Partida Rol por web

-Te veré más tarde por estas calles Fredrik. Tengo... un negocio que proponerte. Y creo que nos convendrá a ambos.

En una nota en el bolsillo del tipo
 

Esclavos...

"Mierda"

Al menos tenía que dar gracias de no estar con sus compañeros habituales o aquello habría salido mal: para servir al hijo de la gran puta que servían los hombres eran bien virtuosos; al menos su "patrocinio" no mentía con lo de ser una bellísima persona. O una particularmente exitosa si recordaba su pasado.

¡Oh, en fin...!

-Puedo tratar ambas según lo prefiráis... tanto me da una que la otra -dijo mientras miraba con aire desganado a los dos gweilos- También podemos hacer ambas, pero, si descubren una se perderán las dos. No ganas mucho. Como prefiráis.

Faysal estaba asqueado por lo que veía, el trato de personas era terrible, jugar con la vida y la libertad de las personas hacía que le hirviera la sangre.

- Será mejor que hable alguien más preparado que yo, yo detesto a esta gente y sólo me gustaría derribarlo todo para liberar a esta pobre gente.

Mientras acariciaba el morro de Amanecer, observaba atentamente a los guardias, midiendo su habilidad en caso de ser necesaria la fuerza.

Observo a los guardias durante unos segundos.
-Guardias... Siempre hay guardias, además de que detesto tratar con ellos, dudo que confíen en un cazarrecompensas
Dado que la diplomacia no es lo mío...
-Prefiero que sea otro el que trate con ellos, como último recurso podría tratar de engañarlos para que nos permitan entrar , aunque espero que no tengamos que llegar a esos extremos

Parece ser que a ninguno se le da bien el convencer a los guardias... A mi tampoco, aunque siempre podría intentar acercarme a ver si por algún casual les convenzo... Miro atentamente a los guardias y después me dirijo hacia mi grupo
-Hablar con la gente no es mi punto fuerte, pero si al final nadie se quiere acercar a hablar con ellos... Dejo la frase en el aire, inacabada, dubitativo sobre si tendría que acercarme o no.

Se encogió de hombros.

"Un poco lo de siempre"

-Va, ¿que nadie quere lanzarse no? -apuró lo que le quedaba de cigarrillo de horrible olor y tiró el resto hacia una esquina lejana- Iré yo mismo, qué más da. Con alguien que me acompañe si queremos pulir los detalles y dar más impresión de una comitiva con la que el señor Pardu quisiera hacer negocios. Así que... ¿qué le vamos a contar y quién viene?

Echó un vistazo discreto a Q´yeod.

-[Podrías venir conmigo si necesitamos marear a esos dos pasmarotes, kumiho]*
 

Absorto por lo que le rodea, no puede dejar de pensar en todas esas vidas subyugadas a merced de una minoría considerada más poderosa. Pese a que esta práctica se reputaba como algo normal en Absalom, e incluso tiempo atrás Taldgrim hubiera hecho caso omiso, no sentía otra cosa salvo desolación. Como un chasquido, la voz Duhl le extrae de sus pensamientos.

Lo... Lo siento. Se frota la calva. Desde hace años no se me da especialmente bien hablar y discutir temas con ciertas personas. Zao consiguió ganarse a la escoria de Fredik, no sé cuales serían las palabras, pero fue eficaz. Me temo que es una tarea para ti. Con una tímida carcajada que recuerda más a un gemido, vuelve la vista hacia el elfo, que parece preparado para actuar.

Estaban atascados con quien debería hablar, Faysal se dio cuenta de que su orgullo no ayudaba, algo impropio de una persona como el, sus habilidades tenían que ser usadas por el bien de la gente, sin importar sus conveniencias personales.

- Deacuerdo Zao yo os acompañaré para dar más credibilidad a todo, queréis hablar vosotros primero y yo os apoyo?

Me acerco con zao y faysal a la puerta, en el momento en el que me encuentro con los guardias me siento bloqueado debido a los problemas que suelo tener con ellos, murmullo algunas palabras pero soy incapaz de tratar con ellos por lo que zao no puede contar con mi ayuda
-Esto...somos..hemos venido a... -Viendo que soy incapaz de hablar retrocedo y le dejo a zao el resto

Faysal  acerca con Qyeo'd y Zao hacia los guardias una vez había dejado ha amanecer bien resguardado, Qyeo'd empieza ha hablar pero parece que tiene problemas para articular una frase coherente:

- Perdonen a mi compañero, somos compradores y queremos ver a la persona al cargo, estamos interesados particularmente en mujeres que no lleven mucho tiempo aquí, ya saben por el buen aspecto y demás...- intento ser lo mas desinteresado posible aunque sólo tenga ganas de liarme a espadazos. 

- Pue venga Gus, que puede sali ma. Si vamos de buenas, y podemo consegui lo que buscamo y se complica la cosa, pue a mata uno cuanto exclavista...Le comenta Nhitro en voz alta a su Sapo de la suerte Gus, le un largo chupeton, y avanzo hacia la ofician de Pardu...

