Partida Rol por web

Tras la llegada de la última integrante del grupo, Omar contestó a todas nuestras preguntas detallando los drones que nos servirían de ayuda durante la misión. Tras esto llegó lo que parecía la parte más incómoda de la reunión, la entrevista con la señora Elgin.

Omar cambió su actitud e incluso su presencia. Se adaptaba a la situación, cualquiera que fuese. Era una característica que no entraba en mi forma de ser. Entendía que una persona pudiera cambiar su comportamiento con una persona u otra, pero manteniendo sus principios. Y lo que veía en Omar era pura falsedad.

Zora Elgin se fijó inmediatamente en las mandíbulas bloqueadas de K9, por lo que además de inteligente parecía bastante observadora. Estaba claro que si Omar tenía pensado engañarla (como se hacía normalmente) no lo tendría nada fácil. Las palabras que dirigía al grupo parecían, en principio, de un agradecimiento sincero. Al contrario que con el "bueno" de Omar, que a pesar de mostrar su lado más humano, no se creía nada de lo que le decía. Estaba convencida que de no haber pagado tanto dinero el trato sería bien distinto.

David guardó las formas ante la presencia de la doctora y se sentó correctamente como lo haría un niño bueno y educado cuando apareció... podría ser arrogante pero no era tonto ni quiería faltarle el respeto a tan distinguida clienta. Escuchó en silencio lo que la mujer tenía que contarles y tuvo la sensación que algo se le escapaba. Había insistido demasiado en el localizador ... si era un recuerdo de su hijo por qué se lo daba a unos desconocidos que ya podían localizarlo. Tenía que tener alguna importancia.

Luego lo comentaré con el equipo .. tengo la sensación que ese localizador va tener un segundo uso, esta tía no es tonta y no se va deshacer de uno de los últmos objetos de su hijo...  -Pensó David, quien solía darle demasiadas vueltas a las cosas.

Sabía que delante del capullo de Omar no sería buena idea hablar de esto y no dijo nada, aunque clavó sus ojos en la doctora y siguió con interés la iniciativa de su hermana de tomar el localizador.

- Señor Ballesteros, la clienta siempre tiene la razón... no lo olvide... -le dijo burlón al muñeco recordándole que quien paga manda.

- Mi hermana se hará cargo del localizador...y no se preocupe doctora, le traeremos a su hijo- dijo con total rontundidad y solemnidad.

El objetivo estaba claro, los detalles ya estaban dichos y sabían más o menos por dónde empezar a buscar, el resto ya sobraba. No presto demasiada atención a sus compañeros, si tenían algo que contarle no lo iban a hacer delante de aquel petimetre de Omar, la gente solía ser más sincera en tierra cuando su pellejo estaba en juego.

Nada más entrar aquella mujer demostró quien mandaba a ballesteros, tenía autoridad y no solo porque fuese quien pagaba, estaba claro que tenía carácter. Cuando le ordenó desbloquear la mandíbula del perro pensó «Ojala le arranque las pelotas, si es que tiene de eso» pero el perro estaba bien enseñado y no pasó nada para decepción de Alexander.

Al ofrecerles el chip tenía claro que eso no era para él, su trabajo era mantener al resto con vida, no el manejar los rastreadores y esas cosas. Pero entonces noto algo en la voz de la mujer, por un momento esa mujer le recordó a su madre, al igual que ella parecía acostumbrada a decir cosas sin necesidad de decirlas. Algo más estaba pasando pero cuando iba a moverse para coger el chip, nuevamente se adelantó la pelirroja, no sabía si se habría dado cuenta también pero tendrían que hablar después de la reunión.

Así que decidió quedarse en su sitio calladito salvo que le preguntasen directamente, no solía morderse la lengua y no quería problemas con Omar, así que estaría mejor calladito.

Zora deposita el chip en la mano tendida de Cristina con mucha suavidad, como si tuviera miedo de romperlo o perderlo - Muchas gracias. De verdad.

Como ha dicho el soldado Melgar, la cliente manda, doctora Elgin - dice Omar con una sonrisa radiante. David podría incluso creer que el comercial ha sido sincero si no fuera por la mirada venenosa que le ha lanzado.

