Partida Rol por web

Miedo.

Se podrían hablar muchas cosas sobre el miedo. Pero en este caso sentíais miedo sobre vosotros mismos. Estábais encerrados en un lugar del que no sabríais si podríais salir y todo ese mundo derrumbado, destruido a vuestro alrededor.

Vuestras esperanzas estaban puestas en el pobre señor Edward. Su vida estaba llegando a su fin. Un viaje mas y la mataría. Afortunadamente la carga del viaje queríais repartirla entre todos. Buena idea! Si no fuera porque posiblemente moriríais en el intento.

Will agarra las manos de Edward mientras la perilla del reloj hace su cambio automático. Y mientras le señor Clarence pone la manos ssbre uno de los hombros de uno de ustedes. Todos suspirais, y tras lo que parece una eternidad Edward aprieta el reloj contra su pecho. Esa es la señal.

Todo se contrae nuevamente, gira y se retuerce. Pero falla. Algo falla. El dolor es insoportable. Y vuestra cabezas parecen estallar. Y todo se vuelve normal otra vez. Seguís allí. En ese mundo desolado. Habéis fallado. Y lo lamentareis, pues el mecanismo del reloj no se detiene y poco a poco sentís como os encontráis peor y peor.

Empezáis a sangrar por la nariz, e incluso el señor Wesley sangra por uno de sus oídos. La tensión temporal os esta destrozando. Apunto estáis de dar el ultimo aliento.

Pero algo ocurre.

del precipicio algo sale. Algo parecido a una bruma. Un fantasma. Una visión. Una forma etérea se arrastra desde el precipicio del promontorio y por unos instantes sentís miedo de que sea la bruja de nuevo. Pero algo es distinto. Ese espíritu es distinto en realidad. Es Edith. La vaga forma neblinosa de Edith repta por el acantilado y se dirige a vosotros. Como si algo la llamase se acerca a vosotros y toca el reloj de Wesley. En ese momento el dolor desaparece.

El mecanismo del reloj, furioso empieza a gruñir, quejarse y crepitar. Y la distorsión temporal empieza a crecer a vuestro alrededor. Ha funcionado. Por Dios! Ha funcionado!! La vorágine os engulle y lo ultimo que veis es la vaga figura etérea de Edith Badcock despidiéndose de vosotros hasta desaparecer.

Un sacrificio humano, recordareis. Eso Abre la puerta. Y Edith se ha sacrificado por que podáis volver a vuestro tiempo. Eso os ha regalado. Su vida. Para que vosotros viváis. Bravo por la hermana mayor.

La turbulencia se deshace y os encontáis en la casa de Alice. Los tres mas Noah, Victor y el señor Poe. Estos últimos como si acabasen de ver un fantasma tambien

Tan súbitamente como desaparece el Loa, aparecen entre vosotros, como si de un chispazo se tratara tres invitados: Will, Wesley y Clarence.

Los tres parecen bastante débiles y sangran por oídos y nariz. Al parecer han vuelto de su garbeo temporal peor de lo que partieron.

El hechizo desaparece y volvéis a donde todo empezó.

La casa de Mordred.

Seguíais allí, en la biblioteca. Rodeada de los libros, las mesas y demás enseres de la habitación, enorme, por cierto, de la morada de los dos caballeros. El arcón con las armas y las ropas sigue alli y el reloj que hay encima de la chimenea marca tan solo un minuto mas de la hora en la que partísteis. Al parecer nada ha cambiado. Y el tiempo no ha pasado. Afortunadamente.

Súbitamente el libro empieza a arder. El libro de Cushing y esta lo suelta al suelo evitando así quemarse. Edith intenta en vano apagarlo, pero el libro se consume en las llamas y tan solo quedan de el cenizas.

Mientras el libro es consumido suena un quejido que proviene de el, como el crepitar de una voz que se apaga.

- Buscad... a Holmes. Agnes.... EL trato esta hecho- concluye antes de desvanecerse y quedar del libro unicamente trozos negros de ceniza inservible.

Cushing, por mucho que lo intenta se derrumba junto al libro, de rodillas y llora amargamente la única herramienta de la que disponía y era útil.

-Adios... mi señora...

