Partida Rol por web

Todo su ser le dice que es un engaño, que es una manera de conseguir un ulterior fin del que no habla, y que debía tener relación con ese otro ente del que habla, ¿quién era?, ¿un demonio?. Cierra sus ojos, y antes que se vaya, decide ver más allá.. decide saber qué indica el aura de aquel espectro... Aunque la idea de que Mordred fuera el que no estuviera, la alteraba, ¿y si lo había matado? o peor aun, ¿si había matado a alguien más al creer tener la razón? 

Un escalofrío recorrió la espalda de Edward cuando Amy le guiña el ojo, todo lo que había visto podía suceder, aunque no todo. Había tenido especial cuidado en alejar el bastón de Clearence, en alejar las armas, y además Alice estaba protegida por muchos y Annis había sido descubierta... aún así, con todos esos esfuerzos por cambiar el destino, la maldita bruja aún podía controlar a gusto a quien quisiese. Tomó fuertemente del brazo a Edith Cushing, no quería que esa parte del futuro sucediese, si podía evitarlo entonces muchas cosas podían cambiar - Cuidado!- Dio tres pasos hacia atrás llevando consigo a la escritora, mientras la tabernera caía al piso, entre gritos y maldiciones, gracias al valor de la señorita Shawn y Mordred. Luego el joven Will se lanzó sobre ella, a ese cuello descubierto y sostenido entre las manos de Le Fray.

La imagen lo dejó paralizado, los dientes de Blunt se clavaron sobre el delgado cuello de Amy, le pareció ver colmillos pero eso no era posible, vio el cuerpo agonizante de la tabernera moverse sin esperanza, ya su vida estaba maldita y lo que ese chico estaba haciendo era a sus ojos un acto de piedad mas que de justicia. Los suaves labios del chico apenas contenían la sangre y se pegaban a la blanca pie de la mujer, sintió una fuerza indescriptible en su interior, un deseo de que sea su cuello el que fuese mordido por ese extraño joven, a pesar de que sabía las consecuencias que eso traería consigo.

Ante todo este torbellino de acontecimientos me quedo paralizado. El Señor Will esta absorbiendo toda la sangre del cuerpo de la tabernera con una velocidad inhumana. Vampiro???? Existen?? Con que tipo de gente estoy relacionándome? Esto es demoniaco. Mi instinto me lleva a dar 2 pasos hacia atrás y buscar algo para defenderme. Una estaca de madera me servirá. Recojo la pata de la silla rota y la levanto amenazadoramente. –Quieto ahí, engendro, no se me acerque ni un solo paso. Esta avisado.- miro uno a uno a los presentes e intento vislumbrar alguna señal más de vampirismo o licantropia o que se yo entre ellos y ellas. Me topo con los ojos de Genevieve y la escruto por unos instantes. – Señorita Genevieve..Usted también…también..??? – Necesito un hilillo de ayuda para no perder la cordura. Estas fuerzas están por encima de mis habilidades. Soy mas pequeño si cabe ante estos titanes de lo sobrenatural.

El niño apretó la mano de Alice.

-Hay vampiros entre nosotros, señora. Tengo miedo.

Iba a ponerse llorar de terror, pero ¡eran vampiros! ¿quién no ha querido conocer nunca uno? Víctor no tenía palabras para explicárselo, pero de pronto entendió de donde había sacado el señor Blunt su refinada elegancia. Todo ese glamour era algo sobrenatural. Se imaginó siendo como él, de fiesta en fiesta, enamorando damas y luego… Sí, llegado a ese punto, claro que se echó a llorar de miedo. Todo el mundo sabía que a los vampiros les gustan los niños de salud delicada como Víctor más que a él mismo le gustaban los bombones de chocolate con mermelada.

-Señora, snif, snif, el señor Blunt es un vampiro, snif snif.

La mano con la que agarraba a la ciega se puso a temblar.

No me corresponde a mí desvelar secretos de nadie, así que no lo haré.
Sólo diré que lo que ha hecho Will es correcto XD.
Una pregunta.. Alguien ha visto sangre? ;)
Sin embargo, si queréis una pista, debido a la acción tan directa , doy una oportunidad: tirada de percepción+ ocultismo ( dificultad 8)

Noah miró incrédulo la situación. No había visto nunca un vampiro, pero creía en ellos. El tiempo le había enseñado que si algo era malvado, era posible que existiera de verdad. Antes de que pudiera pensar en una forma de ayudar a Wood, ya habían tratado de ayudarla de una forma más... definitiva.

Cone se puso entonces en guardia y se preparó para lo que pudiera venir en ese momento. No sólo tenían que enfrentarse a una bruja, también a otro tipo de monstruos. Empezaba a pensar que esté si podía ser su último día sobre la tierra.

Logra ver a la bruja de piel azul y tuerta, aquella que era un mito para asustar a los niños, ahora, estaba pegada a ese espíritu de miseria. Asustada, era lo mínimo que podría decir, porque aunque ella estaba acostumbrada a ver cosas extrañas, jamás pensó que veía a un ser como ese, una bruja terrible que según la leyenda,  tenía su mismo nombre. Agnes... Agnes... Su cuerpo por fin empezó a reaccionar y comenzó a correr de vuelta a la mansión, rogando que fuera una mentira, que no faltara nadie, y sobre todo, que no faltara Mordred. 