Quisiera ver también el vehículo de transporte y conocer al piloto.

Como guste, doctora. Sin embargo, el piloto no es humano, sino un simple androide.

Mejor todavía. Quiero interrogarle sobre los parámetros básicos de su IA. Eso está cubierto por la promoción.

Ballesteros asiente - Muy bien. El equipo de rescate puede ir a pertrecharse a la sala de equipo. Nos reuniremos con ellos en el helipuerto de la azotea...

David está seguro de que Zora no sólo no se cree la pantomima de Ballesteros sino que además está jugando con él haciéndose la desesperada, si bien esto último no es del todo fingido. Hay una urgencia por parte de Zora de que el equipo sepa algo pero no quiere decirlo delante del comercial.

En un acto audaz y osado(sic) David puso sus manos en los hombros de Zora...era un gesto reconfortante pero sin duda era tal vez muy inapropiado:

-Yo llevaré a la doctora Elgin a ver al piloto y la vitol de última generacion que Pasar Página tiene en exclusividad, señor Ballesteros... -dijo mirándole fijamente - mientras, ¿podría traerme esa pieza de equipo especial que pedí? - dejó de tocar con una mano los hombros de Zora y aprovechando que ésta estaba de espalda se señaló los ojos refiriéndose a la reproducción de las gafas que había pedido para entregarlas luego. Sabía que cualquier impresora las reproduciría en minutos. El tiempo para estar con la doctora.

-Por favor, que esté sellado y envuelto, es una pieza de alta tecnología como ya sabe... - miró a los demás - en breves voy a por el equipo, pero ya lo tengo más o menos listo

David se sentía a salvo detrás de Zora, como si fuera un rey blanco del tablero de ajedrez que se esconde en su enroque tras los tres peones de la dama negra, en este caso Ballesteros, que seguramente tendría que ceder.

Aunque tensa, Zora no se zafa de las manos de David y observa al comercial, que sigue sonriendo. Sin embargo, su sonrisa tiene esta vez un aire malicioso. David acaba de darle la oportunidad de tomarse una pequeña y mezquina venganza.

Me temo, soldado Melgar, que tanto usted como sus compañeros tienen que recoger su equipo en la armería del sótano y después subir al ático para subirse al vitol. Mientras tanto la doctora podrá tener su entrevista con el piloto ¿Le parece bien, doctora?

Me parece perfecto, señor Ballesteros.

Muy bien, damas y caballeros. Les esperamos en el ático. No se retrasen...

Sala de aprovisionamiento

Tras despedirse de la doctora y el comercial el equipo emprende un largo periplo por los intestinos del rascacielos hasta el primer sótano. En el sótano se encuentra la armería de la compañía dirigida por la férrea mano de Miguel Aranda. Se trata de un enorme almacén automatizado con las paredes forradas del suelo al techo con vitrinas blindadas que contienen todo tipo de armas de fuego y cuerpo a cuerpo, muchas de las cuales han sido diseñadas personalmente por Miguel. A pesar de su fama de simpático, basta que un arma esté un poco torcida para sacarle de sus casillas.

¡Bueno! ¿Qué tenemos aquí? Alex Cozlov ¿Sigues dejando que te llamen "Boris", tío? No te pega una mierda. Los hermanos Melgar, qué envidia me dais jodíos. Cuidad el uno del otro. Doctora Reinosa, gracias por aquellas pastillas que me recetó para la espalda. Me dejaron nuevo. "Audi" Lund ¿Cuándo coño piensas pasarte al taller y dejar de tocarles los huevos a los Rabiosos? y ¡Hostia puta! ¡El puñetero K9-12! ¿Qué tal estás chico? Menudo equipo ha reunido el ordenador esta vez. Bueno, vamos a ver la chatarra que os han asignado para este viajecito.

