Partida Rol por web

Cuando se cerraron las puertas metálicas del carromato se cerró también su oportunidad de fuga. No había aprovechado porque le pudo más la curiosidad que el instinto de supervivencia. La curiosidad mató al gato.

Así que echaría mano de otro recurso que venía tras la fuga. La zalamería. Estaba claro que el irlandés tenía que tener un corazón de piedra. Pero tenía que dejar claro de que era un niño y que, todas las novelas lo decían, los adultos tenían la obligación moral de protegerlo. Las mujeres y los niños primero..., muchas mujeres..., y la de la gorra podía no ser un muchacho y ser una niña. Pero él era el más pequeño y tenía que hacer valer ese derecho natural.

Apartó el periódico de su cara y habló.

-Señor Clarence ¿podré hacer pipí en la casa de los Badcock? Le doy mi palabra que estoy haciendo un esfuerzo titánico. No sé si tiene usted hijos pequeños, pero a mi edad estas cosas todavía no se controlan todo lo bien que uno quisiera.

Aquel niño que empezó hablar, formaba parte de aquella pesadilla... No me lo podría creer juraba que era aquel niño... Que murió en el lago.
Le mire fijamente a los ojos...-¿ Te conozco pequeño?  
Tras hacerle esa pregunta mire a los demás... -Esta claro que si nos ha reunido a todos nosotros, que no somos poco si no mucho incluido a un niño... Es que  todos hemos estado en lugar cuya hora a sucedido lo inevitable ... 

Estaba claro que estaban todos nerviosos... Algo temían algo tenían que ocultar se les podía ver en sus rostro... 
 

El inspector sonrie ante la afirmacion de Jesica y le devuelve la mirada con un gesto "correcto, señorita".

-Tanquilo, pequeño...seguro que los Badcock te prestara uno...o dos de sus aseos si lo necesitas...Y no..no tengo hijos...afortunadamente.-Dice guiñandole un ojo en un esfuerzo en vano por parecer simpatico al chico.

-Bueno, solo una recomendacion...pueden hacer lo que quieran pero...cuando hablen con la señorita Alice...sean sinceros.-Termina Clarence con un tono un tanto enigmatico.

El resto del camino transcurre normalmente y en un rato , no muy largo llegais a vuestro destino.

Cuando los guardas abren el porton para que salgais no podeis asombraros mas ,de lo que veis.

15 de Raphel Street.Knigthsbidge.La zona mas rica de Londres.

Ni en vuestros sueño podriais imaginar semejante ostentosidad ubicada en el centro mismo de la ciudad.Quizas en fincas de los alrededores, o lo sitios mas cercanos al Palacio de la reina, pero no alli.

La casa esta construida segun criterios mas modernistas, y tiene la pinta de haber sido reformada en alguna ocasion.No se trata de un caseron viejo, ni una mansion.Mas bien parece una vivienda moderna, pero con todo lujo de detalles.

Solo la entrada os parece bastante entretenida, pero hay mas cosas aun.Como luego comprobareis, tras la casa, existe un gran jardin.Uno bastante extraño y singular, pues parece obra de un arquitecto..o un loco.Se trata de un jardin Laberintico. No es muy grande.Lo justo para pasar una buena tarde, tanto si se conoce el camino como si, desgraciadamente...no.

En el centro hay un invernadero.Tampoco muy grande, pero lejos de ser un invernadero donde se cultivan cosas simplemente es uno donde lo que hay es para el recreo visual: Una pequeña laguna con nenufares y un par de asientos a los lados  son lo unico que hay dentro.Todo lleno de flores exoticas.

Desde luego, los Badcock tiene mucho dinero.

Roy se acerca a Genevieve y la ayuda a salir del carro, mientras abre la sombrilla para que el sol no pueda tocar su blanca piel.Despues habla un segundo con los policias que os guardaban y se marchan con el carro.Y alli estais todos frente a una puertas de madera maciza, mientras el inspector se acerca a la puerta  y tira de la cadena de la campana esperando que os abran.

-!!!Por las barbas del profeta!!!- Digo sin poder contener la emocion- Y yo con estas ropas!!!.

Era tan cierto como el sol que nos alumbraba.Desgraciadamente mis ropas no estaba a la altura.Me puse lo mejor que pude pero desde luego pareciamos una banda de forajidos en comparacion con esas riquezas.

-Desde luego hay que salir mas de Withechapel, eh chicos?-Digo divertida al resto de mis compañeros.