Entró corriendo, buscando voces, buscando sobre todo al imprudente joven que le había ofrecido una oportunidad de vivir, pero que  quizás, por el bien de todos, tendría que rechazar para irse con el espíritu y la bruja...

Aguantó la cabeza como un verdugo mientras el caballero Will se acercaba. Mientras ellos la sujetaban y sellaban su suerte, él la mataba. Habría deseado dejarla vivir, pero entendía que ella era una abominación y que no tenía escapatoria. Lo que le sorprendió fue el acto del joven, cómo se lanzaba contra el cuello. Habría preferido no indagar más en ello. Visitó en su momento Transilvania y sabía de sobra los mitos sobre vampiros... Aunque él no parecía serlo del todo... Era peculiar y debía investigar más... Cuando Laszlo explotó, Mordred, aún aferrado a la mujer muerta, levantó la vista con seriedad contestó tajante:
-Ahora no. Si le saltamos encima a usted, ese palo no le puede salvar...Y si la señorita Genevieve y el caballero Will son lo que usted cree, no es buena idea tenerlos de enemigos...
Y entonces, entró.
-¡Agnes!-quiso levantarse y correr a recibirla, pero suprimió el deseo y se mantuvo en esa postura, junto a los dos übermensch.

Con congoja y estupefacción se paro en el dintel de la puerta, así sujetándote al marco cuando ve a Mordred y dos personas más en el suelo, algo había pasado, y busco los indicios de lucha, disparos, mesas rotas, sangre, cualquier cosa que le indicara que había pasado. También tuvo especial cuidado en darse cuenta si Mordred tenía alguna herida a la vista, y se hubiera acercado a él para comprobarlo, sin embargo, imaginar que la bruja estaría aún ahí, la aterraba. Sus palabras seguían resonando con fuerza en su cabeza, ¿aceptaría? Diría que sí, con tal de evitar que todo ese mal continuará.

 Ya cuando se recuperó de la primera impresión se acercó, hasta agacharse ante Mordred, poner sus manos en sus hombros, y luego en su cara, aún no convencida de que estuviera ileso, si es que lo estaba.

- ¿qué ha... Ha pasado aquí? - preguntó con un hilo de voz, ahí recién se dio cuenta de quien estaba en el suelo, y como el señor Laszlo, blandía un palo. - me... me he encontrado con la bruja... creo que.. Que si sin saberlo con la entrada a su mundo...- murmuro sin darse ni ella misma, mucho crédito a lo que estaba diciendo. 

Cuando el señor Blunt se incorpora del cuerpo de la señorita Wood, este sufre un cambio evidente.

Lo que antes precía ser una fuente descontrolada de ira irracional se convierte ahora en un cuerpo que poco a poco va perdiendo su movilidad. Los ojos miran fijamente a Blunt, y ese color rojo inyectado en sangre da paso a un color negro oscuro. El  blanco de sus ojos se llenan de una sustancia negra que empieza a rebosar por sus lagrimales como si fuera tinta china sobre el lienzo blanco del rostro de la tabernera. Como si una lagrima negras recorrieran el rostro de la señorita.

Si poder moverse, debido a la presa de Mordred y Genevieve, el cuerpo sufre un par de espasmos, hasta que en un momento, que parece eterno, el cuerpo frágil y sin control se relaja hasta tal punto que reposa completamente en el suelo marmóreo de la habitación.

-Will... gracias...yo.. no quería....ella...Will...- Logra balbucear antes de que su piel adquiera un tono azulado.

Los ojos de la tabernera se empiezan a cerrar mientras mira a Edith Cushing.

- Tu...eras la siguiente...Edith...ten..cuidado.-Su ultimo suspiro solo puede susurrar unas pocas palabras antes de yacer eternamente.

-Lo...sien..to...

Los ojos de la pobre Amy Wood se cierran para siempre, mientras entra por la puerta Agnes.

Miró el repugnante fenómeno con asco visible, con una mueca de disgusto inconmensurable. Si Edith era así, no quería siquiera acercarse a ella con menos de una lanza de dos metros...

Soltó la cabeza de Amy en cuanto Agnes comenzó a acercarse. Con una leve molestia, casi imperceptible, se dejó tocar.
-Estoy bien. La que está muerta es ella, no yo...
Se levantó del suelo y se sacudió las prendas de polvo, mientras Agnes hablaba.
-¿Cómo?¿Dónde?-preguntó ansioso-¡Puede ser el camino hacia el corazón de Annis! ¡Hemos de ir ahí de inmediato!-clamó, mirando expectante a los demás y esperando a que la dama rubia relatase lo ocurrido. Su vista alternaba entre Agnes, Laszlo con su pata de mesa, Genevieve y Will, y Alice. Pero no era un nerviosismo, sino un acto metódico, casi mecánico.