas palancas hacia delante para que el vehículo acelerara en dirección hacia el transporte.

—A este ritmo nos vana esquivar seguro, así que aprovechad para freírles a la que pasamos.

Lo único que podía hacer era disparar y disparar, y volver a disparar. Nuestras armas eran lo que marcaría la diferencia entre llegar con vida al VTOL o saltar por los aires, así que me acerqué al lanzallamas y miré a David.

-David, ahora es el momento de lanzar todo lo que tengamos. ¡Así que dale caña! -le dije, apuntando y disparando. En el peor de los casos, quizás solo crease una cortina de fuego que nos permitiese huir con mayores probabilidades de éxito. En el mejor, quizás hasta los hiciese explotar.

Lo veía difícil, pero no imposible, sobre todo porque quedarnos allí no era una opción y salir a toda velocidad, que ya no era mucha, tampoco, teniendo en cuenta la marea de rabiosos que se nos echaba encima.

Era eso o el final.

Sin pensármelo más, disparé e inicié el infierno a nuestro alrededor.

—De verdad, Cristina, le he pegado un tiro entre las cejas. Si quieres un piloto para ese cacharro, me pongo yo a los mandos —dijo Eliana, cerrando de portazo la escotilla—. Aunque si crees que de verdad solo él puede manejarlo, salgo ahí fuera a por él. Sólo prométeme que ese pen-drive llegará a Mallorca. 

Se giró entonces a Alex. 

—Alex, tu primo de Zumosol zombie viene con toda la tropa. Por mí como si arrollas el helicóptero, ya apuntalaremos la puerta. Si nosotros no vivimos, ellos tampoco. Que les dé miedo, coño. 

Sorprendida y divertida al mismo tiempo, miré a Eliana.

-No es que no me fíe de tus habilidades como piloto, Eliana, es que si la cpu se ha salvado, será todo mucho más fácil. Eso suponiendo que pueda conectarla a los sistemas principales. Así que mejor tener opciones varias que solo una. Pero no te preocupes que ocurra lo que ocurra, llevaré ese pendrive a Mallorca, aunque tenga que nadar yo misma hasta allí -le dije, manteniendo mi sonrisa y guiñándole un ojo.

Después miré a Alex.

-Haz caso a nuestra nueva piloto, Alex. ¡¡A toda pastilla!!!

Habíamos decidido el plan. Ir con el Thunder hacía el VTOL y arrastrar a cualquiera que se pusiera en medio y si conseguían apartarse les freiríamos con los lanzallamas. Mientrás Álex dirigía el blindado hacía el enemigo, volví a apuntar con el láser para matar a algún soldado más.

Pero algo no salió bien, no podía explicar que había pasado, si había sido yo o el láser, pero el disparo no fue, para nada, lo preciso que yo había querido. Toda la puntería que había tenido para acabar con el del lanzacohetes, se había esfumado de golpe.

-Mucho me temo que la he liado. Lo siento equipo. No sabía que decir. Las habíamos pasado putas para llegar hasta aquí. Con todas las cagadas que había hecho David, al final fui yo el que iba a cargarse toda la misión.

El Thunderstrike avanza sin problemas entre los soldados de G-Nomer, que se echan a un lado entre insultos y maldiciones varias al conductor. No tienen mucha suerte, pues aunque consiguen apartarse del tanque son achicharrados por la ráfaga del lanzallamas de Cristina. Por desgracia, un bache desvía el disparo de Johan hacia la bodega del VTOL. Se produce un breve chispazo y un sonido de cristal roto, pero al menos el vehículo no salta en mil pedazos.

¡Vamos, niños! - David empieza a apremiar a los niños apenas Alex detiene el tanque - ¡Moveos, moveos, moveos!

El equipo sale a toda prisa, pasando rápidamente junto a Mach-4. La parte posterior de sus articulaciones principales ha sido fundida hasta dejarlas como una amalgama informe de plástico y metal, de ahí que el androide no pudiera moverse. Una forma cruel de convertirlo en cebo.

Cris - dice David sacando su cuchillo - ¿Nos llevamos la cabeza de C3-Pedorro?

Su mirada nerviosa salta entre Cristina y el, cada vez más cercano, enjambre de Rabiosos con el gigantesco cyborg Rabioso a la cabeza. Los pájaros Rabiosos son ya tan numerosos que no dejan ver a través de la bandada.

En cuanto Eliana llega a la cabina del transporte descubre los daños infligidos por el láser: el parabrisas delantero ha volado en pedazos y dejado un gran agujero erizado de puntas de cristal humeante. El cuadro de mandos está intacto pero salpicado de trozos de cristal al rojo. No podrán ganar mucha altura y no estarán protegidos de los pájaros Rabiosos.

Pero al menos puede volar...

Alex exprimió el Thunderstrike al máximo, llevándolo hacia el VTOL con decisión, y por el camino hice unas cuantas hamburguesas crujientes con los soldados del G-Nomer. En esos momentos, la última de mis preocupaciones era gente que no conocía de nada.

En cuanto llegamos el vehículo se detuvo en seco, lanzándome ligeramente hacia delante y obligándome a agarrarme para no darme de cabeza contra la pared.

¡Maldita sea!

Pero no había tiempo para nada. Oí que David nos metía prisa, así que le lancé una mirada asesina y salí del vehículo, para ir corriendo hacia el VTOL. David llegó antes que yo a lo que quedaba de Mach-4 y se volvió hacia mí para preguntarme si nos llevábamos su cabeza.

-¡Claro que sí, joder! -le dije, pasando por delante de él y lanzándome hacia el interior para situarme en los controles. En cuanto David entró con la cabeza del maldito androide, me la lanzó y yo la coloqué en el asiento del copiloto, agachándome para intentar darle algún sentido de utilidad a todos aquellos cables que salían de él.