Pense que quizas todo podria ser un error, puesto que alli no sabia que hacia.Yo en realidad no sabia lo que habia visto.Lo ultimo que recordaba era que me desperte encima de la barra de mi establecimiento y todo podria bien haber sido un sueño...o los vapores del vino ese barato que me vendieron como bueno.Malditos gamberros!

Al salir del carro Víctor se agarró de la mano de Jesica, y le habló flojito, para que no escucharan los otros.

-Señorita Jesica, ¿usted murió o logró sobrevivir? Es que no se si ayer soñamos lo mismo, o si hemos muerto y estamos en el infierno. Porque estaba claro que el cielo eso no era. Y el limbo era algo demasiado ambiguo para un niño de su edad.

Entonces le vinieron pensamientos nefastos de historias que le contaban en las hogueras. El carromato que va recogiendo a los muertos salía en una de esas historias, y el laberinto de los setos le dio mucho miedo.

¡Señorita Jesica no quiero ir al infierno!

Desgraciadamente no pudo contenerse, y esa afirmación le hizo llorar a voz en grito.

Buaaaaaaaaa!¡No quiero ir al infierno!¡No he sido tan malo! ¡NO VALE! ¡buaaaaaaa!

Y al final las ficticias ganas de hacer pipí, se volvieron reales.

El joven William pasó todo el viaje en carromato con los ojos y oídos bien abiertos, y la boca bien cerrada, tratando de enterarse de todo lo que pudiera. Trataba de conocer a todos los que le rodeaban, analizándolos, y sonreía amablemente cada vez que notaba que alguno de los allí presentes le miraba. Soltó una pequeña risita al percibir la cómica impaciencia del Sr. Clarence para con los niños, y su vano intento de parecer tolerante con ellos. 

No parecía que el viaje fuera a ser mucho más interesante, hasta que llegaron a la mansión de los Baddock. El muchacho no pudo evitar asomarse por la ventana para observarlo todo detenidamente. Le entraron ganas de bajar, y ver aquella casa. Por un momento, hasta se olvidó de por qué lo habían llevado allí. Esperó su turno para bajar del vehículo. 

Una vez abajo, giró sobre sí mismo, observando todo lo que pudiera de aquella mansión. - ¡Qué bonita! - exclamó, centrando su mirada en la fachada de la casa.  Giró su cara hacia la Sra. Wood cuando esta habló, pues era la única voz que reconocía en la distancia de todas las que había allí. Se rió ante los comentarios de la mujer, y añadió. - La verdad que no todos los días tiene uno la oportunidad de ver semejante mansión. - para luego dar un nuevo repaso con la mirada a aquel sitio. -* Céntrate, Will, que estás aquí porque han matado a alguien *- reflexionó para sí mismo, apartando la mirada hacia el suelo.

El inspector Clarence tira levemente de la cadena, y mientras os vais reuniendo ante las puertas de la casa de los Badcock.

El sonido de la campanilla se os antoja bastante alegre con la situación que estáis llevando. Un pequeño repiqueteo, un leve sonido y a cada uno de vosotros el pequeño zumbido resuena en vuestros oídos. Una campana alegre. Una campana triste. ¡Ni mucho menos una campana grave! ¿Que podéis pensar de ese sonido? No concuerda ni con el lugar ni con la situación. Un alegre tañido para algunos, triste para otros, pero es solo el comienzo de lo que esta por venir.

Las campanas sujieren muchas cosas, quizás la muerte, o una boda nupcial , o quizás fuego, en alguna aldea alejada. Sea como sea, todos sentís como esa campana puede ser ese preciso momento en el que sabéis que no hay marcha atrás.

Asi comienza todo. Por el sonido de una campana.

Pasa un par de minutos y los cerrojos de la puerta se oyen tras esta, dando lugar a la imaginación acertada, de que la puerta se abrirá de un momento a otro.

¿Que esperáis que haya detrás? Acaso un lujoso pasillo? Quizás adornado con una ostentosa decoración a base de tapices en las paredes , o estatuas bellamente cinceladas por un escultor de renombre?

Pero la pregunta que se os viene a algunos, mas que a otros, es... ¿quienes son los Badcock? ¿ A que se dedican para tener tanto dinero? Si fueran cazadores o exploradores bien podría haber cabezas de animales en las paredes ¿Comerciantes de textil? En ese caso quizás los mas dorados tapices adornarían las paredes...quien sabe.

