Partida Rol por web

Valentino cambia su mirada de asco hacia vosotros a apartarse "moscas"  imaginarias. La voz...esa voz.. Al oir la voz de  Victor, algo mas grave y gutural que de normal, tanto tu Noah como Valentino la oyen en su interior, como si no fuera una voz que saliera de la boca del chico, si no se su propia alma.

- Que...a que juegas Chico? Noah dile a tu amiguito que deje de hacer el idiota! Le matare..eh! Te juro que le matare!- Asegura mientras no sabe si apuntar a Noah o Victor, cambiando cada instante de objetivo.

Despues Noah intenta hechizar al matón tirándole tierra, pero el se la quita de encima como quien sacude polvo. El sonríe y se rie a grandes carcajadas mientras saca algo de su pecho y te lo muestra: Un amuleto.

-Jajajajaj... Señor Cone. Cuan predecible. ¿Creerías que no nos protegeríamos de tu mierda de magia de negro? Porque no te das la vuelta, coges esa pala detrás tuya y empiezas a cavar- Dice mientras te apunta firmemente con el revolver. - Y tu, niñato... mucho cuidadito... que te cuente Noah lo que le paso a su hijo... como nos divertimos con ellos... cuéntaselo Cone, vamos.. pero no dejes de cavar...

¿Darle un penique? Apenas tenia para dormir en la calle y tenia que darle un penique por mi futuro.

-Disculpe, señorita Agnes... pero si tuviera un penique creo que no vestiría de estas maneras- digo señalándome mi forma harapienta de vestir- Pero si le es igual... tome esto- Me arranco un botón de mi chaqueta y se lo dejo delante en la mesa.

-Es todo lo que poseo ademas de mi misma... Lo siento si no es suficiente- Digo apenada.

 He visto ese truco mil veces pero la verdad es que me intriga lo que la pueda decir la vidente.

-Si vos necesitas un penique solo tenés que pedírmelo , Agnes... a mi me sobran.-

Siempre he sido astuta. Nunca he creído en magia o cartas, pero aquella no era una situación normal. Ver que tendría que decir Agnes, podría significar mucho.

El señor Elijah se muestra un poco asustado ante la respuesta de lGenevieve, pero tambien es normal. Ella es mas de lo que puede manejar. Mas de lo que ningún hombre pueda manejar.

Tan solo sus labios y sus ojos pueden mostrar lo que su interior oculta: una llama ardiente de deseo de poder, curiosidad por el conocimiento y... un incipiente amor. EL regalo de su sangre al señor Laszlo en mas que un regalo. Le está dando algo que, si bien ni ella misma comprende, representa una unión que entre los dos podría durar años.

El pequeño señor, al beber sus sangre, no se muestra mas extraño que cuando bebes un vino distinto al que crees que vas a beber. Pero en su interior crece una semilla que no tardara en brotar. Las pulsaciones de su corazón se hacen mas fuertes en sus tímpanos. Incluso la respiración entrecortada de Elijah se oye mas profundamente en los oídos del nuevo y renacido Laszlo. Puede que exteriormente no haya cambiado nada, pero ahora Laszlo es un pequeño Titan. La fuerza de la sangre de Genevieve recorre sus venas y, aunque diluida, parte de su ser también está en él. Dentro de él.

Una nueva conexión comienza entre vosotros dos. No es tanto un pensamiento conocido por el otro. Es mas un sentimiento y saber qué, cómo o dónde está el otro. Este vinculo antinatural es sin duda, un regalo o una maldición.

Por la mente de Genevieve, mas acostumbrada a usar sus donnes, nada entre una maraña de confusas imagenes producto de la mente de Laslo: Pequeños fragmentos de su niñez, el circo y... los animales. Siempre los animales. Los animales para el no son solo compañia o mascotas. Son sus amigos, pero mas allá de esto tambien se diria que Laszlo habla, literalmente, con los animales. Esto podria asustarte, Genevieve. de hecho, deberias asustarte. En tu mundo, la bestia es peligrosa. Ahora Genevieve sabe de tu don, Laszlo, y tu debes saber el suyo.

