Partida Rol por web

La ciudad de Absalom es, según su propio lema, "el centro del mundo". Es una gigantesca ciudad situada en la Isla de Kortos en el Mar Interior, a tiro de piedra de los continentes de Avistan y Garund, muy cerca también de Casmarón y del Imperio Keleshita, accesible por su satrapía Qadira. 

En el barrio de los extranjeros, dentro de la ciudad, se ubica el cuartel general de la Sociedad Pathfinder: La Gran Logia. Es un gran conjunto de edificios consistente en siete fortalezas rodeadas por un muro de piedra. La más grande de las cuales se hace llamar Skyreach y se alza hacia el cielo, como representante del noble espíritu Pathfinder. 

Vosotros sois pathfinders, miembros de una organización de aventureros eruditos que recorren el mundo en busca de conocimientos para publicarlos y registrarlos. Sus fines no son excesivamente nobles pero tampoco cometen actos de villanía. Esta será vuestra historia. 

Tharas se dirigía a la gran logia pathfinder, recorriendo nuevamente las calles de Absalon. Había sido reclutado una vez más por la sociedad pathfider para realizar una nueva misión. 

No había cambiado mucho el humano desde la última vez que lo reclutaron. El mismo corte de pelo: corto y moreno, con una barba de un par de días, bastante descuidada; con las mismas ropas, pues no se había comprado ningún atuendo nuevo; y con su preciado arco a la espalda.

Como siempre, se iba fijando en todo lo que acontecía a su alrededor, curioso y sonriente. No había nada que le gustara más a Tharas que pasar desapercibido pero percibiéndolo todo.

Hola a todos!!! Algunos personajes ya los conozco otros sois nuevos asi que por favor ponedme a la mayor brevedad la info del post plz.

Kublai Ha'Khan caminaba por las calles de Absalom con determinación. Su figura, alta y musculosa, se movía con la fuerza del que tiene algo por lo que vivir, algo por lo que luchar. Su piel morena contrastaba con sus brillantes ojos azules, que refulgían con un brillo elemental. Miraba de soslayo de un lado a otro, pero parecía tener problemas para ver demasiado lejos. Su pelo, negro como el azabache, le caía sobre los hombros. Engalanado en su reluciente armadura completa se apresuraba hacia la Gran Logia mientras hacía inventario de todas sus armas.

La nodachi, el arco, la cimitarra, el martillo de guerra de hierro frío... parecía que llevaba todo lo que podía necesitar... pero sabía por experiencia, que a veces hacía falta algo más que armas para cumplir los objetivos de la Sociedad Pathfinder.

Kublai andaba con resolución sumido en sus pensamientos. Ya había completado seis encargos para la Sociedad y sin embargo... sin embargo no estaba más cerca de su objetivo que al principio. Había conseguido algo de dinero con el que comprar una gran cantidad de equipo, y tenía la sensación de haber hecho el bien allá por donde había ido. Y sin embargo... su verdadero objetivo aún parecía inalcanzable.

- Con todo, no puedo menospreciar mi labor aquí en la Sociedad -pensó tratando de animarse a sí mismo- Puede que mi familia aún no esté a salvo, pero gracias a lo que estamos haciendo aquí, otras muchas familias pueden vivir en relativa paz y armonía, y eso es algo por lo que vale la pena luchar.

Kublai se paró un instante antes de entrar a la Gran Logia, mirándola con detenimiento. Siempre se había sentido entre dos mundos, ajeno a uno y otro, pero en los últimos tiempos parecía tener un acercamiento hacia su parte humana.

- Sí, sin duda el bienestar de las buenas gentes de Golarion es algo por lo que vale la pena luchar.

De entre las sombras surgió también otro tiefling, éste, hembra. En contraste con Kublai, Annis era menuda y delgada, aunque se movía con un aire felino y ligero, como si caminara casi bailando. Su piel grisácea no la hacía tan llamativa como su otro compañero y, si no fuera por los enormes cuernos que surgían de su frente, hubiera pasado por una humana cualquiera, más vulgar que atractiva. El cuerpo era otra cosa y se notaba formado, definido y siempre en tensión. En sus ojos brillaba una afilada ineligencia.

La tiefling parecía hablar con alguien invisible justo antes de envainar una extraña cimitarra de color negro de hierro frío. A la espalda llevaba un arco corto y un camisote de mallas con motivos de siluetas femeninas danzantes.

Su voz era como ella, enjuta y directa.

-Hola. Soy Annis -dijo con aquella falta de empatía tan suya. 

Nameless volvió a Absalom tras su último periplo. El enano no estaba a gusto entre tanto bullicio ya que su medio natural era bajo tierra.  E incluso la luz del sol le molestaba, caminando siempre por la sombra.