Lentamente la puerta se abre dejando ver la cabeza de una muchacha.

La muchacha asoma la cabeza por la puerta y cuando os ve allí reunidos notáis como,  muy levemente, adopta un gesto de desaprobacion,  sin embargo, al ver al inspector Clarence sonríe y abre la puerta del todo.

Probablemente tenga uno 36 años y esta maquillada con sumo gusto. Su piel es muy blanquecina y sus ojos de un azul intenso. Su pelo, recogido con cuidado deja caer sobre sus delgados hombros mechones de pelo rubio platino. Muchos hombres suspirarían por su belleza. Lorina es, sin duda ninguna, una mujer bella pero también muy coqueta.

Sus gestos son muy cuidados, y los que estáis mas acostumbrados, adivinareis fácilmente que es una mujer duramente educada, que no deja escapar ni un solo detalle , tanto es su forma de moverse, como el protocolo que debe seguir una señorita.

-Oh, Inspector Clarence! Disculpe la tardanza al abrir. Álice ha tenido otro ataque hace poco. Estábamos en su habitación y no le hemos oído con claridad...ruego me disculpe.- Dice mientras invita a pasar al inspector.

Clarence pasa el primero, y después, Lorina os mira a los demás y con una sonrisa os invita al resto a entrar.

- Muchas gracias por venir, les estábamos esperando. Por favor pasen y síganme. Les llevare a la habitación de la señorita Alice.

Mientras deja que paséis todos os mira uno a uno . A alguno hace un gesto, también de desaprobación. Probablemente sea cuestión de dinero, ya que cuando ve pasar a Noah y Ashley, su gesto cambia mientras frunce el ceño. Un gesto como pensando "que hace esta gentuza aquí!". Sin embargo cuando ve pasar a Genevieve o Jesica, elegantemente vestidas, las sonríe como si fueran amigas y con mucha gracia. No obstante, no dedica mucho tiempo a ninguno.

Cierra la puerta y la atranca con los pestillos y la llave, que mete dentro de su vestido en un bolsillo lateral muy disimulado con los pliegues de la falta.

-Seguidme, por favor .No se pierdan , gracias- Añade mientras  os da la espalda esperando que la sigáis.

Lorina os lleva por unos pasillos llenos, efectivamente de una decoración ostentosa. Algo vieja, pues son antigüedades, pero no dejan de ser muebles delicados con gran valor.Butacones y divanes adornan algunas habitaciones, simulados salones para reuniones. Simples sillas caras frente a gruesas mesas de caoba adornan otras, con varios candelabros de plata u oro adornan otras estancias. Algunas son mas pequeñas que otras. Incluso una habitación que hace las labores de biblioteca tiene estos muebles y una chimenea al fondo, quizás para hacer mas reconfortante la lectura.

No hay piezas de animales, ni cabezas , ni nada parecido. Definitivamente no son cazadores ni familia de mundo.

Las paredes de los pasillos tienen cuadros , también bastante valiosos. Sin embargo echáis en falta algo. La gente rica lo tiene por todos los lados. Les gusta regodearse de como son y son un elemento indispensable de cualquier mansión o lugar de alta clase social. Incluso, en el salón mas grande de la casa, quizás usado para bailes o fiestas, pues posee un piano de cola al final, carece de ellos.

Espejos.

La falta de ellos al principio se os podría hacer normal. Solo es cuando veis un cuadro , o lo que parece ser que es un cuadro, tapado de arriba abajo con una funda negra. No es algo casual. Mas adelante veis exactamente lo mismo. Pequeños cuadros o espejos medios de pie  o simples espejos de mano, cubiertos con fundas negras. No es algo casual, y lo mas probable es que  no los hayan tapado hace poco, puesto que algunas de estas fundas, son de terciopelo negro o llevan algunos bordados. Parece ser que los Badcock no quieren mirarse en los espejos.

Tras una pequeña caminata llegáis frente a una habitación. Lorina abre la puerta y anuncia a quienes estan dentro su intención de entrar en ella.

-Alice, ya han llegado ...los hago pasar o los llevo al  salon principal?.-Pregunta dentro de la habitación.

Al instante, precedida por una voz femenina indicandola que os haga pasar , abre la puerta por completo y os hace pasar a todos.

Antes de entrar , el inspector recuerda algo y  detiene un segundo a Victor por el hombro.