La pequeña bruja aprendiz lo ha dado casi todo. Sin libro, sin magia, sin maestra. Ahora sin rumbo solo os mira con pena sabiéndose  inservible para vuestros planes, sea cuales sean. Así que solo se levanta tras sacudirse las cenizas y suspira mientras contiene una lagrima que amenazaba con salir. Tan solo se queda mirándoos esperando comprensón por vuestra parte.

el trato estaba hecho, pero no se sentía distinta y ni tenía idea los alcances de esa frase y sus decisiones. Tragó saliva, aclarando sus pensamientos para saber que hacer, no era ni opción el quedarse, menos ahora que había hecho el pacto con Robin y los chicos Le Fay la quieran matar. La joven cerró sus ojos y su mano sujetaron el crucifijo que tenía colgando de su pecho, recitando una oración en latín, buscando la orientación para encontrar a Holmes, debía dar con él, y luego encontrar el corazón de Robin para detener a Annis Black...

Noah se sorprendió al ver como aparecían, de repente, los tres muchachos. Había visto muchas cosas raras en su vida, pero ese hecho había sido ridículamente extraño.

Vio que todos estaban sangrando por la nariz y exhaustos y, aunque en una primera impresión había decidido dejarlos y que se recompusieran solos decidió que su ayuda sería inestimable para enfrentarse a las dos brujas que les esperaban. Tómo un poco de licor y se lo entrego a cada uno en una de las copas del servicio. Eso podría recomponer sus ánimos.

- Existen dos brujas. Aunque solo una nos intentará matar. - dijo sin dar más explicaciones. No tenían por que saber como había conseguido la información.

Cuando aparecieron las tres figuras, Víctor, sobresaltado, se puso detrás del señor Cone, asomándose por un lado.

¿Serán ellos o serán las brujas disfrazadas?

Cuando el brujo les ofreció licor, pensó que probablemente estaría envenenado y afectaría a la bruja que había que matar. Y los observó esperando que cayera redonoda. Mientras buscaba en la estancia algo contundente, esperando instrucciones, por si hubiera que rematarlar a la que dijera el señor Cone.

El viaje de regreso fue mil veces peor que el de ida. Aquel dolor interminable, por un instante creí que sería mi fin, nuestro fin. Pero el acto de bondad por parte de aquella mujer... Cerré los ojos, agradecido, mientras sentía como aquel líquido caliente iba saliendo de mi cuerpo lentamente. De pronto todo se detuvo. Mi cuerpo estaba fatigado y dolorido. Caminé como pude hacia atrás, ayudado por mi bastón, en busca de una pared a la cual apoyarme.

Deslicé mi mano por mi cara y oidos, para luego contemplar la sangre sobre ella. Mis compañeros de viaje no parecían estar mejor que yo. Sobre todo Edward. Dudaba que saliese de esta. Alcé la vista y vi al hombre negro junto al mocoso llorón. Necesitaba un poco de tiempo para recuperarme, aunque eso no nos sobraba. Pasé mi mano sobre mi cabello... mi bombín... se quedó en aquel lugar...

Rechacé la copa que me ofrecía el hombre. No gracias. No bebo estando de servicio.

Luego su voz quebró el silencio de la habitación. Lo sabemos, la vimos... o las vimos.. Aún estaba aturdido por el viaje y completamente perdido. No sabía si habían llegado pronto, tarde o demasiado tarde. Es a Alice a quien debemos temer. Detener a Agnes antes de que se sacrifique para salvarnos y Annis... es sólo otro peón de Alice.
¿Dónde está Poe? ¿Y Agnes? Ellos son las claves para solucionar todo esto...

La realidad embistió al Mordred delirante como una ventisca. Pestañeó atontado y patético por unos segundos, hasta que el Mordred serio volvió a coronarse dueño del cuerpo. La mirada se templó y sus manos dejaron de temblar. Su voz se relajó y volvió a sus notas graves y de susurro.
Habían recibido una misión. Para bien o para mal, tenían que aventurarse fuera de su hogar y lejos de los demás. Aquello no era de su agrado, pero si era un risco que debía tomarse para hacer lo justo y limpiar aquella impureza, se podía tomar infinitos más.

