Partida Rol por web

El elfo vio la oráculo acercarse, así como a Vrood parapetarse tras la torre. Debía tomar una decisión. Si dejaban escapar al nigromante, la muerte de Alatar no tendría sentido.

Corrió en busca de Auren Vrood. La magia de sanación de Dalia debería esperar.

El humo y el calor le dificultaban la respiración, y aún temblaba por los efectos del miedo mágico.

Zaev había estado mejor.

Pero lo tenía que intentar. Buscó un punto débil en la armadura de huesos del nigromante, apuntó y disparó.

La figura del pícaro se materializó en el borde del ruinoso edificio al mismo tiempo que su primer disparo alcanzaba a Vrood.

Cuando el humo se disipa la mano espectral de Vrood también ha pasado a mejor vida, achicharrada junto a parte de la carne de vuestro oponente...

Eredhir se acerca lo más rápido que puede buscando una mejor posición de tiro contra Vrood.

Zaev se materializa en el borde del tejado para intentar sorprender a Vrood pero un ligero temblor que surge en el momento más inoportuno hace que sus disparos pasen rozando al nigromante.

Como réplica, el malvado hechicero ve a Eredhir acercándose y haciendo girar en círculos su dedo índice de la mano derecha hace que múltiples trozos de la mampostería derribada de la torre comiencen a flotar en el aire cada vez más rápido y salgan disparados contra Eredhir, volando hacia el elfo que ya apresta su arco para disparar.

Por suerte, sólo unas cuantas impactan en el inquisidor, haciédole pequeños cortes y brechas. Vrood se eleva, frustrado por lo poco efectivo de su ataque...

Garin estaba deseoso de poder ayudar a sus compañeros ante tan vil enemigo, pero poco más que golpear con su anillo podía hacer. Así que esta vez, se centró más en su puño y en la fuerza que recorre su brazo, para volver a lanzar otro golpe al aire en dirección a Vrood... Vuelve al infierno del que procedes!!  

Alatar permanece inmóvil tumbado en el suelo, confirmando los peores temores de sus compañeros.

Pasado el instante de furia pura la razón se impuso. Si pretendían derrotar a Vrood y vengar a Alatar debía encontrarse en este lado del Velo. Por ello murmuró unas palabras de agradecimiento a Pharasma para recibir su bendición en forma de sanación para sus heridas. Prefería reservar las mayores energías para su rival, por lo que no empleó mucho poder en si mismo.

Dalía vio como Eredhir salía disparado al acercarse ella, su mente fatigada por el combate divagó un absurdo "no soy tan fea, coja sí, pero no como para huir de ese modo", ni siquiera sonrió con su propia tontería, estaba demasiado agotada. Simplemente continuó su marcha irregular en pos del arquero que huía de ella... 

El golpetazo del anillo de Garin golpea de lleno a Vrood esta vez, dejándolo momentáneamente sin aliento y empujándolo hacia atrás 10 pies. Garv aprovecha el respiro momentáneo para curarse mientras Dalía prosigue su avance hacia la zona del combate...

Eredhir estaba harto de aquél nigromante y de sus sucios trucos. Aún sintiendo su cuerpo magullado tras el aluvión de cascotes, el elfo estaba decidido a acabar con aquél ser.

La furia embarga a Eredhir pero sólo el primero de sus disparos consigue impactar a su enemigo en el costadpo, del que se duele apreciablemente. Por primera vez en todo el combate Vrood no parece tan seguro de su victoria final...

Entre la humareda y las pavesas que escupe la torre, Zaev se desvanece de nuevo.

Por fin parece que lo tenemos. Maldito asesino!

"Lo que no entendéis es que la muerte para los seguidores del Tirano Susurrante nunca será el final" murmura Vrood mientras con una mano se agarra el costado y con la otra rebusca entre sus ropajes, sacando un nuevo pergamino que comienza a leer inmediatamente.
 

"Arded, necios" grita desesperadamente mientras extiende uno de sus dedos manchados por su propia sangre. Casi a cámara lenta los miembros del grupo ven impotentes cómo una esfera minúscula, apenas del tamaño de un guisante, sale disparado del índice de Vrood y detona entre ellos, conviertiéndose en una enorme bola de fuego que los baña en llamas inusualmente virulentas...

Garv emergió de las llamas afectado pero vivo, habiendo esquivado gran parte del daño gracias a la poca cobertura que la pared le pudo ofrecer. Sin dudarlo un instante volvió a una posición desde la que pudiera apuntar a Vrood y, alzando la mano, le dirigió un rayo de pura luz divina. Habitualmente era un conjuro contra no muertos pero a los vivos tampoco les hacía ningún bien.

Garin no vió venir el ataque, aún mantenía el puño en alto desde su anterior ataque, su concentración era ya muy limitada, a penas podía hacer las acciones más básicas.

El enano comenzó a quemarse como si acabasen de arrojarlo a una hoguera. El dolor era insufrible hasta el punto de incar una de las rodillas en el suelo. No sabía si podría superar aquel combate, pero debía resistir al máximo, pues cada ataque que se dirigiese a él, significaba un ataque menos a sus compañeros.

Tanto Garv como Zaev están alerta y mal que bien son capaces de echarse a un lado o rodar por el suelo evitando los peores efectos de la bola de fuego. Por desgracia para Garin, sin embargo, éste se encuentra demasiado expuesto y recibe un impacto directo. Un horrible olor a carne y pelo chamuscado invade sus fosas nasales mientras aprieta los dientes para aguantar el dolor...

Mas allá, el padre Aximand se repone del impacto y lanza a Vrood un rayo de luz divina...

Hay que aguantar, se repetía Garin. El enano buscó una poción y se la tomó...