-Se me olvidaba, pequeño, necesitas ir a algun lado? ¿o ya no tienes ganas?- Pregunta mientras se agacha y se pone a su altura para que lo oiga sin necesidad de alzar mucho la voz.

Evidentemente no quería llamar mucho la antención, pero recordaba como el crio le había importunado en la carreta. Era evidente que Clarence odiaba a los niños, pero por algún motivo , prefería que los demás no lo notaran. Sobre todo, parecia que quería mantener la compostura allí, en casa de la señorita Alice mas que en ningún otro lado.
 

Menuda casa tenia esta gente. pienso mientras me pasean por aquellos pasillos.

Sobre todo me quedo pasmada cuando veo la gran biblioteca que poseían. Libros y mas libros. ¿Habría allí seguramente algún ejemplar que no vendiera en mi tienda? ¿Seria posible entrar a echar algun vistazo

Aun andaba buscando el libro perfecto pero no lo había encontrado. La ocasión para ver mas libros me sobrellevaba.Quería ir allí pero dudaba que el inspector Clarence nos dejase curiosear la casa, así que decidí dejar la pregunta para otro momento.

Cuando Lorina me echó esa mirada de mezcla de asco y repulsión, no pude evitar hacer la misma mueca de desagrado.

Yo sabia que era pobre.No era nadie, pero desde luego luchaba en este mundo como la que mas.No iba a dejar que nadie me pisara por mucho dinero que tuviera.

-Calmate Ashley, has soportado este trato toda tu vida. Ademas, la policía esta cerca, no conviene llamar la atención - Digo para mi susurrando mientras paseo por esos pasillos.

Quizás tengan razón... soy una ratera, al fin y al cabo, mientras nos dirigimos a la habitación, voy observando las riquezas de la familia.¡¡ Solo un candelabro de esos me darían de comer durante un par de semanas a cuerpo de rey!! Dudaba poder llevarme uno... ¿quizás la cubertería seria también de plata?

Victor se apretaba las piernas dando pasitos aquí y allá ¡Claro que necesitaba ir al baño!

-Señor, es urgente, por favor.

Y si tenía ocasión, tras el pis, haría una pequeña escapada por la casa. En estos sitios más parecidos a castillos que a hogares, estos millonarios siempre guardan secretos. Ya sea una caja fuerte, una habitación con cosas raras y dibujos de gente desnuda o una anciana señora atada a una cama… cualquier cosa se podía uno encontrar en un sitio así. No eran de fiar, menos que nadie. Aunque a priori no se iba a escapar, quería tener una ruta preparada, robar una llave, algo por si las cosas se ponían feas.

Le parecía más un secuestro que una investigación ¿por qué todos a la vez? ¿por qué en esa casa?

Quizá habría mazmorras. Eso... mazmorras con algún pardillo como ellos. Pero ¿y el sueño? ¡Los espejos! Tenía que robar un espejito pequeño, y tal vez le muestre la verdadera cara de alguno de los dueños...

Si tenía ocasión, tras el pis, buscaría las mazmorras. Y luego aparecería con los demás como si nada hubiera ocurrido.

Bueno, a ver Laszlo, tranquilidad. Si, esto es una absoluta locura, lo sé. Me siento fuera de lugar habitualmente pero en esta ocasión tengo la sensación de que cada leve mueca o gesto que haga está siendo observado con lupa y multiplicado por un millón de aumentos. Lo único que puedo hacer es buscar la complicidad de la única persona que conozco, Genevieve. Creo que la conozco, vaya, a no ser que lo haya soñado todo. Me acerco discretamente hacia la bella damisela y le susurro – mmm..Genevieve…perdone que la moleste, me recuerda usted? Dígame que si, por favor, porque estoy derivando a un estado cercano a la locura. Estuvimos juntos en la muerte de Edith? -

Clarence mira interrogativamente a la señorita Lorina, esperando que hay oído la conversación con el pequeño Victor.

Ella mira al techo como airada por la controversia , y asiente , como si no tuviera mas opción que dejarle ir. Niños...

-Oh..bueno, claro que puedes pequeño... acompañame... Los demas pueden ir pasando a la habitación. Enseguida volveremos.- dice mientras coge de la mano a Victor y desaparece por otro pasillo cercano a la habitación de Alice.

-Ven, acompáñame...deprisa , no querrás hacértelo encima verdad?- te comenta Lorina con una sonrisa bastante agradable.
 