Mas cuando creias que ella es un vampiro, solo en parte es cierto, o solo en parte es mentira, segun se mire. Tus pensamientos Laszlo se mezzclan con algunos de Genevieve. tan solo algun recuerdo de una libreria en la casa materna, su dulce mirada frente a un espejo y quizas la imagen de su cuerpo desnudo antes de tomar un baño. Pero una imagen retorcida se clava en tu: El padre de Genevieve. El señor Shawn.

No es sino un atisbo del vinculo con Genevieve, pero sabes que no es un vampiro aunque posee sus dones. en el mundo de las tinieblas, a la gente como Genevieve se la llaman aberración. Monstruo. Bastardo sin Sire. Es, sin duda alguna amigo mio, una Dhampiro. Padre Vampiro y madre humana. El resultado sin control de la mente enfermiza de dos personas que en común tiene solo su amor.

Sin mas, el señor Elijah os llama a una carro para llevaros a casa de Genevieve. Sin embargo insiste en acompañaros. Y lo hará. Su presencia en la casa , ha calado muy hondo en su ser y se siente un tanto...molesto con el señor Edward. Algo ha visto Elijah en los ojos del señor Wesley que le hace abandonarlo eligiendo mejor compañia.

Solo estaba hablando con la joven, y aceptaba el botón, pidiendo que lo dejara sobre la mesa cuando entra la señorita Merril, haciendo gala de su pomposa personalidad, restregando en la cara de ambas su mejor fortuna. Agnes debió echar mano a un gran control para no soltar alguna mala palabra contra la mujer, aunque no quería decir que se fuera a quedar callada, sino que escogería las palabras para hacer de una ofensa, un halago, aunque la mujer se lo ponía muy difícil.

- el botón me es suficiente, señorita Merril - aún se preguntaba de qué hacía en la cocina, ahí solo era el lugar para Ashley y para ella - cada cual dará lo que cree que es suficiente para pagar por conocer destino, ella me dio un botón y a pagado por esto, algo valioso, y no es algo que sobra... además, una cocina no es para una dama de su alcurnia, necesitamos privacidad  - sonríe de medio lado, afilando un poco la lengua, Agnes le pidió a Ashley que sacara las cartas y ella las dio vuelta para leer el futuro de la chica. - veamos...-

La joven tomó una de las cartas, y la dejó en el centro del medio círculo que Agnes había puesto. Los grandes ojos de la adivina expresaban misticismo y un dejo de diversión al ver el miedo de la chica ante lo que podría saber Agnes de ella, o de cualquiera, si supiera que no necesitaba de esas cartas, ni necesitaba de que ella sacara una, sólo bastaba tocarla, como lo había hecho con Mordred, aunque eso había sido sin premeditación. 

la carta de la reina de bastos brilló como un manojo de trigo sobre la mesa de madera ya gastada, una mujer, sentada en un trono, con un báculo y girasoles. El gato negro, a sus pies, era lo único oscuro en aquella imagen, coronada con azul y leones. Agnes levantó sus cejas, y sus labios se fruncieron. "No todo es como aparenta ser...", pensó.

- eres como el gato... observando todo, tomando nota, pero sin ser vista, y es tu inteligencia la que resalta, no has hecho ninguna pregunta, pero el tarot igual ha respondido, aunque mas bien me ha respondido a mí -  sus labios dibujaron una pequeña sonrisa - bondadosa y líder natural, el sol y el león entre nosotros... ¿realmente saldrá a luz tu valor en medio de tanta calamidad?- preguntó, suavemente, y sacó esta vez Agnes una carta, y la puso sobre la carta de la reina de bastos. 

Mi mente se encuentra en una nebulosa. Aparecen imágenes superpuestas, son recuerdos, mis recuer…no, no son mis recuerdos. Son los de Genevieve¡¡ agridulces sin duda. Su madre la reconforta. Su padre la trastoca, es, es…es un vampiro¡¡ su madre, humana, relacionada con libros…una bella silueta se muestra entre trasparencias. Mi querida Genevieve mirándose en un espejo antes de tomar un baño. Es tan delicada, tan bella, tan perfecta. Me duele mirarla, invado su intimidad sin permiso pero no puedo dejar de retener cada detalle de su esbelto cuerpo de seda blanca. El señor Elijah me hace despertar de la visión más maravillosa que he tenido jamás. Nuestro carruaje está presto y quiere acompañarnos. Miro a Genevieve intentando descubrir que siente por mí en estos momentos. Deseo que no sea compasión ni condescendía. Estamos unidos. Me siento atado a sus miradas. Soy poderoso junto a ella. – Genevieve…yo…yo…siento que usted es un regalo de la naturaleza. Es única, única. No me abandone nunca. Luchemos juntos en esta batalla. Creo que yo la …la …amo, Genevieve - 