-Por mí no esperéis a elevaros. Si consejo enlazar esto con los sistemas de vuelo, lo notaremos todos enseguida. Si no... más nos vale que tengas buenas manos, "Eli", o no creo que vayamos muy lejos -le dije, mirándola con una sonrisa y pasando a concentrarme completamente en intentar, tal y como había dicho, cablear el panel de control para transferir parte de los controles a automático.

O lo conseguía, o lo íbamos a pasar verdaderamente mal.

Pero la maldita cabeza estaba bastante dañada. Evidentemente, quien se lo había cargado no se había preocupado en intentar salvar algo de ella, lo que significaba que mi trabajo iba a resultar mucho más complicado.

-Mierda y mierda -protesté, mientras sacaba cables de la cabeza como si fuesen espaguetis. Algunos de los cables tenían que ser los que conectaban el cerebro del androide con el resto del cuerpo, pero también servían para comunicar las acciones procedentes del área automatizada, por lo que podía crear un vínculo electrónico que llevase a cabo las acciones, si conseguía separar los que estaban entrelazados para enviar las órdenes.

-Necesito un maldito tenedor para enrollar tanto cable -dije, más para mí que para los demás, mientras abría al mismo tiempo el panel de los sistemas de control del VTOL y empezaba a unir unos y otros. Si conseguía asociar correctamente los que transmitían los sistemas automatizados, todo iría bien. 

Después de conectar algunos, saqué la consola el panel y penetré en el sistema informático para seleccionar los comandos apropiados a los controles direccionales. 

Plan de vuelo....

Giróscopos.....

Alerones....

-Voy todo lo deprisa que puedo, que no desespere nadie -dije en voz alta, mientras continuaba trabajando.

Vi salir el rayo del láser directo hacia el VTOL, por suerte, no salió volando en mil pedazos y parecía que el daño no había sido grave.

En cuanto Álex paro el Thunder, bajamos escopetados hacia el transporte volador. Habíamos dejado por el camino a los soldados de G-Nomer bastante chamuscados. Una preocupación menos. Aún así teníamos cada vez más cerca un grupo de zombies que no parecían dispuestos a dejarnos ir por las buenas.

Había que darse prisa y despegar cuánto antes. En efecto mi disparo no destruyó la nave, pero había causado un gran agujero que impedía pilotarlo de manera correcta. Cristina sacó toda su habilidad para conectar a Mach-4 y poder tener más ayuda en el pilotaje.

Me puse detrás de Cristina y Eliana en la cabina. Aunque hubiera querido ayudar, no hubiera podido. Las manos me rilaban demasiado como para sujetar cualquier cosa. En el momento que vi que conseguían apañar el trasto, volví a la bodega con el resto, no sin antes darles la enhorabuena a las chicas por el trabajo realizado. -Bien hecho. De no ser por mi torpeza, no os habría tocado ingeniaroslas para sacarnos de aquí y seguramente estaríamos ya volando. Muchas gracias de verdad. Las palabras estaban llenas de vergüenza por, casi, haber echado al traste la misión.

Mientras tanto, Eliana: 

No había tiempo que perder, abrió la puerta una vez más, juraría que le dio en la barbilla a uno de los soldados que escalaban el tanque. Salió de un salto sin preocuparse en volverse para mirarlo. Rodó nada gracilmente por el suelo mientras notaba que las balas empezaban a silbar en varias direcciónes. La buena noticia es que el lanzallamas es efectivo, y el aplastamiento por las orugas del tanque también. 

Cuando sus compañeros llegaron, Eliana ya se estaba poniento el cinturón y rezando a Crom, o a quien quiera que la escuchara. Esperaba que esas horas gastadas en el Flights Simulator dieran sus frutos. Estaba pálida, pero con el casco puesto no se notaba. 

—Air Eliana les da las gracias por escogerles en esta desesperada misión suicida. Por favor, abrochesen los cinturones o agárrense donde puedan. Por motivos de veracidad, no garantizamos que esto vaya a salir bien. En caso de emergencia, pueden saltar en plancha desde el compartimento posterior mientras reza al dios o dioses de su elección. Se permite jurar durante el vuelo. Habrá turbulencias, todo el rato. 

Y, mientras lo decía, iba encendiendo interrumpores. Joder, menudo boquete, ¿llegarían a alguna parte? 

—Puta vida, joder —empezó mientras se disponía a despegar—. ¿Alguien tiene cinta americaba para el boquete? Que eso lo aguanta todo. 

Echó momentáneamente la vista atrás, contó cabezas. Se aseguró de que tanto el perro como los niños estaban agarrados y atados. 

Y cerró los ojos justo antes de iniciar los motores y fingir que estaba jugando a un videojuego en su puta casa con una cerveza al lado y un paquete de cigarrillos en el otro. 

Los soldados de G-Nomer finalmente no fueron un problema tan grande como habían supuesto, al menos no después de cargarse al del arma mas grande. Al llegar hasta el transporte todos empezaron a bajar del tanque, aunque a Alex le dio algo de pena dejarlo, a pesar se su lamentable estado no sabía cuándo volvería a tener la oportunidad de conducir un tanque.

Alex subió el ultimo al VTOL, nada más hacerlo buscó un par de correas de las de su equipo y enganchó ambos mosquetones a las barras del techo para no salir volando si conseguían despegar, después se giró hacia la entrada del vehículo con su arma preparada por si se acercaba cualquier soldado o rabioso.

—Por aquí todo listo, podemos largarnos cuando queráis.

Aunque por suerte Eliana era mejor piloto de lo esperado y no tardó en poner en marcha el transporte a pesar del daño que había sufrido.