Con un gesto de su mano despliega la pantalla holográfica de su ordenador de muñeca y comprueba el código de misión facilitado por el equipo. Sus ojos se abren como platos por la sorpresa - Joder. No me digáis que os ha tocado el contrato de Elgin ¿Me podéis comprar un billete de lotería? A ver: de vehículo aéreo un C-10 Banshee. Terrestre un Warthog. Piloto Mach 4. Los equipos personales... - teclea un par de órdenes en su ordenador y una cinta transportadora empieza a sacar los paquetes de equipo para cada miembro de la misión. El propio Miguel se ocupa de colocar el fusil automático en el anclaje del lomo de K9 y rellenar el depósito de cargadores - Tú muerdes más fuerte que cualquiera de esos cabrones, y a diferencia de las balas estos dientes no se gastan ¿Verdad? Claro que sí. Eres un perrete malo, joder. - dice rascándole tras las orejas, una de las pocas partes orgánicas que le quedan a K9 - Pero no te los comas ¿eh?

Miguel se ocupa de ajustar los correajes de las mochilas del equipo así como la enorme tolva de munición de 4000 disparos en la espalda de Boris. Después saca la cinta de munición y la coloca en la toma de la minigun del ciborg.

Y bueno ¿Dónde vais esta vez? ¿A Castellón, donde la recogieron? Uff, aquella zona es chunga de cojones. Hasta las putas plantas son Rabiosas, me cago en mi vida...

Aunque me había parecido que aquella mujer no terminaba de creerse todo el cuento que le estaba soltado el "muñeco", tampoco hizo gesto alguno de cambiar de opinión respecto a la misión o variarla en algo, salvo cuando propuso entregarnos aquel chip. No tenía muy claro si de verdad serviría para localizarle o si por el contrario, tendría alguna otra función, pero al menos por el momento, le permitía albergar cierto grado de esperanza.

Entendía a la perfección lo que era sentirse perdida en los propios temores y agarrarse a cuanto se tuviese a mano para intentar no caer en el abismo de la autocompadecencia. Cogí el chip y asentí en silencio con la cabeza; me lo guardé y regresé a mi sitio junto a los demás.

Eso sí; al ver como David intentaba sacar algo de beneficio de aquel momento... de fragilidad, puse los ojos en blanco. De buen grado le habría dicho cuatro cosas, y quizás lo hiciera más tarde, porque ni Zora era una de esas muchachas sin cerebro a las que le gustaba engatusar, ni el momento era el adecuado, pero sí que le lancé una mirada de recriminación. Por eso sonreí cuando recibió una respuesta que si bien no colmaba completamente mis expectativas sobre lo que se merecía, si lo dejaban más en su lugar.

David todavía tenía que darse cuenta de que por mucho que quisiera ser el centro del universo, no lo era en absoluto.

Cuando salimos de la sala, me coloqué a su lado para hablar con él en privado.

-Eres idiota, David. Esto no es un juego. Esa mujer no se fía de Omar más que de nosotros y no necesita a alguien como tú para consolarla, ni para convencerla de que su hijo nos importa. Así que no te hagas el líder, porque aquí hay gente más fuerte y rápida que nosotros, no lo olvides. 

Cuando llegamos abajo, ya solo estaba pensando en si el chip tendría una utilidad inesperada*, aunque ahora también debía conseguir el equipo que necesitaba.

-Hola, Miguel. ¿Cómo te cuelgan? -le pregunté con cierta desgana, pero más por el cansancio al pensar en lo que nos esperaba. Como siempre, el "guardián entre el centeno" de las armas, hablaba por los codos y mostraba una energía que ya quisiéramos tener los demás.

Suponía que la mayoría suspirarían por tener armas de todas las clases, pero yo solo necesitaba lo que fuera a utilizar, y no aquello con lo que soñaba tener.

-Yo necesito un equipo portátil de herramientas, además del equipo habitual de armamento -le pedí, preparándome para recogerlo a medida que me lo fue dando. 

Miguel era eficiente como nadie en cuanto a los suministros, así que no habría problemas. En realidad, dos semanas pasarían volando si al final no encontrábamos a nuestro objetivo, así que más nos valía hacerlo incluso antes.