La mente de Genevieve se llenaba de recuerdos ajenos, recuerdos que ella no conocía. Animales, ella nunca estuvo muy unida a ellos, ya que en su hogar nunca los hubo. Su madre no tenía problema pero su padre insistía en que no le gustaba ver su comida. Eso siempre le pareció gracioso.

A pesar de ello, pudo sentir la unión de Laszlo con ellos, cómo parecían lo único real en su vida, además de una vida solitaria y triste. Una lágrima solitaria bajó de su mejilla como nunca antes mientras conocía su secreto. Por ello era su preocupación, por eso parecía tan angustiado en el sueño. Ahora lo entendía.

Luego miró a Laszlo y le dijo - Siempre estaremos juntos, mi querido señor - y le sonrió mientra se dirige al carruaje con sus dos acompañantes. Ante su nueva compañía, no dudaría en aprovecharla.

- Dígame, mi señor Elijah, ¿A qué debo el grandioso honor de su compañía? No es una queja pero quisiera conocer el motivo - miró al joven a los ojos directamente, esperando que no tuviera que insistir demasiado.

Elijah os mira con una media sonrisa. Realmente no se ríe , pero haberos encontrado , con la conversación a medias, algo tan sentimental se le antoja hermoso.

-Realmente, no se que puedo aportar a esta situación, mi señora. Insistí al señor Wesley el venir con el, movido solo por la curiosidad del renombre de los Badcock. Su casa y estar con gente tan rica...Oh, discúlpeme, no quería parecer tan grosero- Dice Elijah un poco avergonzado.

Se encamina con vosotros, animandoos a seguirlo por la casa y a subiros al carro que os dirigirá a la casa de Genevieve. Una vez dentro del carro, Elijah sigue hablando.

- Estoy un poco deshubicado, mis señores... Algo... Algo ha ocurrido en esa sala. Conozco a Edward desde hace tiempo y he mirado en sus ojos apenas unos minutos antes de irnos. No era la misma mirada que me profesaba esta mañana. - Cuando dice esto re ruboriza y se da cuenta que esta hablando demasiado. - Bueno... todos tenemos un secreto, ¿no? Pues el mio es simplemente estar enamorado de él. Y, hasta esta tarde, creía que el también lo estaba. Siempre ha sido un poco excéntrico, la verdad pero lo aceptaba como tal. Sin embargo... antes de irnos, miré al señor Will. No se que puede pasar pero algo me dice que ha cambiado ... sus miradas.. las de ambos... No sabría explicarlo. Pero ambos tenían la misma mirada que tenía yo esta mañana junto a él. Necesitaba salir de allí. Déjenme acompañarles...de verdad que  solo quiero acompañarles...no molestare.

Afirma el ayudante del señor Wesley de manera sincera.

"Maldita sea" pensó Noah cuando vio el amuleto. No sabía quien se lo habría dado, aunque empezaba a sospecharlo.

Al menos la atención estaba ahora toda encima suya, dejando algo de margen al muchacho. Cogió la pala y lentamente comenzó a cavar, esperando una oportunidad para soltar un palazo a su enemigo. La magia no era lo único que hacia fuerte al antiguo esclavo de la familia Cunningham, también tenia mucha fuerza de voluntad y mucha paciencia. La paciencia que le daba vengarse de sus enemigos.

Mientras cavaba comenzó a canturrear en criollo haitiano, esperaba que Valentino no se diera cuenta de como llamaba a las almas de los muertos, ni se diera cuenta de que estás no podrían hacerle nada con ese maldito amuleto de protección puesto, nada más que asustarle con sus sonidos fantasmagóricos.

Atacarle en un cementerio... Por muy inteligente que fuera el que diseño el plan no había contado con que los muertos tendrían algo que decir. Y dirían lo suficiente para distraer a su anfitrión el tiempo necesario para que él se diera la vuelta y le golpeara con la pala. Quizá incluso el joven Victor pudiera ayudarle en este peligroso cometido.

