Partida Rol por web

Paz y Ego

7. Manualidades

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19/05/2014, 00:16
Director

6 de marzo de 1999, 12:10

La nieve, esponjosa y no lo bastante fría para resultar creíble, le llegaba casi hasta la rodilla. El prado redondo estaba completamente cubierto de nieve, al igual que el puñado de edificios que había dentro. Sobre la cabeza de Amaia se arremolinaban nubarrones grises que ocultaban la cúpula de cristal.

Le habían dicho que Liliana estaba en su taller, y allí la encontró. El taller era un pequeño cobertizo completamente abarrotado de herramientas y proyectos a medio terminar, maniquís y diversos trastos cuyo uso la redcap sólo podía imaginar. La nocker daba vueltas alrededor de un maniquí sin cabeza que levantaba los brazos y se giraba para que la baronesa pudiera dar una puntada aquí y otra allá. En ese mismo momento Liliana estaba cosiendo plumas de pavo real al cuello del vestido. Tenía dos cables colgando de las orejas y un discman colgado del cinturón. Canturreaba 2 Become 1 de las Spice Girls con la boca llena de alfileres, y no se dio cuenta de la llegada de Amaia.

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24/05/2014, 10:10
Amaia

Amaia entró sacudiéndose la nieve de los pantalones, que se le habían mojado además de quedarse fríos. Menos mal que no vivía en aquel feudo, porque menudo coñazo. La redcap saludó:

-¡Hey, Liliana!

Como no hubo respuesta, se le acercó y le dio un toque en el hombro algo más fuerte de lo que sería juicioso para alguien que tiene alfileres en la boca.

-¿Me oyes?

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27/05/2014, 13:24
Lady Liliana

Liliana soltó un chillido y se alejó de Amaia saltando y escupiendo alfileres y palabrotas. Se arrancó los auriculares de un tirón y se sacó un alfiler de la boca. Estiró el brazo para mantener a Amaia a distancia mientras se palpaba el interior del labio en busca de pinchazos.

-¡Qué susto! ¡Ten un poco de ciudado, joé! -le reprochó. Se sentó en una caja de madera y se llevó una mano al pecho-. ¡Y tú cállate la boca! -le gritó al maniquí, que estaba doblado y abrazándose el estómago como si se estuviera riendo a carcajadas.

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02/06/2014, 21:11
Amaia

-Perdona, tía. ¿Te has hecho daño? -preguntó genuinamente preocupada-. Me he pasado, a veces se me olvida que soy un poco burra.

Cuando estuvo solucionado lo de los alfileres y no pareciera que Liliana la odiaba demasiado, Amaia carraspeó y pronunció su petición, algo sonrojada.

-Bueno, he venido para pedirte algo de ayuda con un proyecto. Es un regalo para una amiga. Tiene que ser algo chulo, que diga "te aprecio y no quiero que mates a nadie" o algo así. Estaba pensando en hacerlo yo misma; no tengo un duro. ¿Puedes echarme una mano?

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02/06/2014, 23:07
Lady Liliana

-No pasa nada, no pasa nada. Estoy bien -aseguró después de que el maniquí se hubiese marchado dando un portazo. La Baronesa hizo un barrido visual de todos los proyectos a medio terminar que se amontonaban en la habitación y puso mala cara, pero asintió y pateó unos cuantos cacharros para hacer sitio-. Tengo... tengo un hueco, supongo. Espera, ¿quién va a matar a quién?

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02/06/2014, 23:48
Amaia

-¡Nadie! Es sólo por si acaso. Ya sabes, con lo tensas que están las cosas en estos valles tan de la España profunda, cualquier día acabamos a machetazos. O a tiros. Pero vaya, no te preocupes, es sólo un detalle de amistad, ¿vale? Lo de la amistad está bien. -Amaia sonrió, nerviosa-. ¿Se te ocurre algo?

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03/06/2014, 18:21
Lady Liliana

La Baronesa torció el gesto y empezó a trasladar los bultos más grandes hacia las esquinas, lo que resultaba problemático porque allí ya había pilas de cajas, rollos de tela y herramientas cuya función Amaia era incapaz de adivinar.