-Todas las zonas fuera de este lugar son chungas, Miguel. Lo importante es que nuestro equipo lo sea aún más para que podamos volver enteros -comenté.

Parecía que las presentaciones habían terminado y tocaba prepararse para la acción, bajamos a la armería donde estaba Miguel. Hablaba por los codos, pero le caía bien, se acercó a él ofreciéndole el puño para que se lo chocara como solían hacer cuando se veían. —Ya me gustaría aplaudirles el hocico a más de uno, pero luego se quejan a los jefes y me toca pagarles el dentista.

No pudo evitar sonreír como un niño cuando vio que arma le habían asignado para la misión, le encantaba esa arma. —Bastante más al norte y diría que bastante más chungo—. Respondió a miguel mientras le ajustaba las correas.

Cuando termino se echó la enorme ametralladora al hombro y se apartó para dejar al resto hacer sus cosas, al pasar junto a Cristina le dijo en voz baja. —Tenemos que hablar. — Y sin esperar una respuesta se quedó justo en la salida de la armería, ya que no solía pasar mucha gente por allí salvo los operativos que iban de misión.

Eliana parecía estar aguantando el tipo como podía, pero estaba claro que no era mujer que disfrutara de ese tipo de reuniones sociales. No hizo grandes comentarios, salvo lo que la doctora le preguntó. Por suerte, no hubo repaso fuerte a su CV, que era algo que le molestaba de sobremanera cada vez que alguien parecía dudar de la veracidad de su título. 

Cuando llegó la hora de salir, salió la primera. Una vez fuera, saludó a K9 como se merecía antes de ir a por el material. 

¿Me podéis comprar un billete de lotería?

—¿Qué hay, Miguel? ¿Quieres que te lo pase por la chepa también? No hay que quedarse nunca corto —comentó Eliana mientras iba directa a donde estaban sus cosas, en especial su kit médico de campaña—. ¿Has puesto lo de siempre? Anda, vendas de las buenas. Veo que Elgin paga muy muy bien. Hasta tenemos pistola anestésica, todo un detalle*. 

Terminó su café y tiró el vaso en lo que Miguel iba ajustando mochilas. 

Y bueno ¿Dónde vais esta vez? ¿A Castellón, donde la recogieron? Uff, aquella zona es chunga de cojones. Hasta las putas plantas son Rabiosas, me cago en mi vida...

—No he estado ahí en mi vida, ¿quieres que te traigamos algún souvenir? Seguro que queda algún local lleno de llaveros o postales. No me hago responsable de la cantidad de roña que lleven pegadas. 

Ante la mención a las plantas, Eliana pareció perder momentáneamente su fachada jocosa, pero volvió enseguida cuando le tocó enfundarse en su armadura. 

Enarcó un ojo al ver que Alexandre se llevaba a Cristina, la otra chica del grupo a la que no conocía, fuera para hablar. Sí que empezaban los chismes pronto en la misión. Tiempo récord. A ella la verdad es que le daba un poco igual el dichoso chip. Era otra misión más. Cuanto antes salieran, antes volverían. 

David no parecía nada contento por el resultado de su maniobra y en el ascensor no dudó en tronar contra Omar:

-¿Quién se ha creído el gilipollas este? Esto no quedará así... - dijo muy convencido. Era obvio que había apuntado a Ballesteros en su particular libro de los agravios. No olvidaría fácilmente esas risitas. - Cada día es más estúpido..pero ya verá ya... - podría sonar una amenaza vacía si no fuera porque David tenía fama de sigiloso y letal. Y de rencoroso.

Dejó de despotricar para escuchar el reproche de su hermana y le cambio la cara. Puso esa sonrisa amable y sincera con la que trataba a su hermana:

- Claro que no es un juego hermanita - dijo muy muy convencido - pero no lo has entendido ni te has dado cuenta... no, no buscaba ni consolarla ni jugar ni seducirla ni nada parecido: cuando estemos en tierra te lo cuento. -se mostró condescendiente y dulce con su hermana - Y sí, era guapa...pero sabes que soy profesional y una clienta es una clienta - se acercó para susurrarle algo obsceno que estaba seguro que los demás se enterarían pero le daba igual: -ya fuera del trabajo no me habría importado comerle el coño como si fuera un pastor aleman bebiendo agua-dijo mirando a K9 de reojo- y hermanita..me da que a ti tampoco te habría importado -dijo burlón mientras susurraba.