-¿Es eso lo que hacen los hombres valientes? ¡Matar con una pistola a un niño pequeño! -siguió hablando con esa voz extraña como si nada, ya estaba enfadado y no tenía miedo- ¿Qué te dirá tu madre de esto cuando te visite en el infierno?-Hizo la voz todavía más aguda, tratando de imitar a su hipotética madre-¡Malnacido! ¡Inutil! ¡No vales para nada!

Alice ve como cada uno, a expensas de lo que pueda pasar, se pertrecha o se prepara para lo que esta por venir.

Dos días.

Parece ser que el destino de todos estará decidido en un máximo de dos días. Por mucho que el tiempo pase todo parece igual, sin embargo todo parece distintos a ojos de la invidente.

Las habilidades de Alice están muy lejos de resultar útiles en un mundo físico. Ella puede ver en el interior de los demás y quizá, con suerte, unir almas afines. en los sueños o en la realidad, la presencia de Alice es como la de un faro en medio de la niebla y la noche. Su sola presencia tranquiliza a mas nervioso, pero hasta el blanco mas impoluto queda teñido de gris  cuando una sola mota del negro mas profundo toca su superficie.

Su miedo se transmite a su hermana, Edith, que horas antes iba a ser la que moriría. Y en vez de eso su otra hermana, Lorina ha sido secuestrada. No puede sentirse mas culpable. La historia de Alice, aunque extravagante, está aún incompleta.

-Señor Edward, señor William... - Os habla después de un largo rato de silencio sin saber por donde empezar sus palabras.- Me alegra ver que ambos se hayan quedado y puede que hasta compartan opiniones parejas de la situación. Sin embargo algo me inquieta. No veo claridad en esta oscuridad. Las cosas han cambiado pero, como el señor Wesley predijo, parece que estamos avocados a la misma desgracia. Aun me pregunto si es posible cambiar el destino de las cosas.

Alice se muestra preocupada y algo debil. Edith se percata de  ello y trae rápidamente la silla de ruedas para que se acomode en ella su hermana, la cual se deja caer en la silla como si fuera una persona de avanzada edad, cansada de la vida.

- Señor Wesley... me temo que no veo mas allá de lo que ya nos han mostrado. Sin embargo tengo una intuición. Necesito que vuelva a viajar. Quizás el viaje mas largo que haya hecho hasta hoy: necesito que viaje a nuestros dos días en el futuro. Hay una pieza en el puzzle que se nos escapa. Si podemos encontrarla quizá... no lo se... podríamos cambiar el rumbo de la historia y salir de este embrollo. Quizá pueda llevarse al señor Blunt y Edith con usted. Se que quedará exhausto y estará merced de lo que pueda ocurrirles hasta que recupere de nuevo las fuerzas.-

Ante el asombro de Edith, Alice parce que cierra los ojos un segundo. Está apunto del desmayo, si es eso lo que parece. Sin embargo conserva aún la lucidez para escuchar la respuesta que le podais dar.

Edward queda conmovido por el frágil estado de Alice, sostiene su mano con firmeza pero ésta parece escurrirse entre sus dedos, indefensa. La idea de volver a usar el reloj tan pronto no le parecía buena, lo que había sucedido minutos atrás había consumido gran parte de sus fuerzas, y lo que Alice le pedía era un desafío enorme, por un lado no solía llevar consigo a nadie en sus viajes y por el otro, no se había adelantado mas de un día nunca antes. Era una necedad aceptar esa petición, pero ella tenía razón, ésto podía darles una ventaja que no tenían. Miró a Will en silencio. No estaría solo, si sus fuerzas se agotaban sabía que alguien lo ayudaría a levantarse esta vez. Asintió.

- Alice, necesitas descansar. Te vi muerta recién, en manos de la bibliotecaria, sin embargo pudimos cambiar eso... aunque no pude evitar que poseyera a  Amy- hizo un silencio, para él esa mujer había sido una desconocida pero para Will había sido alguién importante, respetaba esos sentimientos con solemnidad - podemos cambiar algo del futuro, hasta hoy pensaba que no, pero podemos elegir - vaya que podemos elegir, pensó mientras recordaba lo vivido con el señor Blunt -haremos ese viaje... si están dispuestos - extendió sus manos hacia sus acompañantes, una hacia Will y la otra hacia Edith, esperando su aprobación para sumergirse en los misterios del tiempo.