-Si te sabes su talla puedo arreglar alguno de los trajes que tengo a medio terminar, pero no tengo tiempo para ponerme a... Espera. -soltó los dos rollos de tela que llevaba entre los brazos y se volvió hacia Amaia con una mirada cauta-. ¿Cómo de grande quieres que sea? Porque se me ocurre una cosa que podemos hacer. Es una locura, y no te voy a decir que no te estés jugando el cuello, pero si sale bien te prometo que te hago algo... flipante -dijo, abriendo los brazos con todos los dedos estirados en un intento de expresar lo flipante que era-. Lo primero de mi lista, prioridad absoluta. ¿Qué me dices?

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03/06/2014, 19:52
Amaia

-Pues de grande... supongo que es como así -dijo, levantando las manos para abarcar el tamaño troll-. ¿O no te refieres a cómo es ella? -Al escuchar la oferta de Liliana, Amaia abrió la boca-. ¿Va a estar bien? ¿Tú crees que le va a gustar? Si lo crees, ¡cuenta conmigo!

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03/06/2014, 20:18
Lady Liliana

-Vale. Vale. -Liliana le hizo un gesto para que no la interrumpiera y corrió a echar el pestillo. Volvió junto a Amaia y empezó a andar hacia atrás y hacia delante, hecha un manojo de nervios y excitación-. Necesito... Lo que tienes que hacer es... Me puedo fiar de ti, ¿verdad? Se nos está acabando la materia quimérica. No es que la vayamos tirando por ahí, es que la usamos mucho más rápido de la que la conseguimos. Ahora mismo lo único que tengo en el almacén es basura que no vale para nada, así que necesito que vayas al Ensueño y me consigas más. Cómo... esto de más -dijo, señalando una mochila con ruedas que había en un rincón-. Eso es. Tú me consigues materiales de buena calidad, que yo pueda procesar, y yo aparto la mejor parte para ti. ¿Qué me dices?

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03/06/2014, 20:25
Amaia

-Puesss... -Se le encogió el estómago al pensar en ir al Ensueño a hacer quién coño sabía qué, pero luego se imaginó la cara de Blanca al recibir lo que quiera que Liliana iba a hacer y se le pasó. Un poco-. Que de puta madre. Joder, sí, coño, lo hago. Si eres una tía chachi y seguro que me haces un lo que sea cojonudo. ¿Alguna materia en especial? No sé. ¿Qué estamos construyendo exactamente?

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03/06/2014, 20:46
Lady Liliana

-¡Bien! -Liliana dio unos saltitos de alegría y fue a buscar la mochila que le había señalado-. Fantástico. Voy a necesitar sus medidas, altura y... -empezó a decir, pero se detuvo para resollar y rescatar a tirones la mochila de debajo de dos cajas de cartón-, eh, y peso. ¿Para quién es?

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03/06/2014, 20:48
Amaia

-Mmmmblanca -dijo Amaia, sonrojándose-. Lo de la medida, bueno. Lo del peso... No sé, supongo que le puedo preguntar.

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03/06/2014, 20:56
Lady Liliana

Si la Baronesa se dio cuenta de que Amaia se sonrojaba lo disimuló muy bien. De todos modos estaba muy ocupada llenando la mochila de herramientas (un pico, un espejo, un despertador, una pala extensible, una cuerda) para prestarle atención a las mejillas de la redcap.

-¿Blanca? ¡Oh, fantástico! ¡Mucho mejor! Vale, escucha, necesito piedra, hielo y cristal. Nada de plantas, ni de árboles, ni nada de eso. Piedra, hielo, cristal. A lo mejor con eso puedo arreglar de una vez por todas los malditos controles climáticos. Y si puedes traer piel o algo así, pues también está bien. Pero no me traigas al bicho entero, eh, sólo la piel.

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03/06/2014, 20:58
Amaia

-Guay. Piedra, hielo y piel. Y cristal. No sé dónde coño voy a encontrar eso, pero lo intentaré. Hum... Voy a tener que buscarme un colega que me ayude a hacer todo eso. Igual Seve me echa una zarpa. Voy a preguntarle. ¿Algo más que tenga que saber, tía?