Miró a Cushing. Ya no estaba manchada de aquella suciedad. Estaba limpia y libre...
-Alza tu vista y no solloces ni sufras. Has tenido la fortuna de despojarte de esta carga infernal.- tomó a la derrumbada Edith de la mano y la alzó, con firmeza pero tratando de no herirla.
Se giró entonces al ver a Agnes moverse, y su vista cayó en su crucifijo. Se desprendió de Cushing y voló hacia ella, y rodeó su mano con la suya, apretando el puño de Agnes en torno a su cruz.
-Tenlo cerca. No te desprendas de Él y tenlo en mente siempre. Indiferentemente de cuán negra sea la noche y cuánto te tiente el diablo. Porque Él, que está en el Cielo, y que se murió en esa cruz... Él te llevará a través del Infierno, más que yo, más que el libro quemado, más que Virgilio de Dante y mucho más que cualquier trato con quienes estén manchados...

Se quedó mirándola a los ojos, como si nada hubiera pasado...
Pasado era lo que no quería que vieran, pero al final... Al final no supieron lo más importante. Su secreto aún estaba a salvo. Tan sólo sabían que ellos habían perseguido a unas mujeres malas para dar con una a la que las damas creían ser buena... No sabían lo demás, no sabían quiénes habían sido, ni dónde, ni cómo...
Ni qué instinto a la vez bestial, celeste y humano se apoderó de los dos hombres...

Se alejó y tomó las armas. Era hora de ponerse en marcha.
-Vamos. Tenemos que hallar el corazón de las tinieblas.

Estaba aturdido, cansado, su nariz sangraba. Dónde estoy? el profundo dolor que sentía en el cuerpo le recordó que estaba vivo, y no estaba seguro de que eso fuera algo bueno, temía por las secuelas que dejaría en su vida la osadía que había cometido. El recuerdo de Edith salvándolos de aquél torbellino de destrucción en el que habían entrado al presionar la perilla de su reloj lo hizo sentir agradecido, él se había acercado a Alice y a los demás para salvarle la vida a Edith y finalmente fue ella quien le había salvado la vida a él y probablemente a todos los demás.

La mano tibia de Will sobre la suya aún seguía firme, y él no la soltó. Era su vínculo con la vida, y se aferró a ella. Escuchó como el inspector tomaba la iniciativa, apenas podía comprender las palabras que éste decía pero le parecieron acertadas. Permaneció en silencio, no tenía fuerzas para hablar, pero volteó su cabeza para ver a quienes se dirigía Roy. Vio al brujo que batalló con Annis cuando estaba en el cuerpo de la Tabernera, vio a Poe... Poe! se sobresaltó al verlo, intento en vano expresarse, hasta que se resigno y continuó observando. Puso su mirada en la tercer persona. Sonrió al verlo... Chiquillo, estas bien... apenas pudo mover la mano que tenía libre haciéndole señas a Victor para que se acercara. En ese estado distaba mucho de ser el hombre que alguna vez admiró el chico, y sin embargo Will y él eran lo mas cercano a una familia que tenía en ese momento y quería tenerlos cerca. 

Black se pone el sombrero sonriendo,o lo que parece ser para vosotros sonreir, pues es difícil saber lo tras ese rostro viperino es sonreir.

Gira el pomo de la puerta y sale  agachándose bajo el dindel de la puerta. Acto seguido os espera para que le sigáis y con un gesto de su garra acompaña su mirada.

-Si, señorita Genevieve. Un hechizo facil, me temo. Algo de confusión y desplazamiento temporal. No soy un experto. Lo que si es cierto que que Annis quiso que Alice lo creyera así. Alice creó un sueño colectivo al resto para pedir ayuda. Creo que en ella Alice uso a su propia hermana como cebo para que ustedes sintieran la obligación de ayudarla.- Black en ese momento se vuelve hacia vosotros y se para frente al callejón mas oscuro de la calle.

- No duden ni por un momento que confío en Alice. Ella es la ayudande de Annis. Lo fue, por lo menos. Vista una bruja, vistas todas- Se da la vuelta y se introduce en el callejon mientras los ojos amarillos de Black os miran esperandoos que lo sigáis.

-Odio a las brujas.- Continua hablando cuando siente que le seguís. Vuestros ojos sorprendentemente estan adaptados a la oscuridad. La sangre de Genevieve os proporciona esta pequeña habilidad.