-¿que pasa Miguel? Hoy me toca con un equipo distinto -generalmente iba con gente con un perfil más parecido a él, sigilosos y preparados para una extracción más precisa y menos numerosos también - ya sabes, lo de siempre... y ahor te digo algo más...

Miró al resto del equipo y pensó en K9:

-Miguel, ¿crees que tendrías algún tipo de arnés para que me pueda colgar a la espalda a K9? Me puede venir bien llevarlo si tenemos que trepar - y era cierto. Pero también había un doble uso que David no admitiría, dado que sería el que haría el reconocimiento final siempre era mejor llevar a otro que le acompañase: nada mejor que un compañero pequeño.

-Por lo demás lo típico - llamaba la atención una pistola decorada RT 328t, un machete de monofilamento y un cuchillo bowie tradicional. El traje táctico era parecido al estándar salvo que el casco parecía un pelín diferente. Además un escudo* de tamaño mediano pero muy usable acompañaba a lo "típico" según David. También había un equipo de escalada.

Se quedó pensativo y añadió:

-Hoy voy a necesitar también herramientas de seguridad..ya sabes, para abrir sin dificultad puertas, ventanas, cajas fuerte..versiones normales y electrónicas...así como para deshabilitar alarmas  - si Vandellós estaba activa algunas zonas podrían tener electricidad.

- Y también ...mmm... -dudaba mientras jugueteaba con el machete - una alarma perimetral, esos cilindros molones que detectan movimiento y no son muy engorrosos de llevar por si tenemos que vigilar alguna zona.

David afirmó sobre la misión:

- Te traeremos algo, a ver si encontramos una armería y te traigo algún juguetito del mundo pasado de esos que sé que te gustan - sabía que no había más ilusión para Aranda que encontrar algo como una M1911 original y no una réplica de ahora.

- Lo que sí nos piden es que esta vez no le demos demasiada caña al objetivo... ¿sabes sin en el vitol está el equipo para capturas? Igualmente a ver si tienes una red de filamento reforzado o algo que nos pueda servir... y algo adicional para inmovilizar al rabioso, no vaya a ser que se parta el mismo a trozos intentado liberarse. No quiero aguantar  luego la vocecita de Omar diciéndonos que hay que ponerle una pierna de plástico y que no es realista..y blablabla

Observó como su hermana se marchaba con el tipo ese y no le dio mucha importancia. Seguía pensando:

- Aunque llevamos drones no estaría mal alguna pequeña cámara que podamos acoplar a K9- al fin y al cabo era "pequeño" y podría entrar en sitios que el mismo tendría dificultad.

Miró a Eliana y le comentó sonriente:

- Va a ser mi primera misión con alguien con conocimientos sanitarios más allá de poner una tirita, pero tengo la sensación que sabes hacer muchas cosas más.- dijo buscando hablar de algo, siempre le decían en las reuniones que tenía que hacer equipo, socializar y hablar amablemente con los demás... aunque esta vez tenía genuino interés, ya que la sanitaria era otro humano 2.0 como él.

David no había dejado de protestar desde que nos fuimos hasta que llegamos a la armería, y cuando hablamos, su actitud se volvió incluso como si supiera lo que hacía. Por mucho que me dijese que estaba actuando de manera profesional, seguía transmitiendo otra cosa.

Además, su vulgaridad  me exasperaba. Se creía demasiado listo y demasiado gracioso a veces, al menos para mi gusto. Así que chasqueé la lengua y negué con la cabeza.

-No tienes remedio -le dije finalmente, para a continuación adelantarme y pedir el equipo. Fue entonces cuando aquel ruso me dijo que quería hablar de algo, así que tras pedir lo que necesitaba, regresé con él, para ver lo que quería.