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06/06/2014, 13:08
Lady Liliana

-Nah. Sí, ten cuidado. Si necesitas algo para el viaje, ya sabes. Muchas gracias. No sabes el favor que me haces. Es que yo no puedo mandar a nadie. Espera, espera, ya que estás...

Liliana abrió un armario y sacó una vara de madera con una lo que parecía un trapo enrollado y atado con un cordel colgando de un extremo. La nocker tiró del cordel y desenrolló la tela, que resultó ser una bandera de patchwork.

-¿Te importa llevarte esto? Lo hicimos hace meses pero no hemos podido probarlo. Si encuentras alguna veta buena, la plantas ahí. Si no, pues la dejas donde puedas. Mira, giras el asta por aquí -dijo, y le mostró el lugar-, y ya está listo.

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07/06/2014, 20:34
Amaia

Amaia se mordió el labio inferior.

-Vale, entendido. Pues voy a mendigar algo de ayuda. ¿Tú nos puedes abrir el Rath?

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08/06/2014, 14:46
Lady Liliana

Liliana negó con la cabeza y recorrió la habitación con los ojos, distraída.

-¿Yo? No. Os puedo mandar a alguien. ¿Cuándo vas a ir? Que no es por meterte prisa, pero lo necesito para ayer.

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08/06/2014, 15:58
Amaia

-Tía, no jodas. Déjame que vaya primero a preguntarle al Seve a ver si se apunta. -Amaia le dio una palmada en el brazo-. Cuando lo sepa vuelvo y te digo. Venga. Gracias y hasta luego.

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09/06/2014, 00:54
Director

6 de marzo de 1999, 17:35

La tía de Amaia no perdonaba la hora de comida salvo en caso de muerte o pérdida de extremidades, de modo que Amaia no pudo presentarse en Nido de la Arpía hasta después de comer. Se había puesto a llover y no había chaqueta en la que el viento helado que había allí arriba no pudiera colarse, y como consecuencia todas las chimeneas estaban encendidas. Las arpías no estaban contentas con el humo, y no dejaban de oírse chillidos y toses desde el cielo.

Amaia encontró a Seve con Clarisa, en un saloncito de la torre de Lord Marcel. El pooka estaba repatingado en un sofá, y le tiraba una pelota azul y amarilla a Clarisa sin ninguna energía. La pequeña fauno, cuya atención en la pelota era absoluta y no dejaba de mirar a Seve con desconfianza, como si no creyera que iba a lanzarle la pelota, la recogía y se la tiraba de nuevo a Seve. Éste no se molestaba en atraparla, y dejaba que rebotara contra su pecho o su frente antes de recogerla de su regazo y repetir la operación desde el principio.

Seve lanzó la pelota sin ninguna energía y saludó a Amaia con la mano. Clarisa también la miró y apretó el juguete contra su pecho en vez de devolvérselo a Seve.

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09/06/2014, 01:19
Amaia

Amaia se había puesto amplia a patatas en salsa verde, como siempre. Era una suerte que su metabolismo funcionase más rápido de lo que ella era capaz de tragar. Había oído y visto a chicas preocupadas por su peso, pero ella ni engordaba ni adelgazaba ni un gramo. Podía ser por su condición de redcap. Si podía beber lejía, quizá su cuerpo no absorbiera las calorías extra. En cualquier caso, era algo a disfrutar, por mucho que su tía se quejara de que comía como un peón caminero.

Al llegar sonrió ampliamente y se acercó a Clarisa para ver si se dejaba revolver el pelo. La niña salvaje era eso, salvaje, pero de vez en cuando se dejaba tocar un poco, en plan lobo en proceso de ser domesticado. Luego se volvió a Seve y le devolvió el saludo.

-Eh, tío -Le dio con el pie en la silla-, ¿y esa cara? A ver, ¿tienes algo que hacer? Te invito a un viaje al Ensueño conmigo. Una excursión rápida y nos volvemos.