Una vez dentro

- A los buenos día, anda po aquí el seño Pardu, nos gustaría hace un trato...creemo que tiene argo que nos interesa...Nhitro hace una de sus mejores sonrisas de amistad que tiene (Aunque a algunos le da un poco de repelus)
 

Ah, entonces sois vosotros! Pardu lleva esperandoos un rato, pasad.
Echa un vistazo a vuestra indumentaria
Por favor, dejad aquí vuestras armas, podreis recogerlas al salir. Nosotros las vigilaremos
Señala un arcón situado al lado de la puerta, cerca de un par de sillas y una mesa donde hay una partida de cartas a medio terminar.

Más fácil de lo que esperaba.

Normalmente sospecharía, pero, eh, siempre se podía explicar como un malentendido: es más fácil pedir perdón que permiso. Dejó uno de los cuchillos que llevaba encima y el florete en la mesa con el guardia; su arma de verdad estaba bien escondida, y a menos que quisieran hacer un reconocimiento extenso dudaba que la encontrasen. ¡Especialmente si los estaban esperando!

-No está mal -le reconoció susurrando cuando estuvieron bastante lejos del oído de los guardias- Sencillo y conciso. La próxima vez menos detalles aún... pero eh, hemos tenido suerte. Buen trabajo.

Echó para Pardu sin pensar demasiado. Cuando todo sale bien, ¡pensar en vez de navegar la cuesta de la ola es de maricas!

Faysal deja a regañadientes su arma, no se siente cómodo en un lugar como este sin poder defenderse, pero sus compañeros parecen tranquilos y eso le ayuda a calmarse.

- Tranquilo Zao, lo importante empieza ahora y no sé si tendremos tanta suerte si nos han confundido con otras personas.

Viendo como todos mis compañeros dejan las armas, empiezo a deshacerme de mi arco... Si hay problemas supongo que pueda defenderme usando mis bombas... Pienso mientras termino de depositarlas todas.Al menos dos de nosotros podremos defendernos, menos da una piedra y hace más daño... Sonrío al recordar el refrán que siempre me decía mi padre...

La oficina de Pildapush está decorada con gusto: coloridas alfombras de Katapeshi adornan el suelo de piedra, mientras que el agua gotea suavemente de una decorativa fuente de mosaico. Sillas sencllas de madera rosa rodean una mesa redonda, a través de la cual se asoma la parte superior brillante de una cachimba,
un tubo humeante trenzado y con punta de ébano para cada silla.
Más allá se encuentra un gran escritorio de caoba adornado. Dos jaulas del tamaño de un hombre y con forma de óvalo, atornilladas al piso de piedra, están situadas detrás del escritorio.

Pilandus se sorprende al veros, desde luego, no sois quienes esperaba recibir.

¿Pero... quiénes sois?¿Qué hacéis aquí? dice mientras retira una botella de vino de la mesa, que pretendía ofrecer a sus huespedes.

Los esclavos de las jaulas os miran fijamente, pero no articulan ningun sonido, temerosos de que su dueño los castigue. Apenas llevan ropa, y podeis apreciar varias cicatrices por su cuerpo.

¡Dadme una razón para que no os eche de aquí ahora mismo!

Ante la respuesta de Faysal, simplemente se encogió de hombros... si no le gustara más el peligro que cinco minutos de espera no hubiera entrado en la Sociedad.

"¡Dadme una razón para que no os eche de aquí ahora mismo!"

O si no le gustara que gordos sebosos rodeados de varios tipos desnudos le gritasen a la cara. Aunque el ambiente estaba muy bien, el tipo no tenía demasiado encanto: era posiblemente el tercer peor gordo seboso que le gritaba a la cara rodeado de gente mediodesnuda. Eh, al menos esta vez no le había costado nada. Encuentra las alegrías donde puedas.

-Tranquilícese, por favor, señor Pildapush: parece que ha sido un malentendido. Queríamos hacer negocios con usted y creíamos haber dado aviso de nuestra intención ya. Tanto sus guardias como nosotros pensamos que éramos los esperados -pusó los ojos en blanco nivel cómo-está-el-servicio- Alguien será azotado esta noche por esto... pero, en fin.

Sonrió, cordial. La viva imagen de alguien que definitivamente, por lo que habían visto los demás, no era.

-Negocios, señor Pildapush. ¿Le sonaría el nombre Fredrik por un casual...?

Pardu era un obeso y pomposo idiota, como era de esperar, pero en vez de zarandearlo y golpearlo tenemos que aguantar y ser amables, Zao ya había marcado el camino, un avaricioso como él no debería ser difícil de convencer.

- Bueno señor, puede ser que nuestra presencia no fuera esperada, pero el oro siempre es bienvenido, estoy seguro de que podemos hacer negocios.

Faysal pone su mejor sonrisa, aquella que ponía en la orden cuando su lanza estaba a punto de impactar en el muñeco de prácticas y arrancarlo del suelo.

Bueno, bueno... Esboza una sonrisa Disculpenme. No debí de fiarme de las primeras impresiones, por favor, sentaos. Se sitúa tras su escritorio, y prosigue.
Fredrik... Es solo uno de mis lacayos. Realizó algún trabajo para mí alguna vez pero... Nada fuera de la corriente Sonríe, mientras abre la botella de vino y se sirve una copa.
No creo que hayais venido aquñi a charlar sobre adictos, ¿verdad? ¿Buscais algo... o alguien en especial?

- A los buenos días, estamo interesao en una tal Lady Anilah, po casualidad no sabrá onde anda, Nhitro acaricia a su sapo, mientras mira la reacción de Pardu...