Estaba aún irritada por mi conversación con David y sobre todo, enfadada con el comportamiento que observaba. Sabía bien que era parte del juego, que el cinismo y el pragmatismo prevalecían en cualquier soldado antes que cualquier otra cuestión, pero también que los equipos no podían basarse únicamente en habilidades y destrezas, y que aquella mujer representaba lo que muchos habíamos dejado atrás.

Era como si para sobrevivir, hubiésemos adoptado un modo de vida que no permitía más comportamientos que el de "todo me importa una mierda y yo voy en primer lugar". David y yo aún estábamos unidos, pese a las diferencias, aún teniendo distintas formas de ver la vida, porque nos habíamos protegido cuando había sido necesario y nos queríamos por encima de todo lo demás. Pero también sabía que de no ser hermanos, jamás hubiéramos conectado.

Afortunadamente, eso no había sucedido porque en aquella vida que llevábamos, nosotros éramos los únicos en quienes podíamos confiar.

Apartándome del resto del grupo, llegué hasta donde se encontraba Boris.

-Aquí estoy. ¿De qué quieres hablar? -le pregunté, dándome cuenta de que quizás había sonado demasiado seca, pero que en realidad, sentía curiosidad. No sabía para qué tenía que decirme algo a mí específicamente, aunque no tardaría en averiguarlo.

No tenía claro si la tal Zora quería ocultarle algo a la compañía o solo al imbécil de Ballesteros, pero que no lo había dicho todo lo tenía claro. No conocía lo suficiente al resto del grupo, ni si iban a salir corriendo a avisar a los superiores en cuanto se enterasen de algo, pero sin saber de qué se trataba tampoco iba a ponerse a las malas con los demás. Cuando vio que la mujer pelirroja se acercaba miro alrededor para comprobar que no hubiese nadie ajeno al grupo y sin tapujos empezó a hablar el tema.

—Deberías comprobar ese chip cuanto antes, estoy seguro de que la clienta no le ha contado al payaso de Ballesteros toda la verdad y estaría bien saber en qué nos vamos a meter antes de que sea tarde—. Sobre todo había oído hablar de David y no sabía muy bien que esperar de su hermana, pero la sutileza no era su punto fuerte y a estas alturas ni lo iba a intentar. —Sé que parece una gilipollez, pero vas a tener que mirarlo en algún momento de todas formas, eso sí, no uses ningún terminal de la compañía por si acaso.

Si pensaba preguntarle algo no tenía ninguna respuesta, porque era una simple intuición lo que había tenido, pero aun así se quedó mirándola a la espera de lo que quisiera contarle.

A Boris le había parecido que el comportamiento de aquella mujer, Zora, al igual que a mí, no se ajustaba al de alguien que se dejaba convencer por los excesivos y falsos mimos de la compañía. Desde luego, no era famosa solo por casualidad, sino porque sabía moverse más allá de lo que otros veían.

Aquel chip tenía algo más, o sospechábamos que podía tener algo más.

-No es una gilipollez. Ya estaba pensarlo en examinarlo. Solo esperaba a tener tiempo para hacerlo, precisamente porque he pensado algo parecido a lo que has dicho. No creo que sea casualidad que nos haya entregado este chip. Si lo ha hecho es porque debe tener más información. También se me ha ocurrido que puede que fuese una manera de rastrearnos por su cuenta, o contactar con nosotros en un momento determinado. Pero hasta que no lo analice, no podré saberlo con seguridad.

Me volví entonces hacia el resto, que aún estaba recogiendo el equipo.

-Si dispongo de tiempo, lo haré ahora. Solo necesito una terminal independiente y algo de privacidad -le dije.

No le sorprendía demasiado que ella también se hubiera percatado de la actitud de Zora, tampoco es que el fuese un gran detective precisamente. Si querían comprobarlo antes de salir tendrían que actuar rápido, porque les estaban esperando en la azotea.

—Tiempo no tenemos mucho, pero algo se podrá hacer. ¿Sabes de algún terminal cercano?