Aunque fuera natural de Absalom, este se había criado de forma salvaje en el subsuelo de la capital y ardía en deseos de abandonar las calles abarrotadas de gente.

Nameless se había ganado a pulso el sobrenombre de "El Perdido" ya que fue hallado viviendo en las cloacas bajo la sede del Archivo Oscuro. Sumido en una vida solitaria, casi sin saber hablar y con la única ambición de mantener a raya las alimañas en su hogar.

El motivo del hallazgo de este recluta fue  de lo más curioso. Bien era sabido que en el barrio de la Sede Pathfinder había una gran problemática con los desagües y las canalizaciones del alcantarillado, pero curiosamente en la sede no sufrían la problemática vecinal. Indagaron por curiosidad y encontraron un afanado "limpiador de alcantarillas" sin estar en nómina. Obviamente fue reclutado ya que parecía ser un prometedor pathfinder, sobretodo bajosuelo.

Siempre malhumorado y muy poco hablador, el pathfinder se dirigió a la sede de la Sociedad. En realidad Nameles nunca ha sabido que es el cariño de un hogar, y en el fondo de su alma quiere participar en la sociedad sobretodo por la camaradería y hacer amigos. Aunque mucho se empeñe en no demostrarlo.

En voz baja y cohibido se presentó.

Mi nombre es Nameless.

-Muy bien, compañeros. Encantado de conoceros -dijo sonriente Tharas a los allí congregados-. Mi nombre es Tharas y...y estas presentaciones estarían mucho mejor si estuvieran acompañadas de unas buenas jarras de cerveza.

La vista del humano recorrió el grupo y levantó una veja divertido. Por lo visto era el único humano entre los allí congregados. No era algo que le importara, si no que le parecía curioso. Al ver que había dos tieflings, les pregunrtó sin reprimirse nada:- Vosotros, ¿sois hermanos? ¿familia? ¿amigos? ¿pareja? -terminó guiñando el ojo al varón.

Annis, tensa ante la pregunta, contestó, como siempre un poco a la defensiva.

-No, que yo sepa, aunque no me extrañaría que mi padre hubiera estado por ahí preñando a más humanas, el hijodeputa. De todas maneras, aunque no comunes, somos muchos tiefling en la sociedad. No es necesario ningún parentesco. Y, no, de pareja, nada.

Kublai miró a sus compañeros divertido.

- Vaya, me han confundido con un tiefling, es la primera vez que me pasa.

- No somos hermanos, ni pareja, ni siquiera de la misma raza -sus ojos refulgían con un brillo elemental, y su sonrisa era amable y sincera- No me extraña, no somos muchos, y la mayoría intentamos pasar desapercibidos pues una vez se descubre nuestro linaje somos repudiados, mucha gente nos teme, sin saber, que en realidad no somos tan distintos de los humanos a los que nos parecemos.

No, no soy tiefling -continuó hablando divertido- sino un suli. Por mis venas corre sangre de janni, no de demonio. Sin embargo, he sufrido los suficientes prejuicios para saber que no son más que un obstáculo. No importa que sangre corrra por tus venas, janni o demonio, mientras tu corazón sea puro y desees hacer el bien.

Al ver los ojos como refulgían, Tharas se quedó atónito y emocionado.

-¡¡Uau!!, mira que no me quejo de mis ojos, si no todo lo contrario, pero los tuyos son...increibles -dice sonriente el ranger mientras lo observa.

-Mil perdones, creí que erais de la misma raza...

Algo le vino a la mente del humano que se quedó con el ceño fruncido mientras les observaba.

-Y ¿podríais tener hijos?...vamos que si vuestras razas se cruzaran....vamos emparejasen, ¿seríais fertiles una raza con la otra? -preguntó Tharas entusiasmado con la conversación.

Kublai se quedó patidifuso y ojiplático ante la pregunta de Tharas. Era evidente que estaba algo avergonzado, pues al contestar miraba hacia el cielo en vez de a sus interlocutores.

- Ehhh... esto... no veo motivos para que no pudiesemos tener hijos entre nosotros -dijo con voz entrecortada- aunque la verdad es que no lo sé con certeza. Nunca... nunca he... nunca he estado con una tiefling -concluyó con dificultad.

La Ciudad de Absalón es un hervidero de emoción. Las calles están llenos de juerguistas y banquetes, ya que los residentes celebran la independencia de la ciudad de la tiranía. Todos parecen ansiosos de presenciar el mayor evento de la noche, la Pasión anual del  asedio de Absalón, donde cientos se visten con elaborados trajes, armaduras y armas falsas, y la multitud inunda el Irorium (estadio) para participar en un combate simulado, recreando el primer sitio de Absalón.