-Muy bien...- Consiguió articular Morgan mientras bajaba al sótano contigo.

Habíais bajado a vuestro arsenal privado para armaros hasta los dientes, pero Morgan, molesto, prefiere tu compañía  la de las mujeres que están en la cocina. Valga la redundancia.

-¿Podrías explicarme a que jugamos ahora? No se si recuerda usted que habíamos quedado ayer por la noche. Faltó a su cita, algo que según recuerdo nunca ha hecho y, por supuesto, me desconcierta. Y ahora trae aqui a esas mujeres?- pregunta Morgan esperando tu respuesta

- a no ser que.. -te mira con intriga en su mirada

- Es curioso... que lo mencione. El gato. Creo que toda mi vida ha girado en torno a ese animal, precisamente- Digo mientras me giro para ver el rostro de Jesica.

Normalmente no creía en esas supersticiones. Pero viendo el rostro de aquella mujer, tan seria, una mezcla de gitana y mística de otro mundo... quien sabe. Ademas, habia dado de lleno con su secreto. Parecía que a la señorita Agnes no se la podía mentir.

- ¿Sabe usted mi secreto? ¿ Les gustaría saberlo? - Preguntó  con cierta vergüenza. Una mujer tan rica como la señorita Merril probablemente lo vería como algo vulgar. Perola señorita Agnes me inspiraba mayor confianza. Además, seguro que después de ver su secreto, su videncia precisa e inmaculada, el mio seria un truco de feria. Mujeres barbudas había en todos los circos.

La señorita librera, por otro lado, aun me causaba algo de desconfianza. Era bastante amable, y de los de allí era de las pocas personas que se había preocupado por mi... mínimamente.

-Pardonnez moi, Morgan. Créeme cuando te digo que hace unas horas , todo esto me parecía inverosímil... Y ya nos hemos alejado de las demás, no hace falta que me sigas tratando de "usted"...-sonrió cordialmente, mientras abrían la entrada secreta.

-La verdad es que ha pasado algo... Surrealista. Brujas, brujos, fantasmas, vampiros... He visto morir dos personas hoy, y no por mi mano... Bueno, sí y no. Y a una mujer quedar atrapada en un espejo, y un vestido bailando sin cuerpo. Mi Mauser izquierdo es prueba de ello, se fue al cuerno en cuanto disparé... -desenfundó el arma y lo dejó sobre una de las mesas, para que su compañero lo analizase. Mientras, se dirigía hacia un armero y levantaba distintas hojas, algunas más pesadas, otras más largas, otras más finas... pero todas con mango de bastón y su correspondiente "vaina". A la vez, contaba en resumidas cuentas lo ocurrido, sin obviar ni a Agnes ni a Genevieve. Morgan tenía todo el derecho a saberlo todo.

-Olvídate por un tiempo de justicia. Va a venir a por mi una mujer maligna, inhumana, fuera de lo natural, de lo normal. A mi y a todos mis conocidos... Es decir ,a ti. Pero no pienso dejar que nos muramos... Piensa bien, amigo mío. ¿Cómo matas, o hieres, o ralentizas a una mujer que no muere por tiro a quemarropa? ¿Cuchillos? ¿Balas de plata? ¿Estacas? ¿Ajo? ¿Crucifijos?... Quizá una espada con empuñadura en forma de cruz, con una cruz grabada en la guarda, con cuchilla de plata y bañada en agua sagrada... ¿Cuán rápido puedes fabricar diez cargadores de balas pesadas, o quebradizas.... creo que las llamaría "fragmentadas"... O proyectiles inflamables, o explosivos... Y a las damas de arriba, más a los que no han venido, tenemos que llevarles algo, aunque sean pistolitas de niños pequeños... Y con la de armas que hay, no creo que pase nada por llevarles algo bueno, ya que estamos...

Hablaba de forma rápida, energética, mientras abría el armario donde guardaban sus prendas justicieras. Empezó a ponerse la toga azulada, pero dejó la capucha quitada.