Tras abandonar la sala de reuniones respondió al saludo de Eliana con una simpática mirada, con los ojos tan expresivos del ciborg apenas se echaba en falta un saludo como respuesta. Bajó junto al resto del equipo a la armería. Andaba con un trote alegre, sacudiendo con gracia sus patas mecánicas. A pesar de andar junto al grupo, K9 sabía perfectamente a dónde se dirigían y el por qué. No era la primera misión en la que trabajaba y si todo iba bien tampoco sería la última. El sótano donde guardaban las armas apestaba a pólvora y para él era fácil reconocer y seguir el rastro de un olor tan fuerte.

Al llegar el armero recibió a todo el equipo con los brazos abiertos, incluido a él.

- ¡Woof! - Respondió a Miguel, casi como si respondiera que se encontraba bien, aunque quizá simplemente se alegraba de ver a una cara amiga.

Abrió el hocico y dejó caer la lengua de lado mientras respiraba impacientemente. Se dejó equipar el fusil en el lomo y una vez listo dio un par de vueltas sobre su eje, apoyo las patas delanteras al suelo y ladró un par de veces. ¡Claro que no era un perro malo! Para desgracia de los rabiosos él era un buen chico, y eso implicaba ser muy bueno despedazando cosas a bocados.

También se dejo acariciar, sacudiendo la pata trasera, como si le hiciera cosquillas. Le encantaba que le rascaran justo ahí, al final y al cabo como una de las pocas partes de cuerpo orgánico que le quedaban era muy sensible.

Sintió la mirada de David y le miró curioso, ladeando la cabeza. Al escuchar su nombre no pudo evitar pensar que estaban hablando de él, quizá de algún tipo de premio en forma de comida para recompensar su muy buen comportamiento, aunque otro premio después de las recientes chuches de Eliana le hacía pensar que eso no era posible... O sí...? En cualquier caso, lo que sí estaba claro es que David subestimaba la agilidad del can, cualquier terreno difícil o con obstáculos no debería suponer ningún problema para él.

Mientras el resto del equipo se preparaba, K9 aprovechó el tiempo libre para acicalarse. Sentó el culo al suelo, agachó la cabeza y con mucho ímpetu empezó a lamerse donde tiempo atrás hubo testículos...

Después de conocer personalmente a Zora, cambiamos la sala de reuniones por la sala de aprovisionamiento, un lugar donde me sentía bastante más cómodo. Y, sobre todo, cambiamos a Omar por Miguel. Sin duda ganábamos con el cambio.

Los hermanos tenían sus más y sus menos debido a los comentarios de David con la doctora. Sabía que no era asunto mío y me limité a mantener la boca cerrada.

Nada mas llegar a la armería, Miguel nos saludó uno a uno. Le conocía bien, ya que suelo venir a menudo a verle.
 

"Audi" Lund ¿Cuándo coño piensas pasarte al taller y dejar de tocarles los huevos a los Rabiosos?

Le choqué la mano derecha y con el brazo izquierdo le di un par de palmadas en la espalda. -¿Cómo estas Miguel? Paso demasiado tiempo contigo. Así que no te quejes tanto. Sabes que en cuanto tengo la oportunidad de salir con una misión, no lo dudo. Preparamé el equipo de siempre. Y si te sientes generoso a ver si me sorprendes con algo especial. El gesto adecuado hubiera sido guiñar el ojo, pero para alguien con un parche, no queda igual de bien.

Sabía que durante el viaje tendríamos tiempo para hablar entre nosotros y ponernos al día los unos con los otros. Aunque no sabía como lo iba a hacer con K9. Así que decidí acercarme a él, me puse de cuclillas para estar a la altura de su cabeza y le acerqué la mano para que me oliera. -Me temo que yo no tengo galletas, pero espero que nos podamos entender. Era la primera vez que estaba con un perro en el mismo equipo y no quería tener sorpresas en momentos cruciales.

Cristina y Boris se apartan a un lado para comprobar el contenido del chip en el ordenador de antebrazo de la pelirroja. De entrada el único contenido aparente es la clave del localizador GPS de Teo, pero tras ejecutar un par de programas de escaneo Cristina encuentra una clave de comunicación cifrada...