-Existe un mundo tras este, mis señores. UN mundo lleno de criaturas de la noche, y usted , señorita Shawn, es solo un ejemplo de una de ellas. Vampiros, hombres lobo, magos y... Brujas. Bah!- Se vuelve hacia vosotros y se pone tan cerca que por un momento os sentís amenazados frente a esos colmillos y dientes afilados.- ¿Que son comparados con el poder de la ciencia!? Mirenme! Son un monstruo porque elegí serlo!!!- Se vuelve repentinamente para seguir el camino y continuar hablando.- Este mundo necesita reglas, normas para que todo funcione correctamente y para ello se creo El Crisol. Una sociedad en la que existe unos lideres que regulan todo. Y su padre, Genevieve, es uno de tales lideres. Sin embargo a mi se me negó entrar por no ser hijo de la naturaleza. YO!! único en mi raza.  Padre de la próxima generación de la perfección de la ciencia. La mezcla de razas... Bah!(*) - Levanta el indice de su garra para recalcar su actuación- Annis me prometió que si la ayudaba en todo me haría un hueco allí. Pero mintió. Como todas las brujas solo actúan para su propio beneficio.

Se para un momento para olisquear el aire y os devuelve la mirada mientras señala una dirección.

- A dos calles está la casa de la señorita Alice. Sus amigos les estarán esperando. Mi consejo es que busquen a Holmes. El sabe dónde y cómo abrir la puerta al reino de la locura. Díganles que White les envía. Yo pronto estaré con ustedes cuando me necesiten. Esa bruja ya se ha burlado de mi tanto tiempo. ¿Una ultima pregunta?

Como estaba conjurando para poder encontrar a aquel hombre, sujetando su cruz, no pudo evitar que Mordred la tocara, por eso al volver, escuchó parte de lo que le decía, pero lo primero que hizo fue retirar sus manos como si su tacto le hubiera dolido, y sus ojos brillantes mostraron miedo al verlo, tragó saliva, había pensado que había intentado atacarla, había hecho ese pacto y él parecía odiar a todas las brujas,  bruja como ella.

- yo.. eh...- no le respondió nada y se apartó rápidamente de él, casi corriendo hacia la salida, quería estar lejos de aquel hombre que ahora le producía tanto miedo, además debía encontrar a aquella persona, a Holmes, que Robín había dicho que encontrara. 

Will, sin mayor remedio que el de morir allí, sostenía la cabeza de Edward contra su pecho y apoyaba su barbilla sobre la cabeza del hombre. El joven no sabía exactamente lo que vio y lo que no. Tampoco si entendía todo lo que estaba pasando, pues su única realidad se encontraba allí, entre sus manos. Apretó fuertemente la mano que se entrelazaba con la de Edward y, aún tomando consciencia del espacio al que habían vuelto, reaccionó ante la ofrenda del hombre negro, que recordaba de antes de marchar. Con la mano libre tomó el licor y lo bebió de un trago, como si fuera a notar algo al beberlo. 

Se mantuvo junto a Wesley, haciéndole de soporte. Una sonrisa se le dibujó en la cara cuando pudo, por fin, tomar consciencia completamente de donde se encontraban. Habían llegado vivos, eso le corroboró el señor Clarence al mover los labios. -Te lo dije, lo has logrado...- le dijo en voz baja al dueño del reloj, mientras adoptaba una mejor posición. Levantó la mirada hacia aquel niño justo un segundo más tarde que Wesley. -Se alegra de verte, chico.- le comentó, al ver que el chico también les devolvía la mirada.

Observó la reacción de Agnes con tranquilidad. No se esperaba esa reacción, pero contuvo la suya propia y no se mostró molesto. Se giró hacia su hermano.

-Tú lleva a las señoritas de vuelta con los demás. Coge las armas. Os alcanzaremos en el camino...

Se despidió y salió detrás de Agnes, como había hecho ya antes. No sabía ya si era una pieza, un utensilio, o si la perseguía porque quería hacerlo, porque quería a esa mujer. Entre el hallazgo de que era bruja, y de que era de Fe, estaba dividido entre dos frentes y no sabía por cuál luchar. Y sólo ella podía aclarar aquellas dudas existenciales, y sólo ella podía ser su propia salvación, y sólo ella podía salvar a los demás también de una suerte cruel.

-¡Agnes! -chilló una vez fuera, mirando alrededor a por ella.