Mientras  te lleva por el pasillo, los demás desaparecen de tu vista. Otro pasillo mas de inexplicables figuras ornamentales. Justo antes de llegar al aseo, puedes comprobar una cosa realmente extraña... la habitación que hay frente al aseo es distinta a las demás. Apenas hay elementos decorativos y en un rincón hay otro de esos espejos tapados de arriba abajo. Supones que es un espejo, claro estas, pero lo que realmente llama tu atención es su grandísimo tamaño. Casi lleva hasta el techo y esta tapado con una sabana.

Lorina te abre la puerta del aseo y te invita a pasar.

-Estaré por aquí...llámame cuando salgas..no me gustaría que te perdieras por la casa, hay cosas muy delicadas, sabes? no quiero que tropieces, te hagas daño o que se rompa algo...- Dice Lorina mientras te cierra la puerta un poco , dejándola entreabierta.

Se imaginó con uniforme de caballería y un gran bigotón para poner cara seria.

-Disculpe pero el decoro me obliga a cerrar. Señorita Lorina.

Cerró rápido e hizo pis. Después pensó.

No son tontos, no me dejarían andar solo por aquí, pero ya he visto algo. O no se reflejan en los espejos, o éstos revelan su verdadero rostro, o hay algo que sale por ellos en esta casa y que no quieren que conozcamos.

Era peligroso, pero buscó cualquier cosa que reflejara.

Si había algún espejo pequeño, lo robaría. Si no... se acordó de su chelín. Su familia sin llegar a los lujos de esta casa ni de lejos, era más que acomodada, por lo que no salía sólo sin un chelín de plata. Lo limpiaría utilizando el papel de estraza y las sales de baño y el jabón que pudiera encontrar para luego intentar ver algo en su reflejo.

Genevieve escuchó toda la historia de su padre y mientras más avanzaba, más comenzaba a preocuparse. ¿Por qué había permitido que esto pasara? Era el colmo. Ahora debía rescatar a su madre de las manos de esa bruja y matar a Alice. De seguro la supuesta visita le serviría para conocer cómo se mueve todo en ese lugar.

Al escuchar la advertencia de su padre, le dijo - Es muy tarde para correr, padre. Buenos días - y con ello, se retiró al carruaje que habría de llevarla a la casa de Alice.

Genevieve subió al carruaje sin mucho problema ayudada por el detective Clarence. Simplemente lo miró y asintió. Permaneció en silencio y solo miraba a sus acompañantes. Un grupo bastante variopinto, sin duda. Todo esa situación era algo extraña pero al escuchar lo que decía el inspector, la mirada de Genevieve se clavó en él. Edith...

Entonces, vio al enano y con algo de dificultad, recordó su nombre al ser mencionado por esa terrible mujer, retiró la mirada pues no sabía si este la reconocería y al bajar con ayuda del detective, le dijo con una dulce pero profunda voz - Le agradezco, detective. Es usted todo un caballero - le sonrió de manera coqueta y abrió su sombrilla mientras acomodaba su sombrero y sus guantes y seguía caminando para entrar. Su elegancia y porte eran notables, además de su vestimenta completamente blanca y esa tez pálida que le era tan característica. Ella saludó a todos los presentes con una reverencia sin hacer ningún gesto de repulsa de ningún tipo al resto. Al fin y al cabo, estaba acostumbrada a caminar las calles del pueblo y como escritora, no podía solamente conocer el mundo de sus padres, el mundo de la aristocracia.

La hermana de Alice les dio paso y al ella sonreírle ampliamente y dejarle pasar, le respondió con un gesto igual de familiar, constumbres que debían seguir. Sus pasos eran calmos y no pudo evitar notar la ausencia de espejos descubiertos. Extraño. No creía que se debiera a falta de vanidad, ya que en sus formas podía notarse la gran cantidad de esta. No dijo nada más y al escuchar la voz de Laszlo, le sonrió con dulzura y entonces, pudieron notar lo cautivador de su mirada y de su sonrisa. Se agachó para quedar a su altura y tomó su rostro de la barbilla para darle un pequeño y dulce beso en los labios.

- El amor de vuestros labios como adiós. Por supuesto que no debe caer en la locura, mi querido cirquero - se puso de pie nuevamente y esperó a que Alice estuviera listo para atenderles. Miró al enano y le dijo - ¿Desea acompañarme, mi señor? - después de esto, solo siguió. Tal vez solo lo hacía para sentirse segura al estar rodeada de tanta gente extraña en una casa tan peculiar.