En la sociedad Pathfinder os proporcionan entradas para la celebración y os sugieren que hagais lo que sea necesario para prepararos y luego llegar a la Irorium encontrar algunos asientos. 

Allí coincidís Pathfinders que vais a estar sentados juntos en la misma zona ... y por coincidencias de la vida, son colegas con los estabais entablando conversación ... muy animada.

Mientras caminais a través de las calles, un hombre delgado de rostro escondido detrás de una capucha  se desliza al lado. "Un momento de vuestro tiempo ", dice y se retira a un lado, en las sombras de una cercana callejón.

"Parece que tenemos dos cosas en común, una avidez para participar en buena celebración, y esto ... "muestra un orientador elaboradamente tallado, del tipo que sólo se concede a los Pathfinders de gran importancia.

"Os aseguro que es mio ", añade rápidamente, cerrando el dispositivo y metiéndolo de nuevo en los pliegues de su capa con un rápido y fácil movimiento.

Luego continúa: "He seguido las andanzas de un buen número de vosotros y se que vais a asistir a las festividades de esta noche.Necesito un pequeño favor.Un antiguo socio mío, Charvion Comehuesos va a hacer una exhibición un artefacto que afirma haber recuperado. No he tenido contacto con él en un año o así, pero tengo un extraño presentimiento sobre el evento. Más no puedo decir; sin embargo, agradecería que tuvieseis los ojos abiertos ante cualquier truco que este preparando.Es un charlatán nato.Sólo se trata de que estéis atentos, nada serio.  No le hagáis notar que estáis vigilando y no os aproximéis al artefacto durante la exhibición.

Y lo más importante, no le digáis a nadie nada de esta conversación."

Kublai miró al encapuchado entre sorprendido y desconfiado. Sin embargo, al ver el orientador, se relajó inmediatamente.

- Si es un Pathfinder será mejor que le escuche atentamente.

Cuando el extraño encapuchado formalizó su petición, Kublai respondió con tristeza.

- Haré lo que esté en mi mano -le dijo- pero no soy la persona más adecuada para esta tarea. Mis ojos... mis ojos sufren una extraña maldición y no soy capaz de ver demasiado lejos. Sin embargo, te prometo que estaré todo lo atento que pueda.

Annis entrecerró los ojos al encontrarse con aquel extraño humano. Ya había sufrido los engaños y las mentiras de los desconocidos en más ocasiones y le costaba confiar en la gente. Sin embargo, al ver la pathfinder, la tiefling cambió de actitud por la devoción que sentía hacia la sociedad, que la rescató de su vida anterior y le dió un propósito en la vida.

-¿Debemos detener a Charvion?

Nameless no estaba en su salsa. La Ciudad estaba de celebraciones y había demasiada gente para su gusto. Pero el enano accedió a regañadientes acompañar a sus nuevos compañeros al Iorum.

Tras la aparición del encapuchado, el sombrío enano se quedó pensativo. Siempre malpensado preguntó

Veo que eres un pathfinder, tu bonito orientador lo demuestra... pero no te has presentado. Quién eres? Y porqué tanto secretismo, entiendo que la Sociedad no debe ser identificada en tu encargo con el tal "Charvion"?

Estaban charlando amistosamente, cuando un tipo les asaltó y les enseño un orientador que solo usan los pathfinders. Tharas se queda perplejo y escucha al hombre.

Luego mira a sus compañeros que también intervienen, hasta que llega su turno.

-No es que no me fie, pero ¿como sabemos que eres un pathfiner? y siéndolo ¿por qué nos has seguido? y si sabes que vamos a las festividades ¿por qué no recurres a los guardias de la festividad?...de todas formas, si es solo tener los ojos abiertos, por míno hay problema -cocluyó sonriente a su colega.

—No estoy seguro, y por eso os pido que estéis atentos —respondió el encapuchado a vuestras palabras mi nombre es Osprey.

Osprey era uno de los Capitanes de Expedición itinerantes con más fama, además se decía que tenía influencia en el Decemvirato. El rostro que recordabais no se parecía en nada al que había tras la capucha, pero era bien sabido que Osprey tenía mil formas y disfraces mágicos a su disposición. 

Instantes después, se perdió entre las sombras del callejón.

Extrañados todavía por el encuentro, os aproximais al Irodium (el estadio). 

De camino veis numerosas tiendas y vendedores callejeros que aprovechan para ofertar los más variados productos. 

Ya en el estadio os asombra el espectacular edificio.

Buscais los asientos asignados, reservados por la sociedad para sus agentes. No estais en mal lugar, pero los mejores sitios se dedican a los agentes de alto rango.