-¿Y corazas? Puedo ayudarte a fundir metal, habrá por ahí en el almacén suficiente... Grebas, guanteletes, cinturones resistentes... Algo que, además, pegue con las máscaras. Si caemos, habrá que caer con estilo, ¿no crees?

Sus ojos brillaban con euforia salvaje y se notaba hasta en su porte agitado. 

Morgan te mira un poco anonadado. La historia que has contado parece tna irreal que cuesta creerla.

- Mordred...si, claro que puedo hacer balas .. o lo que quieras.. pero sigo sin entenderlo. ¿ No es nuestra cruzada igual de importante? Amigo mio si realmente estamos en peligro, antes algo tan sobrenatural como..como..esa cosa.. esa mujer... ¿porque todos los males provienen de una mujer?... ¿No deberíamos preparar el mundo para.. nose... algo mejor? ¿Porque no dejamos  que esos mequetrefes se encarguen de eso? -

Morgan empieza a rebuscar unas hojas en un escritorio hasta que levanta la cabeza un segundo para mirarte por encima del hombro.

-¿Te has enamorado, amigo? Dime... no ..júrame que todo esto no es por esa... mujer... la gitana. Bueno, por lo menos viste como tal... ¿Puede que eso haya cambiado tu forma de ver las cosas?

Morgan simplemente no cree en todo esto. Tampoco te entorpece pero, hasta cierto punto, cree que su mentor ha enloquecido. No de golpe, pero si puede que haya perdido el norte.

-Tenia planes para nosotros hoy...sabes... Nina Mendrich... piel blanca, ojos azules...una gran pecadora. Solo está en Londres un par de días, por lo que se... Se nos va a escapar Mordred, y su estirpe se extenderá allá por donde pase. Creara hijos bastardos y su peste se prolongará mas de lo normal... ¿Estas seguro que podemos dejarlo correr?

Apretó los labios con fuerza y bajó la mirada por unos momentos, pensativo.

-No pueden. Van a morir todos. Hay tres niños -bueno, el más joven adulto es casi un chaval-, una dama ciega, y un montón de mujeres. Los únicos que tal vez podrían defenderse no podrán solos... Y ya te dije, está nuestra suerte sellada. Jamás debería haber ido a esa casa. Si la evitaba, si... Quizá no estaríamos ahora perdiendo el tiempo preparándonos para algo que nos supera... Y estaríamos de vuelta a la cruzada. Pero no es así. Y esa mujer, Annis Black, es más monstruosa que todas las que han perecido. Es Satanás, es una abominación. ¿Quién sabe? Quizá es ella el veneno de Londres, la que hace que todas aquellas mujeres hubieran pecado. De los hombres que matamos no diré nada... Esos eran hombres, como tú y yo, y a la vez distintos y aborrecibles. Pero ellos más tarde o más temprano habrían muerto en alguna pelea de barrio...

-Y no. No estoy enamorado. No lo hago por la mujer rubia, ni por la pelirroja -a la que aún no conociste, pero gozarás- sino por vivir. Si nos morimos por culpa de una persona que tú ni siquiera conoces, nada de lo que hicimos habrá significado nada. Si no somos capaces de terminar con semejante espectro maligno... Es que no somos dignos de llevar ninguna justicia a ningún lado. ¿No lo ves? Todo lo que hemos hecho nos ha traído hasta aquí: la prueba final. Es una señal, es mano de alguien más allá de nosotros... Aunque dudo que sea de Dios...

Se acercó a él y lo miró a los ojos,  tomando sus manos entre las suyas, en un gesto fraternal.

-Las mujeres que mencioné, Agnes y Genevieve... Son sólo añadidos. Las aprecio ,sí. A ti mucho más, no obstante. Y por eso me empeño en que nos preparemos como mejor podamos: para que sobrevivamos. Olvídate de Nina. Déjala vivir. A quien tienes que perseguir, a mi lado, es a Annis. 

Apretó las manos de Morgan, en un gesto de sinceridad.

-Juro que no es por eso. Si llega a haber algo más, y si sobrevivimos para que lo haya... Entonces bien, gracias a Dios. Pero no por ellas vamos a luchar... Porque vamos a luchar, Morgan. No queda otra... -cierta desesperación se dejó escapar por momentos al final, en la voz de Mordred. No estaba tan tranquilo como deseaba estarlo. Tenía miedo, aunque lo escondiese como mejor podía...